Aicitel Lëw Crouchs B.

Vengo a editar un par de cosas porque no realicé bien la ficha antes de postearla y me gustaría cambiar unos pequeños detalles que me parecen importantes espero que no haya ningún problema y se puedan hacer los cambios correctamente. Me gustaría cambiar la foto de portada y el nombre de mi personaje, ya que concuerdan más y son mas bellas

Enlace a la ficha de personaje: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/103328-ficha-de-damaris-weasley-c/

 

Cambios a Realizar:

 

• Cambiar foto por esta: http://i.imgur.com/4ZnD13h.png
• Nombre del personaje: Alessia Dómine Courtois (Alessia Dómine C. en el titulo del topic).

http://i.imgur.com/4ZnD13h.png

Nombre del Personaje: Alessia Dómine Courtois

Sexo: Femenino

Edad: 17 años

Nacionalidad: Francesa

Varita: Aliso, Pluma de Fenix, 26.75 cm.

Patronus: Zorro

Colegio: Academia Beauxbatons

Aspecto Físico: De estatura media (1,63cm), delgada, rubia, ojos verdes y tez blanca. Le gusta vestir cualquier tipo de ropa con la que se sienta sexy.

Cualidades Psicológicas:

Su carácter es fuerte y hasta puede llegar a ser explosivo a veces. Además de que jamás se deja vencer, lucha hasta el final con todo aunque esto conlleve que sufra dolor y heridas graves que pongan en riesgo su vida.

Ambiciosa, aunque muy tímida. Muy llena de amor. Jamás le aria daño a quien quiere, y lucharía por esa persona hasta el final de sus días.

Aunque es muy romántica y dulce, puede llegar a ser malvada a veces sino tiene lo que quiere.

Historia:

Nacida el 3 de marzo en un hermoso día de primavera, en Marsella, Francia.

Mi vida había sido complicada, ya que desde muy pequeña había estado sola. Mis padres sanguíneos me habían abandonado siendo muy pequeña así que apenas tenía recuerdos. Aunque una hermosa familia de acogida me había dado una infancia maravillosa todos aquellos años.

Al paso del tiempo encontré a mis padres sanguíneos, enterándome de la verdad de mi vida; no había sido abandonada, alguien me había arrebatado de sus manos. Ahora, muchos años después vivía feliz al lado de mis dos familias.

Pertenencias:

• Recordadora.
• Pensadero.
• Una gata negra llamada Shappire.
• Un elfo llamado Spooky.

*Entra en modo ninja on* Creo que hace demasiado que no paso por aquí pero es que una vez me inculcaron que postear no era lo mio, y asi es

Vengo a visitar a la vieja de mi madre, al malvado y pervertido de León que tengo de primo/tio y todos los demas ¿Es mi primo no? o ¿Mi tio? Bueno... Da igual XDDD

Ya se que estoy muy inactiva por la mansión y a mi defensa he de decir que... Todo es culpa de CLAUDIA mi madre me ha hecho alergica a rolear y no tengo miedo en decirlo *sale corriendo como un cojeno antes de que llege Clau*

PD: Te quiero ma!

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Empleada Oficina de investigación secreta.

Por motivos personales había estado desaparecida de mi trabajo en el ministerio de magia demasiado tiempo. Habían acontecido situaciones inexplicables en mi vida, teniendo que dejar de trabajar por un tiempo para poner en orden mis prioridades y salud.

Apenas había podido dar explicaciones a nadie, pero quería volver al trabajo, volver a tener las riendas de mi vida. Lo había intentando hacía mucho tiempo atrás, pero sin éxito, ya que mi salud había pendido de un hilo sin apenas darme cuenta.

Quería comunicarle a Jessi mi intensión de volver al trabajo. No sabía si mi puesto me seguía aún perteneciendo, pero ahora más que nunca quería recuperarlo y volver de nuevo a las andadas junto a mis compañeras.

Querida Jessi, como sabrás, he estado mal de salud los últimos meses y no he podido realizar mi trabajo adecuadamente. Quisiera volver al trabajo y comenzar de nuevo a disfrutar de lo maravilloso de la investigación.

 

Un cordial Saludo.

Aicitel.

Al meter el papel dentro del sobre, la carta salió volando a su destino. Esperaba una respuesta tranquilizadora que me diera la esperanza de que ya no fuera demasiado tarde para seguir haciendo lo que me gustaba. Era plenamente consciente de que el tiempo se había esfumado delante de mis ojos, pero, estaba dispuesta a volver a luchar por alcanzar mi sueño de conseguir ser alguien en el mundo mágico.

OFF:

Siento mucho haber estado ausente todo el verano. A penas tenía tiempo en mi vida para dedicarle al foro, aparte de que he estado enferma. Espero me permitan volver sin problemas, intentare ponerme al día.

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Departamento de misterios.

Escuché a Jessi atentamente. Estaba totalmente absorta en sus palabras. No quería perderme ningún detalle al respecto sobre las tareas que debía realizar.

La tarea que estábamos a punto de llevar a cabo me hacía recordar el tiempo que estuve en Grecia hace muchos años atrás. Donde una persona de confianza me había pedido llevar una investigación importante, al llegar y ver las condiciones en las que teníamos que investigar no pude evitar estresarme, pero al final logramos nuestro objetivo con éxito.

—Está todo totalmente claro —dije mirando a la mujer a los ojos—. Podemos partir hacía nuestro objetivo cuando lo desees —finalicé.

No podía parar de pensar cual sería nuestro destino. Era ilógico pensar en algo de lo cual nunca había tenido constancia, así que deseche esos pensamientos del lugar de inmediato; era inútil pensar en algo sin sentido común. Imágenes de lugares imaginarios recorrían mi mente, elaborando lugares inexistentes. Lugares fríos, tristes… Algún lugar donde tal vez los ladrones se sintieran cómodos. Había tantos lugares horrendos.

Sacudí un poco la cabeza y volví de nuevo al mundo real, dejando esas fantasías al margen. Por un momento me centre en el presente, en lo que íbamos a hacer, en lo que mi vista tenía delante y en poco más.

— ¿Puedo preguntar a dónde nos dirigimos? —rompí el silencio.

Mi pregunta, mi curiosidad, se había escuchando en mitad del silencio, inesperada.

Mientras Jessi pensaba en responder, analicé la pregunta y la respondí para mi misma.

Vengo a pedir unos minicambios porque me equivoque con unas cosas anteriormente

Edad: 301 años (aparenta 21 años)

Cambió mucho después de llegar a Londres. Dejo de ser la joven delicada de siempre para convertirse en una chica traviesa y con mucho carácter. Su cambio fue totalmente radical. Muchas personas se dieron cuenta pero a pesar de eso siguieron tratándola como siempre; al fin y al cabo seguía siendo la misma en el “fondo”.

Chaoooo

Departamento de Misterios.

Aicitel Lihuén Weasley Crowley.

En todo el tiempo de espera en el lugar, había analizado cada parte de la decoración que tenía a la vista. Todo tan elegante, tan pulcro… La decoración del lugar era el menor de mis problemas, pero, la espera tenía que pasar rápido de alguna forma, y que mejor que distraer un poco la mente.

Después de apenas unos minutos, me giré un segundo con un gesto que cabeza de la recepcionista. Sonreí inmediatamente al ver que Jessi se encontraba tras de mí. Ella también me enseño su mejor sonrisa al verme.

—Es fantástico poder volver a vernos —añadí tras escuchar sus palabras—. Estoy lista para la acción, dime que tenemos que hacer y nos pondremos en marcha enseguida —le guiñe un ojo en modo de aprobación.

Estaba deseosa de empezar con la acción. Había pasado unos días solitarios muy malos, pero ahora que estaba totalmente recuperada y volvería de nuevo a mi antiguo yo; trabajadora firme y constante.

Aicitel Lihuén Weasley Crowley.

Por fin había quedado totalmente claro que Jessi no se oponía a mi regreso, así que era hora de volver al trabajo. Esos días me habían supuesto un alivio total, así que ahora regresaría al trabajo totalmente lista para realizar mis tareas correctamente.

Llegue temprano al ministerio, fui en busca de Jessi para que me explicara las tareas a realizar. No tenía muy claro en que lugar podía estar, así que para no perder tiempo fui a recepción, que mejor lugar para preguntar por ella.

—Hola buenos días, estoy buscando a Jessi Rambaldi Diggory, Jefa de la Oficina de investigación secreta, Departamento de misterios —mi voz sonaba tranquila—. ¿Podría decirme dónde está? o ¿Decirle que estoy aquí? —pregunté a la recepcionista con calma—. Soy una de sus empleadas, he vuelto después de unos días libres y me dijo que cuando llegará la avisara de mi regreso —aclaré por último.

Aicitel Lihuén Weasley Crowley.

Empleada de la Oficina de Investigación Secreta.

Seguía absorta en mis pensamientos más profundos. Apenas me había dado cuenta de que el tiempo avanzaba velozmente y que el tiempo perdido no se recuperaba con facilidad. No sabía el tiempo que había perdido con mis pensamientos, pero apenas me importaba, tan solo quería reflexionar sobre todas las cosas acontecidas.

No noté si Jessi, la directora, Alia o alguna otra persona más me había hablado recientemente, no quería hacer caso omiso a sus palabras, pero, eso estaba haciendo inconscientemente. Apenas leía el correo que llegaba a la mansión, así que estaba perdida en mí propio mundo mental.

La directora había asignado a todos una tarea justo antes de marcharme unos días. No tenía idea como avanzaba la investigación ahora que estaba fuera del departamento, así que simplemente me limitaba a olvidar mi vida de empleada y solo pensaba en cosas que mantuvieran mi mente ocupada.

Aunque creía que aún no me encontraba bien del todo emocionalmente, ya había llegado la hora de afrontar las cosas con valentía y madurez, volver de nuevo al empleo y comportarme como era debido.

Que mejor forma antes de comenzar de cero, que mandarle una carta a Jessi. Quería que supiera antes que nadie que pensaba volver, y que mi regreso no la tomara totalmente por sorpresa.

Querida Jessi, sé que he estado ausente estos días, para todos, también soy totalmente consciente de que no me he comportado debidamente. No estoy tratando de excusar mi comportamiento, ni mucho menos, tan solo espero que entiendas que era mejor alejarme y reflexionar, volver a estar preparada para realizar el trabajo adecuadamente.

 

Sabes que te respeto mucho, a la directora, a Alia… A todos en general, pero en especial a ti, porque siempre has estado ahí y te has preocupado en todo momento por mi bienestar, te lo agradezco, de corazón.

 

Quiero volver al trabajo y demostrarte que soy digna de tu confianza y de que amo mi trabajo.

 

Me pasaré por la oficina en cuanto respondas esta carta.

 

Posdata: Aunque eres mi jefa, te quiero como a una hermana más.

 

Un saludo.

Aicitel.

*****

OFF ROL:

He vuelto de mi ausencia y no sabía como integrarme al rol así que... Así he hecho el rol XD

Aicitel Lëw Weasley Crowley.

Me había quedado absorta en mis pensamientos, en aquel pasillo del departamento, prestando caso omiso a todo el mundo. Había escogido aquel momento para mí y nada ni nadie podían hacer nada para evitarlo.

No podía evitar pensar en todo lo sucedido, en los acontecimientos recientes que había supuesto un problema para todos, incluido para mí misma. En mi cabeza no rondaban otros pensamientos, era como si mi mente tratara de buscar una solución que explicara lo sucedido y me excusara lo suficiente para que los demás no me vieran con malos ojos.

Después de darle vueltas a la cabeza, me dirigí a la recepción y pedí papel y bolígrafo a una de las recepcionistas.

Para Jessi Rambaldi Diggory:

 

Querida Jessi, siento mucho todo lo ocurrido, creo que te he decepcionado al máximo y no tengo nada que decir para excusarme.

 

Te pido por favor unos días libres para poder relajar la mente y pensar claramente en todo lo sucedido, para luego poder afrontar el castigo que hayas creído oportuno. Creo que irme unos días es mejor para mí.

 

Espero y me entiendas.

 

Un saludo.

 

Aicitel.

Para Aiiden Angell Aiel Malfoy:

Estimada directora, he de decirle que he hablado con Jessi, pero también me a parecido oportuno decírselo a usted también.

 

He decidido tomarme unos días libres debido a mi situación emocional y mental tras lo sucedido. Creo que es mejor para todos, para mí misma en especial.

 

Gracias por todo.

 

Espero que nos veamos pronto.

 

Aicitel.

Allí estaba yo, saliendo del ministerio, de vuelta a casa, donde estaría ausente en cuerpo y mente de todo el trabajo. Unos merecidos días de descanso, en paz y armonía.

OFF ROL:

Tengo problemas muggles y me ausentare unos días

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Oficina privada de la directora - Pasillos del departamento.

Escuché todo lo que tenía que decirme la directora. No estaba para nada de acuerdo con lo que ella opinaba sobre el tema, pero al fin y al cabo tenía razón. Ahora era mejor centrarnos en las cosas realmente importantes y más adelante, o en un momento de tiempo libre se investigaría. Después de todo, su ayuda me iba a venir muy bien si algo igual volvía a suceder.

—De acuerdo —dije mirando a la directora directamente a los ojos—. Enseguida me pondré a trabajar con mis compañeros —Hice una breve pausa—. Gracias —añadí por último mirando a Jessi y la directora en cuestión.

Salí de la oficina un segundo después.

Me puse de cuclillas, apoyando mi espalda en una de las paredes más lejanas a la puerta de la oficina, pero donde Jessi pudiera verme.

Me lleve la mano al pelo y lo acaricié, solía hacer eso cuando pensaba, me lograba relajar lo suficiente como para pensar con claridad. Noté como una lágrima caía de mi ojo izquierdo, y no pude evitar que de mi ojo derecho brotara otra. Los hechos acontecidos habían sido muy duros, al igual que las palabras de ambas mujeres. Me merecía todas las palabras que había recibido, pero aún sabiendo que era culpable, me dolía demasiado.

<< Necia, i******, tonta>> —susurré para mí, golpeando fuertemente con el puño mi cabeza. Mientras, miraba la puerta esperando que en algún momento llegara Jessi para comenzar a trabajar en la tarea que ahora era mi mayor prioridad. Sabía que ahora más nunca tendría que ir con cuidado en el trabajo, no confiarme lo suficiente y esforzarme al máximo. Quería que Jessi entendiera que soy una buena trabajadora, que me gusta y muero por mi trabajo y que soy digna de su confianza; aunque lo acontecido no ayudaba en absoluto.

Aicitel Lëw Weasley Crowley.

Oficina privada de la directora.

Escuche todo lo que la directora y Jessi me decían con atención. Parecía estar perdida, pero el realidad solo prestaba atención a cada una de las palabras, analizándolas una por una.

—Como he dicho antes, acepto las consecuencias que me impongan —hice una pequeña pausa— Sé que lo que he hecho a estado fuera de lugar, aparte de otras cosas que prefiero reservarme —volví a añadir con lágrimas en los ojos—. Soy totalmente sincera con lo que os voy a decir ahora. No conozco la razón de mi transformación, no tengo idea de como a podido pasar —mire firmemente a Jessi a los ojos—. No os miento, llevo doscientos ochenta años siendo vampira, tengo mucho control sobre mi cuerpo, pero algo presente en esta oficina, o fuera de ella, es el culpable de mi transformación —mire a todos los presentes—. No digo que seáis vosotros, tan solo digo, que las razones de mi transformación en vampiresa son muy concluyentes, y en esta sala no hay ninguna de las razones que conozco —termine de hablar, mirando a la directora fijamente a los ojos.

Esperaba que entendieran que no estaba acusando a ninguno de los allí presentes por mi transformación en vampiresa. Al contrario, quería darles a entender que en aquella sala no había nada que incitara mi transformación, por eso era tan extraño que hubiese sucedido.

—Aiiden, Jessi —las miré a ambas a los ojos—. Se que esto no es una escusa, pero os juro a ambas que no entiendo el motivo de mi transformación —la seriedad se notó en mi rostro.

—Acepto la tarea que me habéis ofrecido, creo que es algo importante a realizar, y estoy muy agradecida porque me brindáis una oportunidad más —hice una pausa y me aclaré la garganta—. Como estaré en la oficina de Jessi, buscando lo que me habéis pedido, os pido permiso para buscar entre los papeles algunas cosas que me podrían ayudar a encontrar el motivo de mi transformación —las mire y seguí hablando—. Se que no merezco la confianza que os pido, pero, no tengo idea de como ha sucedido, si no investigo en busca de la causa para poder así impedirlo, no podré hacer nada para evitarlo —espere la respuesta de ambas mujeres.

Ambas me habían dado otra oportunidad de no fallar, no podía volver a suceder nada que perjudicara mi nombre de nuevo, o estaba fuera. La directora me había controlado siendo vampiresa, aparte de volverme a transformar en humana con una sola mirada de sus penetrantes ojos. Estaban pasando cosas realmente extrañas, cosas que jamás había visto desde que era vampira, y en doscientos ochenta años había visto muchas cosas inimaginables.

Tan solo estaba segura de una cosa, no conocía el motivo de mi transformación, y si no investigaba al respecto, temía que pronto podía volver a pasar. Contaba con que ambas mujeres entendieran mi situación, si no fuera de máxima urgencia jamás le había pedido tal labor después de lo sucedido.

—Spooky, te voy a matar —grité enfurecida en mitad de la noche.

El elfo entro asustado en mi habitación. Tembloroso me miro a los ojos, incapaz de pronunciar palabra alguna. Fue entonces cuando dos minutos después decidió decir palabra.

— ¿Qué pasa ama? —preguntó con miedo.

—Me he olvidado de la fiesta de la playa —dije con ira—. Te dije que me avisaras —grité mas fuerte—. Debo coger un traslador a Hawai, le prometí a Ashley que asistiría —me levante de la cama hecha una fiera.

El elfo aún seguía con miedo, pensando que algún instante lo agrediría. Pero me tranquilice lo suficiente y trate de ignorarlo. Después de todo no había sido su culpa, así que no merecía ningún tipo de castigo.

Cogí la escoba y fui directo a la academia de magia y hechicera. Allí debería tomar uno de los trasladores que enseguida me dejarían en el lugar en concreto al que me dirigía.

Toque una figura enorme que había a la entrada de la academia, un instante después notaba el vértigo que tan poco me gustaba al viajar en traslador.

Toqué la playa de inmediato. Mi caída fue cuidadosa. Me había costado muchos años el aprender a caer con cuidado tras un viaje en traslador, pero al final lo había conseguido con éxito.

Había elegido un conjunto exquisito, unos shorts vaqueros en conjunto con una camisa de color chicle. La camisa, amarrada con un simple nudo por el ombligo y con los botones sin abrochar. Por último había escogido unas sandalias de silicona color rosa en conjunto con la ropa.

Debajo de la ropa, un bikini verde olivo, sin tiras. Sencillo pero sexy.

—Siento llegar tarde, me había olvidado por completo —me disculpé ante Asheley—. Lo que realmente importa es que aquí estoy

La playa estaba decorada tan hermosa. Los complementos usados en cada una de las mesas. Las antorchas que iluminaban aquella hermosa velada. Todo era perfecto. La decoración era hermosa, le daba un toque chic al lugar. Tan solo la decoración te hacía disfrutar. No quería imaginarme todo lo demás, si se habían esmerado con lo visual, no quería pensar como seria la diversión.

—Hawai, estupendo lugar para la fiesta —dije en tono de aprobación para mí misma.

Oficina de la directora

Ferra

Tras ver lo sucedido y con desaprobación, la directora del departamento tomó cartas en el asunto. La pelea que allí había sucedido no era para nada de su agrado, lo veía como una falta de respeto a todos los allí presentes.

—Lo siento mucho señorita Aiiden —me disculpe—. Siento no poder controlarme cuando soy vampira —dije con resignación—. Esta joven diablesa me amenazó, y toda persona en su sano juicio sabe que retar a un vampiro es una sandez. —expliqué despacio y pausado.

Me estaba comportando de una manera demasiado correcta. Aquella mujer influía en mi forma de ser vampírica. Era como una reina a la cual debía obedecer, mi cuerpo y mente me lo decían. Sus ojos azul oscuro penetraban en mí profundamente, haciendo que sintiera un dolor dentro de mí, un dolor que parecía venir de ninguna parte.

—Siento lo acontecido en esta sala, siento si he puesto en evidencia a alguna de las personas de este lugar —hice una breve pausa—. Actúo de forma irresponsable cuando me convierto en vampiresa y cualquier mínima cosa despierta mi frialdad —aclaré con cuidado—. No me gustaría irme de mi trabajo —dije por último mirando fijamente a la mujer a los ojos.

—Estoy dispuesta a afrontar las consecuencias que Jessi me imponga —terminé de hablar. Mi voz sonaba temblorosa, pero al mismo tiempo firme.

Me había dejado llevar una vez más por impulsos. Siempre había tenido problemas cuando Ferra se apoderaba de mi cuerpo. Les había explicado las razones de mi comportamiento, y entendía que tal vez no comprenderían el porque de mis actos. Era algo que podía conmigo mentalmente y aunque muchas veces lo intentara no controlaba la situación; mi mente dejaba de ser razonable y se convertía en pura maldad.

Oficina de la directora

Ferra

Escuche lo que el sospechoso dijo y puse cara de ironía, no creía lo que había dicho.

—No juegues conmigo, te lo advierto, te puede llegar a sorprender mi crueldad —le dije enseñando los dientes—. Creo que es hora de que…

De repente, antes de que terminara de hablar, Alia me agarro de los hombros, parecía nerviosa. Mi fase de vampira la ponía en un estado que nunca antes había enseñado en público. Pero en ese instante no era yo, era Ferra, y podía hacerle daño.

Un segundo después noté como la chica había cambiado. Sus ojos se volvieron de un tono escarlata, con destellos dorados. Su cabello dejo de ser castaño oscuro para volverse de un tono dorado brillante, con destellos naranjas y rojos. Sus cejas también cambiaron y dieron a su rostro una pizca de maldad. Se había convertido en diablesa.

Me apunto con la varita. Acto seguido me hizo frente, así que tomé como una amenaza sus palabras.

—Querida Alia, siento decepcionarte querida, pero creo que te has equivocado de persona —le dije enseñando los dientes con agresividad—. No puedes llegar a imaginar como soy realmente y creo que desafiándome has demostrado ser muy ignorante —hice una pequeña pausa—. Que nadie se entrometa, esto es entre ella y yo —finalicé mirando a todos.

Use mi supervelocidad y la chica apenas podía ver lo que hacía. La agarre por detrás, con toda mi fuerza.

Cogí su varita y la tiré lo más lejos que pude, donde nadie podía cogerla.

—Sabias que no tenías la más mínima posibilidad contra mí —me reí en su oído—. Ahora veras lo que se siente al ser mordida por una vampiresa.

Le mordí en el lado izquierdo de su cuello. La chica soltó unos gritos de dolor, muy agudos. Hacía toda la fuerza posible para que la soltara, pero mi fuerza era mucho mayor. Cada vez que ella intentaba soltarse solo conseguía que apretase más.

Me separé de ella y la tire al suelo. Mirando como se retorcía de dolor. El veneno empezaba a penetrar en su cuerpo, lentamente...

Actuaba bajo maldad absoluta, nadie podía pararme. Nadie conocía el secreto para que mi fase de vampiresa terminara. Jamás le había contado a nadie que tocando el tatuaje tribal que tenía en la cadera volvía a ser humana. Así que estaba fuera de control. No era la única vampira en la oficina, así que alguna de las vampiras allí presentes podrían hacerme frente y pararme en cualquier momento.

Buenas noches desde España XDD

Tengo una duda desde hace mucho tiempo, así que creo que ya es hora de preguntar.

La bóveda de mi negocio se hizo el 16 de Marzo 2013, pero fue autorizada el 29 abril 2013.

Hoy, 13 de Julio de 2013, no he visto ni un solo galeón en la bóveda y hace casi 4 meses desde que la bóveda esta activa.

El negocio tiene +60 posteos, así que la idea de inactividad queda descartada.

Espero y me solucionen la duda.

Gracias!

Oficina de la directora

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Enseguida llegué de nuevo al departamento. En el pasillo estaba Alia esperándome. Me dijo unas palabras que me animaron bastante y acto seguido me hizo una proposición. Lo que decía tenía mucho sentido y credibilidad, así que le presté mucha atención.

—Alia, gracias, de verdad, eres una de las compañeras que más me apoya —tomé su mano—. Creo que lo que dices es cierto, ahora que lo dices, tal vez juntas seamos más fuertes —añadí—. Agradezco tu apoyo —aclaré—. Tu idea me parece estupenda, cuanta conmigo —dije por último con una sonrisa dibujada en el rostro.

Caminé pensativa a la oficina de la directora. Esperaba no haberme equivocado aceptado la idea de Alia. Era una buena chica, y al igual que yo también deseaba no pasar desapercibida y dejar huella ante los demás. Que la respetaran y vieran en ella el talento de una verdadera investigadora; lo mismo que yo anhelaba.

— ¿Qué me he perdido? —pregunté entrando al departamento. Mirando en dirección a Jessi.

La habitación parecía sufrir un caos importante. De repente todo se había llenado de sospechosos y lo único que se escuchaba allí eran suplicas y maldiciones en todo tipo de idiomas. Parecía que habían dado con los culpables que habían cometido tal atroz robo.

Al verlos sentí la rabia dentro de mí. Esa rabia que hacía que me recuperara del todo e hiciera mi trabajo con pasión y orgullo. Esa ira que me daba la vitalidad necesaria para tener paciencia y no dejarme avasallar por nadie.

En un solo instante mis ojos tomaron un color rojo brillante. Mi pelo cambio de color tomando un tono rojo pasión; recogido en una cola de caballo. Una sonrisa maquiavélica se dibujo en mi rostro. Mi cara comenzó a mostrar mis facciones vampíricas.

—Hola amigos —saludé con ironía a todos los sospechosos allí presentes—. Soy Ferra, y hoy estoy aquí para tener una amena charla con vosotros —mostré mis colmillos al terminar la frase.

Al transformarme dejaba de ser yo misma, ya no era Aicitel. Ahora era Ferra, una vampira despiadada y cruel que no sentía compasión por nada ni nadie.

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Fuera del ministerio de magia

Por fin salí del departamento. Me senté en las escaleras y me sumí en mis más profundos sentimientos.

Jamás había sentido nada parecido. El agobio era tal que tenía que salir de allí o me volvería loca. Quizás los prisioneros tenían la culpa, nos estábamos esforzando mucho para que confesaran de una vez. El trabajo era muy agotador y cansino.

Tal vez los demás empleados, Jessi, o incluso la directora misma me veían como una persona débil. No era para nada débil, tan solo el agobio del momento había podido conmigo y no quería darles un susto desagradable; algo así como convertirme en vampira por el estrés y hacer un desastre dentro del departamento.

Aunque mi mente pensara no conseguía llegar a la cuestión del porque de lo que me ocurría. Nunca antes había sucedido algo así, ni en los momentos más agobiantes del día. Así como discusiones de familia, estrés, peleas… Nada de nada. Me controlaba muy bien y la paciencia era una de mis mayores virtudes. En mis trescientos un años de vida jamás sentido algo parecido.

Suspiré profundo y deje la mente en blanco por un segundo. Debía olvidar todo lo sucedido e intentar empezar de nuevo. Seguir con las tareas importantes y sacar mi fortaleza interior. Esa fortaleza me había fallado esta vez, no volvería a suceder.

Me levanté de las escaleras, con decisión y firmeza volví por donde había venido minutos antes. A mi trabajo, mi responsabilidad actual.

Una chica nueva *-* Helou chica nueva :3

Amelia, ¿Te gustaría ser mi hija?

Ya se que mi madre va a decir que no soy una coneja y que no la haga abuela tan joven, pero, es que me apetece tener hijos por aquí +.+

Me gustaría que fueras mi hija, te mimare como el resto de hijas que tengo; aunque todas son unas abandonadoras

*Sale huyendo de su madre*

PD: Tened cuidado con León XDDD

Unos cambios

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Hechizos adicionales:

Criaturas controlables en asaltos y duelos:

http://i.imgur.com/2ih3ugp.png

Eric Northman

• Bóveda Sweet Dreams

• Bóveda Libería Eglise
  
  
• Bóveda Cine Imyl
  
  
• Bóveda Joyería Vitale
  
  
• B: 97977 - Modas Irrellih

Aicitel Lihuén Weasley Crowley

Oficina Privada de la Directora - Pasillos del departamento de misterios

Estaba saliendo de la oficina con la cabeza inclinada hacía el piso. Alia, una de mis compañeras de trabajo, y buena amiga me hablo. Sus palabras tranquilizadoras me ayudaron bastante y por unos segundos tuve la sensación de que la fatiga pasaba. Asentí con la cabeza mirándola a los ojos y seguí mi camino.

Miré a la directora y pronuncié unas breves palabras.

—Que no os preocupe mi estado, simplemente es un poco de cansancio, ahora más que nunca tenéis que trabajar y atrapar al culpable —añadí con un poco de la rabia que conservaba. Mientras decía las palabras mire a todos los presentes.

En un instante, ya estaba en los pasillos y el camino a recorrer para salir del amplio edificio era menos. Un segundo después note la presencia de alga tras de mí y acto seguido escuche la voz de Jessi; estaba preocupada por mí.

—No te preocupes, debe de ser el agobio por tanto trabajo y esfuerzo —le dije con una leve sonrisa en los labios—. Vuelve al trabajo, eres jefa de oficina, es importante que estés presente —dije con rapidez—. Saldré de aquí, tomaré aire unos segundos y enseguida regreso al trabajo —finalicé e hice un movimiento de cabeza, para luego seguir hacía el camino de salida.

Aunque mi cuerpo se encontraba agotado y mi mente sentía una fatiga que jamás antes había experimentado, no había dejado de pensar en todo lo que estaba ocurriendo. Aquellos hombres, sus rostros de perversión, sus malvados pensamientos y sus actos infames. Tan detestables eran que no se habían parado a pensar que sus vidas correrían peligro si descubrían sus identidades; cosa que había pasado.

Mi mayor prioridad ahora era poder recuperarme y volver a estar en plena forma para realizar mis tareas. Así que volví a pensar en lo verdaderamente importante en ese momento y no me deje llevar por los sentimientos que fluían en mi interior.

Oficina Privada de la Directora

Reunión con los Inefables

Había pasado los últimos minutos absorta totalmente en mis pensamientos. Después de haber actuado un poco en cuanto a las torturas hacía el nuevo prisionero, era como si mi mente se hubiese quedado en un estado de absoluta serenidad.

Era plenamente consciente de lo que allí estaba pasando, pero mi mente estaba en un segundo plano. Por alguna extraña razón comenzaba a sentirme un poco fatigaba, no sabía si se debía al calor en aquella oficina, o simplemente mi cuerpo estaba cayendo en un estado de cansancio mental.

—Directora, no me encuentro bien, ¿Puedo salir a tomar el aire un segundo? —pregunté despacio.

Comencé a respirar un poco más tranquila, cerrando los ojos. Esperando la respuesta de la directora, pero al mismo tiempo intentado relajarme. Quizás lo que hacía me ayudase, quizás no, pero debía intentarlo.

Me había pasado cosas similares en diversas ocasiones. Los últimos meses no habían sido para nada agradables, y mi salud lo notaba. Mi estado de animo no era el mismo, y todos, incluso mis compañeros de trabajo lo había notado. Normalmente realizaba mi trabajo sin ninguna dificultad, pero algún día en particular solía tener síntomas de alguna enfermedad inexistente. Había llegado a pensar que podría ser algún resfriado, pero después de tanto tiempo había descartado esa idea por completo.

La prioridad ahora era esta bien y continuar con el trabajo. Quizás esas segundos para salir de la oficina a tomar el aire me ayudaban lo suficiente para volver a sentirme bien y poder así continuar con el interrogatorio; tenía muchas preguntas pendientes.

Helou Izza :3

Vengo a ofrecerme como tú madre adoptiva

También es mi familia adoptiva, y seguro Clau ya quiere una nieta que mimar

Espero que aceptes, ya que creo ser una buena madre

Y que más decir... Bienvenida!! No te dejes influenciar por los Crowley's, estamos todos locos XDDD nah es broma :3 somos buena gente y nos gusta mucho las risas y todo eso.

PD: Cuidado con León e.é

Oficina Privada de la Directora

Reunión con los Inefables

Apenas me había dado cuenta que la oficina se llenaba de gente que ni tan siquiera me resultaba familiar. Jefes de oficina, empleados, que más da. Simplemente conocía sus nombres, algo que había averiguada unos minutos atrás, y que posiblemente no fuera de vital importancia.

Una de las jóvenes que estaba con nosotros, hablo mirándonos a todos; Ethiane, pude recordar que se llamaba. Acto seguido, se sentó en las piernas del hombre, sacando un pañuelo y secando su sudorosa cara. Un segundo después pude percatarme que hurgaba en sus uñas, haciendo una tortura sumamente dolorosa para él.

Al instante, Alia, otra de las inefables, no pudo evitarlo más y sus nervios salieron a la luz. Estábamos bajo constante presión, a la chica tanta presión comenzaba a atosigarla. Gruño unas palabras y calló; intentando relajarse.

La directora dio el visto buena ante lo que Ethiane había hecho, la tortura que había creído oportuna había sido de agrado de la propia directora, y como no lo había hecho saber a todos los allí presentes. También se dirigí a mí, y por un momento logre recuperar esa paz que había perdido des hacía mucho tiempo, aunque solo fuera por unos pocos segundos.

Tras la tortura constante de Ethiane, el hombre balbuceó algunas maldiciones en ruso, y la joven como no era de menos esperar contesto sus insultos en el mismo idioma. Sin vacilar ató al hombre a la silla, por los tobillos y el cuello, dejándolo apenas sin aire. Unos minutos antes había saco de uno de sus bolsillos lo que parecían unas finas y delgadas varitas de bambú las cual no había entendido su utilidad, pero al usarlas lo supe: mostró las pequeñas espinas, clavándolas en su dedo meñique, incrustándola profundamente. Entregó más espinas a Joa y Otto, los dos jóvenes habían venido con ella. Esperando que ambos pasaran a ser parte de aquella tortura.

La directora volvió a hablar de nuevo, los métodos que usaba Ethiane le parecían efectivos. Según la propia directora debíamos buscar posibles métodos efectivos para que pagase su traición; la muerte era una de esas opciones. Algo que para mí impresión, no me pareció tan espeluznante.

Por el momento el único plan es que Ethiane siguiera con el juego de las torturas.

Todos los demás, incluida yo, éramos simples espectadores. Pero las apariencias engañaban, y aunque les había hecho entender que no actuaría si una de las jefas no me daba su aprobación, en mi mente se maquinaba algún plan doloroso que aria que el hombre decidiera que era el momento idóneo para hablar.

Joa había decidido actuar. Así que tomó las espinas que le había ofrecido Ethiane. Sin pensarlo dos veces clavó su par en el dedo índice del hombre. Parecía disfrutar del dolor de aquel hombre, pero unos segundos después, sacó una pluma de uno de sus bolsillos, usando un Morphos para convertirla en una afilada aguja metálica con pequeñas garras. Se acercó a él, susurro algo a su oído y clavó la aguja en su muslo izquierdo. Volvió a susurrarle y jaló un poco de la aguja; desgarrando la carne. Al rato dio unos pasos atrás.

Según la directora; la cual habló después de la “elegante” tortura de Joa, en aquella sala estaban las mejores armas que podía tener, por supuesto mientras hablaba miraba a Joa con un gesto de aprobación en el rostro.

Cuando parecía que tal vez las cosas se habían relajado un poco, Alia comenzó a hablarle al hombre. En un movimiento rápido saco un diminuto puñal del bolsillo izquierdo de su pantalón. El puñal contenía una mezcla que ella misma había inventado, veritaserum y una pizca de veneno. Si el hombre no decidía hablar se lo clavaría, la joven lo tenía muy claro. Instintivamente de mi boca salieron unas palabras de excitación.

—Alia, asume el control, es tuyo, quiero ver como lo haces —una sonrisa malvada se dibujo en mi rostro. Aquello que el hombre le había retado a hacer... Tenía que hacerlo, la joven debía hacerlo.

No lo podía creer, otro joven entraba en ese mismo momento en la oficina. La directora le dio la bienvenida con mucha satisfacción propia.

— ¿Quién es? —pregunté mirando a la directora.

Saqué un paño de uno de los bolsillos de mi pantalón, era de tela porosa. Acto seguido me dirigí a una de las esquinas de la oficina y cogí una de las botellas de agua del escritorio de la directora.

Me acerqué al prisionero que recién había llegado y lo mire a los ojos.

—Mira a tú compañero… —Dije con rabia.

Tiré al hombre sobre su espalda con la cabeza un poco inclinada hacia atrás, cubriendo su rostro con la tela y entonces comencé a verter el agua sobre su rostro. Poco a poco, no quería ahogarlo.

—Hablad —grité alto—. No querrás que muera —añadí por último mirando al ruso.

Off: me voy unos días, llegó, y esto es un caos .__.

Bueno... Siento la tardanza, pero ahí esta mi rol

Oficina Privada de la Directora

La actitud de la directora había cambiado por completo, ya no parecía la misma bruja tranquila y paciente de antes, una sonrisa maliciosa se dibujaba ahora en su rostro. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo al ver que su comportamiento había cambiado. Yo, una vampira con un carácter muy fuerte estaba controlando cosas en mi interior que eran demasiado grandes, incluso para mí.

—No me entienda mal señora directora, opino que mi castigo puede ser diferente a los de las jefas de oficina, pero, no creo que su labor sea inadecuada —contesté—. Estoy totalmente de acuerdo en que las jefas sean las primeras en obrar un castigo, pero los empleados también tenemos el firme deseo de poder colaborar, al menos en mi caso —añadí después de hacer una breve pausa.

—No es mi intención desobedecer, causar problemas, o cualquier cosa que no gusté, al contrario, llevo muchos años deseando impartir justicia, deseando poder vengar a todo el mundo de estas personas, si es que la palabra “personas” es lo que realmente les define —aclaré—. Cogen cosas que no les pertenecen, disfrutan de la gloria y el merito por cosas que simplemente han arrebatado, se merecen un castigo ejemplar que les enseñe a no tocar lo AJENO —miré con rabia al hombre—. Agradezco mucho que haya aceptado mi propuesta, directora, pero todavía queda algo de cordura en mí. No procederé, no me moveré de aquí si las jefas no lo consideran oportuno —finalicé diciendo.

No era propio en mí actuar bajo orden de nadie. Pero la directora tenía razón en algo, si presionaba demasiado, si me dejaba guiar por la rabia que sentía en aquel momento, al final me quedaría sin lo que deseaba: el respeto de los demás, la verdadera justicia…

Me había dejado guiar por las malas experiencias vividas por personas de la misma mala calaña del que allí yacía sentado, siempre había sentido odio por esas personas que robaban lo que no era suyo, hasta tal punto de poner en peligro la vida de otra persona que simplemente protegía algo que era suyo. Tenía la necesidad de obtener venganza, pero la mejor forma no era aquella. Me lo había tomado como algo personal, y eso debía cambiar si quería ser mejor persona, compañera de trabajo, empleada.