vs Binfeyd Evans

[That is not my name]

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver a mi contrincante aparecer frente a mi, a unos seis metros de distancia; ella, como yo, tenía la varita ya en su mano dispuesta a atacarme sin dudarlo así que me apresuré a ser el primero que pudiera lanzar un conjuro para tener esa ventaja, obviamente. No quería subestimar a mi rival ya que eso marcaría el primer error, debía de pensar las cosas dos veces antes de realizarlas.

- ¡Silencius! - Un simple efecto que limitaría las opciones de lucha de la bruja, un conjuro que le obligaría a responderme con un movimiento no verbal si es que deseaba continuar con el encuentro de manera justa y pareja.

La cita había sido programada para mediodía y ambos duelistas cumplimos con la hora con puntualidad, apenas sonó la primera campanada de la iglesia que estaba cerca de dicha plaza hicimos una reverencia cada uno. Sabía que era arriesgado tener un encuentro de ese tipo en un sitio público, rodeado de muggles y, no es que le importara mucho a mi rival, pero podría limitarse más en cuanto al uso de la magia prohibida manteniendo nuestro enfrentamiento limitado, justo para los fines deseados.

Como tres docenas de palomas pasaban volando arriba de nosotros en ese momento mientras que otras cuantas docenas más se encontraban en toda la plaza, los muggles aún no se daban cuenta de lo que sucedía aunque uno que otro le llamaba la atención el modo en que nos detuvimos a mitad de dicho sitio, a unos cinco metros de una grandiosa estatua de dimensiones considerables (medía unos cuatro metros de altura) y ni se diga de nuestros ropajes.

Había elegido ese día lo más sencillo que tenía en mi ropero pero aún así era muy exuberante. Mi conjunto de pantalones mostaza con una camisa de cuadros roja y naranja iban debajo de mi túnica entreabierta de un tono más oscuro que mi pantalón; tal vez si no me hubiera puesto la túnica podría haber pasado desapercibido pero, ¿qué más podía hacer? Me agradaba mucho la moda mágica como para dejarla en casa. Un par de zapatos negros y un cinturón del mismo color complementaban mi atuendo.

Veríamos, entonces, si era capaz de detenerse con el ataque de personas inocentes para que se concentrara solamente en mi persona y en nadie más.

[Binny Evans]

Varita lista.

Era lo único que le hacía falta para el duelo, Alma. El pueblo al que llegó no le pareció conocido, ni los pobladores le prestaron atención cuando se detuvo a esperar en la plaza donde encontraría a Ishaya. Había notado caballos libres abrevando a media cuadra de donde estaban y algunos perros buscando comida entre los restos de basura. Los animales le gustaban pero más los que podían volar, como las palomas que notaba sobre su cabella.

Aquel día llevaba un vestido corto de lino fino ya que hacía mucho calor a mediodía. Buscó a Ishaya con la mirada y lo encontró rápidamente. Hizo una reverencia como saludo. Sin embargo, este tomó la delantera para cuando sonó la primera campanada de la iglesia, silenciándola, y Binny no pudo quedarse atrás— zancadillas —pensó ya que no podía pronunciar palabra por el encantamiento; de manera que el chico caería de bruces a continuación y cualquier rayo o invocación que le lanzara sería desviado.

—Silencius —dijo, antes de que le tomara desprevenida una vez más. Volvió la vista de reojo par anotar la estatua, algunas plantas y las casas de madera. Pero la gente ni se dignaba a prestarles atención. Era entendible, todo lo que verían los muggles sería a Ishaya tropezando y golpeándose contra el suelo.

 

—Un lugar muy particular para un duelo, amigo. ¿Por qué aquí? Si los muggles nos ven utilizando magia podríamos meternos en serios problemas con el ministerio.

 

No pudo evitar soltar la interrogante, pero estaba asombrada por la decisión de Ishaya y quería saber sus motivos.

[That is not my name]

- ¡Morphos!

 

Cuando sentí caer por culpa de un lazo mágico que me amarraba de los tobillos, por lo que decidí utiliza run conjuro que no requería de puntería apra su correcta utilización, transformando su vestido en una hermosa viuda negra estando sujeta a su espalda, justo en medio de sus omoplatos, para inyectarle su veneno, cosa que hizo ya que el siguiente movimiento de mi contrincante fue lanzarme otro hechizo antes de defenderse de mi animal.

 

Me había logrado silenciar, por lo que solo tenía una forma de atacarla en esos momentos. Apunté mi varita desde mi nueva posición, en el suelo, y lancé un poderoso rayo color aguamarina para atravesar la distancia que nos separaba e impactarle de lleno. Ella no sabría de que se trataba hasta que viera los efectos del crece-uñas en su cuerpo, para que dejara de sostener su varita de manera correcta y dar así por finalizado nuestro duelo.

 

No pude responderle a tiempo a mi contrincante, pero sentía como mi voz regresaba a mi garganta al quitarse la resequedad del conjuro, justo después de lanzar mi rayo.

 

- ¡Así es más divertido! - Le decía mientrass sentía, ahora, el lazo de mis toillos desaparecer para que me pudiera levantar. - Será como nuestro secreto.

[Binny Evans]

El vestido no era un regalo ni de los favoritos de Binny, pero se sintió incómoda cuando el hechizo de Ishaya hizo que se transformara en una viuda negra.

«Hermosa y letal... como Madame Octa» los pensamientos de Binny se desviaron hacia la araña que escondía en su habitación. Sintió las patas del arácnido en la espalda e inyectarle el veneno inmediatamente después, aquello era igual a cuando jugaba con su mascota solo que esta vez aguantó una oleada de dolor. De golpe le hizo levantar el brazo en busca de la indefensa, seguía en su espalda y la tomó entre sus dedos con firmeza. El animal luchó, con movimientos desesperados pero no era tan grande ni tan fuerte para escapar.

Binny la lanzó al suelo junto a su pie derecho, igual que se arroja una notificación del ministerio por quebrantar el reglamento... como utilizar magia frente a muggles. Tuvo que ser muy rápida para que el animal, que hubo caído de espaldas, no se levantara y comenzara a correr en busca de un escondite. Y así fue. Veloz como una flecha Binny la aplastó una y otra y otra vez hasta que su vestido de lino volvió a aparecer.

Pese a todo, Ishaya no se contuvo y un rayo aguamarina salía disparado de su varita. El rostro de Binny se llenó de inquietudes pues habían muggles cerca y no quería ver aparecer una tonelada de problemas ahora que empezaba a recordar lo que más le gustaba del mundo mágico. Además que verían un rayo viajar seis metros desde una rama hacia el cuerpo de ella.

Fue de inmediato—Oppugno —susurró apuntando la varita al caballo que abrevaba a media cuadra de la plaza donde estaban, era una cuadra pequeña de la calle más cercana a Binny, ya que casi dos metros y medio los separaban a ella y el animal pero no más. Daba igual la distancia, hechizó al caballo y le dio la orden de cubrirle del rayo que se le acercaba. De manera que la bestia de gran tamaño, fuerte y veloz corrió a todo galope hasta colocarse frente a Binny y recibir el impacto del crece-uñas en las costillas.

 

Mientras las pezuñas del animal empezaban a crecer lentamente pero sin falta Binny aprovechó para acomodarse el vestido y cubrirse de la mirada de los hasta ahora ausentes muggles. Ishaya estaba tendido en el suelo y esperaba que el golpe de bruces no le hubiese dejado aturdido.

 

—Buen chico —le dijo al caballo acariciándole el cuello. Binny le pasó ambos brazos por el cuello como felicitación y lo soltó, aún en esa posición podía ver a Ishaya así que acomodó la varita— silencius —él, Ishaya, quedaría mudo una vez más.

 

—¿Cómo que divertido? Nos meteremos en problemas jajaja O quizás los muggles sigan encerrados en sus casas perdiéndose el espectáculo del exterior. ¡Que lástima por ellos, pero que bien por nosotros!

[That is not my name]

Orbis Bestiarum, pensé de inmediato para controlar dicho caballo y que le diera una fuerte patada doble contra el brazo que sostenía la varita a mi contrincante rompiéndole los huesos para que no sostuviera la varita con efectividad, de esa forma la limitaba en cuanto a los movimientos que podría realizar.

 

En vez de defenderse de mi movimiento, la bruja me silenció sin problemas, recibiendo el daño de aquel caballo y, de segunda acción, le rompería el otro brazo para que no tuviera muchas alternativas. Ya para ese momento un par de muggles se habían sorprendido por lo que sucedía en medio de esa plaza, pero aún no caían en cuenta de lo que en verdad pasaba, lo que significaba que el tiempo se nos estaba agotando para continuar entrenando.

 

Cuando comencé a controlar a ese corcel, se había movido lo suficiente para que no interfiriera entre ambos duelistas, de esta forma podría asegurarme un espacio libre para atacarla directamente y,al estar silenciado, no sabría que tipo de conjuro le afectaría hasta ser demasiado tarde, si es que se dejaba afectar.

 

De un momento a otro salió de la punta de mi varita un potente rayo anaranjado, brillante, para atravesar la distancia que nos separaba entre ambos e impactarle de lleno en el pecho de la mujer, mi compañera Binny solo sabría de que trataba hasta que comenzara a vomitar babosas del estómago impidiéndole hablar hasta que terminara con un hechizo dicho efecto, algo que la ponía en más problemas. Primero, si quería utilizar magia debía de curarse alguno de los brazos; segundo, el veneno seguía bombeando en su torrente sanguíneo y estaría a nada de tumbarla inconsciente en el suelo; y por último, debía de estar pendiente de librarse de mi rayo.

 

- Il a été un plaisir... - Murmuré mientras una sonrisa aparecía en mi rostro, esperando la reacción de mi contrincante para continuar con nuestro entrenamiento.