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Camille Black

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Mensajes publicados por Camille Black

  1. Hola! Vengo a hacer un cambio total. Espero que todo esté en orden, saludos! ^^

    FICHA DE PERSONAJE

     

    http://imageshack.us/a/img46/1884/d5ej.jpg

     

    Datos Personales:


    Nombre del Personaje: Camille Elizabeth Potter Black.

    Sexo: Femenino.

    Edad: 18 años.

    Nacionalidad: Francesa por natalidad, pero actualmente británica, legalmente establecida.

    Familia(s):
    * Potter Black.

    Padre(s) Sanguíneo:
    Nathan Knightdale** y Paris Jenkins**.

    Padre(s) Adoptivos:
    Sunar Potter Black T.

    Trabajo: Cuartel General de Aurores. Oficina para el Cateo y Erradicación de las Artes Oscuras. Aprendiz.






    Poderes Mágicos:


    Rango Social: Aprendiz.

    Bando: Neutral.

    Rango dentro del Bando: --

    Nivel de Poder Mágico: --

    Puntos de poder en objetos: 20.





    Hechizos adicionales: --


    Puntos de poder en criaturas: 10.
    Quote






    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --


    Habilidades Mágicas:
    --

    Conocimientos Especiales:
    --






    Perfil del Personaje:


    Raza: Humana.

    Aspecto Físico:
    http://imageshack.us/a/img577/8513/valq.jpgEs de altura mediana, alcanzando el metro setenta, y de contextura delgada, destacando únicamente por sus senos y piernas, las cuales se encarga de mantener firmes. Su rostro tiene forma de corazón, y su mandíbula es fina, quizás demasiado. Posee labios pequeños y gruesos, una nariz que pese a no ser respingona es bastante bonita, y una mirada astuta y analítica, casi felina, que le dan aires de soberbia, aunque no es así en absoluto.

    El cabello lo tiene rizado y pelirrojo, casi llameante, y gusta mucho de llevarlo suelto (salvo si la situación requiere lo contrario, con lo cual lo ata alto en una coleta), aunque siempre tiene aquel molesto mechón que se cola frente a sus ojos para incomodarla. Le gusta bastante su cabello, aunque algunos días se vuelva indomable y la saque de quicio.

    Sus ojos son algo bipolares, tal y como ella. Algunos días están verdes, muy claros, al otro quizás más oscuros, o tal vez azulados, quizás un intermedio agua marina. Es una variable que no tiene un orden claro, pero mayormente su mirada suele andar en aquel intermedio azul-verdoso, el cual acentúa su agudeza al momento de analizar a alguien, cosa que suele hacer muy seguido. Lleva las pestañas largas, pero son algo claras, por lo que algunas veces suele resaltarlas con un poco de máscara negra.

    La mayor parte del tiempo está sonriendo, aunque suele ser demasiado regia como para pasar como extrovertida. Cuando sonríe, un pequeño hoyuelo se forma en su mejilla derecha, cosa que ella adora, pues tiene una ligera obsesión con los hoyuelos.
    En general, sus aires son cordiales pero distantes, como si hablase contigo pero al mismo tiempo pensara en otra cosa totalmente distinta; salvo cuando la conversación le parece interesante, entonces te mira a los ojos con intensidad, hasta sonsacar lo que está buscando. Es, quizás para mal, demasiado profunda; para ella, siempre hay algo detrás de cada gesto o palabra, de cada situación o reacción. Le gusta analizar a la gente.


    Por último, su vestimenta favorita es la muggle, aunque nunca mezquina a los vestidos y las capas, especialmente esas que dan un halo de misterio a quien las use. Le gustan los colores pasteles, quizás un favoritismo algo aniñado, pero jamás dejará de elegir aquella gama como su predilecta. En general, es muy variada, y puede ir de jeans y sudaderas, a faldas y tops ajustados; siempre y cuando vaya acompañado de un buen par de zapatos.




    Cualidades Psicológicas:
    Podría definirse a Camille como una muchacha que se rige por el orgullo. Si hay algo que cuida con garras y dientes es su dignidad y cariño personal. Como toda Black, es de carácter fuerte, y suele saltar a la menor provocación sin poder controlar su mal genio. También es terca, por lo que suele esperar que en una discusión sea el otro el que admita su error, incluso sabiendo que es ella la que está mal. Aunque, pese a tales defectos, deja sacar a relucir su valentía cuando cree que algo está mal o no es justo, especialmente al momento de defender a alguien que considera que es vulnerable, o cuando alguien dice algo sobre ella que está totalmente errado, pese a que si se trata de sí misma intenta no armar escándalo; claro que lo hará si se siente insultada, pues no es para nada una muchachita débil o insegura.

    Cam puede ser, además, amable y divertida, ¡incluso agradable! Claro, únicamente si le caes bien. Sino recibirás el mismo trato que tiene con el resto del mundo; seco, cordial y distante.

    Una de las cosas que más problemas le causa es su perfeccionismo. Sí, es sumamente quisquillosa en todos los aspectos... Salvo en su apariencia personal. Quizás debería preocuparse más por estar arreglada todo el día en lugar de revisar cada pequeño detalle de la sala donde se encuentra, pero simplemente no va con ella. Es una muchacha inteligente, curiosa, y con tantas ansias de aprender como un niño pequeño; es como si cada cosa que mirara fuera totalmente nueva, como si observara al mundo tal y como si se tratase de la primera vez; por tal, suele ser bastante ingenua e inocente. No siempre.

    Por último, tiene tendencias bipolares como toda joven que sale de la adolescencia. Por momentos es la persona más feliz del mundo, y al segundo se siente miserable e irascible. Un detalle curioso es que nunca llora en público; detesta dejar entrever sus debilidades, más aún mostrarse vulnerable. Cuando es necesario piensa con mente fría, y siempre sabe sacar a relucir valor en la situación más complicada; es un hueso duro de roer.


    Historia:
    http://imageshack.us/a/img821/9899/kwkt.jpgNo se sabe con exactitud cuándo fue que nació, pero fue un 27 de marzo de 1995 el día en que las cuidadoras del orfanato Soleil, en Paris, la encontraron a los pies de su puerta, con una simple carta que indicaba con estilizada letra "Camille". Su segundo nombre, "Elizabeth", le fue bautizado en honor a la anciana que decidió acogerla en la institución, quien en ese entonces era la directora.

    Creció bajo las expectativas de las cuidadoras, quienes buscaban la perfección en cada uno de los niños del lugar, y por tal su severidad a la hora de enseñar afectó profundamente en Camille, quien incluso ahora tiene un complejo perfeccionista y auto exigente. El amor escaseaba en el orfanato para aquellos que superaban los ocho años, y para ese entonces la niña había perdido toda esperanza de ser adoptada, así pues, se resignó a una familia, y se dedicó en entereza al estudio y los libros. Fueron estos últimos los que la acompañaron a lo largo de su estadía en Soleil. Nunca tuvo amigos en el lugar de su infancia, pues todos se alejaban de ella, temerosos por las cosas extrañas que no dejaban de suceder a su alrededor. Es por eso que no sabía relacionarse muy bien con los otros, lo que la hacía ver como una persona cerrada y reacia.

    A los once años le llegó su carta de Beauxbatons, y fue entonces que descubrió su naturaleza de bruja, hecho que la tranquilizó de sobremanera, ya que resultaba que las cosas "raras" que le sucedían, no eran sino producto de sus habilidades recién descubiertas. Fue en ese entonces que apareció Sunar Potter Black, la mujer que la adoptó y le dio su apellido, además de su apoyo ante las nuevas circunstancias; la guió en aquel nuevo mundo de magia y locuras, provocando que Camille le tomara un enorme cariño.

    Emocionada ante la idea de conocer gente como ella, partió con su baúl y su lechuza Queeny en una de las carrozas particulares de la escuela de Magia y Hechicería francesa. Allí pasó seis años, y es donde se moldeó, tanto como persona como de bruja; aprendió a mantener trato con la gente desconocida, más no hizo ninguna amistad significativa, salvo por Collette Lefevbre**, con quien compartió dormitorio todo aquel tiempo. Sin embargo, ella y Collette no retomaron contacto cuando Camille dejó Beauxbatons en su último año para vivir en Londres con su madre y su familia adoptiva.

    Fue así que con diecisiete años y toda la vida por delante arribó en la Mansión Potter Black, donde permaneció un tiempo y comenzó la Academia, donde se decidió por seguir más adelante como Auror; ya tenía su vida fríamente planeada... Hasta el día luego de terminar Generales, cuando su madre le contó la historia de sus verdaderos padres; ellos, según sabía a Orden, habían muerto en un incendio a mano de un grupo de mortífagos, junto con un grupo de aurores que circundaban por el lugar, y fue inmediatamente enviada al orfanato Soleil, hasta el momento en que la Templaria se ofreció a adoptarla. El odio hacia el bando oscuro fue inmediato, y una sensación abrumadora ante tal noticia la embargó, casi como si no encajara en el lugar... Así que armó las valijas, la escoba, y desapareció, partiendo sin previo aviso a donde el tiempo la llevara. Eso no le gustó en absoluto a su madre Sunar, ni a su media hermana Lillian, o su pequeño hermanito Argentus**.

    Regresó a su hogar tras unos meses de completa ausencia, con ganas renovadas y totalmente decidida, admitiendo que allí era donde quería vivir una buena cantidad de tiempo. Se reincorporó a la Academia, restableció vínculos con sus hermanos, y se sumó otra vez a las locuras que su familia protagonizaba cada día, diciéndose que estaba donde debía estar, aguardando con brazos bien abiertos lo que sea que el destino le deparase ahora que tenía un objetivo claro: Unirse a la Orden del Fénix, y combatir contra aquellos que la arrancaron de los brazos de su familia cuando no era más que una bebé.







    Pertenencias:


    Objeto Magico Legendario:
    --

    Objetos Magicos:

    Objeto 1: Varita mágica.
    Clasificación: AA.
    Puntos de poder: 20.


    Mascotas y Criaturas:
    Criatura 1: Lechuza.
    Descripción: Ave blanca, de alas grisáceas y ojos záfiro.
    Clasificación: X y no mágicas.
    Puntos de poder: 10.

    Criatura 2: Tigre albino.
    Descripción: Cachorro de tigre albino.
    Clasificación: X y no mágicas.
    Puntos de poder: 10.


    Criaturas en la Reserva:
    --


    Elfos: Meryll.


    Licencias, Tasas, Registros:


    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida.


    Registro de XXX:
    * Registro de Pasaporte






    Otros Datos:


    Otros datos:
    Nació el 27 de marzo de 1995.
    Tiene una hermana (no sanguínea), Lillian Poter Evans, y un hermano (no sanguíneo) llamado Argentus**, que adora.
    Su patronus se convierte en una tigresa blanca, a la que ella apoda "Shira". El felino tiene la abstracta forma de un corazón en el pecho, y ojos extremadamente brillantes. A decir verdad, su patronus corpóreo le resultó asombroso, pero desconcertante a la vez; no consigue entender por qué es una tigresa albina, ¿tendría algo que ver con su carácter? Imposible afirmarlo o negarlo, al menos por Camille.
    Tiene una varita de madera de secuoya, 27.75 cm de largo, núcleo de pluma de fénix, poco flexible e ideal para encantamientos. Su nombre es Annie, el cual simplemente salió de sus labios al verle; gran asombro fue el del vendedor, cuando vio que aquella varita a la que había llamado así solo con verla, le correspondía. Gran misterio, pero no es algo que la atormente.
    Le gustan las novelas rosas (aunque es secreto), las que retratan la edad media, y aquellos de seres fantásticos desde el punto de vista muggle. Leerlas acurrucada bajo las mantas, con café y lluvia es su manera de relajarse.
    Tiene una extraña obsesión con el invierno, la nieve y el hielo, pero detesta el frío.

    Cronología de cargos:
    Inicio la Academia de Magia y Hechicería (09 de Agosto, del 2012).
    Miembro de los Centauros de Blodwyn (30 de agosto, del 2013.
    Integración como Aspirante de la Orden del Fénix (desde el 31 de agosto del 2012, hasta noviembre del 2012).
    Reintegración como Aspirante de la Orden del Fénix (12 de agosto, del 2013).


    Premios y reconocimientos:
    --






    Links de Interés Referentes al Personaje:


    Link al Perfil de Comprador MM: 151
    Link a Bóveda Personal: Bóveda n° 98594
    Link a Bóveda Trastera: --
    Link a Bóveda de Negocio: --
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda de la Familia Potter Black.

  2. Me había demorado bastante tiempo en el asunto de las anotaciones, pero el esfuerzo valió la pena, ¿verdad?

     

    Luego de haber entregado la tarea me había desplazado hasta el fondo del grupo, para poder observar a todos mejor; era una pequeña manía eso de analizar a todo aquel que me rodeara. Claro que la lluvia dificultó (bastante) mi cometido, y no fue sino hasta que paró que pude ver bien a distancia, pero para aquel momento ya nos estaban dando otra consigna. Bufé; ya no tenía tiempo para ser obsesiva.

     

    Al menos ahora podía secar con un hechizo las mojadas prendas, y el sol calentaba deliciosamente sobre mi cabeza. Además, facilitaría lo que vendría a continuación.

     

    Escuché al profesor Derek hablar, y presté especial atención al pergamino que nos entregó, repasando una y otra vez los hechizos allí anotados, pues estaba segura de que esos tendríamos que emplear en esta tarea. Y no estaba muy errada.

     

    Observé al profesor mortífago lanzarle a uno de mis compañeros una serie de hechizos, imitando esta acción con todos y cada uno. Bien, momento de la acción. Vi las sogas volar directo hacia mí, y no dudé al momento de pensar:

     

    ¡Evanesco!— Las cuerdas desaparecieron incluso antes de llegar, aunque seguida de estas venía un veloz Expelliermus. Vacilé sólo un instante; el profesor había dicho "rapidez para defenderse", lo cual implicaba que no era necesario atacarlo de vuelta, sólo esquivar el hechizo.

     

    ¡Protego!— Dije con voz firme, sin permitir que mi ligero instante de duda fuese percibido. Sonreí satisfecha cuando el momento de presión acabó; pero duró muy poco. Realmente, este asunto de los duelos en vivo y en directo me ponían nerviosa, quizás deba practicar más si pretendía poder ser verdadera ayuda en la Orden.

     

    Aguardé pacientemente a que tocara mi turno para enfrentarme (si es que así podía llamarse) a Kris. Realmente los otros estaban yendo bastante bien, y debía usar toda mi creatividad para no resultar repititiva... Estaba tan ensimismada pensando mi método de ataque, que no pude evitar dar un ligero respingo cuando el profesor finalmente estuvo frente a mí. Decidida a no balbucear como cada vez que debía hacer algo sin meditarlo bien, dije:

     

    ¡Seccionatus!

     

    Doce medialunas salieron disparadas de mi varita directo al castaño, las cuales podrían provocarle severos cortes si no eran detenidas a tiempo. Y por supuesto, el profesor sí las esquivó puntualmente.

     

    Esta vez no demoré ni un segundo en actuar, sabiendo que era mi momento para tomar ventaja.

     

    ¡Zancadilla!— Conjuré, y mi voz sonó algo chillona por las ansias. Aquella vez no logró escapar, y cualquiera fuese el hechizo que pensaba lanzar quedó en el intento. Sonreí triunfal, aunque sabía que el asunto no había acabado, pues todavía me quedaba rematar.

     

    ¿Qué hechizo podría usar? No quería herirlo muy gravemente (Merlín, era quien me calificaba, había que ser cuerdos), pero tampoco podía simplemente soltar un Tarantallegra o algo parecido. Entonces, ¿qué?

     

    La idea llegó a mí casi como si fuese una obviedad que no podía ver, -y lo era-. Con una sonrisa de esfinge, satisfecha por mi asegurada victoria, dije: — Petrificus Totalus.

     

    Y allí acabó, finalmente, con un profesor congelado cual estatua. Esperaba que aquello no me descontara algunos puntos, ni el asunto de tirarlo al suelo; era algo comprometedor duelear con tu profesor, ¿no?

     

    Off.

     

    Ah, esta vez no tengo excusas para mi demora. Simplemente me confundí con las fechas de entrega de Rol y duelo (creí que allá era el 28 y acá el 31). Mi error, lo acepto.

     

    Tengo una duda; ¿podemos usar hechizos para graduados ya?

     

    Aparte de eso, todavía no me presenté (ya acaba la clase y todavía no lo hice; qué desastre). Soy Camila, tengo 14 y vivo en Argentina (tranquilos, no soy ni ególatra, ni creída, ni soberbia como el mundo cree que somos todos... Bueno, no mucho, sólo en cantidades regulares xD). Soy adicta a los libros, y tengo problemas con la escritura, pues no puedo dejarla por más de dos días sin que me den ataques de ansiedad (vaya problema el mío). Algo para que conste: Pretendo ser presidenta algún día, así que cuidadito conmigo, o... puedo hacer que algo malo les pase en los sims (?) -Ignoren lo último-. Y... eso. No lo sé, mi inspiración se agotó por hoy.

     

    Saludos! ^^

     

    * Edito: Entro en el asunto de los duelos, verdad?

  3. Detestaba pasearme por las atiborradas calles de Ottery, pues nunca lograba deshacerme de aquella sensación de ahogo y claustrofobia. De veras, ¿quién querría caminar entre un montón de cuerpos transpirados y que parecían dispuestos a atropellarte si hacía falta para llegar a sus destinos? Deberían crear algún aparatejo para movilizarnos tranquilamente o algo así.

     

    Suspiré resignada, y abrí la puerta del Magic Mall, agradeciendo profundamente el aire impío que me ofreció su amplia instalación. Tras alisar arrugas invisibles en mi túnica, avancé a paso firme, adentrándome en la planta baja, directo a la Trastienda. El lugar estaba plagado de diversos tipos de animales, algunos más fieros que otros, pero no me detuve a admirar los fantásticos pelajes o los amenazadores ojos.

     

    Apenas avisté a un empleado me acerqué, agradeciendo que estuviera desocupado. Ya había hecho compras allí antes, así que no demoré en mi proceder.

     

    Disculpe, vengo en busca de un cachorro de tigre. ¿Qué formulario debo completar?— Pregunté con una sonrisa cortés, esa que me reservaba para cuando salía de compras.

     

    Estaba entusiasmada por el pequeño capricho que pensaba darme; siempre había querido un tigre albino, y como aquel era mi Patronus me pareció lo más acorde. Claro, otra cosa sería anunciárselo a mamá... Pero aquel era otro cuento.

     

    _____________________

    Off.

     

    Me salteó un paso (?)

     

    ID: 116303.

    Nick: Camille E. Potter Black.

    Bóveda: Bóveda de Camille E. Potter Black

    Fecha: 26-08-2013.

     

     

    Nombre del producto: Cachorro de tigre albino.

    Objetos, Criatura o Poción: Criatura.

    Catalogación: X y no mágicos.

    Puntos por unidad:10p.

    Cantidad de unidades: 1.

    Precio por unidad:470 g.

     

    Precio total:470 g.

    Total de Puntos:10p.

     

    Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Aprendiz.

  4. Luego de irme hacia el fondo para dar lugar a que los otros cumplieran la tarea, me dediqué a observar en silencio. Casi todos parecían bastante perturbados luego de haberse enfrentado a su boggart, y era totalmente entendible; lo que me sorprendió fue ver a la profesora Aimé pasar al frente, toda llorosa. Fue sin duda shockeante y triste ver que su mayor miedo era lo que parecía ser el cadáver de un niño pequeño. Nunca antes había visto a un profesor mostrarse tan afectado, menos por una tarea, pero no pude menos que compadecerla y admirarla.

     

    Suspiré de alivio cuando la profesora Mía dio por finalizada la primera tarea, agradeciendo el instante en que la tenebrosa criatura sin forma regresó a su escondite. Esperaba que lo que siguiese no fuese tan terrible como aquello que acabábamos de realizar, y al parecer alguien escuchó mis súplicas, porque lo siguiente que supe fue que el escenario tan tétrico se transformaba en el claro de un bosque.

     

    Había árboles rodeándonos, altos y viejos, casi como si de veras estuviésemos fuera. El sol brillaba tenuemente en el cielo comenzando su descenso, mientras los pájaros cantaban, y nosotros nos acostumbrábamos a la nueva luz. Llevé mi mano sobre mis ojos, a modo de improvisada visera, tratando de adaptarme al cambio luego de haber estado en una habitación oscura.

     

    Escuché con atención las palabras de la profesora, casi chillando de la emoción ante la nueva consigna; ¡volar! ¡Nada más y nada menos! ¡Con lo mucho que amaba volar!

     

    Me apresuré a formar la fila, arreglándomelas para ir primera, y apenas hubo aparecido una escoba a mi lado la tomé, montándome de inmediato. Sonreí ansiosamente, echando todo mi cabello hacia atrás para que no estorbara, y apenas vi que las profesoras se apartaban para dar luz verde, ascendí. Fui en línea recta hacia el cielo, conteniendo la risa de entusiasmo a duras penas.

     

    Había obtenido mi licencia de vuelo hacia meses, y desde entonces no usaba ningún otro medio de transporte; el aire era mi lugar. Aceleré por el claro, sin fijarme quién era la otra persona a la que le tocaba volar conmigo. Me limité a mirar hacia adelante, yendo lo más rápido posible, subiendo y bajando en retorcidas piruetas, soltando una que otra risa incontenible de la alegría. Sin dudas volar era un buen remedio para el trauma del boggart. Comencé a descender de nuevo, hasta casi rozar el suelo, y nuevamente ascendí, como tentando a la gravedad, sintiendo la adrenalina fluir dentro de mí como una droga.

     

    En momentos como aquel, ser bruja molaba.

     

    Una vez que recorrí el área unas cinco veces, y tras perderme dos entre los árboles, decidí regresar y dejar que otro más volara. Cuando estaba en la escoba me saltaba la vena egoísta.

     

    Aterricé suavemente junto al grupo «¡al fin lo hacía sin trastabillar!», y con la respiración agitada me coloqué a un lado, dedicándome a observar el turno de los demás. Aproveché también para tratar de peinarme un poco los rizos, que habían quedado todos alborotados por culpa del viento.

     

    Esto está mejorando— murmuré para mí misma, rastrillando mi melena distraídamente. Sonreí un poco; si lo peor había pasado, ansiaba ver qué vendría a continuación.

     

    _______________________

     

    Off.

     

    Bueno, sobre las tareas en off, tengo que decir que la licencia de vuelo ya la tengo de la vez que comencé Básicos hace cinco meses (lo cual nunca terminé), así que no sé si eso será necesario (?)

    Y sobre el registro: link de entrada, siguiente post, aceptación.

     

    Espero esté todo bien, saludos!! ^^

  5. Sonreí agradecida al hombre elegantemente vestido que se acercó a tenderme a mí y a otra mujer los correspondientes formularios (gracias a Merlín sólo había que llenar eso), y me dispuse a completar el papel. Saqué una pluma de mi bolso, apoyé sobre el escritorio de recepción, y comencé:

     

    Ficha para el Registro de elfos.

     

    Nombre del elfo: Meryll.

    Indicar si sirve a un mago/bruja, familia o negocio: Bruja.

     

     

    En caso de servir a un mago/bruja

    Nombre del mago/bruja: Camille E. Potter Black.

    Tiempo en el que lleva sirviendo al anterior: Recién adquirida.

    Nombre de quien lo registra: Camille E. Potter Black.

     

     

    Link de la ficha de personaje, registro de negocio o registro de la familia para la que sirve el elfo: Ficha de Camille E. Potter Black

     

    Suspiré cuando terminé, y me acerqué al tal Franco Lovegood, el muchacho a quien se suponía que recurriese al finalizar, entregándole el formulario con una sonrisa cortes.

     

    — Espero que todo esté en orden— comenté, realmente ansiando regresar a la comodidad de la Mansión y olvidarme de papeleos un buen tiempo. Quizás saliera a volar un poco.

  6. Algo que detestaba de tener que hacer papeleo, era... Bueno, de hecho detestaba abslutamente todo lo que se relacionara con eso, pero especialmente el asunto de entrar en los ascensores del Ministerio, donde el aire no se agotaba por cuestiones de magia (y quizás así era).

     

    Salí como posesa cuando el elevador se detuvo en la cuarta planta, inspirando profundo y de manera algo exagerada, disfrutando del aire puro y para nada saturado. ¡Odiaba esas jaulas de metal! Deberían cambiarlos, y poner... Escaleras mágicas... Sí, eso. O quizás alguna red de alfombras voladoras que te llevaran a cualquier lado. Ah, eso sería perfecto.

     

    Sonreí, divertida con mis propios pensamientos, y me acomodé un poco; eché la coleta hacia atrás, alisé arrugas invisibles en mi falda roja, estiré hacia abajo el borde de mi camisa blanca, y junté los pies haciendo que los tacones negros hicieran un "clack" al chocar entre ellos. Bien, me sentía madura y lista, así que avancé con paso que pretendía ser suntuoso, rodeando una zona de cubículos hasta llegar a recepción, siempre haciendo gala del constante ruidito del taconeo sobre el piso de mármol.

     

    Tras el escritorio de la recepción había una mujer bajita, que reciba con hastío algunos papeles empilados sobre su mesa de trabajo. Me acerqué con una sonrisa cortes, y dije:

     

    Disculpe, vengo a hacer registro de un elfo. ¿Tengo que ir a algún lado, o llenar formularios?

     

    Aguardé, contemplando los archiveros que se alzaban a espaldas de la mujer, meditando sobre cuántos papeles podría haber allí dentro. Ugh, qué tedio debía de ser trabajar en la gestión o, de hecho, en cualquier cosa que incluyera un escritorio e infinita monotonía. Recordé por qué quería ser Auror; nunca se vería algo igual todos los días.

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  7. No es que detestara los espacios pequeños (salvo que fueran muy diminutos, en ese caso sí), pero cada vez que bajaba hasta mi Sala Común me daban pequeños momentos claustrofóbicos. Algo que de seguro se irá con el tiempo, (espero).

     

    Descendí los últimos tres escalones restantes, admirando los primeros árboles que daban la impresión de ser un pequeño y recóndito bosque; aunque sabía que una vez que estuviera dentro, no me encontraría precisamente con aquel paisaje. Recorrí el claro a saltitos, hasta llegar a la entrada principal de la casa, sonriendo levemente al toparme con los muebles y el pequeño riachuelo. Adoraba eso de mi casa; la naturaleza que despedía.

     

    Me adentré en la sala, y recorrí el lugar con la vista. No había muchas personas, ni nadie que reconociera tampoco. Me encogí de hombros, acostumbrada a la situación de no conocer a nadie, y me acerqué al flujo de agua que recorría el lugar, deleitándome con el relajante sonidito. Me arrodillé en la orilla, levantando un poco las puntas de mi falda roja para que no se mojara, y tras echarme tras la oreja un molesto mechón de cabello, saqué la varita, y jugué con el agua, haciendo florituras en el aire para que un chorro siguiera el ritmo, revoloteando a unos pocos centímetros de la superficie.

     

    Había que matar el tiempo; quizás apareciera alguien conocido.

  8. Tras las presentaciones, me dediqué a archivar en mi mente el nombre de cada uno de mis compañeros; ¿quién sabe cuándo lo iba a necesitar?

     

    El salón de clases, que había sido cambiado a último minuto, comenzó a transformarse, por lo que me vi obligada a dejar mi asiento, el cual terminó por desaparecer. Ahora estábamos en una vieja sala con exceso de polvo, que quizás en otra época hubiese sido espectacular, pero ahora lo único esplendoroso que albergaba era una enorme mesa de madera negra, imponente, que se ubicaba en medio del lugar, como si fuese una sala de conferencias o algo así. Lo último que noté, fue el antiquísimo y elegante armario del fondo, en el cual, pude deducir, estaría nuestra próxima tarea. Tan sólo esperaba que no fuera muy grave.

     

    Escuché a la profesora Mía dar las explicaciones, admirando la manera fría y distante que tenía para hablar. Yo no lograba esa indiferencia y parquedad ni en mis mejores sueños, pues siempre buscaba no tener problemas con nadie, y para eso empleaba la cordialidad absoluta. Bien que no era muy sociable, pero me era inevitable no tratar bien a todo el mundo, salvo, por supuesto, que esa persona me tratase mal; en ese caso, recibiría la misma actitud.

     

    Detuve mis observaciones cuando oí la frase "vencer a su más grande miedo". Me tensé de golpe, sintiendo mi mandíbula apretarse ante la perspectiva de enfrentar mis demonios. ¿A qué le temía? Al fuego y a la muerte, lo cual iba enteramente asociado, y enfrentarme a cualquiera de ellos me provocaba pavor. Rogué porque el asunto fuera leve y pudiera superarlo sin flaquear.

     

    Me coloqué en la fila para el desafío, echándome tras la oreja un mechón de cabello con nerviosismo, y observé a mis compañeros hacer lo suyo. La primera en pasar fue Jazmín, y su boggart se transformó en una araña gigante, de esas que había tenido que vencer una vez en el Laberinto de la Muerte de Sagitas, las cuales me ponían los pelos de punta. Me eché hacia atrás inconscientemente y apreté con fuerza mi varita, viendo a mi compañera convertir su miedo en un conejo bailarín. Luego pasó Iván, cuyo temor era un tipo horrible de cara surcada por cicatrices y risa malévola, a quien le lanzó un Incendio.

     

    La que más llamó mi atención fue Kirara, cuyo mayor temor era el fuego, tal y como a mí me sucedía. Lo apagó con un aquamenti, y tomé nota mental para hacer lo mismo si resultaba que mi miedo era aquel. A Nats y los que siguieron después casi no los vi, pues pronto iría yo, y comenzaba a ceder a los nervios. No me consideraba alguien temerosa, pero vencer tu más grande miedo era algo bastante difícil, y por lo cual cualquiera se pondría histérico.

     

    Entonces llegó mi turno. Procurando no dejar traslucir mi pánico, di un paso hacia el boggart, que en aquel momento era tan solo un gracioso volcán que arrojaba confeti. Apenas estuve frente a él, éste se incineró, provocando grandes y antinaturales llamaradas que no demoraron ni un segundo en rodearme por completo, privándome de poder mirar a mí alrededor y respirar con facilidad. Esto no era lo mismo que a Kirara le había tocado, ¿por qué, por Merlín, tenía yo que quedar atrapada entre muros de lenguas llameantes y peligrosas?

     

    Fugazmente, brillaron ante mi flashes de otro incendio, similar al que me rodeaba (que era más indefenso). Los gritos desgarradores y llantos desconsolados llegaron ante mí, así como un nombre; "Paris". Cerré los ojos con fuerza, queriendo borrar tales recuerdos de mi ment.

     

    Era fuego mi boggart, sí, pero no cualquiera. Era el fuego que mata, el que parece invencible y quita esperanza; la muerte y el fuego iban de la mano, tal y como yo siempre dije, y ahora me acorralaban juntos para demostrármelo. Debía actuar rápido, eso era lo único de lo que era consciente en aquellos momentos de terror absoluto.

     

    Tragué con fuerza, sintiendo mis rodillas temblar, percibiendo aquel particular olor a ceniza y humo; «asfixiante». Apreté mi varita, tratando de descargar con aquel gesto mi terror y, tras cerrar los ojos en busca de calma, articulé en un hilo de voz:

     

    Riddikulus.

     

    Dejé de oír el crujir de la madera al ser consumida, y aquel horrible olor a quemado dejó de atacar mis fosas nasales. Cuando abrí los ojos, tímidamente, me encontré con que lo que antes había sido el causante del incendio, ahora era un pequeño y adorable fénix. Eso fue lo primero que se me vino a la cabeza al momento de contrarrestarlo.

     

    Sonreí satisfecha, y me apresuré a irme hasta el fondo, sin mirar a nada ni a nadie salvo las puntas de mis botas. Mis intenciones habían sido parecer confiada y firme, no todo aquel asunto de no poder siquiera hablar. Tan sólo rogué que nadie hubiese visto el terror en mi rostro por entre las lenguas de fuego.

     

    La clase se tornaba más seria de lo que esperaba.

     

     

    __________________________

    Off Rol

     

    Perdón yo también por la tardanza. Andaba falta de inspiración y con una muela que no me dejaba ni pensar (oficialmente, ODIO con mi vida el dentista, y todo lo que tenga que ver con los dientes ¬¬).

    Bien, sin más excusas, dejo la ficha.

     

     

    FICHA DE PERSONAJE

     

    http://imageshack.us/a/img46/1884/d5ej.jpg

     

    Datos Personales:

     

    Nombre del Personaje: Camille Elizabeth Potter Black.

     

    Sexo: Femenino.

     

    Edad: 18 años.

     

    Nacionalidad: Francesa por natalidad, pero actualmente británica, legalmente establecida.

     

    Familia(s):

    * Potter Black.

     

    Padre(s) Sanguíneo:

    Nathan Knightdale** y Paris Jenkins**.

     

    Padre(s) Adoptivos:

    Sunar Potter Black T.

     

    Trabajo:

    --

     

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Aprendiz.

     

    Bando: Neutral.

     

    Rango dentro del Bando: --

     

    Nivel de Poder Mágico: --

     

    Puntos de poder en objetos: 20.

    Hechizos adicionales: --

     

    Puntos de poder en criaturas: 10.

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

     

    Habilidades Mágicas:

    --

     

    Conocimientos Especiales:

    --

     

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Humana.

     

    Aspecto Físico:

    http://imageshack.us/a/img577/8513/valq.jpg Es de altura mediana, alcanzando el metro setenta, y de contextura delgada, destacando únicamente por sus senos y piernas, las cuales se encarga de mantener firmes. Su rostro tiene forma de corazón, y su mandíbula es fina, quizás demasiado. Posee labios pequeños y gruesos, una nariz que pese a no ser respingona es bastante bonita, y una mirada astuta y analítica, casi felina, que le dan aires de soberbia, aunque no es así en absoluto.

     

    El cabello lo tiene rizado y pelirrojo, casi llameante, y gusta mucho de llevarlo suelto (salvo si la situación requiere lo contrario, con lo cual lo ata alto en una coleta), aunque siempre tiene aquel molesto mechón que se cola frente a sus ojos para incomodarla. Le gusta bastante su cabello, aunque algunos días se vuelva indomable y la saque de quicio.

     

    Sus ojos son algo bipolares, tal y como ella. Algunos días están verdes, muy claros, al otro quizás más oscuros, o tal vez azulados, quizás un intermedio agua marina. Es una variable que no tiene un orden claro, pero mayormente su mirada suele andar en aquel intermedio azul-verdoso, el cual acentúa su agudeza al momento de analizar a alguien, cosa que suele hacer muy seguido. Lleva las pestañas largas, pero son algo claras, por lo que algunas veces suele resaltarlas con un poco de máscara negra.

     

    La mayor parte del tiempo está sonriendo, aunque suele ser demasiado regia como para pasar como extrovertida. Cuando sonríe, un pequeño hoyuelo se forma en su mejilla derecha, cosa que ella adora, pues tiene una ligera obsesión con los hoyuelos.

    En general, sus aires son cordiales pero distantes, como si hablase contigo pero al mismo tiempo pensara en otra cosa totalmente distinta; salvo cuando la conversación le parece interesante, entonces te mira a los ojos con intensidad, hasta sonsacar lo que está buscando. Es, quizás para mal, demasiado profunda; para ella, siempre hay algo detrás de cada gesto o palabra, de cada situación o reacción. Le gusta analizar a la gente.

     

     

    Por último, su vestimenta favorita es la muggle, aunque nunca mezquina a los vestidos y las capas, especialmente esas que dan un halo de misterio a quien las use. Le gustan los colores pasteles, quizás un favoritismo algo aniñado, pero jamás dejará de elegir aquella gama como su predilecta. En general, es muy variada, y puede ir de jeans y sudaderas, a faldas y tops ajustados; siempre y cuando vaya acompañado de un buen par de zapatos.

     

     

     

     

    Cualidades Psicológicas:

    Podría definirse a Camille como una muchacha que se rige por el orgullo. Si hay algo que cuida con garras y dientes es su dignidad y cariño personal. Como toda Black, es de carácter fuerte, y suele saltar a la menor provocación sin poder controlar su mal genio. También es terca, por lo que suele esperar que en una discusión sea el otro el que admita su error, incluso sabiendo que es ella la que está mal. Aunque, pese a tales defectos, deja sacar a relucir su valentía cuando cree que algo está mal o no es justo, especialmente al momento de defender a alguien que considera que es vulnerable, o cuando alguien dice algo sobre ella que está totalmente errado, pese a que si se trata de sí misma intenta no armar escándalo; claro que lo hará si se siente insultada, pues no es para nada una muchachita débil o insegura.

     

    Cam puede ser, además, amable y divertida, ¡incluso agradable! Claro, únicamente si le caes bien. Sino recibirás el mismo trato que tiene con el resto del mundo; seco, cordial y distante.

     

    Una de las cosas que más problemas le causa es su perfeccionismo. Sí, es sumamente quisquillosa en todos los aspectos... Salvo en su apariencia personal. Quizás debería preocuparse más por estar arreglada todo el día en lugar de revisar cada pequeño detalle de la sala donde se encuentra, pero simplemente no va con ella. Es una muchacha inteligente, curiosa, y con tantas ansias de aprender como un niño pequeño; es como si cada cosa que mirara fuera totalmente nueva, como si observara al mundo tal y como si se tratase de la primera vez; por tal, suele ser bastante ingenua e inocente. No siempre.

     

    Por último, tiene tendencias bipolares como toda joven que sale de la adolescencia. Por momentos es la persona más feliz del mundo, y al segundo se siente miserable e irascible. Un detalle curioso es que nunca llora en público; detesta dejar entrever sus debilidades, más aún mostrarse vulnerable. Cuando es necesario piensa con mente fría, y siempre sabe sacar a relucir valor en la situación más complicada; es un hueso duro de roer.

     

     

    Historia:

    http://imageshack.us/a/img821/9899/kwkt.jpgNo se sabe con exactitud cuándo fue que nació, pero fue un 27 de marzo de 1995 el día en que las cuidadoras del orfanato Soleil, en Paris, la encontraron a los pies de su puerta, con una simple carta que indicaba con estilizada letra "Camille". Su segundo nombre, "Elizabeth", le fue bautizado en honor a la anciana que decidió acogerla en la institución, quien en ese entonces era la directora.

     

    Creció bajo las expectativas de las cuidadoras, quienes buscaban la perfección en cada uno de los niños del lugar, y por tal su severidad a la hora de enseñar afectó profundamente en Camille, quien incluso ahora tiene un complejo perfeccionista y auto exigente. El amor escaseaba en el orfanato para aquellos que superaban los ocho años, y para ese entonces la niña había perdido toda esperanza de ser adoptada, así pues, se resignó a una familia, y se dedicó en entereza al estudio y los libros. Fueron estos últimos los que la acompañaron a lo largo de su estadía en Soleil. Nunca tuvo amigos en el lugar de su infancia, pues todos se alejaban de ella, temerosos por las cosas extrañas que no dejaban de suceder a su alrededor. Es por eso que no sabía relacionarse muy bien con los otros, lo que la hacía ver como una persona cerrada y reacia.

     

    A los once años le llegó su carta de Beauxbatons, y fue entonces que descubrió su naturaleza de bruja, hecho que la tranquilizó de sobremanera, ya que resultaba que las cosas "raras" que le sucedían, no eran sino producto de sus habilidades recién descubiertas. Fue en ese entonces que apareció Sunar Potter Black, la mujer que la adoptó y le dio su apellido, además de su apoyo ante las nuevas circunstancias; la guió en aquel nuevo mundo de magia y locuras, provocando que Camille le tomara un enorme cariño.

     

    Emocionada ante la idea de conocer gente como ella, partió con su baúl y su lechuza Queeny en una de las carrozas particulares de la escuela de Magia y Hechicería francesa. Allí pasó seis años, y es donde se moldeó, tanto como persona como de bruja; aprendió a mantener trato con la gente desconocida, más no hizo ninguna amistad significativa, salvo por Collette Lefevbre**, con quien compartió dormitorio todo aquel tiempo. Sin embargo, ella y Collette no retomaron contacto cuando Camille dejó Beauxbatons en su último año para vivir en Londres con su madre y su familia adoptiva.

     

    Fue así que con diecisiete años y toda la vida por delante arribó en la Mansión Potter Black, donde permaneció un tiempo y comenzó la Academia, donde se decidió por seguir más adelante como Auror; ya tenía su vida fríamente planeada... Hasta el día luego de terminar Generales, cuando su madre le contó la historia de sus verdaderos padres; ellos, según sabía a Orden, habían muerto en un incendio a mano de un grupo de mortífagos, junto con un grupo de aurores que circundaban por el lugar, y fue inmediatamente enviada al orfanato Soleil, hasta el momento en que la Templaria se ofreció a adoptarla. El odio hacia el bando oscuro fue inmediato, y una sensación abrumadora ante tal noticia la embargó, casi como si no encajara en el lugar... Así que armó las valijas, la escoba, y desapareció, partiendo sin previo aviso a donde el tiempo la llevara. Eso no le gustó en absoluto a su madre Sunar, ni a su media hermana Lillian, o su pequeño hermanito Argentus**.

     

    Regresó a su hogar tras unos meses de completa ausencia, con ganas renovadas y totalmente decidida, admitiendo que allí era donde quería vivir una buena cantidad de tiempo. Se reincorporó a la Academia, restableció vínculos con sus hermanos, y se sumó otra vez a las locuras que su familia protagonizaba cada día, diciéndose que estaba donde debía estar, aguardando con brazos bien abiertos lo que sea que el destino le deparase ahora que tenía un objetivo claro: Unirse a la Orden del Fénix, y combatir contra aquellos que la arrancaron de los brazos de su familia cuando no era más que una bebé.

     

     

     

    Pertenencias:

     

    Objeto Magico Legendario:

    --

     

    Objetos Magicos:

     

    Objeto 1: Varita mágica.

    Clasificación: AA.

    Puntos de poder: 20.

     

     

    Mascotas y Criaturas:

    Criatura 1: Lechuza.

    Descripción: Ave blanca, de alas grisáceas y ojos záfiro.

    Clasificación: X y no mágicas.

    Puntos de poder: 10.

     

     

    Criaturas en la Reserva:

    --

     

     

    Elfos:

    --

     

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

    Licencia de Aparición: --

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida.

     

     

    Registro de XXX:

    * Registro de Pasaporte

     

     

    Otros Datos:

     

    Otros datos:

    * Nació el 27 de marzo de 1995.

    * Tiene una hermana (no sanguínea), Lillian Poter Evans, y un hermano (no sanguíneo) llamado Argentus**, que adora.

    * Su patronus se convierte en una tigresa blanca, a la que ella apoda "Shira". El felino tiene la abstracta forma de un corazón en el pecho, y ojos extremadamente brillantes. A decir verdad, su patronus corpóreo le resultó asombroso, pero desconcertante a la vez; no consigue entender por qué es una tigresa albina, ¿tendría algo que ver con su carácter? Imposible afirmarlo o negarlo, al menos por Camille.

    * Tiene una varita de madera de secuoya, 27.75 cm de largo, núcleo de pluma de fénix, poco flexible e ideal para encantamientos. Su nombre es Annie, el cual simplemente salió de sus labios al verle; gran asombro fue el del vendedor, cuando vio que aquella varita a la que había llamado así solo con verla, le correspondía. Gran misterio, pero no es algo que la atormente.

    * Le gustan las novelas rosas (aunque es secreto), las que retratan la edad media, y aquellos de seres fantásticos desde el punto de vista muggle. Leerlas acurrucada bajo las mantas, con café y lluvia es su manera de relajarse.

    * Tiene una extraña obsesión con el invierno, la nieve y el hielo, pero detesta el frío.

     

    Cronología de cargos:

    * Inicio la Academia de Magia y Hechicería (09 de Agosto, del 2012).

    * Miembro de los Centauros de Blodwyn (30 de agosto, del 2013.

    * Integración como Aspirante de la Orden del Fénix (desde el 31 de agosto del 2012, hasta noviembre del 2012).

    * Reintegración como Aspirante de la Orden del Fénix (12 de agosto, del 2013).

     

     

    Premios y reconocimientos:

    --

    Links de Interés Referentes al Personaje:

     

    Link al Perfil de Comprador MM: 151

    Link a Bóveda Personal: Bóveda n° 98594

    Link a Bóveda Trastera: --

    Link a Bóveda de Negocio: --

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda de la Familia Potter Black.

     

  9. Si había cosas que odiaba con mi alma, eran las pesadillas las que encabezaban la lista.

     

     

    Me incorporé desorientada, jadeante y sudorosa, mientras trataba de recordar dónde estaba, quién era, y qué demonios estaba sucediendo. Pasé una mano por mi frente para quitar un par de rizos rojizos que obstruían mi visión, y observé mi habitación, con sus muebles de madera clara y las cortinas color pastel. Suspiré más tranquila, y me quité las mantas de encima, sintiéndome acalorada.

     

    Había soñado con fuego. Fuego que lo consumía todo, que me arrastraba a las fauces de un dragón y que luego me sumía en la oscuridad. Uno de mis más raros sueños, pero de lo peores; no solía tener pesadillas. Quizás era por haberme quedado hasta tarde leyendo la Antología de Dragones Mitológicos y Masacres Históricas hasta muy tarde. Giré el rostro hasta mi mesa de noche, donde el viejo libro amarillento reposaba aparentemente inocente, y le dediqué una mueca. Definitivamente no volvería a leer de noche, al menos no cosas como esa.

     

    Suspiré pesadamente, y me arrastré hasta el borde de la cama, mirando el suelo de madera con amargura. De seguro estaba frío, y eso no era alentador. Finalmente me armé de valor y me incorporé, apoyando primero un dedo y luego el pie izquierdo entero. Arrugué la nariz; sí, estaba frío. Me puse de pie en un momento de decisión, y troté hasta el baño, deshaciéndome del camisón de seda blanca con facilidad, abriendo la llave de agua caliente de la ducha y metiéndome bajo el flujo de agua con alivio. Ah, eso estaba mejor.

     

    Tras haberme secado el cabello con un hechizo que convenientemente había aprendido días atrás, caminé hasta el armario, sin darle importancia a mi desnudez; me gustaba andar así cuando estaba en la privacidad de mi habitación, cosa que mi madre decía que estaba mal. ¿Qué más da? Rebusqué entre las perchas, y terminé optando por un vestido ligero en tonalidad melocotón, pasándomelo por la cabeza rápidamente. Ya vestida, regresé a mi cama, sentándome de piernas cruzadas y abriendo el libro de los dragones en la página que me había quedado, olvidando totalmente lo de la pesadilla y todo el asunto.

     

    Fue la repentina aparición de Sethy, el elfo de mamá, el que me obligó a dejar mi lectura y dar un respingo monumental por el susto. El pobre me miró con disculpa, y no pude más que dar una exhalación.

     

    Sethy, por Merlín y Morgana, deberías dejar de aparecerte así. Sabes que te quiero, pero estoy segura de que hay cosas que preferirías no ver, y si sigues llegando así sin previo aviso te encontrarás con una de ellas— advertí divertida, cerrando el libro de un golpe y dejándolo sobre la cama deshecha. Sethy no pareció no comprender. — Olvídalo, ¿qué sucedió ahora? ¿El dragón otra vez?

     

    No, no. La ama ha recibido una carta. Es de la Academia. Sethy supuso que le gustaría saber de inmediato, perdóneme ama— dijo con voz chillona, tendiéndome efectivamente una carta con el sello de la escuela. Abrí ampliamente los ojos y tomé el sobre entre mis manos, rasgándola sin cuidados. Extraje un pergamino, y leí velozmente. Hoy comenzaba la clase.

     

    Me puse de pie de inmediato, y caminé directo al closet; no podía practicar un duelo con un vestido.

     

    Sethy, ¿puedes avisarle a mamá que me iré por red flú hasta la Academia?— Exclamé, escarbando entre mis cosas, lanzando varias a volar por los aires. Finalmente encontré lo que buscaba; un pantalón deportivo y una camiseta lisa. Nada bonito, pero tenía que estar acorde.

     

    Enseguida ama. ¿No va a desayunar?— Preguntó el elfo desde el otro lado. Cerré la puerta de la pequeña habitación que hacía de armario, y me quité el vestido para remplazarlo por las nuevas prendas.

    No, estoy apurada. Nos vemos luego, Sethy— avisé, con la voz algo apaciguada al estar poniéndome la remera.

     

    Cuando salí, el elfo ya no estaba. Rebusqué mi varita en el cajón de mi velador, ansiosa, y la agité para que mágicamente mi cabello quedase atado en una coleta. Me gustaba llevarlo suelto, pero no quería rizos en mi cara cuando estuviera en pleno duelo, aunque algunos mechones se soltaron para contornear mi rostro con rebeldía.

    Me di un fugaz vistazo en el espejo junto al escritorio; lo único bonito en mi atuendo eran mis ojos, hoy verdosos vívidos. Torcí la mueca, resignada, y tanteé una sudadera roja, aunque a través de una ventana podía ver el sol en todo su esplendor.

     

    Bajé a paso veloz hasta la sala de la chimenea, sobre la cual reposaba el retrato de la antigua matriarca de los Potter Black; Antara. No la había conocido, pero su imagen siempre me había intimidado. Avisté la bolsa de cuero colgando a un lado, y tomé un puñado de polvo Flú. Arrojándolo al fuego, dije:

     

    — Academia de Magia y Hechicería—.

     

    Aparecí en una sala que no conocía en absoluto. Había sofás y un escritorio de caoba; ahora sí estaba desorientada. Salí de la habitación hasta el pasillo, que finalmente reconocí como el que llevaba al Comedor. Más confiada ahora, caminé apresuradamente hasta el aula de Duelo.

     

    Claro que entonces llegué y lo primero que vi fue a un muchacho con gorra desapareciendo con un curioso objeto en manos. Incrédula, me acerqué al escritorio, donde varios objetos reposaban inocentemente. El lugar estaba vacío, y tuve una corazonada al tomar un bolígrafo de los que estaban sobre la mesa.

    Fue fugaz. Un momento estaba en el aula, y al segundo estaba siendo arrastrada por un torbellino de color, aterrizando finalmente sobre arena húmeda.

     

    Estaba de bruces sobre el suelo, pero me incorporé de inmediato, avergonzada. Frente a mí ya había varias personas, que observaban el lugar. Decidí imitarlos, notando por primera vez que estábamos en una playa. Una muy sombría, con pilas de chatarra por doquier, agua turbia embistiendo en la orilla, una maya de alambre rodeándolo todo, y más al fondo, erguida en toda su miseria, una cárcel muggle abandonada. Era deprimente, y los truenos retumbando sobre nuestras cabezas no ayudaban a mejorar la situación.

     

    Me dediqué a ver las olas romperse contra la arena y volver, hasta que todos estuvieron presentes y los profesores se acercaron. Ambos lucían jóvenes, más de lo que pensé que serían, y eran hombres. Estaba acostumbrada a siempre tener mujeres como instructoras.

     

    Escuché atentamente al profesor, y casi no tuve tiempo de asimilar todo cuando transformó la chatarra en panteras. Se me heló la sangre, al tiempo que la adrenalina comenzaba a surgirme. Apreté mi varita con fuerza, oyendo que la actividad a realizar era detenerlas. Al principio pensé que era una locura, pues no podría derribar a todas ni en sueños, pero entonces me fijé en que había una pantera para cada una, acercándose a su respectiva víctima amenazantes.

     

    Miré a mi fiera, respirando rápidamente mientras analizaba las posibilidades. Casi no fui consciente de la muralla de agua protegiéndome; necesitaba encontrar una manera de detenerla sin herirla.

     

    ¡Engorgio!— Conjuré, y los ojos amarillentos y gatunos del animal se encogieron junto con este. Sonreí, viendo a la pantera miniatura acercándose a atacarme de todos modos. — ¡Oppugno!— Y la bestia ya estaba a mi merced. No demoré ni un segundo en enviar al gato hasta una especie de caja de madera, cuya tapa no estaba. Lo hice lanzarse dentro, y me acerqué para cubrirlo con una tabla de metal oxidada que había encontrado a un lado.

     

    Satisfecha, regresé junto con el grupo. Lo primero ya estaba hecho, y nadie había resultado herido. Aún.

  10. Lo primero que pensé cuando abrí los ojos fue: "es de mañana".

     

    Era extrañamente sencillo para mí darme cuenta del momento del día sin necesidad de asomarme a la ventana. ¿Cómo? Pues amanecer temprano me dejaba una horrible sensación en el estómago, como si tuviera una piedra dentro. Algunos dicen que es porque soy una persona nocturna, pero sinceramente no sé a qué se refieren.

     

    Con un suspiró me deshice de las sábanas, y me puse de pie. Tenía que hacerlo todo brusco y sin detenerme porque de otra manera me sería muy difícil abandonar mi lecho. Todos los días era lo mismo. Bostecé sonoramente, estirándome un poco, y me quité las marañas pelirrojas del rostro, mientras caminaba pesadamente hacia mi baño. Estaba frío; la ventana seguía entreabierta desde tres noches atrás, y tuve que cerrarla, aunque el daño ya estaba hecho: tendría que ducharme aún con aquella temperatura. Gruñí.

     

     

    Definitivamente odiaba las mañanas.

     

     

    Para cuando salí del baño, envuelta en una toalla morada, ya estaba un poco más espabilada. No lo suficiente, pero bastaba. Me acerqué al closet, dejando caer la toalla sin pudor, y rebusqué entre mis atuendos hasta encontrar el perfecto. Mi blusa favorita, color roja, que llevaba bonitos detalles de encaje en los bordes, y un jean oscuro. Cuando estaba colocándome éste último intentando mantener el equilibrio, choqué contra una de las repisas, dejando caer un par de botas de cuerina marrón que probablemente me llegaran casi bajo las rodillas. Ladeé la cabeza, con una sonrisa en el rostro. Era una fiel creyente del destino, y esas curiosas botas que no había usado jamás habían caído -literalmente- en mi manos.

     

    Al bajar a la cocina, Pallas me recibió con el desayuno listo. No era usual que me apareciera a esas horas, pero me había pasado diciendo todo el día de ayer que al día siguiente tendría mi primera clase. Eso bastó para que la eficiente elfina se encargara de tener todo listo, colaborando a mi gruñón estado mañanero. Me encargué de devorar los omelettes en poquísimo tiempo, saboreando cada uno como si fuese el último. Además de "persona nocturna", decían que era "la comelona". Estaban en lo correcto.

     

    Tras terminar mi exquisito desayuno me puse de pie, satisfecha y con mejor humor, y me despedí de Pallas con una sonrisa y un "volveré el sábado". Tenía pensado quedarme con mis compañeros de casa, los centauros, aquella semana. Casi no vería a mamá de todos modos, por su trabajo, así que no significaría la gran cosa. Quizás la visitara el miércoles.

    Tomé mi abrigo del perchero en la entrada, y me dispuse a salir, abriendo la puerta con toda la mejor vibra que podría llegar a tener a tales horas. Y un trueno resonó. Mi sonrisa se borró casi al instante.

     

    Maldición— mascullé para mí misma, entornando los ojos verdosos como si el mismísimo viento fuera el culpable -y técnicamente lo era-. — Tendré que mojarme— añadí amargamente, dando un suspiro profundo antes de cerrar la puerta tras de mí y bajar por las escaleras del porche.

     

     

    Sabía que tendría que haberme aprendido el famoso hechizo de la impermeabilidad.

     

     

    Accio escoba— conjuré con desgana, agitando la varita de secuoya con la izquierda, para poder atrapar al objeto con la derecha. Monté la escoba con destreza impropia de mí, y tras salvaguardar mi vara dentro del abrigo di una patada al suelo y me eché a volar.

     

     

    Se echó a llover casi al instante.

     

     

    ¡Odio la lluvia! ¡La odio!— Grité a todo pulmón, tras unos minutos de vuelo. De hecho era mentira, amaba la lluvia y su olor, pero en aquellos momentos era mi némesis. Estaba empapada, mi visión se dificultaba, y no podía elevar demasiado el vuelo para no perder de vista el suelo. ¿Qué podría ser peor?

     

    'Debería haber tomado la lección de aparición' pensé irritada, recordando la vez que había vuelto de mi prueba de vuelo, gritando que no necesitaría saber aparecerme jamás. Incoherencias de la euforia, ¡claro que tarde o temprano necesitaría aprender Aparición!

     

    Sobrevolé los campos verdes, acompañada por el estruendo de los rayos y la iluminación de las centellas. Me tambaleaba a causa del viento, y por unos momentos incluso odié tener figura tan delicada y escuálida; ¿no podría haber sido vikinga, con espaldas anchas y piernas que no vacilarían con el tonto viento? No, claro que no, sino estaría de suerte, y esa astuta me esquivaba constantemente. Quizás mamá tenía razón al decir que los Potter Black teníamos la "D" de desgracia tatuada en la frente. ¡Es más, quizás me la tatúe para hacer juego con mi usual situación!

     

    Y en medio de mis momentos de delirio, apareció frente a mí la Academia, como la luz en medio de la oscuridad. Solté un chillido de alivio, y me lancé en picado directo a la puerta de entrada, aterrizando como un cavernícola casi en el umbral. No demoré ni un instante en incorporarme, sino que me lancé sobre la puerta, suspirando de placer al sentir el calor que emanaba desde dentro.

     

    Dejé mi escoba junto a las demás, y me dispuse a caminar al aula, cuando reparé en un pequeño detalle. Me detuve en seco, y miré hacia abajo, a mis ropas. Parecía un arroyo andante. Hice una mueca de exasperación, y tanteé hasta sacar mi varita. Sabía el hechizo para secarme, al menos, pero eso no lo hacía menos desagradable.

     

    Sequé autómatamente cada prenda, incluida mi melena rizada y pelirroja, y cuando consideré que ya estaba presentable volví a encaminarme. El día había comenzado terrible con la sensación de mañana en la boca del estómago y la ducha en un baño helado, había mejorado un poco en el desayuno, para volver a descender en picada con el vuelo en plena tormenta. Definitivamente mi humor no era el mejor, pero cuando encontré la nota en la puerta del aula indicando el cambio de último momento, decidí que no era mi día.

     

    Cambié de dirección hacia el segundo piso, masajeándome las sienes, tratando de calmar el creciente estrés. Debía estar bien para la primera clase, si es que pretendía aprobar con mejor calificación que la anterior. Bien, un Supera las Expectativas no era terrible, pero había dañado mi ego y ambición por la perfección. Estaba dispuesta a dar lo mejor de mí en aquella clase.

     

    Y con aquel pensamiento en mente tomé el pomo de la gran e imponente puerta de caoba rojiza, que parecía atraerme como un imán. Dentro, las profesoras aguardaban, una con expresión intimidante y la otra como con hastio. Analicé a ambas un segundo, y luego volví a cerrar la puerta tras de mí, adentrándome en el aula. Parecía bastante común; había pizarras, pupitres, un escritorio con varios pergaminos... Me pregunté qué diferencia habría con la sala anterior, mientras tomaba asiento al frente, aguardando a que llegaran todos.

     

    No presté atención a mis compañeros hasta que la profesora Mía pidió que nos presentáramos y una muchacha rubia que encontré adorable comenzó a hablar. Fegari habló con voz melodiosa, y me di cuenta de su condición vampiresca incluso antes de que lo dijera; era evidente por su encanto y su piel porcelánica. Luego siguió Finnick, más carismático que su predecesora. Noté que ambos aportaban datos curiosos, tal y como la profesora había indicado. Sonreí levemente al ponerme de pie para presentarme.

     

    Mi nombre es Camille Elizabeth Potter Black. Soy hija adoptiva de Sunar Potter Black Tonks, quien trabaja en el departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas.— Hice una pausa, notando que estaba sonando aburrida, y cambié de rumbo. — Tengo una media hermana llamada Lillian y un hermanito pequeño, Argentus. Él hace hielo con las manos.— Sonreí al recordar la manera en que me había enterado de aquel pequeño detalle, y proseguí, paseando la vista por los rostros de todos. — Aspiro a ser aurora algún día, y me gusta tocar el piano. Si vale hablar de animales, en casa hay un fénix que parece estar siempre para salvarnos a mi familia y a mí, y un dragón que créanme que no quieren saber cómo conocí.— Miré a las profesoras. — Eso es todo.— Me encogí de hombros, y volvía sentarme, conforme con lo que había dicho. Realmente yo no era la persona más abierta; no me gustaba contar detalles de mi vida privada. Pero había dicho lo suficiente.

     

     

    Apoyé mi mentón sobre mis manos, y observé a los demás.

     

     

    _____________________________________

     

     

    Off Rol.

     

     

     

    Hola a todos. Me llamo Camila, tengo catorce años y vivo en Argentina, país del dulce de leche y el fútbol. Me gusta leer, escribir (mi sueño es ser escritora), dibujar, el olor a tierra húmeda, el chocolate caliente, y volver cada nimiedad algo muy dramático; también tengo una obsesión con vivir en Londres. Amo Harry Potter, obviamente, y suelo escribir fanfics sobre la tercera generación. En conclusión escribo todo el rato, más aún cuando entro acá.

    Mm... No soy muy sociable, me cuesta conocer gente nueva y desenvolverme fácilmente con cualquiera. No es introversión ni timidez, simplemente soy así de rara (? No, en serio, mis amigos siempre lo dicen. Así me quieren (?).

     

     

    Mi personaje es Camille, que tiene 18 años y, es una chica orgullosa, ambiciosa, cabeza dura y a la que le gusta meterse en problemas; cuando se pone algo en mente, lo cumple. Como dije en el rol quiere a ser auror, y es aspirante de la Orden. Es bastante parecida a mí, así que mucho más que explicar de ella no tengo. Sólo debo aclarar que puede llegar a ser multifacética, dependiendo con quién hable.

     

     

    Saludos!

  11. Lo primero que llamó la atención de la Potter Black al cruzar el umbral de entrada al primer piso del Magic Mall fueron los sinfín de estantes que forraban las paredes de hito en hito. Era verdaderamente sorprendente entrar allí, pues te sentías tan diminuta como una doxie entre tantos escaparates de cristal y candelabros magestuosos. Si lo que había buscado el decorador del lugar al momento de construirlo era intimidar al comprador, lo había logrado sin dudas.

     

    Camille suspiró, meneando un poco la cabeza e irguiéndose para caminar por el lugar a paso firme, característicamente suyo. Sin vacilar, fue directo hasta el fondo, donde se alzaba el mostrador. Fue difícil resistir la tentación de detenerse a observar las extrañas maravillas que relucían en cada estante, pero ella podía mantener la mente clara... Al menos por unos segundos.

     

    Una vez junto a la vieja caja registradora, inspeccionó el lugar. Estaba bastante lleno, y la imponente fachada de la sala se veía ofuscada por el cálido bullicio generado por los muchos clientes. Cam sonrío levemente cuando atisbó lo que buscaba: Una vuelapluma.

    Ignoró si debía hablar con algún encargado antes, y fue directo al exhibidor de cristal donde una bonita y pequeña pluma verdosa se removía incómoda; parecía como si fuese una persona con pesadillas, pensó Camille con gracia, tomándola en manos. Bien, ya estaba, ya tenía la pluma, ¡y no había sido para nada difícil! Con expresión satisfecha, se dispuso a regresar al mostrador para esperar a algún empleado, pero un brillo captado por el rabillo de su ojo la obligó a detenerse. Giró lentamente, como presa de la resignación, y se topó con una máquina plateada y reluciente, que parecía gritarle que la comprara.

     

    La Potter Black mordió su labio inferior con indecisión, analizando rápidamente las posibilidades. 'Me alcanzará para ambas cosas', razonó vagamente, y sin perder otro segundo tomó el objeto y fue directo al mostrador, como sabiendo que podría arrepentirse en cualquier segundo. Suspiró una vez que vio ambas cosas sobre la madera oscura del mostrador, y fue directo a anotar sus compras.

     

     

    ID: 116303

    Nick: Ficha de Camille Black.

    Bóveda: Bóveda de Camille B.

    Fecha: 2013-08-10

     

    Nombre del producto: Cámara de fotos mágica.

    Objetos, Criatura o Poción: B.

    Catalogación: AA

    Puntos por unidad: 20.

    Cantidad de unidades: 1.

    Precio por unidad: 650 g.

     

    Nombre del producto: Vuelapluma.

    Objetos, Criatura o Poción: B.

    Catalogación: A.

    Puntos por unidad: 10.

    Cantidad de unidades: 1.

    Precio por unidad: 100 g.

     

     

    Precio total:750 g.

    Total de Puntos: 30 p.

  12. Hola! Bueno, la verdad es que yo ya anduve por estos lares, pero de eso hace como un año. Vuelvo a integrarme como aspirante, con la promesa de que esta vez cumpliré hasta el final (o hasta que me de una aneurisma de tanto mirar la pantalla y leer, lo que ocurra primero(?)

     

    - ¿Eres miembro o aspirante? Si eres miembro, dinos el rango: Aspirante.

    - Nick: Camille Black.

    - Nombre Muggle: Camila. Cami para todos, Cam para unos pocos.

    - Edad: 14.

    - Pais: Argentina.

    - Fecha de Cumpleaños: 27 de marzo.

     

    Saludos!!

    • Me gusta 1
  13. Hola! Vengo a hacer unos cambios drásticos a la ficha, después de tanto tiempo. Cualquier cosa espero respuesta. Saludos!

     

     

     

    FICHA DE PERSONAJE

     

    http://img209.imageshack.us/img209/797/86nf.jpg

     

    Datos Personales:

     

     

    Nombre del Personaje: Camille Elizabeth Potter Black.

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: Joven, 18 años.

     

    Nacionalidad: Británica, nacida originalmente en Francia.

     

    Familia(s):

    * Potter Black.

     

    Padre(s) Sanguíneo: --

     

    Padre(s) Adoptivos: Sunar Potter Black T.

     

    Trabajo: --

     

    Poderes Mágicos:

     

     

    Rango Social: Aprendiz.

     

    Bando: Orden del Fénix.

     

    Rango dentro del Bando: --

     

    Nivel de Poder Mágico: --

     

    Puntos de poder en objetos: 20

    Hechizos adicionales:

     

    Puntos de poder en criaturas: 10

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos:

     

     

    Habilidades Mágicas:

    --

     

    Conocimientos Especiales:

    --

     

     

    Perfil del Personaje:

     

     

    Raza: Humano.

     

    Aspecto Físico:

    Poseedora de una exótica cabellera rojiza y rizada, que ella adora dejar siempre suelta; sus ojos son gatunos y verdosos, variando su tonalidad dependiendo el día. Sus rasgos no son muy únicos ni definidos; tiene nariz respingada, labios ni muy gruesos ni muy finos en una tonalidad pintada siempre de cereza, y un pequeño hoyuelo en la mejilla izquierda cada vez que sonríe. Físicamente tampoco destaca; no es muy atlética ni posee cuerpo de modelo, pero tiene buenas curvas y piernas bastante esbeltas, además de dedos largos y finos que usa mucho al tocar el piano. Le gustan mucho sus manos.

     

    Cualidades Psicológicas:

    Podría definirse a Camille como una muchacha que se rige por el orgullo. Si hay algo que cuida con garras y dientes es su dignidad y cariño personal. Como toda Black, es de carácter fuerte, y suele saltar a la menor provocación sin poder controlar su mal genio; también es terca, por lo que suele esperar que en una discusión sea el otro el que admita su error.

    Cam puede ser, además, amable y divertida, ¡incluso agradable! Claro, únicamente si le caes bien. Sino recibirás el mismo trato que tiene con el resto del mundo; seco, cordial y distante.

     

    Una de las cosas que más problemas le causa es su perfeccionismo. Sí, es sumamente quisquillosa en todos los aspectos... Salvo en su apariencia personal. Quizás debería preocuparse más por estar arreglada todo el día en lugar de revisar cada pequeño detalle de la sala donde se encuentra, pero simplemente no va con ella. Es una muchacha inteligente, curiosa, y con tantas ansias de aprender como un niño pequeño; es como si cada cosa que mirara fuera totalmente nueva, como si observara al mundo tal y como si se tratase de la primera vez; por tal, suele ser bastante ingenua e inocente. No siempre.

     

    Por último, tiene tendencias bipolares como toda joven que sale de la adolescencia. Por momentos es la persona más feliz del mundo, y al segundo se siente miserable e irascible. Un detalle curioso es que nunca llora en público; detesta dejar entrever sus debilidades, más aún mostrarse vulnerable. Cuando es necesario piensa con mente fría, y siempre sabe sacar a relucir valor en la situación más complicada; es un hueso duro de roer.

     

     

    Historia:

     

    Desde bebé se crió en un orfanato, sin tener el menor conocimiento de sus padres o de como llegó allí. Simplemente "la dejaron en la puerta con solo una carta donde etiquetaba su nombre".

    De niña, solía destacarse por su afición a los libros y el estudio, así como también la resaltaba el hecho de que a su alrededor sucedían cosas inexplicables, lo cual siempre fue motivo de su aislamiento.

     

    Comenzaba a perder las esperanzas de que algún día alguien la adoptase, puesto que sus 11 años no llamaban la atención; pero como una luz apareció Sunar, su nueva madre.

    Ella le explicó que realmente era especial, que tenía algo que no todos poseían. Era maga. Le contó que sus padres habían fallecido (sin decirle toda la verdad, pues era pequeña), y que ellos también fueron magos. Además, anunció que comenzaría a instruirse como bruja en Beauxbatons, escuela que se había interesado sumamente en Camille.

     

    Así pasaron 6 años. Las primeras semanas tuvo continuas reprimendas y visitas a la directora a causa de sus "travesuras", que no consideraban adecuadas para una señorita. Pronto aprendió a contenerse, ocultando todo rastro de haber sido extrovertida, rebelde y graciosa, para dar paso a la nueva reservada, educada, seria e inteligente "señorita".

     

    Antes de comenzar su último año, decidió irse a Londres, lugar donde vivía su familia, para finalizar sus estudios.

    Tras un arduo año, logró terminar su educación, y así fue como el día de su graduación, Sunar le contó la verdad respecto a sus padres. Ellos habían sido aurores, y murieron a manos de mortífagos.

     

    Aquella revelación despertó en Camille un extraño sentimiento de odio y sed de venganza. Echa la culpa total a todo aquel que fuese parte de La Marca Tenebrosa.

    Ahora, ya enlistada en la Orden del Fénix, ansía poder encontrar la paz consigo misma, y lograr intervenir que le hicieran a otro niño lo mismo que a ella.

     

     

    Pertenencias:

     

     

    Objeto Mágico Legendario: --

     

    Objetos Mágicos:

    Objeto 1: Varita Mágica

    Clasificación: AA

    Puntos de poder: 20

     

     

    Mascotas y Criaturas:

    Criatura 1: Lechuza

    Descripción: Ave blanca, con alas grises.

    Clasificación: X y no mágicas.

    Puntos de poder: 10 puntos.

     

    Criaturas en la Reserva: --

     

    Elfos: --

     

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

     

    Licencia de Aparición: --

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

     

    Registro de XXX: --

     

     

    Otros Datos:

     

     

    Otros datos:

    * Camille nació el 27 de marzo de 1995.

    * Tiene una hermana (no sanguínea), Lillian Poter Evans, y un hermano (no sanguíneo) llamado Argentus, que adora.

    * Su patronus se convierte en una tigresa blanca, a la que ella apoda "Shira". El felino tiene la abstracta forma de un corazón en el pecho, y ojos extremadamente brillantes. A decir verdad, su patronus corpóreo le resultó asombroso, pero desconcertante a la vez; no consigue entender por qué es una tigresa albina, ¿tendría algo que ver con su carácter? Imposible afirmarlo o negarlo, al menos por Camille.

    * Tiene una varita de madera de secuoya, 27.75 cm de largo, núcleo de pluma de fénix, poco flexible e ideal para encantamientos. Su nombre es Annie, el cual simplemente salió de sus labios al verle; gran asombro fue el del vendedor, cuando vio que aquella varita a la que había llamado así solo con verla, le correspondía. Gran misterio, pero no es algo que la atormente.

     

    Cronología de cargos: --

     

    Premios y reconocimientos: --

     

     

    Links de Interés Referentes al Personaje:

     

    Link a la Bóveda personal -98594-

    Link a la Bóveda de la Familia Potter Black

  14. Hola! Bueno, vengo a hacer mi actualización, que es de ficha entera, en realidad :b Aquí está (gracias desde ya):

     

     

     

     

     

     

    FICHA DE PERSONAJE

     

    http://imageshack.us/a/img341/6545/camillek.jpg

     

    Datos Personales:

     

     

    Nombre del Personaje: Camille Elizabeth Potter Black.

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: Joven, 17 años.

     

    Nacionalidad: Británica.

     

    Familia(s):

    * Potter Black.

     

    Padre(s) Sanguíneo: --

     

    Padre(s) Adoptivos: Sunar Potter Black T.

     

    Trabajo: --

     

    Poderes Mágicos:

     

     

    Rango Social: Aprendiz.

     

    Bando: Neutral.

     

    Rango dentro del Bando: --

     

    Nivel de Poder Mágico: --

     

    Puntos de poder en objetos: 20

    Hechizos adicionales:

     

    Puntos de poder en criaturas: 10

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos:

     

     

    Habilidades Mágicas:

    --

     

    Conocimientos Especiales:

    --

     

     

    Perfil del Personaje:

     

     

    Raza: Humano.

     

    Aspecto Físico:

    Una estatura de 1.70, delgada, pero sin exagerar (digamos que apropiadamente normal), cabello castaño claro, rubio caramelo a la luz del sol, ojos cambiantes (verdes-celeste si es un día lindo y azules-turquesa si es un día feo -lluvia, etc.-), habitualmente viste con túnicas coloridas (aunque mis colores predilectos son el rojo y el violeta), ama la originalidad a la hora de vestir, así como la ropa muggle.

     

    Cualidades Psicológicas:

    Inteligente, sarcástica (casi siempre), valiente, terca, amable y de buen corazón, bastante audaz y astuta, en muchas ocasiones es veloz para darse cuenta rápidamente de las cosas que otros no ven. Su sonrisa jamás falta, aunque por dentro no sienta lo que demuestra; por el contrario, es demasiado reservada con sus sentimientos.

    Es vengativa y rencorosa, (no la hagas enojar o te llevarás un susto).

    Historia:

    Desde bebé se crió en un orfanato, sin tener el menor conocimiento de sus padres o de como llegó allí. Simplemente "la dejaron en la puerta con solo una carta donde etiquetaba su nombre".

    De niña, solía destacarse por su afición a los libros y el estudio, así como también la resaltaba el hecho de que a su alrededor sucedían cosas inexplicables, lo cual siempre fue motivo de su aislamiento.

     

    Comenzaba a perder las esperanzas de que algún día alguien la adoptase, puesto que sus 11 años no llamaban la atención; pero como una luz apareció Sunar, su nueva madre.

    Ella le explicó que realmente era especial, que tenía algo que no todos poseían. Era maga. Le contó que sus padres habían fallecido (sin decirle toda la verdad, pues era pequeña), y que ellos también fueron magos. Además, anunció que comenzaría a instruirse como bruja en Beauxbatons, escuela que se había interesado sumamente en Camille.

     

    Así pasaron 6 años. Las primeras semanas tuvo continuas reprimendas y visitas a la directora a causa de sus "travesuras", que no consideraban adecuadas para una señorita. Pronto aprendió a contenerse, ocultando todo rastro de haber sido extrovertida, rebelde y graciosa, para dar paso a la nueva reservada, educada, seria e inteligente "señorita".

     

    Antes de comenzar su último año, decidió irse a Londres, lugar donde vivía su familia, para finalizar sus estudios.

    Tras un arduo año, logró terminar su educación, y así fue como el día de su graduación, Sunar le contó la verdad respecto a sus padres. Ellos habían sido aurores, y murieron a manos de mortífagos.

     

    Aquella revelación despertó en Camille un extraño sentimiento de odio y sed de venganza. Echa la culpa total a todo aquel que fuese parte de La Marca Tenebrosa.

    Ahora, ya enlistada en la Orden del Fénix, ansía poder encontrar la paz consigo misma, y lograr intervenir que le hicieran a otro niño lo mismo que a ella.

     

     

    Pertenencias:

     

     

    Objeto Mágico Legendario: --

     

    Objetos Mágicos:

    Objeto 1: Varita Mágica

    Clasificación: AA

    Puntos de poder: 20

     

     

    Mascotas y Criaturas:

    Criatura 1: Lechuza

    Descripción: Ave blanca, con alas grises.

    Clasificación: X y no mágicas.

    Puntos de poder: 10 puntos.

     

    Criaturas en la Reserva: --

     

    Elfos: --

     

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

     

    Licencia de Aparición: --

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

     

    Registro de XXX: --

     

     

    Otros Datos:

     

     

    Otros datos:

    * Camille nació el 27 de marzo de 1995.

    * Tiene una hermana (no sanguínea), Lillian Poter Evans, y un hermano (no sanguíneo) llamado Argentus, que adora.

    * Su patronus se convierte en una tigresa blanca, a la que ella apoda "Shira". El felino tiene la abstracta forma de un corazón en el pecho, y ojos extremadamente brillantes. A decir verdad, su patronus corpóreo le resultó asombroso, pero desconcertante a la vez; no consigue entender por qué es una tigresa albina, ¿tendría algo que ver con su carácter? Imposible afirmarlo o negarlo, al menos por Camille.

    * Tiene una varita de madera de secuoya, 27.75 cm de largo, núcleo de pluma de fénix, poco flexible e ideal para encantamientos. Su nombre es Annie, el cual simplemente salió de sus labios al verle; gran asombro fue el del vendedor, cuando vio que aquella varita a la que había llamado así solo con verla, le correspondía. Gran misterio, pero no es algo que la atormente.

     

    Cronología de cargos: --

     

    Premios y reconocimientos: --

     

     

    Links de Interés Referentes al Personaje:

     

    Link a la Bóveda personal -98594-

    Link a la Bóveda de la Familia Potter Black

  15. Bueno, había logrado entender cómo volar una escoba, o al menos esperaba que así fuese… Con un vistazo al despejado y artificial cielo, me acerqué a los escoberos.

    La gran mayoría ya había elegido la suya, y volaba con su objetivo planteado, pero yo aún no me decidía… Mientras veía como pasaban uno por uno mis compañeros, me detuve a pensar.

     

    La flecha plateada era un primor, por así decir. Estaba bastante vieja, pero su vuelo seguía siendo esplendido, perfecta para dar los primeros pasos. La Cometa me traía nostálgicos recuerdos, de mis primeros vuelos siendo niña, persiguiendo gnomos por el jardín, o cayendo al suelo como un muñeco de tela al acelerar demasiado. La Nimbus 2000 había sido un sueño, y de hecho era la que teníamos en casa, con la cual solía jugar mini partidos de quidditch junto a mi hermana, realmente esa escoba era buena y sabría montarla... Pero, por otro lado, la Saeta presentaba un desafío, pues nunca antes la había usado, e incluso parecía llamar a que la escogiera, con su estética imponía una especie de… ¿respeto? ¿Adoración? No sabría decirlo, pero en este caso, mi elección sería ella. La Saeta de Fuego.

     

    Me acerqué al escobero, y tomé una de esas, apreciando su fabricación. Era la que usaban en los Mundiales de Quidditch, su aerodinámica era perfecta; no me arrepentiría de esta elección.

     

    Caminé hasta el centro del lugar, cerca de donde estaba la profesora, e hice lo mismo que ratos antes; grité “Arriba”. Esta vez cedió de inmediato, permitiendo que la montara fácilmente.

    Estaba a punto de dar una patada al suelo, cuando me detuve a pensar… ¿Qué rayos debía hacer para aprobar? Los otros parecían seguros, algunos habían tenido un ejército de Doxy’s persiguiéndolos, otros habían escapado de bludgers descontroladas, o habían tenido que volar con UNA sola mano, y los demás tuvieron que…

     

    Una sombra pasó por al lado mío, deteniendo mis pensamientos. Un zumbido característico hizo que me diera cuenta qué era… Una Snitch. Eso era lo que los otros habían tenido que hacer; atrapar la snitch.

     

    No sería difícil, o al menos eso esperaba… Zapatee fuertemente el suelo, y comencé a elevarme, dando un par de vueltas para comprobar su vuelo. Era increíble como cedía al doblar, parecía como si obedeciera mis pensamientos, casi no tenía que mover las manos, era fantástico.

     

    Mordí mi labio inferior, y me elevé aún más, buscando tener vista panorámica del lugar. Desde donde estaba se veía todo, desde las manchas que ahora eran mis demás compañeros, hasta los arbustos que parecían los árboles. Comenzaba a preguntarme si chocaría con algún techo, cuando un rayo de luz reflejo algo pequeño y dorado, cerca del suelo.

     

    Respiré fuertemente, y me incliné hacia adelante, descendiendo literalmente en picada, aferrándome fuertemente al palo de la escoba, para no caer. Era algo arriesgado, pero este era el momento de demostrar lo que sabía hacer.

    Frené en seco a unos metros de la tierra, cuando vi que la pelotita con alas había cambiado de rumbo, y la perseguí, girando a toda velocidad. Me iba a dar problemas…

     

    Llegamos a una zona donde había árboles, muchos, era un pequeño bosque, y eso dificultaba mi rapidez, haciéndome esquivarlos como si de un sector de obstáculos se tratara. Y ese debe ser su objetivo, [/ipensé, hacer de obstáculo para nosotros…

    Sacudí la cabeza, y esquivé una roca enorme, que minutos antes habría jurado que no estaba. Ya tardaba demasiado… era solo una snitch, solo eso. Apreté con manía el palo de la escoba, y me elevé de nuevo. Esa pelotita con alas era de verdad escurridiza…

     

    Corrí el cabello de mi cara, que a estas alturas ya no estaba atado en una coleta, y rebusqué entre los árboles, esperando ver otro reflejo dorado. Cuando comenzaba a cansarme, avisté un revoloteo a unos metros de distancia, cerca del lugar inicial. Con una sonrisa voltee en seco, y me dirigí allí a toda velocidad. Esta vez no se escaparía.

     

    A mis lados todo era un extraño borrón, iba demasiado rápido, podría llegar a caerme, y no era muy deseado eso en este momento, pero me arriesgué, descendiendo con un simple inclinamiento hacia adelante, que casi no había tenido que realizar con esta magnífica escoba. Parecía no darse cuenta que estaba cerca, porque se movía muy lento –o yo iba a mucha velocidad--, así que aproveché el momento y estiré el brazo todo lo que pude. Entonces bajó más. Maldición …Con una fuerte exhalación de frustración, solté un brazo de la Saeta, y desmonté, sosteniéndome solo con una mano. Estiré el brazo nuevamente, y la atrapé. Lo había conseguido.

     

    Sonreí, elevando los brazos con triunfo, y volví a subirme, inclinándome para aterrizar.

    Eso había terminado por ser ameno, pese a lo peligroso, y a la dificultad. Al tocar tierra, bajé de la escoba, y caminé hasta la profesora para entregarle la Snitch.

    — Fue divertido— le comenté en un susurro, con una sonrisa ladina.

     

    Continué caminando, y dejé la Saeta en su escobero, para luego tratar de acomodarme el cabello, que ya no lucía peinado ni por asomo.

  16. Con un suspiro corrí el cabello que tapaba mi ojo izquierdo. Ciertas mechas rebeldes ya habían comenzado a escaparse de la coleta castaña.

    El ascensor se detuvo, y la fría voz femenina indicó que este era la sexta planta, aquí bajaba yo. No me sorprendió mucho ver que la mayoría de las personas que iban conmigo en el compartimiento se bajaron también. Hoy era el día del examen de vuelo.

     

    Atravesé la sala, y a sabiendas de donde tenía que ir, abrí una de las puertas que allí había, aunque no por azar. Dentro, por el contrario de lo que uno imaginaría, había un amplio espacio que simulaba los exteriores, con árboles, pájaros, y montones de diversas escobas dentro de sus respectivos escoberos. El ambiente presentaba algo de humedad, pero el clima en concreto era perfecto para volar.

     

    Me alejé un poco del grupo que ya se había formado, aguardando a que llegaran los que, suponía, faltaban. Estaba desanimada, y poca atención le estaba dando a todo... No podía creer que había reprobado Rol Básico... Me sentí tan... Tan...

     

    Alguien diciendo que nos acercáramos interrumpió mis pensamientos, y enseguida le presté atención, pues era la profesora. Caminé hasta donde estaban parados todos los magos y brujas escuchándola, llegando a tiempo para oír su nombre, y que nos daría una introducción al vuelo.

    Ya sabía perfectamente todo lo teórico referente a las escobas y su uso, de hecho más de una noche me la había pasado leyendo libros sobre su historia. Está demás aclarar que esas noches eran de extremo aburrimiento.

     

    Asentí igualmente, después de todo yo era alumna y venía a aprender. Nos indicó que nos acercáramos a una escoba, y obedecí, poniéndome al lado de una Cometa.

     

    — ¡Arriba!— grité, tal como había dicho que hiciéramos. Para mi frustración no se elevó al primer intento. Este no era mi día...

     

    — ¡ARRIBA!— bramé de nuevo algo fastidiada, quizá por el hecho de que hoy no estaba de humor como para tener que lidiar con una escoba.

    La monté, como indicó, y con decisión, dejando de lado mis pocas ganas, pisé fuertemente con un pie, y me eleve de a poco en el aire.

     

    Una vez a la altura de casi dos metros, mientras volaba tratando de no chocarme con ninguno de mis compañeros, la profesora dio la orden de descender, así que aterricé con cuidado, junto a un mago que no conocía.

    Ella dijo que ahora deberíamos de escoger la escoba con la que realizaríamos la prueba, y eso me hizo sonreír por primera vez en días.

  17. Al entrar al templo, lo que indicó el anciano fue que subiéramos las escaleras. Supuestamente allí estaba la "cosa" que protegía a la fuente de poder. Me estremecí cuando indicó que debíamos ir. ¿Y si era peligrosa? ¿Y si hería a alguien más? O peor...

     

    Suspiré y seguí al resto, que ya subía por los montones de escalones. Estaba pensando en cómo habíamos llegado a esto, cuando una espesa neblina dificultó mi visión. Enseguida los murmullos se hicieron presentes. ¿Qué sucedía?

     

    Al parecer habíamos llegado al último piso... Me hice paso entre mis compañeros para ver que sucedía, y entonces oí una extraña voz hablar...

    Quedé pasmada al ver a aquella especie de híbrido oriental. Si me preguntaban qué era, lo mejor que podía contestar era que era una esfinge, aunque poco quedaba de ella. Dijo que debíamos resolver dos acertijos... Los oí procurando recordarlos, y apenas terminaron miré a mis compañeros.

     

    Los profesores nos dividieron en dos grupos. Asentí y me acerqué a los míos, Hamsik, Phera, Agus, Lili Luna, Elizabeth, Taylor y Lunatica.

    — ¿Alguna idea de qué puede ser la respuesta? — pregunté, cerrando los ojos para concentrarme.

    — Dos criadores de mandrágoras hablaban:

    — ¿Por qué no me das una de tus mandrágoras, así tendremos igual cantidad? —A lo que su amigo le responde:

    — Mejor dame una de las tuyas así yo tendré el doble de mandrágoras que tú.

    Díganme ustedes hábiles Magos ¿Cuantas mandrágoras tenía cada uno?

     

    Bien, empecemos con los números más pequeños. Si uno tenía 2, y el otro 3, y el primero le daba una al segundo sería 1 para él y 4 para el otro; no, eso no era el doble… Otra vez. Uno tenía 3, y el otro 4. El primero le da una al…

     

    — Claro son esos— dijo alguien de pronto, irrumpiendo mis cálculos. Era Elizabeth. —. La respuesta es 7 y 5, si el que tiene 7 le da uno al de 5, ambos quedan con 6, y si el de 5 da uno, él se queda con 4 y el de 7 con 8 y así tiene el doble.

    La miré estupefacta. ¡Era una genio! Sonreí más animada, quizá no era tan improbable que todo esto terminara pronto.

     

    — Gracias a Merlín estás en nuestro equipo— le dije sonriente—. Creo que debes ser tú quien diga la respuesta— afirmé, señalando a la esfinge de dos cabezas, que miraban la nada, impasibles.

     

     

    Off.

    Uyyy! Perdón enserio! Estuve complicada con la escuela, tenía tareas atrasadas que venía aplazando, hasta que de repente recuerdo que falta una semana para entregarlas, no sé, estoy despistada…

    Espero que el Roll esté bien, traté de corregir lo de los puntos, eso también es un problema para mí (tengo muchos problemas y vicios a la hora de escribir, de hecho).

    Bueno, dejo lo pedido. Aun no terminé lo del examen de vuelo, aunque espero que para el 7 ya este!

    Trámite (aun no lo aprobaron..)

    Formulario Examen de Vuelo. Parte 1.

    Formulario Examen de Vuelo. Parte 2.

    Formulario Examen Vuelo. Parte 3 (corrección.

     

    (Disculpen la poca extensión, todavía me queda finalizar un trabajo, pero me hice un tiempito ^^)

  18. Algo había estado mal. Miré que era, chasqueando la lengua, y de inmediato lo corregí con la varita.

    Formulario del examen de vuelo:

     

     

     

    Ficha de Identificación Personal:

     

    ~ Nombre del examinado: Camille Black

    ~ Enlace a su ficha personal: Aquí

    ~ Persona a la que se avisará en caso de terminar en el Hospital San Mungo: Sunar Potter Black Tonks.

     

    Consentimiento informado:

     

    La escoba es el único objeto legal como medio de transporte que no necesita ser registrado. Es una de las formas de transporte mágico más utilizada y aceptada en Gran Bretaña, aunque es algo cultural. En el pasado, los magos eligieron la escoba como medio para volar por ser discreta, barata y fácil de llevar.

     

    Los alumnos de RB de la Academia de Magia y Hechicería que hayan sido mandados al Departamento, deberán recurrir al Consejo Regulador de Escobas para realizar el examen. Con esto se sabrá si el mago o bruja está capacitado para manejar el medio de Transportes.

     

    Yo, Sunar Potter Black Tonks, madre de Camille, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi hija corre al realizar el examen de vuelo y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

     

    Firma del responsable:

    Sunar P.B.T.

    Caminé nuevamente al hombre y se lo volví a entregar.

  19. Mientras regresaba de hacer firmar el permiso por mi madre, se me encendió una luz al frenar en la quinta planta. Esta era una buena oportunidad para sacar mi pasaporte.

    Caminé directo a la recepción y pedí un formulario. Esto era algo que podía hacer rápido, puro papeleo.

     

    Completé cada requisito y se lo volví a entregar a la recepcionista, con una sonrisa.

     

     

     

    Ministerio de Magia

    Departamento de Cooperación Mágica Internacional

    Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica

     

    Plantilla para Pasaporte

     

     

     

     

    Nombre: Camille Elizabeth Black

    Edad: 17 años.

    Sexo: Femenino.

    País de origen: Argentina.

    Ficha de personaje: Aquí

  20. Agarré el formulario que el hombre me entregó, y busqué donde sentarme. Ahora necesitaba de mamá para aprobarlo... Ella ya había dicho que me daba su consentimiento, pero al parecer debía firmarlo en persona.

     

    Ella trabajaba en la Agencia Consultiva de Plagas, así que volví a ponerme de pie y fui a buscarla.

     

    Regresé sonriente, con el formulario completo. Me acerqué de nuevo al hombre, que acababa de enterarme era el director, y se lo entregué.

     

    Formulario del examen de vuelo:

     

     

     

    Ficha de Identificación Personal:

     

    ~ Nombre del examinado: Camille Black

    ~ Enlace a su ficha personal: Aquí

    ~ Persona a la que se avisará en caso de terminar en el Hospital San Mungo: Sunar Potter Black Tonks.

     

    Consentimiento informado:

     

    La escoba es el único objeto legal como medio de transporte que no necesita ser registrado. Es una de las formas de transporte mágico más utilizada y aceptada en Gran Bretaña, aunque es algo cultural. En el pasado, los magos eligieron la escoba como medio para volar por ser discreta, barata y fácil de llevar.

     

    Los alumnos de RB de la Academia de Magia y Hechicería que hayan sido mandados al Departamento, deberán recurrir al Consejo Regulador de Escobas para realizar el examen. Con esto se sabrá si el mago o bruja está capacitado para manejar el medio de Transportes.

     

    Yo, Sunar Potter Black Tonks, madre de Camille, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi hija corre al realizar el examen de vuelo y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

     

    Firma del responsable:

    Sunar P.B.T.

  21. El transporte muggle, que llamaban "taxi", me dejo justo en frente de la cabina. El chófer me miraba perspicaz, preguntándome nuevamente si no me había equivocado de destino.

    — No se preocupe, es aquí, estoy segura— respondí, como por enésima vez, tratando de ocultar mi tono cansino.

     

    Le pagué, con esos raros papeles de tonalidades verdes; sabía como funcionaba ese medio de pago... algo...

     

    Aguardé a que arrancara, simulando que entraba en uno de los callejones. Me oculté tras una pared, asomando los ojos, viendo como lanzaba una mirada insegura al lugar, pareciendo debatirse algo, y luego se iba. Suspiré, acomodando vagamente mi ropa como pura maña, y me metí en la cabina de teléfono.

    Cerré la puerta, marqué los números que llevaba anotados en un papel, y la voz femenina de la que me habían previsto no tardó en hablar.

     

    — Bienvenido al ministerio de magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.

     

    — Camille Black. Vengo a... Anotarme para rendir mi examen de vuelo.

     

    Luego de la correspondiente verificación, aquella plataforma fue descendiendo apareciendo una arriba de esta. No pude evitar que la emoción me embargara; todo esto era tan nuevo...

    En cuestión de minutos, ya me encontraba en el Atrio, atestado de magos y brujas, vestidos formalmente y yendo de aquí para allá con papeles en las manos.

     

    Encarné amabas cejas, impresionada por absolutamente todo, y camine hasta uno de los ascensores, donde ya había gente dentro.

    Incomoda por estar desorientada en todo esto, aguardé a que cada uno llegara a su destino, para finalmente oír el:

     

    — Departamento de Transportes Mágicos, que incluye el Consejo Regulador de Escobas, Oficina del Control de Calidad , el Centro Examinador de Aparición y por último, la Oficina de Dirección de la Red Flú y Trasladores.

     

    Exhalé profundamente y atravesé el umbral, viendo la puerta cerrar detrás de mí. Miré a todos lados, sin saber qué hacer exactamente, hasta que al final me decidí por continuar por el pasillo, hasta hallar a alguien que no luciera atareado, o a alguna recepcionista.

     

    Había puertas en todos lados, con diferentes placas etiquetando cada una. Comenzaba a preguntarme dónde me había metido, cuando me encontré con una sala redonda, donde reconocí a varios de mis compañeros de la Academia.

    Sonreí aliviada y caminé hasta Agus y Verónica, que parecían estar hablando.

     

    — Hola chicas— musité torpemente, viendo que ellas acababan de entregar sus formularios a un hombre allí parado. Ahora me dirigí hasta él.

     

    — Disculpe, ¿me puede entregar un formulario para rendir el examen de vuelo?— pregunté, esbozando una inconsciente y leve sonrisa.

  22. Suspiré, observando con mayor escrúpulo a mi alrededor. Comenzaba a anochecer, y el firmamento empezaba a presentar tonos rosáceos. Las hojas de los árboles se movían al compás de la ligera brisa, y se oían a algunos pájaros entonar el último canto del día.

     

    Me puse a pensar qué se suponía que haríamos siendo de noche, y miré a mis compañeros. Algunos cuchicheaban, otros parecían pensativos, y pillé a dos que regresaban de algún lugar en el bosque. Vaya, las parejas comenzaban a formarse... Me sonrojé un poco al pensar que habría sido de estar él...

     

    Oí la explicación de ambos profesores, frunciendo los labios ante las palabras "bosque de los suicidas", pero sin darle mayor importancia que aquello. Si de algo estaba segura, era que ellos no nos traerían aquí si supieran que era peligroso.

    Me mordí el labio inferior al escuchar que no nos contarían la historia detrás de aquel nombre. Si algo odiaba era quedarme con la curiosidad. Y detestaba aún más que eso me provocara ansias.

     

    Nos pidieron que cambiamos nuestros atuendos. Aunque lo que traía me encantaba, saqué mi varita, camuflada entre mi falda y la blusa, y la agité levemente, posándola al final en mi pecho, al tiempo que pronunciaba – Tolle Vestimentum–.

     

    Acto seguido, y tras una ligera sacudida de mis ropas y cabello, lucía un kimono de amplias mangas, color rojo con detalles abstractos en dorado, y un corte del lado izquierdo, que iba desde los pies hasta mitad del muslo. Claro que debajo llevaba un pantalón holgado en negro, y todo aquello era para mejor movilidad.

    Además, los largos bucles castaño claro se juntaron para terminar atados en un perfecto caracol, sujetado solamente con palillos; y mis labios ahora eran escarlatas.

    Como un precavido extra (y además porque me gustaba ese aspecto), incluí una daga. Quién sabe para qué la necesitaría.

     

    Bufé ante el peinado, pues algunos rulos rebeldes ya se escapaban, contorneando mi rostro, y podría jurar que esa perfección duraría lo que tarda en consumirse un fósforo. Era simplemente imposible atarme el cabello, pero al menos lo intentaba.

    Me acomodé nuevamente, sosteniendo mi varita el la mano, para escuchar a los profesores.

     

    León estaba a punto de “felicitarnos” por nuestros hechizos, cuando soltó una maldición. Me estremecí al darme cuenta del posible motivo...

    Annie, mi querida compañera desde hacía seis años, vibraba exageradamente, al igual que las varitas de todos aquí.

     

    La llevé a la altura de mi rostro, para ver que era lo que sucedía con ella, cuando un “crack” hizo presencia, provocando un raro vacío en mí.

    La perfecta superficie de secuoya presentaba una fisura desde la punta hasta llegar casi a la base. Solté un jadeo, aterrada. No podía estar sucediendo, simplemente NO podía.

     

    Miré a los demás, buscando quizá consuelo, pero no tuve tiempo siquiera a pensar en lo ocurrido, porque desde la sombra de los árboles había aparecido un anciano de barbas despobladas.

     

    Aún temblando por la reciente pérdida de algo tan preciado como lo era mi varita, escuché todo lo que dijo el hombre.

    Respiré sonoramente cuando mencionó algo de perder nuestra magia. ¡Eso no podía ser!

     

    Cuando finalizó y se marchó, mire enseguida a nuestro profesores. ¿Qué haríamos ahora?

    Nuevamente quedé sin tiempo a pensar, pues decenas de hombres vestidos de negro salieron del templo al cual se suponía que debíamos entrar, directo a nosotros, para atacarnos.

     

    Me alteré, y miré al resto. La mayoría se preparó para defenderse, o directamente salió corriendo para atracarlos.

    Tomé aire y me aferré a la daga, agradeciendo que mi imaginación hubiese ido tan lejos como para incluirla en mi vestimenta.

     

    No iba a atacar, simplemente corrí, siguiendo al resto, buscando entrar en aquel templo y acabar con todo. ¿Cómo habíamos terminado así?

     

    Por supuesto, nada es color de rosa. Uno de los enmascarados se lanzo contra mí, blandiendo una espada.

    Contuve un grito, atinando simplemente a herirlo, agachándome para esquivar el golpe.

    Esta vez la suerte estuvo de mi lado, y mi vaga agilidad no me falló. Me escabullí bajo su brazo, y en el trayecto le hice un corte en el codo, provocando que un gran chorro de sangre saliera. Sabía que si lo hería en aquel punto sería una mayor pérdida de hemoglobina. Por primera vez me alegraba de leer aquellos libros muggles.

     

    Entonces otro indeseado apareció, luciendo más decidido que el anterior, yendo directo a mi corazón. No lo pensé dos veces, y clave la daga en su estómago, asqueandome de la manera en que se introducía. Cayó al suelo, pero se levantó de inmediato, elevando la katana para darme quizá en la cabeza. Tuve que agacharme, escurriéndome entre sus piernas, viéndome obligada a cortar aquel punto en su nuca apenas conseguí incorporarme y voltear.

     

    Ahora cayó muerto. Gemí espantada por aquello, pero tratando de recordarme que había sido necesario, y que él era alguien malo... Estaba siendo manipulado... dijo una voz en mi cabeza, y la sacudí rápidamente para no pensar más en eso.

     

    Continué corriendo, decidida a no matar a nadie más si no era necesario; cuando me crucé con Verónica y una chica cuyo nombre recordaba como Agus. Esta última parecía agonizar, y tenía algunos cortes en la cara.

     

    Me acerqué hasta ellas, viendo que no hubiese ningún enmascarado cerca.

    – ¿Están bien?– pregunté, corriéndome el cabello del rostro, que, como había prevenido, ya no estaba armado en un rodete.

     

    Lancé una mirada a su brazo, pues tenía la tela del kimono cortada en ese lugar. ¿Qué le había pasado?

    Frunciendo los labios grité sobre el bullicio de la batalla: – Corramos– .

    Enseguida emprendí marcha, mirando para ver si me seguían, y aprovechando para asegurarme de que ninguno de mis compañeros había caído.

     

    Off.

    Gracias por las correcciones Mei, y si.. Tengo un serio problema con los paréntesis... :|

    Por cierto, no soy nadie para decirlo, pero... Alex, hiciste spam. Tendrías que editar el primer post e incluir el segundo, para luego borrarlo, sino te subiría el nivel de advertencia! Bueno, solo eso. Espero y el Roll esté bien, no estoy inspirada...

    Saludos ^^

    *Edito: Me olvide de la ficha! Aquí está Dios, que torpe :|

  23. Entré al lugar sintiéndome algo insegura. Había oído que aquí también había animales peligrosos.

    Claro, estarían resguardados y controlados, eso lo sabía, pero no dejaba de parecerme intimidante.

     

    El lugar era una obra de arte. Era una especie de selva artificial, (aunque se veían diferentes biomas, como praderas y bosques).

    Sonreí al encontrarme con el sector de animales muggles, cercanos a la entrada. Ahí estaban las lechuzas y búhos.

     

    Aún no sabía si elegir macho o hembra, así que me acerqué a verlas de cerca.

     

    Todas se veían esplendorosas. Marrones, grises, negras, blancas... Todas hermosas.

    Me acerqué a una color azabache, y traté de acariciarla, pero se alejó hurañamente. Fruncí el entrecejo y me acerqué a otra, con plumas café. Cuando fui a mimar a esta, cedió felizmente, y me miró, ululando. Sonreí. Esta se veía amigable...

     

    Fue entonces que un ave blanca, de bonitas alas grises pasó volando junto a mí. La seguí con la vista cuando se posó sobre una rama cercana, mirándome fijamente.

    La miré, sintiéndome extrañada. Me le acerqué, cautelosa, sin saber por qué exactamente.

     

    Tenía los ojos azules, como el mar, y me los clavaba fijamente, sin expresión alguna, como toda lechuza.

     

    Estiré la mano y la acaricié también. Se dejó, no ululó ni me mordió. Cuando dejé de hacerlo, me picoteo dulcemente, no con malas intenciones.

    Volví a sonreír, y voltee para buscar algún empleado.

     

    Vi que uno cruzaba frente a los canes, y me acerqué a trote.

     

    -Disculpe, ¿puede darme un formulario?- pregunté.

     

    Agarré el papel que me ofreció, y regresé junto a la bella lechuza, sentándome en un banco a su lado.

     

    Saqué tinta y pluma de mi cartera y completé, lanzando miradas de vez en cuando a la particular criatura.

     

     

    ID: 116303

    Nick: Camille Black

    Bóveda: Bóveda de Camille Black

    Fecha: 2012-09-10

     

     

    Nombre del producto: Lechuza (blanca de alas grises)

    Objetos, Criatura o Poción: B

    Catalogación: X

    Puntos por unidad: 20p

    Cantidad de unidades: 1

    Precio por unidad: 75 G

     

    Precio total: 75 G

    Total de Puntos: 20p

     

    Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Aprendiz

     

    En caso de ser criatura, objeto o poción para familia o negocio: -

     

    Al finalizar, me acerqué a un empleado y le entregué el formulario, diciendo:

     

    -¿Podría decir qué ave en particular me gustaría?- inquirí -. Si es así, me gustaría aquella, blanca de alas grises- señalé al ave sonriendo.

  24. Caminaba por los pasillos de la Academia a paso veloz, y estuve a punto de chocarme con estatuas -o personas- en varias ocasiones. Los reflejos no eran lo mío.

     

    No quería llegar tarde. Era mi primer día de clases, y mi gusto era la puntualidad, desde siempre (o más bien desde que había comenzado la Academia. De otra manera me sentía desastrosa).

    Acomodé uno de los bucles castaños que se había soltado de la coleta, obstruyendo mi vista, detrás de la oreja. Era increíble que jamás quedaran en su lugar; simplemente frustrante.

     

    Finalmente, llegué a la puerta que marcaba “Clase de Rol Básico XXXIX”. Enarqué una ceja por la cantidad de “equis” que había. ¿Cuántos años hacía que funcionaba la Academia?... Debería buscarlo en la biblioteca… si, eso haría.

    Alice las arrugas invisibles en mi falda blanca, y abrí la puerta. Había solamente dos personas. Sonreí satisfecha; estas cosas tan simples y tontas me divertían.

     

    En el lugar había varios bancos con sus sillas, de madera, un escritorio con varias cosas viejas, como llaveros, mapas, y chucherías; pero extrañamente todas tenían motivos chinos. Quizá era parte de la clase…

    También había dos grandes ventanales, que iluminaban completamente el lugar, dándole un aspecto cálido. Me acerqué a una de ellas y miré a través. Había algunos alumnos sentados en el césped, disfrutando de alguna hora libre, charlando con amigos, o escribiendo (cartas, tal vez).

    Algunas lechuzas revoloteaban con paquetes en las patas o el pico, una más magnífica que la otra. No pude evitar pensar en Wiggins. Sonreí con pena. Tendría que haberla traído… Esta noche le enviaría una carta a Sunar para que le diga que vuele hacia aquí. Había sido una compañera para mí en los momentos de soledad, no quería abandonarla ahora; si no hubiese sido un viaje de improviso el que hice hasta la Academia, la habría traído conmigo desde un primer momento.

     

    Tomé asiento en la fila del medio, y saqué un libro de mi bolso. Nada mejor que leer para matar el tiempo.

    Así pasé unos 20 minutos leyendo una historia muggle titulada “Orgullo y Prejuicio”; realmente me fascinaba, y varias de mis amistades no entendían como podía gustarme un libro muggle. Negué con la cabeza de solo pensarlo; decían “muggle” como si fuese algo malo.

     

    De a poco fueron llegando más alumnos. Algunos de ellos me resultaban familiares, habíamos compartido Generales. Entre ellos estaban Verónica (que ya se hallaba allí antes que yo) y Alex, que iban a la misma casa que yo; los Centauros de Blodwyn.

    También estaban Taylor, una de las chicas con quien había coincidido en la “Obra” que armaron los profesores; Merjlock, con quien compartía la aspiración a La Orden del Fénix; y Les Paul, que había hecho de mi esposo (aún me resultaba raro todo aquello). En fin, había muchos conocidos, y por lo tal imaginaba que mi estancia sería agradable.

     

    Cuando llegaron los profesores, el aula ya estaba llena.

    No me sentía nerviosa… Bueno, externamente no lo hacía, pero por dentro quería gritar y salir corriendo. Claro que debía sentirme confiada, no podía parecer vulnerable, eso jamás.

    Ambos se presentaron con nosotros como Mei y León. La chica parecía más calmada, pero el hombre daba a ver un aspecto más serio.

     

    Nos pidieron que nos presentáramos con el resto de la clase. Perfecto.

     

    Me puse de pie, luego de ver pasar a Verónica y Hamsik, frente a todos, y posé mis ojos –hoy celestes, producto del bello día- en las caras desconocidas, con quienes realmente debía presentarme.

    —Buenos días. Mi nombre es Camille Black, soy parte de la familia Potter Black—expliqué sin dar detalles. Había veces que no me gustaban que me miraran fijamente, y eso era lo que estaba sucediendo en este momento. Carraspee la garganta para darme confianza, más que por otra cosa, y continué: —. Tengo 17 años y aspiro a La Orden del Fénix. Simplemente eso— inserté una sonrisa al final, y regresé a mi asiento, comenzando a sentir los efectos de haber hablado frente a una multitud (si es que así podría decirle). Era como estar azorada, muy extraño, pues aparecía luego de haber hablado, y no antes.

     

    Miré como los demás se presentaban, tratando de recordar el nombre de cada uno. Todos eran diferentes, totalmente.

    Luego de las presentaciones, los demás estudiantes comenzaron a cuchichear entre sí, y el profesor elevó la voz para hacer silencio.

    Nos explicó la siguiente cosa a hacer. Debíamos tomar uno de los objetos sobre el escritorio, que en realidad eran trasladadores, y encontrarnos con la profesora Mei en un claro.

    Sonreí levemente y observé como ella desaparecía con un llavero viejo en la mano. Nos incitó a que la imitáramos, y volví a ponerme de pie, para tomar un gastado y algo destruido mapa. Tenía olor a viejo, me encantaba. Pude entrever antes de desaparecer y girar rápidamente, que el mapa era de alguna región cerca del Tíbet.

    Rogué que no fuera allí donde iríamos.

     

    Caí torpemente en el suelo, dándome de bruces contra el césped. Me puse de pie enseguida, algo avergonzada, pues la profesora estaba allí. Limpié mi sweater beige con las manos, y llevé una mano a la cintura, donde Annie (mi varita), se escondía tras la falda.

     

    Acomodé vagamente el cabello, ahora sin coleta; ¡por Merlín, nunca podría atarlos!

     

    Voltee a ver a Mei, y luego al paisaje. Estábamos en un claro, dentro de un bosque, con extraños árboles. Claro, estábamos en algún lugar de Asia. El sol se colaba por entre las ramas, y podía percibir el olor a humedad por doquier. Naturaleza. La adoraba.

     

    Había varios pajaritos revoloteando, posándose en los árboles para mirarnos curiosos. Al aparecer los demás estudiantes de la nada, huyeron enseguida, espantados.

     

    Suspiré, cruzándome de brazos, aguardando a que se hicieran presentes todos, y los profesores indicaran qué debíamos hacer a continuación.

     

     

     

    Off.

     

    Hola! Bueno, yo soy Camila, mucho gusto :rolleyes: Tengo 16 años y vivo en la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Bueno, soy estudiante, (mi vida es aburrida, por Dios xd). Adoro leer y escribir (especialmente si trata sobre Harry Potter -o fantasía, en general-). También práctico Taek Won Do, odio correr... No sé qué más contar :B

     

    Mi personaje... Soy nueva, así que no soy alguien con mucha historia... Como dije On Roll, soy parte de la Potter Black; mi madree es Sunar, (creo que algunos la conocen). También Aspiro a la Orden (como también he dicho :rolleyes: ). Y bueno... Creo que solo eso, (les dije, no tengo historia xd)

     

    Ok! Me presenté! Saludos ^^

     

     

    *Tuve que editar porque cuando publiqué me encontré con que Veronica y Hamsik habían posteado ya. Bueno, espero haya quedado bien.

  25. Camille Black~Goddess of chatter

     

    Murmuré las palabras que abrirían el muro, y este así lo hizo.

    Sonreí, y avancé en aquel maravilloso lugar, con el vestido amarillo pálido iba rozando mis piernas con cada paso.

     

    Pasé junto a un manzano y acaricié sus frutos, ya maduros. Todo era perfecto.

     

    Troté delicadamente hasta las otras goddes, con los bucles castaños revoloteando al viento.

    Me paré junto a una que tenía una flor tras la oreja y pregunté:

     

    - ¿Por qué llevas eso?- realmente no había sido mi intención, simplemente salió de mi boca. Como siempre, no podía estar callada.

     

    Miré a las otras, y me senté en el césped, con un "Hola".

    Voltee de nuevo hacia la chica de la flor, y murmuré:

     

    - ¿Es un ritual o algo así?- arranqué yo también una planta, blanca, y la puse tras mi oreja.

     

    - ¿Así está bien?- pregunté sin esperar respuesta, y me dirigí a las demás.

     

    - ¿Ustedes no se pondrán? Es algo incómoda la sensación de que se te caerá, pero se ve bonito- aseguré -. Oh, por cierto, yo soy Goddes of Chatter, mucho gusto. ¿Y ustedes...?- incité a que se presentaran. No podía parar para que respondieran. Tenía la necesidad de hablar y hablar.

     

    Como siempre...

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