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Helene Eloise Bellerose

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Mensajes publicados por Helene Eloise Bellerose

  1. El sonido agudo del grito de un elfo cortó la tranquilidad que se vivía en el refugio. Era temporada alta, lo que significaba que estaban a rebosar con huéspedes que se movían por el lugar con libertad, disfrutando de todos los rincones y las actividades que el lugar tenía para ofrecer. Kassandra se encontraba en su despacho, haciendo algunas cuentas para tener los balances actualizados, cuando Xenix ingresó atropelladamente a la oficina. Su cara era de total espanto.

     

    Se... se...señora. —-Parecía que estaba haciendo un esfuerzo enorme por contener las lágrimas. Seraphine le miró desconcertada, ese rostro solamente podría augurar tragedia. —¿Qué sucede? —Apartó un poco los papeles, para hacer lugar a la nueva situación, empezando a impacientarse por que el elfo parecía incapaz de articular palabra.

     

    —Señora... señora esto es un desastre.

     

    ¿Pero qué está pasando, Xenix? —Weasley se levantó con la intención de acercarse al elfo doméstico, quien parecía al borde de un ataque de nervios. Él la miró con los ojos desorbitados.

     

    —El señor de la habitación 13A está muerto.

     

    La castaña se pasmó, atónita. Hizo memoria, intentando recordar al huésped en mención, no sin algo de dificultad. Luego lo recordó, era joven, parecía un buen muchacho. Se había quedado con ellos por al menos una semana, aunque no le habían visto mucho pues había pasado encerrado en su cabaña.

     

    —¿Quien más sabe de esto? —Inquirió esta, presa de un naciente nerviosismo.

     

    —Sólo usted y Xenix, señora.

     

    Seraphine suspiró, repasando las opciones que tenía en la cabeza. Lo sensato sería llevar esto de la forma más discreta, pero no podían dejar de lado el hecho de que un muerto tenía que ser reportado a la entidad competente. La licántropa tomó asiento de forma apresurada, y redactó una nota dirigida a JunnyCo, la única en quien confiaba para que se hiciera cargo del caso, sin que perjudicara a la reputación del negocio. En esta nota, Kassandra le pedía que viniese tan rápido como le fuese posible, sin realmente exponerle el problema. Ya tendría tiempo de sobra para explicarle.

     

    @JunnyCo

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  2. Kassandra arribó al negocio con la preocupación reflejada en el rostro. Había recibido un mensaje de su elfina indicándole que el negocio estaba en problemas, pero no supo especificarle problemas de qué tipo. Si es que había tenido que avisar, significaba que el asunto no estaba solucionado y que estaba más allá del control de la criatura, eso era lo que le preocupaba más.

     

    Envió un mensaje de auxilio tanto a @@Little G. como a @@Hilary J. Gryffindor., pero no esperó una contestación para apresurarse e ir personalmente al local. Por fuera la cosa parecía bastante normal, aunque contrario a lo usual, las puertas estaban cerradas para el público. Weasley rodeó el edificio con rapidez, abriéndose camino a través de la entrada secreta para empleados. Una vez dentro, recibió con horror una primera visión de lo que significaba el "problema". La zona del atelier estaba oscura a pesar de que las lámparas estaban encendidas. Una mezcla extraña de telarañas, ramas y lo que parecían hojas del jardín componían una gruesa estructura que eclipsaba la luz proveniente de las elegantes lámparas colgantes.

     

    —Pero qué demonios... —Kassandra se colocó mejor el bolso en el antebrazo, haciéndose de la varita mágica por si acaso. Windy apareció en el sitio con un crack tan sonoro que causó que las estructuras se agitaran, haciendo que lo que fuese que estaba adentro emitiese un molesto zumbido.

     

    Nidos, mi señora. —Informó la elfina haciendo eco de los pensamientos de la castaña. ¿Cómo había sido posible que hubiesen sido infestados de esa manera?

     

    —¿Qué son? —La pregunta era obvia, aunque deseaba escucharlo decir, por si acaso. —Doxys, señora. Están en todos los rincones del atelier y hemos trabajado para evitar que se escapen a la zona comercial. —La criatura parecía nerviosa, se frotaba las manos con frecuencia como si tuviera un tic.

     

    De acuerdo, esto se nos sale un poco de las manos. —Kassandra admitió que el problema estaba más allá de su control, sabía que lo sensato sería pedir ayuda, o al menos esperar que sus socias llegasen al local y las tres pudieran ponerle cabeza al asunto.

     

    Intenta no hacer movimientos bruscos Windy, no queremos provocar que nos ataquen.

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  3. Hola! vengo a pedir una actualización en mi bóveda por favor.

     

     

    -Nombre de la Bóveda: Bóveda de Kassandra Weasley

    -Trámite a Realizar: (si es añadir o cambiar familias, traer el link a la bóveda y tópic de registro)
    • Cambiar la familia Stark por la Gryffindor
    • Cambiar el título de la bóveda a Bóveda de Kassandra Weasley
    • Cambiar el título del link a la ficha por Ficha de Kassandra Weasley
    Muchas gracias de antemano!

  4. NZWQ5eS.gif



    La brisa corría ligera a través de los árboles del bosque prohibido, creando un murmullo colectivo de hojas y ramitas al ser agitadas. Nadie tenía idea de que en ese preciso momento, cientos de invitaciones estaban siendo repartidas con tanta discreción, que los afortunados elegidos harían cuenta de la existencia de las mismas al llegar a sus habitaciones, cansados luego de un largo día de clases. Éstas estarían delicadamente posadas sobre la almohada de la cama adoselada, reposando enigmáticas en su sobre negro, esperando a ser leídas, inquietando a sus destinatarios para que aceptaran el reto que se proponía entre sus líneas.


    Al día siguiente, el murmullo de estudiantes anunció que ya varios de ellos sabían, que el rumor se había esparcido como la espuma, pero que nadie se animaba a denunciarlo con algún maestro por miedo a las represalias. ¿Quién era el autor? ¿En serio alguien pensaba realizar una fiesta en la mismísima casa de los gritos? ¿Pero acaso eso no quedaba en Hogsmeade? ¿Y qué tan seguro era atravesar un pasadizo secreto?


    Evidentemente, los elegidos habían sido cuidadosamente identificados por varias cualidades, como valentía, sed de adrenalina, imprudencia sin más… el objetivo era claro: reunir a cuantas almas vivas fuese posible y juntarlas a todas en el espacio más embrujado a la redonda, para juntos festejar la unión entre los dos mundos: el terrenal y el espiritual.


    Los días pasaron hasta que finalmente, la noche de brujas llegó. Se sabía ya de por sí que era una tradición que en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se llevara a cabo un soberbio banquete que pocos estudiantes estarían dispuestos a perderse, pero… las expectativas por la fiesta ilegal eran tan altas, que varios estudiantes se escabulleron lo más discretamente posible del gran comedor y se dirigieron hacia los jardines, justo hacia la entrada del peligrosísimo Sauce Boxeador y lo atravesaron uno por uno, no sin antes pasar por algunos sustos.


    Se sabía que el pasadizo era largo y que atravesarlo tomaba varios minutos. Ese día el orificio estaba más espeluznante que de costumbre (para quien usara como usual atravesarlo más de una vez al mes). Estaba oscuro, húmedo y había ecos a lo lejos que alertaban de la presencia de algo, o alguien… En más de una ocasión, espectros de fantasmas atravesaban por el mismo riendo con malignidad y otros solamente esperaban la ocasión de saltar sobre los estudiantes y darles un susto de muerte.


    Con toda esa presión, era entendible que varios se acobardaran y regresaran hacia la comodidad y seguridad del colegio, pero ¿dónde estaba la diversión si se largaban?


    Los pocos que continuaron su camino a pesar de todo, llegaron finalmente a la casa, que estaba en tinieblas. Llena de polvo, con más de una telaraña de tamaño colosal, la casa emanaba una atmósfera lúgubre y mortífera. La poca luz que era visible provenía de una baba color verde fosforescente que estaba ubicada en varios puntos de la casa por donde se mirase: en los alfeizares de las ventanas que habían sido selladas con tablas, los marcos de las puertas, en huellas que tintaban el suelo… y así por toda la casa. Otra cosa que alertaba los sentidos ni bien se entraba: el olor. Olor a comida putrefacta y carne en descomposición, daba a los pobres muchachos una bofetada de disgusto que en muchos casos terminaba con arcadas. Sin embargo el malestar era pasajero, pues luego de unos momentos, el olfato se adormecía y resultaba dificultoso distinguir cualquier olor.


    Por último, la casa entera estaba dominada por un ruido lastimero compuesto por aullidos, arañazos, golpes sordos y sonidos destemplados. Si se indagaba un poco más, se podía llegar al salón, al origen de todo aquel alboroto, donde se podía apreciar un espectáculo que pocos ojos humanos habían tenido ocasión de mirar: una orquesta de música fantasmal, compuesta por un quinteto de fantasmas de mirada triste (aquellos que tenían cabeza) que tocaban los instrumentos con despecho y desgano, como si fuera lo más aburrido que podían hacer.


    En el centro, parejas de fantasmas danzaban al son de la espeluznante melodía, sin ritmo ni compás. Todos ellos estaban literalmente sumidos en la más grande miseria, lo que se podía afirmar por la expresión de sus rostros, compungidos, aburridos, tristes… Sus atuendos correspondían a todo tipo de épocas: señores con traje y sombrero de copa, mujeres con túnicas, vestidos victorianos, monjes, monjas, uniformados como pilotos, mujeres con amplios vestidos y con pantalones. Incluso había una tímida pareja que observaba el cuadro que estaba vestida con jeans, zapatos deportivos, chaquetas con hombreras, denotando que venían ¿de los 80’s? Cada fantasma tenía heridas que evidenciaban las casusas de su muerte: degollamiento, apulañamiento, ahogamiento…


    Y en el centro, con mirada perdida un fantasma en particular llamaba la atención: vestía el uniforme del colegio, aunque la túnica estaba hecha girones y apenas se podía ver el emblema de su casa, que era identificable nada más por los colores, amarillo y negro. Era un fantasma especial, porque era el único que provenía de aquella casa, ya que había muerto ahí una noche como esa hace quince años.


    Cuando vio entrar a los asustados estudiantes, su rostro cambió a una amplia y encantadora sonrisa. La música paró, los danzantes cesaron.


    Amigos, nuestros invitados de honor han llegado. —El fantasma del estudiante habló, señalando a los vivos, presentándolos a los muertos.


    Pasen, pasen por favor. Pónganse cómodos.


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  5. Tan pronto como Weasley llegó a la clase, fue testigo del arribo de uno de sus compañeros a quien no había tenido oportunidad de conocer anteriormente. Esperó otro poco, pero nadie más llegó, lo que el profesor aprovechó para comenzar puntual la clase.

     

    Kassandra se sentía emocionada y ansiosa ante la perspectiva de empezar a utilizar la varita. De todos los campos laborales en los que había incursionado, jamás había tenido ocasión de profundizar su destreza con los hechizos como lo había tenido en pociones o idiomas. Por esa misma razón, la idea se le hacía tan emocionante.

     

    La mención de la piña fue lo que le hizo localizarla con la mirada, ahí a sus pies. Sin embargo antes de hacerla bailar, tenían que contestar una pregunta solicitada por el docente. La castaña meditó unos segundos antes de aventurarse a contestar.

     

    —Un encantamiento es un conjuro que ayuda a transgredir el comportamiento natural de las cosas o la voluntad de las personas.

     

    Simple y conciso, no veía razón para agregar detalles. Aguardó a la intervención de su compañero y a la señal para comenzar a jugar con la varita.

  6. Sophie estaba demasiado inmersa en su propia persona como para notar la angustia en el rostro de la pelirroja, o la molestia del exorcista. Su tío era demasiado indulgente, aunque se había opuesto al principio cuando la muchacha le manifestó sus intereses profesionales, lentamente empezó a ceder ante sus caprichos. La muchacha era la única familia que tenía el anciano, ya que los padres de ésta habían fallecido cuando tan solo era una niña. Aunque no se había hecho manifiesto, para Miguel, Sophie era más como una hija que una sobrina y aunque gracia no le hacía verle involucrada en estas cosas espeluznantes, las cosas sobrenaturales que ella investigaba pronto habían demostrado tener una explicación lógica, para la tranquilidad del anciano que cada vez sentía menos que en aquella profesión la rubia estuviese corriendo peligro.
    ¿Sobrina de Miguel? Tengo nombre, ¿sabes?. Exorcista. —Respondió petulante sin ni siquiera regresar a mirar al hombre que le hablaba. Su ojo derecho se encontraba en la mirilla de la cámara, calibrando que estuviese completamente estable y enfocada. Para ser sinceros, ya le valían las cortesías y las formalidades, menos con un hombre de “Dios” un dios que había demostrado ser inexistente en todas las situaciones críticas de su vida, principalmente en la muerte de sus padres.
    Ya te voy a demostrar yo que aquí no hay nada raro. ¿Te das cuenta cuantos “poseídos” han muerto porque sus familias son lo suficientemente cobardes como para enfrentar que tienen esquizofrenia? —Miró a Bree sin compasión, ignorando por completo la mueca de dolor que cruzó por el rostro de ésta. La mirada de Miguel sin embargo, no le fue indiferente. Éste se esforzó tanto por darle a entender con la mirada que estaba siendo imprudente, que casi se le salieron los ojos de las órbitas.
    Bueno, me voy arriba a colocar los espectrómetros.
    Se marchó haciendo bastante ruido, dando saltitos entre los pasos. Bree estaba devastada.
    —¿Viene con ustedes? —Preguntó en susurros, mientras alcanzaba a los sacerdotes un pedazo de pie de limón. Aunque la respuesta era evidente, le parecía tremendamente inadecuada la insensibilidad de la muchachita ante la situación que estaban viviendo.
    Se llama Daniel. —Graznó. —Tiene cinco años, pero no disfruta como los niños de su edad. No sale de su habitación, ya ni siquiera lo quieren admitir en el colegio por conductas violentas. Empezó a cambiar su actitud hace al menos un año, pero se cerró completamente hace seis meses. —Depositó la taza de té en el platillo de porcelana con un repiqueteo. —La psicóloga del colegio indagó sobre violencia familiar, pero el padre Miguel sabe que en esta familia nunca les hemos puesto un dedo encima a nuestros hijos. Somos buenos católicos, vamos a misa cada domingo, donamos a la iglesia… —Las lágrimas empezaron a arremolinarse en sus ojos, evidenciando el dolor que sentía al tocar el tema.
    No hemos viajado en al menos dos años y tampoco ha sido víctima de estrés desmesurado. Lo normal para niños de su edad, intentamos hacerle virtuoso en un instrumento y en algún deporte. Tiene clases de violín y tenis, aunque hace meses que no interactúa con nadie.
    ¿Flotar en su cama? —Repitió chillando. Las lágrimas corrían en silencio por sus mejillas. —Dios, no. Aunque tiene particularidades… —Miró a ambos hombres con temor de soltar alguna cosa que resultara demasiado inverosímil. —Ventanas que se cierran de golpe, puertas… cristales que estallan, niños que tropiezan en los juegos infantiles y se hacen daño. Todo eso sucedía con Daniel presente en la habitación, pero sin que él estuviese suficientemente cerca como para hacer nada de eso de forma física. Cosas raras pasan a su alrededor… —Fijó su vista en el padre Dylan, Miguel ya conocía esta historia. —El otro día, Daniel tuvo un percance con el gato del vecino de al frente. Intentó acercarse a él, pero el gato se asustó y reaccionó mal. Le hizo una pequeña herida en el brazo con sus garras. Daniel vino conmigo para contarme lo sucedido y en el minuto que me contaba lo que le había pasado, apareció el gato. Él lo miró fijamente, ni siquiera parpadeó y puso una cara que nunca voy a olvidarme… el gato se empezó a secar hasta que se quedó tieso. Y luego la hierba del césped del señor Flaurent, el del frente, se secó también, se hizo amarilla. —Ahora la mujer hipaba un poco mientras relataba la historia.
    Dicho todo eso, guió a los hombres al piso superior, encontrándolo lleno de artefactos y cables. Un trueno cortó el sonido y alteró tanto a la mujer que emitió un gritito y se llevó la mano al pecho de inmediato.
    ¿Desalojar? —Lo miró confundida, pero sabiendo que todo tenía una razón de ser. —Supongo que puedo llevarlos a la casa de mi madre hasta que consideren adecuado que volvamos… —Repitió como dudando, conduciéndoles finalmente hasta el final del pasillo, donde se encontraba la habitación de su hijo menor.
    Él está ahí. ¿Necesitan que me quede con ustedes o que les introduzca? Seguro se asustará si lo ve entrar de sopetón…
    Un pitido alteró a la mujer por segunda vez. De la nada, la rubia bajita apareció corriendo hacia uno de los aparatos, mirándolo emocionada. El padre Dylan se acercó a ella, dándole una clara amenaza que la rubia ignoró por completo.
    Exorcista, tú a lo tuyo y yo a lo mío. —Hubo una pausa incómoda donde los dos sacerdotes y la madre del niño le miraron fijamente, pero no lograron incomodarle lo suficiente. —¿Qué? Todo esto tiene una razón de ser. Si hay “algo” lo vamos a registrar con toda esta tecnología, insisto, sigan como si yo no estuviera aquí. —Los alejó con un gesto de la mano, viéndolos ingresar a la habitación. La madre encabezaba la comitiva.
    La puerta se abrió con un crujido leve, demostrando la inmediata oscuridad de la habitación. Aunque no era noche todavía, las espesas cortinas se encontraban cerradas y bloqueando la luz. Una figura pequeñita se encontraba encogida en un rincón, lo único que se movía era su brazo que sostenía lo que parecía ser un tren de juguete.
    Bree ingresó con algo de temor, lo hacía así desde que había muerto el gato. No quería admitir que tenía miedo de su hijo favorito, pero…
    —Mi cielo… —Llamó suavemente al niño, haciéndose a un lado para que los sacerdotes pudieran ingresar si lo deseaban. —¿Te acuerdas que te conté que hoy íbamos a tener visitas? Tengo dos amigos que te quieren conocer… —El brazo que sostenía el tren se detuvo de repente, enviando una onda de choque a su madre, que intentó con todas sus fuerzas no salir corriendo ante el mínimo movimiento.
    Dani, querido. —Se acercó a él y le tocó el hombro. El niño giró suavemente hacia los intrusos, mirándolos con una mezcla de miedo y timidez.
    No quiero verlos, mami.
    La mirada del niño era brillante, aunque él la ocultaba de los extraños enfocándose en mirar al suelo. De repente el trenecito era demasiado interesante ante sus ojos. Bree insistió, animando a los sacerdotes a que se acercaran más.
    ¿Te acuerdas del padre Miguel? Vino con su amigo Dylan, directamente desde el Vaticano. Y hay una señorita afuera que está colocando un montón de maquinitas para un juego. ¿No te gustan las máquinas mi cielo? A lo mejor puedes hacerles muchas preguntas a ellos…yo debo ir con tus hermanos a visitar a tu abuelita por un par de horas, pero estas interesantes y buenas personas se van a quedar contigo y te van a cuidar.— Dejó una pausa para que ambos se presenten, sabiendo que no había una mejor forma. Si eso no solucionaba sus problemas, no sabía qué podría hacerlo.

    Me agrada mucho ver el enorme progreso que hemos tenido de un rol a otro. Me gusta incluso que le aportas muchos detalles ya que eso hace mucho más fácil todo lo demás *-* bravo!
    Pero sí, todavía hay detallitos por cambiar.
    • Primero, todavía tienes pequeños párrafos donde mudas de tercera persona a primera persona. Releer dos veces antes de postear podrá solucionar ese detalle. Cito:

     

    Hubo un momento de silencio hasta que Miguel regreso la mirada seria con un gesto de afirmación, Dylan se giro nuevamente hacia su lugar notando que ya nos encontrábamos enfrente de la misma, hasta que deteniéndose por completo el sol apenas comenzaba a salir, pero gracias a dios finalmente había acabado ya que más tardo la chica en apagar el carro que el mago en salir del mismo estirando su cuerpo por completo sonando varios huesos de la espalda re acomodarse al igual que su cuello el cual tronaba sin parar, pero no podía perder más tiempo ya que había un trabajo que hacer sobre todo cuando giro hacia el automóvil miro nuevamente a la chica sacar un montón de artilugios bastante extraños mientras solo me limitaba a cargar mi portafolios mágico con el hechizo de expansión in-detectable mirando a Miguel un tanto extrañado y suspirando los dos hicieron un gesto de negación mientras los 3 comenzaron el camino hacia la casa de la señora, la que ya los esperaba debido a que al primer toque del timbre la señora los recibió mostrando un rostro preocupado pero con un gesto de alivio permitiéndo el paso a su humilde morada.

     

    • Como segundo tengo sugerencias. Noto que usas mucho "lo cual" y en algunos casos aplica armoniosamente y en otras no tanto. Yo te sugiero que para evitar la confusión de cuándo sí aplica y cuando no, uses un reemplazo, como haré yo en las oraciones de todos los roles que has escrito hasta ahora:

     

    ...para posteriormente abrazarlo adentrándome en la iglesia, la cual sinceramente no era la gran cosa...

    ... para posteriormente abrazarlo adentrándome en la iglesia, la que sinceramente no era la gran cosa...

    ...debido a que la peor parte del trabajo era mentirle tan descaradamente a la familia, a esa señora principalmente; la cual les dío el acceso a su casa...
    ...debido a que la peor parte del trabajo era mentirle tan descaradamente a la familia, a esa señora principalmente; quien les dio el acceso a su casa...

    ...fueron interrumpidos por la chica la cual había comenzado a realizar pruebas de cámara haciendo bastante ruido.
    ...fueron interrumpidos por la chica, que había comenzado a realizar pruebas de cámara haciendo bastante ruido.

    Decía el mago sin dejar de mirar a la Sobrina de Miguel, la cual a cada momento que pasaba con ella su paciencia mermaba más...
    Decía el mago sin dejar de mirar a la Sobrina de Miguel, la que mermaba su paciencia a cada minuto que pasaban juntos (de esta oración cambié un poco la estructura, ya que la original se me hizo un poco confusa)

    ...fue interrumpido por primera vez gracias a la rubia bajita la cual se había adelantado con todos sus aparatos,
    fue interrumpido por primera vez gracias a la rubia bajita quien se había adelantado con todos sus aparatos,

     

    Mismo caso con "cosa que"

     

     

    ...hasta que sin darse cuenta ya estaba en el portal siendo interrumpido por los incesante pitidos de aquella chica, cosa que permaneciendo serio se subió al vehículo en el asiento del copiloto comenzando así el trayecto hasta la casa de la afectada.
    ...hasta que sin darse cuenta ya estaba en el portal siendo interrumpido por los incesante pitidos de aquella chica, por lo que permaneciendo serio se subió al vehículo en el asiento del copiloto comenzando así el trayecto hasta la casa de la afectada.


    Fue entonces que recordó que no había comida en varias horas debido a que sus tripas comenzaron a gruñir, cosa que comprando unas cuantas de esas pequeñas hamburguesas...
    Fue entonces que recordó que no había comida en varias horas debido a que sus tripas comenzaron a gruñir, razón por la que compró unas cuantas de esas pequeñas hamburguesas...


    se sorprendió debido a su económico precio, cosa que comprando mas, se las comenzó a guardar en todos los bolsillos sonriendo
    se sorprendió debido a su económico precio, lo que le animó a comprar mas, se las comenzó a guardar en todos los bolsillos sonriendo


    sobre todo porque el sacerdote Miguel era una de las personas más fuerte que había conocido... y muy pocas veces pedía ayuda... cosa que se tomó con más seriedad la carta, tanto como para tomar el primer barco hacia este sitio..
    sobre todo porque el sacerdote Miguel era una de las personas más fuerte que había conocido... y muy pocas veces pedía ayuda... lo que hizo que se tomara con más seriedad la carta, tanto como para tomar el primer barco hacia este sitio..


    pero por ahora no podía darle más vueltas al asunto... cosa que recargándose en el sillón sencillamente cerro los ojos dejando que el camión terminara su trabajo.
    pero por ahora no podía darle más vueltas al asunto... se recargó en el sillón sencillamente cerro los ojos dejando que el camión terminara su trabajo.

    Hay muchos más pero ya me explico, creo *-*

     

    • Se te escaparon un par de acentos, tildes y mayúsculas, pero son muchísimas menos que en roles anteriores.
    • Apropósito es separado: A propósito
    • El uso del por qué:
    ¿Por qué? para pregunta
    Porque para respuesta
    • · “Él” llevará tilde cuando se trate de un pronombre personal, es decir, por dar una pauta fácil de aplicar, cuando podamos sustituirlo por un sustantivo:
    “Decidió que era mejor para él” à “Decidió que era mejor para Antonio”
    Cuando se trate de un artítulo determinado, no llevará tilde, precederá a un sustantivo y en muchas ocasiones podrá ser sustituido por “un” sin que la frase pierda sentido, aunque, naturalmente, pueda alterar su significado:

    “Se le olvidó el bolígrafo” a “Se olvidó un bolígrafo”
    • Y por último para describir una acción en los diálogos, es mejor si lo pones así:

     

     

    -- sobrina de Miguel... Puedes por favor guardar silencio?, te recuerdo que estas en casa ajena [suspirando], por favor le pido una disculpa por las molestias, es solo que en su educación él frieron el cerebro y al parecer no tiene ni él más mínimo respeto por la profesión. --


    -- sobrina de Miguel... Puedes por favor guardar silencio?, te recuerdo que estas en casa ajena. —Suspiró. —Por favor le pido una disculpa por las molestias, es solo que en su educación él frieron el cerebro y al parecer no tiene ni él más mínimo respeto por la profesión. --

     

     

    Creo que lo cubrí todo o casi todo, ya sabes siempre que tengas una duda o una pregunta con gusto te contesto.

     

    Nos estamos leyendo! @@Dylan Dogg

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  7. La perspectiva de aprender algo nuevo emocionaba a la mujer, que desde sus días en la academia no había pisado un plantel educativo. De entre todas las opciones que tenía a su disposición, se inclinó por encantamientos ya que era un saber que siempre había estado en su lista de pendientes.

     

    No conocía a la instructora y tampoco tenía noción alguna de quienes serían sus compañeros de clase. Lo que sí sabía era que se esforzaría al máximo para no desperdiciar aquella ocasión, además que le provocaba una gran curiosidad saber en qué consistiría el sílabo.

     

    Siguió las instrucciones para llegar al lugar de encuentro al pie de la letra, sorprendiéndose por las especificaciones consistentes en coordenadas e instrucciones de vuelo. Vislumbró a lo lejos el risco en donde se llevaría a cabo la clase, una peña espeluznantemente alta, que auguraba la muerte para quien cayera de aquella altura. Una simple estructura se alzaba en el centro de la misma, con la palabra "Encantamientos" pintada en toda la superficie, lo que le hacía visible desde las alturas.

     

    Kassandra desmontó con gracia de su escoba, sintiendo el suelo sólido debajo de sus pies. El calor era espantoso, podía decirlo por la humedad pegajosa que había venido sintiendo desde que empezó a acercarse a la zona. Afortunadamente su naturaleza lupina le permitía regular su temperatura corporal, adecuándola a lo más parecido a comodidad.

     

    Weasley atravesó la puerta no sin antes darle un vistazo al entorno, preguntándose si aquello iba a influir en su aprendizaje. Encontró a la maestra en medio del aula de clase. Había sido la primera en llegar.

     

    —Buenos días. —Saludó la castaña con cortesía.—Kassandra Weasley. —Se introdujo con una media sonrisa.

  8. En la iglesia el ambiente era de nerviosismo mientras el padre Miguel esperaba a su joven amigo. Cuando llegó, no pudo evitar demostrarle alegría, aunque la gravedad de la situación hacía que más de uno estuviera pendiente de la situación. Dylan Dogg no había sido el único hombre con el que se había comunicado, de hecho, por la particularidad del asunto, la noticia de un supuesto demonio se había filtrado hasta los oídos de los parasicólogos y aficionados a lo sobrenatural, quienes habían intentado hasta más no poder inmiscuirse en el caso. Sin embargo, Miguel sólo confiaba en una persona ajena a la iglesia para que los acompañase y era a quien había citado esa misma tarde en la iglesia. No tardaría nada en llegar...
    Mientras sus pensamientos se encaminaban por ese rumbo, el sonido de la puerta al abrirse anunció la llegada de Sophie, la muchacha que estaba esperando. No era particularmente bonita, más bien era común en todo sentido. Bajita y regordeta, la rubia se abrió camino entre las numerosas bancas de la iglesia, denotando en el rostro que conocía al padre de hace algún tiempo.
    —¡Tío Miguel! —Exclamó ésta con alegría, dando un abrazo sentido al sacerdote. Luego, dirigió el rostro hacia el joven que le acompañaba, observándole con mirada solemne. —Mi nombre es Sophie Dormel, les acompañaré esta tarde. Tengo todos los equipos en el auto. ¡Andando! —Mandona, esa era la palabra que surgía a quien conocía a la muchacha. La rubia caminó saltando hasta la salida y se subió con harto entusiasmo a una vieja furgoneta Volkswagen azul, ante la mirada confundida del joven sacerdote. Una vez adentro los tres, Sophie encendió el radio en una emisora de música pop y subió el volumen al máximo, sin importarle la incomodidad de los demás.
    —Mi sobrina... —Suspiró el anciano, como justificándose con Dylan. —Estudia parasicología, y ya te imaginarás... supo de este caso y no me ha dejado decirle que no. Está determinada a descubrir qué está pasando con el niño.
    -*-*-*-
    La llamada que Bree tanto estaba esperando sonó a las tres de la tarde de un miércoles, sobresaltando a todos en la casa. Los dos primeros hijos dieron un respingo tan pronunciado que uno de ellos soltó de golpe la pluma con la que escribía su tarea, la que cayó con un golpe seco en la mesa de comedor de roble. Daniel como siempre, estaba encerrado en su habitación, para la comodidad y tranquilidad de los presentes, aunque no quisieran admitirlo.
    La pelirroja contestó con timidez la llamada proveniente del padre Miguel, quien había sido el religioso que había tomado su caso. No creyó que fuera posible que encontrara ayuda tan rápido, pero le agradó saber que lo hizo, y no sólo eso: la ayuda provenía directamente del Vaticano. Agradecida, Bree colgó la llamada bajo la promesa de que el joven exorcista visitaría la casa el día siguiente.
    Esa misma noche al acostar a todos sus pequeños, reservó como siempre a Daniel para el último. Lo arropó como todas las noches, le dio un beso en la frente, y le preguntó si quería que le contase un cuento. El niño tenía la mirada más sombría que jamás hubiera visto y eso era espeluznante sobre todo por la edad que tenía. Hablaba poco, últimamente la comunicación entre ambos se limitaba a movimientos secos de cabeza y miradas de miedo de madre a hijo. Ante la pregunta, Daniel negó con la cabeza y se dio la vuelta, de espaldas a su madre.
    A la mañana siguiente, la mujer despertó antes de lo acostumbrado. Se revolvió en la cama inquieta por algunos minutos, antes de decidir que no podía dormir ni un minuto más. Se levantó, peinó sus cabellos, se vistió apropiadamente y bajó a la cocina, donde limpió cada centímetro de la baldosa hasta que quedó tan reflectante que podía verse a través de ella. Preparó el desayuno, atendió a su esposo, dejó a sus dos hijos en el colegio y regresó a casa, ansiando el momento en el que la ayuda finalmente llegara.
    El timbre sonó a la hora acordada, con una ansiosa Bree parada casi al lado de la puerta. Ésta abrió la misma para recibir al padre Miguel, al desconocido exorcista y a una desconocida muchacha que iba equipada con antenas y cámaras, según supo identificar.
    Padre Miguel, bienvenido. Bienvenidos todos. —La pelirroja se hizo a un lado, para dejarlos pasar a la casa. Su rostro presentaba un ligero atisbo de alivio, pero su corazón estaba más estrujado que nunca.
    Padre… —Hizo una pausa puesto que no sabía el nombre del desconocido, y llamarle exorcista le parecía bastante rudo. —No puedo describirle la tranquilidad que me da su presencia, honestamente ya no sé qué más hacer. Estoy... estoy desesperada.
    Condujo a los invitados a la sala principal, indicándoles que podían tomar asiento en los cómodos y elegantes sofás. Sabía de sobra que aquella no era una visita social que requiriera todas las usanzas típicas a las que ella estaba acostumbrada, pero no podía negarse esas cortesías, menos con dos siervos del señor como los que había recibido.
    ¿Puedo ofrecerles alguna cosa de beber? ¿O de comer? Estimo que debe estar cansado con el viaje, padre. —Sus ojos celestes se dirigieron al joven sacerdote que acompañaba al padre Miguel.

    CORRECCIONES
    Sobre contenido:
    Primero que todo, quería felicitarte por el tremendo tocho que me dejaste arriba. Supiste describir detalles y ponerte en la piel de tu personaje, lo que me gustó muchísimo porque pude entender lo que Dylan veía, pensaba y demás. Me gustaría conocer un poco más de tu pj, por lo que me estaré fijando mucho en tu ficha para los siguientes roles que aparezcan. Recuerda que una ficha siempre es la carta de presentación de cualquier personaje, y las personas acudirán a ella para entender un poco mejor cómo poder rolear contigo, esperando que actúes acorde a eso.
    Sobre estilo:
    Me agrada que colocas tu escritura de un modo armonizado. Si bien el texto es largo, sabes dividir los párrafos de manera que no resulte pesado leer tanta información en pocos de ellos. Como consejo: un rol debe responder algunas simples preguntas para tener mucho más sentido para el lector. Las preguntas son: ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo?
    Estas preguntas son las que el lector va a buscar de forma rápida en tu rol para entender un poco mejor el contexto, recuerda que es siempre muy importante tomar en cuenta los roles anteriores y rolear de acuerdo a ello, considerando simples pero muy importantes detalles como el dónde te encuentras, o quienes están presentes, o qué hora del día es. A veces por apurados no leemos bien y con detalle y obviamos detalles de importancia que luego descalabran el sentido del rol en sí.
    Sobre ortografía:
    Creo que en esta parte es donde tengo más sugerencias, y porque son simplezas pero con un poquito de atención al escribir se resuelven.
    Primero, los inicios de oración son con Mayúsculas. De igual forma en los diálogos, que veo que se te pasaron un par. Cito:

     

    --veamos... El niño se llama Daniel... hum... floto en su cama... mato a un gato con solo mirarlo?... valla nunca había sabido de un demonio que hiciera eso.--

     

    Segundo, las tildes. Los verbos en pasado son con tilde. Verbos como: Flotó, mató, cerró. Son simplezas que a veces word no reconoce, pero si nos detenemos a darle una segunda lectura a los roles, podemos lograr.
    Nombres propios con mayúsculas: Nueva York, Vaticano, Miguel.
    El uso de pausas: comas y puntos. La coma refleja una pausa corta, y el punto una pausa más larga. A veces por facilidad y sin darnos cuenta soltamos todo un párrafo de siete líneas con comas y sin puntos, haciendo que para el lector sea un poquito cansado seguirnos el ritmo.
    Te cito un ejemplo:

     

    Escribiste:

     

    Fue entonces que recordó que no había comida en varias horas debido a que sus tripas comenzaron a gruñir, cosa que comprando unas cuantas de esas pequeñas hamburguesas se sorprendió debido a su económico precio, cosa que comprando mas, se las comenzó a guardar en todos los bolsillos sonriendo, hasta que desenvolviendo la última hamburguesa se dispuso a comerla aprovechando también para pedir información acerca de la central de autobuses, sonriendo aún más en el momento que escuchaba que la central se encontraba a unas cuantas calles ahí y agradeciendo amablemente saque un fajo de billetes que le quedaba patrocinado por el vaticano dejándolo en el mostrador y me dispuse a caminar.

     

    Quedaría mejor:

     

     

    Recordó que no había comido en varias horas debido a que sus tripas comenzaron a gruñir, por lo que compró unas cuantas de esas pequeñas hamburguesas, sorprendiéndose debido a su económico precio, lo que lo animó a comprar más. Se las guardó en todos los bolsillos, sonriendo. Las comió una por una hasta que llegó a la última hamburguesa, que se dispuso a comer aprovechando también para pedir información acerca de la central de autobuses. Sonrió aún más en el momento que escuchó que la central se encontraba a unas cuantas calles de ahí y agradeciendo amablemente sacó un fajo de billetes que le quedaba patrocinado por el Vaticano. Dejándolo en el mostrador, se dispuso a caminar.

     

    El uso de gerundios: Noto que usas un montón montón gerundios en una sola oración, y eso realmente puede confundir un poco al lector. gramaticalmente está incorrecto el uso del gerundio de posterioridad, que explico en el siguiente link: y en este de acá.

     

    Cito:

     

     

     

    Decía un poco en voz alta mientras tragaba hamburguesas caminando por las calles de nueva york hasta después de varios minutos, dio con la central y sonriendo fácilmente tomo el autobús que daba a Harrisburg-Pennsylvania dirección que venía en el sobre y tomando asiento, saco otra hamburguesa de su bolsa interior notando también el sobre que su amigo le había hecho llegar solicitando su ayuda acerca de ese caso... normalmente rechazaría una misión así, pero al tratarse exclusivamente de él, sencillamente no podía negarse, no podía decirle no, ya que, sin él, el no estaría ahí.

     

     

    Quedaría mejor:

     

     

     

    Decía un poco en voz alta al comer hamburguesas mientras caminaba por las calles de Nueva York. Hasta después de varios minutos, dio con la central y sonriendo tomó el autobús que daba a Harrisburg-Pennsylvania, la dirección que venía en el sobre. Tomó asiento y sacó otra hamburguesa de su bolsa interior, notando también el sobre que su amigo le había hecho llegar, en el que solicitaba su ayuda acerca de ese caso... normalmente rechazaría una misión así, pero al tratarse exclusivamente de él, sencillamente no podía negarse, no podía decirle no, ya que, sin él, el no estaría ahí.

     

     

    Otra cosa súper importante es, los tiempos en los que escribes. Empiezas escribiendo en tercera persona, pero terminas escribiendo en primera persona. Esto debe ser súper importante que definas, porque así carece de armonía. Está bien probar hasta encontrar el estilo propio, pero pon atención en la escritura para que no se te escape el uno mientras tratas de hacer el otro xD

     

     

    Finalmente:

     

    La palabra mas solo se escribe sin tilde cuando equivale a pero. En todos los demás casos, se acentúa; por ejemplo, cuando es un adverbio o adjetivo comparativo que denota superioridad («Es más guapo», «Tiene más años»), cuando es una conjunción copulativa que indica suma («Dos más tres») o cuando se emplea como nombre del signo que indica esa operación matemática («Póngale un más a esa cifra»).

     

    Vaya es el verbo ir conjugado en primera o tercera persona de subjuntivo; una valla puede ser una cerca, una cartelera publicitaria, o un obstáculo. Como expresión: ¡Vaya!

     

     

    Y creo que eso es todo, realmente me ha gustado mucho este primer rol tuyo. Veamos cómo nos va en los siguientes tomando en consideración los pequeños consejos que te he dado. *-*

     

    ¡Nos estamos leyendo!

     

    @@Dylan Dogg

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  9. La vida de Bree Thompson era un cuento de hadas. Desde pequeña había trazado un plan de vida que había seguido con certeza hasta que se había hecho mayor. Este plan, consistía en estudiar la Universidad, encontrar un buen y prometedor muchacho para esposo, casarse a los veinticinco (haya o no terminado la carrera), tener su primer hijo a los veintiséis, el segundo a los veintiocho, y el tercero a los treinta. No trabajaría, ya que sería su esposo quien se encargaría de mantener el hogar, dándole el espacio completo para ser una abnegada madre, dedicada esposa y estupenda ama de casa.


    Bree Thompson había logrado todas y cada una de sus metas. Primero, ingresó a la Universidad Estatal de Pensilvania, a seguir la carrera de Economía. Ya en ella, su encanto y belleza le hicieron popular, flechando el corazón de Jonathan Harrys el mismo año de su ingreso. Éste no tardó en proponerle casamiento, más o menos a un año y medio de relación. Al provenir de una familia adinerada, él sugirió que Bree dejase los estudios y se dedicara a su hogar, cosa que a ella le pareció estupenda. Se mudaron a una cómoda casa a las afueras de Pittsburgh, donde se establecieron hasta que él terminó la carrera. A los veintiséis, Bree Harrys se embarazó de su primer hijo: Edward, un muchachito precioso de ojos celestes y cabello rubio como el suyo. A los veintiocho, dio a luz a Susan, una temperamental pero encantadora niña de cabello negro y ojos verdes. A los treinta, tuvo finalmente a su tercer y último hijo, Daniel, un niño de brillante sonrisa, ojos verdes y cabello cobrizo. Los tres niños tenían mucho de ambos padres, aunque el último era su favorito, ya que era el vivo retrato de la madre de Bree, Agnes, a quien había perdido de muy jovencita en un accidente automovilístico.


    Bree se esforzaba por ser una madre ejemplar, y cualquiera que llegaba a conocerla no podía pensar otra cosa. Todos sus pequeños se encontraban en colegios privados de gran categoría, cada uno tenía un talento en particular, ya que ella se había encargado personalmente de conseguirles maestros de música, danza y deportes. En cuanto a ella, se desvivía por atender a su esposo como un rey, tenía la casa impecable sin ningún tipo de ayuda. Atendía sagradamente a misa los domingos, y acudía como acostumbraba cada miércoles a confesarse.


    Bree era una mujer de altos valores morales, y de una estricta educación religiosa. Conocía los pecados capitales de memoria, y luchaba fuertemente por inculcar el camino de Dios a sus tres hijos. No temía ejercer mano dura para corregir cualquier conducta desagradable y contrario a los padres modernos, no temía aplicar castigos físicos para encaminar a sus pequeños.


    Sus días transcurrían en la más absoluta perfección, en una sagrada rutina que ella había implementado. Se levantaba temprano para preparar un fastuoso desayuno antes de que Jonathan fuera al trabajo. Luego preparaba a los niños para llevarlos personalmente al colegio. Regresaba para dedicarle un par de horas a su jardín, y luego preparaba un pomposo almuerzo de cuatro platos. Recogía a los niños del colegio, se dedicaba a limpiar y ordenar la casa, cocinaba una cena de tres platos, atendía a su esposo cuando llegaba de trabajar, acostaba a los niños, y luego, satisfecha de todo aquello, tomaba una copa de vino, leía un capítulo de su libro favorito, decía sus oraciones y se iba a la cama.


    Las cosas empezaron a cambiar un par de años después, cuando el más pequeño de sus hijos tenía cinco años. Daniel era la luz de sus ojos, y no era un secreto para los otros dos que era el favorito de su madre. Tenía todo cuanto quisiera con tan solo pedirlo, lo que le daba algo de poder por encima de sus hermanos. Daniel era un niño feliz y mimado, risueño hasta más no poder, hasta que de repente, un día, las cosas empezaron a cambiar. Daniel dejó de sonreír, empezó a volverse un niño solitario. Cosas raras empezaron a suceder a su alrededor, objetos que se movían solos, heridas que aparecían en sus brazos y cuello que no tenían explicación… Lo que más alarmó a Bree fue encontrar a su hijo flotando en la cama, en medio de su sueño pacífico. ¿Acaso eso se trataba de una posesión demoníaca?


    Bree Harrys tomó la decisión que consideró más importante para su familia. Vendió la casa ante el escepticismo de su esposo, mudándose la familia a una propiedad un poco más pequeña pero igual de encantadora que la anterior. Cambió a los niños de colegio, metiéndolos en uno religioso como para protegerlos de cualquier influencia maligna, y esperó.


    Al principio pareció que su decisión había dado frutos, pues las cosas extrañas dejaron de ocurrir. Sin embargo, Daniel cada vez se ponía peor. Hace meses no veía una sonrisa pintarse en su rostro, y nada que ella pudiera hacer o decir parecía alegrarle. Daniel se había convertido en un niño sombrío que prefería encerrarse en la privacidad de su habitación.


    Un día, la poca paz que Bree pensó que había conseguido se esfumó. Fue el día que Daniel asesinó sin tocar al gato de vecino. ¿Cómo pudo ser eso posible? El niño había mirado fijamente al animal, hasta que éste se secó por completo, como una rama. Y no fue sólo el gato, pues de igual forma, la hierba bien cuidada de su jardín se marchitó, igual que las peonias que había sembrado recientemente. Nunca olvidaría la pequeña sonrisa de satisfacción que se pintó en las facciones del infante, sonrisa que heló la sangre de la madre, quien miraba horrorizada cómo el espectáculo sucedía sin poder hacer absolutamente nada para evitarlo. Ese día, Bree decidió que su familia necesitaba ayuda para combatir al ente maligno que había poseído a su hijo. Devastada, visitó la iglesia de la localidad y expuso sin tapujos el mal que le agobiaba, alarmando al sacerdote quien no dudó en determinar el causal: Daniel Harrys estaba poseído por un demonio, y necesitaban un exorcista para liberarlo.



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  10. @@Apolo Granger gracias por tu gentileza, la verdad es que hace tiempo no he hecho compras y no sabía lo del VA, ahora lo sé, gracias. Dejo nuevamente el formulario.



    ID: 113123

    Nick (con link a la ficha) Kassandra Weasley

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    Nivel Mágico: 9

    Fecha: 2017-09-07


    Criatura: Ghoul

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    Precio: 1000


    Criatura: Bowtruckle

    Puntos: 20

    Precio: 1000


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  11. ID: 113123

    Nick (con link a la ficha) Kassandra Weasley

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    Poción: Veritaserum

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  12. ID: 113123

    Nick (con link a la ficha) Kassandra Weasley

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    Criatura: Ghoul VA

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  13. Aunque el tema que habían tocado le había entristecido en cierta forma, tuvo ánimo para continuar respondiendo las interrogantes de Hillary. —Aimé está bien. No es la misma Aimé que conocíamos antes, todo lo vivido le ha endurecido bastante, pero quiere intentar ¿sabes? Y para mí eso cuenta. —Nunca olvidaría la vez que supo que volvió, cómo se introdujo en la mansión Gryffindor fuera de sí, completamente borracha demandando que la castaña le devolviese a su hijo. Kassandra nunca había visto así a su madre, el impacto que sufrió al verle fue tremendo. Aimé se portó de lo más insensible, soltándole a la cara con desprecio cómo le divertía que estuviera viviendo con Groter allí después de lo ocurrido con Kris, que ahora era nada más un recuerdo en su cabeza. Seraphine había tenido que echarle en cara el abandono del que había sido víctima, por su parte y por la de Gitax. No se arrepentía de haber tenido que buscar amor familiar en otro sitio. Aquello había caído como un golpe certero, Aimé se había ido de allí, dejándole a James con la promesa de que sería criado en familia, con amor… y así había sido hasta la segunda vez que vio a Aimé, más recuperada y dispuesta a no fallarle a James como le había fallado a ella. Aquel era sin duda el recuerdo más amargo, ya habría oportunidad de contarle a Hillary aquello. Ahora… eran épocas más felices para todos.


    Mi relación con él está bien. Todavía está adaptándose a la idea de Aimé como su mamá, intento no confundirle mucho con mi presencia, aunque sé que es importante para él, no quiero desautorizar a Aimé ni nada parecido. —Afortunadamente, la alarma alertó a las mujeres de la presencia de alguien, dejando el tema a un lado. La licántropa recordó de pronto que estaban esperando a alguien más y que no le había dicho a Hillary. —¡Charlot! —Exclamó, separándose del escritorio como un resorte y dirigiéndose junto a su hermana al ascensor, para recibirla. —Es una muchachita de lo más encantadora, y es familia. Es como…. Una prima, sobrina, algo así. —Comentó en el elevador para poner a su hermana en contexto. Ambas salieron y encontraron a la encantadora jovencita algo perdida ante la visión de tanta ropa, telas y colores.



    ¡Me encanta verte! Qué bueno que pudiste venir, aún no empezamos. —Aceptó el abrazo con gusto, apreciando la disposición de la joven bruja para ayudar en lo que más pudiera. Hillary y ella finalmente se introdujeron, y las tres brujas regresaron a la oficina en el pequeño y cómodo elevador.


    No te asustes, pero está tremendamente desordenado aquí arriba. —Advirtió Kassandra, al tiempo que abría las puertas, descubriendo para Charlot la amplia y cómoda oficina. Atravesó la puerta con paso decidido, el ruido de los altos zapatos acompañando sus pasos. Fue directamente a su escritorio, donde tomó un pesado libro de bosquejos y regresó con sus acompañantes. Procedió a mostrar sus opciones, plasmadas en tímidos trazos en cada uno de los pergaminos.


    Como saben, la boda será en un bosque, así que el diseño ha de ser cómodo y no muy pomposo. No quiero ramas atoradas en el tul de una falda corte princesa. —Se horrorizó con el solo pensamiento. Procedió a enseñar la primera idea. —Pensé que podemos empezar con algo ceñido al cuerpo, que no corra riesgo de enredarse en la flora del sitio. Sin embargo… vale el cuello de éste no me convence para nada. —Comentó, meditabunda. —Pensaba en un escote sencillo pero bonito. Puede ser algo... como éste de aquí. ¿Qué opinan?


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  14. El té estaba surtiendo su efecto tranquilizante. Kass se encontraba muchísimo menos acelerada que en un principio. Además, la charla informativa ayudaba, se sentía a gusto poniendo a Hillary en contexto.

     

    —Completamente, Lit sería la más complicada. Pasaríamos el triple de tiempo buscando algo único e irrepetible para ella. —Rió con ganas, le hubiera gustado tenerlas ahí a las dos. La pregunta sobre James le llenó de una mezcla de tristeza y añoranza. Desde que Aimé había regresado y le había recuperado, dolía verle apartado de ella, sobre todo, porque la Weasley le había adoptado como propio.

     

    James está bien, es un niño precioso y vivaz, tienes que verlo. Ahora ya no vive conmigo, Aimé está tratando de crear un vínculo con él, ya sabes que me lo quedé yo estando muy pequeñito y la única referencia materna que ha tenido hasta el momento he sido yo. Ella regresó dispuesta a criarlo, a ser una verdadera madre, y por mucho que eso me entristezca porque Merlín sabe cuanto me he encariñado con él, Aimé está en su total derecho, sin mencionar que es una obligación implícita que sea la mejor madre que pueda ser. —Se sinceró, mostrándose algo melancólica. —Groter y yo vamos a verle siempre que podemos, además, se ha unido muchísimo a Alice, la hija adoptiva de Groter, una nenita vampiro súper adorable. Se la pasan jugando todo el tiempo. —Sonrió ladina y bebió otro poco de té.

     

    Papá está bien, anda algo ausente y perdido, viajando siempre que puede ya sabes. No le he visto parar en la mansión más de una semana completa, siempre está en movimiento. Pero si no aparece a la boda, juro que me va a escuchar. —Se quejó. Elvis se había convertido en un padre hecho y derecho, a pesar de que Kassandra no tenía su sangre. Luego del descarado abandono de Gitax, había sido aquella figura que había llenado el vacío.

     

    —¿Dónde está Apros? ¿está tremendamente guapo y rompiendo corazones como lo imagino? —Preguntó entonces, recordando a su sobrinito. No le había visto en eones, seguramente estaba el doble de alto y mucho más vivaz.

  15. Casi con alivio, observó la familiar figura de Hillary ingresando al local. Su rostro era indescifrable, parecía que se debatía entre reír al verla tan contrariada o preocuparse. Como era evidente, sucedió aquello último. Reemplazando muestrario de encajes por reconfortante copa de té caliente, tomó el mando, cuidándola como siempre lo hacía.

     

    Queda tan poco tiempo. —Se quejó Kass, sentándose derrotada en el borde del escritorio. Sabía que primero tendría que poner a su hermana al tanto y de paso beberse el té. Con un reconfortante sorbo de la infusión, tomó aire y se dispuso a actualizar a la bruja.

     

    Sabes que ya estábamos un tiempo considerable juntos. Me lo propuso en una cena romántica que él mismo organizó en los jardines de la Gryffindor. —El recuerdo de aquello le pintaba una sonrisita boba en el rostro. Era feliz. —Hablamos de veinte mil cosas triviales, yo no me lo esperaba, honestamente. Y luego, de la nada, rodilla al suelo y sortija en la mano. Casi me muero. —Sujetó el recipiente con una sola mano, para dejar libre aquella que tenía la espléndida sortija de compromiso, y se la tendió a Hillary, para que pudiera apreciar la alianza.

     

    —No dudé ni un segundo decirle que sí. Y aquí estamos ahora.

     

    @@Hilary J. Gryffindor.

  16. La castaña se paseaba nerviosa por la oficina, con la cabeza llena de diseños, bosquejos, tipos de telas, colores... Si alguien no la paraba iba a estallar seguramente.

     

    Pero, ¿cuántas veces se casaba uno? Con suerte, solo una y aquella era su primera vez. La cosa era que no se había planteado nunca que ella misma sería quien tuviese que idear su propio vestido de novia, pero vale, si se tiene un atelier y diseñas ropa es de esperarse. ¿No? Además, tenía la suerte de haber abierto ese negocio con dos de sus mejores amigas, aunque ambas estaban muy desaparecidas y tan solo una de ellas había contestado su mensaje de auxilio. Eso era lo que le tenía tan nerviosa.

     

    Repasó nuevamente la estancia, parando su vaivén y dirigiéndose a su escritorio para tomar nuevamente el muestrario de telas. Sus dedos recorrieron nuevamente cada uno de los finos encajes, intentando que alguno le produjera alguna sensación que le indicase que era el correcto. ¿Un calor entre los dedos? ¿un vuelco al corazón? ¡Algo! Pero nada, nada sucedió. Y no es que la castaña careciera de experiencia en cuanto al diseño de vestidos de novia se refería. Con emoción recordó el bello vestido que su hermana había usado en su boda, obra propia y diseño propio. En ese entonces había fluido todo absolutamente bien, las ideas, el diseño, todo era armonioso. Pero ahora....

     

    Un ruido le sacó de su desesperación y le puso en guardia. Con rapidez, violencia y casi rompiéndose el cuello, al girar de golpe, descubrió casi con alivio que no estaba sola más.

     

    @@Hilary J. Gryffindor. @@Charlot Gryffindor

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  17. Kassandra Weasley

    Empleada del Centro de Control de Comercio Universal

    Fiscalización Mágica / Rol Ministerial

    La Weasley miraba horrorizada la masa, más ahora que cualquier tipo de hechizo que se le lanzara solamente potenciaba los efectos que tenía en el ambiente. ¿Qué iba a pasar? al final, parecía que la toma de la muestra iba a ser una misión imposible.

     

    Mientras ella se encontraba junto a Antoni combatiendo a la "cosa" apenas notó la presencia del elfo doméstico que carraspeaba, tratando de llamarles la atención. Si no hubiera sido tan pequeño a lo mejor se le hubiera visto, pero con la nubosidad oscura tan abajo, fue una suerte que hubieran podido identificar al dueño de la pequeña voz.

     

    —¿Holograma? —Escupió ella, a la vez que dirigía las orbes caobas hacia el muchacho que acompañaba a Candela, quien era el responsable del meollo según el elfo. Ninguno de los dos se había movido ni lo más mínimo ante el avance de la situación, por lo que tenía sentido la explicación, aunque eso volvía al asunto mucho más ofensivo.

     

    —¿Dejan hologramas en el local en medio de esto? —Se quejó la muchacha, al tiempo que la nube desaparecía con un "¡puf!" que los bañó a todos con un denso polvillo negro, que se impregnaba en las fosas nasales bastante rápido. Kassandra tosió un poco, sintiendo como la laringe luchaba por liberarse de la incomodidad.

     

    —¡Habrase visto!— Exclamó, molesta por la tomada de pelo recibida por parte de los dueños del local. Esperaba que éstos dieran la cara y pudieran explicar el origen de la sustancia. Por su parte, ella hizo uso del frasco entregado por su jefa, y lo llenó hasta la mitad con el polvillo de carbón, para llevarlo a un análisis posterior.

     

    @

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  18. Kassandra Weasley


    Empleada del Centro de Control de Comercio Universal


    Fiscalización Mágica / Rol Ministerial





    Si la conducta de la "cosa" era extraña, lo era casi tanto como la dueña del negocio, quien había quedado callada ante las preguntas que se le hacían sobre el "objeto". La Weasley alternaba la mirada entre ella y el techo, convenciéndose cada vez más de que la cosa los escuchaba. Podía verla moverse de cierta manera, ante las acusaciones y las miradas de los presentes. Danzaba, de cierta forma sobre sus cabezas.


    La mano diestra de la Weasley se acercó al frasquito que Cye le tendió, preguntándose cómo iba a poder tomar la dichosa muestra, pero antes de que pudiera ingeniárselas, el mago de misterios se adelantó, seccionando una pequeña parte del gas y atrapándolo en un frasco similar. Lo que no preevieron, por supuesto, fue la reacción del gas.


    Arremolinándose furiosamente, oscureció más si es que eso era posible, y descendió directamente sobre sus cabezas. Escuchó al mago exclamar hechizos con la esperanza de hacer todo más manejable, pero la forma era inmutable. Por supuesto, no endureció.


    ¿La cosa nos ataca? —Inquirió la bruja ante lo obvio, extrañada al ver cómo el gas se arremolinaba lentamente en ellos, haciendo el aire un tanto dificultoso de respirar. —Señorita Triviani, ¡tiene que decirnos qué es esto exactamente!. —Demandó con la varita en la diestra y el frasco en la zurda, aún ideándose una forma de capturar un porcentaje de aquello sin molestarlo más.


    ¿Qué tan probable es que esto tenga conciencia? —Inquirió, observando cómo la forma se hacía particularmente densa cerca de Antoni, quien trataba por todos los medios de cerrar el frasco. —¡Expelliarmus!— manifestó en un vano intento por alejarlo, sin éxito. Lo que sí pasó fue que la forma se dividió, oscureciéndose un poco más y dificultando la visión.


    @@
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  19. Kassandra Weasley

    Empleada del Centro de Control de Comercio Universal

    Fiscalización Mágica / Rol Ministerial

    Kassandra apareció en las afueras del negocio, sin dejar de sorprenderse por el barullo del Callejón Diagon. La cantidad de brujas y magos que transitaban por aquellas calles diariamente era tal, que ríos de gente iban y venían en un flujo constante. Su oído lupino fue capaz de detectar retazos de conversaciones, de gente feliz, preocupada, niños riendo, y mujeres haciendo el mercado. Sin distraerse más, la licántropa ingresó al negocio, encontrando a su jefa allí, junto a Sagitas.

     

    Lo primero que sus orbes distinguieron antes que todo, fue la inusual apariencia del gas ( si es que podía llamársele así) flotando sobre sus cabezas. De un color negro, tóxico, se encontraba suspendido, sin hacer daño alguno, en apariencia.

     

    Por Merlín, ¿qué es eso? —Espetó, sujetando la varita con la diestra casi de inmediato. No le daba ninguna buena espina, y por las caras de sus compañeras, asumió que a ellas tampoco.

     

    Cye había procedido a presentarse y manifestar sus intenciones, y Kassandra procedió a hacer otro tanto. Extrayendo su placa, la que le certificaba como empleada del Centro, observó a Candela con curiosidad, intentando descubrir si algo en sus facciones delataba que algo inusual estaba sucediendo en el recinto.

     

    Kassandra Weasley, CCU. — Sus orbes se dirigieron entonces hasta los magos que se encontraban junto a sus colegas, una pareja.

    Con una inclinación de cabeza a manera de saludo, les dirigió una media sonrisa, para destensar en algo el ambiente.

     

    Si es tóxica o no, no lo sabremos hasta haber realizado los análisis pertinentes. Creo que tendríamos que tomar una muestra, y mandarla a analizar, ellos sabrán decirnos el grado de toxicidad... —Sus ojos no se despegaban del techo, donde aquella inusual masa danzaba en sus cabezas, con su extraña consistencia.

     

    @, @, @@Candela Triviani @

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  20. Hace tiempo que la Weasley no hacía compras en el magic mall. No recordaba cuando había sido la última vez que había recorrido aquellos pasillos, sin embargo, tenía una clara panorámica de todo lo que tenía en su bóveda trastero, y de aquello que necesitaba. En este caso, ambicionaba un par de pociones valiosas, para completar su colección, que lentamente crecía a cada compra que hacía.

     

    Había llevado su propia pluma para realizar el trámite, llenando el formulario correspondiente con pulcra caligrafía. La textura del pergamino era árida entre sus finos dedos. Cuando lo tuvo listo, releyó el formulario por segunda vez para confirmar que todo estuviese en orden.

     

    Buenas tardes, requiero un par de pociones, por favor.

     

    Ahora sólo quedaba esperar a que el stock no hubiese terminado mientras hacía su petición.

     

    Planilla de Compra​s Normales para Personajes:
    ID: 113123
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento:http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=93318
    Fecha: 2017-03-07
    Poción:Poción Vigorizante
    Puntos: 40
    Precio: 2000
    Poción: Zumo de Mandrágora
    Puntos: 160
    Precio:8000
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  21. Las cuentas era algo necesario que revisar, aunque nada placentero. No se sentía particularmente feliz de acompañar aquella tediosa tarea con un whisky, pero al menos aportaba en algo para amenizarla.


    Tan absorta se encontraba la castaña en sus cuentas, que no notó cuando el pomo de la puerta giró suavemente, cediendo ante su propio peso. Tampoco notó el ingreso de una jovencita entusiasta al salón, hasta que la tuvo encima con un cálido abrazo. Tardó un poco en reaccionar, pero cuando se dio cuenta de la identidad de la joven bruja, Seraphine rió, dejándose querer.


    ¡No te esperaba aquí!—Soltó entre risas, mientras se despegaba con suavidad de la jovencita. La miró con cuidado, analizándola de manera inquisitiva. Parecía estar bastante bien, de hecho, algo en su mirada le indicó que se encontraba feliz y que tenía muchas cosas que contar.


    Me alegra que me hayas venido a visitar, esto de manejar un negocio es tremendamente aburrido al menos en la parte contable… —Gesticulando de manera dramática, volvió a sentarse pesadamente en su asiento, enfatizando lo antes dicho. Charlot se sentó en frente, en una de las cómodas butacas. Kassandra chasqueó los dedos, y como consecuencia, Windy apareció en la estancia con una voluta de humo plateado.


    Windy querida, ¿podrías traernos una guarnición de las galletas de mantequilla que tanto me gustan? Y té, ¿o café? —Preguntó dubitativa, notando que no quería ni café ni té, ya que se encontraba a la mar de bien con su vaso de Whisky. Pero a lo mejor la joven Charlote apetecía alguna de esas bebidas calientes, quien sabe. Alejó su atención de la elfina, para centrarla nuevamente en la Gryffindor. Lo curioso de la relación de ambas es que se llevaban muy bien, aunque su parentesco todavía estaba en desacierto. El hecho era que siendo Charlot hija de Mica, y Kassandra hija de Elvis, y a su vez siendo estos dos mellizos, ambas eran primas, ni más ni menos.


    Bueno, ahora sí ¿Cómo has estado?—Inquirió, observando a la muchacha con mirada pícara. —¿Algo que contar? Uuuuyy, a lo mejor esa cara tiene que ver con algún muchacho, ¿puede ser?— Preguntó, molestándola.



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  22. La Weasley ingresó al recinto con paso firme por segunda vez esa semana. Si bien ya no pasaba tanto el tiempo en aquel negocio, confiaba totalmente en la administración del mismo por parte de su hija, quien se pasaba por allí de vez en cuando supervisando las cuentas y que a ningún huésped le faltara nada.

     

    Sus pies se dirigían automáticamente hacia la oficina, un rinconcito mediano y acogedor, diseñado y pensado en todas las horas que pasaría allí, haciendo cuentas o revisando los documentos. No vio a ningún elfo a su paso, supuso entonces que se encontraban atendiendo a los huéspedes con la mayor de las atenciones, como siempre lo hacían. A medida que avanzaba su mente divagaba en los pendientes que tenía, aunque desde que había dejado su trabajo en el ministerio se encontraba mucho más libre, el cuidado de James consumía la mayor parte de su tiempo libre, y aunque realmente terminaba cansada al terminar el día, no había mayor alegría que la de tener un niño en casa.

     

    Llegó finalmente y colocó la mano en el pomo dorado de la puerta, que reconoció inmediatamente su identidad y giró con un click. Kassandra ingresó, alegre por encontrarse nuevamente en aquel lugar, al que tenía tanto cariño. Al barrer el lugar con los orbes caobas, encontró que todo se encontraba nítido, y sin embargo, todo estaba como lo había dejado la última vez. Depositó el bolso de cuero con suavidad encima del escritorio labrado, y se despojó del abrigo que traía encima, colocándolo sobre el perchero de la esquina. Luego, se dirigió hacia el pequeño y discreto bar junto a la salita de estar, y se sirvió un whisky de fuego, pensando todavía sobre los pendientes que tenía aquella tarde en el refugio.

     

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