Manhattan.

[Liam Black]

Era una tarde de calor en las glamurosas calles de Manhattan. El clima obligaba usar ropas ligeras y sueltas a cualquiera que se atreviese a salir de su hogar. Y Liam no había salido ileso... una camiseta lisa blanca sobre unos pantalones cortos (muy cortos) negros eran lo único que cubría su cuerpo. Y bueno, unas sandalias oscuras en los pies, pero esa parte daba lo mismo.

 

A pesar de todo, la isla siempre había resultado una de las favoritas del vampiro, así que unos cuantos grados no afectarían su paseo. Y lo estaba disfrutando bastante antes de que una extraña mujer aparezca borracha unos cuantos metros adelante de su camino. No había nadie más en la calle, seguramente por el insoportable calor, y que alguien así saliera de la nada le molestaba incluso más.

 

—¿Por qué no regresas a tu cueva? —Exclamó con obvia molestia en su voz—. No es bonito ver personas en tal estado por barrios tan hermosos. —Con su voz arrastrando ronquedad avanzó un poco más a la extraña y sacó su varita. Lo había considerado bien, pero definitivamente no quería ser molestado un día tan hermoso. Era la primera vez que encontraba el cielo despejado y nadie más que un par de perros en las puertas de los locales.

 

—Mejor te doy una ayuda... A veces es mejor dormir que andar ebria. ¡Desmaius!

 

Sin dudas despertaría con resaca, porque el rayo previamente invocado estaba ahora mismo corriendo en su dirección y el impacto sería lo suficientemente potente como para inmovilizarla unos cuantos momentos. Tal vez era lo que le hacía falta para seguir su camino sin otra interrupción.

[Idylla Macnair T.]

Era interesante como las cosas podían cambiar de un momento a otro. había estado recorriendo las calles de Manhattan sin previa idea de lo que estaba haciendo.

 

Estaba en uno de sus viajes para descubrir la identidad de aquel mago. Los días en aquella parte del mundo eran calurosos así que había salido nada mas con un ligero short de mezclilla y una blusa verde suelta, no había pegado un ojo por estar siguiendo falsas pistas que la llevaban al mismo callejón sin salida del que intentaba con desesperación salir.

 

-Maldita sea, esto no me sirve para la investigación-

 

Susurro mientras caminaba bajo el sofocante calor del sol, giro en una de las calles y un tipo con una bebida alcohólica salio de la nada, tirando su contenido encima de ella -¿Pero que demonios pasa en esta ciudad?- La Tempestad agarro al chico por el cuello, y rompiendoselo de un solo movimiento siguió avanzando por la calle. ¿Como era posible que las personas salieran con aquella clase de bebidas a tomar en plena vía publica?

 

Sin dejar que un ápice de enojo se mostrara en su cara, un dolor punzante comenzó justo detrás de los ojos. Lo que le causo que comenzara a tambalearse al girar por otra calle. Le dolía la cabeza y a simple vista con el olor a alcohol por la bebida derramada y el mareo que estaba justo en ese momento dándole; cualquiera la hubiera confundido con una persona ebria. Cosa que sucedió momentos después, cuando y gracias a sus buenos reflejos con la varita, bloqueo un hechizo dirigido completamente hacia ella.

 

-¡Protego!- Grito fuertemente y con la varita apuntando a quien la había atacado, el dolor de cabeza no estaba disminuyendo. Pero haciendo acopio de toda su energía pudo ser capaz de girar la cabeza para ver al chico con varita en mano justo frente a ella.

 

Intento dejar el dolor de lado y concentrarse en su oponente, no era común que alguien simplemente te atacara a plena luz del día y mucho menos con magia. Ni ella siendo Mortifago era tan est****a, Alzando de nuevo la varita y sin perder de vista a su objetivo grito -Sectusempra-

 

Al instante de que aquel rayo impactara en su oponente, una cantidad suficiente de heridas en el pecho comenzarían a sangrar, provocando que su atacante cayera inconsciente. Si, ese era un muy buen final para quien la atacaba de aquella manera; y después con un simple avada podría terminar con el trabajo.