Matthew vs Alyssa

[Alyssa Black Triviani]

Puntos de Vida: 100.
Puntos de Poder: 5 + 1 por cada 10 Niveles = 6

 

Castillo Triviani - Jardines detrás del castillo, junto al invernadero.

 

Alyssa se encontraba oculta entre las sombras observando a su oponente sin que éste se percatara de su presencia, de este modo su sobrino no podría saber dónde se encontraba la Black o qué llevaba puesto. Matthew se encontraba a unos 8 metros de distancia, olisqueando las flores que crecían en un cantero junto al invernadero que tenían en los jardines detrás del castillo Triviani. La mortifaga podía verlo claramente desde su escondite, entre los manzanos y naranjos que Candela había plantado junto al invernadero y que proyectaban sus sombras sobre la matriarca manteniéndola oculta ante su oponente.

- Arena de Hechicero – pensó la Black mientras que lanzaba el polvo al aire. El efecto fue instantáneo, cegando al mortífago que comenzó a trastabillar de la sorpresa. – Te dije que pagarías por tratar de matarme aquel día en el granero – siseó Alyssa saliendo de su escondite, a sabiendas de que su sobrino no podría verla.

Manteniéndose en silencio y con sumo sigilo se movió hacia la derecha con la varita en alto, tenía la mirada fija en Matthew quien se había detenido en seco al escuchar su voz. Ahora se encontraban a 7 metros de distancia, aunque el mortifago no lo sabía.

 

@ Matthew Black Triviani

[Matthew Black Triviani]

Una mañana favorable para la vegetación del jardín, pese a su evidente descuido, Black hacia todo lo posible para que nuevamente crecieran, pero a veces consideraba que la magia no era suficiente, si no que el amor también era un factor importante en su crecimiento, y lamentablemente era algo de lo que él carecía. No hacia mucho tiempo que se había levantado de sus aposentos, luego de aquella ruidosa gala de beneficencia, la cual esperaba que los fondos recaudados hayan ido a parar directamente a la bóveda familiar, estaba vestido con una bata de color negra, haciendo relucir su nívea piel repleta de tatuajes, sus pectorales marcados y su abdomen perfectamente tallado se encontraban a disposición de las brisas matutinas, estaba oliendo calas y jazmines, dos flores totalmente diferentes y con aromas peculiares, eran sus favoritas.

De pronto, un aroma diferente había invadido sus fosas nasales, alguien estaba escondido espiándolo, por lo que rápidamente materializó su varita en la diestra y se alertó. Una extraña Arena había surgido de la nada, envolviéndolo rápidamente, haciendo que sus ojos se enceguecieran, blasfemo en voz alta, sin importar nada, hasta que oyó la voz de su tía, quien creía muerta. 

—¿Haz vuelto de la muerte solo para vengarte? ¡desgraciada!—gruñó.

Respiró profundo y recito, Cantar de Eleboro, abriendo suavemente los ojos negros con la muerte reflejada en ellos, mirándola fijamente, ahora se encontraba inmunizado a cualquier ataque hacia sus sentidos y claramente, haría que Alyssa pagase su imprudencia. 

[Alyssa Black Triviani]

- Al cabo que ni quería dejarte ciego – replicó la Black sarcásticamente haciendo una vocecita como burlándose de su sobrino.

La matriarca Triviani se paseaba perezosamente alrededor de su presa, siempre manteniendo la misma distancia. No llevaba absolutamente nada puesto, una vieja costumbre de la mortífaga, su caminata nudista matutina; para absorber el sol y la naturaleza claro. De hecho lo único que poseía era su varita, que descansaba lista y dispuesta en su mano derecha.

- Linda bata – ronroneó la mortifaga al tiempo en que pensaba en un zancadilla.

Una risotada escapó de la Black al ver como Matthew caía de bruces al suelo, con un lazo invisible apresando sus tobillos. La diminuta bata negra se le había subido, ahora podía ver con toda claridad sus pálidas nalgas brillando bajo el sol. Aun riéndose con ganas pensó en una maldición que haría que el siguiente hechizo de su oponente no funcionara, sino que una versión ridícula del mismo saldría en su lugar.

- Lindas nachas también – agregó entre risas.

 

@ Matthew Black Triviani

[Matthew Black Triviani]

Black había caído de cara al suelo, entre medio de las macetas, dejando un pequeño hueco perfecto donde podía observar a su tía reírse de lo sucedido, pero no sabia si ella también podía aprovechar eso, ya que las plantas obstruían el campo de visión de la Mortifaga, lo único que podía ver era aquello que su bata le dejó tras su ataque. Por más extraño que pareciera, Matthew forjo una sonrisa en sus finos labios carmín, intento pronunciar el conjuro para hacerla flotar, pero de ello solo salió una versión ridícula, —Winguardium Leviosá.

Se rio por lo bajo, la desgraciada había utilizado el conocimiento del Libro de la Sangre para jugarle una mala pasada, pero ella no contaba con que Matthew tenía otros planes y solo murmuro Vara de Cristal, de forma casi inaudible para los demás. Su artefacto mágico creció considerablemente adaptando la forma de un cristal violáceo, otorgándole la capacidad de convertir rayos en efectos automáticamente. —Sectusempra—balbució, impregnando el pecho de Alyssa de cortadas por aquel maleficio argentado. Esperaba que se ahogara con su sangre por unos segundos, para que pensara la próxima vez que tomase el coraje de intentar humillarlo. 

A lo lejos, por la ventana de la cocina, los Chucks se encontraban observando el show. Devolvió la vista a ella -Alyssa-. 

Acomodo la parte posterior de su bata, para que su trasero no quedase al viento, la verdad era que disfrutaba que se ventilase, y estaba demasiado cómodo allí en el suelo, por lo que prefirió acomodarse y simplemente disfrutar desde aquella perspectiva la curvilínea figura de su tía abuela.