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Nexo Peverell

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Mensajes publicados por Nexo Peverell

  1. Se podría llegar a decir que muchas casualidades se estaban dando en estos momentos, para que dos personas a las cuales el tiempo, las distancias y otros factores los habían alejado se volvieran a reencontrar y no se dieran cuenta siquiera de que todas estas conversaciones ya pudieron haberse generado y hasta quizás llegar hacía un punto álgido en repetidas ocasiones. Pero allí seguían los dos conversando como desconocidos.

    La Potter Black, empezó a contestar las preguntas pero tomando un tono erróneo a la percepción de Nexo. El nunca quiso poner en juicio si debía o no de estar sola en el café, todos sabemos que en este mundo debemos valernos por nuestros propios medios y para ello uno debe de tener tiempos a solas en la vida social. Más bien a lo que se refería era al hecho de que una mujer de su belleza esté sola tomando un té sin compañía de nadie.

    - No quise decirle que no debía estar sola, me malinterpreta Potter Black. Sino que hay algo en usted que me llama la atención, y eso hace que sea extraño que nadie antes se le haya acercado en este lugar. - Dijo mientras le sonreía.

    Allí ambos sorbieron un poco de sus bebidas, distintas entre ambas pero fuertes las dos. El Peverell, sintió como el calor del alcohol comenzaba a recorrer su laringe mientras apoyaba el vaso sobre la mesa y con un leve movimiento intentaba acomodar su jopo hacia un lado para que se mantuviera firme, aún sin quitarle mirada a lo que le estaba contando ella. El se daba cuenta que dentro de su cabeza mientras hablaba estaba teniendo cierta discusión interna, ciertos micro cortes en su narrativa y dudas que se le planteaban antes y después de decir algo. Pero había llegado el momento de que él contestará.

    - Ya le dije de mis intereses señorita, ¿está aquí o no? o, es de esas personas a las cuales se le olvidan lo que se dice en 5 minutos. Mi tarea actual es buscar algún otro elixir que alargue la vida o pueda vencer a la muerte. Y esperarme nadie, que yo sepa. Mi esposa desapareció mucho tiempo antes de que yo comenzase a viajar por todas partes del mundo. Parece ser que lo que dijeron que un Black y un Peverell estaban destinados a fracasar era cierto. - Dijo mientras volvía a sorber un buen trago de la bebida y se detenía por un instante con la vista hacia la calle, para volver rápidamente a sonreírle - Como vera, no he llevado a nadie. De todas formas creo tampoco lo hubiera hecho, esos viajes eran para mi y como usted dijo antes debemos de tener tiempo para cada uno. Ahora usted, ¿tiene algún anhelo en esta vida, alguna fantasia que quiera cumplir o algo? 

    Nexo sorbió un gran trago, hizo una pequeña exclamación de satisfacción mientras apoyaba la bebida en la mesa y luego se llevó la mano a su mentón rascándose levemente la barbilla. Su mirada no se quitaba ahora de la zona comprendida entre su pelo, sus ojos, su boca y su cuello. Mientras que sus brazos, piernas y torso comenzaba a sentir un poco del picor.

    @ Darla Potter Black

    • jajaja 1
  2. El Peverell pasó un tiempo escuchando los comentarios que realizaba la pelirroja sobre los dichos de él, tanto como la búsqueda en la cual se encontraba realizando, además de los viajes que realizó y sobre cómo debería de llamarla. Mientras tanto, lo invitaba a sentarse junto a ella para que tomaran ambos su bebida acompañados y en el medio de su conversación apareció la bebida del hombre. Era un vaso alto, más grande que una jarra de cerveza y de él se desprendía un olor a almendras amargas, junto con una espuma negra en el tope.

    - Pues si no espera a nadie y yo tampoco espero a nadie. - Dijo sentándose rápidamente sobre la silla haciendo una pequeña muesca de sonrisa para luego darle un sorbo a su bebida - Muy bien Darla, dígame qué es lo que hace que usted esté aquí sola. No tiene por allí un novio o novia, - en su cabeza prosiguió con un “ o quizás ambos” - uno nunca sabe y no me gusta asumir cosas que no son por lo que se dará cuenta.

    El hombre se había sentado de una forma muy extraña, su brazo derecho se apoyaba sobre la mesa desde la punta de su codo y su mano sujetaba firmemente el vaso, su espalda se encontraba paralela a la mesa y su brazo izquierdo se apoyaba sobre el respaldo de la silla en la que se encontraba. Pero su cara apuntaba hacía la señorita, para que sus ojos pudiesen desvestirla con la mirada y poder visualizar todo sobre ella.

    @ Darla Potter Black
     

    • Love 1
  3. Un leve sonido se escuchaba a lo largo y ancho del local, semejante a la tonada de un violín y se ejecutaba con perfección absoluta. Entonaba estrofas de una vieja sonata de la época medieval, aunque se podía presentir que muy poca gente entendía que era lo que se estaba ejecutando. La pelirroja seguía dentro de su mundo interno sin poder verificar todo lo que había a su alrededor, salvo cuando aquella persona que ingresó tiempo después de ella le dirigió palabra.

    - Cierto aquí es de tarde. Lo que pasa es que estuve viajando por el continente americano y los horarios allí varían obviamente. Paseé por USA, México, Perú, Brasil, Uruguay y Argentina. Todo esto desde hace unos meses, pero sin siquiera quedarme mucho tiempo en un mismo lugar. Pasa que los muggles son muy escurridizos por aquellos lugares. Y por lo del negocio, si lo vi antes de ingresar. Y también pude ver que todos me miraban, ¿se puede saber si llevo encima moco de gusarajo?

    Una pequeña pausa hizo que el hombre se diera cuenta de la cara de desconcierto de la dama. Y como si todo eso aquello a lo que él pregunto no hubiera existido ella continuó su comunicación con una pregunta válida, hacía tiempo que no aparecía por allí y podía ser que nadie lo reconociera.

    - Oh cierto, que descortés de mi parte. - Hizo un gesto de cortesía y saludo con su mano - ¿Señorita o señora? Me disculpo por no haberme presentado antes. Ante usted tiene a una de las pocas personas, se podría decir, que ha recorrido el mundo en busca de ciertas sustancias que puedan prolongar la vida o dejarla intacta. Aunque exista la piedra filosofal, no me conformo con ello ya que viene de mis genes. Mi nombre es Nexo Peverell, quien aquí está presente. ¿Usted es?

    Al momento que el elfo se acercó, junto con la bebida la dama lo invitó a sentarse de forma muy cortés. El Peverell, para continuar con su cortesía - Claro quisiera sentarme, pero no quiero molestarla si usted está esperando a alguien - Mientras que reproducía esas palabras se giraba para visualizar la entrada en busca de ese alguien que pudiese estar esperando la Potter Black.

     

    @ Darla Potter Black

    • Me encuerva 1
  4. El tiempo había pasado, desde el día en que un joven y altanero Nexo Peverell paseaba por el castillo Ryddleturn molestando a Lyra y sus hermanos, hasta este momento donde el cambio se podía notar. Ya era un hombre, tenía una barba bastante robusta, alguna que otra cicatriz en la cara, una expresión severa y austera. Vestía con una remera básica blanca, un short de jean y unas zapatillas negras sin marca alguna. Con aquellas vestimentas podía pasar fácilmente desapercibido por las calles muggles, pero todo era muy distinto en las mágicas. Allí todo el mundo se quedaba mirándolo con desagrado mientras paseaba por las vidrieras de los locales.

    Fiel a su estilo, caminaba con un paso alargado y seguro, sin detener su marcha mientras miraba las vidrieras y esquivaba a la gente que se ponía a su paso con hábiles y suaves movimientos de cadera. Poco a poco fue dejando atrás los grandes negocios donde los magos se agolpaban, llegando hasta el punto donde lo traía nuevamente a juntarse con los magos, el cartel rezaba “Ranas Lunares”.

    - Oh Lyra, ¿qué sería de mí sin tí en aquel tiempo remoto? Espero que allí donde estés te encuentres mejor. - dijo el Peverell mientras ingresaba al negocio tirando de la puerta

    Un pequeño ruido se pudo escuchar dentro del interior, mientras la puerta se abría y daba paso al hombre, él mismo podía ver que el lugar no estaba demasiado lleno. Una fugaz mirada le había bastado para divisar una cara bastante familiar al fondo del negocio. Con suavidad se dirigió hacia allí, mientras en el medio de su camino le pedía alguna cerveza o vino para poder acompañar.

    - Muy buenas, ¿noches o días? perdón que lo pregunte pero a estas alturas el desfase de horas que tengo hace que no pueda saber exactamente en donde me encuentro.

    Se encontraba hablando con una peliroja con rulos, la misma ya se encontraba allí sentada y sola.


     

    • Me enluna 1
  5. Mica Gryffindor, avergonzada por todo lo ocurrido, tomó las flores que se encontraban en la punta de la varita, sus manos agarraron con firmeza el tallo de las mismas y llevando el floreado a sus narices. Se tomó unos minutos para apreciar su aroma, el cual era bastante especial diferente a toda que pudo llegar a oler. Acto seguido, sin dejar de tocar con sus manos el tallo de las flores las puso al costado izquierdo de su cuerpo. Nexo le sonrío mientras la Bruja le comentaba sobre su sobrina y el por qué estaban allí.

     

    - Así que es toda una mujer, pero necesita de tu protección para poder estar en este lugar. - Nexo la miro seriamente y negó con la cabeza - Si no dejas que cometa ciertos errores no podrá crecer, creó que todos cometemos errores y eso nos hace aprender de ellos. Hasta tu cometes errores y no por ello tienes a alguién cuidándote veinticuatro horas al día. ¿Me puedes acompañar a alimentar a cuatro pobres perros? - Mica asintió ante el pedido.

     

    El Peverell al llegar donde estaban los canes se detuvo y se inclinó para acariciarlos, pero mientras se acercaba poco a poco los cuatro salieron disparados. Corrían con la cola entre sus patas traseras sin mirar hacía atrás. Nexo contempló la escena inmovil, desconcertado por lo que estaba ocurriendo en aquel momento. Unos segundos más tarde se incorporaría nuevamente girando para quedar de frente a la Gryffindor y en ese momento una brisa recorrió el sendero de árboles que bordeaban los límites de Chateau haciendo que el aroma volviera a estar presente en el  olfato de la dama.

     

    - ¿Si soy un Dumbledore? No y nunca lo sería tampoco. - hizo una pausa pequeña antes de proseguir, para elegir correctamente sus palabras - Cierto ancestro suyo en su tiempo hizo caza de las reliquias que tenemos en nuestra familia y ello hizo que les tenga… - se tomó unos segundos pensando en lo que diría - Algún rencor digamos. Pero volviendo a tu pregunta no tengo nada que ver con esta familia y hasta te diría que no se en donde se encuentra la mía ya que hace bastante que no los veo - culminó mostrando como su capa no estaba del todo limpia y mostraba que tenía ya un desgaste por uso.

     

    Las nubes aún seguían allí ocultando la luz que reflejaba la luna del sol y en las cercanías en donde estaba el Peverell comenzaba a ponerse más intensa la nube negra que ocultando tanto a él como a Mica. Los doce cuervos mientras observaban desde las copas de los árboles dentro y fuera de circulo negro dispersos para llegar a cualquier eventualidad que podría llegar.

     

    - Y tú, ¿cómo te llamas?, ¿de qué familia eres?, ¿eres una Dumbledore? Por último y perdón por preguntar tanto, ¿a qué te dedicas? - En el rostro de Nexo se podría notar cierto interés en aquella última pregunta.

     

    @ Mica Gryffindor

  6. - La muerte y yo nos conocemos demasiado bien para que te hagas pasar por ella… Tus respuestas son tan falsas como tú diversión. - palabras vacías de contexto y sentido, ya que no sabía a quién estaban dirigidas -  Creí que era un enemigo de la Familia, lo que le hubiera costado la vida, - por los pensamientos del Peverell paso un “Lástima de que carezco de eso” - pero parece que no es más que otro de tus pretendientes, los dejo solos, hay algunos cuartos para invitados si quieren charlar más cómodos.

     

    Una vez hecha, su muy mal actuada escena, la Potter Black decidió marcharse dejando atrás su mapa y a su amiga. En el rostro del Peverell apenas se podía distinguir como algo parecido a una sonrisa intentaba salir de la comisura de los labios, aunque por dentro el debate que llevaba dentro apenas comenzaba a florecer. ¿Debería de hacerle pagar por sus palabras? Lo más probable es que si fuera a pasar, pero aún estaba allí la Gryffindor y no debería de dejarla por el momento.

     

    - Supongo que había alguien más que esperaba tus flores… ¿A qué vienes por aquí? Dudo que sea a regalar flores a una desconocida o quedarte sentado en el jardín sin hacer nada…

     

    - Creo que nadie esperaba flores, ya que tú tampoco las estás tomando. - hizo un gesto nuevamente para que la chica las tomara con sus manos. - ¿Donde es exactamente por aquí? Porque tengo muchas opciones posibles para elegir y responder ante esa pregunta y no quisiera que te conteste lo que tú no quieres la verdad. - sonrío de lado a lado - Y tampoco es que cuando estuviese sentado en el suelo estuviese haciendo nada, siempre algo estás haciendo. Por ejemplo, en aquel momento estaba contemplando varias escenas, se que hay un grupo de chiquillos que pareciera que quieren irse al laberinto que tienen aquí, a tí te dejaron cuidando a una niña, o algo parecido, mientras la persona esta que se acaba de ir enojada creo que con una velocidad nunca antes vista fue a un sitio y vino hasta aquí más rápido que tú y volvió a irse. Creo que no puede llamarse hacer nada, sino simplemente ser observativo supongo.

     

    Mientras que ambos comenzaban su charla cuatro pequeños perros marrones se acercaban poco a poco desde el lugar donde Darla había llegado. Parecían que estaban con hambre y cansancio, su dueño seguramente no los alimentaba de forma correcta y no le dedicaba el tiempo necesario en su cuidado. Nexo Peverell pudo divisar como lentamente se acercaban hacía donde estaba intentando de pasar desapercibidos ante su vista, pero no pudieron lograrlo tan bien como ellos quisieron. 

     

    - ¿Me puedes acompañar a alimentar a cuatro pobres perros? Parece ser que no están en sus máximas condiciones y no quiero que sigan así pobrecillos. - Acto seguido comenzó a caminar en dirección hacía los árboles de su izquierda, alejándose del camino que llevaba a la puerta de la edificación. Los perros se habían refugiado en unas raíces que sobresalían y el Peverell los avistó cuando se ocultaban. Su caminata apenas se podía notar, sus pies se movían por debajo de su capa azul oscura sin siquiera notarse que estaban allí y sus zapatos tampoco dejaban marcas de pisada sobre la hierba, parecería como si estuviera flotando sobre ella.

     

    @ Darla Potter Black @ Mica Gryffindor @ Azrael Lycan

  7. La luz tenue de la luna fue disminuyendo poco a poco con la proliferación de frondosas nubes, haciendo que está cada vez tuviese menor reflección de luz sobre la tierra. Las copas de los árboles que bordeaban la entrada de Chateau se agitaban poco a poco en mayor medida. La brisa se había transformado en un viento mayor y se notaba con bastante diferencia, mientras los doce cuervos resguardados ante la vista de los curiosos se movían de rama en rama impacientes por alguna razón. Graznaban fuertemente al unísono intentando dar una voz de alerta pero de un momento a otro todos callaron.

    - Miren pequeños amigos allí viene una luz en busca nuestra. Parece que no les gusta mucho la oscuridad de los demonios y ni hablar siquiera de la noche - dijo riéndose entre dientes el Peverell.

    Un patronus con forma de ave, que no se encontraba definido al ciento por ciento comparado a otros, se abría paso hacia la entrada del Chateau recorriendo varios metros de distancia desde el santuario de animales. La luz que desprendía iluminaba el sector por el cual pasaba pero la misma iba disminuyendo poco a poco mientras intentaba llegar a su destino. El ente que había irrumpido en la morada de los Dumbledore seguía allí con su capucha sin mostrar su rostro al descubierto, sentado sobre el mismo pasto esperando mientras la oscuridad se apoderaba de su entorno. Poco a poco la poca luz de la Luna iba perdiendo terreno, pero ya no por las nubes sino que había algo más allí que hacía que su luz poco a poco desapareciese y al acercarse el patronus la oscuridad iba comiendo poco a poco la todo su poder. Aún así pudo llegar hacía su destino reduciendo drásticamente su volumen.

    - ¿Quién eres? - Fue la primera frase que soltó el ave

    - La muerte, ¿quién más puede ser?

    - ¿Qué buscas aquí? - Dijo por último el patronus

    - Diversión buena, pero no de la que estuvieron teniendo hasta ahora. - El Peverell sonrío, el patronus al terminar de pronunciar las palabras del mago o hechicera le encomendó reproducir había desaparecido y con ello la respuesta nunca llegaría. - Pues creo que se tendrá que conformar con pensar que no respondí, ya que no sé a quién dirigir mi mensaje. - El mensaje era dirigido hacía los cuervos nuevamente y solo ellos lo pudieron escuchar.

    Mientras que todo esto ocurría la otra figura continuaba en la entrada de la edificación, que los separaba una distancia de doscientos metros de distancia en la cual no se podía escuchar nada de lo que se dijera de una punta a la otra sin un hechizo o un megáfono. Se podía distinguir como estaba un poco desconcertada o desorientada. Miraba la figura de la entrada detenidamente mientras decidía qué era lo que iba a hacer. Al cabo de unos segundos reflexionando sobre qué hacer se armó de valor y emprendió la caminata hacia la entrada.

    El Peverell fijó su mirada en ella, analizando cada parte de su ser. Buscando alguna debilidad que pudiera explotar y exprimir al máximo en pos de prevenir cualquier eventualidad. Se quedó pensativo fijándose detenidamente en su postura y con que tenía ya la varita en mano, mostrando claramente que sus intenciones eran de luchar ante cualquier eventualidad. Por la cabeza retorcida pasaron varias posibles acciones pero ninguna tan buena como la que haría. Incorporándose lentamente, apoyándose sobre el suelo con ambas manos intentando de no ejercer fuerza sobre la varita, logró nuevamente ponerse de pie. Se quitó la capucha, dejando su rostro de forma más visible pero sólo si estuvieran a una distancia de cinco pasos de él ya que la oscuridad daba un buen refugio a sus rasgos característicos.

    - Orchideus. - Se escuchó salir de la boca de Nexo Peverell. Mientras la Gryffindor ya se encontraba lo bastante cerca de él. - Para tí, de mí parte. Para demostrarte que mis intenciones no son malas. - Los doce cuervos nuevamente graznaron al unísono mientras que de la varita del Peverell salía un ramo de flores color violáceo y de la boca de Nexo una leve sonrisa - Son algo común, toma tenlas son para tí. - Volvió a insistir de una forma casi amable.

     

    @ Darla Potter Black @ Mica Gryffindor

    • Love 1
  8. El Chateau continuaban con su su fiesta descontrolada, si bien algunos pudieron percibir un mal presagio se avecinaba, los otros huéspedes ni siquiera habían logrado notar, que allí, una oscura y antigua presencia comenzaba a tomar nuevamente forma por los valles luego de tantos años. Los Dumbledore y sus afines, se regocijaban con comida, bebida, estupefacientes que le nublaban el uso de sus sentidos y los hacía lentos tanto físicamente como mental. Pero dos personas que en algún momento de su pasado sufrieron ese terror vieron a la lejanía de la entrada la silueta del intruso. Sería que venía en paz o estaría ocultando sus intenciones.

    - Avis. - Se escuchó muy levemente salir de lo que fuese la boca del ser. Acto seguido doce cuervos negros se aparecieron entre los árboles que se encontraban a izquieda y derecha de la entrada. Debido a la poca luz y la lejanía donde fueron invocados nadie pudo notarlos. - Estar atentos a cualquier ataque que pueda recibir y defenderme con su vida.

    Las doce aves se alojaron en las ramas cercanas en donde estaba parado su invocador, mirándolo y divisando cualquier peligro cercano que pudiese acercase. Mientras el encapuchado dio unos cuatro pasos a la derecha de la entrada, quitando del camino que llevaba a la extravagante entrada de la residencia Dumbledore. Miraba hacía la puerta intentando de ver quien se encontraba allí a unos doscientos metros en la gran puerta principal del Chateau, pero por los gestos negativos que realizaba pareciera que no estaría pudiendo divisarse correctamente.

    - Bueno siempre uno puede esperar para poder jugar. ¿Ustedes que piensan pequeños? - dijo echando un vistazo hacia los troncos y los doce cuervos comenzaron a graznar en aprobación a lo dicho por su invocador. - Pero mientras aquellas personas de allí se deciden que es lo que quieren hacer... ¿Qué tal hacer nuestra marca característica? - al instante del término de la frase su mano derecha se posó sobre el brazo izquierdo remangando la túnica hasta la altura del codo. Allí se divisó como una vieja marca se encontraba desgastada y disminuida con forma de calavera atravesada por una serpiente. - Otra vez lo mismo, quita de ahí. - La marca se desvaneció y dio lugar a un triángulo, cortado en el medio por una línea recta y círculo que tocada con cada lado. - Ahora sí, mi símbolo.

    Mientras las palabras salían, una de las personas que se encontraban en la puerta del Chateau se marchaba con rapidez hacía un rumbo desconocido. Se podía notar que tenía prisa por llegar, ya que apenas cambió sus ropas por un color más oscuro. De todas formas allí seguía quedando una persona más, al cuidado de lo que pareciera una pequeña. ¿Qué haría? Intentaría jugar con el destino o se contendría y sería sabía de retirarse antes de que sus viejos miedos vuelvan a ser palpitados.

    - Peverell. - El extraño pronunció su apellido, mientras que la marca de su brazo comenzaba a tomar mayor definición y color. - Peverell ese es mi apellido, de aquellos que estamos ligados con la muerte. - Acto seguido cayó sentado sobre el césped, quedando sentado con sus rodillas a la altura de su pecho y sus manos aferrándose a ellas mientras sostenía su varita. - La muerte en este mundo mortal no es otro paso que se da para llegar a nuestra felicidad. - Debajo de la capucha se divisó una pequeña mueca de resignación.

    • Confundido 1
  9. En el valle de Loire, a un costado de la vía principal que conduce a Londres se destaca un edificio con forma de castillo. El mismo se encuentra medio derruido por el paso del tiempo debido a que sus últimas reformas y reparaciones datan de los años 1700. Esto pese a que allí viven los jóvenes descendientes de quien puede ser llamado como el mejor director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero está claro que nunca llegarán siquiera a ser la sombra del pie izquierdo de Albus Dumbledore. Aún así allí seguían intentando lograr revitalizar el apellido de sus antepasados, realizando tareas muy loables, proféticas y heróicas como realizar fiestas en las cuales todo estaba permitido. Pero no nos centraremos en ellos en estos momentos porque dicen que los muertos vivos estaban cobrando vida una vez más para demostrar que tan equivocados estaban.

     

    Mientras la noche transcurría, larga y acogedora como suele ser, en las penumbras de aquel camino que atravesaba Loire se comenzaría a divisar una vaga y diminuta silueta moviéndose con cierta parsimonia hacía Londres. La luz de la luna y de las estrellas se esparcía a lo largo y ancho de los campos pero no lograba penetrar aquella figura, parecería que la misma estuviera actuando como un pequeño agujero negro absorviendo las particulas luminosas que estuvieran en su cercanía. Y no solo la luz se veía reflejado por ese efecto, los animales del pueblo se encontraban alarmados e inquietos, queriendo decir que en los alrededores algo estaría llegando.

     

    Poco a poco las luces de las calles se fueron apagando una a una, los perros acallaron sus gruñidos secos y los gatos se refugiaron dentro de sus escondites. El valle quedó en un silencio sepulcral, salvo por los pequeños vestigios de fiesta que venían desde un castillo a una buena distancia. La vaga silueta poco a poco fue tomando forma mientras pasaba por en medio de las casas dejando entrever que de diminuta no tenía nada. Se podía apreciar como poco a poco comenzaba a crecer centímetro a centímetro pasando de tener quizás unos cincuenta centímetros a rondar el metro ochenta, todo esto mientras no dejaba de avanzar robando las partículas de luz que estuvieran cerca de su contacto.

     

    Así mismo la silueta difuminada fue tomando corporeidad obteniendo primero lo que podía apreciarse como dos piernas andantes, sumándose al tiempo un torso, unos brazos y una cabeza. Una figura humana comenzó a distinguirse ya para el final del pequeño pueblo a unos quinientos metros del castillo, pero aún no contaba con ojos, boca, naríz o expresión alguna en lo que pareciera su rostro y al principio del pueblo las luces comenzaban a iluminar nuevamente.

     

    - Tic... - el sonido saldría con una voz ronca -  Tac... - la voz repetía constantemente las mismas palabras meintras caminaba.

     

    Tras recorrer doscientos metros ya se podía apreciar mejor a la persona. Lo que empezó como una diminuta silueta se convirtió en un hombre de tez blanca, rostro serio y ojos verdes. Su pelo castaño, medio enmarañado sin peinar, cubierto por la capucha de una túnica color azul oscuro apenas se lo podía apreciar debajo de la luz de la luna, que ahora sí podía brindar todo su esplendor envolviendo en su luz blanca de punta a punta y de lado a lado al ser. La túnica igualmente lograba cubrir a la persona desde el cuello hasta la punta de los pies sin que siquiera se le viera nada de lo que llevaba dentro de ella.

     

    Su andar de todas formas nunca cambió. Lento y seguro, sin molestarse a voltear o mirar a los lados, avanzaba con decisión por la calle sin que ser alguno se interpusiera en su camino. No eran oíbles sus pasos, ni siquiera su respiración podía ser distinguible al leve movimiento de una montaña y mucho menos escapaba de su boca algún atisbo de aliento mientras repetía constantemente las mismas dos palabras.

     

    - Creo que ha llegado la hora de poner esta luna roja nuevamente y jugar un poco al gato y al ratón. - dijo para si mismo, apenas balbuceando las palabras - Lástima que no estén mis antiguos compañeros de aventura como para poder darnos aquel banquete final que tanto tiempo postergamos. - terminó al pararse delante de la verja del Chateau Dumbledore.

     

    La capa se abrió para darle paso al brazo derecho, el cual aferraba firmemente una varita de sauco. Por la mente de la persona pasó una palabra, un encantamiento, pero la verja no se inmuto y en el rostro cambió de expresión, ahora se veía una pequeña mueca parecida a una sonrisa. Un pequeño ruido gutural parecido a una risa emano de la boca, mientras el brazo derecho volvía a su punto inicial y la pierna derecha le daba una patada bastante fuerte la pequeña verja abriendola. El sonido que resultó de esta acción se escuchó apenas a unos cincuenta metros.

     

    - Buenas, buenas pequeñines. - dijo en un tono bastante grave, casi gritando miestras su pie derecho pisaba los terrenos. - Parece que tienen una fiesta, pero no la más adecuada por lo visto.

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  10. Bla bla bla… nada tomo la importancia máxima para que Nexo quede atento a la escucha. Para él todas las mujeres rehuían a la cantidad de años a los cuales vivían por temor a que la gente pensará mal de ellas y hablarán a sus espaldas. Pero lo que no entendían que era que sus vidas seguían siendo un suspiro ante otras cosas muchísimos mayores, no importaba que fueran muggles, magos, vampiros, etc. todos al fin y al cabo eran simplemente pequeñas luces que duraban más o menos según sus razas, pero ninguna de ellas duraba una eternidad.

     

    De todas formas, se notaba que los pequeños vestigios de vejez comenzaban a notarse poco a poco, con pequeñas migajas donde ella pensaba que le habían dicho algo que nunca ocurrió, cuando simplemente le habían comentado que su reverencia ficticia casi le juega una muy mala pasada y estuvo a punto de caerse. Igualmente, al ente le hizo gracia que entendiera todo por la mitad. Estaba acostumbrado a que todos lo tomasen por loco, ya que consigo llevaba más años de vida que toda la humanidad junta y sabía muchas más cosas que los demás por haber visto el comienzo y su continuidad.

     

    -¿Lectura?, mira que allí no se encuentran esas caricaturas que tanto te gustan. Tengo entendido que solo se venden en librerías Otakus, en la sección de adultos. – dijo mientras le sonreía, aunque la morocha sin siquiera despedirse se dio media vuelta y se encamino dentro del recinto – Ya veo.

     

    Sin emitir ningún sonido, casi como una sombra, acompaño desde atrás a la Malfoy hasta la entrada y se escabullo ante la primera abertura para poder distanciarse poco a poco. Caminaba con pasos largos, re ojeando poco a poco los libros que estaban a su alrededor. Intentando de no llegar a cruzarse a ninguno de los vendedores del lugar que lo aburrirían con las típicas preguntas a los consumidores.

     

    -Veremos si es que no te quieres divertir un poco pequeña saltamontes. – dijo en voz baja, mientras estiraba sus brazos, cerraba sus ojos y continuaba caminando – Marco…

  11. Un silbido se escucho, tenue casi apagado, pareciendo que el efecto a causar era otro pero que no pudo llegar a realizarlo de la forma correcta, ya que los cantos de los pájaros no habían dejado que siquiera pudieran llegarse a escuchar correctamente. La dama, que intentaba acercarse al sujeto envuelto en una capa blanca, se encontraba iracunda, sus rasgos faciales la delataban a leguas. Sus pelos habían comenzado a parecerse a los de un puerco espín erizándose en forma de defensa, dispuestos en clavarse en el otro ser.

     

    Las palabras llegaron, “¡Que piernas preciosa!, ¿esa capita tan impoluta la usas siempre, princesita?” y luego un intento de reverencia, que casi deja a la anciana tirada en el piso. Pareciera que las rodillas casi ya no aguantaban de la forma que ella creía, pero pudo escapar con elegancia del momento vergonzoso y verse postrada ante los pies de la otra persona. “No suelo escaparme nunca de nada, por lo que creo que me confundes con otra persona.”

     

    No se emitió respuesta alguna, ni siquiera un gesto o movimiento. Parecía que apenas respiraba ya que sus pulmones no parecían expandirse, ni siquiera un par de centímetros por la entrada de aire. Firme, erguido a veinte centímetros de la señora, su capa ondulaba por la tenue brisa, que presagiaba buenos o malos momentos; ella seguía hablándole esperando que en algún momento obtuviera una respuesta que no llegaba, mientras los pelos seguían erizándose.

     

    -¿Qué la trae por aquí señorita y más, insinuando incriminaciones tan poderosas como esa?- La ceja izquierda le jugo una mala pasada al hacer una gran curva denotando su gran enojo. Mientras su voz comenzó a tener tintes agudos en ciertas sílabas, para demostrar su furia, pero seguía sin generar nada en la otra persona. Un minuto después los labios se volvieron a abrir, pero no hizo falta que dijera nada.

     

    Una carcajada incontenible salió de la figura, durando un minuto exacto hasta que se quedo sin aire y tuvo que volver a respirar. Con dos bocanadas grandes de aire pareció recomponerse y sonrío hacía la mujer que seguía esperando una explicación, aunque ya estaba de peor humor que antes por todo el momento que estaba viviendo.

     

    -Viste mis piernas, que buen entrenamiento tuve. Parece que mis años en el exilio dieron sus frutos. – dijo mientras estiraba la pierna derecha- Con tanto tiempo libre debía utilizarlo para mi beneficio, pero veo que tu no has optimizado bien tu tiempo. – dijo mientras volvía su pierna a la posición natural y su brazo izquierdo se levantaba para que su mano pudiera apuntar hacia sus rodillas- Casi te caes por querer hacerte la graciosa, pero shhh – bajo levemente su tono de voz para que solo ella pudiera oír- solo yo me di cuenta.

     

    Lo fácil que se me hace sacarte de tus casillas jajá, tan solo tengo que decirte ‘Mortifaga’ y quedas traumatizada. Tranquila no pienso que lo seas, ya que serías muy poco eficiente siendo una de ellos. – Su brazo izquierdo paso por delante de su rostro y con su mano se quito su capucha, para dejar a la vista su rostro blanco pálido y su pelo enmarañado en puntas dispares de color – Ja, ya descansa un poco que solo parece que coincidimos en el mismo lugar por los azares de la vida Avril. – Comenzó a caminar y paso por su derecha, dándole dos palmaditas en su cachete trasero derecho – Vamos a divertirnos un poco, ¿quieres? Por lo visto mi otra mitad esta ansiosa por llevarte consigo y no tengo las intenciones de dejarte morir por el momento.

     

  12. Witsi Witsi Araña subió a su telaraña, vino la lluvia y se la llevó.

     

    Y así tras una pequeña tormenta espontanea, un par de rayos por allí y por aquí, apareció una extraña figura para esos tiempos alterados, donde la gente ya no se congregaba en espacios comunes, ni tampoco en privados. Si bien los momentos en donde dos bandos se encontraban en una lucha constante habían finalizado, o eso es lo que se aparentaba, lo cierto era que los magos seguían sin salir de sus casas. Aún se sentían con miedo a que en cualquier momento una batalla comenzara nuevamente y con ello sus vidas peligraran.

     

    Pero esta figura no les temía a las pequeñeces, sino que se regocijaba de ellas. Una parte de su ser adoraba ver como la muerte consumía a muggles y magos, quienes llegaban a tratar de realizar sostificados artilugios con el mero éxito de la extensión de su vida o el escape fugaz a la parca. Pobres necios, incrédulos que no habían llegado a entender las historias de los Peverell a la perfección, si ella viene a por ti no puedes huir por siempre. Y ten por seguro que vendrá.

     

    Salió el sol, la lluvia se secó, y Witsi Witsi Araña otra vez trepó.

     

    Y allí estaba parado mirando hacia el horizonte refugiado en su capa blanca, tras sus anteojos redondeados de color violaceo, con una mueca parecida a la de una sonrisa o lo que intentara emular ya que en todo este tiempo en el cual estuvo fuera había olvidado la empatía que sentían los seres vivos. Llevaba puesto unos zapatos negros terminados con una punta redondeada, unos jeans negros ajustados a sus piernas que le dejaban moverse con total libertad y bajo la capa blanca su característica camisa negra desabrochada por los primeros tres botones.

     

    -Se puede saber porque me trajiste a este lugar. – Dijo sin dirigirse a nadie en concreto, parecía hablarse a si mismo, ya que nadie contesto su consulta. – Que lugar más inhóspito. Entiendo el porque la gente no se pasea por estos lugares, ya no hay vida en las calles. – Una gran carcajada salió de su boca, pero no era la misma voz que había hablado esta voz era fría, gélida.

     

    Se quedó allí un par de minutos, al otro lado de callejón. Diviso a una dama algo mayor, con canas en su cabellera negra como el ébano dirigiéndose hacia la entrada de una librería con una pequeña cafetería, que a juzgar por la cantidad de personas con las que contaba dentro, era de lo más concurrido de todo Diagon. Esta mujer se quedó mirando la vidriera del local por unos instantes, los cuales fueron los justos y necesarios para recordarla y darse cuenta de quién era ella, y con ello saber el porque la Muerte lo trajo hasta allí.

     

    -Con que aquí estas pequeña mo… - no le salían las palabras- mo… - lo intentaba pero no se acordaba como era su sobre nombre, apodo, caracterización- Mortifaga, claro. Ja no te escaparas nuevamente de mí.

     

    Se refugió aún más en su capa para que ningún rasgo de su cara fuera visible, que su cabello no apareciese y pareciese un extraño más yendo de compras a “Floriush & Blotts”. Con un paso seguro camino hacia el escaparate, en el cual ella ya se encontraba.

     

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  13. Nexo tenia aquella ronda del día. Era uno de los mas viejos de toda la comunidad mágica, así que las caminatas le hacían bastante bien. Su mascara de luz en su rostro le cubría su identidad, ademas de darle visión en casi la enorme oscuridad. Un pasillo tras otros fue recorriendo buscando que todos los presos estuvieran en su lugar.

     

    - Veamos, ahora nos toca el num...- se quedo callado al ver que el rehén había escapado, la rabia comenzó a surgir.

  14. - Dale a tu cuerpo alegria Macarena que tu cuerpo es pa' darle alegria y cosa buena dale a tu cuerpo alegría Macarena eeeh Macarena.... aaahe! y Dale a tu cuerpo alegria Macarena que tu cuerpo es pa' darle alegria y cosa buena dale a tu cuerpo alegria Macarena eeeh Macarena.... aaahe!...- así se fue cantando Nexo Peverell desde lo que era el Hall de la cárcel, aun con todo su torso desnudo. Sus piernas torneadas casi se deslizaban por los pasos que daban y todo debía de darle las gracias a Elliot, quien le había dejado tan lindo abrigo.

     

    Una vez llego a la zona liberada desapareció en dirección al castillo de su familia, debía de vestirse lo antes posible para poder terminar con eso.

  15. Nexo miro a su primer contrincante, que volvía a la pelea contra él. Zeth estaba a unos diez metros de donde se encontraba Nexo.

     

    - Evanesco.- dijo mientras daba un bostezo y desaparecían las doce medialunas.

     

    - Protego.- Dijo por ultimo para defenderse del Sectusempra lanzado por Zeth contra èl.

  16. "Es que no sabe otra cosa..." Pensó el chico. El sectusemprá que le había enviado pego contra las aves que estaban al lado de el. Episkey y por fin estaba totalmente curado.

     

    -Como te sentira esto.- Floreus penso para que le diera a Elliot. quien estaba en apuros con el expeliarmus, la ropa que ataba a Nexo salio volando por los aires, puesto que el viento soplo y esta no lo sujetaba, ahora estaba totalmente desnudo gracias al Mortífago.

  17. Lo primero que fue a hacer Nexo, fue a curar nuevamente su heridas, si bien el primer avis de su amigo nunca había podido dar contra el. Episkey pensó para si y las heridas apenas sanaron, justo cuando el primer ataque termino dando el la primera docena de aves. Y luego penso en Disparo de Flechas doce flechas salieron despedidas detrás de la ropa, rompiendola por completo. Mientras que otra docena de Aves se ponian en defensa de Nexo.

  18. Nexo tenia sobre si lo que parecía ser un pulpo hecho por su misma ropa, este le impedía hacer un millar de cosas pero todo aun empeoraba, luego de haber mandado su expeliarmus, su tobillo izquierdo se fracturo haciendo que este cayera de costado dando la espalda a sus dos rivales. Pero para ese entonces un rayo verdoso impacto contra su ropa, pero no le había hecho ningún daño. Episkey fue lo primero que se le vino a la mente, mientras que sus rivales aun estaban asombrados.

     

    -Avis. Protegedme lindas palomas.

  19. Nexo saco su varita, con su diestra y entro caminando tan tranquilamente como si fuera dueño del lugar. Los bosques de Albania, no llegaban hasta ese lugar y las paredes parecían decirles que no se acercaran, a no ser que quisieran problemas.

     

    - Sectusempra. - dijo una vez que se encontraba en el lugar y apuntando a Zeth Black Lestrange

     

    El rayo salió disparado hacia el pecho del mortífago que aun no sabia bien en lo que se estaba metiendo. Luego de su primer ataque no perdió la oportunidad de desarmarlo.

     

    - Expeliarmus.- una vez mas el rayo salió en dirección a la misma persona.

  20. La lluvia se extendía por todo el territorio, reyes, vasallos, esclavos, animales y hasta los magos debían de sufrirla. Las estatuas que se erigían sobre las tierras llanas, llenas de un verde intenso, comenzaban a mimetizarse con el paisaje, tanto que dentro de pocos ya casi ni se reconocerían como tales.

     

    Con su capucha, provista por su capa, Nexo admiraba el lugar mientras buscaba alguna pieza que le estuviera faltando en su colección de artefactos extravagantes, su habitación estaba llena de estos. El agua goteaba desde la punta de su cabeza hasta los zapatos negros habituales con que se bestia. Su cobertor, estaba cerrado herméticamente manteniendo totalmente seca su otra ropa.

     

    - En donde estas maldito aparato- llevaba varios minutos mojándose y su voz se había transformado por completo, indicando que un resfrío le había llegado –. Maldita sea, tendré que tener una nueva charla con ese maldito anciano… No se me puede engañar de esta manera… Aunque los rastros del objeto son notorios- añadió mientras palpaba las estatuas-, no hay dudas que estos fueron hombres del rey loco.

     

    Estaba tan concentrado en su búsqueda para no darse cuenta del patronús de su Líder de la Orden del Fénix, lo estaba siguiendo. Un perro de la pradera ladro, el Peverell se detuvo en seco y se dio vuelta rápidamente.

     

    - Albania… Numengard… Rápido…- dijo y desapareció la luz, al mismo tiempo que la varita de Nexo se posaba en su cien y lo hacía desaparecer en un giro rápido.

     

    - - - - - - - - -

     

    La noche en Albania era tenebrosa, no recomendable para personas cobardes y mucho menos en la cárcel Mortífaga. Si había algo que había que reconocerle a los “malos” era de que no dejaban títere con cabeza… Claro que eso ya era historia vieja porque apenas atrapaban algo.

     

    - Aquí estoy, espero ordenes…- dijo el Peverell ante el alto rango del rescate. Seguía con la misma ropa de antes, salvo que ahora llevaba una máscara de luz en su rostro para cubrirle su identidad. Los perros de Boss habían servido para juntar a varios miembros de la Orden del Fénix, uno a uno iban apareciendo fuera de la zona de anti-aparición.

  21. Tras aquellos días agitados para el Peverell, en los cuales tuvo responsabilidades mayores a su trabajo por contemplar, volvió al cuartel de la Aplicación de la ley Mágica con su capa ministerial por encima de sus vestiduras intimas y su varita resguardad en un bolsillo de esta. En cuanto puso un pie en el sector destinado únicamente para los Inquisidores, en el Ministerio de Magia, sintió aquella sensación extraña como si no hubiera estado allí por varios meses.

     

    En aquel cuarto, lleno de papeles alfabéticamente ordenados, se encontraba trabajando estricamente Sara. Firmaba unas cartas para darles a sus empleados; y su elfina, había recibido la orden de indicarles la nueva tarea a todos los Altos Inquisidores, la cual había sido dada por la mismísima Suma Inquisidora, Sara Aymerick.

     

    - Muy buenos días para ambas-dijo Nexo para saludarlas como se correspondía-. ¿Como han pasado esta noche bella, llena de nueva vida?

     

    Las palabras, transportadas por el viento mismo, ni siquiera pudieron ser escuchadas atentamente por ninguna de las dos. La elfina al ver al hombre allí parado se dirigió rápidamente con este, a una velocidad considerable para el tamaño de sus piernas; cuando hubo llegado al lugar en donde se encontraba él se planto en seco. Con cierta tamborileo y agites se quedo mirándolo mientras buscaba un poco de aire.

     

    - Por el esfuerzo que haz hecho para correr todos esos metros, debo suponer que la noticia a darme o la orden debe de ser verdaderamente importante- promulgo el Peverell, a lo cual un asentimiento de la criatura entre sus agitaciones confirmo-. Bien en cuanto te encuentres en condiciones dímelo.

     

    - Mi ama me ha encargado darles el siguiente recado a todos los Altos Inquisidores-dijo mientras se aclaraba la garganta para hacer mas clara su voz- Todos los miembros del departamento Inquisitorial deberán de presentarse en el despacho correspondiente lo antes posible- la vista del hombre se clavo en el escritorio de la Suma Inquisidora, la cual ya no se encontraba allí-.¿Alguna dudad respecto a esto señor?...¡Señor!

     

    - Mil perdones, pero no tengo ninguna duda. Ya puedes ir avisándoles a los demás y de paso mandarles saludos de mi parte… a también, que los espero en el lugar provisto para trabajar.

     

    La elfina asintió con su cabeza y salio en busca de los demás, dejando a Nexo en aquel lugar sin compañía alguna. Con paso decidido se dirigió al escritorio de su jefa, tomo una de las autorizaciones recién elaboradas y partió de aquel lugar en dirección a San Mungo, mientras leía un par de aquellas líneas.

     

  22. Nexo Peverell descendió del ascensor con su capa ministerial sobre sus hombros. El alto y apuesto hombre llevaba aquella capa violeta con las inscripciones de MM en la parte delantera izquierda con un color dorado llamativo. Atrás había quedado su capa de la familia, aquella blanca que tenía el escudo de armas de la Familia impreso en gran parte de la espalda. Ahora solo tenia un pequeño colgante con las insignias FP y abajo de este el símbolo tan recordado.

     

    El Peverell llevaba varios folletos sobre su mano derecha, todos decían lo mismo y tenían las mismas imágenes en movimiento del Escuadrón para la Aplicación Mágica. En el otro brazo llevaba su varita, con la cual abría cada puerta que encontraba cerrada.

     

    A paso decidido se dirigió al despacho sin cruzar mirada ni palabra, era un hombre decidido y no se detenía ha hacer sociales mientras tenía una tarea por cumplir. Nisiquiera aquellos adornos navideños con el cual estaban adornados la gran mayoría de los departamentos podían atraer su atención en aquel momento. Villancicos y canciones de navidad se escuchaban por doquier quitando la concentración a un montón de personas, exceptuándolo a él y quizás a un par más de personas que sus obligaciones conllevaban todo en su vida o que en verdad necesitaban realizar sus trabajos lo antes posible.

     

    - Espero que Eliah no me haga re hacerlos porque no tengo muchas ganas de volverlos a hacer. Yo creo que con esto estaremos bastante bien todos.

     

    Los folletos habían sido encargados por Eliah, la directora del departamento, para que los hiciera Nexo. Aunque antes de ser entregados a sus destinatarios la misma directora los revisaría para aprobar su escritura, su tamaño, color y todas las cosas con la cual contaba. Era un trabajo tedioso el estar escribiendo a cada uno de los departamentos, familias, negocios y hasta la propia academia de magia.

     

    Los papeles fueron volando directamente al escritorio de Eliah una vez Nexo piso el piso del departamento. Todos se apilonaron uno encima del otro, formando una gran pila al lado del pisa papeles de piedra. Mientras tanto el hombre fue hacía su oficina, saludo a el elfo que trabajaba allí y a Sara la Suma Inquisidora. Luego de eso se volvió a retirar al despacho de la Directora y allí se sentó frente a los folletos que había preparado él mismo.

  23. La charla en la oficina comenzó a apagarse poco a poco una vez que todos los integrantes de esta se fueron explayando con su idea al tema a tratar y quedando uno por uno cayados hasta llegar a un silencio total, interrumpido por la voz de Eliah dispuesta a dar marcha con el plan convenido anteriormente. Las órdenes salieron distintas para cada una de las personas del escuadrón presentes. Primero Datura, quien había llegado último, tenía que ponerse en contacto lo más pronto posible con el departamento de transportes mágicos para que le faciliten una lista de los actuales transportes en uso. Luego les pidió a ambos inquisidores que se hiciera cargo cada uno de sus ideas informándole antes de realizarlas, para revisar si habría alguna falta en sus acciones. Esta determinación molesto a Nexo , un hombre de la alta clase tomado como un analfabeta era una deshonra para él y su familia.

     

    - Señora, con todo el respeto que usted se merece, por favor no cuestione mis trabajos antes de verlos finalizados. Una vez que estén hechos recibiré gustosamente sus sugerencias pero antes no.

     

    Luego de aquellas palabras Nexo desapareció de la vista de Eliah lo antes posible dirigiéndose a su departamento específico. Allí comenzó a redactar la carta para enviar a cada una de las partes dispuestas a reclutar personal y así agrandar el personal ya existente en el establecimiento. Línea tras líneas ideas surgían en la mente creativa del Fenixiano que cada vez mejora aun más la anterior. El pergamino comenzaba a tomar un considerable tamaño para su gusto y eso comenzaba a ponerlo ansioso de terminar cuanto antes todo, pero justo en aquel momento un memorándum llego al lugar donde se encontraba sentado trabajando arduamente. El hombre lo miro poco a poco y alego de que debía realizar unas tareas en el Departamento Auror, por ende excusándose de realizar unas tareas administrativas se dirigió al lugar del encuentro sin más.

     

  24. En el interior de la oficina se movían algunos cajones y papeles por la búsqueda emprendida por Sara para encontrar información valiosa para el departamento del cual trabajaba. Tan importantes eran que de no encontrarlos no podría continuar con sus labores, implicando poder llegar a perder el puesto en donde estaba en aquellos momentos.

     

    Aquellos días habían sido agitados en la comunidad mágica, el grupo auto denominado Mortífagos se había hecho con la adquisición de varias personas, llevándolas hacia su cárcel en un lugar secreto. Habían capturado a varios miembros de la Orden del Fénix y también a algunos neutrales de la organización. Por eso todos los departamentos de defensa del Ministerio de Magia se encontraban totalmente revolucionados.

     

    En el cuartel general de Aurores no paraban de llegar reclamos y más reclamos describiendo en cada uno de ellos los hechos acontecidos en el lugar, con un lujo de detalle de los actos de terrorismo ocurridos, los cuales impresionarían al que los leyera. Es que los Mortífagos no se preocupaban de pasar desapercibidos en sus acciones, ni siquiera en las más terroríficas de todas o en las más importantes de todas. Todo esto lograba una tensión importante sobre la comunidad, la cual se sentía desprotegida a todo lo que pasara allí afuera, y sin duda alguna producía cierta desconfianza hasta en tu mejor amigo.

     

    Si bien miles de folletos habían sido repartidos por todo Londres para que cada uno hiciera sus propias medidas de seguridad casera con un poco de ayuda de las mentes creativas del departamento Auror, pero aun así nadie estaba ha salvo. Aunque hay que decir que los folletos tan solo decían lo obvio para cualquier persona que quisiera proteger a su familia, además los obstáculos a pasar por los Mortífagos eran tan fáciles que hasta un chico de diez anos los podría pasar con los ojos vendados. Por estas cosas es que Nexo comenzó en el departamento inquisidor, pensaba que para cambiar las cosas uno debe de poner su máximo esfuerzo en aquello en lograr y nunca tirarse para atrás en los peores momentos, porque eso hace ver de que forma y pensamiento esta hecho cada uno.

     

    Así es la historia del porque Nexo se unió al escuadrón y cual era su propósito para con el en los siguientes días que estuviera allí. Así mismo cabe destacar el hombre tenia cierta experiencia ya tratando de dar alcance a los vándalos.

     

    De repente la puerta de los inquisidores se abrió por si sola, Nexo se había tomado el atrevimiento antes de abrir la puerta del escuadrón y pasar sin haber recibido contestación alguna de parte de nadie, pero todo fue por sentir que estaban en un tedioso trabajo allí adentro. Por eso mismo no miro a ningún lado en el camino al despacho designado solamente para los inquisidores. Concentrado en sus pensamientos no se percato de la reunión que comenzaba a organizarse en el despacho de la directora general del lugar. Ya una persona se agrupaba allí adentro esperando a los demás miembros para dar inicio en aquel mismo instante.

     

    Dos mujeres contemplaban la caminata del hombre, más viejo que ellas dos pero con un físico que las atraía aun con los anos llevados enzima. Ya casi estaba por llegar a la puerta y las dos miradas desaparecieron al instante por la interferencia de una pared contra ellas. Maldiciendo a su contrincante visual volvieron a sus respectivos trabajos enclaustradas en sus escritorios de siete por cinco llenos de millares de hojas por revisar, corregir y devolver al fichero de donde habían sido sacados.

     

    Para aquel momento el Peverell se encontraba en la puerta del despacho Inquisidor. Levanto su bastón para golpear la puerta con este, pero se detuvo al ver la puerta abrirse y salir una elfa domestica al encuentro. Unas simples palabras salieron de la pequeña boca acorde con todos los rasgos de la elfina, la cual tenia de nombre Pitufina pero eso Nexo no lo tenía en conocimiento por el momento.

     

    Con una voz armoniosa y segura la elfa comenzó a explicarle donde se encontraba en aquellos momentos Sara, la suma inquisidora. Además lo invito a que se les uniera en aquella corta reunión de trabajo en el des pacho de Eliah, por lo cual el hombre le dedico una amble sonrisa a la elfina y se retiro hacia donde podía divisar la melena de Sara meneándose a cada paso que daba por llegar a tiempo al encuentro. Apurando el paso Nexo la alcanzo a unos tres pasos de la puerta misma haciendo sonar cada zanca como si estuviera indeciso de lo que hacia, no le parecía adecuado estar haciendo tanto ruido y casi corriendo por el lugar para llegar junto con su jefa, pero tampoco quería llegar a destiempo de ella.

     

    Sara se detuvo al verlo detrás de si para saludarlo y luego se volteo nuevamente, camino los tres pasos, estiro la mano para tomar el picaporte de la puerta y lo giro abriéndola de par en par dejando ver totalmente todo el interior del cuarto. Unas velas iluminaban los cuatro costados y toda la totalidad del lugar de mayor a menor medida llegando al centro casi inmerso en la oscuridad de casi la misma noche en donde los muertos nacen y vuelven a hacer sus fechorías.

     

    Un escritorio, una silla y una silueta se dibujaban casi a la perfección en una misma figura extraña y diferente a lo habitual en la vida real. En cuanto la figura de la silueta comenzó a hablar se la pudo distinguir como a una maga de alto poder llena de vitalidad y una forma de hablar, la cual siempre iba al punto de interés.

     

    - Así es, Nexo es mi nombre y Peverell mi apellido y soy el nuevo alto inquisidor del lugar. Espero que mi presencia ayude a mejorar las cosas por este lugar y que mi experiencia ayude con algo por estos lugares.

     

    Acto seguido un chasquido de los dedos de la mano derecha del mago hicieron que unas luces en medio de la sala se prendieran iluminando los rostros de los que se encontraban allí reunidos ofreciéndoles la vista a los ojos de cada uno. Sara, Eliah y Nexo se miraron mutuamente mientras este se sentaba en su silla al lado de su jefa, la Suma Inquisidora, para poder dar comienzo a la reunión lo antes posible. Luego de un corto tiempo de espera la jefa del escudaron comenzó con la charla.

     

    El primer tema en ser tratado fue la falta de personal que comenzaba a tener el departamento en relación a los otros, con los cuales se contaba en el ministerio de magia bajo las ordenes de otros directores, hasta el mismo comité de seguridad del ministro tenia mas personal que el escuadrón de la aplicación mágica. Por eso mismo surgió una idea convencional pero no por eso dejaba de ser efectiva, publicar los puestos para interesados que estuvieran desempleados, a punto de salir de la academia o todavía estaban allí; o aun mejor algún cambio de otro departamento.

     

    - Muy bien, yo me podría ocupar de las palabras del anuncio para que llamen la atención al lector y se interese en entrar al escuadrón. Igual existe el inconveniente de que el profeta se encuentra sin un director por el momento y por eso mismo anda estancado. Podríamos esperar para el mes que viene la publicación o mejor aun, repartir folletos por las casas y la academia para que sean vistas por los interesados. No se que es lo que opinan ustedes, pero todo ayudara.

     

    La mano derecha se poso sobre la barbilla del muchacho, donde la comenzó a rascar en espera de respuesta de las dos mujeres. Mientras tanto un memorándum llegaba hacia el escritorio de recepción del departamento para ser leído por la directora y luego de volverlo con la respuesta.

  25. Una fina capa de lluvia cubría todas las calles de Ottery, Londres y al mismo Ministerio de Magia. Varios Muggles y Magos caminaban portando cada uno un paraguas acorde a sus gustos e ideales. Negros, para hombres y mujeres; rosa, usados únicamente por mujeres; azules, violetas, trasparentes y hasta con cortes raros eran utilizados en su gran mayoría. Pero aun con tanta variedad hay algunos aun optando por las capas o impermeables.

     

    Tan ligeros, confiables y baratos, son los predilectos por los que aun quieren sentir las gotas de agua cayendo sobre el cuerpo de uno y también para los adinerados que no pueden siquiera mojarse parte de los harapos de telas finas que llevan o quizás solo por tener algún viejo habito de los antecesores. Así podemos diferenciar a grandes rasgos a la población que camina con ese andar tan tranquilo y cauteloso, pero aun así no estaríamos abordando a toda la población. Un solo hombre pude ser tan diferente a todos los demás como todos esos los son con el y para con el. Nexo Peverell era aquella persona.

     

    Con un andar tranquilo y paciente caminaba por las inmediaciones del Ministerio de Magia, situado en la parte media de la gran Londres. Aquella ciudad magnifica imponía una imagen llena de diferentes culturas y tiempos pasados de la civilización, por esas causa millones de personas visitan aquella ciudad y esto al Peverell no le agradaba demasiado, no le gustaba ser otro foco de atención. Todo esto estaba ligado a las vestimentas con que se movía. Representaba al viejo propietario, aquel que vivía por los anos 1700 o 1800 siendo propietario de fábricas o de hectáreas de campo. Su galera celeste, chaleco y pantalón de vestir tenían aquel bello color, haciendo juego con una fina seda blanca que labraba la camisa. Un pequeño palo de madera con adornos en su mango de oro puro lo acompañaba en su mano derecha, guardando en su interior la varita de treinta y tres centímetros de largo, igualmente el palo contaba con un metro diez de largo. Así vestido se dirigía a su nuevo trabajo, mientras varios ojos curiosos lo miraban caminar bajo la continua llovizna que caía sobre el sin tocar siquiera su ropa.

     

    Ya lejos de todo, Nexo se encontraba dentro de una pequeña cabina telefónica en una calle muy poca transitada o sin decir nada transitada. Allí se encontraba el edificio a donde quería llegar, pero no había entrada alguna al lugar o eso es lo que parecía. La cabina por arte de magia fue bajando luego de marcar un número en el teléfono. Piso por piso descendió hasta llevarlo hasta la planta baja, por decirlo de alguna manera, así llego hasta donde otros de miles de magos comenzaban su día ajetreado en el Ministerio pensando ya lo que tendrían que hacer.

     

    Atrás había quedado el día en que piso aquel suelo dirigiéndose al departamento de Aurores para poner aviso de un siniestro en el castillo del cual era propietario. En aquel momento acuso haber visto a Crazy Malfoy en el living con paños menores cubriéndolo y una peste alcohólica en impregnada en su cuerpo. Pero ya de todo eso se había dejado constancia a los Aurores para que lo investigaran.

     

    - Buen día señorita, espero verla luego en la hora del almuerzo. Quizás necesite de la compañía de una buena dama. - El Peverell observaba el andar de la rubia despampanante dirigiéndose hacia el escritorio de recepción donde trabajaba.

     

    Al pasar por el lugar ambos se dedicaron una sonrisa y hasta que la vista no se los permitió mas. Nexo llego hacia la puerta de unos de los ascensores ya casi llenos en su total y en donde había por lo menos unos diez memorándum sobre volando las cabezas de los empleados. Le hicieron un lugar para que ascendiera y luego de haber entrado la puerta se cerro atrás se si. Una voz chillona le pregunto al piso donde se dirigía y al contestarle el segundo piso varios lo miraron con asombro.

     

    - Soy el nuevo Alto Inquisitor del escuadrón. Mi nombre es Nexo Peverell y espero no tener que verlos para tener que cumplir mis labores con ustedes. De todos modos no se preocupen que si esta todo en orden no los molestare.

     

    El sonido de una voz chillona descendió desde los parlantes del ascensor, indicando que se encontraba en el segundo piso. Sin más nada se encamino directamente a la entrada de la oficina dejando atrás a las demás personas. Nexo toco dos veces a la puerta y luego espero ser atendido por alguien para que le abriera la puerta.

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