¡Supercalifragilisticexpialidocious!

[That is not my name]

@

 

El mensaje había sido sencillo, encontrarnos en los jardines traseros de la Hacienda Tonks para un encuentro entre nuestras varitas. Mágico, sin alguna otra connotación. El escenario era sencillo, por supuesto, un área de unos cien metros cuadrados de hierba que no superaba una pulgada de altura, sin ningún objeto más grande que una pelota de ping pong, de esta forma nos colocaríamos en el centro de ese sitio para tener nuestro objeto más próximo a unos cuarenta metros de distancia al menos.

 

Acomodé ligeramente mi enorme túnica bombacha de cuerpo completo, manga larga y de color grisáceo, amarrándola a mi cuerpo con un cinturón; debajo de ésta tenía un conjunto de camisa, pantalones y gruesas botas negras. Obviamente también tenía conmigo mis amuletos y anillos de poderes, aquellos que conseguí en la universidad al estudiar los libros de hechizos, eran mi única manera de sobrevivir al poder de algunos miembros de la sociedad clandestinos.

 

Esperaba pacientemente a la llegaba de mi viejo amigo, sintiendo la suave brisa de la mañana rozar la poca piel expuesta en mi rostro, cuello y manos, aunque no era tanta su fuerza como para desacomodarme el cabello que se vislumbraba completamente blanco, gracias a la metamorfomagia. Cerré mis ojos un momento cuando sentí la llegada del mago, sonriendo de inmediato y haciendo aparecer la daga del sacrificio en mi mano izquierda ya que en la derecha ostentaba mi varita.

 

Una ligera reverencia hacia su persona mientras me colocaba a ocho metros de distancia sin perder la noción del espacio donde nos encontrábamos y murmurando el primero de los conjuros contra mi oponente, solo para ir midiendo la fuerza del mismo.

 

- Cinaede.

 

Era simple, rápido y efectivo, un gas venenoso que actuaría de inmediato en su sistema nervioso, circulatorio y respiratorio, complicándole un poco nada más el desenvolvimiento que pudiese tener en aquella ocasión; era cuestión de tiempo para verificar si la estrategia planeada por ambos podría resultar, aunque no quisiera verlo desfallecer frente a mi, siempre tendría un respeto por la vida muy profundo, sobre todo si era alguien con tantos años de conocernos.

[Undefined]

La hacienda Tonks era una de las tantas familias ubicadas en el pueblo de Ottery, se le podía considerar una de las mas antiguas junto con familias mas prestigiosas como la Dumbledore o Black, varios de los miembro de la familia habían pertenecido en algún momento a la Orden del Fénix, su patriarca era uno de ellos. Él mando un mensaje sobre un duelo mágico en los jardines de su hogar, a pesar de los problemas mentales que enfrentaba, no podía dejarlo pasar. Era otra oportunidad para medirse y enfrentar el estrés que había experimentado en el primer duelo contra un joven mago en un callejón lleno de grafitis de villanos y princesas de disney.

 

Envuelto en una voluta de humo blanco apareció la figura masculina de altura promedio con un cabello castaño rebelde y desordenado, trato de acomodarlo pasando la mano por su cabeza en una dirección, pero este siguió igual. Cruzó la verja que daba a los jardines de la hacienda donde ya lo esperaban, un lugar enorme con mas de cien metros cuadrados. No camino mucho, tal vez ni siquiera llego al centro de dicha distancia, pero a unos cinco metros de el se encontraba una estatua de unos dos metros de altura. Era el único objeto cercano y logro posicionarse a ocho metros del patriarca de la familia Tonks.

 

Las voces en su cabeza como siempre lo atormentaban y lo advertían del peligro que corría, había sentenciado su muerte desde un principio por su inexistente talento para los duelos, su destino estaba fijado. Se lo repetían a cada instante, al menos por ahora. Pero esta vez no fue lo único que lo atormentaba, debajo del vasto jardín el Fined vio como varias pequeñas figuras se movían, correteando sin cesar por todas partes, como parasitos dentro de la piel. No supo si era el jardín o era su mente jugándole nuevamente una mala pasada, no distinguía en ese momento entre la realidad o fantasia.

 

Mientras sus ojos vagaban libremente asustados por las diminutas figuras que merodeaban queriendo salir a la superficie, ignoro por completo la reverencia de su adversario, pero no pudo evitar el gas toxico que aspiraron sus vías respiratorias. Con ello la bienvenida de un veneno que empezó a correr por todo su sistema, en ese momento no entraba el aire a su cuerpo por ninguna parte, por mas que trataba encontrarlo a su alrededor, nada pasaba.

 

Cuando su boca comenzó a cambiar a un color casi azul se dio cuenta de lo sucedido.

 

- ¡Anapneo! - Comentó con varita en mano.

 

En su interior un voz lo llamo est****o, molesta por haberse salvado. Sus pulmones se llenaron rápidamente de aire, inflándose como un globo, respiraba vertiginosamente tratando de encontrar su ritmo normal. Sin embargo, no estaba del todo a salvo, el nivel de su rival era mayor y la potencia del gas toxico era mayor, todavía requería dos procesos mas de cura que lo salvarían. Iba a ser complicado, ya lo había obligado a desperdiciar hechizos para los próximos dos turnos, era una ventaja enorme empezar con tal hechizo.

 

Una pequeña brisa fresca sacudió un poco su túnica negra, además llevaba algunas posesiones sobre todo lo relacionado con los libros de hechizos, era poco lo que tenia y no le servía de mucho en ocasiones, tal vez su fuerza se basaba en el rango que poseía dentro de la Orden del Fénix.

 

- ¡Sectusempra! - Sentenció.

 

Un chorro de luz verdusca se desprendió de su varita en busca del pecho de Ishaya a ocho metros de distancia, de encontrarlo le produciría una enorme y profunda herida que le ocasionaría la muerte si no se aplicaba los hechizos necesarios para su curación. Dentro de el no esperaba que eso pasara, seguramente su rival se defendería con creces del hechizo o se las ingeniaría para realizar otro movimiento inesperado.

 

Invoco la daga de sacrificio solo por si acaso, era posible que la fuese a necesitar mas adelante, iba a hacer un duelo con muchos hechizos de los libros porque era allí donde residía el poder de su rival.

[That is not my name]

1d7

Ishaya invoca al Señor del Caos...

[That is not my name]

Después de que me hubiera asegurado que mi contrincante en es enfrentamiento estuviese envenenado, me concentré para invocar las fuerzas del azar y se me permitiera uno de los Señores del Caos, sonriéndome con la fortuna de que fuera un mercenario el que apareciera en el campo de batalla listo para luchar junto a mi, aunque su posición era de manera vertical a donde nos encontrábamos ambos duelistas, a la misma distancia y sin interferir el intercambio de hechizos... en teoría.

 

El cíclope invocó un fuego maldito como primera acción verbal justo después de que Uzziel se curará con un anapneo para continuar con el enfrentamiento, justo cuando yo me realizaba un corte en mi muslo izquierdo con la daga del sacrificio mientras pronunciaba un "Immolo oppugnare Uzziel Fined" y que éste también recibiera el mismo corte, de esta forma estaríamos atados en ese momento del duelo. La llamarada en forma de cisne, obviamente, salió disparada hacia le cuerpo de aquel mago para impactarle de lleno en su pecho y con esto provocándole graves heridas que necesitaban de curación inmediata.

 

Ahora el mago lanzaba un rayo hacia mi cuerpo por lo que, de manera rápida, simplemente conjuré un salvaguarda mágica para que me atravesara el mismo y no recibiera daño alguno, librándome de las terribles consecuencias de aquel hechizo; justo después de eso me realicé una curación para cerrar la herida de mi pierna y que no me molestara en el desarrollo de aquel combate. No me gustaba perder la ventaja que había ganado.

 

Por otra parte, como segunda acción del mercenario, realizó un "anular ardius" para eliminar aquel conjuro para uso de mi querido amigo, todo con la estrategia que había estado planeando. Todo comenzaba a cerrarse en esos momentos y no debía de perder la concentración, un movimiento en falso y se podía voltear aquel encuentro a su favor.