Nate Weasley

Uff Xell, Mil disculpas la verdad es que no había visto ese posteo.

Te pediría por favor que dejes aquí mismo la planilla que se encuentra en el primer post. La rellenas y me la dejas aquí yo la haré cuanto antes posible.

Un saludo.

Gastón.

El Concilio de Mercaderes informa que Ethiane S. Black Lestrange es cliente frecuente del Magic Mall, ubicado en el Callejón Diagón, y por tanto, se le ha asignado un perfil de comprador con el objetivo de hacer más transparentes sus transacciones.

A este perfil, se agregarán pronto todas las pertenencias de esta usuaria y cualquier irregularidad deberá corregirse en nuestras oficinas.

El Concilio de Mercaderes informa que Dylan K Knight es cliente frecuente del Magic Mall, ubicado en el Callejón Diagón, y por tanto, se le ha asignado un perfil de comprador con el objetivo de hacer más transparentes sus transacciones.

A este perfil, se agregarán pronto todas las pertenencias de este usuario y cualquier irregularidad deberá corregirse en nuestras oficinas.

El Concilio de Mercaderes informa que LisaDragomir es cliente frecuente del Magic Mall, ubicado en el Callejón Diagón, y por tanto, se le ha asignado un perfil de comprador con el objetivo de hacer más transparentes sus transacciones.

A este perfil, se agregarán pronto todas las pertenencias de esta usuaria y cualquier irregularidad deberá corregirse en nuestras oficinas.

Observé como la joven estaba dispuesta a salir de aquella trastienda con algo para su propia casa, le sonreí y sin más me dispuse a escuchar sus palabras con paciencia, que a pesar de tener mucha, se iba evaporando lentamente por las palabras de la niña y de los demás clientes.

- De hecho si necesitas un rango, pero al ser aprendiz cumples con el requisito. - respondí tomando su ficha y corrigiendo algunos detalles para quedara mas prolija.

Guardé su ficha en el registro y la certifiqué debidamente.

- Los galeones correspondientes se descontarán de su bóveda personal, puede ir en paz. - finalicé sonriendo.

Otro joven se acercó al mostrador sonriente y ansioso, parecía ser su primera compra puesto que en su rostro se denotaba aquel brillo de emoción por tener su primera criatura. Escuché sus palabras y sin mediar respuesta recibí el pergamino de su parte, revisé todos los datos con suma rapidez para finalmente declarar la compra certificada.

- Todo correcto amigo, los galeones se descontarán de tu bóveda personal a la mayor brevedad.

Dicho esto, volví a mis asuntos.

OFF: Chicos, recuerden que SOLO los miembros del Concilio de Mercaderes estamos autorizados a poner comentarios en "OFF Rol", así que les pedimos por favor que tengan cuidado con esto.

Otra cosa, que es un capricho mas que otra cosa, resalten en formulario de compra en un quote, un indent o en colores. Como más les guste, porque si no es complicado ir leyendo todo.

Saludos.

La joven reflejó su tristeza de manera evidente, parecía que el hecho de no poder hacer aquel regalo había arruinado sus intenciones, sin embargo las normas habían sido pautadas mucho tiempo atrás y yo no tenía intenciones ni era quien para romperlas en ese momento.

Sus palabras me calmaron un poco, a pesar de todo la joven mantenía un tono relajado y con cierta alegría que timbraba en sus cuerdas vocales. Simplemente me limité a analizar la cuestión por un par de segundos, pero lamentablemente una vez más eso no era posible.

- Lamento decirle que tampoco puede hacer eso señorita, como ya le dije, si comprara una criatura esta pasaría a ser solamente de usted, sin posibilidad de futuro regalo o transferencia. - respondí sin borrar la sonrisa de mi rostro, no quería que pensase que era un cascarrabias. - Y no se preocupe, es mi trabajo, cualquier cosa puede preguntármela.

Bajé a mi vista a unos papeles de tratados internacionales que tenía que leer, se trataba de un extenso documento de noventa y séis hojas que hablaba del porqué la gente no podía comercializar los productos vendidos en el Magic Mall por sus propios medios o siquiera sacarlos del país. Algo estaba claro, no me agradaba esa perspectiva.

La planta donde las criaturas mágicas se vendían tenía un movimiento característico de los lunes, no había demasiada actividad afortunadamente y la gente que iba tenía una actitud calmada y cordial propia de un descanso proveniente del fin de semana. El calor lentamente comenzaba a tomar protagonismo a medida que los días pasaban y las semanas corrían en una carrera que terminaba nada más a fin de año.

Una joven se acercó al mostrador, y desde un principio dejó claras las intenciones que tenía al presentarse allí. Sin mediar palabra, escuché lo que tenía para decir y recibí el pergamino que ella me entregó ya relleno con los datos correspondientes, sin embargo, me veía en la obligación de no permitir esa venta.

- Lo lamento querida, pero no puedes comprar una criatura para otra persona. - dije con una leve sonrisa. - Esa persona debe venir a comprarlo por si misma.

Dicho esto, le devolví el pergamino por si tenía la intención de comprarse alguna criatura para sí misma. Fue en ese momento que recordé la pregunta que la niña había hecho justo antes de entregarme la hoja con los datos. Revisé rápidamente el catálogo y me dí cuenta de que no vendíamos Jarveys aún.

- Con respecto al producto que querías, no esta disponible temporalmente, sin embargo se tendrá en cuenta para futuras incorporaciones. - comenté cerrando el libro.

Nathan Weasley

El joven se mentalizó en su idea que aquellos hechizos no verbales que los mortífagos poseían tenían alguna clase de fuerza imperial en la prisión donde los mortífagos se mantenían encerrados. Su nivel de ignorancia era extremadamente alto y solo terminé agarrado por dos manos fantasmales.

Ya sabía que hacer, era una técnica que los guardianes de la prisión de Abbaddon teníamos. Por suerte no tenía necesidad de usar la varita así que aún estando atado por aquellas manos, pude enfocar mis ideas a una sola cosa y con todas mis fuerzas gritar:

- Guardianes Blancos, Ahora!

Unos cinco o seis seres fantasmales de color blanco aparecieron dentro de la celda en unos instantes nada más, dos de ellos se dirigieron hacia las manos que me mantenían agarrados y estas desaparecieron al mínimo contacto. Otras dos se dirigieron hacia las manos que protegían al mortífago de cualquier ataque que pudiera enviarle.

Los últimos guardianes se dirigieron hacia el cuerpo físico del mortífago, unos momentos después la luz enérgica que tenían esos cuerpos lo dejó paralizado al apenas tocarlo. El mortífago ahora estaba inmovilizado, estaba indefenso ante cualquier ataque sin embargo no haríamos nada.

A pesar de su parálisis, me encargué de sentar al mortífago en el suelo y encadenarlo con fuertes cadenas de metal inoxidable en sus pies y en sus muñecas. Lo dejé en un rincón en el suelo y a su lado me aseguré de dejarle el cuenco de agua correspondiente a él.

- Ya amor, dejemos esta actitud inmadura de parte de la mugre en el olvido. - dije tomándola de la mano y sacándola de la celda junto conmigo. Cerré la reja que servía de entrada a la misma y le eché cerrojo mágico

Nathan Weasley

Escuché sin ningún tipo de problemas las palabras del mago, nuevamente sus palabras me dejaban un tanto absorto aunque esta vez había un mínimo índice de agresividad mayor al de la última vez, ahora no había nada que perder y por supuesto, me había entrenado yo mismo para contestar distintas situaciones.

- Wow, yo sabía que los mortífagos tenían problemas de visión para elegir a las chicas y quizás algunos mentales por distintas razones. Pero auditivos?. - comenté secamente con una gran parte de ironía. - Eso es nuevo compadre.

Su voz tan amarga como el chocolate retumbó por toda la estancia, la calidad de sus ideas era un tanto precaria y la verdad dejaba mucho que desear. Simplemente me limité a rodear con un brazo el cuello de mi amada y volver a desvalorizarlo con la mirada para luego contestarle.

- Y, por si las dudas aprendí muchas cosas, con gente como ustedes uno nunca sabe que clase de déficits encontrara. - mi mirada se posó en los ojos de mi chica que se veía un tanto asustada por la decisión. - Igual, hay un par de hospitales en el Diagón, incluso San Mungo esta abierto para escorias como tú.

La voz de mi acompañante femenino hizo presencia dirigiéndose hacia mí, se la veía preocupado por la calidad de la conversación y porque cada vez utilizábamos un lenguaje mas agresivo y el desagrado y odio eran cada vez mes evidentes entre nosotros.

- Tranquila amor, ya nos vamos. - dije para darle un corto beso en su cuello.

Nathan Weasley

El mortífago, como bien tenebroso que era, no se quedo callado y quiso tener la última palabra. A decir verdad me esperaba un poco mas de agresividad u originalidad en sus palabras, había escuchado cosas peores salir de esas bocas, pero el joven se limitó a insultarme de una forma un tanto peculiar.

- Lamento informarte, querido amigo, que hablo español. - le dije con un tono de gracia. - Creo que el indígena aquí eres tú, porque ella y todos las otras personas que conviven contigo en esos "lugares" en los que habitan, hablan el mismo idioma. Además, hasta ahora has dicho nada más que monerías.

El joven no emitió respuesta alguna, aún tenía otra cosa más para decirle pero no estaba seguro de como reaccionaría el joven, los ataques de histeria y los caprichos no eran bien recibidos por aquellos muros, quizás con un par de besos más entendería la lección.

- Yo que tú me actualizo, digo, tarde o temprano lo necesitarás, baby. - le dije rebajándolo con la mirada.

Mi paseo por los corredores de la prisión que albergaba a los mortífagos que la Orden del Fénix capturaba seguía en vigencia, mi misión era vigilar con dedicación y sin alguna pausa que todo estuviese en orden, que no se causaran disturbios y sobre todo alertar a los demás fenixianos por si los mortífagos intentaban un rescate.

En uno de los pasillos, escuché resonar la voz de un hombre al que no logré identificar. Esta voz fue sucedida por otra de una mujer que conocía perfectamente, la voz de mi compañera y novia Jesse Potter Blue, quien debía encontrarse con un mortífago en una de las celdas. Me detuve en seco y escuché la conversación, parecía que aquel niñito quería robarse a mi chica.

Con paso calmado y semblante serio, aunque claramente mi identidad estaba protegida por la luz mágica, hice presencia en la celda donde se encontraban Jesse y el mortífago, miré a ambos con una mirada seria pero que no reflejaba ningún enojo, al menos por un tiempo.

Dirigí mi mirada puntualmente hacia el mortífago. Con un poco de altanería simplemente me limité a ignorar aquellos coqueteos hacia Jesse.

- Chico, no te das una idea de cuanta cindor te hace falta. - le dije con un tanto de arrogancia.

Dicho esto, me acerqué a Jesse para luego tomarla de la cintura y darle un cálido beso que cerraría todas las dudas.

Buenas tardes jóvenes, niños y adultos.

Vengo a tomar una tutoría que me dí cuenta de que puedo.

Así que por el presente certifico que tomo la tutoría de PERFIL y nada más, de HERMIONELUNA.

Si ella no objeta ningún problema, abriré la clase entre mañana y pasado, ando con poco tiempo y muchas obligaciones, perdón!

Un beso, nos vemos

Hola chicos, venía a pedir una cosa muy simple que ví que quedó así y no me gustó xD

Me gustaría que todo el texto que conforme el primer post que centrado.

Solo eso, una pavada xDD

perdón por las molestias que pueda llegar a ocasionar.

Abrazos

Happy Birthday to you, Happy Birthday to you, Happy Birthday Mr. President, Happy Birthday to you... ♫

Sorry chicos, me re copé con la serie de universal, Smash ♥.

En fin, me presento ante ustedes, soy sub aquí ahora, cant believe it

Alguien sería tan gentil de introducirme por estos lares? Amaría a aquella persona.

Saludines

Así mismo aviso que desde hoy al 8 de abril andaré sin PS :S

Al tocar el último escalón, escuché el leve ruido de un lobo que aullaba en las lejanías de aquel lugar, o al menos quizás era algo parecido. Miré por una de las ventanas y no pude distinguir un lugar exacto para el inmenso paisaje que se abría de manera imponente frente a mí.

Volví mi vista a los muros de la prisión, donde varias personas culpables de atroces crímenes yacían encerradas en aquellas celdas de calidad media que ofrecíamos para aquellas viles criaturas oscuras. En mi opinión, la calidad del alojamiento era justo lo necesario.

Caminé a través del pasillo, mi varita seguía en mi mano dominada por el hechizo Lumos, estaba a punto de entrar en una celda cuando escuché algo, indudablemente se trataba de...

ENTREGAS:

Hola, perdíon por la demora antes que nada, no había tenido tiempo de hacerte las firmas cande, pero en fin, aquí estan tal cual especificadas como dijiste, espero te gusten los resultados y me dices cualquier cosa.

Saludos

Los muros de la prisión en donde los mortífagos sufrían permanecían aun de pié. Sus muros brillaban a la luz de la luna pero la oscuridad tenía su predomine de cualquier forma, no había signo alguno de que fuese a llover, el clima se mantenía fresco y no había ninguna nube o rastro de humedad.

Caminé por los pasillos de la prisión, con varita en mano iluminando el corredor, estaba asegurándome de que todo estuviese en orden. En caso de que algo saliese mal, tenía la alarma para avisarle a mis compañeros de tal situación, caminé y caminé, varios mortífagos yacían dentro de las celdas, descansando o meditando sobre las acciones que habían cometido.

Doblé en un corredor, subí en una escalera al tiempo que mis pasos resonaban por los muros, acompañando alguna que otra gotera de un caño roto. El suelo estaba abarrotado de piedras rotas, sangre derramada, lágrimas, la tristeza resonaba en los muros, todo se unía y creaba el ambiente en el que me encontraba.

Buenas tardes gente, paso por acá a avisarles que tomo el pedido de Cedric Digory, la firma la traeré cuanto antes me sea posible, seguramente esta noche, mañana o pasado como muchísimo.

En fin, sin otros motivos por los que estar aquí, me despido de ustedes.

Un saludo.

Gastón.

EDITO: Traigo el pedido.

Ced, espero te guste.

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Al joven no le tomó mas que segundos decidirse por los productos que llevaría. Con caligrafía perfectamente legible y con mucha decisión, rellenó la ficha de compra para unos segundos después deslizarla a través del mostrador para que llegase a mis manos.

Tomé la ficha y traté de encontrar, nada mas para pelear al joven, algún error en su ficha. Desgraciadamente para mí y afortunadamente para el, todo estaba correcto y no habría mayores problemas a la hora de registrar la venta. Tomé todos los objetos, exceptuando el caldero grande, y los envolví en sus correspondientes empaques, para luego dejarlos a su disposición.

- Bueno Keaton, todo en orden, el caldero grande aparecerá inmediatamente donde tú lo desees, tan solo di el lugar. - le expliqué. - Con respecto a la compra, los galeones se descontarán de tu bóveda personal.

Equipo 1 - The Fénix Brotherhood

Con Ishaya habíamos tenido los mismos pensamientos, apenas tuve la botella en mano salimos corriendo en dirección a los ascensores para luego salir al Hall Principal del Misterio de Magia, debíamos viajar de alguna manera u otra a las minas en donde el maléfico y odioso minero nos esperaba.

Pensé seriamente en irme a mi casa, pero sabía que si hacía eso moriría y no podría contar la historia a futuras personas. Con decisión salimos a un lugar apto para desaparecernos, un callejón bastante inhóspito. Allí, con la botella bien asegurada, desaparecí rumbo a la odiosa mina.

Ishaya había hecho lo mismo.

Equipo 1 - The Fénix Brotherhood

- Vamos, vamos, vamos, vamos! - repetí nervioso mientras el ascensor subía y bajaba por los ductos del ministerio de magia, iba bastante lento para mi gusto y necesitaba apurarme.

Por fin el ascensor se detuvo en el piso correspondiente al departamento de criaturas, rápidamente comencé a mirar hacia todos lados pero cuando levanté la vista un cisne adulto, el patronus de Ishaya, se presentó delante mío con mucha delicadeza y me comunicó el mensaje que había encontrado la botella.

- Bueno, fue rápido al menos. - comenté y me fui corriendo a la zona del Escuadrón de la Aplicación de la Ley Mágica.

Cuando finalmente llegué al lugar correspondiente, Ishaya me esperaba allí bastante impaciente, me señaló con decisión la posición de la botella y dijo que teníamos que alcanzarla. Rápidamente saqué mi varita y le apunté sin dudas a la botella.

- Accio! - la botella en cuestión salió volando por los aires y fue a parar directo en mi mano. Miré a Ishaya. - Vámonos.

GaEquipo 1 - The Fénix Brotherhood

La sede británica del Ministerio de Magias apareció con fuerza ante nosotros, nuestra finalidad allí no era hacer ningún trámite legal, visitar las oficinas del profeta ni nada por el estilo, estábamos allí con la sola finalidad de encontrar una botella mágica que nos salvara la vida.

- Será mejor que sí, yo me voy a la de criaturas mágicas. - le dije rápidamente. - Nos comunicamos vía patronus

No esperé respuesta de su parte, sin pensarlo me marché del lugar corriendo, en dirección a la planta que había mencionado anteriormente. Supuse que Mirshka me imitaría, después de todo nuestra vida estaba en juego.

Escuché atentamente las palabras del joven, que me detallaba las medidas de los productos al tiempo que yo anotaba en un block de notas las indicaciones que el me daba. Según el joven, el necesitaba una bola de cristal mediana que tenía un precio de noventa galeones, un caldero mediano y otro grande, cuyos precios eran bastante variados debido a la gran cantidad de tamaños que había.

- Pues, el precio de la bola de cristal mediana es de noventa galeones exactamente. - le dije revisando los precios en la lista de tamaños. - En cuanto a los calderos, el mediano de plata tiene un precio de 200 galeones y el grande de peltre tiene dos opciones, el mas grande que es donde entran humanos tiene un precio de 350 galeones y otro un tanto mas chico, de 8 litros que sale 280 galeones.

De pronto, al revisar que una bola de cristal mediana salía 90 galeones, reparé en que había cometido un error, y que tendría que solucionarlo. Gringotts sería mi destino apenas terminara mi turno del día, debía corregir un error que había cometido en una venta.

Fredson Kvorschizk

La oscura y silenciosa estancia de la planta de pociones permanecía inerte. Solo el viejo hombre que atendía la planta se encontraba allí y estaba anotando un par de recetas de pociones mágicas de su propia invención, quizás en un futuro no tan lejano aquellas recetas podrían hacerse realidad y enfrascarse para venderse en el mundo mágico.

De alguna parte salió un joven mago que parecía predispuesto a realizar una compra en la planta de pociones. Fredson fue víctima de un ataque de catarro hasta el momento en que pudo hablar correctamente con el joven para conocer mas a fondo sus intenciones.

El pergamino en sí era bastante extenso, y tan solo ver el monto final de la compra sorprendió a Fredson de una manera un tanto exagerada. A decir verdad, en los últimos tiempos con un negocio exitoso y un empleo ministerial, conseguir 8000 galeones no era tan complicado, sin embargo Fredson no era el caso.

Certificó la venta tras comprobar que todos los datos estaban correctos, envolvió los tres frascos de pociones mientras escuchaba al joven que estaba formulando una pregunta relacionada al stock de los productos. Fredson le entregó sus nuevas adquisiciones en una bolsa y le dijo:

- Lamento decirle que todavía no hay Zumo de Mandrágora, sin embargo, creemos que el re abastecimiento de productos será pronto. - carraspeó levemente. - Su compra esta en orden, los galeones se descontarán de la bóveda detallada.

Otro joven más llego a la primera planta del Magic Mall apenas unos segundos mas tarde de que yo terminara de atender a la chica. El joven, recorrió de manera intensiva la habitación pero sin prestar mucha atención a algunos objetos, como si su búsqueda estuviese delimitada a ciertos objetos nada más.

El rostro del joven me sonaba familiar, al igual que su figura. Estaba seguro de que lo conocía de alguna parte pero sin embargo no sabía descifrarlo y tuve que terminar contentándome con la idea de que lo conocía de una de mis visitas bastante frecuentes al Callejón Diagon, después de todo, era el lugar que mas frecuentaba.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la gruesa voz del joven en cuestión, se había acercado en algún momento en el mostrador y ahora sonaba un tanto enojado o nervioso. Me dispuse a escuchar sus palabras, para saber si necesitaba mi ayuda con una venta o una pregunta relacionada con estas.

- Pues, ambos objetos, el tamaño y su correspondiente precio dependen de lo que usted quiera comprar, señor. - dije pausadamente para asegurarme que entendiera. - Dígame que objeto quiere y el tamaño y yo le diré un precio.

Aguardé pacientemente una respuesta de parte del joven.