Afortunadamente, el elfo en seguida me hizo pasar a un salón. Allí pude observar a Hades que parecía abstraído frente a una chimenea. Se veía bastante meditativo, y me encontré preguntandome qué estaría pensando. La criatura me presentó ante su amo, por lo que le sonreí al chico cuando se dio la vuelta. Me había sorprendido la eficiencia del elfo, pero eso seguro se debía a mi amigo.
Avancé un par de pasos para saludarlo correctamente, pero Hades se me adelantó ayudandome a sentarme. Si hubera sido cualquier otra persona que lo hiciera, seguramente me habría molestado sobremanera. Pero se trataba de la persona que me había rescatado de un ataque, por lo que no había problema. No pude evitar lanzar una risa corta ante su comentario, pues era bastante rápido deduciendo.
- Ya era hora de conocer tu mansión, Hades. - comenté. - Bueno, de acuerdo, salí un poco antes de lo previsto de San Mungo, me recupero rápido. - añadí mientiendole descaradamente, mientras alzaba una ceja divertida. Sabía que él no se tragaría aquel cuento, pero era gracioso ver su cara de desconcierto - Una cerveza de mantequilla estaría bien. ¿Tú cómo has estado?