Prueba Libro de la Fortaleza - Noviembre 2021 [Kyle vs Juliette]

[Kahlan Blackthorn]

 

El tiempo se había detenido delante de sus ojos, jamás se sintió más vivo en sus 22 años de existencia. Renovadas energías le corrían por las venas, volviendo a toparse con una dinastía que le diera el nombre y la estampa que portará con orgullo. Macnair era un hombre de escasos sentimientos, poco o nada era lo que sentía realmente y era capaz de demostrar a los que le rodeaban. Debía enfrentarse a su hermana Juliette, jamás se espero que el destino le lanzará esa bola curva y le obligará a poner el dedo en la llaga que podía poner un blanco justo en el pecho de la mujer. 

— No hay plazo que no se cumpla y deuda que no se salde—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios. Pasaba su zurda por su cabello, sacándose un poco del estrés inexistente en su persona. Al ser un vampiro que era sentir nervios o celos, para el solamente cosas de humanos que no tenían cabida en su vida. Aquel par de ojos azules delineaban con detalle cada una de las osamentas que estaban en la empuñadura de su varita, acompañadas por cráneos donde corría la sangre de todos los que envió al otro mundo.

— Espero que no te unas a ellos—siseó deslizando la punta de su varita sobre su pecho, ahí donde descansaba Quimera. El nexo más estrecho que pudo afianzar con otra Macnair, pero ella no era parte de su familia sanguínea. Sino una buena amiga que se vio cobijada por el hermano de su padre, conocerle dentro de Holanda le daba otro sentido a todo lo que creyó conocer del mundo mágico. Obsequiándole miles de enseñanzas que le ayudaron a ganarse el sitio que poco a poco, le daba un sitio dentro del bando oscuro. Secreto a voces que pocos se atrevían a revelar, pero que el gritaría a los cuatro vientos sin importarle las consecuencias. 

— Bienvenida al infierno, querida hermanita—sentenció apareciendo en la cima del K2. Le le había tomado cierto cariño a esa montaña, porque no darle el honor de ser la tumba de su querida contrincante. Nada les rodeaba solo en acantilado desde los cuatro puntos cardinales, ni un solo tronco amigo que les pudiera servir como arma o defensa las pequeñas rocas sueltas, bueno si el Holandés se pusiera creativo, si que le iría realmente mal a su alumna. La sangre no importaba dentro de esa contienda, ahí solo estaban la aprendiz y el maestro, el viento agitaba con fuerza su cabello alborotándolo un poco— Espero que hayas aprendido lo necesario en la clase, porque de ello depende que salgas vida de este lugar—advirtió elevando sus ojos azules al nublado firmamento.

—Sectusempra—aquel conjuro salió disparado de sus labios, tal y como lo hace una flecha que es lanzada por un arco. El rayo impacto directo en el pecho de la mujer, abriendo varias heridas sangrantes, debía prestarle atención a cada una de ellas sanándolas lo antes posible. Eso sino deseaba irse a la tumba antes de poder siquiera intentar atacar al Nigromante. 

 

C O N D I C I O N E S

• No existen límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
• Duración del duelo: Del 23 al 28 de Noviembre.
• Nos guiaremos por las Reglas Nuevas de duelos existentes.
• Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro de la Fortaleza). Obligatorio su uso para poder aprobar y quedar vinculadas con éxito al libro.
• Están prohibidos los Off y las ediciones.
• Consultas, dudas o sugerencias, al topic del Consultas del Libro de la Fortaleza

 

@ Juliette Macnair

Editado 23 de Noviembre del 2021 por Mica Gryffindor

[Juliette Macnair]

ㅤㅤㅤㅤEn cuanto llegaron nuevamente al inicio de todo, el mundo había callado y la oscuridad les hubo cubierto con su espeso manto negro. La bruja observó detenidamente a su alrededor, como si se asegurara de que ninguna trampa irrumpiese con la poca paz que existía entre ambos. Negó para sí misma cuando le oyó, era casi... irónico que dijera aquello cuando ella había visitado cada uno de los pasadizos del infierno hace no mucho tiempo atrás. Le siguió los pasos de cerca, observando cada uno de sus movimientos como si su vida dependiera de ello, y vaya que era cierto. Cuando los diez metros los hubo separado sintió como la varita de ébano se deslizaba por su brazo derecho y quedaba perfectamente acomodada entre los dedos y el centro de su palma. Agarró todo el aire que la exquisita noche le permitía, embriagándose con su poder y sintiendo el fuego recorrerle cada centímetro de su cuerpo.

Cuando abrió la mirada, la venda azabache le cubría por completo el verde característico y entonces, una ligera sonrisa se dibujó en sus facciones. Su pecho subía y bajaba, de manera bien tranquila en comparación con el fuerte retumbar de los latidos de su corazón. Pum-Pum-Pum. Relamió sus labios y lentamente giró la madera entre los dedos hasta apuntarle al hombre.

⸺ Oh, yo espero no decepcionarte querido hermanito...

Murmuró con amargura y con suavidad acomodó una de sus piernas detrás de si misma, dejando todo el peso de su cuerpo en aquella para ver cómo el mago arremetía hacia ella sin piedad alguna.

⸺ Salvaguarda Mágica. ⸺ dijo en su mente al mismo tiempo que sus ojos se cerraban momentáneamente; su cuerpo pareció levemente desprenderse de toda gravedad y el venenoso rayo no fue más que un show de luces al momento que atravesó elegantemente su cuerpo intangible sin causarle daño alguno. Una sonrisa inmediata apareció en su rostro ante el cosquilleo de la ligera victoria.

Con suavidad depositó sus pies bien firme contra el suelo, moviendo sutilmente su cuello en cuanto volvió a sentir que su materia regresaba al estado original. Alzó la mirada sin siquiera hacerlo con el mentón, sus labios secos por la pequeña agitación del momento se mantuvieron abiertos. No podía creer que sí lo había logrado. Y entonces, fue ella la que rápidamente movió su varita en la dirección del mago frente a ella, deslizó su ácida lengua por el borde de sus labios, saboreando ese veneno antes de lanzar su arma.
 
⸺ Incárcerus. ⸺apuntó con seguridad al mago, mientras mantenía firme la varita, fue como un susurro deslizándose por el aire y luego de aquel silencio sepulcral, sólo se escuchó el viento rozar con las cuerdas que salían desde la punta de su negruzca varita; tres largas y gruesas cuerdas, lo suficientemente fuertes como para dejar inmóvil a un rinoceronte. En cuanto estas atraparon al oponente, una de ellas se enredó a la altura de sus muñecas para evitar que usara su varita, la otra astuta se enredó a la altura de su boca para imposibilitar cualquier hechizo verbal y, por último, la parte preferida de Juliette, un enredo a la altura de sus tobillos logrando que su querido Macnair se desplomara contra el suelo.

Soltó un suspiro, y volvió a alzar el mentón, agitando ligeramente el mismo para que los mechones castaños de sus cabellos rebelde le despejaran la mirada. 

Sintió miedo.
Más no bajó la guardia.

Cita. @ Juv Macnair

[Kahlan Blackthorn]

 

El Holandés observaba las acciones de su hermana, no podía negar la dedicación y el empeño que le imprimía a cada una de ellas. Todo con tal de demostrarle que era capaz de responder con astucia y eficacia a cada uno de los ataques que le lanzará, pero no tomo en consideración un pequeño detalle. El no era un inexperto en el arte de la batalla, sino todo lo contrario, observó como se libro de su sectusempra con un salvaguarda mágica de forma efectiva y aplaudible.

Empero centrando sus ojos en la siguiente movida de la mujer, no dudo en asestar una defensa tan certera como la realizada por su contrincante—Silencius—el efecto fue inmediato y certero. Nada salió de los labios de su hermana, porque justo antes de poder atacarlo el reaccionó con inteligencia, intercalando la defensa que ahora les tenía en igualdad de condiciones, evitando que las cuerdas fueran invocadas por la Macnair. Sus ojos destellaron como un par de faros, presos de una rabia que iba en aumento, no la dejaría irse de ahí sana y salva.

— Muy bien. Pero eso no te salvará de llevarte un puñado de heridas, querida hermanita. Porque lo creas o no, está lección será todo menos tranquila y apacible—terciando una media sonrisa en sus labios apretaba con fuerza la empuñadura de su varita, casi podía sentir que los cráneos se quebrarían ante la presión del vampiro. El viento soplaba con fuerza, desatando una oleada de adrenalina que explotó en su interior—Embrujo punzante—surcó su mente aquel conjuro emanando de la punta de su varita un haz de color rojizo que pego de lleno en el rostro de Juliette. 

Provocando en este una hinchazón semejante a la de un globo, impidiéndole ver con claridad y de ese modo provocando que errará en su siguiente ataque o defensa. Kyle estaba complacido por sus acciones, justamente por eso no dejaría de arremeter contra ella hasta llevarle al limite. El que cayera rendido iría a parar al vació, quedando enterrado por el tiempo y la derrota en las faldas del K2. Las cartas estaban sobre la mesa, le tocaba mover a ella, pero dudaba que pudiera hacerlo con la libertad que eso le requería.

@ Juliette Macnair

[Juliette Macnair]

ㅤㅤㅤㅤLa sorpresa en sus ojos fue notoria cuando de sus labios ninguna vocecita emanó, y por ende, el hechizó pareció desvanecerse en conjunto con sus frustrados movimientos. Su mano izquierda se hizo puño, y sintió el filo de sus uñas negruzcas enterrarse en sus palmas hasta el borde del desquicio. Presionó la mandíbula con cierta molestia, y apenas escuchó las palabras del mago, la morena rápidamente volvió a su posición defensiva. Él era un Macnair de tomo y lomo, como dirían por ahí, 'hijo de su padre', y tal cual la frase indicaba, bajar la guardia no estaba en ningún diccionario, no si se quería salir vivo de esto. 

─── No serías el primer Macnair en intentar asesinarme, ni el último en tomar mi lugar en esta ecuación tan disfuncional. ───murmuró con suavidad, relamiéndose los labios en un lapsus de tiempo casi irreal; no tenía la misma experiencia en batallas en comparación a las mujeres de su casta, en comparación a él que parecía danzar con cada movimiento como si esto fuese una más de sus lecciones de vals, pero sí que era una muy buena observadora, y en cuanto apreció el brillito intenso emanar de los zafiros de su hermano, supo que varios haz, se traería bajo la manga. Kyle presionó su varita, y Juliette arremetió sin siquiera pensarlo dos veces en su dirección. 
      Un corte perfecto en el aire, seguido de un sonoro y seguro: ─── ¡Protego!

El escudo apareció frente a sus ojos, iluminando la oscuridad de los mismos ante el espectáculo de la absorción perfecta de un aparente rayo color carmín; no quitó la mirada de su objetivo, no cuando irónicamente, dicha teatralidad generada entre ambos comenzaba a dar comienzo a quizá, una de sus obras más memorables de hoy en adelante. Sonrió con la mirada, como si la forma almendrada de sus ojos se hubiese acentuado al ejercer casi inconscientemente un gesto de complacencia, esa que decía cual secreto a voces: 'Ningún mago volverá a subestimar sus capacidades otra vez'.

─── Dime, querido hermano, ¿crees que Arya intente colgarnos de la torre más alta cuando nos vea al borde del colapso llegar a casa? 

Bajó su mentón mientras una pequeña sonrisita burlona se dibujaba en sus facciones, ¿hablar por hablar? En lo absoluto, pero si se conocían por primera vez, y las situaciones se habían desencadenado de tal manera que estaban ahí, al borde de un precipicio, en la punta más alta y fría del K2, lanzándose hechizo tras hechizo, sin ninguna piedad y con la indiferencia a punta de varita, ¿por qué desaprovecharlo con el silencio sepulcral?
      El comentario había sido al azar, ambiguo, trivial... efímero. Sólo cuando Juliette se arremangó las mangas, y volvió a sentir la vibración de su varita anhelando sacar más poder, sólo entonces, volvió a enarbolar en su dirección mientras en su mente pronunciaba cual siseo su siguiente movimiento.

─── Seccionatus. ───De su varita azabache se desprendieron una docena de medias lunas bien filosas y cortantes, de las cuales ocho terminarían impactando contra su perfecto torso varonil si él no se defendía con la astucia que ella intuía poseía de sobra.

Soltó el aire acumulado por la tensión.

cita. @ Juv Macnair

[Kahlan Blackthorn]

 

El drama era una faceta poco conocida por el Holandés, pero a su hermana se le daba de lo mejor montarse escenas dignas de Broadway. No se le haría extraño verle sobre un escenario causando alarde porque era sometida por el poder que poseía el Senescal de Caronte, pero estaba ahí para probar que era buena en duelos y no para hacer alusiones a verle colgado de la torre más alta de la Mansión Macnair.

— Dudo que ambas puedan pillarme, te aseguró que ninguna de las dos me pondrá una sola mano encima—arremetía destilando el veneno que guardaba celosamente en su lengua. Semejándose a una cobra real, serpiente que recorrería el mismo infierno de ser preciso, solamente para seguir atacando sin descanso a su hermanita querida. Volvía a salvarse por los pelos, pero eso no le daba ni un solo atisbó de ventaja contra el Nigromante. El sabía que fibras tocar y el daño que cada una de ellas causaría, eligiendo las más sensibles y frágiles, decantándose por ser mucho más astuto e inteligente que su contrincante. 

— Salvaguarda mágica—pensó volviéndose intangible, viendo como las medias lunas le traspasaban como lo hacen los fantasmas a través de una pared. Agradecía no perder los cuadros que tantos años le costó amasar con sesiones de ejercicio incansable. No acababa de entender, cual era el afán de acabar con la figura atlética que se enorgullecía de pavonear dentro del mundo mágico. Sintiendo una ventisca gélida abrazar las faldas del K2 y ascender hasta la cima, sonrió ampliamente ante siguiente conjuro que usuaria contra la Macnair.

— Anular Salvaguarda mágica—sentenció causando de ese modo que su hermana, no pudiera emplear ese conjuro por el resto del duelo. No le ataco de una forma directa, pero si mermando el poder que la misma poseía. Poco a poco, le cuartearía todas las salidas, dejandole con la única puerta de escape y esa era la muerte misma— Creo que la que terminará colgada serás tu, aprecio que asistieras a la clase y todo lo demás. Pero suelo ser celoso, no deseo compartir nada de nuestra familia contigo y menos con nadie ajeno a ella, considera esto una bienvenida y despedida—asintió dejando que su rival actuará de la forma que considerará más conveniente.

@ Juliette Macnair

[Juliette Macnair]

ㅤㅤㅤㅤHasta ese momento no le había visto hacer uso de las habilidades que con una serenidad inigualable les había enseñado a sus alumnas hace solo unas horas atrás, pero cuando él empleó lo que ella esperaba hiciera, el espectáculo que se generó frente a sus ojos traspasó por completo a su imaginación. Sentirlo era una cosa, pero presenciarlo y admirar cómo el cuerpo se hacia bruma en la nada, era simplemente parte de una obra de arte aún no descubierta por los seres humanos. 
    Una sonrisa fugaz se dibujó en sus aún joviales facciones, y mientras alzaba el mentón, dejó escapar todo el aire contenido, intentando mantenerse bien alerta a todo lo que del ambiente le vibraba en sus cinco sentidos. Inspiró con fortaleza, tensando la mandíbula, el cuello e incluso las manos cuando oyó lo que no avecinó. Maldijo para sí misma, y cerró los ojos momentáneamente ante lo que se avecinaba si no era el cuarto de astuta que su hermano. 

─── ¡Ah! Por Salazar, Kyle... ───pronunció su nombre con una melosidad bordeando la picardía, y lentamente fue caminando, acercándose lo suficiente como para que ambas miradas pudieran encontrarse, divisarse a la distancia; ocho metros, sólo dos menos en comparación al inicio, y volvió a murmurar.─── Ese fue una jugarreta muy sucia de tu parte... sin importar a quién celes, tu sangre corre por mis venas.

Sentenció con una pequeña gota de seriedad, girando la varita de ébano entre sus delgados dedos como si aquella fuese una cuchilla a punto de ser lanzada a su oponente. Con suavidad palpó el espejó de niebla en el rincón de su psique, y luego de volver a bajar el mentón sin quitarle la vista al mago, arremetió.

─── ¡Espejo de niebla anular sectusempra! 

En cuanto la bruja declaró el embrujo a viva voz, apreció cómo se alzaba una densa capa similar a las sombras del Averno que solían seguirla cual vasallos a su reina, aquella bruma se condensó elegantemente frente a ella, generando un marco ordinario que para su oponente sólo mostraba a la joven Macnair sonriendo con una inocencia de mil demonios, un reflejo irónico de su verdadera belleza, la cual, inducida por el espejo, acrecentó no sólo sus atributos físicos, sino también, le confirió la ilusión de poseer una estampa imponente, como si fuese una bruja realmente poderosa y con bastantes estudios mágicos acarreando en sus faldas. Esto le permitió conjurar la misma anulación que su hermano, pero con una voz totalmente embelesadora y carismática; en lugar de imitar su jugarreta, ella le quitó su hechizo de inicio, anulando al sectusempra y evitando que el joven Macnair pudiera emplear el ataque por el resto del duelo. Y bajo un estado completamente hipnótico, le vio preso de su efecto; él ya no podría dañarle a destajos.

Con suavidad hizo una pequeña reverencia, agarrando parte de la tela purpura que había robado alguna vez de la habitación de su querida Joa al caer presa de una tristeza profunda ante su partida de la Mansión Macnair. Luego de soltar la tela y dejar que esta danzara con la brisa que pronto comenzaba a correr violenta en la montaña, volvió a posicionarse de manera elegante, agitando su varita en la dirección del mago sin pronunciar una sola palabra: 

─── Seccionatus.

Nuevamente pensó en la misma estrategia anterior; las filosas medias lunas volvieron a emerger y a dispararse frenéticas de su varita, brillando bajo la perfecta luz de luna que lentamente se iba posando sobre sus cabezas. Juliette miró atenta, manteniendo su posición y aguardando porque alguna siquiera le propinara un rasguño. ¿Qué podría delatarle? El veneno, y el infierno desatándose en su mirada, porque mientras más uso hacía de su varita, más intenso era el fuego emergiendo desde lo profundo de sus entrañas.

 

cita. @ Juv Macnair

[Kahlan Blackthorn]

 

El Senescal de Caronte miraba las acciones de su hermana, agradeciendo que al menos hubiera sabido defenderse de los ataques que le lanzará con anterioridad. Si bien les corría la misma sangre por las venas, aquello no le impedía que sus ganas por matarle o darle una lección que jamás olvidaría se concretarán con éxito. Fue educado de esa forma dentro de Ámsterdam, desapegado de las personas que eran parte de su supuesta familia y ahora los verdaderos Macnair, pues debían ganarse la simpatía y aprobación del ojiazul. 

— ¿Qué Juliette acaso no te gusto mi forma de responder a tus ataques?—le preguntaba sin tomarle demasiada importancia al que le quitará de su repertorio el uso del Sectusempra. Parecía que no acababa de comprender de que iba todo aquello, posiblemente la necedad de colarse en la vida del Nigromante, le impedía dilucidar con claridad las verdaderas intenciones del caballero. Era bien era su hermana, no podía detenerlo que comenzó al aparecer en la cima del K2. Nadie impediría que concretará ninguno de sus planes y mucho menos alguien de su misma estampa. Sintiendo la fuerte brisa empeorar el clima, no descartaba que una tormenta les acompañará de un momento a otro.

—Detritus—sentenció justo antes de que las medias lunas que deseaban emanar de la punta de la varita de la mujer lo hicieran, intercalando exitosamente su defensa. Viéndose rodeado por una capa gaseosa que le cubrió de pies a cabeza, impidiendo que los planes de su hermana se concretarán con éxito. Algunas lecciones debían ser aprendidas por la mala y la joven lo comprobaría en carne propia, no importaba lo que le costará hacerle entrar en razón. Centrando sus ojos en su contrincante, repasaba todo lo que le quedaba disponible para emplear contra ella.

— Somos hermanos, te lo aceptó y jamás renegaré de ello. Pero dentro del campo de batalla, no seré más que tu peor pesadilla, hermanita—afirmaba elevando una vez más aquella arma, cargado de una oleada de adrenalina. Sintió en su pecho la conexión con otra miembro de su familia, no compartían el mismo ADN. Pero si las ganas por dominar todo lo que llegará a sus manos, no se refería solo al ámbito económico sino algo mucho más intimo y personal. Sin sacarle los ojos de encima a su hermana, no dudo ni un instante en arremeter de nueva cuenta contra ella. 

— Levicorpus—aquel conjuro surcó sus pensamientos como un dardo envenenando, dando justo en el objetivo. Dejaba colgada a dos metros del suelo a su dulce hermana, impidiéndole de ese modo poder apuntar con precisión. Deseaba jugar rudo y le daría el placer de que asi fuera, aspirando ese aire a muerte que poco a poco inundará el ambiente. Volvía a perderse en ese mar de malos recuerdos, el ancla que no acababa de soltar del todo y que era la principal causante de los daños que dejaba a su paso. 

@ Juliette Macnair