Astronomia Maritima.

[Nate Weasley]

Ajustar correctamente su telescopio estaba probando ser una tarea más difícil de lo que hubiese indicado en un principio y el hecho de que se encontrasen en el medio del mar a merced del movimiento del oleaje marítimo no ayudaba demasiado. No parecía recordar mucho la técnica de enfoque que le habían enseñado en sus primeros años de Hogwarts antes de que le diesen la opción de dejar de tomar clases de Astronomía, lo cual había hecho gustoso. Incluso más chistoso le resultaba que en sus posteriores encuentros con la disciplina, donde se la había pasado leyendo sobre estrellas y constelaciones hasta adquirir un sólido nivel de conocimiento, siempre había ignorado la parte donde le enseñaban a calibrar los telescopios.

 

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, que al final, tarde o temprano tendrás que hacerlo. >> le hubiese dicho su madre, y en ese momento la frase venía como anillo al dedo.

 

Afortunadamente y luego de un par de intentos, pudo enfocar correctamente su telescopio y ahora el cielo nocturno se desplegaba ante aquellos lentes con perfecta nitidez. Ayudaba mucho que el bote hubiese dejado de moverse y que el movimiento de las olas parecía haberse calmado un poco ahora que estaban lejos de la orilla. Escuchó la contestación de su profesor y su explicación respecto de la Omicron Ceti, que al parecer estaba a punto de encontrar su destino final, algo que no ocurría muy a menudo. Frenético, Nathan buscó la constelación con su telescopio, hasta que finalmente encontró el astro rojizo.

 

Y entonces ocurrió, duró tan solo unos segundos y luego desapareció, pero se vio tan claramente que la boca de Nathan se abrió involuntariamente en señal de completa admiración. El astro había emitido un destello rojizo intenso y luego una onda expansiva se materializó en torno a ella para finalmente desaparecer tan rápido como había aparecido, luego de lo cual ya no quedó nada más que el cielo azul oscuro para contemplar.

 

Pasaron unos cuantos segundos hasta que Nathan finalmente retiró la vista de su telescopio, más comenzó a guardarlo cuando el profesor dijo que era la hora de regresar. Si bien había observado algo fascinante, su contenido estomacal aún se revolvía ligeramente por el oleaje marítimo y no podía esperar a estar sobre tierra firme nuevamente. Miró a su compañera, Cissy, quien había sido apuntada capitana del barco para regresar.

 

- ¿Lista? ¿Quieres que analicemos los cielos o simplemente utilicemos un encantamiento brújula? - le inquirió, para luego alzar su mirada al cielo - Estoy seguro de que podemos encontrar las osas.

 

[Cissy Macnair]

El mar me daba náuseas, pero no era tan terrible como lo hubiera esperado. No con Nathan allí, al menos.

 

Escuché a Divied mientras nos explicaba lo que le habíamos preguntado sobre las constelaciones que se veían en una cierta época del año y no me sorprendió que hablara sobre la edad de las estrellas. Si, lo sabía. También sabía que lo que nosotros veíamos no era más que el fantasma de la luz que emitían y que muchas de ellas llevaban miles o millones de años muertas y nosotros seguíamos contemplando su fantasma. Aunque me gustaba más pensar en que nosotros veíamos el alma de la estrella. ¿Cómo se vería desde otro planetas?

 

Alcé una ceja sorprendida cuando el profesor nos dijo qué era lo que íbamos a contemplar y ajusté mi telescopio casi al tiempo que Nathan para poder contemplar el astro rojizo. No sólo era hermoso, sino que además me contagiaba de cierta nostalgia. Saber que no iba a seguir allí por más tiempo me hacía dar cuenta de que todos teníamos un tiempo, un límite y que si lo dejábamos pasar, entonces iba a acabar y quizá no habríamos logrado nada que valiera la pena. Miré de reojo a Nathan, pero él parecía concentrado en las estrellas. Solté un suspiro imperceptible y dejé el telescopio a un lado.

 

-¿Dirigir yo?- sentía que nos íbamos a chocar contra una roca y nos íbamos a hundir o naufragar en medio del mar si me daban esa tarea, pero Weasley parecía convencido de que iba a hacer un buen trabajo. A duras penas le sonreí-. Podríamos hacer un encantamiento brújula e ir observando las constelaciones para guiarnos por los puntos cardinales... ¿recuerdas hacia dónde estaba la playa?- terminé preguntando, porque no recordaba haber prestado suma atención. Ahora que miraba, no se veía tierra a nuestro alrededor y el horizonte negro se fundía con el mar.