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Daemon Black

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Acerca de Daemon Black

  • Cumpleaños 6 Febrero

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
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  • Rango Social
    Aprendiz

Profile Information

  • Equipo de        0
    Quidditch
  • Género
    Masculino
  • Location
    Royal Tunbridge Wells, Reino Unido

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Reputación

  1. — El primer te amo, no quiere decir que haya sido el último—bisbiseó sabiendo que le escucharía con claridad— He dicho tantas estupideces en mi vida, no hay justificación para ninguna de ellas. Pero tú, demonios tú eres esa enfermedad que jamás se curará. El dolor que aprendí amar a pesar de que te alejé de mi lado, pagué un alto precio por mi necedad y ceguera desmedida—sonaba sincero y arrepentido. Nunca tuvo que doblegarse ante nadie, pero Kahlan era su única debilidad y fortaleza, el yin y yang que le da estabilidad, al caos que es su vida desde que saliera por patitas de Alemania. — Vine aquí porque tu hermano me contacto, no ha sido elección mía en lo absoluto—endurecía su fisonomía. Comportándose meramente profesional, agotando toda posibilidad de poder tener un contacto más allá de lo permitido por sus superiores. Aquel grupete de hipócritas que se escudaban, detrás de valores que no profesaban, pero si vendía como una publicidad de políticos ávidos de poder. Las ganas por tenerle cerca aumentaba con cada respiración emitida por la Alemana, el perderse en ese mar verdeazulado que eran sus ojos tan enigmáticos y perfectos. Decía demasiado con solo mirarlos, dejando reducida a una mera cortesía buscar que hablará de cualquier tema trivial para romper el hielo. Escuchar que mencionaba sus inocentes escapadas, causaba que sus labios se elevarán como lo hacen las aves, la primera vez que emprenden el vuelo— Vivimos demasiadas cosas, peleas que nos dejaban más que simples verdugones o raspones que sanaban a la mañana siguiente—lo recordaba con tanta claridad que todo a su alrededor, ya no estaba dentro de los terrenos de los Dumbledore. Volvieron al sitio donde se vieron por primera vez, par de pequeños que estaban escondidos detrás de unos troncos. Ella en la parte frontal miraba esos ojos tan brillantes, semejándose a un par de estrellas que fueron bajadas del cielo y colocadas en sus cuencas, adornando esa cara que con el paso del tiempo se volvería uno de sus pasatiempos preferidos, para no aburrirse luego de terminar con su adiestramiento. El mirándole desde su trinchera, pelando los dientes como un cachorro que era amenazado por su presencia — Si tienes razón, esos 10 años que pasaron fueron demasiado tiempo lejos de ti y tú de mi—caminaba con precaución quedando muy cerca de ella. Aspirando ese aroma que brotaba de su anatomía, fragancia matinal que abrazaba sus sentidos con un sentimiento que le calcinaba por dentro, emanando humo como si fuera una chimenea viviente. Satisfecho y convencido de que le amaba profundamente, arrancándose la maldita venda de los ojos, quedando delante de el, la imagen de la mujer que le enseñará la verdadera esencia del amor. El amor de su vida tocaba una sola vez a la puerta de los magos o brujas, aunque solían existir ciertas excepciones a la regla o eso le había chismeado su hermano mayor Julián. — Estoy aquí por una encomienda a mi familia, no hay dobles intenciones o medias tintas. Te refresco la memoria con otro pacto, jamás disfrazar lo que sientes realmente por alguien o intentar reemplazarle con alguien que nunca podrá ocupar su lugar—esa jugada pudo resultar un poco sucia de parte del noble. Extendía la mano para tocar con las yemas de sus dedos la mejilla de la rubia, viéndose seducido por la frialdad que le trasmitía su naturaleza vampirica— Tenemos poco tiempo, pero la eternidad es solo nuestra—confesaba sin temor a ser rechazado por la mayor de los Blackthorn. @ Kahlan Blackthorn
  2. La tormenta que llevaba dentro de su pecho se acentuaba cada vez más con cada paso que daba, golpeando como un marro la fuerte roca que era el corazón del vampiro. Preso de la incertidumbre que le generaba, el descubrir la carta en manos de Kahlan, deseando torcerle el pescuezo con sus propias manos a Kenner. Manía la que tenía de meterse en asuntos que no le afectaban directamente, valiente amigo que se forjará dentro de sus años como combatiente activo en Alemania. — Pedazo de cretino—bisbiseaba esas palabras apretando los dientes. Arañando con sus blanquecinos colmillos la piel delicada de sus labios, tornándolos un poco más gruesos de lo que eran. Sin sentir el metal que emanaba de la sangre, al salir por las pequeñas laceraciones que solía causarse. Tic que le dejará sus enfrentamientos a deshoras contra el más duro de sus preceptores. Solo la mirada verdeazulado de la Blackthorn era el bálsamo ideal para calmar esos cortes profundos, cicatrices que se escondían detrás de tatuajes que se aplicaba al perfeccionar la técnica heredada por su madre. — Si me vieras, dudo que pudieras reconocerme a simple vista—aislaba su mirada de la luz artificial que brotaba de las lamparas que alumbraban su camino. Aborreciendo la sensación de tener que lidiar con esa clase de energía, solamente servía para alumbrar esa sombra desprovista de toda emoción o chispa de vida. Había muerto desde que su madre le pariera, adaptándose a vivir de la sangre de los animales que cruzaban los limites de la mansión Morgenstern. Negándose rotundamente a romper el pacto que afianzará con algo más que su sangre con la Blackthorn, el sellarlo con ese acto intimo que les mantendría ligados por el resto de la eternidad. — Jamás se tragará el cuento de que no estuve muerto—escalofríos recorrían como pequeños insectos su espalda. Daría lo que fuera con tal de no tener que darle un mundo inexistente y fantasioso de excusas disfrazadas de verdad. La sinceridad reinaba entre ellos, entrelazada con la lealtad y la mutua fidelidad— No digas una palabra más—la voz del noble resonó por todo el terreno. Su semblante desafiante se elevaba por encima de la presencia de ambos seres de la noche, cubriéndolos como un manto que les dejaba sumidos en el embrujo que era su sola presencia. @ Kahlan Blackthorn
  3. Parpadeaba sin dar crédito a lo acontecido, le había besado como la primera vez que se encontrarán dentro de la bodega de las municiones. Entre artillería pesada que era empleada en los entrenamientos y el chasquido incesante de los gatillos que accionaban las armas que estallaban en una oleada de disparos lanzados contra los blancos. Sintiéndose presa de ese calor que le retumbaba en las tripas, removiendo las mismas como si se tratará de trozos de una bala que le pegará de lleno en el abdomen. — Inexplicable—solamente pudo decir eso. Fundiéndose en un beso apasionado con la Ángel Caído, atreviéndose a subir sus manos por la espalda de la mujer. Recorriendo con las inquietas yemas de sus dedos toda esa zona tersa y dispuesta a ser adorada por el vampiro. Aspirando profundamente el aroma que emanaba de su anatomía, perdiéndose en ese néctar que era el aliento de su acompañante, bebiéndose con premura el mismo para colmar su sed. Reviviendo de golpe el suceso que les marcará para siempre cada parte del cuerpo, cicatrices vivientes que eran el retrato de un amor que no moriría jamás. Plasmando en un mural todo lo que sentían el uno por el otro, dando finas pinceladas con movimientos elegantes y certeros. Aún ataviados con sus ropas, no existía nada más que la presencia de dos almas que buscaban fusionarse una vez más en un mismo ente. La energía que irradiaban era similar a la que proviene de los átomos con carga positiva y negativa, polos opuestos que se atraen de manera natural e instantánea. Eso eran el par de vampiros, fuerza, resistencia a todo, el vigor de un lazo que se afianzaba con cada mirada que se obsequiaban. Mezclándose el color de sus ojos de una forma única e irrepetible, aferrándose con fuerza a la cadera de la Alemana. Sintiendo el impulso de morder su clavícula, deslizaba sus colmillos como si se tratará de una serpiente reptando por las arenas del desierto— Te amo—murmuró clavando en esa zona libre de ataduras sus blanquecinos dientes. Perlas brillantes que dejaron un camino de placer y deseo, recostando su frente en ella perdía nuevamente la noción del tiempo y espacio. @ Kahlan Blackthorn
  4. Rumores infundados llegaron hasta los oídos del Morgenstern, acusando de aberrantes actos a la Blackthorn. Era bien sabido que las familias de ambos, no veían con buenos ojos la relación que entablaron durante sus años de entrenamiento en Alemania, enzarzados en batallas que les hicieron perder algo más que la poca razón que aún se esforzaba por reinar en ellos. El jamás renunciaría a la única mujer que aprendió a ver más allá de la coraza que era su enigmática faz, acompañada por esos zafiros azules que dejaban perplejo a cualquiera que se atreviera a mirarlos — No hace falta enviar emisarios en mi búsqueda—el viento se había tornado denso y frío. Buscando aquellas gemas verdeazulado, dando con una simple mueca que se descompuso al tenerle a pocos metros de su ubicación— Kahlan Blackthorn—arrancaba la vendita adhesiva que por mucho tiempo llevo tras cubrir con ese trozo de tela la ausencia de su tormento. Enfrentarse con ella abría viejas heridas, cicatrices que gritaban entre quejidos lastimeros que le necesitaba del mismo modo que ella a él. El perderse en la calidez de su piel era un cobijo que le fue negado por su madre, al nacer, ausente de todo cariño materno. Solo aparecía la imagen de la Alemana, abriendo sus brazos, extendiéndolos hacia el, invitándolo a ser un mismo ser en medio de la bruma espesa que eran sus deseos más íntimos— Ha pasado una eternidad, pero finalmente di con tu paradero—acortando la distancia que le separaba de su morada, dando pasos certeros sin temor a ser rechazado por la mujer. — Somos el reflejo de nuestras acciones, yo esperé demasiado por estar tan cerca y al mismo tiempo—se llevaba la diestra a la boca, ahogando por un instante esas palabras, conteniendo el grito que le calcinaba el pecho lentamente. Fuego lento que busca arrasar con todo a su paso, abrazando con sus feroces llamas cada centímetro de bosque, reduciendo el mismo a cenizas que vuelan como cuervos llevados por el viento— No puedes negar lo que sientes, yo no lo haré...—abriéndose de capa completamente, exponía su pecho desnudo para que lanzara el único tiro que tenía disponible contra el. — Vamos, si vas a deshacerte de mi. Hazlo de una vez—apretaba los puños al grado de blanquearse sus nudillos por la presión ejercida sobre la piel. Eran un par de titanes en medio de un coliseo, lanzando golpes a diestra y siniestra, olvidándose del daño que todo eso causaría en ellos y las repercusiones que surgirían— ¡¡¡ Mírame !!!—le exigía tomándole por la muñeca, afianzando su agarre sin buscar lastimarle— Ahora o nunca, Blackthorn—asestaba ese golpe en el abdomen de la rubia, sacándole todo el aire. La mejor forma de captar por completo su atención, aunque nunca seria capaz de causarle ninguna clase de daño. ¿Cómo hacerlo?, si le amaba de una forma que no era posible explicar por medio de palabras o acciones. @ Kahlan Blackthorn

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