Nate Weasley

Inmediatamente después de que Deiwan formalizara su compra, otra joven se apareció en la planta de objetos mágicos y se entretuvo un tiempo con la infinidad de posibilidades que había allí. Finalmente se acercó al mostrador y se decidió por una alianza de matrimonio, entregándome la ficha de compra.

De pronto, até los cabos.. tanto Deiwan como la chica habían comprado un anillo como signo de alianza de matrimonio, lo cual o bien podía resultar una coincidencia o bien podía significar que ambas personas se comprometían y se casarían en los próximos días, sonreí, casi seguro de que este último era lo que estaba sucediendo.

Comprobé los datos señalados en la ficha, me alegré de comprobar que estaban correctos para luego certificar y registrar la venta. Envolví el objeto en cuestión en una caja de terciopelo con el signo del Concilio, idéntica a la anterior hasta en el mas mínimo detalle.

- Tome, señorita Van Halen, los galeones se descontarán de la bóveda en Gringotts, y... FELICIDADES! - exclamé, casi saltando de alegría para luego darme cuenta de mi inesperada actitud y avergonzarme un poco. - Por tu casamiento, digo.

Escuché la duda presentada por la joven, se refería a los conocidos y tan codiciados autos muggles encantados. Estos objetos aún no estaban en venta y los modelos se irían expandiendo una vez que estuviesen listos, pero por el momento tendría que conformarse con nada.

- Lo lamento, pero ese objeto no esta en venta y ese modelo no está disponible, sin embargo ya veremos como lo solucionamos una vez que estén a la venta.

El silencio y la muerte de la estancia se vieron interrumpidos cuando los firmes pasos de un mago se escucharon entrar a la habitación. Yo, que me encontraba enviando un par de lechuzas notificadoras, levanté la vista con gesto alegre y me dispuse a tratar de identificar de quien se trataba.

Era uno de los compañeros de la Orden del Fénix, Deiwan Rambaldi, a quien no veía hacía ya mucho tiempo. Observé como el mago pasaba su mirada por toda la instancia, como buscando un objeto que milagrosamente le llamase la atención mientras llenaba su ficha de compras.

En cuanto estuvo lista, me la entregó rápidamente y con igual velocidad me dispuse a controlar sus datos para ver si todo estaba en orden. Efectivamente la orden de compra cumplía este último requisito y podía proceder a registrarse y considerarla como correcta y válida.

Tomé el objeto en cuestión y lo envolví en una pequeña caja forrada de tela roja, con las siglas CM en uno de los lados. Se lo entregué al joven, comunicándole que la compra sería llevada a las oficinas de Gringotts para que los duendes descontaran el monto correspondiente de la bóveda.

Fredson Kvorschizk

El silencio que reinaba en la segunda planta de las pociones se vio perturbado por el ruido de unos pasos acercarse al mostrador. Fredson se incorporó en la silla y observó de quien se trataba, un joven con buena estatura y entrado en la post - adolescencia. Lo miró fijamente hasta que quedó frente a él, tuvo que controlarse al escuchar como se trababa en una palabra, pero rápidamente volvió a su misma seriedad y le entregó lo que pedía.

Minutos después Fredson tenía en sus manos el pergamino de compra del muchacho, lo revisó de manera correcta, dato por dato, hasta cerciorarse de que todo estuviera en orden. Una vez hecho, documentó el pergamino en el libro de registros del Magic Mall y envolvió ambas pociones en una bolsa de papel que luego le entregó al joven.

- Gracias por su compra, los galeones se descontarán de la bóveda que usted ha detallado. - le dijo Fredson. - La fecha está incorrecta pero el dato lo corrijo yo. - agregó para luego volver a sus asuntos, sabiendo que el libro se encargaría de corregirlo

Una joven se acercó al mostrador con algo de timidez, expresándole una sonrisa para intentar borrarla, tomé su pergamino y controlé que los datos estuvieran correctos antes de proceder a cualquier cosa. La joven formalizó una pregunta, la cual tuve que revisar antes de responder.

- El precio es de 85 galoenes la bola mediana, 50 la pequeña y 120 galeones la grande. - le dije y agregué el pergamino de compra al libro, ya que todo estaba correcto.

Tomé los objetos y tras envolverlos en el lugar correspondiente, se los entregué a la joven, haciéndole saber que sus galeones se descontarían de la bóveda personal.

Una joven más llego al mostrador con intenciones de comprar una criatura para beneficio personal, alegremente tomé su ficha y me dispuse a controlar sus datos con rapidez para finalmente archivar el pergamino de compra en el libro de ventas y asegurarme de que la chica fuera poseedora de su criatura.

- Señorita Lovegood, el monto correspondiente se descontará de su bóveda personal a la mayor brevedad posible. - le dije y le agradecí por su compra.

Sin darle tiempo a la chica, un joven se acercó al mostrador y se acercó a mi ficha, el precio no estaba colocado pero lo cambié yo por 470 galoenes, pero cuando me dispuse a revisar si disponía del dinero suficiente para hacer la compra, encontré el error.

- Joven, disculpe, pero el precio de la criatura es de 470 galeones, y usted solo dispone de 464 galeones para gastar.

Me había enterado de las nuevas prisioneras en la cárcel fenixiana un poco después de lo que había deseado, hacía rato no compartía un tiempo con algún prisionero por lo cual, quien sabría, quizás averiguaba algo en esta ocasión, o quizás no, pero no perdia nada con intentarlo.

En la primera jaula que vió se metió, allí se encontraba Jessestabolito, mi compañera de la orden del fénix y una mortífaga, ella no podría descubrir mi identidad por la luz protectora que cubría mi rostro. Escuché atentamente las palabras de la fenixiana, que parecía estar haciendo un interrogatorio a la mortífaga.

- Quien sabe lo que hicieron jesse, aún así vas a tener que recurrir a tu varita puesto que no te lo dirá voluntariamente, recuerda que son la peor clase de magos que hay, su sangre supuestamente limpia esta corrupta por sus actos asquerosos. Son hipócritas, son negligentes y no te escucharán por mas de que lo intentes. - le dije a mi compañera. - Sin embargo, siempre podemos preguntar otras cosas.. como, que tanto aprecias a tus compañeras mortífagas que tan cerca de estas celdas, ellas pueden haberte delatado ya, o pueden no haberlo hecho. - le dije a la mortífaga mirándola fijamente a través de la luz. - Siempre recuerda que nunca puedes confiar en nadie, hasta tu propia sombra te abandona cuando estás en la oscuridad.

Me agaché junto a Jesse, dispuesto a comprobar que palabras contestaba la mortífaga.

Una de las chicas, mas precisamente Jesse, respondió mi pregunta con rapidez y con una respuesta bien pensada, que a decir verdad contestó todas mis dudas en ese momento, por suerte no había mayores problemas, que un mortífago no hablara no era gran problema, a veces era mejor tener esa boca sucia cerrada.

- Pues, yo nada, ya sabes, los mortífagos son monótonos aburridos y siempre recurren a lo mismo. - le respondí tras recordar aquellas ocasiones en donde dos o tres de sus hechizos parecían ser su único repertorio.

Me dispuse a escuchar la respuesta de ambas chicas, luego traté de razonar ante una de las preguntas de Jesse, a decir verdad era cierto, quien sabe que pasaba por la cabeza de aquellos mortífagos, nada bueno seguramente. El adorar a ese tipo de personas debía ser una acción que conllevaba muchos riesgos, y que podía implicar un pasado sufrido.

- Son gente que nadie entiende, simplemente, hay que tratarlos como a los locos, dejarlos vivir en su mundo basado en teorías ridículas y poco verosímiles. - apunté.

El frío reinaba en los pasillos de piedra de la cárcel de Abbadon, un silencio sepulcral habitaba en aquel piso, sin embargo cada tanto se podían oír gritos de terror, insultos y alguna que otra cosa más que no cambiaban nada en aquel ambiente monótono pero tan divertido por el que yo me movía.

Iba con la varita en el bolsillo, lista para cualquier ataque o signo de movimiento extraño. La luz de las antorchas amuradas iluminaba toda la estancia, y permitía distinguir que había ya algunos presos mortífagos allí, ocultos entre la sombra, que parecía ser su mejor e incluso única compañía.

No había alcanzado a poner un pie en la escalera de caracol cuando sintió dos voces, que pronto identificó como las de sus compañeras, Jesse y Mei, quienes parecían estar patrullando en el piso superior, se apresuró y subiendo los escalones de dos en dos, logró alcanzar a sus compañeras.

- Hola chicas, que me cuentan? - dije sonriente.

La primera dama mágica de inglaterra se acercó al mostrador y con decisión me entregó los pergaminos necesarios para realizar efectiva una compra, el día había estado tranquilo, sin embargo de a poco, el lugar se iba llenando de curiosos y curiosas ansiosas de comprar objetos mágicos.

Volví la vista hacia los pergaminos que me había entregado, los datos principales estaban correctos sin embargo había un error en la lista de objetos que quería comprar. Las escobas, a pesar de estar exhibidas y detalladas en la lista de producto, aún no tenían ciertos requisitos.

- Lo lamento señorita, pero no podrá obtener ninguna de las dos escobas detalladas, todavía no están a la venta al no poseer una tarjeta identificadora. - le comuniqué mientras le devolvía sus pergaminos para que le hiciera los cambios necesarios.

OFF:

Como te dije Mistify, no vendemos escobas aún porque no tienen tarjeta xD

Al mostrador se acercó nada más y nada menos que la primera dama de Inglaterra. Ella me entregó los pergaminos en donde detallaba lo que quería comprar, inmediatamente y sin mediar palabra de mi parte, me dispuse a comprobar si todo estaba en orden. Al parecer la Familia Malfoy quería realizar nuevas adquisiciones, lo cual estaba bien en mi opinión.

Los datos que la hechicera me había entregado estaban correctos, certifiqué la venta y esta se registró automáticamente en el libro mágico que el Magic Mall poseía. Guardé el certificado en los archivos y me dispuse a mirar nuevamente a la primera dama, que esperaba ansiosa una respuesta.

- Señorita Mistify, su compra está correcta, los galeones serán descontados de la respectiva bóveda y alguien certificará el objeto en el registro de la familia. - le dije. - Gracias por su compra.

Dicho esto, volví a mis asuntos.

La cola para comprar objetos mágicos en la primera planta del Magic Mall de repente se había hecho mas larga, ahora unas cuatro o cinco personas aguardaban pacientes a que su turno llegase y que pudieran comprar sus objetos mágicos sin demasiado problema. Me apresuré a atender a la primera cliente.

Recibí de sus manos su formulario, se trataba de Blackimse, su compra era de dos objetos mágicos muy importantes. Me aseguré de comprobar todos los datos y también me aseguré de que entendiera que su compra estaba en orden, los datos estaban correctos y la compra sería descontada de su bóveda y certificada en su registro mágico.

Jessestabolito, compañera de la orden del fénix, proseguía en la fila. Según los datos en su ficha de compra, quería comprar un relicario, revisé los datos y le aseguré al igual que a Blackimse de que su compra estaba debidamente certificada y su aprobación en ficha y descuento en bóveda se realizarían lo antes posible.

Mei Black Delacour, otra de sus compañeras de la Orden del Fénix a la cual se alegró de ver era la siguiente en la fila, recibió el pergamino y se alegró al comprobar que todos los datos estaban en orden, con que una alianza de matrimonio, sin dudas me alegraba por ella, o por la afortunada, un amor sellado nunca era malo.

- Todo correcto señorita Delacour, se descontarán los galeones de su bóveda personal y se certificará el objeto en su registro mágico. - le dije amablemente, dándole paso a la última persona en la fila.

Heko era la última persona en la fila, recibí su pergamino y le comuniqué que sus datos estaban correctos luego de comprobarlos, ahora la fila estaba vacía, que alivio.

OFF:

Voy de salida, perdon por la mala calidad.

La actividad en el Magic Mall seguía lenta y relajada, lo cual me parecía bueno dado el hecho de que estabamos en pleno invierno y el frío extremo no apresuraba a mejorar mis ánimos. Había bastante gente observando los productos, sus precios y su descripción, sin embargo, no muchos se acercaban al mostrador para realizar compras o consultas.

Esta descripción se vio interrumpida cuando una señorita se acercó al mostrador, la chica tenía intenciones de comprar un auto muggle para disponer de el en el mundo de la magia, desgraciadamente, por causa de que esos objetos aún no estaban disponibles, no podría proceder a su compra.

- Lo lamento señorita, pero los autos mágicos con apariencia muggle no están a la venta aún, sin embargo, autos muggles sin ningún poder mágico pueden tratar de implementarse, le mandaré una lechuza si esto llega a suceder. - le dije amablemente. - Para la próxima, recuerde que estas preguntas de objetos mágicos se formulan en la primera planta.

La joven parecío entenderlo, sin embargo en ese momento el joven al que yo le había vendido la lechuza minutos antes, tenía una pregunta en cuanto al tema administrativo.

- Lestad, es así, ahora que ya registré la venta, alguien del ministerio certificará la ficha en tu registro mágico. El descuento en Gringotts se hará efectivo por los duendes de allí, sin necesidad de que usted haga algo. Y por último, la lechuza puedes llevártela y no hay necesidad de registrar nada. Es todo automático.

Mientras descansaba sobre mi silla en el mostrador de la trastienda, una joven se acercó ansiosa al mostrador para realizar una compra. Tomé su mostrador al tiempo que ella realizaba su pedido de manera educada, lo cual me pareció bueno. Desafortunadamente para ella, había un error.

- Lo siento Estefanime, pero el Hada es para las personas que tienen rango social de Unicornios de Plata. - le dije sonriendo y devolviéndole el formulario.

Yo mismo entendía lo que ella pasaba, había muchas criaturas que yo deseaba comprar, sin embargo no se podía porque no tenía el rango social correspondiente, y además, hacía bastante tiempo que no se llevaban a cabo los ascensos.

Al volver a revisar el terreno, observé como uno de mis compañeros estaba herido, a pesar de su luz en el rostro lo reconocí como Boss Elessar por su contextura física y demás aspectos. Corrí hacia él tan rápido como mis piernas me dejaron, apunté con mi varita a sus heridas.

- Episkey .- dije y sus heridas primarias comenzaron a cerrarse lentamente.

Sin embargo, yo sabía que eso no bastaría. Otro debería encargarse.

- Morphos. - dije apuntándole a una piedra de tamaño grande en el suelo. La piedra se transformó en un león, que esperó mis órdenes.. lo primero era defendernos.

Esperaba que a Boss le bastase.

Rápidamente me dediqué a observar la situación, hasta que reparé en uno de los mortífagos (Lacrimosa), quein estaba a punto de atacar con su varita, rápidamente le apunté con decisión y le dije con fuerza:

- Sectusempra - un rayo color escarlata salió de mi varita en dirección al cuello del mortífago (lacrimosa), e impactó contra el, puesto que en vez de defenderse lnzó otro hechizo.

Estaba sangrando, y su cuello no estaba bien ya.

La cárcel mortífaga ubicada en las tierras de albania se mostraba frente a mí casi imponentemente. Tenía miles de torrecillas pequeñas, pero lo que mas captaba la atención en ese momento eran los gritos de guerra que se estaban produciendo dentro a causa del rescate.

Tras recibir el patronus de aviso de parte de Boss, rápidamente se había cambiado sus ropas y había tomado su varita para llegar lo mas rápidamente allí. La noche apenas había comenzado y su rostro ya se cubría por una luz que protegía su identidad.

Se adentró en la cárcel y se alineó con sus compañeros de bando.. alguien necesitaría su ayuda.

Buenas noches. O tardes, o dias, o madrugadas, o mediatarde, o lo que sea según su ubicación.

Vengo a pedir que uno de estas personas que tanto me quieren supongo yo, me tome para esta actividad, puesto que nunca viene mal un poco de entrenamiento.

Rango con el que dueleará: Legionario

Rango contra el que dueleará: Base Avanzado

Actividad que dispondrá para el duelo (media o alta): Media - Alta

Estaré pendiente del topic por si me responden, un saludo.

Una pequeña lechuza sobrevolaba las miles de cabezas que se veían en el recinto del ministerio de magia, tenía un único destino y una única finalidad. Atravesó pasillos, escaleras, ascensores y muchos otros obstáculos más hasta llegar al Departamento Organizativo del Cuartel General de Aurores del Ministerio de Magia.

La lechuza logró entrar en la oficina del director del departamento, Elvis F. Gryffindor, quien era el destinatario de la carta que venía de parte de Gastón Weasley. Se posó junto al escritorio del mago y dejó el sobre allí, sin esperar ninguna propina como paga, se marchó por donde vino.

La carta decía:

Elvis:

 

Tenemos un gran problema, ayer estaba caminando por allí y una mortífaga con un traje horrible que parecía un cartel de bar viejo comenzó a armar alborotos por la calle, gritaba estupideces, se creía Mr Inglaterra cuando nisiquiera era la señora del río.

 

Lo importante y mas peligroso de esto, es que esta señorita o señora, hizo explotar un reloj de sol.

 

Supuse que deberías saberlo cuanto antes.

 

Un saludo,

 

Gas.

La canción iba apenas por la mitad, tenía que terminarla.. al menos una vez.

-Dame sólo ese beso que espero tanto tiempo, Y sabrás cómo siento este amor , Dame hoy tú mirada no me dejes sin nada, Porque sé que me muero de dolor. - la letra de la canción conjugaba perfectamente con mis sentimientos, estaba viviendo una situación parecida al no encontrarme con mi amada.

Cuando la canción llegó a su fin, decidí que ya había cantado bastante por el momento. Dejé a la muchacha seguir practicando con su guitarra y salí de la habitación de cantos para entrar a la habitación en donde se practicaba un poco de baile.

Me acerqué al escenario, lleno de espejos para retratar los movimientos y tras elegir la canción que quería bailar, apretè Play.

"There is no reason you and me should be alone tonight yeah babe, tonigh yeah babe"

La muchacha junto a mí parecía no tener demasiada idea respecto a tocar instrumentos muggles, lo cual era entendible, yo solo había aprendido a tocarla gracias a mis clases en Argentina, las cuales extrañaba demasiado pero no era lo suficiente como para volver.

Poco a poco, la joven fue entendiendo como tocar los distintos acordes con la guitarra, y luego me sorprendió mucho que haya sacado dos o tres partes de una melodía que era en verdad, bastante complicada para una señorita que acababa de empezar a tocarla.

- Segura que no sabías como tocar la guitarra? - le dije sonriendo.

Comencé a tocar la guitarra, era la continuación de la canción que antes había estado cantando.

- Una vez más para llorar lo que perdimos, una vez más para entender porque lo hicimos.. una vez más para los besos que no dimos, una vez máaaas... vuelve conmigo.

La guitarra parecía estar tocándose sola, pero no.. eran mis manos las que ejecutaban esas notas, lo cual en cierta forma me sorprendió.

El profesor lo tendría, eso estaba claro.. pero por el momento tendría que seguir practicando para no perder nada de la práctica que tantos años me había tomado juntar. Seguí practicando un par de acordes y de tonos con su voz, pero luego una muchacha me interrumpió.

La chica solicitaba saber de que se trataba el elemento que yo estaba tocando.

- Ah.. esto?. - dije mirando a la guitarra. - Es una guitarra, un elemento de cuerdas. ¿Quieres probar?

Me levanté y dejé la guitarra apoyada en la butaca en donde estaba sentado. Luego de eso, me dirigí hacia la parte de las guitarras del negocio y tomé una prestada para que la joven pudiera practicar con ella.

- Aquí tienes. - dije entregándole el elemento.

Acerqué otra silla a la mía y la invité a sentarse, una vez que se sentó le dije:

- Con una mano, trata de agarrar el fin de la guitarra. - dije indicándole que tenía que poner su mano en la parte mas fina de la guitarra. - Y la otra, pásala por arriba de la guitarra y pon la mano encima de las cuerdas. - le indiqué.

La puerta verde se abría frente a el. Avanzó lentamente por el largo pasillo que había allí, hasta llegar a una sala completamente equipada con artefactos muggles para realizar las actividades de canto. Tal cual como lo había reservado, aquella habitación estaba vacía, aunque había especificado que cualquiera podía entrar sin molestar o hacer ruido.

Tome mi guitarra de una de las paredes y me senté en la butaca de la sala de grabación. Mis dedos comenzaron a tocar un par de acordes para luego terminar en una dulce melodía. Poco a poco el momento de entonar una canción se acercaba, el no quería que pase.

- Dame solo un momento y te diré, lo que siento.. ya perdí tanto tiempo de este amor. - o comencé a cantar, mientras mis manos no paraban de acariciar la guitarra entonando varias melodías. - Pasan mil días, pasan historias.. y pasan besos en tu memoria.

En ese momento frené ambas actividades. No sabía que estaba haciendo.. necesitaba un profesor.

Cuando volví a mis deberes en la trastienda del Magic Mall noté que Mónica estaba algo distraída y que había una considerable cola de clientes que esperaban ansiosos a comprar sus mascotas, rápidamente me puse en su lugar y comencé uno a uno a atender a la gente que llegaba.

La primera persona era según la ficha, Alissia Macnair, quien quería comprar un pato doméstico, un oso panda y un micropuff Rosa.

- Alissia, tus datos están todos en orden.. ambas compras serán llevadas a cabo a la mayor brevedad posible. - le dije. - Gracias por tu compra.

Luego de ella seguía su acompañante, la ficha estaba a nombre de Shedder Malfoy, quien deseaba un jaguar y al igual que Alissia, un pato.

- Gracias a tí tambien Shedder, todo está en orden.. se descontarán los respectivos costos de sus respectivas bóvedas.

En la fila seguía un muchacho que se veía algo extraño. Estaba como nervioso y apurado, me entregó su ficha y la revisé.. estaba todo correcto.

- Querido Lestad, todo está en orden. - le dije.

En la cola seguía una joven que quería saber sobre la existencia de Iguanas.

- Si, en efecto.. tenemos iguanas. - le contesté a la muchacha. - 70 galeones cada una.

La siguiente joven era una aprendiz con intenciones de comprar un Jobberknoll, era algo imposible puesto que el Rango Social era imposible.

- Lo lamento señorita Karla, pero para poseer un Jobberknoll debes tener el rango de Unicornios de Plata, y tu eres aprendiz. - le avisé.

Otra joven más se acercó con intenciones de comprar criaturas, me entregó dos pergaminos.

- Señorita Claudia, sus datos están correctos, la próxima vez sepa que puede utilizar una sola ficha por dos productos. - le agradecí.

La siguiente chica estaba algo emocionada por su compra. Recibí ambos pergaminos con felicidad. Había dos errores pequeños.

- Señorita, su ID es su número de perfil. Y en cuanto a su ficha, los precios totales y los puntos totales son la sumatoria de los puntos y los galeones de ambos productos. - le comuniqué a la bruja entregándole ambos pergaminos.

Otra jovencita se acercó al mostrador con sus pergaminos, eran dos también, cada uno para un animal.

- Los datos están bien, su compra es un éxito. Para la próxima recuerde que puede usar una sola ficha por mas de un producto.

La próxima y ante última persona al momento era otra joven que se acercaba entusiasta a recibir su primer certificado de compra. Quería comprar una lechuza, por lo cual solo resto asegurarme de que sus datos estaban en orden.

- Todo está correcto, se descontarán los galeones de su bóveda.

La joven se marchó y la última cliente era mi cuñada, la esposa de mi hermano Ishaya, era Cye Lockhart. La joven me entregó el pergamino y no me sorprendió ver que todo estaba correcto.

- Todo en orden Cye, compra exitosa! - le dije

Finalmente había temrinado.. al menos por ahora.

Tenía una misión secreta, un cometido que le habían encargado. Debía patrullar anónimamente por un par de negocios en el Callejón Diagon y con la máxima discreción posible revisar un par de asuntos que le había encargado un superior suyo. Tenía una condición máxima, que debía respetar a toda costa, su identidad debía permanecer oculta e intacta.

Entró en el local, solo.. no saludó a mucha gente, únicamente al propietario del local y a algunos presentes, sin muchos mas objetivos, se dirigió a una zona en particular del local, con el único fin de inspeccionar un par de aspectos que eran necesarios para concluír su deber allí.

Miró hacia la puerta de entrada, su compañero elvis, a quien supuestamente no conocía, entraba por ella y repetía el mismo proceso que él, solo que se alejaba a otra zona para cumplir otros cometidos, era una misión importante.

- Entiendo, pues.. cargas una responsabilidad muy grande. - le dije mientras tomaba la bebida que el mozo me había acercado hacía unos segundos, levantó el vaso y dió un par de tragos, la bebida tenía un leve gusto a ácido que la hacía perfecta junto al azúcar que tenía la naranja en sí, la bebida era perfecta.

Miró por la ventana, estaba comenzando a nevar y luego miró a Elvis, sabía que se acercaba la hora de realizar un par de patrullajes por la zona, por lo cual lo miró discretamente y mediante un par de señas entendió que las intenciones de su tío era salir a ptrullar en un par de minutos, era algo rutinario y que debía de hacerlo por obligación.

- Hagámoslo, pero disimuladamente, recuerda que nuestra identidad confidencial, te dejo aquí quince galeones. - depositó las monedas en la mesa. - En doce minutos me marcho yo y te esperaré en la esquina, tu espera ocho minutos desde mi partida y sal.. nadie sabe donde podemos tener un espía.

Esperó la respuesta de su tío.