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Mensajes publicados por Nely Aradia Gaunt Lill
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Hola.
Vengo, sí soy yo. Nely Aradia Gaunt Lill más conocida como Nely (?)
Bueno, para quién no lo sepa, vengo a pedir techo, necesito un lugar para dormir (?) y esto... sí, soy GEMELA de la matriarca y ehm.... sí, soy novia de sagitas *O* (solo si ella quiere, sino, tb muajajaa)
Pues eso
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Hola amiga.
vengo a darme de baja en la guarderia, como has podido comprobar, no soy muy activa, y de buena manera que vengas a pagarme cuando apenas me paso, no?
Así otra persona podrá ocupar mi lugar.
Espero que con esto sea todo.
Un saludo.
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Salí del departamento como si nada hubiera pasado, todo estaba en su sitio y, al parecer, nadie se había percatado de aquel pequeño prejucio que tuve con los jarrones que habían llegado en mi ausencia.
Observé como cada rincón, estaba adornado por esas coloridas flores, indestructibles ante las manos de un niño, a menos que supiera hacer magia, estarían a salvo.
Escuché la voz de Sagitas, conversaba con una niña y sonreí ante aquella imagen, me imaginaba la forma en la que ella misma había cuidado de Ithilion, sola, sin mi ayuda, ya que había desaparecido durante todo aquel tiempo.
-¿Puedo ayudar?
Interrumpí con una leve sonrisa.
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La elfina de Sagitas me había visto. Con tal enfado que llevaba conmigo, se me había olvidado cerrar la puerta para poder desahogarme sin presencia alguna. Estaba perdida, era casi seguro que la elfina le fuera con el cuento a Sagitas y ella vendría a pedirme explicaciones que no sabría darle.
Por esa razón, saqué mi varita y uno a uno, fui reparando todos los jarrones que se encontraban en el suelo despedazados. -Reparo
El último pedazo de cristal se unía al resto y desaparecían las grietas del cristal roto, formando de nuevo un jarrón transparente y preparado para ser utilizado.
Esperaba que el hecho de que los jarrones no tuvieran la misma cantidad de rosas, no estuviera al alcance de nadie, después de todo, las rosas eran solo para mí, no para el decoro de la guardería.
¿por qué me preocupaba aquello? después de todo, no tenía que dar explicaciones a nadie, solo me había ofuscado conmigo misma por el mero hecho de no estar en los momentos más importantes para mi familia. El quidditch y la afición a volar y la pasión por las escobas de coleccionista, me había hecho perderme grandes eventos como los ascensos laborales de mi gemela o la reaparición de mi abuela Antara.
Por no hablar del hecho de dejar a Sagitas sola con el pequeño Ithilion, cuando tiempo atrás le había prometido cuidar de ella por todo aquel amor que recibía por parte de ambos.
Me senté en la silla y comencé a revisar alguna de las fichas, desde que habíamos abierto ese lugar, no había dado palo al agua, y era hora de que me pusiera a ello.
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Aradia se apareció ante la puerta de su oficina en la guardería el Hipogrifo Asustado y observó todas aquellas rosas negras que habían aparecido en aquel lugar.
En otro momento, las hubiera adorado e incluso se hubiera enloquecido al ver tal belleza junta, pero no fue así, se dedicó a tirar al suelo todos y cada uno de los jarrones que contenian las rosas negras que tanto adoraba.
El suelo quedó repleto de cristales rotos, agua esparcida y rosas destrozadas y pisoteadas.
-Nunca debí volver
Susurró para sí misma mientras se sentaba en una de las sillas, ofendida por su forma de actuar. No se reconocía, ¿en dónde quedó el alma mortífaga que llevaba consigo? ¿Dónde estaba ese humor de perros que tenía hacia todos? Se había vuelto debil ante todo aquel que se dirigía a ella, por esa mera razón ya no pertenecía a la marca.
Por esa razón ahora se sentía frágil e indefensa, no era ella misma, algo la había hecho cambiar en todo ese tiempo.
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-¿Salud? ¿Acaso iban a brindar sin mi presencia, abuela?
La joven bruja apareció justo en el preciso instante en el que su abuela, la gran conocida Antara, se disponía a brindar con los familiares más cercanos. Todos allí eran conocidos a la vista de Aradia, a pesar de su ausencia, podía reconocer las sonrisas de alegría al ver sus rostros.
Se acercó a la semidiosa y humedeció sus mejillas con un cariñoso beso de bienvenida, se acopló a la celebración, sabía que no duraría mucho tiempo en ella, pero ocasiones como esa, no iban a dejarse pasar, después de todo, no siempre la familia se reunía.
¿Desde hacía cuanto que no cruzaba palabra con su gemela, su madre, o su querida novia? Esta vez la ocasión merecía la pena volver aunque fuera una visita rapida.
Escoba en mano, se acopló en una de las sillas, no sin perder de vista su medio de transporte que la llevaba a todos lados en el momento oportuno en el que siempre quería desaparecer.
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Era hija de Sagitas, aquella joven que se veía llena de vitalidad era hija de su novia Sagitas. Sonreí ante ella, mientras Sagitas me explicaba que sería una más en el Hospital San Mungo.
-Nos vendrá bien tener a alguien con conocimientos en medicina - Dije sonriendo a la joven hija de Sagitas, la di dos besos. -Soy la pareja de tu madre, y creo que juntas la ayudaremos a sacar este negocio adelante- Las palabras se acabaron en ese instante, puesto que sin darnos cuenta, ya nos veíamos con no solo dos clientes, sino tres niños que nos pondrían en funcionamiento.
-Jesse, ¿podrías pedir a Harpo que traiga las fichas? Es lo primero que debemos de hacer, inscribirlos, después acomodaremos a los pequeños en su "segundo hogar"-
Sonreí a Sagitas, estaba emocionada con saber que llevariamos esto juntas.
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Estaba tan concentrada en las ordenes que le estaba dando a Harpo, que llegamos a ignorar sin querer la pregunta de Sagitas, aunque en realidad... no era tan sin querer, sino que si le soltaba mis pensamientos sobre enseñarles clases de vuelo, quizás me echaba de allí a patadas, asi que era mejor dejarlo estar.
-Ve Harpo, esperaré aquí
Visualicé la salida del elfo, a la vez que vi como una jovencita iba por detrás de Sagitas y le tapaba los ojos, un escalofrio recorrió todo su cuerpo, no sabía quién era, pero que tratara con esa intimidad a la Potter Blue, la llenaba de celos.
Me acerqué, quería saber de qué se trataba esa mala jugada que me había revuelto el estomago, estaba segura de que tan solo era un malentendido.
-¿Quién diab..?- Me dispuse a enfadarme como novia celosa, pero me sorprendieron con un ramo de rosas y un cartel felicitandome por mi cumpleaños.
-Sagitas... yo... esto... No sé que decir. ¡Gracias!- Me abracé a ella y la besé como nunca antes lo había hecho, yo que iba a montarle una escena de celos, ella me sorprendía de aquella manera. -Te quiero, Sagitas-
Coloqué las flores encima de la mesita del recibidor y entonces me volví a fijar en la joven que había entrado. -¿Y ella es...?
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La ilusión que Sagitas le ponia con aquel negocio, le hacía sentirse bien a la joven Gaunt Lill. Veía brillo en sus ojos al ver aquel mensajero con el paquete que incluía los juegos didacticos.
-Creo que en la sala de los más grandes, lo disfrutarán más, tendremos que hacer una larga clasificación de los juguetes.- Veía como los elfos seguían trayendo más y más cajas y Harpo se dedicaba a dar instrucciones a aquellos que llegaban con cajas sin rumbo.
-Harpo-Lo llamó mientras Sagitas disfrutaba con aquellos juguetes que acababa de desempaquetar. -Necesito que mandes a Dabby traer todas y cada una de las escobas que hay en la mansión Potter Blue, ahí hay diferentes tipos y tamaños, todas serán utiles aquí.
Harpo me miraba de forma incredula.
-Disculpeme, señorita Aradia, pero no creo que...-
-Haz lo que te digo Harpo, algunos de los niños de los que vengan, sabrán andar, por lo cual, también tienen que aprender a volar, cuanto antes aprendan, mejor-
Sonreí ante la visión de los niños cayendo al suelo en su primer intento de elevarse, no podrían con el peso de las escobas, pero una cosa estaba clara, iban a ser los mejores voladores de su época con una profesora como yo, que amaba volar y el quidditch por sobre todas las cosas.
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Una gran carcajada resonaba por toda la guardería tras el comentario de Sagitas. Me sentía bien allí y quería que el negocio saliera adelante, ya no solo por el mero hecho de ganar más galeones, sino por la felicidad que transmitia el poder compartir el aprendizaje de los más pequeños.
- ¿Contratarás más personal? Necesitaremos al menos a 3 niñeras por cada ciclo, los niños son demasiado revoltosos y tenemos que estar siempre pendiente de ellos
Quedé pensativa frente al número de personal que debíamos de contratar, me parecía un número demasiado elevado para la tasa que se debía de cobrar por una guarderia. -Aunque... pienso que con un poco de magia y con los elfos de tus mansiones, podremos tener la vigilancia adecuada para todos los niños-
No vendría mal la ayuda de otras brujas y magos, pero a falta de personal, los elfos vendrían bastante bien. Me fijé entonces en las fotografias de los animales y sonreí. -Espero que no sufran demasiado con tanto niño correteando por aquí...
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Intentaba no reir con sus explicaciones-excusas, saber que la tendría por ahí, me hacia sentir mucho mejor, trabajaríamos juntas, o al menos, un rato al día, porque bien sabía que Sagitas tenia gran cantidad de negocios, nunca comprendería como se las apañaba para mantener al día todos los gastos oportunos de cada negocio.
-Me alibia saber que estarás por aquí, controlando el negocio, además, los niños querrán ver alguno de los espectaculos de la payasita feliz de Ottery, ¿No te parece?
Mi mirada recorría cada recoveco del local, imaginando en dónde colocar nuevos juguetes, e incluso algún que otro cartel de escobas, para que así los niños empezaran a familiarizarse con ellas, me alegraba imaginarme que de ahí saldrían nuevos futuros jugadores del Quidditch.
- ¿Cuándo tendremos todo listo? Tengo ganas de comenzar...
Rompí mis propios pensamientos, no quería dejarme llevar de aquella manera, Veía como Harpo seguía con sus papeles, y recordé que mi elfina se encontraba en el hogar de Sagitas, aún esperando mi regreso.
- Podríamos hacer una pequeña fiestecita por la apertura, así todos sabrán al lugar a dónde han de traer a sus hijos, y con la fiesta, podré ver a algún que otro conocido, no tengo ganas de ir uno a uno explicando mi vuelta a las calles de Ottery
Una fiesta era lo que hacía falta para que el negocio pudiera empezar con buen pie, aunque para ello, esperaba que todo estuviera listo, puesto que aún quedaban grandes cosas por hacer.
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Me gustaban sus enfados, se veía tan sexy...
Sus ojos brillaban al cruzarse con los mios, trataba de mostrar su enfado conmigo, pero sabía que ella jamás se enfadaría conmigo, la escuchaba con atención, con ganas de pasar tiempo con ella.
-Prometo supervisar los 3 grupos, seré la encargada de coordinar que todo esto funcione bien, solo espero que me metas personal, o esos renacuajos acabarán conmigo... Una carcajada salió de mi interior, imaginandome una escena así, rodeada de niños sin control, intentando apoderarse de mí.
-Espero que tú también vengas por aquí, me gustaría que pasaras tiempo conmigo, además... - Agaché la mirada, me daba vergüenza decir todo lo que la había echado de menos, pero que aquel mundo muggle me gustaba más que todo aquel revoltijo de magos correteando de un lado a otro.
-¿Dónde está Reena? ¿Cómo está? No sé nada de ella, ¿Sabrá que he vuelto?- Rapidamente cambié de tema, no podía ponerme melosa en un acto de negocios como en el que estabamos.
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-Deja de sonreir así, ¡vas a conseguir que te entren agujetas en la cara!- Me acerqué y la abracé después de probar una vez más sus dulces y jugosos labios que tanto me gustaban.
-Me ha gustado la idea de este nuevo negocio, así que por esa misma razón vuelvo, podré tener un trabajo fijo, solo si tú quieres, claro... nuestras miradas se cruzaron una vez más y la dediqué una leve sonrisa, tímida, pero sincera. - Así, podré hacer lo que me gusta a la vez de poder compartir tiempo con vosotras.
Me gustaba aquel lugar, a pesar de que aún no había sido pisado por niños, ya olía a aquel aroma especial que solo ellos dejaban rastro allá por donde pasaban.
-¿Qué me dices?
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Una vez más llegaba al callejón Diagon, como siempre, endulzada por Sagitas, aquella payasa de las calles de Ottery que hacia que mi corazón palpitara con fuerza.
Su lechuza había llegado cuando estaba en aquel colegio de muggles, enseñando leyendas y mitos griegos, hablandoles del mundo de la magia, haciendoles pensar que todo ello formaba parte de un mundo de fantasía y no de mi propio mundo. Me comunicaba la apertura de un nuevo negocio. Esta vez me llamó gratamente la atención, se iba a dedicar a cuidar bebés y niños pequeños que no subian medio metro del suelo.
Me gustaba la idea, ya había pasado bastante tiempo fuera de mi casa y lejos de mi familia, así, por esa razón, regresaba para poder estar cerca de ella y de mi gemela, que seguro que también me echaba de menos, y seguiría haciendo lo que me gustaba, cuidar de esos pequeños reboltosos.
-Buenas, ¿Hay sitio para una bruja recién llegada?
Las palabras de la joven Aradia Gaunt Lill resonaron por aquel local, aún sin griterios.
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Vengo a afiliarme a la guardería del Hipogrifo Asustado, para ver si así asustamos un poco a los renacuajitos que tengamos por este gran mundo, con una bruja fea como yo, seguro que se asustan y lloran mucho, para darle así mucho más trabajo a Sagitas xD
Nick: Aradia Gaunt Lill
Ficha: Ficha de Aradia
Creo que con esto está todo, si es necesario algo más, vendré a revisarlo.
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Vengo a pedir cambios.
-Mi nombre ahora es Aradia Gaunt Lill
-Quitar tanto el bando, puesto que soy neutral, como el rango.
-También quiero quitar a todos los animales, no quiero ninguno.
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Bueno pues aquí me veo yo, haciendo spam tan solo para que la matriarca Sagitas pueda pasarse, ya que el último post es de ella (como en casi todos los lugares, pero no se lo digais xD)
Así que nada, aquí estoy yo haciendo de puente para que ella pueda postear y poner las cosas al día xD
Saludos!
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Apenas varios minutos volando bastaron para llegar al lugar indicado. Mi hermana Felicity me esperaba ya con las puertas abiertas, dejando ver entre ellas una gran variedad de escobas, unas más nuevas que otras que se alineaban detrás de esos grandes portalones.
Sonreí a Felicity mientras bajaba de mi escoba para acercarme a ella. --Los chicos están por llegar, les dejé unos minutos para que practicaran antes de examinarse..
Con un movimiento de varita colocó un gran cartel con el nombre de todos los alumnos que tenían derecho a examinarse de la licencia de vuelo. La joven Gaunt Lill esperaba que todos salieran de allí con un gratificante aprobado, puesto que no era muy complicado.
Lista de alumnosGenerales XXVI
Hypnos Snape
Valeriaj08
CarolMalfoy
Luz del Carmen
Hilary Potter
Generales XXVII
Danna Triviani Malfoy Lovegood
Latil
Matt Blackner
Addison
karina potter
djvash
Cissy1528
Elyssia
Toni LuLuna
Glourung
DANNI
Recursantes
Alexandra Olivier
Älvei
Andrea Snape
Andres Peverell
AngieLunginny
Anielk Potter
Aquiles Galileo
Athenea Black
Ave_FenixKarlos
Caroline A. Malfoy Black Lestrange
Chofi
Crackharry
Daniia Potter Black
Dr. Hannibal Lecter
Emm SabryEvans
GaiaNa Potter Black Snape
Helen_2110
Hell Girl
Illiasviel_Phantomhiveack
Jany Violet Lill
Kairi Rose
Kassious Kass S. Wright
Lady Moon
Liliane Chatterley
Matthew Malfoy Triviani
Melancton Lestrange
Min Weasley
Morgana Malfoy
Natgeoarenas
Near
noli..
obdc123
Perenela Arya G. Potter Blue
Sakura Dark
Seba Granger
Supirkelae
tobi_2
Xavier Brigadiere
Yoh A
Zero Kiryü
Poco a poco comenzaban a llegar sus alumnos, a los cuales iba sonriendo para tranquilizarlos, observandolos desde su escoba a unos metros sobre el suelo, en cuanto terminase el último, iría de nuevo al cementerio para finalizar las clases con una última tarea.
***OFF***Los únicos que podrán postear en este exámen son los que constan en la lista.
― Se recuerda que la que examina el examen es el personaje de Felicity. No es ningún anciano, ni ningún joven sex simbol xD.
― Se recuerda que el ambiente y paisaje de la sala lo podéis modificar en cuanto entréis a ella. El tiempo (sol, nublado, lluvia…), podéis hacer aparecer objetos tanto de quidditch como aves, etc.
¡Suerte!
P.D: alguna duda más sobre el examen de vuelo, acudir a Felicity via msn o MP o con... nah, darle trabajo a ella xD
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Vengo a pedir cambios para mi ficha. Serían los siguientes:
--Quitar a Shane como madre adoptiva y poner a: Liliana McDougall
--Quitar a la Potter Black como familia adoptiva y poner a : Gaunt
--Quitar dónde dice Duende, puesto que ya no lo soy, dejar en blanco (?) aún estoy postulandome así que no sé si tendré trabajo o no
--Rango dentro del Bando: initié
--Conocimientos especiales: Leyes Mágicas y Defensa contra las artes oscuras (se quitaría Encantamientos)
(Lo demás queda como está) Espero que todo esté bien claro.
Gracias! *O*
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Al fin accedió, al escuchar sus débiles palabras me estremeció el corazón, tenía razón, Ithilion estaba solo y era por mi culpa, se lo habían llevado porque yo había sido tan infantil de separarme de él, no debí haber dejado que eso sucediera.
Tragó enfadada, para ver como segundos después sus párpados comenzaban a pesarle, se iban cerrando poco a poco mientras comenzaba a temblar.
-- Tranquila mi vida, yo te llevaré a casa-- Cayó sobre mis brazos y la abracé, tratando de cargarla como si de una niña pequeña se tratase.
--Eled, Hayame, será mejor que me vaya, tiene que descansar, cualquier noticia hacermela saber, os veré en la Ojo Loco--
Estaba agotada, no sabía como no me había derrumbado como Sagitas, pensaba que una de las dos debía de permanecer fuerte para cuidar de la otra, la besé en la frente, cogí la pañalera y desaparecí hasta llegar a casa junto con la mujer que más queria.
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Pasé largos minutos sobre la escoba, no había ni rastro del pequeño, solo muertos y heridos por todos lados, no quería regresar, no tendría valor para acercarme a Sagitas y engañarla diciendo que todo estaría bien, que el niño regresaría junto a nosotras y que solo se quedaría como un gran susto.
--Debes bajar Nely, ella te necesita--
Trataba de convencerme a mí misma de dejar de sobrevolar la zona, era mi forma de escapar de los problemas, pero esta vez no podía huir de ellos, debía de enfrentarme a la dura realidad y estar con ella, ahora más que nunca me necesitaba y tenía que hacer todo lo posible porque no se derrumbara.
--Allá voy...
Descendí a una velocidad lenta, hasta al fin llegar al lugar en el que se encontraban, las carpas parecian un gran equipo de salvamento, en dónde todo herido buscaba refugio ante el peligro. Se me cayó el alma a los pies, cuando ahí la vi, con la mirada ausente, evitando todo tipo de pociones, apunto de estallar a llorar.
--Gracias Eled, deja que yo lo intente--
Cogí una de las pociones que me ofreció y me acerqué hasta Sagitas, mi mirada se cruzó con la de ella,aún ausente, intenté sonreir para darle fuerzas, pero no resultó, también faltaban mis fuerzas. La abracé, no tenía palabras para consolarla, no hasta que nuestro pequeño apareciera.
--Tómate esto cielo, te hará bien-- Se negaba, solo queria tener a Ithilion de vuelta, y la entendía, trató de rechazarme de nuevo; no la culpaba, si yo no hubiera insistido en llevarlo, ahora todo sería diferente.
--Vamos mi vida, aparecerá, aunque sea lo último que haga, pero lo traeré de vuelta--La abracé de nuevo para que supiera que estaba ahí, a su lado, para siempre. --Abre la boca Sagitas...--
Al fin obedeció, pude convencerla de que tomara la poción, aunque no del todo, dudaba que con el pequeño sorbo que había tomado hiciera el efecto deseado, pero era mejor que nada.
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Se lo llevaban, Ithilion había llegado con gran facilidad a las manos de la mortifaga sin problemas, me maldije una y otra vez, todo eso era mi culpa. Si a mí no se me hubiera ocurrido llevar al pequeño a ver el partido estaría en casa sano y salvo y no montado en un dragón sobre las manos de una mortífaga.
Vi como Sagitas se hundía en el momento en que el niño se separó de ella, dejó caer la varita al suelo y avanzó unos pasos, intentando enfrentarse a la mortífaga que tenía a su pequeño.
--¡No Sagitas! -- Corrí hasta ella, sujetaba sus hombros, tenía mi varita en la mano, pero era inutil, ya había desaparecido tras una voluta de humo.
--¡Chicas tenemos que atraparla, se ha llevado a mi hijo!--
Mi hijo, mi ahijado que se había convertido tanto en hijo mio como lo era de Sagitas. Sentía odio, me odiaba por todo lo sucedido, apreté el puño con fuerza, tenía que hacer algo.
Recogí la escoba del suelo y comencé a elevarme, sabía bien que no la encontraría,pero tenía que hacer algo y no podía quedarme ahí parada viendo como Ithilion estaba en manos de una asesina.
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-- Soy genial en vuelo, no podrás darme alcance--
Mi voz temblaba ante el cuerpo de félino, rostro de mujer y ve tu a saber que más tenía ese ser tan extraño, no era por miedo, sino por frío, mi abrigo quedó destrozado entre tanto alboroto y tan solo estaba cubierta por un fino polar de color azul.
--¡Entra Hayame! ¡Ahora voy yo! --
Comencé a volar dando vueltas sobre su cabeza, distrayendolo de toda mirada hacia mi cuñada, que entraba para ayudar a las chicas, pude ver como desaparecía del estadio para entrar a los vestuarios, era mi momento, bajé unos cuantos metros y sin bajarme de la escoba entré en el vestuario como si del final de un partido se tratase.
--Sagitas, haz caso de todo lo que te digan, te prometo que todo saldrá bien, solo es un pequeño susto. Te quiero--
Un gran alivio recorrió mi cuerpo al ver que el pequeño seguía en sus brazos dormido, como si nada estuviera pasando a su alrededor.
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--¡Sagitas!-- Grité tras un sonorus sobre mi garganta. Debía de estar segura. ¿Eran ellas? Eso esperaba, tenía esperanza de que fueran ellas las que luchaban contra ese bicho para lograr entrar en los vestuarios.
Me iba acercando a medida que esquivaba rayos, asientos y llamaradas que aparecían por todos lados, una pirueta me libró de que una de los toldos de las gradas me diera en la cabeza.
Algo revoloteaba cerca de mi cabeza, --"¿Tú aquí? " -- Sonreí al ver a la snicth sobre mi cabeza, queriendo jugar conmigo.
--te libras que no es buen momento para atraparte--
Parecía que me hubiera entendido, segundos después desapareció del lugar, estaba claro, esa snitch estaría perdida, en otro momento regresaría para recuperarla y añadirla a mi colección. Por el momento tenía que enfrentarme a.. ¿Una mantícora?
--¡Eh! ¡Tú! ¡Cosa fea!--
Grité para llamar su atención y que dejara tranquilas a las personas que trataban de deshacerse de él.
El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)
en Negocios Mágicos
Publicado
Corría, corría sin saber muy bien a dónde dirigirse, necesitaba algún lugar en el que encerrarse para encontrarse consigo misma, ¿Qué hacia allí? ¿Por qué había vuelto? No lo sabía, así como tampoco sabía nada de lo que había sucedido en su ausencia.
Había estado lejos, pero siempre leía El Profeta, por no hablar de esas lechuzas que la mantenían al día de todo, y a pesar de ello, se sentía perdida. Sentía que aquel lugar no estaba hecho para ella. ¿Por qué permanecer allí? Nada era como antes, todo había cambiado, hasta su gemela ahora tenía a su lado alguien quién la quería y la haría feliz, pero qué decía, tenía hasta familia; algo que ella no había logrado tener.
Se había enterado de la pérdida de su madre y de su tío, algo que la había dejado perpleja, nunca imaginaría que las cosas cambiarian de tal forma, no tenía la más minima intención de que todo siguiera igual, pero tampoco con todo aquello que la había dejado a cuadros.
Sentía rabia, tenía dentro de sí un dolor que no sabía combatir, creía que lo mejor sería desaparecer una vez más, pero negaba con la cabeza, le parecía totalmente de cobardes huir cada vez que veía que las cosas no iban bien.
Entró en el Hipogrifo asustado, no tenía intención de quedarse allí, pero tenía la esperanza de poder camuflarse entre los juguetes de los niños, y dejar volar sus recuerdos; volver al pasado por unos instantes, en dónde creyó ser feliz. No tenía ganas de hablar con nadie, solamente perder su mirada en aquellos juguetes de llamativos colores, mientras que su mente viajaba a miles de kilómetros de allí.