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That is not my name
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Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver a mi contrincante aparecer frente a mi, a unos seis metros de distancia; ella, como yo, tenía la varita ya en su mano dispuesta a atacarme sin dudarlo así que me apresuré a ser el primero que pudiera lanzar un conjuro para tener esa ventaja, obviamente. No quería subestimar a mi rival ya que eso marcaría el primer error, debía de pensar las cosas dos veces antes de realizarlas.

- ¡Silencius! - Un simple efecto que limitaría las opciones de lucha de la bruja, un conjuro que le obligaría a responderme con un movimiento no verbal si es que deseaba continuar con el encuentro de manera justa y pareja.

La cita había sido programada para mediodía y ambos duelistas cumplimos con la hora con puntualidad, apenas sonó la primera campanada de la iglesia que estaba cerca de dicha plaza hicimos una reverencia cada uno. Sabía que era arriesgado tener un encuentro de ese tipo en un sitio público, rodeado de muggles y, no es que le importara mucho a mi rival, pero podría limitarse más en cuanto al uso de la magia prohibida manteniendo nuestro enfrentamiento limitado, justo para los fines deseados.

Como tres docenas de palomas pasaban volando arriba de nosotros en ese momento mientras que otras cuantas docenas más se encontraban en toda la plaza, los muggles aún no se daban cuenta de lo que sucedía aunque uno que otro le llamaba la atención el modo en que nos detuvimos a mitad de dicho sitio, a unos cinco metros de una grandiosa estatua de dimensiones considerables (medía unos cuatro metros de altura) y ni se diga de nuestros ropajes.

Había elegido ese día lo más sencillo que tenía en mi ropero pero aún así era muy exuberante. Mi conjunto de pantalones mostaza con una camisa de cuadros roja y naranja iban debajo de mi túnica entreabierta de un tono más oscuro que mi pantalón; tal vez si no me hubiera puesto la túnica podría haber pasado desapercibido pero, ¿qué más podía hacer? Me agradaba mucho la moda mágica como para dejarla en casa. Un par de zapatos negros y un cinturón del mismo color complementaban mi atuendo.

Veríamos, entonces, si Helike era capaz de detenerse con el ataque de personas inocentes para que se concentrara solamente en mi persona y en nadie más.

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  • 3 semanas más tarde...

¿Porqué demonios tenía que citarme en un lugar muggle? Anda que no había lugares para duelear en el mundo mágico para hacer eso mismo... Fruncí el ceño al saber de la cita. No me gustaba nada. Parecía como si escogiese ese lugar para que fuese un terreno "neutral" y no uno que beneficiase a alguno de nosotros dos. Pero a mí, la verdad es que no me importaba en absoluto llevarme a unos cuántos muggles curiosos por si se atrevían a molestarnos en el duelo...

 

Me había puesto bastante elegante para la ocasión. Parecía un hombre vestida, pero me daba lo mismo. Un traje pantalón chaqueta, con su chaleco de color gris y una corbata desanudada. Botas negras de aguja y hasta llevaba un anillo de oro en el dedo anular izquierdo, con una esmeralda engarzada. Sólo esperaba que no se atreviese a mutarla porque entonces si que le atacaría al cuello para moderlo con ansias (xD)

 

En cuánto había llegado me había silenciado. Lo miré con suma rabia. ¡Cómo se atrevía! El problema es que sabía que cuando me enfurecía mis ojos se cambiaban a un tono rojo, que, generalmente avisaban del peligro... Intenté respirar un par de veces para calmarme. Bueno, debíamos de empezar de una vez...

 

Cuando se me pasó el encantamiento silenciador...

 

- ¡¿No se te ha ocurrido otro sitio mejor, Ishaya?! - gruñí por lo bajo, dándole un puntapié a la piedra que se desplazó unos centímetros.

 

- Para la próxima vez, te sugiero que escogas un sitio más acorde a nuestra condición. No somos sangres sucias que tengamos que mezclarnos con esos ... - me callé, porque aunque no perteneciese a la Marca aún defendía la pureza de sangre con todas mis fuerzas, sólo que, en esa ocasión necesitaba tranquilidad.

 

- Y una sugerencia... Ponte algo más sencillo no esa cosa hortera, que pareces un squib en vez de un mago - le recriminé. Pero fijándome en su camisa...

 

- ¡Morphos! - seguro que no se lo esperaba. Para nada. La camisa que tenía debajo de la túnica de cuadros roja y naranja había sido mutada por una avispa marina, que con sus tentáculos se agarraron a sus hombros para inyectarle el veneno letal.

 

- ¡Para que aprendas! - protesté yo ahora.

 

- Por muy tío mío que seas, no voy a permitir que te rías de mí - le dije en voz alta. Me daba lo mismo ganar o perder, pero lo que no iba a permitir era que, de su boca se formase una sonrisa de burla. Eso lo tenía más que claro.

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Era un poco difícil querarla tanto y escuchar decir esos comentarios sobre la mezcla de razas, era parte de mi familia, la convivencia que teníamos había sido mucha y no podía culparla, era cierto que nuestros linajes eran de sangre limpia con algunas muy pocas y raras excepciones, sin embargo yo me había puesto del lado de la protección de la vida y ella... bueno, ya se había proclamado en éstas instancias de nuestro encuentro.

 

No podía responderle ante su palabrerío, no quería meter más leña al fuego y comenzar con una discusión que no tenía fin, sólo daríamos argumentos y más argumentos tratando de refutar al otro pero, como ya era sabido, todos aquellos miembros de nuestra familia eran necios, tercos y testarudos por naturaleza. Por eso los amaba tanto.

 

Sonreí tranquilamente y le guiñé un ojo mientras me preparaba para lanzarle mi siguiente ataque, sabía que la había detenido en su ofensiva con el primer conjuro que le mandé, tendría que mantenerla a raya si lo que quería era practicar nuestras habilidades en el duelo, sobre todo ahora que recibía más visitas en le Hacienda Tonks de cierto grupo clandestino que usaban máscaras.

 

- ¡Silencius! - Logré mandar mi efecto antes de su morphos, por una simple regla de intercalación, para que se quedara ese movimiento ahogado en su garganta.

 

Sabía perfectamente que la Rambaldi era de armas a tomar, eso me gustaba de ella, lo que no comprendía era porque pensaba que estaba en tono de burla... ya tendría que acercarme en otro momento con ella para poder discutir ese punto, no me gustaba que mis familiares tuvieran una idea demasiado rara de la situación que teníamos.

 

- ¡Expelliarmus! - Un potente rayo color escarlata salió con fuerza de mi varita con el fin de impactarle en el pecho a mi sobrina, así podría separarla de su varita y terminar con el encuentro para poder hablar sin ningún problema. Si llegara a impactarle mi hechizo, como estaba ideado, le caería en su pecho, su varita volaría unos cinco metros de su cuerpo y yo, bueno, simplemente tendría que cuidar el tomar aquel objeto mágico para asegurarme el cierre del duelo.

 

Nos mantuvimos en nuestro sitio, atentos, mirando fijamente al otro, esperaba su reacción ante mis movimientos y estaba listo para proseguir con aquel encuentro.

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¿Me había guiñado un ojo? Sí, había visto bien ¡Me había guiñado el ojo! Pero, ¿Qué era lo que quería éste tío mío? No podía estarme quieta, la verdad. Ni poder confiarme aunque fuese familia... Algo me había enterado de que estaban realizando un torneo de duelos, y a pesar de que estaba bastante oxidada en el tema aún le daría más de dolor de cabeza antes de derrotarme tan fácilmente, eso seguro. Así que mientras le diese guerra, más duraría el encuentro. Pero es que escoger el lugar en una zona muggle... Eso era lo que menos me gustaba.

 

Negué con la cabeza. Me había silenciado por segunda vez al intentar hacerle una mutación a sus ropas. Lo más extraño es que el lugar parecía bastante vacío. Quizá los aldeanos presentieron de que, se olían problemas y se habían marchado. Quizá no fuese la primera vez que hubiese temas de varitas en ese lugar. Rechiné los dientes a causa de la rabia. Al menos me gustaría matar a alguien y si podía descargar con algún habitante de allí, mejor que mejor... Pero nada, no había un alma por los alrededores.

 

<< Vas listo si piensas acabar conmigo tan pronto >> mis ojos se achicaron a causa de la furia, pero debía de serenarme. Muchas veces era mejor tener una estrategia de antemano que, llevarse por las emociones. Sentía la adrenalina correr por mis venas y eso hacía que me mantuviese en completa tensión. Hacía tiempo que no me sentía de esa manera, sólo en las batallas por la sangre con mis ex-compañeros de la Marca, hacía que me sintiese así, plena y "viva".

 

Hice un giro con mi muñeca pensando en un << zancadilla>> el embrujo era tan sencillo como útil en esos momentos. Cuando el efecto se hubo producido, el rayo había salido disparado hacia arriba y mi tío caído en el suelo, atado con un nudo mágico invisible a sus pies. No sé porqué, me fijé en el cielo, había nubes negras. Parecía que a nuestro duelo particular el tiempo no quería que nos acompañase. Fruncí el ceño. Al menos aún mantenía la varita en la mano y eso aún me daba algunas posibilidades. Pero debía de tener la "sangre fría" para hacer mi siguiente movimiento.

 

Maldita la hora en que había decidido "luchar" contra mi familiar. No me gustaba nada, si aún fuese con Sagitas... Así podría descargar toda la rabia que por momentos me hacía sentir por mi relación con su hijo. Aunque no le gustase así era. Sentí como tenía por fin, el poder de mis cuerdas vocales para poder hablar, así que, carraspeé y hablé con un tono que me escuchase, a pesar de la distancia de seis metros que nos separaban. No es que fuese grande, no pero al menos me oiría perfectamente:

 

- ¿Qué pretendes, desarmarme? - reí con sorna- tendrás que hacer mucho ¿sabes no? He sobrevivido a la guerra de Independencia española, y no vas a venir tú a derrotarme tan fácilmente...

 

Vale, quizá me iba de chula pero así también podía desquiciarlo un poco y hacerle perder los nervios para que cometiese errores.

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Justo cuando lanzaba mi anterior rayo ella había mandado un efecto para desviarlo, un movimiento defensivo muy rápido que en la mayoría de las ocasiones era bastante efectivo. No quería llegar a lastimarla, por supuesto que no, al final del día era parte de mi familia y debía de proteger su vida a toda costa, por ello esperaba guardarme mis flechas o los sectusempras, podíamos tener un encuentro sin dejar que el otro se desangre para perder... al menos de mi parte.

 

Ahí, en el suelo, me puse de cunclillas ya no me podría mover durante una acción más, el tiempo suficiente para lanzarle un conjuro. No podía alentar el encuentro, no le respondería con un solo conjuro, no era mi estilo, prefería aventarme directamente a la batalla que esperar a que las cosas surgieran a modo de 'suerte' o 'azar'.

 

- ¡Desmaius! -Un hermoso rayo color cian salió con potencia de la punta de mi varita para poder impactarle de lleno en el pecho a mi querida sobrina y dejarla durante unos momentos fuera de combate.

 

Al fin tenía mis pies libres, el efecto del zancadilla estaba finalizando y me quedé en esa posición mientras veía cómo respondía mi contrincante mientras que yo, por otro lado, tendría que conjurar otro hechizo para ponerla en aprietos, no jugaría en la misma táctica de sólo mandarle uno. Lo que tenía por delante sería algo más complejo, una idea con la que tendría que ser paciente pero que, a la larga, podría funcionar.

 

- ¡Silencius! - Mi efecto sería certero, volvería a dejar muda a Heliké para que se limitara en su respuesta.

 

Observé con cuidado nuestro alrededor, los muggles que estaban al inicio cerca de nosotros se habían esfumado, temerosos de lo que estaban presenciando esa tarde nublada; no los podía culpar, el ver salir disparados rayos de nosotros no era algo muy cotidiano, lo bueno es que no tendría que preocuparme por defender de algún rayo desviado que pudiera impactarles.

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Y venga y dale, con el temita de rayos y no sé qué más historias. La verdad es que ya me estaba cansando. Pero algo había "apagado" mis pensamientos por decirlo de alguna manera. Un rayo se escuchó a lo lejos y el retumbar de un trueno llegó a nosotros. Enseguida se puso a llover de forma intensa...

 

- Parece que va a llover un poquito - reí por lo bajo por lo tonto de mi comentario. Y yo que pretendía en teoría desquiciar a mi oponente, parecía que era al revés. Sí, puede que ya estuviese un poquito desestabilizada de antes (?) pero es que ese tipo de duelos hacía que me pusiese en tensión constante, no me podía confiar ni aunque fuese mi tío... Incluso podía ser, que hasta lo publicara en El Profeta...

 

Al menos, tenía una "diversión" asegurada en el tema de duelos. La mayoría de la familia pasaba y la verdad es que yo a veces me aburría un poco. Vale, puede que me contradijese un poco, pero parecía que las cosas se volvían emocionantes por momentos. Debía intentar mantener la calma y no llevarme por las emociones, es decir, por la rabia. Esa rabia que hacía que tuviese ganas de estrangularlo sin falta de varita.

 

Veamos, Ishaya había conseguido dejando pasar el tiempo pertinente deshacerse del zancadilla que le había lanzado anteriormente, evitando así que me desarmara, pero ahora...

 

- Sí que eres insistente - negué con la cabeza con una sonrisa, así que yo volvería a actuar del mismo modo que antes.

 

<< zancadilla >> pensé en esos instantes y desvió el rayo desmaius que había pronunciado haciendo que Ishaya cayese de nuevo al suelo, había sido rápida pero no lo había sido lanzándome de nuevo otro hechizo silenciador. Estaba empezando a cansarme de ese hechizo. Más bien estaba empezando a odiarlo. Aunque me "debilitase" aún tenía otras opciones para seguir "peleando".

 

A pesar de llevar la capa puesta no le había puesto el encantamiento empermeabilizador así que, se estaba empapando completamente. Sentía cómo mi pelo también se estaba mojando a pasos agigantados. Una de las ventajas de ser vampira era que, al menos no tendría que tomar la poción pimentónica para evitar un resfriado. Aunque a Ishaya desde luego, lo debilitaría más rápidamente o eso pensaba, por ser un simple mortal.

 

<< embrujo punzante >> pensé en ese momento, un rayo color verde claro (diferente al de la maldición Avada Kedavra) partió de mi arma mágica apuntándolo directamente hacia la cara de mi tío, que a pesar de estar caído en el suelo si no hacía todo lo posible por defenderse de ese ataque, sufriría lo más parecido a una reacción alérgica a causa del hechizo que le había enviado. Ese era su principal efecto. Y tendría que anularlo rápidamente o la visión le dificultaría bastante el poder apuntar en las siguiente veces que intentase lanzar un conjuro.

 

Estaba ahora, a una distancia de unos dos metros, de los seis de los que, inicialmente habíamos estado al principio. Cuando recuperé de nuevo el poder en mis cuerdas vocales...

 

- Bueno, para que veas que aún sigo por aquí y esas cosas -dije con sorna.

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Había tenido un error fatal, el expelliarmus que lancé era antes de su primer zancadilla pero desvié el conjuro por alguna extraña razón, ahora no podía fallar nuevamente si no quería que aquel encuentro fuese en mi contra, por ello, después de lanzar mi desmaius, esperé lo pero con la respuesta de mi contrincante pero decidió lanzarme un nuevo zancadilla contra mi, algo inútil dando la circunstancia de que seguía en el suelo de cuclillas y que el rayo salió antes de que pudiera lanzar su efecto.

 

Impactó el rayo sin ningún problema cayendo al suelo desmayada durante un movimiento librándome de su siguiente acción aunque, bueno, le había pegado un silencius por lo que ya había previsto sus movimientos de cierta forma. AL estar libre de su ataque, su segundo movimiento después de mi efecto, me propuse a atacarla nuevamente.

 

- ¡Expelliarmus! - Un potente rayo escarlata salió nuevamente de mi varita para impactarle en el pecho y librarla de su varita que caería a cinco metros lejos de ella para poder continuar con mi estrategia.

 

Debía de continuar con mi avance, por ello me preparé para lanzar mi siguiente movimiento, un conjuro que seguramente la pondría en aprietos después de lo que había lanzado.

 

- ¡Silencius! - Un efecto sencillo pero efectivo, así la limitaría en su manera de atacarme o, por otro lado, en su forma de defenderse.

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