Libro de la Sangre XIII

[Ela Karoline]

¿Sacrificio de Sangre? Cye frunció el ceño, ahora sí que se la estaba poniendo difícil, primero Hades reconocía con total diversión que si la había marcado y luego le hablaba de un sacrificio de Sangre como medida obligada para que aprendiera las artes de aquel libro, instintivamente su mirada fue hacia las paginas abiertas, --¡Maldición!-- gruño, bueno no era muy propio de una sacerdotisa estar maldiciendo, no al menos de ese modo, por lo general una maldición de sus labios llevaba una intensión a un objetivo especifico bajo ciertas circunstancias, que en este momento no eran las propiamente dichas.

 

Paso la hoja y en la siguiente el titulo era idéntico a lo que acababa de mencionar el Ragnarok leyó rápidamente lo que decía y se centro en el dibujo de una daga que lucía peligrosa y mística, no pudo resistirse a pasar los dedos por la imagen y al contacto con la misma la daga se materializo como si hubiera sido arrancada de aquellas páginas, por eso su expresión de asombro y el gruñido anterior. La tomo examinando su hoja e imaginando la fría sensación de la misma sobre la tibia carne de cualquier persona o animal, sencillamente no le gustaba lastimar a nadie y mucho menos ser lastimada y esa precisamente era la cuestión y la razón por la que estaba allí, entre otras, claro. Entonces el objeto desapareció tan rápido como había llegado.

 

--Así que la marca no desaparece de momento, sino ¿después de alguna acción o su uso?-- pregunto volviendo a algo que seguía rondando en su cabeza y que se dio debido a que el mago le había dicho en cualquier momento podía hacerla ejecutar acciones en contra de su voluntad, palabras más, palabras menos. Hades volvió a reírse y aclaro que debía tener la intensión y que solo duraba unos minutos, aunque no aseguro que no tuviera efecto ya en ella, que debía descubrirlo. ¿Cómo lo hacía? Obvio no se lo iba a preguntar, aquella serenidad que el hombre mostraba era muy peligrosa, eso podía sentirlo y sabia desde hacía un par de años que no hacia promesas u ofertas que no tuviera la intención de cumplir “Bendito San Mungo”

 

Se pusieron en marcha, otro tramo que caminaron en silencio, Hades al frente, Jank de segundo junto al lobo que más se comportaba como un perro acompañando a su amo y de último ella, que miraba adelante, y luego al libro, tratando de absorber lo antes posible los conocimientos que ya deberían tener en teoría “Jamás, jamás volveré a cursar sin leer antes” se juraba mentalmente.

 

Ahora que leía un poco más se daba cuenta de que la daba debía ser convocada, por eso no se había mantenido físicamente en la mano de Cye, para usarla debía invocarla, estaba tan concentrada y caminaba apresuradamente porque se había detenido a leer por uno o dos minutos, por lo que ellos le habían tomado ventaja, que no se dio cuenta que los magos se habían detenido y Jank se ocupaba en llenar la cantimplora de agua, de manera que choco con él y casi lo tira al rio

 

--Auch-- manoteo para que el libro no fuera a dar al agua y cuando lo tuvo firmemente sujeto le reclamo --Fíjate donde te paras, casi me tiras el libro-- como quedo cerquita de Dayne le rozo la espalda, esta vez con toda intensión marcándolo aunque aun no sabía que haría, pero por si acaso. Fue en ese momento que descubrió el antiguo templo al otro lado del espejo de agua.

 

--O podemos nadar si es que esa agua es realmente profunda-- sugirió sin perder de vista el rostro del maestro, porque bien podía ser un truco para alejar a cualquiera, pero no un gran caudal.

[Jank Dayne]

- ¡Agh!

 

Fue lo que alcanzó a decir después del empujón propinado por Cye. Jank tuvo que sostenerse de la tierra para no perder el equilibrio y sambullirse en las aguas de improvisto, aunque no pudo salvar el agua recolectada, que se exparsió en el suelo tan pronto que tampoco alcanzó a detener el derramamiento. Y a pesar de que se podía esperar una reacción de lo más irritante, el hombre estalló en risas. El asunto le había recordado una jocosa ocasión protagonizada por él y Paú, una vieja amiga, solo que en aquella oportunidad Jank había provocado la caída de la bruja a una fuente helada. Ahora, cinco años después, causaba gracia que el karma le devolviera lo que le correspondía.

 

El roce tampoco pasó desapercibido. Al Cye tocarlo, incluso durante su momento más despistado, volvían a tener latente la magia del libro que los conectaba momentáneamente. Si bien jamás había probado el repeltorio de hechizos entero, tenía en cuenta que muchos de éstos dependían de qué tanto estaría dispuesto a perder el atacante para perjudicar a la víctima. Sin duda, la espera por ponerlos en práctica lo estaba matando por dentro; necesitaba volver a sentir la verdadera magia de los Uzza fluir por sus venas.

 

- ¿Nadar? No me parece tan mala idea ahora que lo mencionas...

 

Utilizando un hechizo de ascención que lo hizo levitar durante unos segundos, Jank Dayne se zambulló entre las aguas que proyectaban al dichoso templo al que Hades los había dirigido. El libro estaba protegido dentro de su bolso, que al mismo tiempo llevaba protección mágica para que no se colara ningún líquido y así evitar que las páginas se empapasen. Mientras se sumía aún más al fondo, pudo notar la inmensa oscuridad y el enorme vacío que yacía sobre la cristalina superfice. Tal fue la magnitud que tuvo que salir a la superficie antes de quedarse sin aire y permitir que sus pulmones sucumbieran.

 

- Es más profundo de lo que parece - dijo, congelando las agitadas ondas a su alrededor. El frío resultaba extrañamente reconfortante. Jank dirigió una última vista hacia el cielo, que empezaba a teñirse rojizo y naranja. Advirtió nubes, lo que seguramente atrería una tormenta poco amigable - será mejor que nos demos prisa.

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok había pasado por cada uno de aquellos peligros que existían en aquel paraje, había pasado por cada una de aquellas pruebas, tanto por el fuego, el aire, el agua y la tierra para llegar a aquel templo escondido en lo más profundo de aquel sitio, claro estaba, él había tomado el camino largo, el más peligroso para llegar hasta allí, pero sus aprendices, aquellos alumnos que habían “sobrevivido” no tendrían que hacerlo. Dibujo una mueca mientras seguía cada uno de sus pasos. De una u otra forma, el sabia por todo lo que estaban pasando. Bufo por lo bajo, otro de los grandes secretos del cainita.

 

El vampiro espero pacientemente, al menos estaban probando los oscuros misterios de aquel libro, solo que, el tiempo se había terminado y tenían que pasar directamente a la prueba final. Aquella decisión no le había gustado nada, había tenido una acalorada discusión con el Uzza que el había dado la orden. Badru como siempre se había salido con la suya, pero en algún momento el vampiro ganaría, solo debía tener paciencia. Así que espero hasta que ambos alumnos, Cye y Jank aparecieron en los peldaños de aquel templo. Los siguió con la mirada mientras todo sucios y heridos subían cada uno de aquellos escalones

 

-Interesante y sorprendente, veo que han sobrevivido –dijo en tono serio- pero lastimosamente no creo que dure mucho mas –comento de mala gana- deberán cruzar esa puerta, y enfrentarse a lo desconocido, quizás hasta tengan al lado a su peor enemigo o a quien deban vencer –dijo en tono aun serio- suerte y si todo sale bien nos veremos al final

 

No dijo mucho mas, movió la varita y susurro algunas palabras en un idioma extraño, místico, salido de quien sabia donde. El sonido de la pesada puerta rompió la paz y tranquilidad de aquella zona, por un segundo el silencio había sido sustituido por el chirrido. La puerta de aquel templo se había abierto para dejar pasar a los aprendices.

 

@ @@Jank Dayne