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Duelo de invierno


Boss Elessar
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Era una noche tan normal como cualquier otra, las calles de Nueva York, tan abarrotadas como siempre, con el ritmo frenético de toda gran ciudad. Era imposible pensar que en algún momento, por tan solo una milésima de segundo, aquella gran urbe tuviera un instante de paz. El olor de mil fragancias distintas inmolándose con el cruento vapor que desprendían los orificios de los oxidados platos que tapaban las alcantarillas de un sitio que tampoco abandonaba su antigua y misteriosa aura de secretos, uno más oscuro que el anterior.

 

Un hombre que ya podía estar en sus sesenta y tantos, encorvado como un viejo árbol al que ya se le acerca su ocaso, apuraba un cigarro que dejaba en evidencia su leve ansiedad -mérito en gran parte gracias a la agitada ciudad que visitaba-. Estaba abrigado hasta el cuello con una chaqueta de cuero, vestía vaqueros y unas pesadas botas de invierno. Apenas se le divisaban unos pesados ojos rojos en su rostro surcado de arrugas, no era nada diabólico ni estrafalario, simplemente lucía como un hombre con mil historias que contar. 

 

Tiró la colilla al suelo y solo pareció reaccionar cuando un taxi le removió los sesos con un fuerte estallido claxon, el hombre había intentando cruzar la calle con el semáforo para peatones en rojo. Miró al cielo y se preguntó en qué momento había estado tan distraído como ahora. Siempre había sido un hombre de pensamiento rápido, acostumbrado a la acción. Definitivamente que, el tiempo, es la más ingrata de las compañías que se puede tener. Un instante que pasa, jamás volverá. Algo que parece tan simple decirlo, pero que, en algunas ocasiones, el reloj psicológico te suprime esa idea de la cabeza. 

 

Boss Elessar, así se le conocía a aquel anciano hombre de melancólico andar. Bajó dos cuadras y se paró justo frente a un abandonado bar irlandés. Un duende grafiteado sobre una tabla que cubría la puerta principal lucía ya un poco de moho en la parte superior. Al parecer, habían tenido éxito con el resguardo del fuerte para que no se colaran los vagabundos y utilizaran el lugar para dormir o darle rienda suelta a sus vicios y demonios. 

 

El mago desapareció de repente con un sonido que se asemejaba más al crack de una ramita partiéndose al de una desapareció en sí, vaya cosas extrañas... apareció justo dentro del local, la luna llena derramaba su luz por todo el salón, tanto que Elessar tuvo que asimilar durante unos segundos en dónde estaba. El techo, de vidrio, tenía un encantamiento para que, aún en la noche más nublada, despejara el cielo para mostrar el más bello de los cielos siempre a todos sus visitantes. 

 

Lo único que adornaba el sitio era una vieja barra con banquitos pegados al suelo, unas cinco mesas pegadas a la pared y un viejo tocadiscos sobre una tarima pequeña justo en una de las esquinas. Boss había ido hasta ese sitio porque recibió una carta anónima invitándole a un duelo en esa dirección. Y no había nada que pudiera emocionarle más al viejo tiburón que un duelo. Se quitó la chaqueta, haciéndola desaparecer con un movimiento de su varita, cambiando sus zapatos por unos zapatos deportivos mucho más cómodos -pero con los que se iba a morir de frío si caminaba afuera con eso puesto-. Se sentó sobre una silla y esperó. 

 

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Off.

 

¡Hola, tanto tiempo! al que se anime a rolear conmigo, me gustaría poder disfrutar de un duelo a la antigua, con las viejas listas y el viejo sistema (si es que cambió). 

 

Voy a activar las notificaciones de este duelo para responderlo cada vez que pueda. Ojalá se anime a responder alguien que conozca y con el que mi viejo personaje tenga algo de historia 😎

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Que Dios se apiade de mis enemigos, porque yo no lo haré...

 

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  • 2 semanas más tarde...

La pelirroja observó aquella carta con una curiosidad innata, no tenía idea de por qé alguien querría invitarla a un duelo en un viejo bar irlandés en Nueva York. Es verdad que luego de la Feria que se había desarrollado allá había abierto una sucursal de House of Books, dejándola a cargo de la muchacha que Tess había contratado, Sheila Bennett era  descendiente de una de las brujas de Salem por parte de su madre y de druidas por parte de su padre. Pero mejor no divagaba, quien la hubiera invitado a aquel duelo sabía sus conexiones con el MACUSA, lo que la sorprendía un poco.

Tenía permisos para abrir portales gracias a su local y a la mediación de la señorita Bennett, por eso solo se preocupó por vestir cómoda, un pantalón de cuero negro, botas altas de tacón cuadrado, una polera negra sobre una musculosa al cuerpo que cubría su ropa interior. La vampiresa recogió sus cabellos en una coleta mientras se veía al espejo. Se sentía “vieja” pero sin embargo, dada su raza, se veía apenas mayor a cuando Scarlet Akane la transformó.

¿Tenía ganas de aquella aventura? No, más bien tenía curiosidad. Tomó a Edelweiss entre sus manos y susurró el Fulgura Nox que abrió el portal que la llevó a aquella calle, en la vereda de enfrente del abandonado bar. Miró con interés el graffitti del duende, sí, estaba definitivamente encantado. Guardó en su bolsillo la nota y tras asegurarse que no había nadie, cruzó la calle para luego hacerse presente en el interior del local con un apagado crack.

—Buenas noches —susurró como si no quisiera romper la magia que parecía flotar en el lugar.

Dio un par de pasos sobre las viejas tablas de madera y observó las paredes pintadas en un tono verde pálido, además de la luz que dejaba entrar el techo de cristal encantado las vitrinas tras ella dejaban entrar  apagadamente las  luces de la calle, en el fondo del local se veía una puerta vaquera que parecía llevar a un pasillo que se bifurcaba en dos tras unos coloridos carteles. Sí había prestado atención a la figura masculina a diez metros de ella, apenas ingresar su esencia se le había hecho extrañamente familiar y quizás por ello o por un viejo instinto de conservación su siguientes palabras fueron algo bruscas.

—¡Sectusempra! —el rayo verdoso surgió desde la punta de su varita y se encaminó hacia su rival para impactarle a la altura del pecho, los recuerdos de la última charla fluían por la mente de Darla no pudiendo creer que él pudiera estar de regreso en su vida y provocándola para enfrentarse en un duelo —¿por qué volviste? —susurró con un tono de voz entre molesto y nostálgico.

---***----

Off: propuesta aceptada , tenme paciencia porque me puede saltar algún detalle de lo actual, básicamente es lo mismo, puedes verlo en los tópics de reglas. No utilizaré libros ni poderes más que de adorno. Saludos @ Boss Elessar

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