-Aria, yo también te he extrañado muchísimo.- le respondí abrazándola fuertemente.
Note que me veía la panza y se ponía triste. (es algo que los vampiros no saben ocultar).
-¿Qué te pasa Aria? ¿Está todo bien?-la miré fijamente.
-No te he visto por qué, ya sabes, tuve que llevar a cabo mi trabajo como banshee en Noruega. El abuelo tenía que morir. Así es la vida.-dije mientras veía la carta para ordenar.
¿cómo es que estas embarazada?-preguntó Aria interesada.
-pues veras, las Banshees que pertenecen a una familia se tiene que reproducir a medida que esta se va expandiendo. Ya sabes,-dije haciendo un gesto de indiferencia.- si los hijos del matriarca al que sirvo tienen hijos, yo también debo tener uno para que este sirva a esa familia. ¿si me explico?.
-buenas tardes señoritas- se acercó un elfo- ¿Qué desean ordenar?
-buenas tardes.-contestamos Aria y yo al mismo tiempo.- Por favor tráeme una soda italiana, hace mucho que no tomo esa maravillosidad.-sonreí mientras Aria hacia su pedido.