Grace Hagrid

La balada terminó y Grace casi lo sintió. Había sido un momento bonito; le había ayudado a entender que era mucho mejor seguir siendo ella misma. Sonrió al escuchar la siguiente

, con un ritmillo tropical contagioso. Conocía la letra y le encantaba. Hablaba de que cuando se está enamorado, ves y escuchas al enamorado en todas partes, hasta en la cara de la luna.

 

-¿Quién dice que no duelen... las huellas en la arena? -canturreó ella mientras se alejaba de la pista de baile, junto a Ethan-... ¿Qué? Ah, sí, la Oficina del Ministro... Pues muy bien, creo. He empezado con tareas muy rudimentarias y creo que voy por buen camino. Eso sí. No he visto al Ministro todavía.

 

Ethan se rió entre dientes. Aunque dijera que no le hubiera gustado verle con el ego subido, a Grace se le pasó por la cabeza en ese instante que, la verdad, no le importaría. Si se quiere a una persona, sea como amigo o como familiar (u otros), se la quiere con todas sus facetas. Le resultó chocante, sin embargo, que reconociera una incapacidad personal en la relación con Violette, porque no le pegaba con su fachada de tío duro habitual. El joven echó a reír ante la cara aturdida de la semigigane y ella puso los ojos en blanco.

 

-No te fuerces pues a decir nada -comentó ella tras meditarlo un poco-. Las cosas bien dichas salen cuando llega el momento para decirlas, no cuando los demás necesitan oírlas. Cuando brotan de modo natural de nuestra boca, como si no nos la pudiéramos callar porque... ¡porque explotamos si no! Cuando las sentimos de verdad, cuando es pertinente, salen solas. No te agobies, Ethan.

 

La joven de ojos ambarinos echó una mirada a la pista y se topó con la Madeleine, sin acompañante.

 

-Mmmmmm, Rambaldi, invita a bailar a tu pareja ¿eh? Que me parece que estoy abusando demasiado de su amabilidad. Yo por mi parte, voy a sacar a otra oveja solitaria, como yo.

 

Grace se acercó por detrás a Maddy, que, al parecer, había ido sin acompañante. Sonrió maliciosamente, al situarse justo delante de sus narices y la cogió de las manos para tirar de ella y sacarla a bailar aquella canción tan bonita mientras cantaba divertida y movía las caderas al son de la música.

 

-¡Vamos, Maddy! Bailamos juntas... ¡Y yo sé que tal vez, tú nunca escuches mi canción, yo sé; y yo sé que tal vez, te siga usando así, robándote en mi inspiración!

 

Grace levantó el brazo y Maddeleine giró sobre sí misma, entre sonoras carcajadas mientras que sonaba aquello de:

 

Mientras siga viendo tu cara en la cara de la luna

Mientras siga escuchando tu voz entre las olas y entre la espuma

Mientras tenga cambiar la radio de estación

porque cada canción me hable de ti, de ti, de ti...

Me hable de ti

La semigigante sonrío ampliamente al escuchar su nuevo encargo. Le encantaba que le encomendaran tareas concretas y más en su primer día, cuando estaba tan dispuesta y alegre. No le había dado el suficiente tiempo como para plantearse ninguna duda, de manera, que se despidió de señor Haughton con un "A la orden, señor" y giró sobre sus talones para buscar el despacho de la nueva Defensora del mago, Beltis Ryddletum. No sin antes pasar un momento por su escritorio, para tomar sus útiles de escritura y tomar nota de todo lo que le dijera la Defensora.

 

Así pues, echó a andar de vuelta al pasillo y pasó de largo cuando se topó con la sala del Gabinete de Seguridad, hasta dar por fin con una última sala de planta rectangular en la cuál había dos despachos: la del Fiscal Mágica y la del Defensor del Mago. Se acercó a la segunda, diligente y llamó a la puerta mientras empezaba a notar un intenso dolor en los tobillos. Los zapatos nuevos debían de haberle hecho alguna que otra rozadura. A lo mejor, debería comprar una pomada más tarde...

 

Llamó a la puerta: toc-toc-toc y esperó durante un momento. No sirvió de mucho porque nadie contestó. Volvió a llamar una segunda vez, pero tampoco hubo reacción, de modo que empezó a pensar que tal vez la nueva Defensora no se hallara en el despacho. Entonces, decidió probar directamente y giró el pomo de la puerta. Esta se abrió y dejó la vía libre. La joven asomó la cabeza y se aclaró la voz.

 

-Buenos días, señorita Ryddletum. Vengo del Gabinete de Protocolo y Prensa, ¿puedo pasar?

Iba a contestar que no había estado esquivándole, pero se calló, porque no le gustaba mentir y mucho menos a él. Todo aquel marrón había empezado con las mentiras y no le habían llevado a ninguna parte, sino que le habían hecho sentirse incluso peor consigo misma. Tenía muy claro que no podía decir toda la verdad o la relación con Ethan no volvería a ser lo que era, pero no iba a inventarse más cuentos chinos, no iba a negar las evidencias.

 

Grace sonrió y cuando él le comentó la sonrisa y le dijo que ella era importante para él, ella sintió que los minutos de tristeza de aquellos días se le habían compensado. No quería volver a desaparecer.

 

Acercó su cara a la de él todo cuanto pudo y le miró a los ojos con cariño, con ganas de contarle un secreto en complicidad:

 

-Puedes raptarme cuando te apetezca. -confesó ella-. Eres genial ¿lo sabes?

 

Luego se retiró un poco hacia atrás para dejarle su espacio personal. No le gustaba violar la privacidad de los demás. Escuchó entonces aquel comentario sobre Violette y se sintió mal consigo misma porque en un primer momento se había alegrado de que las cosas no fueran tan bien como ella esperaba. Aquel est****o sentimiento era egoísta. Violette hacía feliz a Ethan y a Grace no le hacían ninguna pizca los celos. Enfada consigo misma, frunció el ceño y añadió:

 

-Pero... ¿Cuál es el problema? -Separó un momento una de las manos del cuello de Ethan y, sin darse cuenta, le colocó un mechón de pelo que se le había caído sobre los ojos-. A lo mejor te puedo ayudar en algo.

Los dedos de Grace temblaron levemente en la nuca de Ethan al escuchar su pregunta. Realmente no sabía qué decir. Eso mismo se había preguntado ella cientos de veces hacía más bien poco y después de ir a casa de los Rambaldi, cuando él había sido atacado por aquella vampiresa loca... todo había cobrado sentido. Y a ella no le gustaba nada la idea; no era algo que pudiera elegir ni controlar y además, no era "apropiado", ni estaba bien. No estaba bien que estuviera disfrutando tanto con las manos de su amigo en la cadera, ni robándole el primer baile. Ni siquiera era su pareja aquella noche...

 

Miró a Hermion de reojo, no sin cierto apuro, pero estaba hablabado animadamente con la recien llegada.

 

-Ah -susurró-. Te refieres a eso. Bueno... -rehuyó la mirada del joven-. He estado... -"pensando que debería distanciarme de ti y darme espacio y dándome tiempo para olvidarme de ti" pensó- liada con el nuevo trabajo: he empezado a trabajar en el Ministerio y creo que el estrés -"la tontería, la locura, el instinto"-, entre eso y la Academia, me está afectando un poco...

 

Sin embargo, era muy, muy difícil separarse de Ethan. Era un especie de imán, incluso cuando intentaba evitarlo, se lo encontraba aquí y allá y, aunque no quería sentirse como un molesto satélite, ni revolotear alrededor como una paloma atontadaa... lo echaba de menos. No podía evitarlo, estar con él resultaba muy fácil, divertido. Los problemas se hacían de menos. Tenía más libertad.

 

Para ser del todo franca, era un puñetero incordio no estar con Ethan.

 

-Bueno, ¿y qué tal con Violette? -cortó, para cambiar de tema- ¿Va todo viento en popa?

Al llegar Belu, Grace sonrió ampliamente y saludó con un gesto de la cabeza para darle la bienvenida mientras seguía bailando con Ethan. Ahora se sentía un poco más cómoda en sus zapatos. De alguna manera, el escuchar la voz de su compañero, tranquilo, la había calmado también a ella (un poco). Resultaba agradable bailar con Ethan, a pesar de todo. Al fin y al cabo, aquellos segundos le pertenecían.

 

Más relajada, pasó las manos alrededor del cuello del joven y empezó a contestar:

 

-Ahora será culpa mía lo de la música, claro. -Grace sonrió con picardia-. Creo que te vas a llevar una sorpresa.

 

Ethan alzó un brazo y Grace dio una vuelta sobre si misma, agachándose un poquito, sin perder la elegancia. Resultaba una imagen tierna, aunque ella no era consciente. Cuando volvió a los brazos de Ethan, le miró a los ojos, fijamente y siguió diciendo:

 

-¿Rara? -se ruborizó. No sabía si por la pregunta de Ethan o por el momento, naufragando en aquellos ojos azules- ¿Qué quieres decir?

Grace maldeció a Hermione para sus adentros cuando propuso que Ethan bailara con ella la balada. No le importaba bailar canciones movidas en las que pudiera estar a su aire, pero bailar lentas... ¿agarrada? La mera idea le ponía incómoda y le hacía sentirse insegura. Era bonito de ver en una película en que la pareja de la protagonista es un poquito más alta que ella, de manera que la chica puede apoyarse en su hombro y olvidarse del mundo... En cambio, Grace pensaba que bailar una lenta con una semigigante solo podía ser antiestético.

 

Hermione se alejó.

 

Y encima, con Ethan. Ethan que no hacía ni una semana que la había rechazado de pleno, que había dicho que la consideraba una hermana, que estaba pillado por otra, que estaba medio saliendo con esa otra... Había un innumerable número de artículos en la lista de "y encima, Ethan". Lo miró, dubitativa y pidió para sus adentros que no se le notaran todas esas emociones tan bruscas en la cara. No sabía si se había ruborizado, pero sentía que el corazón se le desbocaba. Sus pulsaciones estaban ganándole la carrera a las notas de la balada. No seguían el compás, en absoluto.

 

Ethan le ofreció una mano y una sonrisa, muy natural. Claro, porque a él le daba igual. Era un baile de hermanos, pensaba ella. Le cogió la mano, sin admitir en ningún momento que tenía ganas de que la tierra se la tragara. Ethan la agarró por la cintura y ella le pasó las manos por los hombros e intentó no pensarlo mucho e iniciar una conversación.

 

-Creo que hubiera preferido una canción más animada... ya sabes, para que la fiesta no decaiga -le costó sonreír-. Puedo cambiar la música si te apetece...

 

Empezaron a mecese con la música. Grace, a pesar de sus problemas de confianza, era una gran bailarina y sabía dejarse llevar. Con todo, se sentía fuera de lugar en esa pareja. Él tan guapo esa noche y ella, siempre, más grande.

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OFF

Tengo deberes y esas cosas, Hermione , y mi vida muggle no es precisamente aburrida xD pero ya estoy aquí

Una joven bruja le devolvió la mirada y Grace sonrió al reconocer una cara conocida. Aquella empleada era ni más ni menos que la prefecta de su casa en la Academia y compañera de clase. La saludó con un beso en la mejilla, para lo cual la chica de los ojos ambarinos tuvo que inclinarse un poco hacia adelante. Pero todo se hace con gusto cuando es para tratar con amigos o así lo veía Grace. Así pues respondió a las palabras de bienvenida con entusiasmo:

 

—Yo también estoy encantada de verte aquí, Hermione. Este trabajo promete muchísimo.

 

Su interlocutora se ofreció a guiarla hasta el despacho del señor Haughton y la joven asintió con la cabeza y murmuró unas palabras de agradecimiento. La verdad es que aquel empleo pintaba bien ya solo por los colegas de trabajo. Ya no solo iba a estar trabajando codo a codo con Hermione, sino que también era la subordinada de un buen profesor suyo de la Academia. Intuía que iba a sentirse muy cómoda allí.

 

Atravesaron un corredor de suelos recién encerados por los que iban y venían decenas de aviones de papel con misivas interministeriales. La luz londinense se filtraba por los cristales de colores de las ventanas y se reflejaba en las paredes blancas. Al final del corredor había una sala de planta circulas con varias vitrinas y escritorios en el que diversos trabajadores permanecían atareados en sus quehaceres. Había allí varias puertas, una de ellas se correspondía con la del despacho de Hugo Haughton, quien, al parecer, estaba reunido en esos momentos. Grace y Hermione se pusieron a charlar un ratito para ponerse al día y esperar, pero no tuvieron que esperar mucho: antes de que Grace pudiera darse cuenta, tenía al señor Haughton a su izquierda dándole instrucciones. Le faltó poco para asignarle su propio escritorio, con una placa con su nombre incluso.

 

A la joven apenas le quedó tiempo para dejar de sorprenderse, tan solo para asentir con la cabeza a una frase tras otra. Al parecer, ella dependía directamente de la señorita Haughton Malfoy, nombre que Grace memorizó mentalmente, pero, sin embargo, su primer deber se lo encomendó el señor Haughton: un breve informe.

 

—Sí, señor —contestó ella con firmeza—. Lo tendrá enseguida.

 

Así pues, la joven, dirigió una última sonrisa a Hemione, para agradecerle las molestias, se sentó frente a su nuevo escritorio (deleitándose en lo cómoda que era la silla, dicho sea de paso) y observó a su alrededor en busca de materiales e instrumentos de escritura: tintero, pluma y papel con el membrete ministerial. Extendió el pergamino amarillento, mojó la punta de pluma en tinta y comenzó a escribir, a ritmo ligero, con una caligrafía impoluta.

 

12 de octubre

Ministerio de Magia

 

~Oficina del Ministro: Gabinete de Protocolo y Prensa~

Informe de motivación

 

La razón fundamental por la que solicité el trabajo de aprendiz en el Gabinete de Protocolo y Prensa es mi firme voluntad de ganar experiencia en el mundo laboral mágico, así como facultades y competencias profesionales de administración con el fin de convertirme algún día en un miembro útil para la Comunidad Mágica, a la cual estoy profundamente agradecida. Naturalmente, si he escogido la Oficina del Ministro y, en concreto, el Gabinete de Protoloco y Prensa, ha sido también por mis inquietudes políticas, así como por dar un buen uso a mis dones y capacidades naturales para la diligencia, la pulcritud, el esfuerzo y el trabajo de cara al público. Además, no puedo obviar mis tendencias personales: mi estricto sentido de la corrección, la discreción y el rigor, a la hora de salvaguardar el protocolo. Así pues, espero que este trabajo me brinde la oportunidad de acercarme a la excelencia profesional y me ayude a desarrollar todas mis potencialidades en un buen ambiente de trabajo.

 

Grace Longbottom

 

 

Tras redactar el breve informe, lo selló con la rúbrica del Ministerio, se levantó y buscó al señor Haughton para entregárselo en mano. Ya tenía ganas de ponerse en funcionamiento y comenzar con el trabajo duro.

 

-Aquí tiene, señor –le comunicó mientras le tendía el pergamino–. ¿Algo más que pueda hacer?

Grace se disculpó un momento con sus amigos y salió de la sala común para ir a buscar a su acompañante a las cocinas. No sin antes, poner una

un poquito más animada, ya que ya empezaba a llegar más gente. Dejó atrás la estatua de Tritón y se cruzó entre tanto con Sergio y Luly que entraban juntos. Les saludó con una sonrisa, radiante, y un gesto con la mano.

 

-¡Ahora nos vemos! -les dijo y se apresuró para no hacer esperar a su pareja.

 

Sin embargo, fue ella la que estuvo un buen rato esperando. Pasados veinte minutos de la hora acordada, Grace empezó a impacientarse. De pronto, apareció volando una lechuza que cruzó un largo corredor y se posó en el suelo, frente a la semigigante, quien, se puso de cunclillas para tomar la misiva que el ave le ofrecía. Abrió el sobre, leyó la carta y frunció el ceño.

 

Lamentablemente, David no había podido acudir a la cita. Le había surgido un imprevisto. Bueno, no pasaba nada, Grace se lo pensaba a pasar igual de bien en el baile. Regresó a la Sala Común, sin desanimarse y volvió con sus amigos:

 

-Bueno, pues resulta que mi pareja no ha podido venir, pero en fin. ¿Qué tal si empezamos con la primera actividad de la noche? Según venga la gente, se puede ir apuntando.

Grace se sorprendió mucho al comprobar que Ethan se había sonrojado. No solía sonrojarse. De hecho, no conseguía recordar ningún momento en que le hubiera visto el menor rubor en las mejillas. Ella sonrió con dulzura: le sentaba bien. No obstante, se abstuvo de comentar nada y le otorgó una gran sonrisa cuando él le dedicó aquel piropo. Risueña, la joven respondió de broma y buen humor:

 

-¿Tanto te sorprende?

 

En cuanto a las preguntas de Hermione, Grace se puso a contar con los dedos antes de responder:

 

-Veamos, faltan Ginny, Bridget, Sebas, Luly ... Maddy sí que está... Xareni y, por supuesto, la homenajeada, Belu. Aparte de sus respectivas parejas -se interrumpió y miró a Ethan con expresión alegre-. A propósito, va a ser que eres el primer no tritón que accede a nuestra Sala Común -y volvió a mirar a Hermione para añadir-: Habrá otros muchos tritones por ahí, pero yo no conozco a más, me temo...

 

Como sus dos interlocutores seguían mirándola, expectantes, Grace se preguntó si se habría olvidado de algo... Ah, sí por supuesto, tenían curiosidad por saber quién sería su pareja. Por un momento, estuvo tentada de mantener el suspense y hacerles esperar hasta que este apareciera, pero finalmente, pero a ella no le iba la política de los secretitos:

 

-Pues se llama David. David Mcnair Weasley.

Gracias, Niko

Una duda: ¿Por qué no has cambiado también los cambios que propuse yo? ¿Necesitas el código o algo?

Apoyó en la mano en la barandilla dorada con delicadeza y descendió, elegante, al ritmo de la

. A las comisuras de sus labios asomaba una sonrisa traviesa de color ojo pasión. La cola de su vestido rojo iba rozando los escalones y sus pendientes de brillantes tintineaban a cada paso. Sus ojos ambarinos refulgieron tras la máscara veneciana dorada en forma de mariposa que sostenía con su mano derecha. Se la bajó al llegar a la pista de baile y acercarse a Ethan y a Hermione, sin disimular ni por un segundo su extrañeza. Se le hacía raro ver a su mejor amigo en la Sala Común. Además, esa noche estaba especialmente atractivo con aquel traje, la camisa... Grace se obligó a concentrarse en otra cosa y frenó en seco su línea de pensamiento.

 

-¡Vaya, Ethan! -exclamó-. No esperaba ver por aquí esta noche... Bienvenido, de todas formas -se apresuró a añadir-. ¿sabes? Estás muy... -se le pasaron cientos de adjetivos por la cabeza, pero al final, solo atinó a decir el más moderado-: guapo.

 

Se dirigió entonces a Hermione y la sonrió de oreja a oreja mientras daba una vuelta sobre sí misma:

 

-¿Qué te parece, Hermi? ¿Te gusta? Espero que encaje con el estilo de mi acompañante hoy... -parpadeó y preguntó-. ¿Y qué te parece la música?

Para el momento en que empezaron a llegar los invitados a la fiesta, todo estaba preparado. Luli había dejado preciosa la Sala Común, con guirnaldas azules y plateadas y con un poquito de magia, había ampliado la sala hasta hacerla diez veces más grande. Entre todos, habían apartado los muebles y ya solo quedaba una pista reluciente de baile. Con otra chispa de magia, habían añadido luces y focos de colores en el vidrio del techo, que jugaban con los efectos de la propia luz del lago y daban un ambiente sugerente y elegante al espacio. Por su parte, Sebas había añadido una mesa alargada de mantel blanco con la comida y las bebidas a la que Luli había añadido candelabros de plata y un precioso centro de mesa de cristal. Grace, por su parte, había montado un telón azul oscuro y un escenario negro a un metro del suelo, frente al cual estaban colocadas las urnas para votar al rey y a la reina del baile. Sobre el escenario, había dos micrófonos mágicos y un sistema de sonido supervisado por los elfos domésticos que la semigigante había contratado. De fondo, comenzaba a sonar la melodía de

: una balada tranquila para recibir a los invitados.

 

La joven le echó un vistazo al salón con una sonrisa de oreja a oreja y vio bajar a Hermione por la escalera de los dormitorios con un vestido y una máscara preciosos:

 

-¡Qué guapa, Hermione! -exclamó-. ¡Uy! Si todavía no me he cambiado. Voy corriendo a los dormitorios antes de que llegue nadie... ¡Ahora vuelvo!

 

Grace se tiró bastante tiempo en el dormitorio, arreglándose. Primero, estuvo peinándose. Se recogió el pelo en un moño en la coronilla y una flor roja. Se dejó además dos mechones sueltos a ambos lados de la cara que a continuación se rizó en forma de tirabuzones. También se maquilló un poco: sombra de ojos dorada (como su máscara), rímel negro y pintalabios rojo pasión, a juego con su flor y su vestido. Este era de palabra de honor y largo, hasta el suelo, con mucho vuelo, se abría como una cascada en la cintura y tenía ribetes de colores granates trazando un bonito dibujo en el torso. Naturalmente, a la joven no le hacían falta los tacones, así que optó por unas bailarinas de color escarlata...

 

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Rol:

 

No estoy muy inspirada hoy... En fin, queda inaugurada la fiesta aunque Gracie no haya hecho su entrada todavía xD

Eran las ocho menos cinco minutos. El sol empezaba a despuntar entre los grises edificios londinenses y una semigigante de melena oscura entró en unos servicios muggles para señoras. Grace Longbottom compuso una mueca de asco al comprobar el estado del suelo de azulejos blancos (algunos, grises) y negros. Aparentemente, este nunca había tenido el placer de conocer los encantos y maravillas de una escoba, una fregona o, sencillamente, una varita mágica. Sin embargo, ella no se molestó en mejorar aquello en lo más mínimo. En primer lugar, porque tenía prisa, pero, sobretodo, porque estaba segura de que, si aquel baño estaba indecente, habría una buena razón para ello.

 

Se sacó del bolsillo de su impecable túnica verde esmeralda unas fichas doradas con las iniciales MM grabadas y las introdujo por la ranura de una puerta para acceder al inodoro. La puerta se abrió instantáneamente y ella pasó y cerró la puerta tras de sí. Por si acaso. Cerró los ojos con disgusto mientras abría la tapa del retrete, se encaramaba sobre él y tiraba de la cadena al tiempo que se dejaba llevar por la corriente de agua. Por un segundo, se temió que debido a su tamaño, no lograra terminar de pasar; pero mujeres mucho más gruesas que ella habían cabido por las cañerías para poder llegar a su destino. Aquellos baños estaban perfectamente acondicionados para posibilitar a la entrada a todo trabajador del Ministerio de Magia. Y aquel era, precisamente, su primer día de trabajo. Grace era la nueva aprendiz de la Oficina del Ministro y estaba muy emocionada al respecto, por cierto.

 

Reapareció en una chimenea, completamente limpia y seca. Esta se encontraba en el atrio del edificio donde cientos de personas se movía a ritmo acelerado entre los fru-frus de las capas y túnicas. Salió pues de la chimenea, (no sin antes agacharse, por supuesto) y se dirigió sin más dilación a un ascensor dorado con cara de resignación. Odiaba aquel trasto insoportable. Había tenido que sufrirlo en dos ocasiones antes. Por un lado, cuando fue al Ministerio a registrase como semigigante por primera vez y a tramitar su pasaporte, y, en segundo lugar, cuando fue a examinarse de aparición y a registrarse como semigigante de verdad. Y, tras aquella experiencia, había llegado a la conclusión, no podía soportar los codazos, el aire viciado y, en especial, el maldito timbre de la voz que anunciaba cada planta. Claro que esta vez, no tuvo que aguantarlo durante mucho tiempo porque la Oficina del Ministro se encontraba en la primera planta.

 

Ni siquiera se quedó a esperar a la voz, salió disparada, como si huyera del mismísimo demonio y se paró en seco cuando escuchó las puertas del ascensor cerrarse a su espalda. Paseó por un largo y estrecho pasillo y fue a parar un vestíbulo donde se encontró con una empleada a la que preguntó brevemente:

 

-Buenos días. Soy Grace Longbottom, la nueva aprendiz para el Gabinete de Protocolo y Prensa. Estoy buscando al señor Haughton. ¿Me podría ayudar?

 

 

 

 

 

Grace, que se había tenido que ausentar durante un buen rato de la Sala Común porque había ido a visitar a un amigo enfermo; regresaba justo en el momento en que aparecía la nueva jefa de los Tritones. Esta se presento y ofreció su ayuda a quien la necesitara, lo que a Grace le pareció un bonito gesto por su parte, así que se adelantó ella también, y le estrecho la mano con una sonrisa amable:

 

-Encantada, Belu. Yo soy Grace.

 

Pasado otro ratito, Hermione salió de los dormitorios para anunciarnos, muy contenta, que tenía pensado organizar un baile de máscaras para darle la bienvenidad a Belu. La mera idea hizo que los ojos de la semigigante brillaran de puro entusiasmo. Le encantaban los disfraces. De niña, era su juego favorito. Solía inventarse historias en las que ella se convertía en una heroína y lograba llevar a cabo todo tipo de hazañas, para lo cual solía disfrazarse. Su madre, en su casa de Baviera, tenía un arcón enorme lleno de ropas de otras épocas, que había heredado a su vez de su madre y esta de su madre... Así que Grace solía escabullirse a escondidas, abrir el baúl y probarse toda la ropa para jugar a sus cuentos de hadas.

 

-Me parece una idea magnífica, Hermione -asintió-. ¡Creo que tengo una máscara perfecta! A mí me encantaría encargarme de la música, si es posible, ya que Luli ha dicho que ella prefiere el tema de la decoración.

 

 

OFF

 

Siento la ausencia, es que la uni me tenía muy ocupada, pero ya estoy aquí. ¿Qué actividades podemos preparar para el baile de máscaras?

O.O ¿Hay que llevar pareja al baile? ¿Se puede traer pareja de otra casa? Lo digo porque, a excepción de Sebas, no veo yo muchos chicos por aquí.

¡Hola! Aprovecho que es octubre ya ^^ porque quiero cambiar mi ficha un poquito (bastante). Quiero que quede así:

 

http://i11.photobucket.com/albums/a200/lovegood1990/colorforo-1-1.jpg

• Nombre del Personaje: Grace Longbottom
• Sexo: Femenino
• Edad: Joven
• Nacionalidad: Británico-alemana
• Familias:

1. Familia sanguínea: Dumblendore
2. Familia adoptiva: Evans McGonagall

• Padre sanguíneo: Adrian Wild
• Madre adoptiva: Bel Sohma
• Trabajo: Aprendiz en el Gabinete de Protocolo y Prensa de la Oficina del Ministro

• Rango Social: Aprendiz
• Bando: Orden del Fénix
• Rango dentro del Bando: Aspirante
• Nivel de Poder Mágico:
• Puntos de poder en objetos: 20
• Puntos de poder en criaturas: --
• Habilidades Mágicas:

1. Habilidad 1 --
2. Habilidad 2 --
3. Habilidad 3 --

• Conocimientos Especiales:

1. Conocimiento 1 --
2. Conocimiento 2 --
3. Conocimiento 3 --

• Raza: Medio Gigante
• Aspecto Físico:

Grace es de complexión esbelta y mide dos metros y medio. Tiene el pelo castaño oscuro y liso, largo hasta la cintura; acostumbra a llevarlo suelto o recogido en una trenza. Sus ojos son de color ambarino y es de tez morena. Suele llevar vestidos sencillos y elegantes que le sientan bien. Nunca viste pantalones y suele llevar sandalias en verano y manoletinas en invierno. Siempre zapato plano; tacones, a no ser que se ponga un vestido de noche, jamás.

 

• Cualidades Psicológicas:

Es muy temperamental, independiente y orgullosa. Sensata, pragmática, crítica e inteligente; intenta guiarse siempre por su razón. También es extremadamente perfeccionista y muy exigente consigo misma, aunque no tanto con los demás. Por otra parte, es amiga de sus amigos y muy fiel, así como valiente; a veces, incluso temeraria. Además, tiene una vena muy descarada y atrevida cuando le apetece divertirse. La mayoría de estas cualidades las ha heredado o aprendido de su madre.

 

Pese a que aparenta ser una persona muy fuerte, tiene problemas de seguridad en sí misma. En primer lugar, porque siempre se ha sentido eclipsada por su madre, una mujer fuerte y luchadora a la que imita, ama, admira y respeta, pero con la que se compara continuamente. Además, se siente en medio de dos mundos sin pertenecer de verdad a ninguno: el mundo de los magos y el mundo de los gigantes. Ha sufrido mucho el complejo de inferioridad característico de los de su raza y teme mucho el rechazo de los demás.

 

Su mayor tribulación es que cuando las circunstancias la superan, vence en ella el complejo de inferioridad: se percibe más pequeña de lo que es. Por eso, está siempre intentando superarse, probarse a sí misma, en pos de una perfección imposible.

 

Se siente muy culpable por la muerte de su primer amigo, Markus Goldschmied y aunque intenta bloquear cualquier pensamiento que tenga que ver con él o las emociones que le envergan cuando lo recuerda, lo tiene siempre presente y eso le hace sufrir y sentirse impotente.

 

• Historia:

Sus padres se conocieron en Inglaterra debido a un evento mágico internacional. La madre era giganta, alemana y trabajaba como diplomática, ya que era representante de la comunidad gigante dentro del Ministerio de Magia Alemán y una gran activista por los derechos de los gigantes en la comunidad mágica internacional. Se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijas.

 

Grace fue la primera y nació en Escocia, la tierra de su padre, pero cuando cumplió seis años, sus padres se separaron y ella, su hermana y su madre se mudaron a la alta Baviera, Alemania, donde posteriormente, su madre conoció a otro gigante y donde nacieron sus otras dos hermanas pequeñas. Allí se crió hasta cumplir los once años. Para entonces, su madre tenía muchos enemigos por su lucha por los derechos de las minorías mágicas. Así que, cuando un grupo de mortífagos dio con su paradero, tuvieron que huir a Dresde, donde vivieron tres años hasta que volvieron a ser encontrados por los siervos de la MarcaTenebrosa.

 

De la vida en Escocia, Grace apenas recuerda nada; sin embargo, sí tiene vívidos recuerdos de su infancia en Baviera. Vivían en una comunidad de gigantes relativamente pacífica donde ella no se sentía muy a gusto porque no había nadie como ella. Los gigantes de su edad no tenía sus mismas inquietudes y en muchas ocasiones fue víctima de burlas, lo que originó un gran complejo de inferioridad que iría desarrollando también en la adolescencia. En vez de con otros niños, se relacionaba con personas adultas, en su mayoría, muggles. Con todo, le gustaba mucho su casa en las montañas, desde la cual podía ver los muros del Neunschwanstein y sufrió mucho al dejarla atrás cuando se mudaron a Dresde.

 

Durante su estancia en Dresde, se hizo amiga de un mago un año mayor que ella llamado Markus Goldschmied cuyo padre era fabricante de varitas. Eran inseparables: lo hacían todo juntos. Y juntos estaban cuando una fría noche de noviembre, paseaban por el puente de Agusto, sobre las aguas del Elba y apareció una mortífaga vieja enemiga de su madre. Esta intentó matar a Grace y lanzó un hechizo mortal con tan mala suerte que mató a Markus en su lugar. La madre de la joven intervino antes de que también la asesinara a ella, pero no pudo evitar que su hija se sintiera culpable por lo sucedido desde entonces.

 

Grace había conocido a Markus en una visita a la Überrasunggasse, el equivalente al callejón Diagon en Dresde. Él guardaba el mostrador de la tienda de varitas de su padre y ella había ido a hacer un recado para su madre. Hicieron muy buenas migas y él fue el que encontró a la varita que la eligió. Grace, que siempre había temido no ser aceptada en el mundo de su padre del mismo modo en que la habían rechazado en el de su madre, comenzó a sentirse acogida por primera vez en su vida después de una gran etapa de soledad. Desgraciadamente, tras la muerte de Markus, resucitó en ella el temor de quedarse sola, esta vez, para siempre.

 

Después del accidente, la familia se fue a Heidelberg, en Baden-Würtemberg y comenzaron a vivir en un barrio muy entrañable llamado Wieblingen, a orillas del Néckar. El feliz matrimonio estuvo tentado de enviar a su hija mayor a estudiar a Beauxbatons, que les pillaba cerca de casa, pero la semigigante se negó porque no hablaba francés (y pensaba que ello brindaría ocasión a sus compañeros para burlarse de ella). Sin embargo, sí que tenía conocimientos de duendigonza,lengua gigante y sirenio, gracias a los esfuerzos de su madre que no solo era una gran activista por los derechos de las criaturas mágicas, sino que también había estudiando a fondo sus respectivas lenguas y culturas.

 

Años más tarde, recibió la carta de la Academia y no se lo pensó mucho porque necesitaba poner distancia con su familia y los recuerdos de Dresde, que la perseguían a donde quiera que fuera. Se despidió de sus padres y regresó al Reino Unido con ganas de emanciparse, superarse a sí misma y, sobretodo, reinventarse a sí misma y convertirse en una gran bruja para poder unirse a la Orden del fénix. No había olvidado lo que le sucedió a su mejor amigo y, aunque no quiere vengarse, sí decidió luchar para que algo así nunca vuelva a ocurrirle a nadie..

 

• Objeto Magico Legendario: --
• Objetos Magicos:

• Mascotas y Criaturas:

• Criaturas en la Reserva:

• Elfos:

• Licencia de Aparición: --
• Licencia de Vuelo de Escoba: --
• Registro de XXX: --

• Otros datos:

1. Es soprano y le encanta el karaoke
2. Su color favorito es el azul turquesa
3. Sueña con tener un hipogrifo y un crup
4. Le pierden las ranas de chocolate
5. Pertenece a la Casa de los Tritones del Río Wye
6. Es fan acérrima de los muggles
7. Su patronus es un oso polar
8. Su varita se llama Eritía.
9. Su cantante favorito es muggle y se llama
10. Está en contra de la esclavitud élfica
11. Datos familiares:

• Cronología de cargos:
• Premios y reconocimientos:

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¡Holaaaaaa!

 

Nathan: nada de otros firmeros, ¡tonterías! me encanta, es perfecta . Muchísimas gracias; voy a ponérmela en cero coma xD Creo que me va a quedar muy chula. Es genial.

 

Y guay la firma, Night

 

p.d. No sé qué hacer para rellenar dos líneas ya xD

La tenue luz londinense atravesaba los pequeños cristales de la bóveda de cañón que cubría el techo de la estación: una única nave alargada de ladrillos color parduzco. El aire desprendía una esencia de humo, carbón y cuero y al llegar un primer tren, se escuchó el chirrido del freno contra las vías y el sonoro pitido de la vieja locomotora negra, que a Grace le pareció un suspiro de alivio al haber alcanzado, por fin, el destino.

La joven había aterrizado repentinamente junto al resto de sus compañeros sobre aquel interminable suelo de baldosas, no sin cierta sorpresa. Miró a su alrededor sin disimular la curiosidad, expectante, mientras el profesor Haughton les daba la bienvenida a King's Cross y les invitaba a prestar atención a la escena. Por supuesto, los alumnos de la Academia no estaban solos en el andén: la estación estaba atestada de gente, sombreros y maletas. Por las ropas, Grace no tardó en deducir que aquello pertenecía al pasado, probablemente comienzos del siglo XX, los tiempos de la Gran Guerra.

 

Entre la multitud podían apreciarse centenares de caras tristes y cansadas al despedirse de sus seres queridos. Grace distinguió, sin embargo, dos grupos: a un lado de la vía, esperaban circunspectos los hombres jóvenes que aguantaban el tipo cuando sus mujeres, fueran madres, hermanas,novias o esposas, lloraban y los abrazaban temiendo no volver a verlos. Estos iban a la guerra. Al otro lado, frente al tren que acababa de aparecer, las mujeres, fueran madres, hermanas, novias o esposas de los que ya habían partido despedían esta vez a sus hijos pequeños. Estos eran enviados al campo por su propio bien.

 

Grace se fijó en una mujer que le abrochaba los grandes botones del abrigo de pana a su hijo menor, arrodillada en el suelo ante la mirada atenta y seria de otros dos niños. La criatura debía de rondar los cinco años y lloraba a moco tendido, consciente de que lo iban a separar de su madre. Esta llevaba un abrigo de paño oscuro, una falda amarillenta y un sombrero gris de ala corta decorado con tres diminutas plumas negras a un lado. No podía verle la cara porque estaba de espaldas a ella, pero a los ojos de sus hijos, a los que si veía, era la mujer más guapa del mundo.

 

La semigigante no pudo evitar evocar la imagen de su propia madre cuando le dijo adiós el día de su marcha. Cómo le ató un pañuelo al cuello con infinito cuidado, cómo la miró con ternura y determinación, cómo le regaló una sonrisa de orgullo maternal y un abrazo (literalmente)gigantesco.

 

Los recuerdos la inundaron y cuando volvió a mirar a aquella madre y a sus tres hijos, caminar dados de la mano hacia el tren... se sintió abatida y desconsolada. ¿Qué posibilidades había de aquellos niños pudieran no volver a ver su madre? Cerró los párpados durante un segundo y trató de contener todas aquellas emociones encontradas. Tomó del brazo a su amiga Athena, de pie junto a ella y le dijo:

 

-Creo que nunca había visto un lugar tan triste.

Vengo a pedir una firmita. (Mi primera firmita del fénix *_*)

Ficha:

 

Imágenes: Esta y esta.

Texto Firma: Nitwit! Blubber! Oddment! Tweak!

Medidas: ¿tamaño mediano? No muy grande

Colores: Quiero un fondo azul (tirando a oscuro, pero no muy oscuro) y el color de letra blanco

Otras especificaciones: Quiero que tenga un aire elegante, sofisticado y no quiero que aparezcan los fondos de las imágenes, sino las siluetas de las dos chicas, una en un primer plano y otra un poco más atrás (elegid la que más os pegue). Las puertas de la imaginación quedan abiertas, hacedlo cómo os parezca que va a quedar más chulo. El fondo, mientras que sea azul, me da igual cómo lo hagáis. Además, si podéis cambiar los colores de las imágenes y podéis cambiar el color de la ropa de las chicas, si elegís tonalidades azules (cerúleo, turquesa, añil incluso tirando al morado), fenomenal.

 

¡Graciaaaas!

Elizabeth abrió la misteriosa puerta y le cedió el paso sin remilgos. La semigigante entró, decidada, pero una vez vio la sala, miró hacia atrás. Aunque ya era tarde, porque Elizabeth la había cerrado tras ella. Grace se dio la vuelta de nuevo a la vez que forzaba el diafragma para inspirar profundamente. Se estremeció: el aire era helador.

 

Aquel lugar no era una habitación cualquiera. De hecho, ni tan siguiera era una habitación. Se trataba de una plaza nevada, inmensa y adoquinada que Grace conocía a la perfección. A su izquierda, se erguía la antigua universidad, blanca y rosada frente a la fuente del león; a su derecha, el pasillo de tiendas de atractivos escaparates que había recorrido mil y una veces: desde la esquina, con su preciosa tienda de decoraciones navideñas, hasta la gran biblioteca de piedra rojiza calle arriba; y, entre medias, las papelerías frente a la parada del autobús con sus puestos de postales coloridas en la puerta… También las librerías universitarias, la mensa* y, por último, la oficina de correos. Frente a ella, el gran edificio nuevo de la Ruprechts-Karl Universität la vigilaba cauteloso con su ondeante emblema ‹‹Al espíritu viviente›› y, tras él, la falda de Königstuhl* estaba cubierta por un manto blanco inmaculado.

 

Por un segundo, se olvidó del frío y sintió un arranque de nostalgia en el corazón. Echaba de menos su casa. Si pudiera aparecerse, cruzaría esa misma ciudad de punta a punta e iría su pequeña casita de Wieblingen junto al Néckar. La recibirían su madre, sus hermanas y hasta su crup y podría contarles todo lo que había vivido ese último mes…

 

—Heidelberg —susurró Grace, sin darse cuenta de que pensaba en voz alta—. Estamos en Heidelberg.

 

Solo había algo que no cuadraba, que no estaba la última vez que ella paseó por la Plaza de la universidad. Resultaban además muy llamativos aquellos círculos en el suelo porque la nieve no los había cubierto. Eran de color rojo y se distanciaban unos diez metros entre sí y Grace calculó que tendría un radio de un metro cada uno. El primer círculo se situaba entre la Alte Uni* y la fuente conocida como Löwenbrunne; el segundo, se hallaba justo en el centro de la escalinata de la Neue Uni*.

 

Siguió las indicaciones de Xareni : se aproximó al círculo más cercano y, tiritando, se colocó justo en el centro. Cerró los ojos, intentando concentrarse en los tres principios de la Aparición y no pensar en el frío. Maldita sea, ¿por qué no se habría traído ni una miserable capa al Ministerio? Sentía los copitos de nieve acumulándose sobre su cabeza…

 

La triple D. A ver, ¿cómo era? Destino. Su destino era su casa, no… Su primer destino era aquel segundo círculo rojo. Bien, ahora, determinación: estaba determinada a llegar a la escalinata de la neue uni. Era el primer paso para poder ir después a ver a su familia. Aún con los ojos cerrados, visualizó el círculo rojo en la escalinata y deseó con todas sus fuerzas estar allí. Ya no sentía frío, solo la deliberación pasando de las puntas de los dedos de los pies hasta las de sus cabellos, atravesándola por entero. Nada se interpondría entre ella y su destino. Inundada por aquel sentimiento, se dejó ir, al tiempo que abría los ojos para no perderse nada y, mientras se desvanecía y se perdía en aquella dulce sensación liviana, observó la sonrisa tranquila de Elizabeth. Se quedó totalmente relajada: todo iba bien y no tenía dudas. Un segundo después, había llegado satisfactoriamente a su destino.

 

—¡Toma!—Gritó, emocionada mientras pegaba un salto con el puño en alto. Inmediatamente después, soltó una carcajada alegre que resonó en cada rincón de aquella plaza alemana.

 

OFF

*Mensa: comedor universitario

*Königstuhl (‹‹El trono del rey››) es una pequeña montaña.

*Alte Uni: el edificio viejo de la universidad

*Neue Uni: el edificio nuevo de la universidad

Me quedé perpleja al ver que mi amiga perdía el conocimiento y acudí rapidísimo. Me situé junto a Maddy y me llevé una mano a la boca para contener la ansiedad. Este tipo de situaciones me ponían extremadamente nerviosa porque me hacían sentir que no controlaba, que la circunstancia me superaba por todos los lados posibles. Me dirigí a Madeleine, con voz de angustia y le susurré a duras penas:

 

-¡Dios mío! ¿Qué le ha podido pasar?

Al volver del desayuno, de camino a la Sala Común, les iba explicándoles a mis compañeros las reglas del party. La idea era jugar por equipos y teniendo en cuenta que el suyo era un número reducido de personas, lo más práctico es que formaran tan solo dos equipos.

 

- Hay prueba de tabú, hay prueba de pregunta de trivial, hay prueba de pictionari y hay prueba de mímica. El equipo que supere antes todas las pruebas... gana. En principio, podemos empezar formando los grupos... Por ejemplo, elegimos yo y Hermione.

La miré, sonriente y le pregunté:

 

-¿Pares o nones?

 

 

-------------

 

OFF

 

Prueba de tabú: consiste en explicar un concepto o un personaje que se te indica, pero sin mencionar ciertas palabras. Tus compañeros tienen que tratar de adivinar de qué concepto o personaje se trata a partir de tu descripción.

 

- Ejemplo: Describe a Minerva Mcgonagalla sin decir la siguientes palabras: "profesora, gryffindor, animaga, gato, estricta"

 

Prueba de pregunta de trivial: pues eso, que te hacen una pregunta tipo... ¿Cuándo acabó la Primera Guerra Mundial?

 

Prueba de pictionari: hacéis un dibujo a paint sobre un concepto que os indique el otro equipo, lo subís a Internet y ponéis el enlace, y tu propio equipo tiene que averiguar de que se trata.

 

Prueba de mímica: pues como el juego de las películas. Hay que rolear los gestos que hacen los personajes para escenificar algo que le haya indicado el equipo contrario.

Amaneció demasiado pronto. La luz diáfana de la mañana atravesaba las aguas del lago y dibujaba hermosos reflejos aquí y allá, en perpetuo movimiento sobre el suelo de la Sala Común. Cerré los ojos con fuerza e incluso horas más tarde, cuando dos de mis compañeros intentaron despertarme, me hice la remolona y no reaccioné. Se estaba tan cómoda en la cama... es decir, en el sofá.

 

Finalmente, abrí los ojos de golpe. Naturalmente, los tuve que cerrar porque la luz me hacía daño. Me llevé la mano a la cara y extendí piernas y brazos al tiempo que bostezaba sonoramente. De repente, me di cuenta de que no estaba sola. Miré en derredor y vi a mis compañeros, asombrados ante el despertar de una auténtica semigigante. Sonreí intentando peinarme la melena castaña con los dedos y les saludé con alegría:

 

-¡¡Buenos días, buenos días!! ¿Qué tal estamos hoy?

 

No tardé en notar que estaba hecha un desastre. Me disculpé un momento mientras iba a darme una ducha, asearme y vestirme. Para cuando regresé a la Sala Común, ya parecía una bruja decente. Con el cabello recogido en una trenza intercalada con lazos dorados, una capa negra y un vestido azul cielo de cuello de cisne y falda de tubo. Todavía conservaba mis zapatillas de estar por casa lo que me confería un aspecto algo cómico, pero familiar.

 

-¿Sabéis? Se me había ocurrido que podíamos jugar a un juego de mesa después del desayuno. ¿Habéis jugado alguna vez al Party?

 

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OFF

 

¿Me echabais de menos?

Estaba haciendo los deberes de DB, pero siempre me podéis mandar una lechuza o darme un toque

Después de la guerra de almohadas, me tumbé en un sofá de color azul marino, muerta de la risa y poco a poco, me fui quedando callada, en silencio, pensativa. Empecé a darle vueltas a sucesos que habían pasado en los últimos días. Había conocido a mucha gente en la Academia. Incluso creía haber hecho buenos amigos. Me sentía cómoda en mi casa, académicamente me iba bien (muy bien, incluso); había salido por Londres; casi me había olvidado de quién era... Era interesante. Una vorágine caótica de independencia, libertad y sensaciones nuevas. Sensaciones, a veces, contradictorias. Se me pasaron por la mente unos ojos azules, que aparté de un manotazo al aire.

 

No. "Que no se te crucen los cables, Gracie. No pienses tanto."

 

Poco a poco, se me fueron cerrando los ojos hasta quedarme plácidamente dormida en el sofá...

 

Off

Para Gracie ya se acabó xD Está sopa.

Rol en Off: perdón, he doble posteado sin querer -.- Y como no puedo espamearos aprovecho para decir que me encantó la canción, Mariajo *_* y visto que nos estamos descolgando un poco de la fiesta pijama; propongo que la cerremos con esta guerra de almohadas (cada uno que haga su intervención, eso sí). ¿Por qué no organizamos una lluvia de ideas para próximos eventos interesantes que podamos hacer como casa? Excursiones, fiestas de otro tipo (benéfica, por ejemplo), algún evento que podamos organizar en cooperación con otras casas también, una competición deportiva etc. ¿Qué os parece? ¿y qué os apetece?

Puesto que Luly se fue pos Ginny escaleras arriba al terminar la canción, me senté en el sofá para ver actuar a Maddy. Cantó una canción genial y, además, lo hizo estupendamente, así que aplaudí entusiasta con todas mis fuerzas, mientras mi compañera saludaba al público con una sonrisa, triunfante. Me puse en pie para continuar con la ovación. Aunque, en esta ocasión, agarré también mi almohada y guiada por un impulso o, quién sabe, tal vez bajo los efectos de los dulces, y arremetí contra ella para lanzársela a la cantante.

 

-¡No tengo flores! -me excusé encogiéndome de hombros con una carcajada.

 

Un segundo después, tenía una almohada estampada en la cara y las plumas volaban por todas partes. Me eché a reír y empezamos la guerra de al mohadas. Yo decidí no darle cuartel a nadie, así que me lancé a por todos, sin miramientos. Entre risas y bostezos, nos enzarzamos en una batalla apocalíptica todos contra todos...