Coco Channel

Los ojos negros de Sutan quedaron abiertos tal platos, sus compañeros habían desaparecido, la impotencia de estar solo lo perturbo, su madre caía muerta por lo que uno de los encapuchados llamo, cobardía.

Las burlas sobre sus ideales se hacían presentes, comentarios injuriosos hacían gala sobre la sala, en donde hacia unas horas una paz y armonía reinaba, ahora todo era un caos y el cadáver de su madre era prueba de eso, esa mujer que lucho contra sus miedos y aprendió a aceptar la magia, que por ocasiones encontraba divertida y útil, ahora yacía sobre el piso de mármol con una expresión desgarradora sobre su rostro inerte.

El hombre sentía la presión de la situación, su arma se encontraba lejos y no podía hacer nada más que esperar una muerte. Sutan tomo aire desde su pecho mirando el piso, esa imagen quedaría tatuada con fuego sobre su mente, la rabia, la frustración, la soledad, eran todos sentimientos que invadían al joven hombre. Con un semblante triste se levantó del suelo paulatinamente, las dudas habían desaparecido, los recuerdos continuarían, la vida seguía, no podía darse por vencido sin haberlo intentado.

-Yo no decidí, guiar mi camino en la orden no por buscar protección, yo decidí este camino por que yo protegería al débil, y si muero al menos habré defendido mis ideales, aunque el débil sea yo. – Tragó saliva el hombre, los mortífagos lo veían y sus risas intentaban herir su orgullo, pero si algo tenía el joven Amrull era la fuerza para resistirlo.

-Mis compañeros no son cobardes, ni han desaparecido, son como el fénix que muere para volver a nacer con más fuerza, por eso es la orden del fénix, la cual representa que ante las adversidades siempre regresa, podrán intentar mancillarlo, pero el fénix revivirá, siempre hay un comienzo, y esto no acabara aquí, si mis compañeros ahora no están es porque precisamente, regresaran, quizás no a salvarme, quizás yo muera aquí, pero algo es seguro, la orden del fénix no puede ser destruida– Terminó el hombre, sus ojos se sentían pesados y una extraña sensación inundaba su cabeza.

Hola!! bueno en realidad Pau me dijo, desde hace ya varios dias, ve y yo de, si mañana y ella de vee, y yo de mañana y ella de veeee y yo de mañanaaaaaa, y al final el mañana ya llegó, solo vengo a decir que si bien extrañare a Iyasha, tener a Pau de madrina sera bueno, por que iremos a la gran ciudad a andar y conocer el caos y eso (por no decir otra cosa) y gracias!

Coco sonrió al escuchar el comentario de Heliké, para levantar los hombros y hacer una mueca graciosa. – Soy nuevo en esto, tenme paciencia – Girando de nuevo la varita en su mano para volver a apuntar directo a la mujer.

- Bang - Exclamo el hombre divertido fingiendo que su varita era una pistola, para girarla en sus dedos y volver a pronunciar.

- Expeliarmus –

El haz plateado viajo de la punta de su varita hacia la mujer de nuevo, esta vez no tendría como cubrirse, golpeando la muñeca de Heliké mandando a volar su varita hacia su izquierda a 5 metros de ella. – Te dije, gran hechizo –

Era el momento para que el duelo se encaminara hacía su grupo, por un momento busco a Vane, parecía que todo saldría bien.

- Fuego Maldito –

Grito moviendo la varita en una graciosa floritura circular, de la punta de la vara una flama salió hacia el aire, moviendo un par de enormes alas, un gran halcón de fuego revoloteo sobre el oscuro cielo. – Atácala – Dijo el hombre al ave de llamas, mientras esta alzo el vuelo y cayó en picada hacia Heliké la cual parecía distraída buscando su varita.

Empecemos pues – susurró el hombre respirando tranquilo, no estaba muy seguro de cómo trabajar en esos casos, sin embargo observo todo el panorama de lo que sería el combate en equipos lo mejor sería atacarlos, tenían un númeroe menor lo que podría darles un poco de ventaja.

Sujeto fuerte su varita entre sus dedos, al ver como su compañera Vane abría el ataque, una forma muy buena de comenzar la partida. Movió entre sus largos dedos su varita de madera y se alejo un par de pasos de Heliké, casi 5 metros los separaban a ambos.

-Expeliarmus –

Musitó emocionado, el haz plateado disparo directo a la varita de la mujer, de darle perdería su arma y se vería obligada a pensar en algo si todo salía bien.

hola!!!

disculpen la pregunta, pero nuestro equipo del asalto, estamos preocupados, el otro equipo aun no postean al menos 3 integrantes, y sabemos que tenemos que esperar a que esten al menos 3 del otro bando para comenzar el ataque, sin embargo aun no postean y nos estamos desesperando, no queremos repetir la materia asi que que tenemos que hacer? esperar a que al menos otro del equipo contrario postee, o que?

Los ojos de Coco se vieron expresivos mientras su mente parecía confusa, ya no estaban en Inglaterra, el cielo oscuro y los detalles surrealistas de aquel mundo en el cual Coco se encontraba lo dejaron boquiabierto. – Pero que demonios – Susurró, caminando lentamente en medio de las penumbras de aquel bizarro mundo, hasta que logro ver unas figuras humanas, sus compañeros de clase y su profesor.

-Menos mal – dijo al aire pasando su mano derecha sobre su negra cabellera, para acercarse hacia el tumulto de gente que estaba en ese lugar.

- Un duelo – Repito esbozando una sonrisa sobre su moreno rostro, los duelos no eran precisamente el fuerte de Coco Channel, pero Sutan tenía una idea de cómo terminaría todo eso, viendo el lugar, lo más probable sería que fuera un todos contra todos o un duelo de equipos.

-Hagámoslo – Comentó, buscando su varita de madera de sus pantalones, para tomarla con fuerza apuntando divertido a sus compañeros. – Estoy listo – sin dejar de sonreír.

Las pruebas ya habían sido superadas y los prisioneros ya están afuera, era el momento preciso para salir de la prisión, una adrenalina única recorrió el cuerpo del hombre desde los pies hasta la cabeza, y más al ver como los altos rangos salían del lugar.

- Valla dragón – susurro Coco al ver el enorme patronus que habían creado los altos rangos aurores.

- Que envidia – dijo entre risas, sin embargo sus ojos se enfocaron en la joven mortifaga, algo le parecía familiar en ella, ignorando eso observo lentamente como la mujer transmutaba un tigre y después un león.

-Por que no – se dijo a sí mismo, acercándose a la mujer y apuntar al tigre. – Oppungo –

El efecto fue inmediato, el tigre ya no obedecería a su dueña. – Mata a ese león. –

Coco no era fanático de las peleas de animales, pero ver como ambos felinos se destrozaban le pareció divertido.

Volviendo a apuntar a la mujer (Bridget) los separaban unos 8 metros, por lo que aclaro su garganta y dijo:

- Incarcerus –

Si todo salía bien, las cuerdas le atarían de manos, las piernas y la boca.

El hombre se sentía algo cansado, intento respirar tranquilo mientras deambulaba cerca de isla Trinidad y Martin Vaz, el clima de Brasil le provocaban unas buenas vacaciones, más al divisar a la famosa jirafa de Pau, se imagino que no podría tener unas vacaciones decentes.

Después de unos minutos, había regresado a el mismo lugar la prisión donde ahora tenían la nueva misión de salvar a más compañeros, miro con atención el lugar, apenas unas horas habían transcurrido y ya se encontraba ahí de nuevo.

Apunto de nuevo su varita a su rostro para pensar en un casco burbuja y volver a sumergirse al pozo, aun recordaba la forma de llegar al lugar.

- De nuevo aquí – se dijo a si mismo, saliendo para estar dentro de la prisión acercándose a alguno de sus compañeros, mientras sus desnudos pies tocaban la fría cárcel.

Las cosas estaban confusas para el joven hombre, no entendí lo que pasaba al parecer varios de sus compañeros ya habían sido rescatados, sin embargo seguían los ataques, los ojos de Coco se posaron en Bridget y después se enfocaron en su compañero Jank, el hombre sangraba lo que parecía peligroso. Coco apunto su varita hacia el y pensó.

-Episkey –

El efecto no tardaría en ayudar a su compañero, más un minuto después sintió como algo lo tiraba al piso, callando de espaldas contra el piso.

-Qué demonios – dijo mirando el techo del lugar, intentando levantarse, el joven hombre volvió a buscar a Jank con la mirada y pensando de nuevo apunto.

- Episkey-

Coco sonrió con algo de temor en su cara, nunca había estado en una misión así por lo que se sentía algo nervioso, su ropa mojada escurría cayendo el agua sobre el piso, sin embargo a la llegada de más de sus compañeros, algunos otros magos fueron apareciendo.

Coco no entendió muy bien que pasaba, sin embargo una bruja a lo lejos le apunto y le dirigió un hechizo, el haz de luz viajo directamente al hombre el cual tomo la varita y pronuncio rápidamente.

-Protego –

El hechizo cubrió al hombre, el cual miro atento a la mujer. – Que agresiva – susurró de nuevo, al ver que ella se acercaba y se disponía a atacarlo de nuevo.

-Avis-

Doce palomas de un color blanco, salieron de la punta de su varita revoloteando enfrente del hombre, este miro a todo lados intentando pensar en algo. – Esperen un poco – les ordeno a las aves, para defenderse del siguiente hechizo de la mujer (Bridget)

Después de una semana exhaustiva con mucho trabajo, Coco descansaba los pies en agua caliente mientras veía su rostro en un espejo en su habitación en la madriguera, había asaltado el lugar y entrado cuando Xell no se encontraba. – Regia, divina, una bomba mi amor – repitió el hombre viéndose quieto callado y de perfil, mientras sonreía para reír un poco.

Recostado en su cama, algo de cansancio lo inundaba lentamente, más una jirafa voladora o una criatura semejante irrumpió por la ventana, Coco se levantó confundido sin entender pero un mensaje de rescate del patronus que había aparecido, lo cautivo por un momento, tomó sus cosas y un par de botas para salir a toda velocidad.

Al llegar a la Isla Trinidad y Martin Vaz en Brasil, Coco se sintió mal al no llevar su protector solar, pero la idea de pasar a rio y divertirse como reina de carnaval, camino un poco por el lugar buscando la dirección, más al ver a algunas caras conocidas sonrió para si mismo. – Hola chicos! – Gritó divertido acercándose hacia ellos. Sin embargo al ver a varios de ellos apuntarse al rostro y crear un casco burbuja y lanzarse a un pequeño pozo, Coco los imitó apuntándose al rostro pensando en un casco burbuja, para lanzarse al agua.

-Me hubieran dicho para traer traje de baño – Pensó el hombre al sentir el agua sobre su cuerpo, mientras seguía a sus compañeros al ver a lo lejos a Pau y Jessie secando su cabello al llegar.

Lestat – desmaius – acción 1 – turno1

Fokker – Protego (se cubre del desmaius) - acción 1- turno1

Lestat - Silencius – acción 1 – turno 2

Fokker – Expeliarmus (Silenciado) – acción 1- turno 1

Lestat - Disparo de Flechas – acción 2 – turno 2

Fokker – Evanesco (desparece flechas) acción 2 – turno 2

Lestat - Sectusempra – acción 2 – turno 3

Fokker – Embrujo Punzante (le impacta Sectusempra) – acción 2 – turno 2

Lestat -Expeliarmus (le impacta el embrujo punzante) - acción 3 – turno 3

Fokker - Episkey (se cura del Sectusempra, el expeliarmus no pega por la falta de visión) acción 3 – turno 3

Lestat – Morphos (roca en araña) - acción 4 – turno 4

Fokker – Protego (no hace nada y es mordido por la araña) acción 3 – turno 3

Lestat – Babosas – acción 4 – turno 4

Fokker – Opungo (controla la araña y la usa para bloquear el hechizo) acción 4 – turno 4

Lestat – sectusempra – acción 5 – turno 5

Fokker – Episkey (le vuelve a impactar otro sectusempra) – acción 4 – turno 4

Lestat – zancadilla – acción 5 – turno 5

Fin del duelo, Lestat vuelve a atacar a Fokker y este cae preso de un segundo setusempra por ende se desangra y pierde el duelo. Como resultado puedo decir que Fokker tiene un rol bueno para los duelos, pues aprovecho todo para usar el rol como arma, sin embargo cometió varios errores intentando sobrevivir.

El hombre simplemente bajo el rostro y colocó su mano derecha sobre su rostro, cuando comenzó a escuchar los reclamos de las mujeres que pretendían entrar a la marca tenebrosa, las mismas palabras que ya conocía, sentía que escuchaba lo mismo una y otra vez, así que solo suspiro resignado intentando tomar más aire y fingir una sonrisa aunque un poco más taciturna a las que tenia que fingir en alguna otra ocasión.

Sin reparo continuó escuchando los discursos y la forma en la que las mujeres continuaban con sus alegatos. Deplorable, pensó el joven moreno sacudiendo su cabello al finalizar la última, esperando algún otro reclamo, sin embargo la única persona de la sala que compartía el mismo sentimiento sobre todo eso Felicity Weasley respondió a sus palabras, lo que hizo que el hombre tuviera un vuelco interno después de tantas quejas de las futuras mortífagas.

Estaba decidido a pertenecer a esa organización, después de escuchar tantas patrañas de sus compañeros mientras golpeaba con el pie el suelo intentando relajarse.

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El sol pegaba con fuerza sobre la isla de Bali, la blanca arena y el cielo con un azul brillante dejaban a muchos boquiabiertos por la belleza de un lugar tan remoto y misterioso como lo es Bali; sobretodo aquel pequeño poblado de Tanah Lot. Un muchacho europeo con facciones muy similares a los lugareños se divertía con su abuela en medio de la selva, mientras esta le contaba la técnica batik para la creación de telas.

-Nenek… Ya me cansé, por que no descansamos, las abejas no irán a ningún lado - Suplicó el muchacho limpiándose el sudor de la sien mientras la anciana mujer avanzaba sin premura.

- Sutan, cariño quieres aprender como ser un artesano de telas, necesitamos la cera de abeja. – Respondió amablemente la mujer, viendo al joven como la seguía con dificultad entre las plantas. – Ya han pasado dos años desde que llegaste a la isla y aun te cansas al entrar a la selva, me das pena chico, mucha pena. – Dijo entre risas para continuar su caminata.

-Vieja bruja – Susurró el joven siguiendo a la mujer.

Las horas pasaban mientras Sutan y su abuela continuaban dentro de la selva, encontrar un panal de abejas le parecía al hombre una tarea demasiado difícil y más sabiendo que su abuela tenia cera de sobra en su choza. Un grito ahogado retumbó entre los árboles llamando la atención de las dos personas, Sutan movía la cabeza buscando el origen del sonido.

Unos minutos después todo había vuelto a la calma, lo que hacia más sospechosa la escena. –Nenek, ¿qué crees que haya sido eso? - Preguntó el chico, mientras la adulta mujer avanzaba sin titubeo esquivando árboles y arbustos, hasta vislumbrar un claro donde una humilde choza aparecía y una mujer de mediana edad con un niño de no más de dos años tomados de la mano levantaban algo de leña.

-Hari, linda deja eso, que lo haga un hombre, para eso sirven – Comentó la anciana saliendo de la selva y entrando al claro para ver a la mujer. – Sutan sirve para algo y levanta esa madera. – El joven solo sonrió y se acerco a Hari para ayudarla más no pudo dejar de ver que ella tenia el rostro hinchado y un poco de sangre seca sobre el labio.

-Sutan no seas grosero, ayúdala – Remarcó de nuevo la anciana acercándose lentamente a los dos. – Hari necesitamos un poco de cera. – Volviendo a tomar la palabra así la tímida mujer levanto la mirada y contesto con un hilo de voz: – Ahora no tengo señora Turinah –

La mujer de edad avanzada sonrió y volvió a apuntar con la mano, el lugar donde Sutan debería de cargar la madera. – Dejala cerca de su puerta querido- Repitió más la respuesta de la mujer fue quitarle la madera al joven hombre aun mirando el suelo más asustada. – Por favor señora Turinah déjelo ahí, yo le llevare la cera después solo váyanse. –

-Tu marido esta borracho de nuevo, esos golpes en tu cara son prueba de ello – Reprimió la anciana mientras la otra no negó nada y levanto la madera asustada. – Hari – Se escuchó un grito tremendo mientras un regordete pescador salía de la choza. – Anda a la casa, deja a esa vieja harpía y entra muero de hambre no seas inútil. –

-Vamos querido – comentó la mujer a su nieto –Hari esperaré con ansia la cera y que vengas por una taza de té – Mientras la joven mujer asustada, levantó la madera y con el niño en la otra mano entraron en la casa, donde un par de gritos más se hicieron presentes.

-Nenek , ¿Nos vamos nadamos? Ese hombre la va matar, lo eh visto en el puerto es un cretino, un abusador. – Comentó Sutan, mientras la anciana regresaba a la hierba. – Vamos a Casa, Hari me llevara algo de cera, usaremos un poco de la mia. –

-Nenek, ¿No me escuchaste? – Preguntó el joven, intentando alcanzar a su abuela la cual ya se encontraba en camino. – No podemos hacer nada, ¿qué puede hacer una vieja mujer y un chiquillo como tú- Exclamó la mujer pausadamente. – Sin embargo, como ella hay muchas otras personas que no piden ayuda por miedo, se ven forzadas a vivir bajo el yugo del poderoso, sea por fuerza o por riqueza, el proteger a los débiles, no es fácil. Hay que ser realmente fuerte para oponerte a las personas y protegerlas. Cualquiera puede ser un abusador, pero no todos pueden hacer lo correcto, la justicia es ambigua querido, muy ambigua. - Finalizó la mujer desapareciendo, mientras en una niebla de recuerdos, Coco recordó a su abuela, al parecer por fin había entendido el significado de esas palabras.

Las criaturas submarinas se movían muy fácil en las oscuras aguas, cosa que les costaban al equipo que representaba la casa del aire, la oscuridad empezaba a pesar más, si no hacían algo pronto acabarían perdidos bajo el agua y sin esperanza de conseguir el tan preciado cuarto y último emblema, con el cual podrían declararse los ganadores de esta prueba.

-Vamos, vamos, vamos – pensó Coco nadando rápidamente intentándose enfocar en una de esas criaturas escamosas, Jay tubo una exelente idea, cosa que Coco agradeció al sentir el agua caliente, más la furia de las criaturas había crecido.

-Quizás un ataque los tres juntos- pensó Coco, más después de unos segundos en tardar en percatarse que Dylan había desaparecido, las oscuras aguas envolvían al joven mago o por lo menos le parecía a Coco que este había desaparecido.

-Por dios, no lo hayan arrastrado hasta las profundidades – Pensó el hombre buscando una señal de Dylan, con el asunto de la Acromántula; Sutan se había puesto más preocupado, fue cuando a lo lejos vio una masa entre las sombras, una figura humana.

- ¿Dylan? – se pregunto el hombre, al ver como la sombra se acercaba al brillo y lo tomaba, para escapar hacia la superficie.

-Petrificus totales – apuntó Coco atacando a otra criatura, mientras observaba como Jay se disponía a emergír del agua también, así Sutan nado con todas sus fuerzas, los gryndelows los seguían, al salir el hombre respiro hondo un poco de aire, viendo desde la orilla, como Dylan sonreía y mostraba a sus compañeros en el agua, el último emblema, esta competencia, era nuestra.

-Perdón – dijo Coco entre risas hacía Dylan, mostrando su sonrisa si bien la herida no era grave, era un poco molesta y le dolía bastante, las “garras” de las arañas gigantes no eran un juego, el hombre corría con suerte de que Jay trabajara como sanadora y supiera de primeros auxilios, un buen líder como Dylan, una mujer audaz que conocía técnicas de curación, hacían que el equipo de los Aethonans de Salem, fuera uno de los mejores y más estables dentro de la competencia, y para eso ganarían la copa.

-Gracias, ya no lo hare – dijo divertido Coco al sentir a Jay curarlo, la mujer era hábil de eso no cabía duda. – Muchas gracias – Dijo el estonio sintiéndose mejor, la sangre había detenido y comenzaba a cicatrizar, por lo que al escuchar que seguirían buscando antes de que la luz se fuera le pareció la mejor idea.

El sonido estremecedor de la cascada, hizo que Coco no escuchara bien a Jay, sin embargo la mujer parecía objetiva. – Pues si hay que saltar... saltaremos – finalizo respirando hondo para sacar la varita. Así los Aethonans se metieron al agua, la caída de agua fue poderosa la turbia agua, estaba llena de plantas y arena, sin embargo un tenue brillo resaltaba en el agua.

Parecía que habían encontrado la última parte del puzle, los tres nadaron lentamente acercándose al brillo, sin embargo unas sombras aparecieron enfrente de los Aethonans. – Sirenas – Pensó Coco, sin embargo al llegar más luz, un par de Grindylows se destaparon.

Coco apuntó y pensó en un embrujo punzante, eso serviría para detener a una de las criaturas, era obvio que resguardaban algo.

La morena piel del hombre relucía en aquel recinto blanco, y no era por menos un hombre de 190cm, con esa grave voz, en una habitación llena de postres y tantos lujos exóticos representaban bien la personalidad de Coco, si bien en esta ocasión no estaba vestido como mujer ni nada por el estilo, sus ropas cómodas y sencillas resaltaban en aquel aire diferente.

-En serio, no era mi intención, pero pues el objetivo es salir de esta clase – susurró el hombre dejando la taza de té sobre el estante, y bajar la mirada al ver como el hechizo mortífago hacia efecto, en ese momento un hechizo tan útil como Seneca daban ganas incluso de entrar al bando solo para usarlo.

JeniiL parecía lista para contraatacar por lo que Coco, respiro hondo y apunto al piso cuando ella movió la varita y pareció usar una floritura.

-Fortificum –

De un segundo para otro una muralla de casi tres metros de diamante salió desde el suelo interponiéndose a los dos, Coco sin moverse ni un milímetro vio como en la barrera se creaba una pequeña fisura cuando un haz de luz, procedente de la varita de su rival chocaba contra esta.

La pared de cristal brillante no rodeaba a JeniiL pero estaba atrapada, con las paredes de la habitación detrás de ella y el fortificum enfrente, la mejor opción sería romper el muro sin embargo no tenía ni idea de cómo lo haría, Coco podía ver atreves de la muralla, como la mujer volvía a mover para atacar, una llama de color violeta salió disparada hacia el escudo de cristal, algo que hizo que Coco sonriera, si seguía así se enamoraría de los hechizo del bando tenebroso, recordando que el fuego de ese color era incapaz de quemar, quizás un Fuego Maldito bastara para eso, sin embargo por el silencio que JeniiL hacia era lógico que no tenía muchas opciones.

-Corpus Patronus –

Exclamó con fuerza, saliendo de la varita un patronus, elegantemente un águila abrió las alas, escapando de la punta del arma de para sobrevolar hasta el techo superando la muralla de cristal con gracia, mostrando un par de garras afiladas.

-Valla, valla, que bonito hechizo – Dijo el hombre admirando la bella del animal que revoloteaba sobre las cabezas de ambos. – Atácala – Ordeno el moreno, observando como el animal bajaba en picada para atacar a la mujer.

El ataque comenzó de manera inadvertida para el hombre, el cual trago saliva al ver como Dylan y Jay se enfrentaban a la araña; el sol pegaba duro desde el cielo abierto, un haz de luz golpeo reflejando una luz a la cara de Coco. – Ahí está el emblema – Gritó Coco, el brillo era adecuado la tercera pieza se encontraba debajo de una araña, al parecer el nido de la araña era la guarida del tercer emblema. El hombre respiró hondo para llenarse de valor, subiéndose el pantalón, cuando la pareja de Aethonans ataco a la arañas.

Una fuerte llamarada apareció intentando impactar en el arácnido, sus enormes patas le traían malos recuerdos al moreno de sus primeras clases con ese tipo de criaturas, estas no solo eran largas si no que llenas de pelo, lo que por un momento intimido al hombre sin embargo se lanzó hacia la araña, el emblema era lo que importaba en ese momento.

Coco corrió hacia la araña cuando esta se movió presa del impacto del hechizo de Dylan, el hombre cerró los ojos y rodó para acercarse lo suficiente para robar el emblema, al sentirlo en las manos, se levanto mostrando una enorme sonrisa, para reír un poco, sintiendo como una garra le rasgaba la espalda y algo de sangre le escurría por el costado. Coco giró la muñeca apuntando al rostro de la araña que lo había atacado y gritó.

– Sectusempra-

El haz rojizo pego en la cara saliendo sangre de la cara de la araña, el hechizo le produjo varias heridas sangrantes, enojando al insecto que parecía actuar como loco, corriendo a toda velocidad para alejarse de la enorme criatura.

-Lo sabía, el tercer emblema – dijo el hombre mostrando el emblema al aire, sin embargo pudo notar que sus compañeros seguían enfocando sus esfuerzos en derrotar a la araña.

-Vámonos – Gritó Coco mostrando de nuevo el emblema, cuando un gesto en el rostro de Dylan parecía haber captado el mensaje.

-Toma árbol tonto – Dijo entre risas Coco, cuando Jay tomó el emblema y dio la orden de escapar, si el árbol continuaba peleando, sería capaz de desmembrar a alguien, pero el trabajo ya estaba hecho, así los Aethonans de Salem escaparon del árbol, con el segundo emblema en mano, la segunda misión ya estaba hecha.

- Excelente trabajo, Jay, tu mandas! - grito de forma divertida, el árbol se retorcía y lanzaba "latigazos" por doquier, se había vuelto loco, volviendo a atacar de nuevo a los hombres, Dylan escapó fácilmente de los siguientes ataques, Coco solo sonrió satisfecho, estaba en un equipo con personas muy capaces, si todo seguía así, la copa volvería a ser de los de Salem, lo que ya añoraba el hombre verla todos los días en la sala común.

-Bajemos por la colina – comentó el hombre sonriéndole a Jay al ver el emblema en la mano, a pasos agigantados los tres descendieron a buena velocidad, algunos árboles y plantas servían como distracción y obstáculos al bajar, sin embargo parecía formar un sendero el cual los tres magos siguieron hasta bajar a un claro, los arboles crecían de forma imponente, creando una sensación de misterio y silencio aparecio junto con el claro.

Dejando de correr, Coco movió la cabeza revisando el lugar, su mirada se paseaba por todo el claro, la tierra parecía movida, ya no había arena el desierto parecía muy lejando, quizás por su conflicto con el árbol. – Por aquí verdad- dijo con un tono dudoso, ya que al bajar la colina el entorno había cambiado un poco, guardando su varita para tomar un poco de aire, el descenso por la colina lo había cansado.

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Coco observó la valentía con la cual Jay subía la colina, esa mujer tenía mejor condición de la que aparentaba. – Bastante ágil su esposa – le susurró a Dylan mientras ambos hombres la seguían, por un momento, el moreno se sintió cansado; pero al ver la proeza de la mujer de cabello negro, su agilidad y fuerza, decidió no decir nada y continuar la escalada en silencio, el ya estaba cansado y aun no habían hecho mucho esfuerzo.

El verde dominaba todo el paraje dentro del desierto, el camino era tranquilo lo que reconfortaba a Coco, sin embargo una selva podía esconder diferentes misterios, desde plantas aterradoras, hasta criaturas inimaginables y sorpresas poco agradables. Todas esas ideas revoloteaban en la cabeza del hombre, sin embargo al final había acabado con la colina.

Un árbol se mostraba imponente en la colina y era donde se encontraba el emblema, Coco abrió los ojos como platos cuando el árbol comenzó a moverse y atacar a Dylan, sus ramas se movían como si se tratase de un pulpo o un par de látigos.

Coco buscó en sus pantalones su varita de caoba estaba listo para seguir el plan de Dylan, confiando sobretodo en la agilidad de Jay. – Ok – dijo al aire apretando la varita y acercándose rápidamente, cuando una rama fue lanzada, golpeando al hombre en el pecho tirándolo al suelo.

-Árbol hijo de… - dijo levantándose rápidamente para apuntar al árbol y gritar – REDUCTO – de la punta de la varita salió un rayo blanquecino el cual pego en las ramas, causando una explosión destrozando un par de ramas, si Jay quería una oportunidad para robarle el el emblema, Coco ayudaría.

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-Ojala realmente estemos cerca, el sol es realmente molesto – comentó el hombre suspirando cansado, el clima del desierto no era nada agradable, Coco prefería ambientes más templados, la próxima vez que participara en el torneo de las cuatro casas, tendrían que ser al menos en un lugar donde el sol no golpeara tan fuerte o al menos no hiciera ese calor.

Después de deambular siguiendo a Jay, Coco no podía dejar de observar la naturaleza, la vegetación lo asombraba, más sus pensamientos regresaron cuando escucho a Dylan hablar, no faltaba mucho según él. – Ojala – susurró para sí mismo.

Fue cuando la momia apareció, la criatura se movía lentamente, tal como el hombre lo sospechaba. – Genial – comentó al aire, al ver como Dylan tomaba cartas en el asunto abalanzándose hacia la mítica momia, este la embistió haciendo que soltara en un segundo el banderín.

El emblema salió por los aires, Coco sonrió al escuchar la orden de su compañero. – Todo mío – comento por lo bajo, lanzándose a correr hacia donde el banderín caía, sería un problema si este se perdiese en aquel verdor de selva mágica creada por los directivos de las casas.

-Lo tengo – dijo después de una pequeña carrera, cuando esta caía en un claro de tierra, Coco posó sus pies sobre el terreno para sentir como sus botas se hundían. – Bravo lodo – Gimió estirando el brazo para atrapar el banderín. Al observarlo vio que no era el banderín robado, si no una pieza extraña, parecía más algún trozo de medallón o una llave.

-Chicos encontré esto – Saliendo del lodo, ya que este parecía tragárselo mostrando el resultado, una primera pieza.

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-Los tritones de nuevo – suspiro resignado el hombre, al ver las listas por lo que intento sonreír y mantener la calma, cuando al llegar el sol comenzó a golpear la morena piel del hombre. – Perfecto el desierto de nuevo – volviendo a suspirar, las reglas de la prueba no decían nada de que tenían que volver al desierto, agitando su blanca cabellera, busco entre sus compañeros los que harían la prueba fue cuando vio en lo alto las cuatro estandartes, el emblema plateado se movía con libertad en el viento, era lógico era el emblema de la casa del aire.

Más algo aparto su vista de ella y se dirigió al centro, un remolino de arena del cual un sarcófago emergió, sin embargo el siguiente acto lo sorprendió más, una momia salió del nicho de piedra tomando una bandera y escapando… lentamente.

Coco rio divertido, al ver como la momia se movía lentamente, su cuerpo viejo por el paso de los años, lo hacía realmente lento, más llevaba a cuestas su tumba de roca y un emblema de la casa, esa escena le pareció realmente divertida al hombre, el cual no paraba de carcajear. – Es una locura- dijo intentando esconder su risa, al escuchar a Dylan, Coco solo sonrió y comento.

-Si vallamos tras ellas… unas momias… que escapan, eso no se ve todos los días- Encaminándose hacia lo que parecía una selva, Coco volvió a sonreír de nuevo, ese desierto era una caja de sorpresas, un oasis en medio del desierto no era raro, pero una selva tenia que ser un espejismo enorme, para que la prueba fuera en ese lugar, se necesitaba un gran mago o un enorme ilusionista.

- No me lo tomen a mal, pero que tiene de bueno el bando mortífago- Interrumpió el hombre frunciendo el cejo al escuchar una a una los mismos ideales que expresaban sus compañeros. – Saciar el placer con el sufrimiento de otros, poder, riqueza, ambición.- Continuó el hombre posando sus ojos en cada uno de los rostros de sus compañeros, poniendo su cara sobre su mano para descansar los codos en la tribuna.

- A excepción de Dovakhin… Todos sus intereses son banales e incluso, disculpen si los ofendo pero me parecen algo tontos. – Suspiró Coco; sin embargo después de las palabras de Felicity y como enfrento a todos, el estonio se inspiró en ella y tomo más confianza, cosa que reflejo en sus palabras, las cuales marcaban una audacia que era capaz de llevar en ese momento por la situación.

-¿Nuestra raza? ¿Acaso somos perros, querida? – pregunto a los ojos de la mujer con cabello rosado. – Mi madre es muggle y no por eso es un delito, la gran mayoría ni saben que existimos así que yo les hago una pregunta ¿Cuál es el motivo de la marca? – Preguntó el sujeto poniendo su sombrero y agitar su cabello rubio, para continuar con sus interrogativas.

-El motivo es el miedo a las personas diferentes, por creer que son “especiales” o superiores, pero todos somos iguales, pretenden dominar al débil, causar terror, es un miedo al cambio, es el terror de sentirse diferente, conozco ese sentimiento de rechazo que la marca ofrece por mi condición de homosexualidad, sin embargo no me quiero desviarme del tema – callando un minuto para tomar aire y proseguir.

-Seamos honestos la marca solo ofrece sufrimiento, un clan como dice Etoile, de asesinos, gente sin confianza, traiciones por doquier… eso es lo que les espera en la marca, apuñalar por la espalda a sus semejantes… Profesor no me lo tome a mal, no dudo de usted… pero… ¿A cuántos otros mortífagos mató para llegar a ese lugar que ahora ostenta? ¿A cuántos traiciono, para ganar la gratitud de sus líderes? Ya que es gratitud, no creo que la confianza sea algo que nasca dentro de la marca tenebrosa - Por un segundo Coco había olvidado el significado de sus palabras y la profundidad de sus actos, por lo que después de esa pregunta trago saliva recordando la posición en la que se encontraba.

-Eh… perdón... no quizé decir eso, yo estaba pensando que cuando llegara a Inglaterra, podría vivir tranquilo, en paz. Sin embargo al escuchar a mis compañeros y la ignorancia que algunos transmiten. – Continúo buscando los ojos de Felicity, ignorando los cotilleos que se oian por debajo procedentes de los demás alumnos. – Por favor considéreme como un aspirante a su causa, por ahora no soy nadie, pero sé, que si me esfuerzo lo suficiente, un día puedo ser un buen representante y ayudar a la Orden del Fénix… al observar a mis compañeros y sus ideales, lo eh decidido seriamente, mi primer objetivo después de salir, será entrar en sus filas. – Terminando pudo observar que el profesor Colt se distraía y empezaba con algo más.

-Querida te dije una buena taza de té nunca está de más – Comento el hombre levantándose de su taburete para ir hacia uno de los ventanales pausadamente mientras le sonria a JeniiL.

-Las reglas dicen un duelo, pero en verdad no soy muy bueno para eso, es decir, esta bien pero esos duelos sangrientos, no… - Continuo tomando una tetera blanca para servir su contenido en una taza y llevarla con la mujer.

-Mejor una buena taza de té… bocadillos – apuntando con la varita hacia el estante donde se encontraban diversos postres, los ojos de Coco no se despegaban de un pastel de vainilla, uno de sus postres predilectos, que acompañado de el, sabor del té negro hacían una fiesta en el paladar del sujeto.

-Hubieras visto en duelo básico, una matanza con avis, sectusempras volando por ahí y por allá, intercalaciones con silencius. – levantándose de nuevo para acercarse al estante de postres de nuevo y ver en el reflejo del cristal a su compañera.

-Fue que lo decidí… una fiesta de té y voila- giró riendo mostrando una gran sonrisa girando su varita para apuntar a JeniiL la cual probaba su infusión, pasó una mano sobre su cabello negro y suspiro, apoyandó su costado con el estante de madera . – En verdad me gustaría conversar, sin embargo el tiempo se acaba – prosiguió bajando los hombros. – El objetivo es que ambos acabemos con esta clase no, así que te pido disculpas… - susurró bajando la mirada por un segundo. – En verdad, no es mi intención, pero son las reglas- finalizó el hombre observando por un segundo un Choux à la Crème con esa grave voz que el hombre tenía.

-Seneca-

Susurro apuntando a la mujer, la cual no dudo en levantarse pronto, el duelo había comenzado, como escaparía de la entrada de Coco, era algo que lo inquietaba.

-Ya es tarde – suspiró Coco revisando su reloj de plata, para volver a tomar un sorbo de su té darjeeling, el sabor de una taza con cuerpo completo, ámbar y sabor moscatel hacían que la espera del joven hombre no fuera tan mala.

La gran habitación con paredes blancas, en sus tiempos debió de haber sido un amplio salón de baile, la duela de madera palidecía al lado de los dos grandes ventanales que apuntaban al muro derecho, las cortinas blancas dejaban entrar de una forma cálida y agradable la luz del sol.

Con nueve sillas de madera descasaban en la habitación, en la cual una escalera y un estante para pintar sobresalían, el papel tapiz sobre el suelo cerca de la primer ventana era prueba de que la remodelación de esa sala de música aun no estaba completa, el viejo piano se encontraba cerca de la única entrada del lugar cubierto con una manta blanca. Coco se encontraba sentado en un viejo taburete de color vino, tomando una taza de té, al otro lado de la puerta admirando el lugar y escribiendo un par de notas en un montón de hojas sobre una mesita de caoba que el mismo había arrastrado hacia él.

-Si llega tarde los pasteles no aguantaran – comentó clavando sus negros ojos sobre el estante entre los dos ventanales, un pequeño estante de madera blanca, contenía un buen numero de postres. Un Choux à la Crème era el objetivo de Coco desde hace rato, pero guardaba compustura, había invitado a JenniL a tomar una taza de té, sin embargo ella estaba retrasada casi 10 minutos.

Un pastel de tres leches, un pan de maíz, un pastel selva negra, un tiramisú y demás postres se encontraban en ese estante, esperando ser devorados más era necesario esperar a su compañera.

-Si no llega pronto me los comeré todos – sentencio el hombre, levantándose de su asiento y colocando su varita entre los dedos.

http://i.imgur.com/y93hE.png

-¿Qué paso? – balbuceó el hombre colocando su mano derecha sobre su cabeza, sentía que el mundo giraba y se encontraba algo mareado, abrió los ojos bastante confundido.

-El gigante, ¿qué paso? – pregunto al aire levantándose rápidamente del suelo, sin embargo seguía sin entender nada, movió la cabeza intentando entender lo que ocurría hasta que diviso a Dylan y dos mujeres que lo acompañaban, Coco habia perdido el conocimiento, lo último que recordaba era haber estado en la sala con un gigante y una enorme masa de luz, quzás habria sido el veneno de la primer misión, Coco no recordaba haber tomado de la ánfora que Dylan habia dicho.

-¿Qué paso? – preguntó de nuevo casi con un susurro tambaleándose, sus pies se sentían como gelatina. Más al ver lo que ocurría en la habitación se sorprendió aun más las cosas se multiplicaban, si la situación continuaba así, todos serian aplastados. – Hasta que despertaste – escucho a lo lejos una voz conocida, Coco se levanto sonriendo apenado y con la mirada hacia el suelo.

-Perdón – repitió, más ese no era el problema más grave del asunto, sus ojos recorrieron la habitación, jarrones, rocas, estantes, incluso un collar, se multiplicaban con gran velocidad; Sin entender aun lo que pasaba los ojos de Coco se clavaron en una roca poco común, tenía un color mucho más tenue que todos los objetos.

Agitando la cabeza se acerco rápidamente para ver la roca. – Esta se ve diferente – dijo para sí mismo, tomándola entre sus manos, la roca pareció vibrar, y por un momento la calma regreso, las cosas habían dejado de multiplicarse. - ¿Qué demonios? – pregunto de nuevo, las cosas estaban ya calmadas.