Infernus

[Jeremy Triviani]

Jeremy sonrió por la buena voluntad de Tauro. Estaba molesto con ella, pero ahora estaba actuando como una buena persona. El vampiro estaba en modo zen por el cansancio. Se sentía débil, como si toda la energía que poseía se hubiera vaciado como una pileta cuando le quitan el tapón. Podía escuchar una que otra voz que hablaba cosas extrañas a su alrededor, pero no le prestaba atención a otra cosa que no fuera la mujer. Ella estaba viva como èl, mientras que todo lo demás estaban muertos.

 

-Me controlare, lo prometo -Dijo sintiendo que salivaba de la expectativa.

 

Era verdad que Jeremy no podía controlarse cuando probaba la sangre demoníaca que llevaba Tauro en sus venas. Esta vez iban a correr un gran riesgo con eso, pero estaba decidido a demostrar su temple. Zoella lo necesitaba con fuerza. No debilucho. En su mente no quedaba otra opción. Aunque justamente su mente estaba llena del olor a la sangre que empezaba a gotear hasta el piso.

 

-Un poco. No dolerá -Tomo la mano de la mujer y la subió hasta sus labios sin dejar que la piel tocara la boca. Dejo que apenas pocas gotas cayeran en su lengua llenándolo del sabor irresistible que dominaba aquella sangre. Aparto la mano sintiendo como su sistema nervioso luchaba con el deseo de seguir bebiendo hasta el fin - Tenemos que seguir, sino no podre parar -Advirtió con la voz ronca de deseo.

[Tauro M.]

Lo que sucedía cuando Jeremy bebía mi sangre no solo lo afectaba a él, porque yo también sentía como mi poder demoníaco se activaba y me llevaba a hacer lo propio que dictaba mi raza, solo que yo lo disfrutaba, me daba placer. Mi control venía del control que yo podía ejercer en él, pero fiel a su promesa cumplió y se contuvo y supe que de verdad estaba haciendo un esfuerzo. Aparté mi muñeca de él y rápidamente me curé cerrando así las heridas, dejando que el olor a sangre se extinguiera aunque sabía que lo conservaba en su memoria, en su su boca. Caminé delante de él y no lo voltee a ver.

 

-- Sí, es mejor que sigamos.

 

Pude escuchar la voz de Zoella provenir desde algún lado, solo teníamos que concentrarnos para identificar el lugar y aislar el eco que te mandaba a diferentes direcciones. A los demonios les encantaba jugar con nosotros y no perderían oportunidad para confundirnos. Lo único que me mantenía concentrada era que conocía perfectamente el olor de ese demonio al que había perseguido por años y solo ese olor me era suficiente para descubrir donde estaba.

 

-- Es allí --dije señalando hacia una puerta rojo que medía solo dos metros. No tenía cerraduras visibles, ni siquiera un picaporte para agarrarla, por lo que supuse que requería de un poco de sangre para poder cruzar por ella, lo cual se me hacía irónico teniendo en cuenta las circunstancias --Apártate --le dije al vampiro, haciendo un corte profundo en mi dedo índice sobre el que ejercí presión para que la sangre brotara y con esta hice un dibujo en la puerta que apenas terminé de dibujar el pentagrama se abrió.

[Zoella Triviani]

El demonio adentro al débil cuerpo de Zoella a un cuarto oscuro, los grises ojos de la bruja no lograban identificar nada de lo que la rodeaba. Pero lo que no sabía es que aquello era su alma ya apagándose, producto del Demonio consumiendo el gran poder que guardaba la bruja. Fue lanzada brutalmente a una superficie dura y sintió su cabeza punzar.

 

Le costaba mantenerse despierta, mientras el demonio lograba sentir aquella vitalidad que por años había olvidado. Sonrió y escuchó la puerta abrirse. A cada segundo a la bruja le costaba mantener la consciencia, quedando dormida por pequeños lapsos de tiempo. En su mente sólo estaba Jeremy, ese gran amor hacía el vampiro y ese deseo de verlo una última vez era lo que la hacía no partir del todo, al descanso eterno.

 

La bruja escuchó una puerta abrirse y quiso creer que era su hermano pero a ciencia cierta no lograba identificar nada de lo que la rodeaba. El demonio por su parte comenzó a sentir la furia en su interior, estaba fuerte y vivo gracias al sacrificio que estaba llevando a cabo con el alma de la menor de los hijos de Candela.

 

Sonrió y paciente espero a que llegara sus visitas, y poder finalizar todo su gran acto con el sacrificio de aquel mago enlazado con la bruja a sus espaldas.

[Tauro M.]

La puerta se abrió junto con un chirrido molesto que la acompañó de principio a fin, aquello es otro tipo de tortura al estilo antiguo, de la cual conservaría el sonido en mis oídos durante lo que seguiría de nuestra travesía. Empujé a Jeremy antes de que se quedara distraído viendo algo y lo seguí bien pegada a él. Al ingresar veo algo que no esperaba y es la nada absoluta... Sí, prácticamente entramos a una cueva (porque lucía como tal) pero que no tenía nada y lo único que se escuchaba eran nuestros pasos que hacían eco a medida que avanzábamos.

 

--Este es el final, no hay más puertas, no hay nada --y era cierto, el único camino disponible era el de regreso, pero eso sería volver a lo de antes. A mitad de sus pensamientos ocurrió algo, una línea delgada de luz que formaba un cuadrado, lo que le daba aspecto de puerta, se dibujó al otro extremo donde poco a poco empezó a mostrarnos lo que parecía ser otra salida. Sin pensarlo tomo a Jeremy del brazo y lo llevo hasta allá, para darnos cuenta de que hemos entrado a otro cuarto poco iluminado donde parece que algo flota. Abro la boca sin poder articular palabra porque estoy segura de lo que estoy viendo.

 

-- Zoella.

[Zoella Triviani]

El débil y delgado cuerpo de la Triviani se encontraba suspendido, le quedaba poco tiempo a la bruja antes de esfumarse totalmente y declararse finalmente como muerta frente a los ojos de su hermano y Taurogirl. El demonio se encontraba parado, debajo de donde flotaba la Triviani, con ambos brazos abiertos viendo contento a los nuevos.

 

- Bienvenidos - retumbó en toda la estancia, con aquella gruesa y tétrica voz que había atormentado a la calva. Los ojos del demonio brillaban de un color ambarino. Sentía la vitalidad de la mujer correr por su demoníaco cuerpo mientras observaba las caras desconcertadas - A, esto - señaló a la mujer, viéndoles con aquella sonrisa macabra - Solo me alimento, estará bien cuando termine de morir. La perra es dura de matar - susurró lo último mientras daba un fuerte aplauso - ¿Vinieron a sacrificarse también? - pronunció, frotando ambas manos.

 

Por otro lado, la Triviani logró abrir un poco sus ojos, observando una rubia cabellera - Jeremy - susurró apenas audible, sintiendo un atisbo de esperanza dentro de su cuerpo suspendido. Se sentía liviana, mareada y bastante triste ¿Así se sentía morir? se preguntaba, mientras intentaba mantenerse despierta y buscaba observar mejor a su amado hermano.

[Jeremy Triviani]

Jeremy retuvo la gota de sangre demoníaca en su lengua hasta que se extinguió por completo. Aquello le alteraba el organismo de forma brutal. Le daba fuerza, energía y... deseo...un deseo incontrolable que pocas veces podía manejar. Aunque en esos momentos fue vital hacerlo. Cerro los puños cuando la bruja paso por su lado para seguir el camino. No hizo otra cosa que seguirla como tantas otras veces lo hizo.

 

La voz sufriendo de Zoella los seguía a cada paso que daban. Tauro le indico al vampiro una puerta grande que no tenia manija. Otra vez la sangre de la bruja fue utilizada para poder pasar. Jeremy no lo pensó, cuando termino el dibujo y las puertas estuvieron abiertas, tomo de la muñeca a la bruja y presiono la sangre del dado contra su varita para sellar de inmediato la piel herida. No iba a correr riego. ¿Era normal que quisiera lamer la puerta estando el alma de su hermana sufriendo por su culpa? No lo era, o no debería serlo.

 

El empujón de Tauro lo hizo reaccionar, camino pegado a la pared, tratando de ver a través de la oscuridad de la habitación. La espesura era grande, pero podía oler la sangre impregnada en las paredes cavernosas,

 

-¿Es el final? ¡Dime! -Preguntó de forma poco amable a la bruja. Podía sentir que se le formaba un nudo en el estomago. ¿Donde estaba Zoella?

 

Las palabras de Tauro fueron golpes letales para el vampiro. Se le humedecieron los ojos mientras que su corazón empezaba a latir mas rápido. Estaba al borde del descontrol, cuando una luz empezó a iluminarlos. Luego se formo una puerta para que pudieran cruzarla hacia un lugar mas pequeño con una figura levitando en el medio.

 

-¡Zoella! -Exclamó el vampiro sin prestarle atención al demonio debajo de ella. Quería escucharla... y lo hizo. Ella estaba viva -Te sacaremos de aquí... Lo prometo - Dijo a su moribunda hermana, mientras cruzaba una mirada con Tauro - ¿Puedo atacar?

 

 

@@Zoella Triviani @@Tauro M.

[Zoella Triviani]

La Triviani escuchó aquella amada voz y sintió un poco de fuerza llegar a su cuerpo. Levantó su cabeza y observó los ojos azules de quien alguna vez fue el amor de su vida. Una suave sonrisa apareció en su rostro, recordando todo lo hermoso que Jeremy le hizo vivir. Lágrimas aparecieron en sus ojos, sabía que la muerte estaba cerca para ella y eso la asustaba, no quería dejar solo a su hermano y amado hombre de su vida, abandonarlo a su suerte.

 

La bruja cerró sus ojos, se sentía agotada y a cada segundo que pasaba el demonio lograba absorber toda la magia que albergaba en el interior de Zoella. El demonio aplaudió fuertemente y caminó lentamente hasta Jeremy y Tauro - ¿Entonces? ¿Viniste a traer la ofrenda? - Habló a la peliazul, que se mantenía de pie, firme y sin ninguna emoción presente en su rostro. El demonio sonrió con aquella tenebrosa sonrisa que había torturado a Zoella a lo largo de su estancia en el infierno, y pasó su vista al rubio, quien tenía su marca quemando en su abdomen.

 

La Triviani se encontraba pálida, sollozando mientras susurraba el nombre del ojiazul cada tanto. Tenía miedo y deseaba a toda costa que su hermano la envolviera en esos brazos reconfortantes que tenía.

 

@@Jeremy Triviani @@Tauro M.

[Tauro M.]

Sentía que su voz retumbaba dentro de mi cabeza, verlo allí, burlándose de nosotros y tratando a Zoella como si fuera nada me hierve la sangre y no siento sino ganas de lanzarme sobre él y pelear, aunque soy consciente de que sería inútil. Me obligo a calmarme, tratando de que sus palabras no me afecten aunque no puedo decir lo mismo de Jeremy. Aprieto la varita con más fuerza, él tiene razón en algo y es que si no nos damos prisa nosotros también terminaremos siendo su comida. No respondo a la presión del vampiro, es como si me hubiese quedado sin ideas, pero es que no podemos perder la cabeza, ninguno de los dos.

-- No --respondo finalmente, pero antes de que me replique lo hago callar --No así, no como estás. Tienes que tener en cuenta de que se alimentará de tus emociones y de tu rabia. Si crees poder deshacerte de eso al menos por un momento, poner tu mente en blanco entonces será tan mortal como uno de nosotros --Aunque ténicamente no iba a morir pues estábamos en el infierno, al menos si desaparecería el tiempo suficiente para que pudieramos salir. Necesitaba que Jeremy lo atacara, mientras nos creaba el portal que nos llevaría de regreso y sí, parecía que le estaba dejando todo el trabajo a él, pero hasta el momento era la única que nos podía sacar.

-- Acércate --le dije sin dar más explicaciones, apoyando la punta de mi varita en su frente --Necesito que me des tus pensamientos, solo por un momento porque no me podré acercar. Yo haré el portal que nos llevará de regreso pero debes atacar con todo lo que puedas. ¿Me entendiste? Solo tenemos una oportunidad, no podemos fallar.

 

@@Zoella Triviani @@Jeremy Triviani