Corine no tenia ni idea de porqué últimamente aparecian en su escritorio cartas de la nada, la última de ellas era la invitación a una fiesta, cosa que la sorprendió enormemente, pues ella era nueva por aqui y no conocía nadia. La idea de no ir la tentó fuertemente, pero por otra parte, tal vez era el lugar más indicado para socializar, así que decidió ir.
Su vestido era precioso, blanco como la seda tal y como indicaba la invitación que debía ser, se lo había comprdo esa misma mañana, le llegaba hasta las rodillas y tenia mucho vuelo, tal y cómo a ella le gustaban. Sabia dónde tenia que ir, pero no tenia ni idea de cómo llegar hasta el lugar, decidió que simplemente se pondría en marcha, y a ver si tenía suerte y alguien le ayudaba.
Llevaba ya varios minutos cominando y el bosque parecia no tener fin, y no tenia ni idea de como llegar al lugar exacto. Paró un momento par sopesar sus posibilidades. Y de repente algó la empujó por detrás, la hizo elevarse al cielo y cayó sobre el suave lomo de un hermoso ciervo, éste sin detenerse comenzó a galopar, Corine se agarró fuertemente a las astas y observó cómo toda clase de seres se iban uniendo a su galopo a través del bosque, un hermoso unicornio les alcanzó y galopaba a su lado, veloz como el viento. Corine procesó todo aquello como uno de los más bellos recuerdos que formarían parte de ella por siempre jamás, aunque ciertamente esperaba que los animales no fueran las únicas amistades que hiciera en esa velada.
Ahora entreveía una luz azulada, sin duda la estaban guiando hacia la fiesta, no llegaba tarde, sino, justo a tiempo. La imagen que asomó detrás de las ramas fue espectacular, lo más hermoso que hubiera podido imaginar. Ya habia algunas personas a las que porsupuesto no conocía, pero distinguió entre la masa de gente dos mujeres a las que conocía muy bien, ellas estaban rodeadas de gente, hablando, peró esperó que hicieran un hueco para ella. Se bajó del lomo del ciervo y le susurró un Gracias, éste hizo un ademán de irse, pero se lo pensó mejor y se dispuso a quedarse al lado de la muchachita toda la noche. Vió a un invitado sin zapatos, a varios, y la idea fue tal que enseguida se quitó´sus bailarinas blancas manchadaspor la tierra húmeda del bosque, así se sentia más libre.Corine acarició a su fiel amigo y se acercó hacia las únicas invitadas que conocia.
-Hola...- Saludó con un tímido hola, pues no sabia muy bien que se supone que debia decir en esas ocasiones. Ambas iban hermosas, de blanco como dictaba la invitación y el junto de blanco, resultaba precioso, y resaltaba la pureza del lugar y de todas aquellas personas. Mientras aguardaba a la espera de una res`puesta, no pudo sinó fijarse en un chico que rondaba por ahí, iba hablando con gente salteadamente y luego observaba la fiesta, sin duda ese comportamiento tan cauto le llamó la atención y decidió que no se podia marchar de ahí sin haberle dicho algo. Aunque por otra parte, también esperaba que fuera él quien se acercaba, seguro que se habia fijado en la chica que habia llegado a lomos de un ciervo rodeada de animales, seguro que no habia pasado desapercibida a los ojos de un muchacho tan observador.
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