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Andras Garayoa

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Mensajes publicados por Andras Garayoa

  1. Buenas profesores.

     

    Vengo a pedirles disculpas si no participo en el comienzo de esta última actividad mandada. Pero justo estoy en exámenes finales y el viernes tengo un exámen muy importante, por esa razón, solo pasé para informarles de que me uniré a partir de sábado a la actividad, si es que aún se me permite hacerlo.

     

    Un saludo y lo lamento.

  2. Sunnar: Incárcerus. Acción 1- Turno1.

     

    Cedric: Evanesco. Acción 1- Turno 1.

     

     

     

     

    Sunnar: Silencius. Acción 1- Turno 2.

     

    Cedric: Sectusempra (silenciado, nosale) Acción 2- Turno1.

     

     

     

     

    Sunnar: Morpho. Acción 2- Turno 2.(lacamiseta pasa a ser una serpiente, la cual sería diminuta dado quela masa de una camiseta no da como para una gran serpiente)

     

    Cedric: Finite Incantatem (deja deestar mudo) Acción 1. Turno 2.*A

     

     

     

     

    Sunnar: Silencius. Acción 1. Turno 3.

     

    Cedric: Oppugno (Silenciado, no sale).Acción 2. turno2

     

     

     

     

    sunnar: Oppugno.(muerde una segundavez) Acción 2. Turno3.*B

     

    Cedric: Morpho.(Bezoar) Acción 1.Turno 3.

     

     

     

     

    Sunnar: Sectusempra.(impacta sobreCedric) Acción 1 Turno4.

     

    Cedric: Sectusempra.(a la serpiente)Acción 2. Turno3.

     

     

     

     

     

     

     

    Cedric:Episkey.(cura el sectusempra)Acción 1. Turno4

     

    Sunnar: Crece uñas. Acción 2. turno4.

     

     

     

     

    Cedric: Finite Incantatem (Finaliza elcrece uñas) Acción 2. Turno 4.

     

    Sunnar:Incarcerus. Acción 1. Turno5.*B.

     

     

     

     

    Cedrid: Evanesco. Acción 1. Turno 5

     

    Sunnar: Expelliarmus. Acción 2. Turno5.

     

     

     

     

    Cedric: Protego. Acción 2. Turno 5.

     

    Sunnar: Sectusempra. Acción 1. Turno6.

     

     

     

     

    sunnar: Silencius. Acción 2. Turno 6.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    *A:Nohacía falta, porque igualmente el silencius sólo dura una acción,con lo que ha perdido un hechizo en un acción inútil.

     

    *B: En esta ocasión no sé si sería necesario volver a usar el Oppugno, dado que supuestamente, el oppugno del contrincante no salió porque lo silenció, así que la serpiente seguiría estando bajo su dominio...

     

     

     

     

    En verdad, me hice un lío tremendo con este duelo, No sé si esté bien, al menos intenté hacerlo lo mejor que pude dado que no cuento con todo el tiempo que me gustaría pasar ante el ordenador, pero las tareas muggles llaman.

     

     

    Respecto al duelo, ya sin entrar en hechizos si están bien o no, yo no daría por valido este duelo, ya que se convirtió desde el comienzo en un simple intercambio de hechizos, no utilizan el rol para nada y dan pocos detalles del lugar, haciendo que te olvides en dónde te encuentras. Desde mi punto de vista, quién gana es Sunnar, ya que Cedric no volvió a aparecer dejando el duelo abandonado.

     

     

  3. Hola profesores, vengo con un problema en mi duelo.

     

    Duelo Andras-Niquitha

     

    Es que siempre escribo todo en word antes de pasarlo al foro, por el hecho de las faltas ortográficas y demás, al pasarlo del word al foro, me he dado cuenta de que no sé que ha pasado, pero los hechizos al ser no verbales y ponerlos entre "<<>>" pues se me han eliminado, y como no se puede editar allí, me gustaría poner aquí de nuevo el post, para que se sepa bien que hechizos puse.

     

    De veras lamento el error que se ha cometido, eso me pasó por no darle al visualizar antes de mandar, pero pensaba que estaría bien pues lo hice en word.

     

    Aquí dejo lo que sería realmente el duelo, podrán comprobar que es lo mismo, solo que los hechizos salieron mal.

     

    El duelo comenzaba a ponerse de lo más interesante, la lluvia no cesaba, lo cual hacía todo más complicado y perplejo, la vista se nublaba con cada gota que caía, con fuerza, estaba claro que la naturaleza se oponía a estos sucesos, y Andras, pensaba de igual manera.

     

    Tenía que reconocer que este duelo le estaba costando más que el anterior que había realizado, no sabía si después de aquello ocuparía la dotación de duelista, pero estaba claro, que con ese acto descargaba una buena dosis de adrenalina.

     

    Veía como Niquitha se movía por detrás de la fuente, haciendo que la joven demonio se moviera al compás, para mantener así la misma distancia con su oponente, su patronus obedecía su orden inicial, siguiendo unos metros por delante de ella sus pasos.

     

    En un abrir y cerrar de ojos, pudo ver como su oponente conseguía hacer que su patronus se desmayara con esa llamarada de fuego un tanto extraña, puesto que no quemaba, pero sí consiguió que el caballo flojeara y cabeceara hasta caer inconsciente al suelo, apoyando primero sus patas delanteras, con una sutileza incalculable y a continuación, las patas traseras, quedando así tumbado delante de la joven Garayoa, quién lo observó, parecía una figura inofensiva descansando sobre sí mismo.

     

    Su oponente seguía varita en ristre, pero esta vez retrocedió varios metros de ellos. Andras sonrió, había salido ilesa de su primer ataque y ahora le tocaba a ella. Con suavidad se retiró un mechón negro de su blanquecino rostro y se frotó los ojos, con intención de ver con más claridad a causa de la lluvia, se asustó al ver su mano negra. ¿Qué había sucedido para tener la cara negra? Por un segundo, pensó que aquel rayo purpura le había dañado el rostro, pero luego sonrió divertida, tan solo era el rimel de sus ojos, que a causa de la lluvia y de frotarse los ojos, se había pringado de negro por completo.

     

    --"Embrujo Punzante"-- Andras apuntó con frialdad con su varita, negra como la oscuridad, al rostro de su contrincante, haciendo que de ella saliera un rayo a gran velocidad, al instante este le tocó e inmediatamente su cara se desconfiguró, los músculos del rostro aumentaban a gran velocidad, parecía que sus ojos habían quedado ocultos entre los bultos que parecían una reacción alérgica, habían surgido en ella, impidiéndole una vista clara de su alrededor.

     

    La joven demonio no pudo evitar reír, aquel rostro desconfigurado parecía salido de una película de terror. Debía de reconocer que a pesar de sufrir y pasar miedo, también tenía momentos de diversión.

     

    Andras se sorprendió, cuando creía que su caballo acabaría por desfallecer, se levantó de nuevo con la misma elegancia con la que anteriormente se había tumbado, relinchó y de nuevo ocupó el lugar que le correspondía, aunque la demonio bien sabía que ya no le quedaría demasiado tiempo para disfrutar de su compañía. En ese mismo instante recordó que el rayo que anteriormente había impactado sobre su patronus, solo duraba medio turno, esa fue la razón por la que el caballo volvió en sí después de su desfallecimiento momentáneo.

     

    Andras observaba el rostro de su oponente, eso le debía de doler, puesto que no parecía nada agradable, pensó en jugar con la misma moneda con la que ella había jugado, y aprovechando que ésta no podía ver con claridad, se acercó hasta ella, hasta tal punto de situarse en línea recta a unos seis metros de distancia y sin remordimientos pensó –"Fuego Púrpura"-- y una llamarada violeta salió de su negra varita, tocando la llamarada directamente sobre el cuerpo de Niquitha, dejándola inconsciente en el suelo.

     

    Andras se retiró aprisa, situándose de nuevo a unos doce metros de distancia sobre ella, viéndola caer al suelo, entrándole un escalofrío por todo el cuerpo, con temor de haber acabado con ella, se situó detrás de su patronus, como si se escondiera de algún mal cometido.

     

    Los hechizos no-verbales les puse entre comillas, ya que con los símbolos <<->> que nos enseñaron en duelo básico, al parecer, me acorta las palabras. De verdad, siento mucho las molestias.

     

     

    Edito:

     

    Pido disculpas una vez más, he comentado lo que sucede a una compañera y ella dice que si que ve bien todo, pero es que desde mi ordenador no lo veo completo, asi que si os sucede como a ella, lo lamento, pero yo en mi duelo no veo el hechizo al completo. :S no sé si será cosa del Skin o si puede ser por mi servidor... no lo sé, pero pido disculpas.

  4. El duelo comenzaba a ponerse de lo más interesante, la lluvia no cesaba, lo cual hacía todo más complicado y perplejo, la vista se nublaba con cada gota que caía, con fuerza, estaba claro que la naturaleza se oponía a estos sucesos, y Andras, pensaba de igual manera.

     

    Tenía que reconocer que este duelo le estaba costando más que el anterior que había realizado, no sabía si después de aquello ocuparía la dotación de duelista, pero estaba claro, que con ese acto descargaba una buena dosis de adrenalina.

     

    Veía como Niquitha se movía por detrás de la fuente, haciendo que la joven demonio se moviera al compás, para mantener así la misma distancia con su oponente, su patronus obedecía su orden inicial, siguiendo unos metros por delante de ella sus pasos.

     

    En un abrir y cerrar de ojos, pudo ver como su oponente conseguía hacer que su patronus se desmayara con esa llamarada de fuego un tanto extraña, puesto que no quemaba, pero sí consiguió que el caballo flojeara y cabeceara hasta caer inconsciente al suelo, apoyando primero sus patas delanteras, con una sutileza incalculable y a continuación, las patas traseras, quedando así tumbado delante de la joven Garayoa, quién lo observó, parecía una figura inofensiva descansando sobre sí mismo.

     

    Su oponente seguía varita en ristre, pero esta vez retrocedió varios metros de ellos. Andras sonrió, había salido ilesa de su primer ataque y ahora le tocaba a ella. Con suavidad se retiró un mechón negro de su blanquecino rostro y se frotó los ojos, con intención de ver con más claridad a causa de la lluvia, se asustó al ver su mano negra. ¿Qué había sucedido para tener la cara negra? Por un segundo, pensó que aquel rayo purpura le había dañado el rostro, pero luego sonrió divertida, tan solo era el rimel de sus ojos, que a causa de la lluvia y de frotarse los ojos, se había pringado de negro por completo.

     

    --<<Embrujo Punzante>>-- Andras apuntó con frialdad con su varita, negra como la oscuridad, al rostro de su contrincante, haciendo que de ella saliera un rayo a gran velocidad, al instante este le tocó e inmediatamente su cara se desconfiguró, los músculos del rostro aumentaban a gran velocidad, parecía que sus ojos habían quedado ocultos entre los bultos que parecían una reacción alérgica, habían surgido en ella, impidiéndole una vista clara de su alrededor.

     

    La joven demonio no pudo evitar reír, aquel rostro desconfigurado parecía salido de una película de terror. Debía de reconocer que a pesar de sufrir y pasar miedo, también tenía momentos de diversión.

     

    Andras se sorprendió, cuando creía que su caballo acabaría por desfallecer, se levantó de nuevo con la misma elegancia con la que anteriormente se había tumbado, relinchó y de nuevo ocupó el lugar que le correspondía, aunque la demonio bien sabía que ya no le quedaría demasiado tiempo para disfrutar de su compañía. En ese mismo instante recordó que el rayo que anteriormente había impactado sobre su patronus, solo duraba medio turno, esa fue la razón por la que el caballo volvió en sí después de su desfallecimiento momentáneo.

     

    Andras observaba el rostro de su oponente, eso le debía de doler, puesto que no parecía nada agradable, pensó en jugar con la misma moneda con la que ella había jugado, y aprovechando que ésta no podía ver con claridad, se acercó hasta ella, hasta tal punto de situarse en línea recta a unos seis metros de distancia y sin remordimientos pensó –<<Fuego Púrpura>>-- y una llamarada violeta salió de su negra varita, tocando la llamarada directamente sobre el cuerpo de Niquitha, dejándola inconsciente en el suelo.

     

    Andras se retiró aprisa, situándose de nuevo a unos doce metros de distancia sobre ella, viéndola caer al suelo, entrándole un escalofrío por todo el cuerpo, con temor de haber acabado con ella, se situó detrás de su patronus, como si se escondiera de algún mal cometido.

  5. Niquitha disfrutaba con el duelo, la joven Andras lo comprobó al notar su risa irónica en sus palabras. Eso no la haria venirse abajo, después de todo, sabía por lo que estaba ahí. Tenía que salir de aquella Academía aprendiendo a manejar todos y cada uno de los hechizos que fueran posibles. Nadie más se reiría de ella por ser una semi-muggle. Sentía rabia por tener la mano destrozada y no haber conseguido evitarlo, estaba claro que había comenzado el duelo con mal pie.

     

    Obervó a su oponente, era astuta y hábil, acababa de atacarla con la misma moneda que había recibido. La demonio comenzaba a notar su garganta seca, con falta de humedad, se moría de ganas de poder beber un trago de agua, aquella sensación de sequedad no le gustaba para nada, tenía la sensación de que pronto dejaría de hablar.

     

    --¡¡Episkey!!-- No aguantó más, prefirió no atacar a su oponente a sabiendas de que tener la mano fracturada no le impediría combatir con la otra mano con ella, pero su dolor no la dejaría concentrarse en aquel duelo, y era mejor remediar eso.

     

    --Eres hábil, muñeca-- Fueron las últimas palabras de Andras antes de poder notar que ni una sola palabra más salía de sí. Podía ver como su oponente se había alejado de su campo de visión por unos segundos, dado que luego volvió a alcanzar a verla disfrutar de ese turno que no fue atacada, momento que ella aprovechó para guiñar un ojo a Andras y ésta le devolvió el gesto con una débil sonrisa.

     

    La lluvia ponía interesante aquel combate, Andras, aún protegida con su caballo salido de su hechizo anterior, tenía ganas de que todo aquella clase acabara, tenía claro dónde estaba, pero eso no quitaba para que no le doliera tener que combatir de aquel modo con una compañera, que no conocía, pero compañera al fin y al cabo. ¿Qué pasaría si alguna de las dos acabara dañada de gravedad? Garayoa observó con antelación que ninguno de los profesores no estaban a la vista. ¿Estarían ocultos para que ambas se desembolvieran con gracia ante aquella tarea? Esperaba que sí, porque no tenía intención de morir en aquella clase, al menos, que si Niquitha iba con maldad, tener la seguridad de no morir dentro de la Academia.

  6. Hola.

     

    Vengo a preguntar algo que no entendí La primera etapa es el duelo que ustedes han abierto para mantener con los compañeros que ustedes dijeron, pero... ¿En qué consiste la segunda etapa? En dónde nos dirán? Es que estoy mirando, pero no veo en qué consiste ni en qué lugar he de ir para presentarme.

     

    Perdon si molesté con mi pregunta. Saludos.

  7. Niquitha. Ese era el nombre de la joven con la que mantendría el duelo. No entendía la forma de pensar de todos aquellas personas. ¿por qué combatían? Ella intentaba por todos los medios evitar la magia, vale que eran brujas, pero ¿Es qué no sabían vivir sin realizar hechizos? Ella lo había conseguido a lo largo de su vida y no le había ido tan mal.

     

    Había superado la clase de duelo básico, allí aprendió las nociones básicas para mantener un duelo, pero que lo hubiera aprendido, no significaba que ella se muriera de ganas por estar combatiendo todo el rato.

     

    --Espero que esta vez acabe rápido-- Susurró Andras tras escuchar que tendrían que combatirse en duelo.

     

    La vez anterior había ganado el duelo, pero eso no significaba que ella fuera una experta en aquella materia, al contrario, no le apetecía nada tener que mantener aquella clase, pero debía de hacerlo si quería salir graduada de allí.

     

    Se aseguró de llevar consigo su varita, la cual guardaba en sus tejanos oscuros, justo en el bolsillo trasero, allí dónde moría la cadena que colgaba desde su cadera derecha. Observó su calzado, no sabía si ir con las botas de cuero sería lo más acertado para ir hasta un campo de batalla, pero ya no tenía tiempo para cambiarse.

     

    Miró al resto de la clase, pudo comprobar como la mayoría de sus compañeros iban desapareciendo del aula para ir a parar hasta su propio duelo. No le servía de nada mirar a su alrededor en busca de su oponente, ya que no la conocía de nada, por lo cual, se acercó hasta dónde estaba escrito su nombre y sacó su varita para estar prevenida, rozó aquellos trazos que componían su nombre y una vez más, vivió aquella sensación de vaporización que la hizo llegar hasta el lugar en el que su oponente la esperaba.

     

    Se sacudió el polvo que pudo haber quedado en su sudadera tras el corto trayecto realizado y comenzó a deambular por aquella estancia en la que parecía que un tornado había pasado por ella. A su derecha quedaron varios troncos caídos, ramas destrozadas y algún que otro pequeño animal cobijado entre tanto abandono. A su izquierda, pudo comprobar como una multitud de rocas de diversos tamaños acaparaban gran parte de aquel patio, observó bien, que a pesar de su derrumbamiento, estaban bien pactadas las unas a las otras, como si una base de cemento las hubiera caído por encima, haciendo de aquel derrumbamiento una gran escultura artística inamovible.

     

    Los tacones delataron su presencia ante Niquitha, quién ya estaba impaciente por su llegada, y no muy contenta por ello. La joven demonio, con precaución se situó a unos doce metros de distancia de su compañera de clase y visualizó a su contrincante, quién sin reparo alguno, con habilidad y destreza la destrozó la muñeca de su mano izquierda con la que sujetaba su varita.

     

    --Eres rápida, veo que no te gusta que te hagan esperar-- Garayoa cambió la varita de mano, cogiéndola con firmeza ahora con su mano derecha. --Suerte que soy ambidiestra--

     

    Apuntó con frialdad a su rival, quién no le quitaba ojo. --¡¡Séneca!!-- Pronunció las palabras con seguridad en sí misma, a pesar de que nunca había usado aquel hechizo sabía que lo había realizado correctamente, de tal manera que aquella muchacha se iría deshidratando, solamente tendría una oportunidad de hablar antes de que se la pasara el efecto.

     

    Andras no pudo evitar una mueca de dolor, su muñeca le dolía, sabía que tendría que curarsela, pero podría esperar. La lluvia comenzaba a ser intensa, haciendo que la ropa comenzara a pesar, un gran barrizal se formaba en aquel patio abandonado.

     

    --¡¡Corpus Patronum!!-- Una luz plateada salió de su varita, logrando un gran destello por unos segundos en aquel lugar sombrío; enseguida tomó forma de un caballo robusto, situándose ante la joven Garayoa para defenderla de cualquier ataque pudiera llegarle.

     

     

     

     

    Off

     

    Disculpa mi tardanza, problemas muggles, espero no se vuelva a repetir.

  8. Buenas.

     

    Vengo a dejar mi ficha:

     

    Nombre del Personaje: Marlene Yatziri

     

     

     

    Características físicas: Es una joven de 25 años, con el pelo muy corto, castaño, luce varios pendientes y tatuajes. Viste de una forma hippie-moderna.

     

    Características psicológicas:

    Marlene es una joven de ideas claras, ama la solidaridad, siempre intenta ayudar a los demás sin importarle si eso supone quitarse tiempo para ella. Sabe escuchar y tiene bastante empatía.

     

     

     

    Profesión u Ocupación: Maquilladora profesional.

     

     

    Breve historia del personaje(como llegó a trabajar allí, cómo de desempeña):

     

     

     

     

    Independiente desde muy joven, dejó los estudios de bachillerato para sacar un cursillo de maquillaje en la Academia de Estética. Incomprendida por su entorno, consiguió sacarse el título en tiempo récord. Su familia no la apoyaba en su forma de vestir y la acusaban de relacionarse con endemoniados, influidos por la creencia popular de que los tatuajes y piercing debían de ser cosa de extremistas.

     

    En cuanto consiguió su primer trabajo en una agencia de modelos, abandonó su hogar y se independizó. Con el paso del tiempo, fue mejorando su posición laboral, hasta llegar a una compañía de teatro, en dónde se encargaba de maquillar a los actores y actrices de la mima.

     

     

     

     

     

    Si algo está mal, vendré a corregirlo o a intentar mejorarlo.

  9. Vengo a pedir familia aquí. No sé si me acepten, pero por intentarlo...

     

    FORMULARIO DE REGISTRO

     

    Formulario de Registro:

     

    Nombre Real: Andras

    Edad: ¿La real? 24 ¿La falsa? 17

    País: España

    Link a la ficha de personaje: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=96756

    Mascotas, elfos, aves mensajeras aprobadas por el MM: Nada.

    Si perteneces a otras familias aclararlo aquí: Pertenezco a la Haugthon (o algo así) pero quiero salirme, ya que me siento ignorada entre tanta gente.

    Algo que deberíamos tomar en cuenta en el rol (Algún tipo de característica especial): Andras es una chica que viene del mundo muggle, así que todo esto de la magia le piya de sorpresa.

     

    Me gustaría ser ahijada de Hades, así como si fuera mi padrino, o sino puede ser, pues no sé, si me acepten, decidan ustedes. Gracias.

  10. Hola.

     

    Soy Andras, en mi vida muggle también soy Andras. Supero ya los 20 años y me pesa decir la edad exacta, aunque ya la dije en algún otro sitio de por ahí. Soy del Norte de España y me dedico a la Atención Sociosanitaria de las personas Dependientes.

     

    En mi tiempo libre sigo estudiando para seguir formandome y me gusta leer, la música y pasar tiempo en solitario. Mi personaje es una chica joven que ha vivido siempre en el mundo muggle y no sabe apenas nada de la mágia, es aquí y ahora cuando está descubriendo todo lo que la magia puede llegar a alcanzar y así como aprender a usarla.

     

    Aunque aún todo le suena extraño y complicado.Como ven, no me gusta demasiado hablar de mí, así que sin más... Espero pasar esta clase de duelos.

    Saludos.

  11. Andras disfrutaba del paseo. Salir de su clase de rol por ir a preparar un examen de vuelo, le parecía bastante sensato, así, al menos, le daría el aire y se distraería. Tanta clase acabaría con ella. Era demasiada información del mundo magico para una persona como ella, que venía del mundo muggle.

     

    Su madrina le había mandado ir hasta aquel edificio, debía de pedir un formulario con el cual, debería de volver al castillo para que ella lo rellenara y así, con ello cumplimentado, aparecer de nuevo con él para poder presentar su examen.

     

     

    Se percató de la presencia de alguno de sus compañeros, a quienes ignoró mientras buscaba a alguien que la atendiera.

     

    --¿Dónde he de pedir los formularios ha cumplimentar para poder inscribirme al examen de vuelo?--

     

    Se dirigió allí a los presentes, cuando, al girarse, reconoció a alguien, se trataba de Xell, la joven que estaba como aprendiz en el departamento de Sagitas. Se acercó a ella.

     

    --Hola Xell, ¿También tú vas a examinarte? Yo aún no he recibido los documentos que he de rellenar.--

     

    La joven Garayoa estaba nerviosa e impaciente por aquellos papeles, en clase solo les habían dado tiempo hasta el día 6 y ese día llegaba enseguida, ¿Perdería la clase? Esperaba que los trámites fueran rapidos y poder examinarse cuanto antes.

  12. Andras no supo reaccionar. Su mente quedó en estado de shock ante tal griterio del cual no entendía nada. Sabía que estaba en buenas manos, puesto que Xell y Valentine estaban con ella, cosa que agradecia, ya que si se movía con ellas, seguro que el Ministerio no resultaría tan terrorífico. Para la bruja aquel lugar era como un gran laberinto sin salida, con un centenar de recovecos, de puertas, chimeneas y demás sitios por los que acceder a nuevos lugares.

     

    --¿A dónde nos iremos?-- Ambas muchachas la habían arrastrado con la excusa de que irían a tomar el aire para hacer compañia a la inexperta principiante, pero ella sabía perfectamente que la cosa no era así. Tenía la vaga sensación de que se iban a meter en líos y que ella iba a estar entre medias de las dos.

     

    --Iré a dónde me digáis, pero por favor, no me dejéis sola.-- Miró de forma seria a sus compañeras. --No tengo miedo a quedarme sola, pero sí a la magia que rodea todo esto. Aún no sé más que unos simples hechizos.-- Para Andras, reconocer que apenas sabía usar la magia, no era una deshonra, sino que se sentía orgullosa de poco a poco, ir logrando meterse en ese mundo en el que todo para ella era completamente desconocido.

     

    http://s7.tinypic.com/2emq6hy_th.jpg

  13. Andras se había olvidado por un momento todo el recorrido que realizó con su jefa, Sagitas Potter Blue, para llegar hasta su despacho. Nadie se había percatado de que ella, al llegar hasta aquel lugar, se había asombrado de tal manera que le parecía vivir en un sueño. Sin saber cómo ni cuando, ni tan siquiera el porqué, en el despacho en el que se encontraban, la habían ordenado realizar un viaje.

     

    Tan siquiera sabía a dónde se dirigían, pero ella seguía los pasos de Sagitas, quién había ordenado que debíamos subir al Atrio, dejabamos atrás el despacho, para aventurarnos en una gran odisea. Andras trataba de recordar los pasos que daba, puesto que estaba segura que muy pronto dejarían de acompañarla a todos lados y debía de saber moverse por aquel lugar si quería llegar a su puesto de trabajo sin perderse.

     

    --¿Qué pasará si algún día me pierdo?-- Andras hablaba para sí, aún a sabiendas que podían escucharla, tenía por delante de ella a la Potter Blue que iba abriendose paso.

     

    La joven Garayoa quedó petrificada en el instante que llegaron al Atrio, aquel lugar le pareció mucho más impactante que la primera vez que lo pisó. Luces parpadeantes brillaban por todos lados, mucha más gente de la que había llegado a recordar se movía emocionada, alterada por todo aquel acontecimiento que la joven Garayoa ignoraba.

    Grandes circulos de brujas y magos se concentraban alrededor de varios magos con escobas, todos se apelotonaban con intención de verlos más de cerca y a Andras todo aquello la sacó de lugar.

     

    --¿Por qué tanto alboroto por unos simples magos que llevan una escoba? -- Andras se dirigió esta vez a sus acompañantes, en busca de una respuesta.

    http://s7.tinypic.com/2emq6hy_th.jpg

  14. Andras comenzaba a sentirse a gusto junto aquellas dos jovenes tan divertidas. Empezaba a comprender que nada de lo que estaba viviendo en ese instante, tenía que ver con la vida anterior que había llevado. Xell le explicaba las cosas con delicadeza, Andras, ante tal explicación, se asustó. Estaba asimilando lo que acababa de ocurrir apenas horas atrás y se traumatizó solo de pensar que si aquella mujer no la hubiera sacado de aquel calabozo, podría estar en esa carcel que Xell y Valentine nombraban con el nombre de Azkabán, quizás esos tipos o esos seres que decian ser Dementores y la obligaban a besarlos y la quitaban su energía.

     

    Suspiró, quizás debía de pedir disculpas a esa mujer que la salvó de todo aquello que sonaba bastante serio. Xell parecía querer bastante a Sagitas, todo eran palabras buenas hacia la que sería su jefa. --Ella... ¿Payasa?-- A pesar de ver toda la decoración del despacho, se sorprendió --¡¡Pero si es enfermera!! Yo la vi vestida de enfermera, y eso dijo al recogerme del calabozo-- Sentía que no sabía nada, volvió a mirar el despacho y comenzó a asimilar las ideas.

     

    --Payasa... mi jefa, es una payasa...--

     

    No daba crédito a sus palabras, pero no le quedaba más remedio que creerla, después de todo, ella era nueva ahí y no conocía a nadie. --Para mí no ha sido raro vivir sin magia, claro que sabía que la magia existia, mi madre a pesar de ser muggle, nunca me lo negó, incluso me explicó lo que sucedería el día en que ella faltara, pero nunca necesité usarla para llevar una vida normal-- No entendía lo que quería decir Xell, vale que ella veía a la gente trasladarse gracias a la magia, que incluso veía como en su casa donde la acogian usaban las magia para la limpieza y la acomodación de esta misma, pero ella, también podía hacer esas mismas cosas sin la magia. Para Andras, la magia era peligrosa.

     

    --Supongo que yo soy un poco solitaria, en los dormitorios nunca hablo con nadie, y en clases...-- Bajó la mirada y sonrió al verse. --En clase supongo que tienen miedo de mi vestimenta, pero no voy a dejar de ser muggle nunca, por mucha magia que haga, seguiré vistiendo como lo hice siempre-- Por primera vez, sonrió y acabó riendo a carcajada limpia. Sin duda, acabaría trabajando en un ambiente agradable para ella.

     

     

    --Me gustan tus palabras-- Asintió tras la oferta de la aprendiz que cerró el libro que sostenía. Se quedó pensativa por un momento, divagando sobre como serían las cosas en el mundo magico.--Chicas, por lo que veo, los dos mundos son muy diferentes, he estado en un circo muggle muchas veces, pero... ¿Cómo es el circo, aquí?-- No paraba de darle vueltas al asunto, cuando de repente la puerta se abrió.

     

    --¡¡AHHHHH!!-- Andras gritó asustada al ver cómo la puerta se abría y entraba la bruja que resultaba ser una payasa, junto con una mujer que no conocía, de pelo negro. No la dio tiempo a reponerse del susto, cuando de nuevo, ambas desaparecieron del lugar tras un portazo.

     

    --¿Quién era esa?-- Preguntó Andras a las chicas, un tanto intrigada.

  15. Andras estaba atónita, jamás había disfrutado de compañía y desde que estaba en Ottery las cosas estaban cambiando, no solo había aprendido algo sobre la magia, si no que pocos eran los ratos en los que estaba en absoluta soledad. Miraba y requetemiraba la actitud de las hermanas que eran aprendices como ella en aquella oficina. No dejaban de sorprenderla, estaban en ese despacho castigadas, pero aún así, no dejaban de reír, mostrando su felicidad.

     

    Aún no se había respuesto del shock que le causó ver al payaso desaparecer, cuando Xell, una de las aprendices, trataba de ser amable con ella, déjandola ver que tan solo eran traviesas. Andras se movió por todo el despacho, observando como algunos objetos se movían solos, dio una vuelta alrededor de los globos, pensando que en realidad solo seria una grabadora lo que estuviera sonando y no que la voz saliera de esos globos realmente.

     

    Ambas muchachas se percataron de que la joven Garayoa no pertenecía realmente a ese mundo, ya que como si de una madre protectora se tratara, Xell mandó acercarse a Andras, trataba de explicarla en qué consistia todo lo que decía aquel tocho que les habían obligado a leerse.

     

    --¿Azkaban?-- La pequeña demonio se sintió aturdida. --¿Qué es y por qué os da tanto miedo?-- Andras no entendía nada. --¿Tanto importa que te quiten la varita? Yo he crecido con ella siempre guardada, pero al llegar a Ottery, mi madrina volvió a mi casa, en un pequeño pueblo de Londres a por ella, decía que era de suma importancia, que era una herencia de mi padre y que debía de traerla siempre conmigo, pero no sé usarla muy bien aún-- Andras se dirigió de nuevo al marco en dónde momentos atrás había visto a aquel payaso. Esperaba que volviera pronto, tenía curiosidad por verlo de nuevo.

     

    Se giró nuevamente hacia las hermanas y tras escuchar las preguntas de Xell, respondió. --Me anoté a la Academia, ahora mismo estoy en la fase de Rol y Duelo básico, ahí me están enseñando a manejar mi varita, aunque he de confesar que no se me da muy bien.-- Andras sacó su varita del bolsillo trasero de su tejano y negó con resignación a sabiendas que iba a ser un largo camino hasta llegar a ser una buena bruja.

     

    --Trabajo aquí porque no tengo familia, mi padre es un brujo-demonio que nos abandonó cuando se enteró de que yo iba a nacer, sólo tengo su varita y unos pocos recuerdos más de él, mi madre era una muggle, que en ningún momento me negó mi realidad-- Andras, suspiró. Aún le costaba mucho hablar sobre su madre, tenía en mente su recuerdo y le dolía no estar junto a ella. --Ella murió. Por eso estoy aquí, ambas sabíamos que aquí, en la familia Haughton, mi padre tenía una amiga que se haría cargo de mí si a ambos les pasaba algo, fue esa mujer la que me propuso trabajar.--

     

    Andras silenció por un momento, rozando sus dedos en el marco del cuadro, esperando que algo extraordinario sucediera, pero en realidad, nada pasó. --Sagitas ni me gusta ni me disgusta, solo sé que tiene un humor de perros, pero que me sacó del calabozo en el que me metieron, ¡ah! y qué la debo respeto, me han contado que ella es mi jefa y es para quién trabajaré como aprendiz.-- La joven Garayoa volteó una vez más viendo la felicidad de ambas chicas, les dedicó una sonrisa por primera vez. --No me molestan tus pregunta, puedes hacer cuantas desees-- Terminó por sentarse en un taburete de un color amarillo chillón.

  16. Habían llegado, al fín, después de un día largo, estaban en el ministerio. Andras, sin saber muy bien que decir, escuchaba todas y cada una de las palabras de toda persona que la rodeaba en aquel lugar. Cada vez entendía menos. ¿Quién la mandaba ponerse a trabajar? Aún no estaba segura del todo de querer pertenecer al mundo magico, ella se encontraba muy bien en el mundo muggle sin tantas cosas extrañas.

     

    Por un momento, la joven Garayoa se imaginaba un despacho al estilo de los anteriores vistos, claro que ella solo había visto despachos de abogados, todos de tonalidades oscuras y serias. Pero al ver aquel despacho, no pudo evitar sonreir ¿De verdad a eso le llamaban despacho? Jamás había visto globos parlanchines, ni un despacho con cuadros en dónde se hallaban payasos parlanchines.

     

    Se quedó sin palabras, aquel lugar más que una oficina, parecía una taquilla de circo, se veía colorido y lleno de vida. No estaba sola, dos jovenes se encontraban allí, con un gran tocho de libro que parecía pesar lo suyo. Una de ellas, se acercó hasta la joven Andras y se presentó.

     

    --Encantada, yo soy Andras-- Un suave susurro salió de ella, y observó con atención a ambas hermanas. Las notaba felices, eso es lo que Andras añoraba, la felicidad que ella sentía estando con su madre, cuando aún vivían en el mundo muggle.

     

    --¿El.. el estatuto de qué?-- Andras no había entendido ni una sola palabra de lo que la joven Xell le trataba de explicar. Le daba verguenza que esas chicas, aparentemente de su misma edad, se dieran cuenta de que ella en ese instante no sabía absolutamente nada sobre la magia, que todo era nuevo para ella que había vivido toda su vida en el mundo no magico.

     

     

    Xell se alegraba de toda aquella decoración, pero Andras, por el contrario, se asustó. --¡¡Ese... ese payaso ha desaparecido del cuadro!! ¡¡Se ha ido!!-- Estaba tan asustada, que apenas pudo escuchar como Xell decia lo bien que se lo pasarían en ese despacho. Andras se encontraba aterrada, la magia cada vez le daba más y más sorpresas.

  17. Andras se encontraba cansada, pero apenas tenía ganas de volver a acostarse siendo tan temprano. Las noticias sobre el torneo, cada vez eran más y más escuchadas por toda la academia, pero ella, seguía sin saber bien de qué se trataba aquel evento, pero estaba decidida a participar fuera lo que fuese.

     

     

    --¿Alguién puede explicarme en qué consiste el torneo y qué debemos de hacer? -- La Garayoa, seria y discreta, alzó la voz con la intención de que alguno de los presentes le explicara en qué consistía aquello, en dónde se debía de presentar, y si ese torneo le quitaría tiempo para llegar puntual a sus clases de Básico, las cuales le estaban resultando un tanto lentas.

     

    Andras se sentó en uno de los sillones de la sala común de la casa de los Dragones de Lancashire, tratando de ir mejorando su manejo con la varita, al menos, hasta que alguien la explicara cuales eran los siguientes pasos a seguir.

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    Andras no sabía qué decir ni como tratar a esa mujer, por un momento la odió, por otro, sintió ese amor de madre que hacia varios años que no sentía. Se dedicó a escuchar todas y cada una de las palabras de la Potter Blue, No entendía bien el porqué los muggles no debían de conocer el mundo magico, ella, había crecido con una mujer muggle que sabía de la existencia de la magia y no la importaba. De hecho, recordaba su vida como la de cualquier muggle, nunca había hablado de la magia con ninguno de sus amigos, de hecho, no sabía controlarla, simplemente, sucedía y ya.

     

    Sonrió tras preguntarme sobre mi padre, aunque la joven no entendió la razón de su sonrisa, pero no le dio la mayor importancia. Escuchó lo que harían y se extremeció, ya le había tocado sufrir el traslado con objetos que en realidad no eran los objetos que simulaban ser, sino que eran como una puerta magica que te llevaban hasta otro lugar. Desde luego, no le gustaba para nada esa sensación que había vivido anteriormente. Sin dejarla otra salida, la bruja de pelo violeta, la agarró y de buenas a primeras, desaparecieron juntas para luego llegar al Ministerio.

     

    Que lo admirara, aquella mujer le dijo que lo admirara. --Primero... deje.... que me recupere-- Andras respiraba con dificultad, aún seguía sin entender como podían hacer ese tipo de cosas para ir de un lugar a otro, a ella la dejaban agotada. Observó a su alrededor mientras conseguia que su respiración se tranquilizara. Su jefa tenía razón, aquello era digno de admirar.

     

    La Potter Blue le explicó cómo llegar hasta su puesto de trabajo, y aunque Andras no solía ser una persona agradecida, la miró y dibujó una leve sonrisa, a modo de gratitud.

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    Que Andras no había comenzado su primer día de trabajo con buen pie, lo tenía claro, aquella mujer estaba de los nervios y la joven Garayoa no entendía el porqué de tanto nerviosismo. La Potter Blue la empujó al interior de una cabina telefónica roja, dejándola mucho más confusa aún de lo que ya lo estaba. --¿Qué hacemos..?-- Garayoa silenció al ver que lo que antes era un uniforme de enfermera, pasó a convertirse en un bonito vestido rosa.

     

    Miró extrañada a Sagitas ante su pregunta de cambiarse, se miró. ¿Qué tenía de malo su ropa? Le gustaba vestir así, la definía como gótica y le gustaba. Se negaba a ponerse esas túnicas y esas capas que llevaban en la academia sus compañeros.

     

     

    La mujer que acompañaba a la joven, le estaba pegando el sermón. Andras trataba de escucharla con toda su atención, pero esa mujer gritaba demasiado. Por un momento, Andras sintió miedo de que la despidieran en el mismo día en que la acababan de aceptar como aprendiz. --Yo solo... Yo solo pregunté por el Ministerio y me indicaron que debía de ir hasta allí-- Andras intentaba excusarse, cosa inutil, puesto que Sagitas seguía sermoneándola con su voz chillona.

     

    Andras respiró resignada, cuando sintió como la tomaba por la mano y la miró con odio. ¿Por qué la tocaba? No soportaba que la tocaran, y mucho menos que la cogieran de la mano, iba a protestar, cuando la mujer se adelantó a preguntarle no se qué cosa de desaparecer conjuntas. Andras debió de hacer unas muecas extrañas, porque entonces la Potter Blue, con cara de desesperación e inseguridad, le preguntó si era muggle o magica.

     

    --La contestaría que a usted mi vida privada no le importa, pero como sé que si la digo eso me seguirá gritando, la informaré de que mi madre era muggle-- Se detuvo, el rostro de aquella mujer empezaba a entrar en cólera, entonces, Andras tomó aire y prosiguió. --Mi padre era un brujo-demonio, pero no lo conocí. Sé que la magia existe, porque a veces hago cosas que no soy capaz de controlar, pero no, no sé nada de este mundo, llevo poco tiempo aquí, me crié con mi madre hasta que ella falleció y ahora estoy bajo responsabilidad de una vieja amiga de mi padre--

     

    Sin más, dejó que la mujer la tomara de la mano y experimentó una nueva sensación que nunca antes había sentido.

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    La joven se incorporó tras escuchar su nombre. Estaba salvada, alguien había ido en su búsqueda y se sentía aliviada por ello. Pediría explicaciones por el hecho de que a pesar de llevar el pergamino en dónde anunciaban su puesto como aprendiz, le habían negado la entrada a aquel lugar. --¿De verdad es usted Sagitas Potter Blue?-- Andras la miró de una forma incrédula, nunca se hubiera imaginado a su jefa de departamente así; una mujer con la melena llamativa incluso para un mundo en el que reinaba la magia.

     

    La Potter Blue parecia enfadada cuando le ordenó que se diera prisa, que no tenía todo el día para estar ahí, Andras no entendía nada, y dándose toda la prisa posible, seguía sus pasos con dificultad. Salieron de aquel palacio, la joven Garayoa seguía a esa mujer que decía ser Sagitas, pero que sin embargo, vestía de enfermera, un atuendo que Andras no llegaba a identificar con su puesto de trabajo.

     

    --¿Puede decirme a dónde vamos? ¿Por qué salimos del Ministerio?-- Andras se sentía un estorbo para aquella mujer, caminaban aprisa y Andras no paraba de hacer preguntas de las cuales aún no obtenía respuesta alguna. --Señora ¿Puede decirme por qué me han encerrado en el calabozo? ¡¡No entiendo nada!!-- Andras gritó impaciente por recibir respuestas que la sacaran de toda duda.

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    La lechuza la sacó de sus pensamientos con su picoteo constante; aún no estaba acostumbrada a recibir el correo de esa manera tan peculiar. Arrebató con miedo aquel pergamino del ave grisaceo y movió las manos haciendo espavientos para que se marchara de aquel lugar. Por primera vez en mucho tiempo, Andras sonrió. Las noticias que contenía aquel papel amarillento eran buenas, la acababan de aceptar en el Ministerio como aprendiz, lo que era igual, a partir de entonces, tendría un trabajo. Comenzaría a ser un poco más independiente y dejaría de estar pidiendo dinero a su madrina, quien la mantenía en la familia Haughton desde que había llegado a Ottery,

     

     

    --Pero... ¿cómo demonios llego hasta allí?-- Susurró con una sonrisa tonta tras haber dicho esa misma pregunta, le hacía gracia saber que seguía utilizando esa forma de expresarse aún sabiendo que ella misma era una demonio. Se dirigió hasta su dormitorio y comenzó a prepararse para su primer día de trabajo.

     

     

    Sin darse cuenta, había caminado hasta alcanzar el tren que la llevaría hasta la estación de King´s Cross. No le costó manejarse por allí, ella estaba más que acostumbrada a tomar ese tipo de transporte para moverse de un lado a otro. Se sentía orgullosa y nerviosa a la vez; tenía la sensación de que la varita, escondida en sus negras botas altas, se vería, y los muggles la tomarían por una muchacha demente con un palo en la pierna; los magos, la llamarían insensata por llevarla en tal lugar, sin tenerla más a su alcance. Claro, que ellos no sabían que a ella de nada la servía la varita, tan solo era un objeto heredado que aún no sabía utilizar.

     

    Al fin el tren se detuvo, la gente corría para bajarse en su parada correspondiente, podía ver gente con capa, gente apurada, jovenes con sus respectivas mochilas; parecía que nadie se había percatado en ella. Mejor; no quería llamar la atención. Al bajar del tren, Andras se asustó. Había llegado hasta allí, pero ¿Y cómo seguir?

     

    Caminó por los andenes, buscando con la mirada a alguien que supiera responderle. Se sentía perdida entre tanto alboroto, no le gustaba para nada todo aquel albedrío. Prefería la soledad y la tranquilidad en la que había vivido siempre. Dió una patada a una pequeña piedra, sin percatarse que esa misma, había impactado en la vidriera de un Kiosko de prensa, del cual salió un hombre gritando de mala manera.

     

    --Dis...dis...discúlpeme--La suave voz de la joven Garayoa era casi inaudible. --Estoy un tanto perdida, busco el Ministerio-- El hombre, olvidándose de lo que acababa de hacerle a su vidriera, se acercó para darme indicaciones.

     

    --Niña, tu lo que buscas es el Palacio de Westminster-- La joven Garayoa ponía atención a cada una de las palabras de aquel hombre, que la indicaba como llegar hasta aquel Palacio. Andras se despidió del kioskero disculpandose por el pequeño desastre ocasionado en la vidriera y se encaminó hasta el palacio de Westminster.

     

    Tenía ante ella un gran Palacio, protegido por varios hombres corpulentos, obstruyendo la entrada de todo aquel que no fuera apto para entrar en él. Andras, segura de sí misma, apretó con fuerza la mano en la que llevaba consigo el pergamino en dónde le anunciaban su puesto de trabajo y subió las escalinatas, decidida a entrar, cuando dos de los vigilantes; uno de cada lado de la puerta; le negaron la entrada.

     

    --¿Cómo se atreven? ¡¡Insensatos!! ¡¡Trabajo aquí!!-- Los brazos que la impedian entrar, la hacían ponerse furiosa. --¡¡Soy Andras, Andras Garayoa y soy aprendiz en el departamento de accidentes magicos y catastrofes!!-- la muchacha gritaba, quedandose sin voz por tratar de entrar en el palacio. --¡¡Pregunten!! Mi jefa, Sagitas Potter Blue, me tirará de las orejas como llegue tarde, ¡¡y será vuestra culpa!!-- La histería de la joven la estaba dejando agotada, no podía seguir luchando con esos hombres, se dejó caer al suelo, momento en que ellos aprovecharon para llevarla presa a los calabozos del palacio.

  22. Un gran revuelo se formó en el salón de los Dragones de Lancashire cuando Galedra, una de las jefas de la casa, colocó un gran cartel llamativo para que todos lo viesen.

     

    --El torneo de las cuatro casas...-- La joven Andras no sabía bien de que se estaba hablando, ni el porqué todos sus compañeros se sentían emocionados ante aquel extraño evento, pero la profesora, los retó a que se anotaran, por lo cual, se levantó de aquel sillón junto a la chimenea y acercandose hasta ella, con un suave hilo de voz, se dejó escuchar.

     

    --Yo deseo participar en lo que quiera que se haga, no sé mucho sobre magia aún, pero creo que sabré defender y honrar, a esta nuestra casa-- sin más, la joven Garayoa se mantuvo en silencio, tratando de escuchar a sus compañeros para lograr adivinar exactamente en qué consistia aquello del torneo de las cuatro casas.

  23. Andras se mantenía callada ante aquel bullicio que comenzaba a formarse en aquel lugar en el que ahora ella pertenecía, podía observar como algunas personas, mayores que ella, bajaban de sus dormitorios a la sala común para darles la bienvenida.

     

    Andras sonrió de forma pícara cuando vio su nombre en el ranking, en realidad no sabía bien qué significaba aquello, pero le resultaba gracioso. Silenciosa como siempre, recorrió la estancia para acabar sentada en una de las butacas próximas a la chimenea. Se dejó llevar por la imagen del fuego recordando las historias que su madre le contaba sobre su padre y sin quererlo, sobre ella misma, ya que por sus venas, recorria sangre demoniaca.

     

    Se levantó tras estar hionotizada por unos minutos ante aquella chimenea y dirigiendose a la mujer que acababa de presentarse como jefa de casa, observandola con atención, se colocó a su altura.

     

    --¿Dónde está mi cuarto? -- su voz, susurrante y cantarina como siempre, se hizo presente en la sala. --Me gustaría descansar.--

  24. Bueno pues... pasé generales y los fenixianos me mandaron MP para que me uniera a la madriguera, pero como no quise hacerlo, hablé con una Mortifaga (Addison, mi profe de generales) y me informó de que si quiero pertenecer a la marca, he de venir aquí, cuando se me diga, pasaré a rolear, que es lo que me gusta.

    Pues eso es todo, me gustaría ser mortifaga cuando me gradue y mientras tanto, pre-mortifaaga (?) no sé si se dice así. Saludos.

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  25. A duras penas, Andras logró sobrevivir a su primera clase. Sobresaltada ante aquel duro comienzo de Academia, miró con frialdad a ambas profesoras por haberles hecho participar en aquella gran mansión, que más bien parecía la casa de los horrores que un aula de formación. Aún así, se sentía orgullosa por haber logrado salir de allí. Esperó a que sus profesoras se despidieran, estuvo a punto de marcharse de allí, cuando un hombre entró y anunció que ella pertenecía a los Dragones de Lancashire. Fue entonces cuando notó que su muñeca le ardía, nunca había sentido algo así, no fueron más de unos segundos de presión en la muñeca, y cuando se la miró, quedó fascinada ante aquel diminuto tatuaje que le había aparecido en su cuerpo. Un dragón dibujado de una manera peculiar.

     

    --¿Asi que ahora nos mandan quedarnos en la Academia?-- Pensó para sí.

     

    Todo ello le venía de sorpresa, su madrina no le había hablado nunca de todo ese proceso, tan solo le habían informado de que tenía que graduarse en la academia. Guardó su varita, sabiendo bien que no haría uso de ella por el momento, ya que aún no sabía bien como debía de usarla y caminó a paso ligero hasta dónde aquel hombre, que decia ser el director, le indicó.

     

    Sin prestar mucha atención por donde andaba, alcanzó a entrar, sabía que lo había hecho bien, ya que encima de la puerta lucía de una manera llamativa su nombre, junto con el nombre de algunos compañeros que había podido observar en su primera clase.

     

    --Buenas tardes, soy Andras, Andras Garayoa-- Su voz, como siempre, sonó bajita, con un solo hilo de voz un tanto cantarina. -- Al finalizar Generales me han dicho que podía venir hasta aquí-- Continuó de manera seria, así como era ella.--Aunque a decir verdad, no sé muy bien que he de hacer aquí--

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