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Merjlock Peverell

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Mensajes publicados por Merjlock Peverell

  1. Al comprobar que ninguno de sus empleados tenía alguna duda sobre lo que había expuesto, la jefa Binfeyd continuó con sus explicaciones. Pero antes de eso, no perdió la oportunidad de hacer notar la coquetería de Merjlock, lo que hizo que el cazador se ruborizara un poco al tiempo que sonreí al ver que Roxanne le daba un codazo a su amiga. Revolviendo papeles de sus cajones, la Evans sacó otro par de pergaminos con las fichas para otros trámites. Según pudo notar, una era para brindar ayudas veterinarias a los magos y la otra, era un explícito insulto para los licántropos; controlarlos como si fueran bestias.

     

    Ahora que trabajaba en el Ministerio de Magia, tendría que ser censado como licántropo, algo que claramente le molestaba y le producía indignación. Si bien sabía que él representaba un peligro para los demás, él mismo se encargaba de tomar las precauciones debidas para no lastimar a nadie en noches de luna llena. Pero lamentablemente esto no ocurría con todos los hombre lobo, muchos eran asesinos por diversión y el Ministerio los cazaba. Tratando de mostrar sus emociones al respecto lo mínimo posible, tomó el pergamino y dijo:

     

    - Señora, quisiera quedarme con este pergamino y llenarlo. Después de todo, no me he censado como la bestia que soy. - Le dijo con calma y voz ronca. - Mas tarde lo lleno y se lo hago llegar si no hay molestia. - Tomó el pergamino que contenía la "Ficha para el Registro de Licántropos".

     

    Luego, la diligente bruja les explicó a sus empleados, sobre la Reserva que tenía el Ministerio de Magia, y todo lo referente a ella. El conocer de la existencia de la reserva, fue lo mejor del día, desde que había escuchado sobre ella, y tras cada descripción sobre ella y lo que hacían allí sus ganas de conocerla aumentaban. No dudaba que la Evans notaba esto, pues el mismo podía ver sus ojos verdes brillando de la emoción, sería como estar de nuevo cazando en las montañas del norte, naturaleza por todos lados.

     

    - No Señora, no tengo duda alguna, si me indica cual es mi cubículo, ya mismo me pongo a trabajar. - Dijo levantándose con dificultad y golpeando el bastón en el suelo. El otro mago que estaba a sus lado se despidió de ellos y salió de la oficina, sin lugar dudas estaba ocupado. - Por cierto, me encantará visitar la Reserva Señora, sería un placer personal.

     

    Ahora que la reunión estaba concluida, Merjlock buscó de nuevo los ojos esmeralda de la amiga de su Jefa, sin lugar a dudas eran cautivantes. Aún así guardó la compostura, no quería incomodarla con tontas coqueterías de chiquillo, había notado por su susurro y sabía que no se sentía bien con sus tontas insinuaciones. Se acercó a la joven bruja y le tomó la mano para besarla.

     

    - Un gusto conocerla Señorita, espero verla muy seguido por acá. - Le dijo cruzando sus ojos con los suyos.

     

    Esperaba que la bella bruja le revelara su nombre, sino era así lo investigaría, después de todo, en algo tendría que ocupar a Balin, su elfo doméstico. Miró de nuevo a la Evans, para que le indicara donde trabajaría, o acaso la jefa tenía otros planes, pensó mientras olfateaba los aromas de la oficina

  2. Todos en la clase hicieron sus debidas presentaciones, ahora profesores y alumnos se conocían un poco, aunque fuera el simple hecho de saber cual era su familia. Tras las presentaciones el sonido del susurro de las conversaciones entre compañeros se apoderó de la atmósfera, acompañado por el monótono golpear de las gotas contra las superficies de la extraña ciudad. Al ver que nadie mas se haría presente en aquel sitio, los profesores tomaron de nuevo el control de su clase y con la experiencia marcando su rostro, comenzaron la lección.

     

    Primero fue el turno de la maestra Mei, que les dio un corto discurso seguido por unos pergaminos que contenían una corta teoría sobre duelos; definiciones y conceptos básicos. Luego llegó el turno del profesor Pik, que tras unas palabras también les transmitió unas enseñanzas en unos pergaminos. Todos los pupilos guardaban silencio y les prestaban absoluta atención, era evidente que como Merjlock, todos esperaban ansiosos el día en que fueran duelistas de élite. Así escucharon atentamente cada palabra de sus maestros, y leyeron oportunamente sus pergaminos.

     

    Pero la lección no sólo quedó en la teoría, como el cazador había estado esperando, los profesores se dispusieron a hacer una demostración. La clave de aquella lección práctica, era notar sus movimientos, su errores, sus expresiones, todo aquello que les fuera útil para el futuro. Así, la profesora se alejo de su compañero a una distancia prudente, ambos alzaron su varita, y el enfrentamiento dio inicio. Los alumnos veían con un brillo en sus ojos, como un par de magos se atacaban y defendían con destreza, cometiendo un poco de errores para que sus alumnos aprendieran de ellos.

     

    "Aprender de sus errores", la difícil lección que había aprendido en su difícil vida el licántropo. Sin tiempo que perder en pensamientos tontos, el mago empezó a apuntar en un pergamino, los errores que creía que sus maestros tenían en su duelo improvisado. Sus compañeros al rededor hacían comentarios por lo bajo entre ellos, pero como el observaba desde las sombras, no fue molestado por ninguno de ellos, y así pudo observar sin contratiempos. Después de minutos de ver a sus maestros, una certeza se apoderó del Peverell, los duelos le producían pasión.

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  3. Tras una breve espera, una bruja le abrió la puerta y con un amigable gesto sombre el umbral de la puerta de su oficina, lo saludó dándole la mano. El Peverell sin perder tiempo beso su mano con caballerosidad y un poco de torpeza, sin duda sus heridas no le permitían una libre locomoción. La bruja que se encontraba frente a él, era un poco baja, de complexión delgada, ojos marrones y un hermoso cabello azabache. Se presentó como su nueva jefa y le informó que lo esperaba. Luego de una amable bienvenida Merjlock entro a la oficina, con sus lentos pasos y el sonido seco del bastón golpeando en el suelo.

     

    La oficina de su nueva jefe tenía un aspecto rústico muy agradable a la vista con mucha elegancia, de entrada le agradó el ambiente que se respiraba allí, por no hablar del sutil aroma a licor que embriagaba el ambiente. Pero no sólo ese aroma lo embriagaba, tan pronto cruzó el umbral una fragancia como pocas, llamó su atención. Era una fragancia que le atraía, sin duda la de una mujer, una que era indescriptible, buscando la fuente de dicho aroma giró su cabeza y logró ver el rostro de una bella bruja que se encontraba cerca de la mesa y que tamborileaba sus dedos sobre la mesa. La joven susurro unas palabras que le hicieron gracia a Merjlock.

     

    - Espero que si haya descanso por estos lares señorita, mi cuerpo no resistirá mucho si no lo hay. - Le habló dirigiéndole una amplia sonrisa a la joven de cabello castaño y ojos esmeralda. Pronto se dio cuenta de la presencia de una tercera presencia, que había sido opacada por la bruja de exquisita fragancia. Carraspeo un poco para llamar la atención. - Perdón si llego en mal momento, no es mi intención molestar. Soy Merjlock Peverell, disculpen mi pésima apariencia, no tuve una buena luna llena. Soy el nuevo aprendiz de por acá, cuenten con mi ayuda y amistad. Por último, es un placer conocerlos.

     

    Dicho esto, la atención del mago se fijó en su nueva jefa. Tomó asiento en la silla que le indicó, al lado del mago que se encontraba leyendo un pergamino, de seguro uno acerca del trabajo que allí se llevaba a cabo. Luego de que el hombre lo leyera, la Evans lo puso frente al licántropo y este se concentró en leerlo, como si la presencia de la bruja de ojos verdes lo dejara. Luego de un par de minutos, terminó de revisar el documento, sin duda era un registro de una criatura mágica, de seguro para el archivo. Tras esto su jefa inició una pequeña explicación sobre los puntos mas importantes que se debían revisar en este tipo de documentos para poder aprobarlos. Merjlock comprendió cual sería su nuevo trabajo y tras la pregunta de la bruja, le respondió:

     

    - Todo comprendido señora, no tengo ninguna duda. - Hizo una pausa para esperar si el otro empleado, de seguro con mayor con rango que él, tuviera alguna pausa y quisiera exponerla. Aprovechando su pausa, miró con ojos de cazador a la dueña de aquellas esmeraldas, no pudo evitarlo. - Creo que podré llevar a cabo mi trabajo sin ninguna traba. - Añadió al tiempo que apretaba su bastón, el cual se encoraba en sus piernas.

  4. Un estudiante fuera de lo usual caminaba con torpeza por los pasillos de una también inusual institución de enseñanza. La Academia, como todos la llamaban con cariño, era el centro de formación de los jóvenes magos y brujas de Gran Bretaña. Este lugar albergaba a cientos de estudiantes que ansiaban salir de la ignorancia y llenar sus mentes con las enseñanzas de sus maestros acerca de la asombrosa y complicada arte de la magia. Merjlock Pereverell, era uno de esos extraños estudiantes que asistía a las clases que se impartían allí y era uno de los nuevos miembros de los Aethonans de Salem, que era su casa en la Academia. Pero este joven tampoco era un mago corriente, Merjlock era un licántropo.

     

    Desde que tenía memoria el Peverell, había tenido que llevar con la carga de ser un peligro para los demás, siendo rechazado por una gran parte de la comunidad mágica y peor aún, siendo rechazado por sí mismo. Por ello la mayoría de su vida la había pasado en las montañas del norte cazando y conviviendo con la agreste naturaleza. Una vida solitaria y tranquila que había decidido interrumpir para poder completar al fin su formación como mago, y para reencontrarse con sus raíces Peverell. En el poco tiempo que llevaba conviviendo en la comunidad mágica, en especial en la Academia, había hecho varios amigos y esto le llenaba el corazón de calidez, pese a que no todos los miembros de dicha sociedad le agradaran.

     

    Aquella mañana no había sido nada buena para Merjlock, un dolor de cabeza muy fuerte lo había estado agobiando tan pronto despertó. Sabía cual era la razón de aquella migraña, era síntoma de que en un par de noches la luna que saldría a iluminar la noche con su hermosa luz, sería una luna llena que le haría perder el control de su cuerpo y le nublaría la razón. El dolor de cabeza estaba afectando sus desarrollados sentidos, tenía la visión nublada y los olores se le escapaban en su confundida mente. Odiaba sentirse así, nunca había logrado acostumbrarse a esta situación, pero lo que mas le molestaba era que justamente hoy comenzaría con una nueva clase, como se lo había indicado la lechuza.

     

    Con el ceño fruncido y con pasos lentos, buscaba el aula a la que debía asistir. Los rayos de sol que se colaban por las ventanas de los pasillos no lo ayudaban mucho con el dolor, ni tampoco los cotidianos sonidos de los habitantes de la Academia; estudiantes haciendo bromas, riendo, hablando entre ellos, el ulular de las lechuzas, y todo tipo de ruidos que llegaban a sus oídos. Llenándose de paciencia y siguiendo las instrucciones de su maestra, continuaba con la tarea de llegar a tiempo al aula y se lamentaba de estar especialmente torpe ese día.

     

    Pero sabía que no había seguido al pie de la letra las instrucciones de sus formadoras. Pese a que se había vestido con las curiosas prendas muggles, una camisa de cuello, un pantalón y unas zapatillas, todo de color negro; no se había desprendido de su amado arco y carcaj, que llevaba como siempre en la espalda, ni mucho menos de su cuchillo que llevaba en su cinto con su amada varita Nannar. Sabía que al verlo con aquel aspecto, las profesoras lo desaprobarían y reñirían, porque incluso entre los magos, no era cotidiano ver a un hombre llevando un arco a la espalda, mucho menos lo sería para los muggles. Aún así nunca se había separado de sus preciadas armas, y hoy no era precisamente la primera vez que lo haría.

     

    Tras otros minutos de ininterrumpida caminata, el mago halló el aula donde se llevaría a cabo la clase. Tras pasar por el umbral de la puerta, se llevó una desagradable sorpresa, viajarían en esos tontos artefactos muggles. El autobús encantado estaba aparcado en el lugar donde habitualmente se debía encontrar la pared, sin lugar a dudas una de las maestras la había hecho desaparecer. Merjlock se sentó en una de las sillas del aula esperando que el silencio fuera interrumpido por las presentaciones. Pronto aquel suceso se llevó a cabo y las educadoras les dieron la bienvenida, se presentaron y los invitaron a entrar al medio de transporte muggle que los conduciría a un lugar todavía desconocido para él.

     

    Agobiado aún por el dolor de cabeza, subió con dificultad al autobús gruñendo un poco, esperaba que tal aparato no diera muchos tumbos en el camino, para que su migraña no aumentará mas, si acaso eso era posible. Se sentó en uno de los últimos asientos dobles que se encontraba vacío. Pronto algo lo hizo poner de mejor humor, Memi se había sentado a su lado y lo sonrojaba al darle un cálido beso en la mejilla. El cazador le sonrío y se tocó la mejilla. Sin dudas que estaba mal, pensó, al notar que no se había percatado antes de su presencia, nunca se le escapaba la presencia de nadie.

     

    - Hola Angelita hermosa, que bueno verte. Sin dudas, eres lo mejor de todo el día, estoy realmente muriendo de un dolor de cabeza. - Le dijo aliviado de poder desahogarse un poco.

     

    Pretendía seguir con la plática, pero en el autobús, que ya estaba en marcha, comenzaron los estudiantes a hacer sus presentaciones. Uno a uno se presentaron, diciendo su nombre, su edad, a que familias pertenecían y algunos contaban sus gustos y datos de su cotidianidad. Después que Memi hizo su presentación, Merjlock se puso de pie y con una voz un tanto apagada a causa del dolor, que trataba de disimular dijo:

     

    - Hola profesoras y compañeros, yo soy Merjlock Peverell, sí uno de los pocos Peverell que quedan aún. - Añadió ante el susurro de sus compañeros. - Soy un cazador, como ya habrán notado, esa es la razón por la que llevo mi arco a la espalda... Y soy un licántropo teniendo un mal día, así que sepan disculparme si los molesto. - Terminó con tono secante y sentó al lado de Memi de nuevo.

     

    Al termino de todas las presentaciones de los estudiantes, la profesora Addison volvió a dirigirse a su clase con ánimo de informales hacía donde se estaban dirigiendo, pero tan pronto la profesora comenzó a hablar, unas sombras en las afueras del vehículo llamaron su atención, éstas se dirigían a toda velocidad hacia el bus. Un fuerte sonido de golpe casi hace que estalle la cabeza del mago, pero no fue el único, después de una pausa llegaron otros. Algo los estaba atacando y no lograban ver que era.

     

    La confusión reinaba dentro del autobús, Merjlock apenas entendía lo que sucedía, y el dolor en su cabeza aumentaba a medida que los sonidos se hacían mas fuertes. Pronto entendió que caían por un precipicio y tras aquella revelación los golpes se sumaron a los fuertes sonidos. Sintió como se laceraba una pierna con un pedazo de hierro en un agonizante dolor y antes que pudiera hacer algo, un golpe en la parte de atrás de su cabeza apagó la luz y su razón. El autobús quedó completamente destruido en el fondo de aquel precipicio, afortunadamente no parecía haber víctimas mortales. Los hechizos de las dos brujas habían salvado su vida y la de sus estudiantes, dentro del bus todos se hallaban heridos e inconscientes. Un ser maligno se acercó a ellos, los tenía completamente a su merced.

     

    Área Psiquiátrica Infantil

     

    Merjlock recobró la conciencia, el dolor que lo atacaba había empeorado aún mas, y se le sumaba el de su lacerada pierna derecha y el de varias contusiones por todo su cuerpo. Tratando de pensar con calma, se concentró en entender lo que había sucedido; poco a poco ató los cabos y supo que corría grave peligro, algo había atacado el autobús donde se transportaban, algo que de seguro los quería matar. Esta era una de esas situaciones de supervivencia, a la que estaba acostumbrado a enfrentarse, sólo que ahora no sabía a que se enfrentaba.

     

    Abrió los ojos y se llevó su mano al cinto para agarrar su amada Nannar, que para su suerte se encontraba aún allí. Se sentó sobre el frío suelo y se dio cuenta que algo o alguien lo había movido desde el lugar del accidente hasta el oscuro lugar; con sus ojos adaptados a la oscuridad se encontró en lo que parecía un hospital y por lo juguetes que vio en el suelo pensó que antes ocupaban niños aquel sitio. Prestando total atención a los sonidos y olores de aquel lugar, y dejando atrás el dolor que agobiaba su cabeza, se concentró en curar su pierna para poder lograr caminar y escapar.

     

    - Episkey! - Pronunció en un susurro, y agitó su varita de manzano apuntando a su pierna derecha. Pronto el efecto se hizo presente y la herida comenzó a sanarse haciendo que el dolor desapareciera. Repitió la misma acción varias veces para sanar varias heridas de su cuerpo y pronto menos dolores lo aquejaron.

     

    Luego de sanarse un poco, el Peverell decidió que era hora de utilizar su arco, y cuando se dispuso a tomarlo en sus manos, comprobó que este se había partido a la mitad. Aquello lo descontroló, una profunda rabia inundó su mente, estaba realmente enojado, sentía que perdía control de su cuerpo y sabía que estaba gritando y gruñendo. Con la poca cordura que le quedaba pensó que aquella noche la luna llena llena reinaba, pero algo era diferente, su forma física no había cambiado. Tras tirar y destruir varios objetos como sillas, floreros y camas, Merjlock logró calmar su rabia lobuna. Luchando contra sus instintos básicos, poco a poco regresó su cordura y se lamentó por haberla perdido.

     

    - Reparo! - Escupió las palabras con rabia y amor al mismo tiempo, al tiempo que agitaba a Nannar. El arco pronto se unió de nuevo, y quedó como nuevo sin dejar rastro de algún rastro de daño.

     

    Tomó su arco con delicadeza y sonrío al verlo intacto. Con rapidez lo encordó y lo dejó listo para la acción, comprobó que tuviera flechas en su carcaj y al ver que era así se dispuso a partir. Guardó a Nannar en su cinto justo al lado de su cuchillo y centró toda su atención en aquel lugar, en todos sus sonidos, en cada detalle. Pese a que reinaba la oscuridad allí, el licántropo veía claramente, no necesitaba la luz. Cada vez recuperaba todas las habilidades que había ganado tras la mordedura, el dolor de cabeza comenzaba a marcharse y pronto su vista, olfato y oído se aguzaron aún mas. El cazador estaba completo, y se vengaría del maldito ser que había dañado su arco, y que lo tenía en aquella situación.

     

    Tras caminar un poco por aquella sala, escuchó el sonido de los pasos de alguien. Tomó una flecha de su carcaj y apuntó al ser que producía aquel ruido, pero antes de atacar o cualquier otro acto, decidió tratar de averiguar de quien o que se trabaja. Su olor era humano, y tenía ciertos aromas que identificaba como de la Academia. Se acercó un poco mas con mucho sigilo y pudo ver que era uno de sus compañeros de clase, Ray Rambaldi, el cual habló en voz baja.

     

    - Estoy yo, viejo, soy Merjlock. - Dijo en un susurro para que solo el escuchara al tiempo que bajaba su arco y le dejaba de apuntar. - ¿Qué te parece si tratamos de escapar de este lugar? No me agrada como se ven, huelen y escuchan las cosas acá. Si podemos en el camino hacia la salida, matamos al maldito ser que nos atacó. ¿Qué opinas?

     

    Tras otros pocos pasos se acercó a él, se colgó el arco en la espalda y agarrando a Nannar, comenzó a curar las heridas que el accidente dejaron en Ray. Tras unos pocos minutos de curación, comprobó que ya estaba bien y se encaminó de nuevo buscando la salida de aquel lugar. Esperaba que Ray lo siguiera, pero sino lo hacía no le importaba, él ya estaba harto de aquel lugar y no se podía dar el lujo de dejar que llegara la siguiente noche, o sino todos tendrían un grave problema con un licántropo, con él.

     

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    OFF.

     

    Hola Gente, me llamo Sebastián, mas conocido como Mojica. Soy colombiano, pero vivo en Buenos Aires desde hace ya varios meses. Quiero ser un veterinario y amo los caballos. Tengo 21 años. y pues creo que eso es todo. Pregunten si me quieren conocer más. Saludos.

     

    Comodín

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  5. El sonido clásico del tono del ascensor se dejó oír al llegar al piso indicado, las puertas del mismo se abrieron y la monótona voz femenina que indicaba: "Cuarto Piso, Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas" se escuchó. El maltrecho cazador Peverell salió del elevador lentamente con una apariencia nada buena. Esta vez fuera de su arco y carcaj con flechas que llevaba en la espalda, llevaba un bastón consigo y cojeaba, sin lugar a dudas había tenido una última luna llena muy mala, de esas para el olvido.

     

    Los sonidos del bastón golpeando en el suelo pronto llenaron aquella estancia, por lo que muchos curiosos se giraban a verlo tratando de hallar la fuente de aquel ruido. Muchos lo miraban con desaprobación, como miraban a un pobre mendigo en la calle, otros simplemente lo miraban con lástima, como viendo a un animal malherido que vaga por el bosque muerto de hambre.

     

    A todos el Peverell les devolvía una sonrisa, quizá una sarcástica sonrisa, pero era la única que tenía en su actual situación. Sin lugar a dudas, era un licántropo duro de roer, y cada herida sufrida bajo la luz de aquella luna redonda y hermosa, lo volvían mas fuerte, y le daba mas ánimo de vivir. Tras preguntarle a la secretaria de aquel lugar dónde se encontraba la oficina de su futura jefe, Merjlock se encaminó al llamar a la puerta que lo llevaría a su oficina.

     

    Hacía días atrás había sido informado por Bínfeyd Evans por medio de una lechuza, que formaría parte de la División de Bestias, de la cual ella era Jefe, con el puesto de Aprendiz mientras terminaba sus estudios en la Academia. Pero sólo hasta entonces había podido presentarse para ocuparse de sus nuevos deberes, ahora que ya estaba mas curado de las heridas sufridas como licántropo. Al acercarse a la puerta, tocó tres veces y dio un paso atrás esperando respuesta.

     

    Pero algo que no esperaba llegó a su nariz, proveniente del interior de aquella oficina, algo que le hizo sonreír y que lo relajó ante el encuentro con Bínfeyd. Sin lugar a dudas, adentro habían estado tomando algunas copas de alcohol, y si su olfato no lo engañaba era un buen champan. Así que no sólo se trabaja por acá, pensó con alegría el mago y continuó esperando ser atendido.

     

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    Hola Gente, soy el nuevo aprendiz de la División de Bestias, espero hacer bien mi trabajo. Perdonen la demora, no han sido unos días fáciles los últimos. Saludos. Beso a Binny.

     

    Comodín

  6. Como lo había indicado la lechuza que había recibido días atrás en la sala común de los Aethonans, el cazador Peverell había llegado al aula donde habían citado a los alumnos que tomarían duelo básico, una importante clase que era fundamental para la formación de un mago. Merjlock ansiaba mucho estar en esta clase debido a que su formación se había centrado mas que todo en ser un magnífico cazador y un licántropo lo menos peligroso posible. Había llegado la hora de ser un duelista de respeto, y se esforzaría por aprender lo mas posible.

     

    El aula donde los profesores habían citado a sus alumnos, era un salón sombrío con pocas velas que iluminaban el lugar. En aquel momento se encontraba sola, pero se podía notar que hacía poco había sido visitada por varias personas, unas adultas y otras jóvenes; aquello se lo decían las huellas que dejaron los zapatos en el polvo del suelo. Además estaban las suaves fragancias que volaban por el aire enrarecido de aquel sitio. Los rastros de aquellos magos se perdían cerca de una mesa, donde se encontraban varios objetos escogidos al azar, y donde justo en aquel momento, brillaba una flecha con un tono azul metálico.

     

    Giros y aire enrarecido fue lo que sus sentidos captaron al tocar el traslador, era obvio que se dirigía a un nuevo lugar totalmente desconocido para él; esto no le agradó demasiado, pero sabía que tendría que seguir rastros para hallar a los miembros de la clase. En cuanto estuvo de nuevo en suelo firme, evaluó un poco el lugar, buscando posibles peligros y el rastro de las personas que habían visitado el aula. El ambiente estaba gris y lluvioso, aquello le dificultó seguir los aromas y borró por completo los rastros en el suelo. Así el licántropo se guío tan solo por su nariz, en una dificultosa tarea de sabueso, por lo débil de los olores de los que rastreaba y el millar de aromas nuevos que le llegaban, sin duda estaban en un lugar muy lejano de Gran Bretaña, con otra cultura.

     

    La túnica verde oliva que llevaba Merjlock se empapó en un instante, y sentía como el agua de lluvia le bajaba por su largo cabello negro hasta el resto de su cuerpo. El cazador agradeció llevar su arco en las espaldas envuelto en gamuza, así estaba protegido del agua, en tanto su carcaj y flechas si estaban a merced de esta. Como de costumbre, fuera de su arco, llevaba su cuchillo y varita Nannar en su cinto, nunca se separaba de estos tres objetos; se lo había enseñado su maestro. Tras unos minutos de lento recorrido por las calles de la extraña ciudad, logró encontrar el sitio donde se reuniría y conocería la clase. Allí estaban un par de magos adultos, una guapa bruja, un mago, y unos cuantos jóvenes que serían sus compañeros.

     

    El Peverell se acercó lentamente para no ser notado, como si estuviera al acecho y aguardó en las sombras hasta que los profesores hablaran y comenzaran las presentaciones pertinentes. Le agradó que dejara de llover, hacía un par de minutos había sucedido. Mientras esperaba pensaba en los hechizos que aprendería y en lo emocionante que sería para él tener su primer duelo con varita, pues sólo había tenido enfrentamientos con animales cuerpo a cuerpo, o con su tío cuando practicaban peleas con cuchillo.

     

    Tras unos minutos, los profesores comenzaron a hablar, dejando atrás el sonido de las gotas de agua y los murmullos de los estudiantes que se conocían y conversaban a lo bajo. Todos dejaron atrás lo que hacían y se concentraron en lo que decían sus maestros. Primero se presentó la bruja, a la que Merjlock miró fijamente a los ojos chocolate escuchando su presentación; luego habló el mago fornido de cabello negro, que se presentó y habló sobre la clase que iniciaría, después los instó a que se presentaran. Tras varios minutos de escuchar las voces juveniles de sus compañeros cuando se presentaron, y luego de un minuto de incómodo silencio, el Peverell habló con voz grave y un poco ronca.

     

    - Soy Merjlock Peverell, también tomaré la clase con ustedes. Hace poco me mudé al castillo de mi ancestral familia - la marca del escudo de armas de los Peverell que tenía marcada en la mano le ardió un poco- y he tenido poco contacto con magos en toda mi vida, recién hace unos meses ingreso al círculo social de la comunidad mágica. Además de ser un mago, soy cazador y como dato curioso, soy un licántropo. Me disculpo de antemano, si mi comportamiento los molesta, un gusto estar con ustedes hoy en este no tan agradable lugar. - Dijo desde las sombras. Aunque sus maestros habían aparecido una luz brillante con sus varitas, él seguía en su agradable oscuridad.

     

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    Off

     

    Hola Gente, me presento. Me llamo Sebastián, soy de Medellín Colombia. Hace un tiempo vivo en Buenos Aires. Tengo 21, y dentro de poco comenzaré con mi carrera de veterinaria... Creo que eso es todo. Si tienen ganas de conocerme mejor mi msn es merjlock_peverell@hotmail.com. Del personaje no hablo porque lo relevante lo describí onroll. Saludos

     

    PD. Muchos en el mundo de hl me conocen como Mojica!

  7. Jardines del Castillo Haughton

     

    Un Merjlock muy poco usual caminaba por las calles de Ottery en dirección a la morada de su novia. Y es que no era el Merjlock que todos conocían, aquel cazador desaliñado, a menudo no muy limpio y descuidado, con su arco y su cuchillo visibles, sus prendas hechas con pieles de animales y sus cómodas zapatillas. Esta noche, el cazador parecía mas bien, un importante mago de gran renombre de la comunidad mágica de Londres.

     

    Vestía una camisa de seda blanca, con un traje negro azabache, unos zapatos de cuero negro y una capa negra que se ondeaba por el viento. Y como toque especial, llevaba un pañuelo verde esmeralda adornando el traje y dándole algo de color a su apariencia. Su cabello por primera vez en la vida estuvo peinado, todo ello trabajo arduo de Archer, su amigo elfo. Y como única protección llevaba a Nannar en un bolsillo del traje, por si se encontraba con malas compañías.

     

    Caminaba con incomodidad por aquellas solitarias calles, sin duda toda esta apariencia la había adoptado por su novia Anne, quería tener aquel detalle con ella, después de todo no era muy bonito andar con un espantapájaros en una gala. Los zapatos que llevaba le hacían caminar mas lento de lo que deseaba y el no llevar su arco y cuchillo lo tenían mas alerta de lo normal. Pero lo que realmente le preocupaba, era que su sentido del olfato se estaba viendo afectado por el perfume que estaba usando.

     

    Tras varios minutos de una caminata extraña Merjlock se encontró en el umbral del castillo de su novia, sin pensarlo cruzó la entrada y se dirigió al jardín donde se detuvo a oler la fragancia de las rosas. Aquel aroma lo hipnotizó hasta que pudo notar la leve fragancia de su amada, pese a que el perfume que usaba lo tenía afectado. Lentamente giró la mirada hacía ella y la vio allí, mas hermosa que una diosa, mas brillante que la luna, mas impactante que la vista de una estrella fugaz.

     

    Por unos segundos sintió como si un hechizo de "petrificus totalus" le hubiese sido lanzado, ese era el efecto que su amada causaba en él, siempre alteraba sus sentidos, sus acciones y sus sentimientos. Así fue como vio que su amada lobita se acercaba a él en cámara lenta, con su precioso vestido y una radiante sonrisa. Tras escuchar sus suave voz y sus halagos, salió del trance en el que estaba y pudo decir.

     

    - Pese a todo el esfuerzo que hizo Archer por hacerme lucir bien, tú belleza me opaca, como la luna a las estrellas. Hoy la belleza tiene un nuevo significado para mí Señorita Haughton, y ese es su nombre. - Dijo sonriendo y queriendo devorar sus labios húmedos. Tras unos segundos de mirarse a los ojos, su amada lo besó y juntos desaparecieron de aquel jardín.

     

    ♔ ♔ ♔

     

    Pronto estuvieron frente al colosal Castillo de Hielo donde se celebraría la Gala de Navidad, sin lugar a dudas, la magia lo envolvía y le daba un toque único. Por detalles como este, el licántropo amaba la magia, le daba belleza a muchas cosas de la vida, le daba alegría, o por lo menos la magia que el frecuentaba. Con su amada a su derecha agarrada a él entraron en la cristalina edificación.

     

    Anne se adelantó a consultar el pergamino para saber donde les habían acomodado en la gala, y cuando lo supo se acercó a él y se lo dijo. Esa noche ocuparían la mesa número uno junto con varios magos y brujas del círculo social de Ottery. Fue entonces cuando sus labios se unieron con los de Anne, cuando esta se acercó a él, un tierno beso los unió por un instante.

     

    Después de aquel acto de amor, se encaminaron hacía la mesa donde pasarían la velada. La ayudó a sentarse y luego lo hizo él, ya sentados la tomó de la mano suavemente y le dirigió una sonrisa amplia mirándola a los ojos.

     

    - Te Amo Anne, pasemos una bonita noche. - Y la besó.

  8. Como los Peverell somos pocos, casi una leyenda, una especie en extinción y prácticamente yo soy el único activo en el foro, me tomo el atrevimiento de darles un caluroso abrazo y saludo de Feliz Navidad en nombre de los Peverell.

     

    Igualmente espero que su 2013 esté lleno de muchos sueños cumplidos, metas alcanzadas, armonía familiar, amor por doquier, sonrisas y vida friki!

     

    De igual manera le mando un abrazo fraterno a mi "padre" y hermano Nexo, y a la Matriarca Saya!

     

    En fin, felicidades en estas fechas de unión familiar y de celebraciones! Después de todo, los Peverell nunca nos perdemos una fiesta y mucho menos dejamos pasar las felicitaciones. Felicidades gente de harrylatino, gente de Ottery, familia potterica.

     

    Merjlock Peverell, MJK, Familia Peverell, La Muerte El Último Enemigo Por Vencer!

  9. El licántropo recorría los pasillos de la Academia buscando un lugar donde sentirse cómodo, llevaba días sin estar en un bosque y eso lo hacía sentir incómodo, como perdido en un mundo al que no pertenecía. Y en cierto modo era así, él no pertenecía a la Academia, era un lugar ajeno a él, pero debía cumplir la promesa que le había hecho a su tío de terminar su formación mágica.

     

    Ese atardecer, agobiado por la sensación de sentirse como un lobo enjaulado, salió de su habitación en la sala común de los aethonans y se dejó guiar por su confiable nariz. Hacia cinco minutos que se dirigía hacia un lugar donde se respiraba vegetación y algún tipo de arrollo o lago. Nunca había conocido este lugar, y por eso con excitación propia de un lobo de cacería, se dirigía a toda velocidad hacia aquel lugar.

     

    Pronto llegó a aquel lugar, y pudo ver que su olfato no lo había engañado. Divisó un pequeño bosque y un lago no muy grande, un poco de naturaleza ante tanta construcción y estudio. No eran las grandes extensiones de praderas o bosques a las que estaba habituado a recorrer, pero por lo menos podría estar en contacto con una parte de él. Ahora tendría un lugar en donde sentirse a gusto y estar en los ratos libres.

     

    Como la noche se acercaba y los últimos rayos de sol iluminaban el lugar, el cazador decidió que aprovecharía el tiempo que tenía de vista para practicar con su arco. Llevaba semanas sin lanzar una flecha y esto también lo tenía un poco ansioso. Sin perder tiempo, agarró su arco de su espalda y con habilidad lo encordó. Pudo notar la tensión de la cuerda del arco, lo que le indicaba que estaba en perfecto estado.

     

    Con un pedazo de madera que encontró hizo una diana y la colgó en un pequeño árbol que estaba cerca. Se alejó treinta metros y sacó una flecha de su carcaj, esta como todas sus flechas, estaba adornada con una pluma de cisne y era de madera flexible. Colocó la flecha en el arco y con fuerza tiró hacia atrás, calculo bien la distancia y la fuerza y dirección del viento, y cuando estuvo cómodo y seguro con el tiro, soltó la flecha relajando todos sus músculos.

     

    La flecha viajó por el aire con su característico zumbido, un sonido de muerte para muchas presas y enemigos del cazador. El tiro fue certero y pegó de lleno en el centro de la diana, por lo que Merjlock respiró aliviado, definitivamente no había perdido su mortífero don. Luego encantó un par de objetos con su varita mágica y los hizo recorrer el jardín por el aire, así podría practicar con objetos en movimiento.

     

    Y así transcurrió el atardecer, al calor de una amena práctica de tiro. Sin lugar a dudas, aquel lugar de la Academia lo había hechizado y ahora se veía todas las tardes visitándolo y añorando el día que las clases acabasen y pudiera estar de nuevo en sus bosques de cacería, tras un ágil conejo, tras un cervatillo veloz, o frente a un feroz oso.

  10. El beso duró muy poco, mas poco de lo que le hubiese gustado a Merjlock. Sin lugar a dudas Adry estaba jugando con él, y eso le llamó mas la atención al cazador. Adry era como esas raras estrellas que él sólo veía en las eternas noches de cacería en los bosques tenebrosos de Gran Bretaña, esas a las que llaman fugaces, y que no son otra cosa que astros nómadas que divagan por el espacio. Sin lugar a dudas, aquel momento con ella, fue tan fugaz como el avistamiento que de vez en cuando presenciaba de una de esas extrañas estrellas.

     

    - Creo que sólo yo te puedo decir si deberías o no estar acá. Después de todo es mi lugar, mi cuarto. Ya que tu no quieras estar es otra coca. - Le dijo mientras la veía alejarse de sus manos. - No creo que alguien suba, solo yo habito acá y sino te vieron venir detrás mío, no creo que vengan. Pero baja, hermosa, noto que te pusiste incómoda, y tienes ganas de seguir atendiendo invitados como buena prefecta. - Continuó diciendo con calma.

     

    Fue entonces que se acercó de nuevo al licántropo como una sensual minina, se puso de puntitas para alcanzar el oído de él, y le susurró en el silencio de la noche. Sin lugar a dudas aquellas palabras en susurro de tan excitante invitación, le agradaron muchísimo y no estaba dispuesto a dejar pasar la velada a la que había sido invitado. Una invitación sellada por la sonrisa perversa que los labios de la morena le dirigían con sensualidad y los ojos brillosos le confirmaban aún mas.

     

    - No me puedo negar a tan excitante invitación, cuenta con mi compañía nocturna sin lugar a dudas. - Le respondió con una mirada devoradora, sin lugar a dudas, esta mujer despertaba todas sus pasiones. - Envíame tu patronus cuando vayas a salir, y sin pérdida de tiempo estaré contigo.

     

    Al decir esto, la bruja lo invitó a bajar con ella de nuevo hacia la sala común, cosa que no le agradó tanto al cazador. Allí estaba el niño que no le había agradado mucho, dejaría que la fiesta continuase sin él. No tenía ganas de seguir fingiendo caballerosidad y seguir en diplomacia, por eso adoraba tanto estar de cacería, en los bosques era el mismo, un asesino que no seguía reglas, tan solo el respeto a la naturaleza.

     

    - No preciosa, esta invitación si te la rechazo. Perdóname, pero no estoy muy sociable que digamos hoy.

     

    Antes que Adry se alejara mas y le soltara la mano, le dio un último beso y cuando el contacto de los labios se perdió, el mago le guiñó el ojo izquierdo pícaramente. Tras unos segundos, con la punta de su querida Nannar, su fiel varita, tocó la puerta de su dormitorio y esta se abrió.

     

    - Hasta mas pronto hermosa - Dijo y se perdió en la oscuridad de su habitación.

  11. En el momento justo que se disponía a abrir la puerta de su dormitorio, Merjlock se percató de que Adry lo seguía rápidamente, de seguro para regañarlo por su actitud ante el nuevo niño que ingresaba a los Aethonans. La esperó unos segundos y pronto la mano de la hermosa bruja le apretaba su brazo, queriendo ganar su atención, cosa que ya había logrado. Tan pronto lo agarró Adry, arrinconó al cazador, y por primera vez en mucho tiempo se sintió presa.

     

    Esto despertó infinidad de sentimientos en Merjlock, desde la rabia, la sorpresa y la duda hasta cierto sentimiento placentero. Fue entonces cuando la bruja le dirigió a el con tono de regaño, cosa que ya esperaba el mago, argumentando el por qué de su actitud con el nuevo chico que había ingresado con Lai. Merjlock clavó su mirada de ojos verdes en la de Adry, para devolverle la mirada penetrante que esta le estaba dirigiendo.

     

    - Pero si sólo me divertía un poco preciosa, era obvio que no le iba a pasar nada al chico ese. Y sin ánimo de discordia, lo que haya visto, olido y detectado en él, me lo guardo para mí. - Le dijo mientras pasaba de mirarla a los ojos, a mirarle sus rojos labios que cada vez sentía mas cerca.

     

    Fue entonces cuando dejó de sentirse presa de Adry y volvió a ser un cazador, ahora lo labios de la hermosa bruja eran su presa y se los iba a devorar. Con su mirada penetrante la miró fijamente queriendo hipnotizarla, la tomó de la cadera y la trajo hacia su cuerpo, y sin mas espera la besó con pasión fiera, propia de sus instintos lobunos. Allí bajo los rayos de la luna, y como siempre con la noche como complice, Merjlock Peverell estaba sintiendo de nuevo, la emoción que sólo alcanzaba cuando una presa era suya. O quizá el era la presa, pero eso no le importó, sólo el momento que vivía allí con Adry.

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  12. Merjlock centró de nuevo su atención en Caroline Ryddleturn, la nueva jefa de la casa de los Aethonans, que según los sentidos altamente desarrollados del licántropo, era una mortífaga por el olor a muerte que emanaba de ella. Su mirada fría y calculadora solo le confirmaba que la oscuridad la rodeaba. Todo en ella le indicaba peligro y cierto desagrado, pero no podía negar que estaba empezando a sentir emoción, y más aún después de las palabras que le dirigió y esa sonrisa maliciosa.

     

    - Tal vez, un día estemos en una de esas cacerías, aunque será difícil saber quien será la presa. - Dijo, sabiendo que estaba jugando un juego peligroso e incitando a una futura confrontación en territorio nada neutral.

     

    Pese al hechizo que Caroline le había lanzado a Merjlock, robándole toda la atención, el licántropo pudo notar que otro ser de su clase se acercaba. De inmediato el Peverell se puso tenso e incómodo, el olor de aquel personaje le resultaba hediondo y su instinto le decía que sólo problemas le esperaban con aquel ser, que sin duda era mas joven que él.

     

    Aún así, como ya se lo esperaba, la primera en llegar fue una joven bruja que se veía emocionada y nerviosa. Sin lugar a dudas debía venir directamente de sus clases de Generales. Aquello le hizo recordar a sus compañeros de clase que había dejado atrás, y por supuesto a la hermosa Bridget, la profesora que todavía lo cautivaba con su adictivo aroma. Estuvo a punto de saludarla, pero la presencia fétida de aquel ser estaba mas concentrada, lo que le indicaba que pronto estaría ante él y todos los demás.ç

     

    Y sin mas espera aquel ser se hizo ver, entrando a la sala común y ubicándose al lado de la recién presentada Lia. Merjlock tuvo que aguantar la risa que estuvo a punto de emanar de él, como siempre no quería dar a conocer sus sentimientos. Para ser un licántropo, el chico era muy estilizado, parecía uno de esos muñecos con las que las niñas muggles jugaban a ser sus novios. Aquel joven mago parecía todo menos un licántropo, pero igual emanaba ese feo aroma que lo hacía odiarlo sin saber por qué.

     

    Sin lugar a dudas, aquella era una época de fiestas, pese a las malas compañías que estaban llegando, porque otro mago que si mal no recordaba había sido compañero suyo, llegó en ese momento. Merjlock lo saludó levantando la mano un momento. En ese momento la tarea de la prefecta Adry se hizo notar, al recibir a los nuevos como se debía, como siempre su belleza y amabilidad se les hizo notar, aunque el cazador hubiese deseado que tuviera menos tratos con aquel licántropo que parecía que se llamaba Gaspar.

     

    Merjlock con un movimiento rápido de su varita, hizo que su jauría de cinco lobos plateados, que había invocado mediante encantamiento patronus, rodearan a Gaspar y comenzaran a gruñirle y a mostrarse fieros. Con una sonrisa en su cara, el licántropo agitó de nuevo su varita y estos se esfumaron. Y habló con voz pausada y alegre.

     

    - Lai, un gusto tenerte entre nosotros. Seas bienvenida a la casa del aire, espero que la sientas tu hogar como todos los que somos parte de ella. Me presento, mi nombre es Merjlock Peverell- Le dijo animadamente a la nueva miembro de la casa. - Y que bueno verte de nuevo Pikachu, creo que ya nos habíamos cruzado antes por los dormitorios. - Añadió dándole la mano al mago saludándolo efusivamente.

     

    Luego de los saludos y presentaciones, y con pocas ganas de seguir respirando el aroma que emanaba aquel ser, el cazador se dirigió a su dormitorio despidiéndose de los invitados e invitadas y de sus compañeros. Había sido una jornada agotadora y quería descansar un poco, y sobre todo no ver al ser que había llegado a los Aethonans de Salem, que sin lugar a duda, ya no sería tan placentero como antes, con la nueva presencia.

     

    - Por cierto, lamento lo de mis lobos niño. Hice un mal movimiento de mi varita, aunque apostaría que algo malo vieron en tí. - Dijo con tono serio y sonriendo ampliamente sin que nadie lo viese. - Diviértanse en la fiesta compañeros, que tengan una velada encantadora, no se pasen de copas. Cye, gracias de nuevo por la invitación. - Añadió subiendo las escaleras hacia su dormitorio y se perdió en él.

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  13. http://i630.photobucket.com/albums/uu28/cyelalockhart/estudi1.gif

    Merjlock recorría por los pasillo de la Academia en dirección a la sala común de sus compañeros los Centauros de Blodwyn. Como no sabía mas que aquella sala estaba debajo de la tierra, al norte del castillo, el cazador se guiaba por el olor de Cye y Adry para llegar a buena hora al encuentro con los habitantes de aquella casa. Ambas tenían un olor muy característico y el licántropo lo tenía guardado en su memoria olfativa.

     

    Como siempre llevaba su arco a la espalda con su carcaj lleno de flechas. Vestía una camiseta de seda verde y un chaleco de cuero gris, un pantalón de cuero y sus confiables zapatillas. En las manos llevaba unos mullido guantes de cuero cómodos. Aceleró el paso porque el frío aumentaba cada vez mas y quería estar en calor. Por suerte notó que el olor de las brujas se tornaba cada vez mas intenso, lo que indicaba que pronto llegaría.

     

    De pronto se topó con la estatua guardiana de la casa, el centauro guardián. Merjlock pronunció la frase que debía decir para entrar en la sala, con un tono seco y cortante.

     

    Tun Tun ¿Quién es? Aethonans de Salem

    Ábrannos la puerta que ya es navidad

    Tun Tun ¿Quién es? Aethonans de Salem

    Ábrannos la puerta que ya es navidad

     

    La estatua se hizo a un lado y pronto dejó ver la entrada a la sala común de la casa hermana. El licántropo entró y de inmediato sintió el calor del lugar, la multitud de aromas provenientes de sus habitantes y de la comida de las fiestas. La algarabía de las conversaciones pronto llegaron a sus oídos. Guiado por todo ello, se unió a todos los presentes que estaban celebrando.

     

    - Hola compañeros y profesoras, soy Merjlock Peverell, estudiante de los Aethonans. Vengo a celebrar un rato con ustedes, lamento que no sea mucho el tiempo, pero me siento algo indispuesto. - Dicho esto, se unió a Cye y a Adry que estaban cantando villancicos.

     

    La decoración de la sala era preciosa, un ambiente muy navideño ornaba la casa con las particularidades de los centauros. El cazador tomó un par de vasos de cervezas de mantequillas y comió un poco de maní. Pero pese a lo acogedor del ambiente, Merjlock se sentía cada vez peor.

     

    - Mi querida Cye y Adry, creo que ya me voy. Discúlpenme con los demás participantes de la fiesta, pero me siento mal de la cabeza, como ya sabrán, mañana tengo luna llena. - Dijo a tiempo que empezaba a sentir un zumbido en su cabeza.

     

    Al despedirse de las brujas, el licántropo se encaminó hacia la sala común de su casa, donde encontraría en remedio que apaciguaría un poco lo que se venía. Planeaba pasar tan difícil noche en los terrenos de su familia, los Peverell. Y tan pronto como llegó, abandonó la acogedora casa de los Centauros de Blodwyn, que lo habían acogido tan bien.

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  14. Merjlock notó que su compañera Adryanie lo estaba mirando minuciosamente de arriba a abajo, pero esto no lo incomodaba. Estaba acostumbrado a ser producto de muchas miradas curiosas, pues sus vestidos no siempre eran usual en las grandes ciudades, eran prendas exclusivas de gente que vive en el bosque, como lo hacía él en sus temporadas de caza.

     

    - No gracias, por ahora no linda. Mas tarde quizá coma algún bocadillo. - Le dijo sonriendo mostrando así amabilidad - Y no, no pasa nada. Tu nombre era. - Añadió, fingiendo que no se sabía su nombre para que Adry no siguiera preguntado sobre su incomodidad.

     

    Mientras platicaba con Adry, notó que una de las jefas visitantes centró su atención en él. Esta también había notado su actitud hostil ante los mortífagos. Eso no le importaba a Merjlock, le había perdido el miedo a la muerte desde que aquel licántropo lo había convertido en uno de los suyos. Fingiendo amabilidad, se dirigió a la jefa visitante.

     

    - El gusto es mío señora. Mi nombre es Merjlock Peverell, ¿puedo preguntar el suyo? - preguntó, pero en realidad poco o nada le importaba.

     

    Y entonces sintió la suave mano de Cye sobre si. Esta de seguro lo quería hacer sentir cómodo y en casa y lo logró. La sacerdotisa le habló del equilibrio y de lo malo de acabar con la vida de un ser sólo por diversión. Le alegró saber que ella pensara así, y cuando se iba a dirigir de nuevo a la rubia, Galedra lo abrazó y el cazador se ruborizó por aquel acto.

     

    - El equilibrio es importante mi querida Cye, no se debe romper nunca, o sufriremos muchos males, tanto magos como muggles. - Dijo luego del abrazo de Galedra. - Gale, que bueno que vengas a visitarnos. Como siempre, es un placer verte. - Dijo giñandole un ojo a la jefa de la casa de los dragones a modo de confianza.

     

    Y ese instante Adry volvió a ganar su atención al dirigirle unas palabras, que Merjlock recibió como regaño. Y después de todo se las merecía porque no se estaba portando muy bien, como le habían ordenado los líderes. Estaba siendo hostil con las dos mortífagas que estaban allí.

     

    - Tienes razón Adry, disculpa mi actitud. - Le dijo a Adry. Luego subió un poco la voz y añadió. - Yo les pido disculpas, pero prefiero quedarme acá por ahora, ya he respirado mucho aire fresco en la cacería, ahora quiero estar acá.

     

    Merjlock tomó su varita y creo otros cuatro lobos plateados que se le sumaron al que ya rondaba la sala común hacia ya varios minutos. Esa imagen le gustó, pues los 5 lobos plateados se veían como una jauría, y eso le encantaba. La sociedad de los lobos lo fascinaba, como se cuidaban unos a otros, como cazaban para su compañero herido, como respetaban a su líder, y como este daba la vida por ellos. Así, en el calor de la sala común, y en la comodidad de un sillón, pasó varios minutos embelesado mirando a los lobos jugar y pasearse por la sala.

  15. Caroline Ryddleturn era la nueva jefa de la casa de los Aethonans, la enviada por los mortífagos para sumar miembros a sus filas de muerte. Merjlock seguía con su irónica diplomacia y cordialidad. En sus adentros no deseaba otra cosa que entrar en acción y hacerla confesar quien era en realidad. Pero sabía que el no era nadie para hacerlo, después de todo también era un simple soldado que debía seguir órdenes.

     

    Las palabras que le dirigió la jefa Caroline no le sorprendieron para nada. Era de esperarse que la bruja notara que no le simpatizaba en lo más mínimo, cuando de aromas se trataba el licántropo era muy expresivo. Con una mirada fiera le devolvió la fría mirada asesina de Caroline, sin lugar a dudas era emocionante estar frente a una asesina de humanos.

     

    - Señora Ryddleturn, cuando de cazar se trata la magia me aburre. - Dijo con lentitud. - Es mas honorable y emocionante matar una presa con tu propia fuerza y habilidad. Sin embargo, - con gran velocidad sacó a Nannar de su cinto, su fiel varita - esta la utilizo en otro tipo de cacerías, donde si es necesaria por lo peligroso de las presas.

     

    Como no quería comenzar una disputa, y como cada vez mas la sala común de los Aethonas se llenaba mas de visitantes, Merjlock guardó de nuevo su varita. Y en ese junto momento un par de jefas de otras casas hermanas llegaron a sumarse a la fiesta, de igual manera Adryaie hacía su presentación.

     

    - Un placer conocerles. - Le dijo el cazador al par de brujas jefas y en especial a Adryaie, su compañera Aethonans. - Mi nombre es Merjlock Peverell, descendiente de los tres hermanos. Soy un cazador de las montañas, así que sepan disculpar si mi comportamiento social es algo torpe, en las montañas la soledad es mi única amiga.

     

    Sin embargo, una de las jefas visitantes también le resultó extraña. Su instinto le decía que debía ser compañera de Caroline, esto inquietó enormemente a Merjlock. Este par de encuentros le demostraban que el mundo mágico estaba ocupado por los mortífagos, que cada vez mas salían de la sombras. Pero eran fiestas navideñas, y el no estaba solo pues Cye y Galedra eran poderosas aliadas suyas, la luz las rodeaba. Así que ignoró a las mortífagas y se unió a la celebración.

  16. Cye lo recibió con mucho agrado hablando con palabras llena de cariño y alegría. Se veía que la llegada del licántropo estaba siendo esperada tanto por la Cye como por la fantasma de los Aethonans, Ansaley. Por detalles como este, Merjlock se había sentido desde el primer momento en que llegó a aquella sala común, como en familia, en su hogar.

     

    De las primeras atenciones que tuvo Cye con el cazador fue el querer presentarlo con el par de brujas estudiantes que compartían la velada con ella, además del mago que tenía un aroma peculiar. Pero la presentación que mas le llamó la atención a Merjlock, fue la que hizo la Jefa Lockhart de la nueva Jefa de la casa de los Aethonans, aquella bruja que llevaba consigo el olor a muerte. Esto no lo extrañó mucho, pues siempre las casas de la Academia tenían dos personas como líderes, y siempre los mortífagos buscaban la oportunidad de tener uno de los suyos como líder, para reclutar nuevos soldados.

     

    - Es un gusto para mí conocerla señora Caroline... - Hizo una pausa a modo de querer saber su apellido y le besó la mano a modo de saludo, igual que hizo con Cye. - Estoy a su disposición, por si alguna vez necesita de mis servicios. - Se acomodó el cuchillo que llevaba en el cinto y por un segundo estuvo tentado a usarlo, pero aquello solo traería problemas y ninguna solución práctica en la guerra contra mortífagos. Por ello guardó sus sentimientos e imitó la calma que adquiría antes de la cacería.

     

    Las palabras de la rubia interrumpieron aquella escena mientras le enseñaba al Peverell, el nombre de sus compañeras al tiempo que trataba de localizar a un mago de nombre marcelo, que si su olfato no le fallaba estaba en el dormitorio que ocupaba. Ambas compañeras le parecieron simpáticas y estuvo a punto de ir a hablarles e interrumpirlas en lo que estaban haciendo, pero Cye continuó la conversación y le hizo una pregunta.

    - La verdad no tan buena como esperaba. El invierno está pegando duro y los animales lo están sintiendo. Sólo maté un par de presas como para salvar los días que estuve a la intemperie. Si hubiese quitado mas vidas, el equilibrio no hubiese continuado. Así que sólo un par de hermanos animales me brindaron su carne y su preciado abrigo. - Le dijo con seriedad, al tiempo que le entregaba un collar de huesos de lobo. - Un pequeño detalle protector mi querida Cye.

  17. El conocido caballo volador de mármol blanco irrumpió inesperadamente en la Sala Común de los Aethonans, sobre el cabalgaba hábilmente Merjlock Peverell. Hacía días atrás una invitación de su querida jefa Cye le había sido entregada por una lechuza en lo profundo del bosque donde había pasado varias semanas. Ahora que la cacería llegaba a su fin, le alegraba saber que tendría una cama caliente en el cuarto que ocupaba en los Aethonans y que podría pasar las fiestas en aquel lugar, rodeado de compañeros.

     

    Con un movimiento ágil se bajó del majestuoso caballo alado y saludó a lo lejos con su mano a la jefa Cye y le guiñó su ojo izquierdo pícaramente. Por un momento su atención fue robada por la estatua que se preparaba para regresar al lugar que ocupaba como guardiana de la torre de los Aethonans, y así la vio partir con su hermoso aleteo. Sólo entonces sus sentidos se centraron en la totalidad de la adornada Sala Común.

     

    Pudo notar gran cantidad de aromas provenientes de ricos manjares y bebidas, además del de varias brujas y uno que otro mago. Su atención se centró en cierta bruja que despedía olor a muerte y sangre, sin lugar a dudas una mortífaga. Por un instantes sus rasgos se tensaron, y el lobo que había en él se hizo visible. Pero tras pensarlo mejor, se calmó y decidió que no empezaría una disputa, estaban de fiestas.

     

    Ignorando a aquella bruja, se dirigió hacia gran espejo que se hallaba en la sala y se miró con curiosidad. Frente a él se hallaba un adulto joven, escondido por la barba, el cabello largo despeinado y las piel de lobos que llevaba encima por el frío. Sin duda un cazador, pues en su espalda se encontraba su arco desencordado junto con su carcaj lleno de flechas. Su cuchillo de mango de madera en su cinto junto con la gran Nannar, su varita. Aquella apariencia desaliñada no le molestaba, pero de seguro al resto de personas en la sala si.

     

    Se encaminó hacia su habitación donde dejaría sus pertenencias y luego tomaría un tibio baño. Tras pasar por el lado de un par de brujas las saludó con cortesía, gesto que imitó cuando se topo con un mago compañero suyo. Antes de perderse de vista, tomó su varita e invocó su patronus. Licaón, su lobo plateado apareció en la sala común y la iluminó con su luz. Sin lugar a dudas el cazador estaba de buen humor.

     

    Tras una media hora de agasajos Merjlock se encontró de nuevo en la sala común, con ánimo de escuchar villancicos y de entablar conversación con sus compañeros. Como era habitual en el llevaba su arco en la espalda y su cuchillo también lo acompañaba. Nadie lo sorprendería desarmado, un cazador no se podía convertir nunca en presa. Ahora vestía con mas comodidad, llevaba una camisa de seda verde, acompañada de unos pantalones negros y unas zapatillas muy cómodas.

     

    Luego de ver como su lobo plateado seguía rondando la sala común como haciendo guardia, se dirigió donde Cye, que estaba acompañada por aquella bruja que debía ser mortífaga. Se preguntó que haría allí, sería una persona importante, de seguro pronto lo sabría. Por lo pronto la saludó con indiferencia, para luego tomar la mano de Cye y la besarla.

     

    - Mi querida Jefa, le estoy enormemente agradecido por la invitación. Será un honor pasar fiestas entre los Aethonans. Este Peverell - le mostró la marca que ahora llevaba en su mano derecha con el escudo de su familia, el símbolo de las reliquias - se disculpa por llegar tarde, pero el viaje me resultó mas complicado de lo previsto.

  18. Entendiste mal Alissia v.v No me hago entender. Quería que con esa imagen me hicieras una firma, y que dijera Merjlock Peverell, la imagen del avi la postee atrás, pero no te preocupes =P Gracias por dedicarle tiempo y por hacer un poco de tu arte para mi. Un saludo y espero que nos leamos después. Gracias

  19. Gracias Angelito por mi blinkie, espero no se te haya olvidado el de Familia Peverell =P Me encantó el de Comodín, siempre le das el toque mágico. No te preocupes por lo de la firma y el avi, no hay drama. Entiendo tu situación y espero que ya estés mejorando. Quererte Ángel Guardián!

  20. Hola fenixianos, vengo a pedir otro par de favores... Si, lo sé, soy una molestia, pero prometo no volver por un largo tiempo por aca (?

     

    Vengo a ver si me pueden hacer un avi por favor:

     

    Imagen: Comodín

    Texto Avatar (si se requiere): Si se puede, que diga: Comodín

    Medidas: Gusto del diseñador

    Colores: Gusto del diseñador

    Otras especificaciones: Ninguna

     

    Angelito mío, me haces otro blinkie?

     

    Texto que dirá: Comodín

    Colores que deseas que lleve: Sorpréndeme!

    ¿Deseas alguna fuente en especial?: Gusto de Aime!!!

    Indicar algún modelo en específico o si lo dejas a nuestra inventiva: Inventiva Westrong angelical!

     

    Saludos a todos y todas.

  21. La presentación de Merjlock Peverell en la sala común de su nueva casa, los Aethonans de Salem, se vio interrumpida por la llegada de Taylor, aquella hermosa rubia que conoció en sus pasadas clases de Generales. Era como si se hubiesen puesto de acuerdo para llegar aquella mañana al que sería su nuevo hogar, mientras pasaban los días de clases en la Academia de Magia y Hechicería.

     

    - Hola Taylor, que agradable sorpresa verte acá. - Le dijo sonriendo y con las mejillas levemente sonrosadas por el recuerdo de los besos que se habían dado en el pasado, por motivo de la extraña obra teatral en su clase de Generales. Como le había tomado mucha estima a ella, aunque no sabía bien el por qué, y además como quería ser mas sociable, le tomó la mano y le dio un beso a manera de saludo educado.

     

    Justo cuando hablaban y se saludaban la pareja, un miembro de la casa se acercó a ellos para darle la bienvenida. Aquel estudiante era Ray Rambaldi, quien se mostró amigable con el cazador y eso le agradó enormemente. Merjlock no pudo evitar notar que Ray ya se conocía con Taylor y se notaba contento por la asignación de esta a la casa del aire.

     

    Después del recibimiento de Ray Rambaldi, otra bruja rubia y de ojos azul claro se mostró en escena. Por su edad y la manera en que se movía con autoridad, el cazador pensó que debía ser una de las jefas de la casa. Esto fue confirmado cuando se presentó ante Merjlock y Taylor, diciendo que era la jefa de la casa y quien le había enviado la lechuza, Cye Lockhart.

     

    El licántropo la escuchaba atentamente y le mostraba respeto asintiendo al ofrecimiento que le hacía para conocer mas aquella torre. Acompañado por Taylor y Ray la siguió hasta las escaleras desde donde Cye llamó a otro estudiante, Coco, para que se uniera a ellos según entendió, primero a desayunar y luego a conocer la torre.

     

    - Si señora, desayuné temprano antes de venir hasta acá. Siempre acostumbro a hacerlo. - Dijo con vos grave ya mostrándose mas seguro. - Muchas gracias por la bienvenida y por mostrarse tan atenta conmigo. En cuanto al recorrido, me encantaría acompañarlos. - Finalizó de decirle a Cye Lockhart.

     

    Le agradaba encontrarse en aquel lugar, lleno de estudiantes ansiosos por aprender y de profesores dispuestos a enseñar y guiar. Por eso se mostraba tan sonriente y relajado, inclusive que Tay lo acompañara en esa etapa le encantaba. La verdad no sabía que le pasaba con aquella joven rubia. Pero aún así, Merjlock seguía nervioso, pensando que no sería agradable contarle a la jefa Cye que era un hombre lobo.

  22. Madrina mamasita, vengo a pedirte que me hagas un Blinkie, tu que tanto me adoras (? Hazla cuando no puedas, no te hagas drama =)

     

    Texto que dirá: Familia Peverell

    Colores que deseas que lleve: Gris como plateado

    ¿Deseas alguna fuente en especial?: Gusto de Aime!!!

    Indicar algún modelo en específico o si lo dejas a nuestra inventiva: Inventiva Westrong angelical!

    Te estaré agradecido Angelito de mi Guarda, de mi dulce compañía. Besote!

     

    Me hace falta ese blinkie, para que por lo menos se vea un Peverell =P

  23. Por fin su última transformación era parte del pasado, varias cicatrices se habían sumado a las antiguas, pero eso ya era costumbre para el licántropo. Su cuerpo ya estaba adaptado a aquella lamentable maldición, y se recuperaba pronto de cualquier herida sufrida convertido en hombre lobo. Y por eso, tan pronto se recuperó de toda herida física, Merjlock Peverell decidió dejar su refugio, el Bosque de Saúcos perteneciente a los terrenos de la Familia Peverell, y acudir a la Academia, donde lo esperaba su nueva casa, los Aethonans de Salem.

     

    Días atrás, antes de que fuera luna llena, el mago había sido informado por una lechuza que había sido seleccionado en la casa del aire, lo cual lo emocionó mucho. Sin duda, el elemento que mas lo definía era el aire, al ser cazador, el sigilo y la agilidad lo caracterizaban, y el viento tenía mucho de esto. No tenía duda del por qué había sido elegido para vivir en aquella casa, mientras estuviese en la Academia.

     

    Pero precisamente porque se acercaba la luna llena, el licántropo había tomado la decisión de experimentar su trasformación en el bosque de los terrenos Peverell, y luego del suceso, visitar e instalarse en la sala común de los Aethonans hasta su próxima transformación. Sabía que le esperaba una larga e informativa discusión con la jefa de su nueva casa, de seguro no le agradaría mucho la idea de tener un hombre lobo entre los miembros de su casa.

     

    Y como no podía esperar mas, esa mañana temprano había decido acudir al llamado que la jefa de la casa de los Aethonans, Cye Lockhart, le había mandado con su lechuza. Con su vestimenta de cazador había cruzado la Academia, siguiendo las indicaciones detalladas plasmadas en el pergamino que le había entregado la lechuza. Gracias a tan exactas instrucciones pronto se halló frente a la estatua de mármol blanco de un caballo alado. Una hermosa estatua que lo asombró y lo hizo emocionar aún mas, haciéndolo querer conocer un Aethonans de carne y hueso.

     

    - Ansaley. - Dijo con voz grave el mago, y por obra de la magia, la estatua cobró vida. De manera diestra el Peverell, montó en su grupa y le hincó en las costillas. Pronto la ventana mas cercana fue rota al salir volando por ella caballo alado y mago, con dirección a una gran cúpula, que de seguro era de los Aethonans pensó Merjlock mientras descendían hacía la sala.

     

    Al aterrizar suavemente en aquel lugar, desmontó rápidamente del majestuoso caballo alado y acto seguido miró a su alrededor, gravándose cada detalle del lugar, así como sus olores y estando atento a cada sonido. Era lo que hacía siempre que se encontraba en un lugar desconocido, algo elemental para un cazador. Al verse rodeado de quienes de seguro eran sus nuevos compañeros de casa, se aclaró la garganta y con pocas ganas se presentó.

     

    - Hola, soy Merjlock Peverell, nuevo estudiante de los Aethonans de Salem, según fui informado por lechuza. - Terminó de decir rápidamente. Las presentaciones y en general, todo tipo de contacto con un ser humano lo intranquilizaba. Siempre había estado acostumbrado a la vida solitaria del bosque. Pero era hora de cambiar aquello, y no quería echarse para atrás precisamente ahora.

     

    Y así el nuevo licántropo de la casa de los Aethonans, esperó a ser recibido por alguien de aquel lugar. Sabía que no sería querido por muchos, por su personalidad tosca y solitaria, pero valdría la pena vivir la experiencia. Así que al pensarlo, una sonrisa se marcó en su cara, lo cual lo hizo ver un poco fiero, como si una nueva presa estuviera bajo su mirada penetrante.

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