Entrenando con tu Madrina

[Arya Macnair]

El área de entrenamiento estaba completamente despejada de peligros, un enorme muro lo rodeaba y solo contaba con una abertura al frente, por donde seguramente Kyttara aparecería como ella se lo había indicado, la adoraba, siempre le había protegido, pero sospechaba que estaba fallando en su actuar para con ella, era momento de poner mano firme y enseñarle como era la vida realmente para que nadie volviese a herirle, de lo contrario, acabaría exactamente como ella, y no quería eso para su querida ahijada, en lo absoluto.

 

—Espero que no se demore, o le daré un zape— Musitó frunciendo un poco el ceño.

 

Era ya de medio día, casi las doce, y le había citado a las nueve, ¿Es que buscaba escapar de sus obligaciones?, ¡oh, no!, Kyttara Gryffindor, se donde vives, así que no te me escaparás. Pero seguido de sus pensamientos amenazadores, vislumbró la silueta de la bella muchacha, algo temeraria y dubitativa. El suelo era de arena blanca completamente, a los lados había desperdigados muñecos de práctica con algún que otro impacto peligroso en zonas determinadas, Bezoar escondidos en la arena, debería ser inteligente y verlos de necesitarlos, ella no le diría que se encontraban allí, muy bien camuflados entre rocas de mismo color y tamaño.

 

Bancas de espectadores, tablones que alguna vez fueron mesas, caballetes, equipos de ejercicio, armas mortales como espadas y hachas a su espalda, el sitio era uno de los tantos donde cada miembro de La Orden del Fénix solía entrenar, y ahora, era el momento de Kyttara.

 

—Buenos días querida mía— Saludó cordialmente, ese día llevaba un simple vestido color uva que contrastaba con su nívea piel, unos cómodos zapatos sin tacón que se hundiera en la arena suave y cálida, el cabello recogido en una alta y prolija coleta, completando el atuendo con una natural sonrisa, —Vamos .. Comienza— le exigió dándole el primer paso, cediéndole el turno y afianzando a Sombra en su diestra con fuerza, endureciendo la expresión y el tono de voz.

 

 

 

 

[Marabella Rambaldi G.]

Estaba completamente fastidiada , como era posible que aquella pelirroja no se le ocurriera nada mejor que entrenarme a estas alturas donde mas trabajo tenia , y para colmo de males citarme a las 9 de la mañana , ¿es que acaso no se daba cuenta que tenia dos bebes que atender ,y a parte de una oficina que manejar? Claramente estaba algo molesta , sabia que me faltaba mucho que aprender , pero es que en estos momento no era un buen tiempo para aquello .

 

 

Salí de la mansión Rambaldi donde me estaba quedando ,cerca de las doce menos un cuarto , ciertamente iba atrasada , y mas de algún regaño , pero poco me importaba , llegue al lugar indicado , todo estaba rodeado por una muralla , que tenia una sola entrada y a la vez salida , mire por unos segundos el lugar con desconfianza puesto que nada me era familiar - Bien acá vamos , solo espero salir viva de esta - Dije en forma sarcástica mientras entraba al lugar .

 

 

Al llegar sentí algo blando en mis pies , mis tacones se enterraban en la arena - ¡Genial! - grite mas molesta mientras me sacaba los zapatos de tacones para poder caminar - debía imaginarme que seria este escenario , es tan predecible para algunas cosas la pelirroja - Dije en un tono bajo mientras me acercaba a ella .

 

 

Me saludo cordialmente , al que ya sabia sucedería y por siguiente me apunto con su varita y me dijo —Vamos .. Comienza— , vaya si tenia prisa , tome mi pelo con un cole para tener la cara despejada , arremangue mis mandas del suéter que lleva puesto y deje mis zapatos a un lado mientras también arremangaba mis pantalones .

 

 

- Hola , pelirroja , veo que tienes prisa , pues mi modo a comenzar , conste yo no quería venir - le dije en un tono molesto mientra apuntaba con mi varita y dije fuertemente - Rictusempra- una luz plateada salio de mi varita , haciendo que la Pelirroja se retorciera de la riza , producto de las cosquillas que le provocaba aquel hechizo .

[Arya Macnair]

Sonrió de lado ante las filosas palabras de su ahijada, —Vaya, veo que no estás de humor hoy— comentó sin borrar la ironía de cada una de sus facciones y agitando su varita con rapidez cuando los labios de Kyttara dejaron escapar su hechizo, "Muy ingenioso" pensó a la vez que recitaba: —Morphos— y a la vez, en el transcurso y tiempo que debía recorrer y emplear el rayo de su contrincante, uno de los muñecos de práctica se convirtió en un enorme oso pardo adulto, posiblemente pesaba toneladas, y sus garras y dientes eran peligrosas. Éste, con presura, se interpuso entre su creadora y el Rictusempra, retorciéndose ligeramente, como si realmente sintiera cosquillas, gruñendo y volviendo a la normalidad justo a tiempo para recibir una orden mental.

 

—Ataca

 

Por instinto, El oso, que había sido creado a cuatro metros de Kyttara, que se encontraba a ocho de Arya, corrió abalanzándose sobre la rubia abriendo su boca, buscando desgarrar la yugular de la bruja, y de no conseguirlo, herirla con sus filosas garras que comenzaban a cerrarse en derredor a su cuerpo abriendo profundos tajos en su delicada piel. —¡Vamos!— le gritó frunciendo el ceño, —¡Concéntrate!— picó, si no estaba de humor, ella solo buscaría empeorar su situación con la intención de que la joven por fin despertase.

 

—Morphos

 

Musitó, una vez más, apuntando al suéter que Kyttara llevaba puesto, y éste se desmaterializó para dar paso a una enorme avispa marina, que al mero contacto con la piel herida de su víctima, impregnó un mortífero veneno que instantáneamente ya corría por sus venas debilitando cada uno de sus músculos, sumiéndola en un profundo sueño hasta matarla. "Tu puedes. Yo creo en ti" Pensó.

 

@KyttaBlackPerduts

[Marabella Rambaldi G.]

Como era de esperarse la fastidiosa pelirroja salio librada de mi hechizo , puesto que tiro un morpho a unos de los muñecos que se encontraba cerca del cual claramente no me había percatada , ¿ como diablos saldría de este est****o duelo ? me preguntaba a mi misma mientras miraba el oso que rápidamente se dirigía a mi << Ingenioso pelirroja >> pensé fastidiada mientras tomaba mi varita y apuntaba hacia donde estaba aquel animal.

 

 

-Oppugno-Grite haciendo que el oso quedara bajo mi control , sonreí levemente y le dije mentalmente al oso que atacara a la pelirroja << ataca>> el oso dio media vuelta y corrió hacia mi contrincante que estaba a unos ocho metros de distanciara , enseguida agite levemente mi varita y la apunte en dirección a los zapatos de la pelirroja , antes que su hechizo hiciera efecto en mi logre decir :

 

 

-Morpho - fuertemente y aquellos zapatos se convirtieron en un erizo venenoso , el cual sus púas al hacer contacto con los pie de Arya su veneno se espaciaría en breves segundo , provocando la muerte inmediata , si esta no era capaz de sanarse .

[Arya Macnair]

Arya chasqueó la lengua y negó lentamente con la cabeza, —¡Concéntrate!— gritó a su ahijada, en su rostro se podía notar cierta molestia, ella no la educaría como miembro de La Orden del Fénix para que fuese una cobarde que no sabía defenderse, quería que se valiera por ella sola y que nadie la molestara, quería que cuidara de sus mellizos como toda madre debía hacerlo, que batallara junto a ella algún día, y que jamás, jamás, muriera entre las garras de un asqueroso Mortífago. Las cosas claramente se habían salido de control, ¿Por qué?, muy simple, las de ganar las llevaba Kyttara y no había sabido cuidarlas, ¿Por qué utilizar su oso cuando pudo haberse librado del Morphos que ahora envenenaba su cuerpo?, aquel había sido un grave error y descuido por su parte, que le costaría la vida.

 

Sin embargo, al intentar interponer su segunda acción a la primera de la pelirroja, tampoco había logrado demasiado, pues su avispa marina ya la había picado y caído muerta al suelo, el veneno corría por sus venas infectando su sangre hasta llegar al corazón. Por lo tanto, y buscando darle una importante lección, endureció su postura e interpuso su flanco izquierdo por sobre el derecho, allí fue a parar el zarpazo del oso que abrió una profunda herida, bastante dolorosa, y dando un paso atrás exclamó con la voz temblorosa, antes de que Kyttara dijese algo más:

 

—Silencius

 

Rápidamente, el Morphos que intentó hacer a continuación le fue negado, Arya tragó saliva con los ojos llorosos, mirando fijamente al oso que se disponía volver a atacar y exclamó nuevamente:

 

—Silencius

 

Ahora, la próxima acción de Kyttara estaría negada también, y su siguiente turno era el último que tenía para curarse del veneno o moriría. Luego podría curarse ella