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Shedder Malfoy

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Mensajes publicados por Shedder Malfoy

  1. Había llegado, decidido, a hacer un par de compras en el Magic Mall, aquel sitio de ventas tan extraño del que él había oído hablar cuando fue fundado hace unos años, pero que nunca había tenido la oportunidad de visitar para adquirir nada. Shedder Malfoy recordaba haber hecho trámites para registrar a su elfo en el Ministerio de Magia, y nada más. No sabía si para conseguir un nuevo elfo tendría que pedirlo en el lugar en el que estaba ahora, o seguía siendo cosa del Departamento de Criaturas Mágicas. De cualquier manera, no importaba, porque no quería una criatura, sino objetos y, según él, estaba en el sitio correcto.

     

    Sus pensamientos le tenían tan absorbido que pasó por alto casi todo. La decoración, el camino... Vagamente se guiaba viendo letreros y señales, hasta la primer planta del también llamado Concilio de Mercaderes. Mientras revolvía sus pensamientos, ojeaba ocasionalmente un folleto, en el que se indicaba que sólo quedaban tres elementos en existencia de lo que él quería comprar: una moto voladora. También quería un par de guantes de piel de dragón, por sus conocimientos en pociones, pero no tenía folleto de dicho producto y tenía temor de que ya no quedaran más. De agotarse los productos, no tenía idea de cuándo podría regresar a preguntar por ellos. De cualquier manera, suerte o tripa. Plantó cara a la persona dependienta del lugar y le entregó una ficha.

     

    -Aquí tiene-, dijo.

     

    ID: 89547

    Nick: Shedder Malfoy

    Link a la Bóveda Trastero: --

    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: N° 84909

    Nivel Mágico: V

    Fecha: 2016-11-28

     

    Objeto: Moto voladora

    Puntos: 80 puntos

    Precio: 4000 G

     

    Objeto: Guantes de Piel de Dragón

    Puntos: 10 puntos

    Precio: 500 G

     

    Total de puntos: 90 Pts

    Total de Galeones: 4500 G

  2. Pues nada, yo también vengo a poner desorden aquí (?)

     

    No más quería informarle a mi querido padre @@Nathaniel Malfoy que, al menos a mí, del árbol nunca me sacaron xDDD Soy tan querido(?) por la familia, que aún cuando el mismo Nath no salía en el árbol, le yo sí lo hacia, como hijo de Nath y nieto de nadie xDDD

     

    Bueno, luego de tanto ajetreo, a lo que quiero llegar es que no es necesario que me toquen del árbol, porque ya estoy ahí ._. xD Mis huermanos y hermanas son hijos de Nath con diversas(?) mujeres, Shedd, en cambio, es hijo únicamente de Nath y de madre desconocida. Para que lo tangan en cuenta :3

     

    Saludos a todos! xD

     

    PD: No adopto a nadie porque Shedd está muy joven como para andar por la vida con un carrusel de trenecito de crías por detrás xD

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  3. Estaba casi saliendo por el umbral de la puerta cuando se detuvo en seco, escuchando lo que había dicho su padre. Por las palabras de Nathaniel, Shedder sintió que había dado a entender correctamente el mensaje trasmitido con aquel extraño gesto. No obstante, al Malfoy le hicieron gracia varias de las cosas que su progenitor estaba diciendo, mas nadie pudo ver su expresión facial, porque seguía dándoles la espalda desde el adornado marco de la Mansión.

     

    —Estoy, de hecho, dispuesto a darte una oportunidad —dijo, girando levemente la cabeza hacia la derecha, para verle con el rabillo de un ojo. —No te equivoques, me refiero a una oportunidad para que te expliques, porque, en lo que a mí concierne, poco o nulo derecho tienes de hacerte llamar un padre y, por lo tanto, poco o nulo derecho tienes de reprenderme.

     

    Entonces se giró por completo y le plantó cara nuevamente.

     

    —Tengo la intensión de intercambiar ciertas palabras contigo después de la supuesta cena, espero que tengas los pantalones suficientes como para no largarte de nuevo.

     

    Entonces el mago empezó a sentir algo que estaba fuera de sus planes aquella noche: decepción. Le decepcionaba darse cuenta de que el hombre lobo ni siquiera tenía la vergüenza suficiente como para dejar de creerse el padre de Shedder. No le cabía en la cabeza cómo podía darse esas licencias. ¿Acaso no era consciente de que su primogénito estuvo fuera de su vida durante veinticinco años? ¿No se daba cuenta de que habían intercambiado cuatro palabras la primera, única y corta vez que convivieron, cinco años atrás? Nathaniel, pensó el ojiverde, era un desconocido para él y él un desconocido para Nathaniel.

     

    Y sin embargo estaba allí, tratando de demostrar autoridad. ¡Por Merlín! A duras penas se sabían los nombres. De ese modo, la decepción empezó a convertirse en asco, un asco mayor al que sentían todos por su aroma a aguardiente (debía estar muy potente la absenta; se palmeó el bolsillo para sentir la petaca). Concluyó que la rabia que sentía hacia el sujeto no era por el abandono sufrido por él, que nunca le había necesitado realmente, sino por el sufrido por su madre, que tuvo que luchar enferma y sola con un pequeño. ¿La había violado, acaso?

     

    —Guardaré respeto, por el momento, porque mi libertad termina cuando empieza la tuya; no porque seas el dueño del esperma que fecundó a mi madre. Espero que tengas eso claro.

     

    Luego posó la mirada sobre sus hermanas y les dedicó una mirada afable pero seria, a modo de saludo, y les dijo:

     

    —Agradecería que dejaran de confundir suciedad corporal con aliento a aguardiente. Aquí hay un ambiente muy tenso, dejen que me relaje con un trago que, por cierto se giró hacia Nathaniel— es absenta, no alcohol barato. Anunciaros cuando empiece la cena.

     

    Y salió definitivamente del lugar, hacia el salón, a esperar.

  4. Nuevamente se oyó a lo lejos el sonido de alguien que acababa de ser arrastrado hacia la Mansión por traslador. Entonces supo de inmediato que allí se estaba cociendo una reunión familiar muy inusual, de hecho, tan inusual que no ocurría en 5 o 6 años. Alguien los había llamado. No pasó ni un minuto desde el estallido cuando Valentina ingresó, también, a la pequeña sala del hogar de los Malfoy, saludando a los presentes como si tuviera todo bajo control... Menos a Shedder, claro.

     

    A Shedder Malfoy, su hermana de otra madre le dedicó una mueca. Con cierto desdén, ¿quizá? Sí, era claro. No le sorprendió en lo absoluto el ademán; lo que sí le sorprendió fue darse cuenta de cuán acostumbrado estaba a recibir el mismo gesto en muchos y diferentes lugares, tiempos y situaciones: cuando su presencia traía incomodidad, casi siempre por la bebida. ¿Desprendía su ser aquel aroma a alcohol que su propia nariz no percibía por estar ya habituada? Él se había aseado, por supuesto, cada uno de los catorce días que le tomó llegar hasta allí desde su antigua posada (no era una gran distancia, pero la recorrió a paso lento). No obstante y seguramente, ese último sorbo de su petaca de plata con absenta, par de horas antes de llegar, le delataba.

     

    El objeto metálico, con su contenido, reposaba en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Por lo general lo llevaba en la chamarra, en el bolsillo interno del mismo lado, pero como se la había quitado al entrar en la casa, lo cambió de sitio. Entrando estaba ya el invierno, así que, a la sombra, llevaba un suéter y, debajo de éste, una camisa. Todas sus ropas eran negras, incluyendo sus zapatos de cuero y exceptuando la prenda bajo el jersey, que era blanca.

     

    Su padre empezó la cháchara afirmando que él no era el responsable de convocarles hasta allí, sin embargo había escuchado claramente cómo sus hermanas llegaban por traslador. Un traslador que él no recibió. ¿El responsable de la cita familiar olvidó al mago? ¿Se extravió su traslador? ¿Mentía el hombre lobo? Todo eso ya no tenía relevancia. Lo que sí importó fue lo que después dijo Nathaniel. Habló sobre calma, quietud, paz, cena, felicidad, armonía, relajación, unidad... Cosas absurdas para Shedder, que nunca vio a su padre reflejar nada de eso.

     

    El Malfoy-Black avanzó rápidamente hacia su padre, clavándole verde la mirada, al mismo tiempo que sacaba su varita mágica del bolsillo derecho. Le rodeó con su brazo izquierdo, atrayéndole hacia él como en un medio abrazo padre e hijo, pero colocando, con su mano derecha, la varita fuertemente contra su esternón, en posición vertical, apuntando a la mandíbula de Nathaniel. Todo en segundos. Acercó la boca al oído derecho de su padre e inesperadamente le dijo, no tan alto como para aturdir su sentido de la audición, ni tan bajo como para que sus hermanas no le escucharan:

    —Está bien, vamos a cenar.

    Y le soltó. Y se alejó, en busca de un salón adecuado. ¿Qué había querido dar a entender con ese pequeño teatrillo? Muchas cosas y ninguna a la vez. Se hallaba dispuesto a ajustar cuentas con su padre, pero no lo haría ante sus hermanas, ni en ese lugar, pues seguramente tratarían de intervenir. No quería presencia externa, tampoco mediadores u observadores. Además, estaba completa y definitivamente seguro de que no se encontraba ebrio, aquellos síntomas se los quitaba con magia cuando no quería tenerlos; los dejaba cuando sí. Simplemente, Nathaniel no lo compraría con palabras bonitas y una comida, después de 25 años de abandono.

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  5. Él se dio cuenta, pues, del inconfundible sonido que hacía un traslador cuando traía a alguien desde cualquier punto perdido del plano terrestre. Quizá fuera asunto de magia, que ya había inundado aquel día, lo que permitió que sus oídos alcancen a escuchar desde tan lejos. Después del pequeño estallido, vinieron los pasos que, al acercase a donde estaban los Malfoy Black, quebraron la tensión del aire… ligeramente.

     

    Cabello violeta, actitud relajada, magia en el ambiente. No la había visto en 5 años y podía reconocerla tan fácilmente como si apenas hubieran pasado 5 minutos. Cherryl Malfoy Black, su medio hermana, compartían padre mas no madre. Shedder no pudo evitar sonreír ante su presencia. La mujer le palmeó el pecho y le advirtió que se arrugaría.

     

    Pero él ya estaba arrugado, sí, la bebida había tenido mucho que ver en el asunto, el alcohol y la vida bohemia que arrastraba. Aún así, era lo de menos, en su opinión, envejecer. Para cualquier otro de su misma edad, seguramente, perder elasticidad en la piel sería pena capital; no obstante, después de vivir lo que ya había vivido, una raya más, una cana más, no harían ninguna diferencia, no aportarían ni mermaría nada. Además, los magos eran de roble, para que alguno muriera de viejo, tenían que pasar cien años.

     

    Y eran tres, entonces, quienes formaban el cuórum de aquella audiencia improvisada. ¿La había traído Nathaniel o había llegado ella por su cuenta? ¿Por qué ahora, por qué en ese momento? Cosas extrañas y misteriosas, confirmó, estaban sucediendo. Pero Cherryl no tenía la culpa, en lo absoluto. No la conocía muy bien y poca idea tenía sobre la relación de la bruja con el lobo que lideraba la sala, pero sabía que ella era ajena a los problemas del hombre de ojos verdes.

     

    ¿Qué te ha traído por aquí en este apacible día, hermanita? —le respondió, bajo, esperando que Nathaniel no le oyera.

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  6. Abrió los ojos. No había nada en el cielo estrellado esa noche, que hiciera sospechar las cosas extrañas y misteriosas que irían a suceder pronto, mientras los confiados muggles dormían, él se incorporó en la cama de golpe, sintiendo que una fuerza potente se revolvía en su interior. Tanteó en la oscuridad en busca de sus anteojos y su varita; encontró los primeros, mas no lo segundo. est****amente se levantó y caminó hacia lo que él creía que era el interruptor de la pared, lo alcanzó, lo accionó y el bombillo de una vieja lámpara se encendió, parpadeando, dejando ver las telarañas que él nunca se había molestado en limpiar.

     

    Podía haberlo hecho con magia, de un toque, en un movimiento, pero casi había olvidado cómo hacerlo. Casi era un muggle más, un squib. Pero esa chispa mágica que tenían todas las personas que conocía y amaba no se había perdido, no, él también la poseía y, guiado por esta, posó la mirada sobre un cúmulo de botellas verdes, de vidrio, en el suelo, algunas echando un líquido que se perdía entre el sucio suelo de madera.

     

    Ella estaba allí, su varita. No recordaba el material, los centímetros o el núcleo. El poderoso instrumento estaba clavado en la boca de una de las botellas, a modo de corcho, mojada. No la había usado en años. Pero esa noche era diferente, era especial, porque lo que había sentido hacía unos minutos significaba algo. Caminó, pues, hacia las botellas y tomó su varita. Qué bien se sentía, qué bien le sentaba, aquel aire que recorrió su cuerpo desde sus pies descalzos y sucios, hasta su cabello desordenado y mugriento.

     

    La observó unos instantes y la levantó hacia el cielo. La agitó en dirección a la luminaria y el foco estalló, la agitó hacia las botellas y se hicieron añicos ruidosamente. La apuntó hacia las gafas que ya llevaba sobre la nariz y murmuró aquel conjuro que, se suponía, las arreglaría, pero no ocurrió nada. Lo intentó de nuevo y pronunció claro: los cristales se limpiaron y el marco se arregló. La magia seguía allí, era innegable. Pero él quería más:

     

    Accio, zapatos— dijo, y las cochinas Nike volaron a su mano libre. Una se guindó de un dedo, la otra de otro.

     

    Eso estaba bien, para empezar. Pasado un momento se vistió y se marchó de la choza en la que vivía, una posada de gente sin magia, a cuyo dueño le debía todas y cada una de las pensiones, pero siempre lo maldecía para que lo olvidara. ¿Era un delito? Sí, pero de algún modo siempre escapaba de la autoridad, y esto le convertía en un nómada, sin hogar, de aquí para allá, de ciudad en ciudad, de país en país, de continente en continente.

     

    No tenía hogar, ¿verdad? Sí, sí lo tenía, lo tuvo alguna vez. Tuvo varios, formó varios, formó muchas cosas y todas las dejó. El último de sus objetos que dejó en la habitación polvorienta lo indicaba: un periódico de hace cuatro años. Cuatro años habían pasado desde que su vida se había cambiado en algo que nunca debió ser. Ahora su única compañera era la bebida (una de las pocas cosas buenas que encontraba en los muggles).

     

    Estos muggles sucios, desastrados, inútiles. Se había acostado con cientos muggles femeninas, que conocía en los bares, a las cuales siempre encantaba, quizá por magia, quizá por su aspecto pura sangre. Habría de tener alguna miserable cría mestiza por allí, preguntándose dónde estaba su padre. Sí, quizá, probablemente. No le importaba un ca***o pese a que era exactamente la misma historia que había vivido él con su propio padre. Porque Shedder Malfoy Black tenía un padre, y lo odiaba con cada célula de su corazón.

     

    Shedder Malfoy era huérfano de madre y no conoció a su padre hasta que tuvo 20 años. Ahora tenía 26, era un mago alcohólico, desempleado, ladrón y prófugo de la ley mágica, y su padre había formado parte de su vida apenas unos meses. Pero no lo necesitaba, no, nunca le hizo falta, y menos ahora, sin importar cuán patético se viera, sin importar cuán manchados estén los apellidos más importantes de la magia británica, sin importar que aquel tatuaje que llevaba en su brazo izquierdo estuviera casi invisible. Pero aún así lo buscaría, de nuevo.

     

    Y ya estaba en Ottery, en su hogar, con una maleta que le perseguía mágicamente y la varita empuñada. El exempleado ministerial, exmortífago, exmago, volvía a casa. Y no resultaba en una experiencia feliz. Simplemente era la única cosa que el alcohol no había borrado de su mente: aquella cuenta pendiente, el clavo que nunca se sacó, la mirada que nunca cambió. Tenía que hablar con él, escupirle en su cara, y por eso estaba parado frente a los portones de la Mansión Malfoy.

     

    Cada paso que daba dentro del lugar reafirmaba lo que había sentido hacía un par de semanas entre muggles. El sentimiento en su interior le indicaba una cosa. Nathaniel Malfoy estaba ahí, había vuelto al lugar del que se había marchado, dejando atrás toda su vida y a su familia, tal como el propio mago de ojos verdes había hecho un par de años atrás. Es que él sabía que la magia actúa de manera misteriosa y que quienes aman jamás abandonan, siempre estarán allí y siempre el destino los vuelve a juntar.

     

    Pero allí no había amor, no, había un lazo sanguíneo y, más importante, un asunto sin resolver. El hombre lobo estaba allí, sí, en una habitación poco visitada, observando un algo que, realmente, le importaba un nabo. Lo observó unos instantes y avanzó hacia él, diciendo:

     

    —Debí suponer que estarías aquí, padre.

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  7. o.ó Pues que pueden pasar ciertas temporadas 5 años, para ser exactos en las que no deje ni tan siquiera un rol en la Mansión Malfoy, pero este apellido yo lo llevo con orgullo el nick no me lo cambio nunca, ni aunque me saquen de la familia. Pues nada, quería venir a mostrarles mis honores porque, simplemente, es sorprendente y grato al mismo tiempo ver que mi nombre sigue puesto en ese glorioso árbol. Se vienen cosas interesantes para mi rol personal, que tienen que ver con ésta familia. Y nada, eso, quería hacer acto de presencia, dejarles un par de saludos, sobretodo a esas personas que yo llevo viendo aquí desde hace 7 años.

     

    El otro día se me insinuaron para que sea posho, yo les dije: Semper fidelis.

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  8. Vaya que lo primero que suelto fue un "¡todo perfecto menos el skin!". Vale que muchos de nosotros tenemos un trauma con ello, pero sabemos y aceptamos que el trabajo no ha terminado todavía. Por ahora lo que más me preocupa es averiguar el llenado de líneas con este tapiz (xD).

     

    A veces pienso que, entre idas y venidas del foro, uno no merece disfrutar de lo nuevo y lo que ha sido hecho para todos los usuarios, como si sólo me apareciera porque hay un juguete nuevo, luego me aburriré y me esfumaré a ese horrible mundo muggle que me traga de pies a cabeza. Y no les miento, es verdad, probablemente sólo esté aquí hoy y nada más.

     

    De todos modos, aunque no estuve familiarizado con "la nueva gran caída", se les agradece, como siempre, el esfuerzo dado en este foro, no sólo en estos días, sino durante años y años. No seré de los más viejos, pero tampoco de los más nuevos, puedo decir que este foro ha ido cambiando, unas veces de a poco, otras veces muchísimo y siempre son los mismo usuarios quienes lo dan todo para que estas mejoras se lleven a cabo y, como no era para menos, igual que las veces anteriores, el resultado ha sido de primera.

     

    Por ahora sólo he ojeado éste tópic, me sumo a todos los cientos de usuarios que se prestarán a notificar falencias y demás, todo el tiempo con el fin de hacer de los Foros de HarryLatino un mejor lugar para escapar de la realidad.

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  9. ¡Holas!

     

    Pues bueno, quiero hacer unos cambios que hace rato que necesitaba. Asuntos de actualización personajística(?) y eso. En fin.

     

    En el apartado de Datos Personales, editar sólo el Nombre del personaje, Sexo, Edad, Nacionalidad y Familia, por favor, así:

     

    [color="#00FF00"][b]Nombre del Personaje:[/b][/color] Shedder Gianluigi Malfoy Black.
    
    [color="#00FF00"][b]Sexo:[/b][/color] Masculino.
    
    [color="#00FF00"][b]Edad:[/b][/color] Adulto.
    
    [color="#00FF00"][b]Nacionalidad:[/b][/color] Anglo-Italiano.
    
    [color="#00FF00"][b]Familia(s):[/b][/color] 
    * Malfoy

     

    En el Peril del personaje, por favor cambiar las Cualidades Psicológicas y la Historia solamente, así:

     

    [color="#00FF00"][b]Cualidades Psicológicas:[/b][/color]
    
    El Malfoy es inteligente, calcula sus movimientos antes de hacerlos y también es testarudo, valiente sin llegar a la estupidez, astuto y ambicioso. Muy holgazán por lo que pocas veces consigue lo que ambiciona pero de todas formas nunca se rinde. Es solitario en extremo, llegó a tener un par de amigos pero, para su desgracia, murieron, dejando en él una actitud de quemimportismo ante la vida lo que le ayuda a meditar sin problemas cualquier cosa ya que al final no le interesará lo que suceda.
    
    [color="#00FF00"][b]Historia:[/b][/color]
    
    Su progenitora fue abandonada por su padre, utilizándola éste sólo por placer y dejándola embarazada. Al nacer Shedder, su madre murió por lo que creció en un orfanato. Varios años pasó en soledad, sin amigos y dedicándose únicamente a aprender y leer (cosa que le valió para incrementar su intelecto), hasta que finalmente fue recogido por Nathaniel Malfoy y llevado a la mansión de dicha familia, donde adoptó las costumbres y aspiraciones de los miembros de la misma. Pasó lo que quedaba de su infancia considerando a 'Nath' como su padre adoptivo hasta descubrir, ya en la adolescencia y gracias al diario dejado por su madre, que realmente era su padre biológico, sin embargo nunca pudo decírselo pues a partir de esos años no lo volvió a ver (y por lo tanto tampoco supo si Nathaniel ya lo sabía). Desapareciendo su padre, Shedder dejó también la mansión, regresando al llegar a la adultez, con una lechuza y un elfo.
    
    Su ausencia en la comunidad no hizo más que asentar su soledad, encerrándose cada día en su habitación. Luego de un tiempo decidió buscar un empleo, el cual consiguió en el Ministerio de Magia pero, debido a su holgazanería, lo perdió un par de meses después. Desde entonces, para mejorar su situación económica (nunca quiso depender de la fortuna de su familia), empezó a trabajar en diversos proyectos ilegales con magos marginados, llegando a tratar a estafadores, ex-convictos, criminales, entre otros; siempre realizó las actividades para aquellas personas sin ayuda de nadie más. 
    
    Los múltiples negocios turbios le sirvieron para recorrer el planeta, llegando a conocer los países más importantes de cada continente. Aunque los motivos de sus viajes no eran limpios, siempre se llevaba algún conocimiento de cada nación, pues le gustaba mucho conocer culturas y gente nueva. Varias veces se aprovechó del echo de ser un desconocido,  para su propio placer. Sin embargo sus encargos siempre conllevaban altos riesgos, al punto de cansarse de tener esa vida. Rompió lazos con la gente para la que trabajaba y volvió al Reino Unido tras 15 años de estar fuera. A la misma alcoba (cuidada por su elfo) en la misma mansión donde pasó su juventud.
    
    Buscando una vida correcta, consiguió nuevamente empleo en el Ministerio de Magia e incluso casi forma una familia, pero aquello se vino abajo y terminó renunciando a su puesto. Viéndose nuevamente como al principio tomó la decisión de volverse nómada y dejó Inglaterra una vez más, llevándose consigo el dinero que había cosechado durante toda su vida para gastarlo al rededor del mundo. Siempre había estado enamorado de viajar. Pero luego de otros cinco años fuera de su país natal, regresó tras sentir que su salud se deterioraba. Una vez ahí, se topó con una desconcertante noticia...
    
    Una mujer completamente rebelde, de unos veinte años, atractiva pero con pinta de delincuente, llena de tatuajes y con graves adicciones alegaba ser su hija. Aunque en un principio no creía en sus palabras, recordó a través de ella que él mismo había crecido sin padre, por lo que terminó acogiéndola, sabiendo, por su puesto, que le causaría muchos problemas.

     

    En el apartado de Otros datos editar Otros Datos y la Cronología de cargos, así:

     

    [color="#00FF00"][b]Otros datos:[/b][/color]
    —Le gusta leer el periódico.
    —Suele escribir y meditar.
    —El único recuerdo que tiene de su madre es un diario donde ella escribía cuentos y a través del cual descubrió sus raíces italianas, su segundo nombre y el hecho de que dicha mujer era una Black.
    
    [color="#00FF00"][b]Cronología de cargos:[/b][/color]
    * Aprendiz en la División de Bestias del Departamento de regulación y Control de Criaturas Mágicas (2011).
    * Empleado en el Despacho de Uso Indebido de Artefactos Muggles y No-Humanos del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica (2012).

     

    Eso es todo, espero que no resulte muy liado v_v No quería simplemente copiarlo todo y editarlo para que no parezca que moví algo de las cosas que sólo pueden mover moderadores y demás XD

     

    Saludos *O*

     

    Y Gracias *O*

     

    Y espero que no resulte muy liado...

     

    Y eso ya lo dije v_v

  10. Bueno, me paso a aceptar a Marijo *-* Apuesto que ni sabían que yo andaba por ahí también, hasta he roleado en la Mansión xDDDDD pero me parece que ya nadie se pasa, está abandonada U_u Mala familia, mala, mala, re mala, muy mala, etc u_u

     

    Adopto a Marijo Malfoy Black como hija sanguínea por los siglos de los siglos hasta que todos muramos o nos corran de la familia. Amén

     

    Edito: Iba a darle +1 a mi hija y le di -1 sin querer D: Alguna alma caritativa que le devuelva su puntito por favor T.T xDDDD

  11. Buenos días, tardes o noches según corresponda.

     

    Vengo en este momento (bueno, son las 6 am en Ecuador xD) sólo para hacer acto de presencia ante el posible hecho de que se haga otro censo o que saquen a los vagos o... bueno xD Creo que se entiende a qué me refiero.

     

    Hoy en día pocos me han de conocer xD Soy Shedder Malfoy y soy... un vago ._. y no me paso xDDDDDD Pero sé que la abuelita Misty se acordará de mí (? así que sólo venía a decir: please, no me saquéis de la familia por vago ;_; xDDDDD Yo amoroseo ser un Malfoy y lo amorosearé toda mi vida, aunque no me pase, nunca quiero estar en otra familia que no sea esta @.@ Así que, repitiendo, no me borren u__u

     

    Prometo rolear uno de estos días D:

     

    Uhh, recuerdo cuando lo sacaban a uno por no rolear durante una semana xD

     

    ¿Acaso aquella de arriba no es la tía J? ¡Juve! xD Hola soy tu sobrino D: o era tu sobrino... bueno, no sé o.ó El punto es que hola (?

     

    Natheniel, mi padre, sigue en el árbol u_ú Él ha estado más ausente que yo (? y si me sacan a mí, os juro que protestaré y me vengaré ò.ó xDDDD

     

    Oh, también recuerdo que hacer estas cosas también era spam o.ó Bueno, yo no vine a hacer spam, como dije, hago acto de presencia para que vean que soy... bueno, casi casi algo así como un poco pseudo-activo (¿?)

     

    OK, soy vago, no me paso u_ú Pero iré o.ó así que, eso, no me borren xDDDDDD

     

    Creo que ha sido un tocho bastante largo sólo para decir eso.

     

    Saludos!

     

    Os quiero, familia xD

  12. Mantenía su verde mirada fija en Alissia, siempre cálida para ella. Pasó a sentarse sin decir nada, aunque sus ojos se abrieron como platos cuando ella mencionó que debían hablar. En ese segundo pensó varias cosas pero se calmó cuando su jefa agregó que eran cosas del trabajo. Mantuvo la boca cerrada. Los accionares de la Ryddleturn recayeron en pasar revista a varios pergaminos que tenía.

     

    Shedder sintió que ignoraba demasiadas cosas que ocurrían en el Escuadrón y, de hecho, en todo el Ministerio, pues no tenía nada que poder revisar. O quizá el motivo era porque sólo superiores hacían es tipo de cosas. Al terminar, su novia explicó el poco trabajo que se estaba generando y la ausencia de ambos, de lo cual tenía, lamentablemente, toda la razón.

     

    —He visto en periódicos muggles, varias historias extraordinarias—. Habló finalmente el Malfoy. —Existe la posibilidad de que sean causados por objetos encantados, ¿no? Es la propuesta en la que he pensado: dirigirnos a las direcciones que allí ponen e investigar. ¿Qué te parece empezar por allí?

     

    Le dedicó una sonrisa sin dejar de observarla.

  13. No llevaba reloj, no. Sólo caminaba con su capa negra, larga, barría el suelo mientras sus pisadas hacían cierto ruido en aquella madera. El Ministerio de Magia, tal construcción subterránea, sin llegada de la luz solar, era lo que principalmente evitaba que el mago supiese la hora en la que daba un "paseo". No, la verdad no, en su lugar de trabajo no se podía imaginar a si mismo dando un paseito. Sonaba gracioso, lo que pensaba.

     

    Personas había, unas cuantas, todos desconocidos. Significaba que el período laboral no alcanzaba su fin todavía. Él venía desde una biblioteca, donde había estado buscando un libro de poesía. Quería familiarizarse con el tema, perdió varias horas allí y al percatarse corrió hacia donde estaba en ese momento. Paró en seco su andar cuando pensó en que le hubiese ido mejor en una librería en el Callejón Diagon.

     

    Tenía que centrarse ahora en su trabajo pues había dejado de ser, por fin, un aprendiz. Era muy bueno, aunque no le importaba demasiado, la verdad, simplemente quería encontrarse con su novia y... Se detuvo en seco nuevamente cuando recordó... Se sonrojó por completo y sonrió agachando la cabeza unos segundos. Al levantarla se inclinó repentinamente hacia atrás cuando pensó que un avión de papel chocaría con su rosto; esta inclinación le hizo caer de espaldas en un estrépito. Reflejos que él no llamó.

     

    Empezó a reírse solo, había pasado por el ascensor ya y en ese piso no había nadie. Sus risas hicieron eco. Se puso en pie y tomó el papel en lo que limpiaba su capa. Era una nota, de la persona en la que había estado pensando, su jefa, su amorsh, requería sus servicios. Y era hacia allí a donde se dirigía, qué cosas. Se alegró y anduvo hasta la puerta del escuadrón, luego hacia la puerta de la oficina la cual finalmente tocó y, sin esperar, abrió.

     

    —¿Hola...?—. Preguntó asomando lentamente la cabeza a través de la puerta entreabierta.

  14. Ninguno de los dos, ni las personas de fuera, que eran muchas, ni las paredes, ni aquella puerta, había sentido el pasar del tiempo. Nada de ideas sobre qué hora sería, pero de que habían pasado varias era algo que, sin saberlo o sentirlo, llegaba a ser más que obvio. Era simple, si alguna vez hubo un sol en el cielo, había sido cambiado por el satélite de siempre.

     

    El tema del tiempo no abandonaba la cabeza del mago. Acompañado por su amorsh. Ambos sudorosos, desarreglados en todo aspecto y, habría qué decirlo, felices. De pie, esperando, apenas se podía realizar aquello del cansancio que les envolvía. El problema es que ya parecía ser tiempo de salir del armario, a menos que de alguna forma regresen las energías; pero eso era algo que habían hecho ya varias veces.

     

    Shedder se arrimaba, en el estrecho espacio, a la puerta única. Un poco nervioso le ponía escuchar tantos pasos que iban o venían, sin saber de quién y por qué. El Departamento solía estar vacío siempre, escuchar tantos brujos por allí era, no sólo inusual, sino también muy inoportuno. Él se giró hacia Sherry con el fin de transmitirle la "desagradable" noticia.

     

    —Hay... gente fuera—. Calló de repente cuando se dio cuenta de que la pareja pudo haber sido escuchada durante todo ese tiempo; cosa que desde el principio fue problemática. —No podremos salir de aquí viéndonos así—. Entonces se giró hacia ella, lentamente debido al espacio, y observó su pobre vestido negro roto cubriéndola de nuevo. Rodeó su cintura y su espalda con los brazos y de nuevo la besó.

     

    Entonces, cuando soltó sus labios lentamente, se sacó una vez más lo que cubría su torso; no recordaba si era camisa o camiseta y la oscuridad no le ayudaba. Así, suavemente vistió con ella a su novia esperando que la prenda sea de agrado aunque, sobretodo, sirva. No creyó que hubiese algún problema si él salía sólo en pantalones y, si existía alguno, correría hasta más no poder.

     

    —Con eso debe bastar por ahora—. Le susurró y volvió a besarla al momento que le indicaba que le acompañase en la salida. Aunque, de un momento a otro se detuvo una vez más, le dio un tercer beso después del acto que habían hecho; su corazón latió con fuerza. —Te amo.

  15. Sintió como su propia espalda chocaba contra la pared, de una manera repentina. Tras haber sentido las manos de su novia sobre su cuerpo, ella lo empujó en su intento por escapar. Fue un poco repentino, pese a las palabras que había dicho ella, a las cuales había atendido incluso estando comiéndosela a besos; ella se disculpó dándole también un beso en la mejilla.

     

    Luego ella empezó a observar algo, que no pudo ver el Malfoy en la obscuridad, supuso que los trozos de su vestido, mientras comentaba ella sobre una manera de volver a la oficina. En su distracción, recorrió su cintura con las manos, acercóse a su cuello y dejó en el un nuevo par de besos. Luego comentó cerca de su oído, en un dulce susurro.

     

    —¿Sabes algo?—. Todavía lleno de pasión. —Tú me trajiste aquí en primer lugar.

     

    Prosiguió con sus labores hacia el vestido, aunque conteniéndose para no destruirlo más. Deslizó lentamente el último retazo de tela negra que seguía colgando de su hombro izquierdo. Atrapando y palpando la piel sin ropaje, llegando una vez más a la zona donde la espalda perdía el nombre. Se agachó, y recorrió sus piernas a besos, haciéndose el espacio de alguna manera en el pequeño cubículo.

     

    Lentamente se enderezó, sus palmas se deslizaron hacia arriba acompañándole, cada una sobre cada pierna. Alcanzaron estas la parte baja de su corta vestimenta negra, que estaba deshecha de la cintura para arriba, y desde el borde subió aquella falda hacia arriba. Sus dedos recorrieron las prendas mientras sus labios saboreaban los de ella. En un corto respiro, sin detener sus extremidades, finalmente comentó:

     

    —¿Estás segura de que te quieres marchar?—. Saboreó su cuello e hizo intentos de desabrochar aquello que cubría su busto. —Ahora que lo pienso, me estabas quitando la camisa... ahora quiero yo quitarte lo que te queda de ropa...

  16. Buenos días, tardes o noches a quien corresponda, es decir, quien llegue primero a editar mi ficha de personaje (también incluyo "buenas madrugadas" si el cambio se oficializa por esas horas).

     

    He venido a agregar el par de conocimientos especiales que me corresponden luego de haberme graduado, he estado muy dubitativo con esto, por eso he llegado tan tarde a agregarlos, en fin:

     

    Conocimientos Especiales:

    * Leyes Mágicas

    * Pociones

     

    Y con sus respectivos códigos.

     

    [color="#33ff33"]
    [b]Conocimientos Especiales:[/b][/color]
    * Leyes Mágicas
    * Pociones

     

    Desde ya, muchísimas gracias. Ha sido una elección difícil v.v

  17. Dejando su pecho casi descubierto, su boca se encontró una vez más con la de aquella mujer que invadía sus sueños cada noche y cada día. Soltó su pierna en lo que su propia lengua buscaba a la de ella, mientras su extremidad bajaba, la mano que antes había estado agarrándola se deslizó hacia arriba, llegando sin notarlo hasta su ropa interior debajo de aquel corto vestido.

     

    Mientras ese beso apasionado progresaba, agarraba aquella zona trasera oculta tras las prendas íntimas. Lentamente, le subía el vestido, buscando la manera de despojarla de él, al mismo tiempo la mano libre la posaba nuevamente en su espalda. No era el único que quería dejarla sin vestimenta, podía sentir las manos de Alissia buscando los botones de su camisa que es iba abriendo poco a poco.

     

    —No importa si deberíamos o no—. Contestó tomando aliento. —Estamos solos tú y yo aquí.

     

    Eran ciertas sus palabras y es que nadie más sería capaz de entrar en ese pequeño espacio que ambos ocupaban. Apenas de testigos tenían al polvo y las cajas de cristal aunque nada se veía en la obscuridad que los envolvía. Shedder seguía chupando sus labios, y deslizando su cuerpo por el de ella. Deseaba de alguna manera acostarla en algún lugar y echarse encima de ella pero el área no alcanzaba.

     

    En un instante tomó el escote del vestido y lo rompió tras no encontrar la manera de quitarle la negra tela que decidió llevar al Ministerio. Quizá habrá tenido algún precio para la Ryddleturn pero en ese momento no importaba nada más que las acciones que ambos tomaban envueltos en caricias, besos, suspiros y una que otra salvajada. Aunque al Malfoy no le importaba nada más que ella, en todo momento, en todo lugar.

     

    Quedó sólo su sostén cubriendo su busto, apenas un trozo del extinto vestido había quedado sujeto desde su hombro hasta la cintura ocultando apenas una parte de su estómago, lo demás se había ido abajo hasta el final del corte hecho. Shedd volvió a probar su piel, los nuevos lugares descubiertos, recorrió con la boca su brazo desde la punta de la mano hasta el hombro izquierdo, continuó por su pecho y subió lengüeteando su cuello hasta regresar a sus labios.

     

    —Perdón por lo del vestido—. Pronunció durante un segundo que dejó de saborear su boca para luego volver ella.

  18. Al tenerla junto a su cuerpo, refugiada en su pecho, no hizo más que apretarla mucho más. Agachó su rostro para dejar un beso sobre su cabeza para luego recostar la propia sobre ella sin hacerle mucho peso. De alguna manera quería envolverla completamente con su calor, la abrazaba fuertemente. Deseaba que la estancia en aquél almacén obscuro sea eterna, había sido para él un castigo no poder demostrarle su amor en la oficina.

     

    Le hacía muy feliz sentir su corazón latiendo y saber que su amor podía escucharlo estando ella enterrada en su pecho. Estaba seguro que el corazón de la vampiresa se encontraba igual, podía sentirlo y tenía muchas ganas de escucharlo también. Sin embargo no quería moverse de allí, su único deseo era tenerla entre sus brazos hasta que el tiempo deje de correr, besarla una y otra vez, sentir su calor, su cuerpo junto al de él. Tantas cosas que había alojado dentro, impacientes por salir.

     

    —Mi corazón te contesta—, dijo sintiéndolo más rápido cada segundo, latido tras latido, —yo te amo a ti, muchísimo.

     

    Le susurraba sonrojado, sin apenarse al saber que ella no podría ver su rostro teñido de ese color. Al estar tan cerca, sus palabras salían despacio, en un todo bajito y llenas de dulzura. Volvió a apretarla por su cintura lo más que pudo y, sin planearlo, lentamente se fue moviendo hacia los estantes, llevándola consigo cuidadosamente. Terminó con Alissia contra la estructura vacía, y él del otro lado presionándola.

     

    Ya no tenía su rostro sobre el de ella, en medio de la obscuridad, se halló besándola salvajemente. De una manera u otra se había desencadenado aquellas ganas ocultas tras su pasada imagen inmóvil en la silla en el despacho de su jefa. Parecía en contra de las reglas, el empleado se estaba comiendo a besos a su superior. Sus manos recorrían su espalda buscando cubrir cada zona de ella.

     

    Su espalda se curvó y su cabeza se colocó en posición horizontal cuando empezó a besar su cuello, necesitaba estar así por ser más alto pero no le importaba. Dejaba una leve mordido en cada lugar que besaba, intentando llevarse con sus labios su piel cuando besaba otro lugar, sin conseguirlo. Tomó con su mano la corta manga izquierda del vestido que llevaba y la bajó para descubrir su hombro y chuparlo con su boca. Mientras su otra mano tomaba la pierna derecha que apenas cubría su corta prenda, levantándola para poder recorrerla al tacto.

     

    De repente sus dientes se posaron sobre el pequeño escote de tela negra, de alguna manera empezó a bajarlo. Estaba haciendo espacio libre para su lengua que rápidamente empezó a recorrer la parte superior de su pecho sin nada que estorbe. Pendiente estaba del deseo de hacer del mencionado escote, uno más grande para alcanzar aquella zona. Sin embargo se mantenía haciendo un camino de besos y mordidas por la piel sin el tejido del cual se quería deshacer. No sabía cómo reaccionaría su novia, él sólo daba rienda suelta a su pasión encerrada.

  19. La pareja esperó a que Xell diera su respuesta. No hacía nada, Alissia ordenaba el escritorio mientras él se mantenía en la misma silla sin moverse tal y como había estado desde el momento en que se sentó sobre el mueble. Sin embargo la aprendiz no dio respuesta alguna, Shedder estuvo a punto de ofrecerse en lugar de ella pero, cuando abrió la boca, su novia le pidió que le acompañase al almacén que, como había observado segundos antes de entrar a la oficina, se hallaba al lado.

     

    El Malfoy se quedó con su aboca medio abierta por un segundo. Por algún motivo no terminaba de dar una respuesta pues tenía su oferta en la punta de la lengua. Sería entonces que la Ryddleturn dio por sentado que la joven activa había dado la afirmativa con su silencio o quizá se había convertido de una oferta a una orden de parte de la jefa. Por otro lado, el ojiverde reacomodó las palabras que iba a dar:

     

    —Por supuesto—. Dijo finalmente. La vampiresa hizo ademán de que tomará una de las dos cajas traídas luego de trabajar con Sagitas. Obedeciendo, se inclinó sobre el lado de su mesa y tomó la caja que quedaba, su amorsh ya tenía la primera, con amabas manos. Se enderezó y se acercó a ella.

     

    —Vamos entonces—. Le dijo en voz baja antes de girarse hacia Xell y mover de abajo a arriba la cabeza a modo de despedida. Encontró los ojos de Alissia, ella empezó a andar y la siguió.

     

    Al llegar al almacén, la puerta de este se abrió de alguna manera que no alcanzó a ver. Ingresó detrás de la Báthory. El espacio estaba un poco obscuro aunque se notaba polvoriento con la poca luz que ingresaba, había unas estanterías vacías. Nadie se había pasado por allí en largo tiempo, pensaba mientras pasaba un dedo sobre el polvo de uno de los tantos estantes sin nada. Observó cómo su pareja dejaba su caja en un espacio para luego sentir sus labios juntarse luego de tanto tiempo encerrados en la oficina. Extrañaba probar su boca.

     

    Él copió a la Macnair y dejó su cubo de cristal en el estante vecino. Se acercó a su amor y la besó nuevamente, rodeando su cintura con los brazos y juntando su cuerpo al de ella. Uno particularmente largo, pues quería hacerle sentir las ganas guardadas que tenía de saborearla. Minutos después soltó su boca suavemente, intentando halar sus labios.

     

    —Me quedé sin aliento... tú me dejas sin aliento—. Le sonrió sin soltar su cintura. —Entonces, ¿traes una cámara allí?

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  20. Pese a que antes había ojeado la habitación u oficina de la Ruddleturn, no notó si había un reloj por allí o no. Ciertamente, aquello afectaba la percepción que tenía del tiempo, no lo sentía pasar y no sabía si el sol seguía allí o no. El tiempo era una cosa misteriosa, mientras uno hiciese pocas cosas, pasaría lentamente y al hacer muchas cosas se podría llegar a pensar que no alcanzó el tiempo para hacer lo que se necesita.

     

    Y así estaba él, Shedder, sentado, no se movió de su silla en todo el tiempo silenciado que pasó. Realmente sólo Xell se mantuvo activa mientras el tiempo pasaba. Alissia, quizá, se ocupaba en poner las cosas en orden para poder llevar bien las actividades del Escuadrón. No sabía si la para repercutiría en su salario pero, después de todo, dependería él de su jefa y novia.

     

    Sentado, apenas y movía los ojos. no decía nada, también pensaba. Principalmente no quería interrumpir lo que estaría la vampiresa analizando aunque de todas formas su compañera aprendiz daba vueltas por allí. Recordó de repente que se había efectuado ya su graduación y que ni siquiera había ido a la ceremonia, ¿podría seguir trabajando como aprendiz sin serlo más? Mientras nadie se diese cuenta, estaría todo bien hasta que pueda cambiar su estatus en el Departamento a empleado.

     

    Hasta entonces seguiría allí, esperando a recibir una orden para ponerse manos a la obra nuevamente. Sin embargo las siguientes palabras que salieron de la boca de la Macnair se dirigieron a Xell para darle nuevas labores. Se trataba de llevar una nota al Magic Mall, el Malfoy no pudo leerla, pero si la chica no le apetecía ir, él sería la segunda opción. Hasta entonces:

     

    —¿Qué puedo hacer yo?

  21. En cierta forma, Shedder sabía que su novia se estaba enfadando. Muchísismo tiempo había estado ya con ella como para saber, con sólo mirar su rostro, que se estaba hartando. El muchacho de ojos verdes si rió de si mismo, sin dejarse notar, pues no podía creer que llegaría a ser tan desesperante. Acto seguido se asustó puesto que estando en el Ministerio, deberían concentrarse en el trabajo, dejando de pensar un poco en los sentimientos y, así, quién sabe si llegaba hasta despedirlo.

     

    Estaba bien. Quizá el Malfoy estaba siendo muy respondón, al menos él se creía una persona apta para dar opiniones pero era verdad aquello de ser el empleado. Debía obedecer, ese tipo de cosas podrían herir su orgullo. De todos modos, ¿qué mejor que obedecer a su propia novia? Para mejorar el ambiente tenso, no habría mejor que pedir disculpas tras causar la indignación en Alissia. El Báthory no era alguien que soliese disculparse, pero con su novia siempre sería diferente que con cualquier persona.

     

    —Vale. Yo... te pido disculpas—. Dijo al principio agachando la cabeza para finalmente observarla con sus verdes ojos a los marrones de ella. Luego continuó con un tono de voz diferente, suave. —¿Podrías ponerme en claro el itinerario de nuestras labores?

  22. —De hecho no, no es demasiado. Si sabes escuchar, te habrías percatado de que ya tengo experiencia con el trabajo de campo—. Dijo sin darle importancia. —Pero, bueno, ya es tiempo de que Xell abandone este piso.

     

    La observó recordando lo que había dicho antes. No se podía creer que ella no aceptara ni sugerencias. Se suponía que aquella era una charla entre trabajadores del Escuadrón para organizarse. Faltaba agregar que con lo peligrosos que llegaban a ser varios objetos, si no iban a ser desencantados necesariamente también podrían ser, al menos, almacenados de forma segura. Estuvo a punto de mencionarlo hasta que sintió cómo aparecían más y más cosas por hacer.

     

    Podría ser Alissia muy arrogante en ese momento, al menos con Shedder, que estaba mas bien haciendo un debate. Sea como sea, no deseaba agobiarla más, pararía de discutir con lo último dicho sobre el trabajo de campo; el comentario de la Ryddleturn, ciertamente, se lo tomó como insulto, en fin. A todo eso, tantas labores por delante parecían ser mucha carga para los tres y desde ya parecía ser pesada solo la organización.

     

    —Hay que ordenar las ideas, opino. Sería primero revisar el inventario en el Magic Mall, revisar luego la lista de mansiones, decidirnos por las tres, enviar las lechuzas a las personas que sean preferiblemente patriarcas de las familias, entrevistarles y finalmente confiscar lo ilegal. ¿Lo tengo todo claro?

  23. —En el mundo actual, las leyes son cada vez menos respetadas—. Argumentó el Malfoy. —Pero supongo que lo que dices será la mejor opción y a nosotros nos toca obedecer.

     

    Era curioso observar a Alissia tan arrogante, sin embargo sería la actitud necesaria, naturalmente, para manejar el cargo de jefe. Lo verdaderamente extraño era el aparecido respeto con el que se dirigía a Shedder, el cual nunca había visto existir en el Ministerio de Magia. Sea cual sea el motivo, daba igual si no era de lo que hablaban, por lo que pasó la página de sorpresas y continuó.

     

    —Los objetos confiscados del Departamento anterior, ¿con qué objetivos los han confiscado ellos si no obtuvieron un responsable antes que nosotros? Bueno, ahora tendremos que buscarlos nosotros y, se sabe bien que todo camino llevará a desencantarlos. La lógica existe, el medio no fue mencionado.

     

    Echó una mirada al pergamino que su novia acababa de llenar.

     

    —Para hacer la entrevista, debemos formular preguntas antes de llegar a improvisar frente a ellos. Además, merecen más atención si serán usadas con doble sentido para que no noten que la intención oculta es realizar este llamado "cateo". ¿Ideas para preguntarles?

  24. ¿Atención? ¿atención? Esa palabra resonó en su cabeza como eco en una montaña. Ciertamente había prestado atención a Alissia y cuando Xell habló, había estado preocupándose por los enredos en su lengua. No tenía derecho a protestar, era cierto el reproche por la atención, mas aquello le hizo un poco de gracia ante sus propios y extraños errores. Sobraba decir que la misma jefa hacía dar vueltas su cabeza.

     

    Esta vez de nuevo dijo nada, para no andar enredándose de nuevo. De hecho intentó concentrarse sin saber cómo lo hacía la vampiresa. Escuchó las palabras de ambas brujas. Shedder había hecho ese tipo de trabajos antes, cuando trabajó en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Lo que él sabía, debía darlo a conocer pues dentro de poco, quizá, dejaría de ser aprendiz tras ya haber terminado la Academia.

     

    —Hacer encuestas no ayudará, digo yo, pues he hecho este tipo de visitas antes, la gente miente, sobretodo si no quieren deshacerse de sus pertenencias ilegales, y a veces llegan a ni siquiera entender de lo que se le está hablando o encuestando—. Lo decía por experiencia. —Existen personas con mucha prisa, también, que pueden no fijarse en lechuzas si no llegan a manos indicadas, como las de un elfo por ejemplo; sin embargo, sabiendo que pertenecen al Ministerio, creo que recibirán más atención. Habría que resaltar eso.

     

    Respiró un segundo y continuó.

     

    —Visitas sorpresa ayudarían a mejorar la sinceridad de las personas para no darles tiempo de ocultar lo que no quieren entregar porque, como has dicho, amorsh, "muchos sienten fascinación" quién sabe si hasta el grado de no entregar los objetos pese a ser ilegales.

     

    Luego recordó sobre los materiales recogidos en el Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes con Sagitas Potter.

     

    —Con respecto a los objetos colectados antes, lo más lógico sería desencantarlos para luego ver qué hacer con ellos.

  25. —¿Eso es todo lo que nos vas a decir, am... am... Am-lissia?—. Estuvo a punto de llamarle "amor". No habían muchas personas allí, estaba claro, sólo tres. Únicamente Xell podría resultar incomodada, y sabía que Alissia quería evitar las demostraciones de afecto. Después de haber estado juntos tantísimo tiempo, aquellas palabras intentaban salir a la luz fácilmente; además, verdaderamente estaba claro lo que estuvo a punto de decir, hablando en solitario luego de la jefa, encubrirlo no engañaría a nadie.

     

    Para desviar un poco aquella escena, simplemente agarró un puñado de dulces. Shedd sabía el sabor de aquellos, cerezas, que tanto gustaban a su amorsh y que hacía mucho había sido una de esas pequeñas frutas con forma de corazón la que terminó causando que la pareja Báthory se conociera. Las bolitas de la cajita, a fin de cuentas, estaban deliciosos pero no dejaba de observar algo que él quería comerse más que cualquier cosa. Cerró un momento los ojos, buscando eliminar el sonrojo de su rostro.

     

    —¡Qué hermosa habitación!—. Expresó echando la nariz a un lado y con ella la mirada, observando el al rededor. No mentía respecto al aspecto visualizado, sin embargo su verdadero objetivo era que no notasen su cara apenada y se quedó allí, esperando más órdenes.

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