Lili Luna Black

Quinta Planta, con Sophie y Jessie.

Miró con disimulo a Samuel, sonriendo dentro de sí. La extraña combinación de sabor le había gustado, y aunque sabía que el gusto de un fenixiano no era refinado como el suyo, apreciaba que alguien de baja categoría lograra entender la sutileza de lo inesperado. Saborizantes de primerisima calidad. Jessie le ofreció ir con ella a otra planta, pero Lili se negó, dispuesta a experimentar con más sabores.

Miró como aparecía de repente un cuerpo de una chica, toda magullada y golpeada, para colmo muerta. Lili se puso nerviosa, indecisa de que que hacer. Entonces llegó Jessie, como salida del cielo para resucitarla. La luz dorada que cubría la chica pronto se desvanció y dio paso al color en las antes pálidas mejillas.

Le pasó la botella de poción revitalizante mientras preparaba más pues ya se acababa. Con sabor a té verde, la poción cicatrizante interna le gustaría a la chica. La miró con cuidado mientras tomaba la poción. Se acercó para pasarle algunas mantas.

-¿Todo bien?-preguntó Lili mientras miraba con curiosidad a Sophie, ella jamás había sido asesinada y no sabía cómo era ese proceso entre la vida y la muerte.

Mirando con disimulo a Samuel mientras veía como se tomaba la poción revitalizadora, a la cuál tenía un sabor a cereza mayahuana (?). Sonrió ansiosa de saber como estaba la poción. Pero cuando más sintió el estres fue cuando tomó la de la energía. Está fue un expermimento de la pequeña Ravenclaw.

Se supone que debía saber a fresas bañadas con crema y azúcar, pero no había azúcar en saborizante por lo que no pudo evitar ponerle chocolate negro pero no sabría si tendria un buen sabor o si por lo contrario sería totalmente un desastre y envenara al paciente. Pese a que no le importaba mucho la opinión de los demás, nunca rechazaba un halago.

-¿Te gustó?-miró con impaciencia al hombre. Entonces se regañó así misma, posiblemente fenixiano. no debería estar tan cerca de él. Oyó las instrucciones de Jessie se giró para buscar la poción tranquilizante. Le pusó algunas gotas de saborizante sabor té negro. Esto solía tener un efecto psicologico y solía calamr aún más a los pacientes. O eso había leído.

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Habían resucitado a dos pacientes, y ella apenas si tuvo tiempo de alcanzarle mantas a todos para que se abriguaran un poco debido al aire fresco y limpio de la sala. Suspiró cuando vio que todos estaban bien. Pero con un poco de asco vio a Ania, a sabiendas de que era una aspirante a fenixiana. Con cuidado, se alejó de ellas y recordó quemar la manta o echarle ácido como minimo.

La miró de reojo, estudiando su comportamiento, después de eso, buscó saborizantes de colores que le habia traído su elfo domestico hace rato. Eran naturales y no tenían color por lo que las pociones sólo tendrían un sabor diferente. Ah la magia y sus pociones extravagantes.

-¿Debó darle poción a alguno de los dos, Jessie-preguntó, pues no confiaba lo suficiente en Heko pese a saber que el era un buen sanador. Simplemente no confiba en los hombres.

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Mientras meditaba oyó una voz que la llamaba, suspiró y quizó dejar su estado de paz y tranquilidad pero no pudo y supo que se había atascado entre tanto aburrimiento. Logró liberarse después de unos cuantos intentos, abrió los ojos y vio que Heko corría hasta la sala de resucitaciones. Frunció los labios y se paró lentamente, estirando sus musculos.

Miró hacia todos lados y vio que estaba recusitando a Jessie, sin muchos animos se quedó viendo como lo hacía. Ella estaba impaciente de poder hacer lo mismo, pero recordó que tenía que terminar la Academia... suspiró mientras veía a su sanadora favorita ser recusitada de nuevo.

La saludó y vio como caminaba hacia la puerta.

Perdida en la Quinta Planta.

Las chicas siguieron su camino, pero Athena se fue a la Sexta planta, mientras que Laimi se quedó y buscó a Heko, la pelinegra solo suspiró, molesta de que la hubieran ignorado. Pero no importaba, Laimi se había ido, Athena estaba en otra planta y no sabía nada de Roxie ni de Hades. paz y tranquilidad. Suspiró y se sentó.

Miró a lo lejos, sintiendose egoísta por aspirar a tanta fama. Pese a eso, debía continuar con su trabajo. O intento de trabajo, pues no entendía muy bien que debía hacer. Nadie se lo había explicado, y aunqueno sé quejaba, por dentro estaba renfunfuñeando impaciente por aprender otra cosa. Y en un acto deseperado rogó a Merlín que los mortifagos atacaran algún lugar neutras y murieran algunos.

Supo que como aprendiz de sanadora ese era un pensamiento muy extraño pero Lili sólo quería un poco de acción. Pese a que quería ayudar, le gustaba causar el mal primero. molestar a la spersonas como demonio pese a ser una vampirita adorable. Sonrió con ese pensamiento, mientras seguía divagando.

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Suspiró cuando vio a Roxie, ella y Hades le hacían preguntas a Jessie. Dejandola ocupada si tiempo para explicarle que debía hacer, por lo que empezó a ordenar las pociones, dejando las más importantes más cerca donde los sandores pudieran utlizarlas, entendía que Jessie tuviera que atenderlos, seguramente tenían alguna clase de problema o debían tener alguna duda, posiblemente estuvieran cursando la clase de primero auxilios.

Al final ella tendría que cursar esa clase por lo que intento no molestarse ante la perdida de atención. Fue a vagar en la quinta planta, viendo archivos de personas que habían sido curadas. Suspiró y siguió caminando, entonces se encontró con Athena y Laimi, les sonrió. La Ravenclaw se encontraba con su pirma, tía o algo así.

-Hola chicas, ¿están buscando a alguien?-les prguntó en espera de poder ofrecerles su ayuda.

¡¡¡CIEN GALEONES!!

Eso fue lo primero que pensó la pelinegra cuando vio su linda y preciosa bolsita, cien galeones frescos. No importaba que su casa terminara en tercer lugar, los galeones eran suyos todo suyos. Buscar por todos lados había tenido su recompensa. el tonto grinch por fin había causado algo bueno.

Abandonó el salón, cantando y riendo, feliz de sus lindos y gloriosos cien galeoncitos, los cuales iba a gastar obviamente en dulces. Dulces y más dulces. De todo tipo, plumas de azñucar, cerezas bañandas en chocolate, fresas con crema y azúcar.

Dulces y galeones era todo lo que una Ravenclaw podía desear.

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Vio al sandor y se alegró pues notaba que Aleera estaba ocupada con la otra paciente. Heko le sonrió con simpatía y ella siguió a Heko para ver como sanaba a la sanadora. Notó que Jessoe notenía heridas visibles y eso debería haber sido más fácil para el sanador.

El pecho de la sanadora subía y bajaba con lentitud. La pelinegra no sabía s debía traer pociones o si la dejaba así nada más. Por si acaso trajó la poción revitalizadora, hecha previamente. Jessie se despertó agradeciendole a su hermano que la regresara de la vida. Con cuidado Lili se acercó hacia ella, miróa Heko y le preguntó:

-¿Le doy la poción revitalizadora? -incapaz de saber recordó que estba con una sanadora y ella podía decidir si tomar o no la poción. Buscó unas mantas se las dio, consciente del frío que hacia en esa sala, pese a no sentirlo.

Un pelinegra practicamente estaba saltando de alegría al ver su mesada, la esó y abrazó hasta que decidió en que lo quería gastar. Mascotas. Hace tiempo había tenido un gato, Moony. Pero este había muerto por causas inciertas. Su pasión por los animales seguía pero a ritmo más... tranquilo. pero cuando llegó su mesada todo cambió.

Ahora estaba escogiendo otro gato, pero esta vez hembra. Era prácticamente una gatita y era de un hermoso color negro, sus ojos ya habían cambiado de color y eran verdes igual a los de la Ravenclaw. Su pelo esponjado le daba el aspecto de una bola de pelos.

Rellenó rápido el fomulario y se lo dio a uno de los empleados.

 

ID: 112557

Nick: Lili Luna Black

Bóveda: Boveda 93277º

Fecha: 2013-01-25

 

 

Nombre del producto: Gatita.

Objetos, Criatura o Poción: C

Catalogación: X

Puntos por unidad: 10

Cantidad de unidades: 1

Precio por unidad: 100

 

Precio total: 100

Total de Puntos: 10

 

Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Aprendiz

Impaciente, tocaba las barras de la jaula de SU gata. Pensando en su nombre.

Suspiró de alivio al ver al Cye levantandose sin problema, y aunque se quejó del sabor de la poción, estaba viva y eso era lo que importaba.

-Le pondré saborizante de fresa para la proxima-bromeó mientras ordenaba las pociones, y entonces vio que todavía quedaba suficientes pociones para sanar a Cye, masculló una palabrota y se alegró que Cye no fuera su primera paciente que resultaba muerta.

Entonces llegó Jessie, suspiró la elfita estaba buscando a Hector, pero este no estba por ahí. Miró a la elfina.

-Creo que Hector no está, deala en la camilla y yo la atenderé, junto con Aleera.- busco con la mirada a la sanadora jefa. Estaba platicando con Cye. Se le acercó y le susurró: -Llegó otra paciente- Vio que Cye estaba recuperada, ella ya se podía ir pues ya había firmado el alta.

Miró con curiosidad a la pelirara Valentine, meintras oía su extraña canción sonar. Cuando terminó el repguntó su canción, le sonrió y empezó a canatar al extraña canción de la oveja que va un campo y salta sobre un mono. Su tonada era ligeramente desafinada con varios dos menores y muchos AAAAAAAA.

Siguió cantando meintras saltaba junto a Koa, la pelirara 2 estaba bastante seria y continuaba con su tour con la casa, la aprendiz la seguía riendoy cantando la parte donde se tenia que culpar a la comadreja. Suspiró de placer cuando vio que no había fenixianso cerca de la mansión.

-¿Eso es todo Koa?-preguntó. Practicamente ra nueva en esto.

Tocó con cuidado y con suavidad la cara de aquella chica fenixiana. Le escupió en la cara y suspiró, debía romper su juramento. De todas formas, los juramentos nunca duraban y menos en el campo de batalla. Miró a su alrededor magos caídos, muchos de ellos fenixianos. Agonizando al igual que brujas, suspiró mientras oía la orden de sus superiora. Las ordenes son ordenes.

Dudó un instante cuando empuñó su varita, pero recordó las crueles palabras de la Malfoy, no estaba aquí para lloriqueos. Inspirando hondo le dijo a aquellas personas lo que posiblemente fueran sus últimas palabras.

-Adiós, te dejaré una muerte menos cruel.- dijo mientras susurraba otro hechizo que desangró por completo. Sintió un estremecimiento y se repitió a si misma que lo ayudaría nada más llegar al hospital. Lo resucitaría pronto. Pero en su cara asomaba una sonrisa de odio. Era una aspirante a mortifaga. Ella no los conocía y aunque la sangre estuviera en sus manos.

No miró atrás y abandonó el espejo. Miró a los ojos a la Malfoy y dijo algo que esperaría que le agradara.

-Ordenes son ordenes.-suspiró y recordó que ella ya no tenía corazón y no era necesario este. Pero creyó que su corazón se econgía al saber que habia roto su juramento.

Off:

¡¡Lamento la tardanza!! Esperó que lelgue a tiempo.

Sonrió, alguien que si decía bien su nombre. Suspiró al oír que tenía que hacer una poción. Aunque se le había dado bien las pociones, todavía no estaba muy segura de poder hacerlo. Pusó su confianza en su capacidad de hacer pociones y le asintió a la sanadora, indicandole que podía hacerlo.

Mezcló varios ingredientes en un caldero rogando a Merlín que no envenanara a la paciente. La poción de sangre estaba lista, se la pasó a Aleera para ue se la diera a la paciente. Siguió preparando la siguiente opción, para ella más complicada que la primera. Al fin al terminó y se la dio a Cye.

Vio con nerviosismo como tomaba Cye la poción. Incapaz de saber si la mataría o si había preparado bien la poción.

Frunció el ceño cuando le dijeron Lilian, nadie le decía así excepto sus hermanas querían molestarla o pedirle un favor. Su nombre era Lili, al menos así decía su acta de nacimiento. Suspiró cuando le dijeron que la otra aprendiz. La había visto desde hace un momento y que recordaba en San Mungo no sé permitía la aparición. Seguramente había acabado su turno.

Entonces sonó la alarma, inmediatamente se paró y fue hasta donde tenía que ir (?) para encontrarse con una de las sanadoras que había atendido a un paciente hace rato. Se sorprendió pues pensó que ya se había ido. Suspiró, que raro hospital.

Vio que una chica había ingresado con varia magulladuras y heridas en todo su cuerpo, se sorprendió y supuso que los mortífagos lo habían hecho. Esbozó una sonrisa y la disimuló lo mejor que pudo mientras iba en la ayuda de la sanadora.

-¿En qué puedo ayudar?- preguntó mientras fruncía los labios. Ya había curado gran parte de las heridas, no era necesario tanto drama. No como en aquellos programas de televisión muggle. Muy divertidos y sarcásticos, sangre y varias cirugías. Eso sí era un hospital con drama.

Off:

Prestame el gif Cye ñ.ñ

Sala de espera.

Suspiró al no ver a ningún paciente cercano para llevar al consultorio por lo que subiño con pesarez hacia la quinta planta, subió por unas escaleras y suspiró al no encontrar a la aprendiz con la que había platicado. Cuando llegó a la sala vi que el paciente se había despertado. Se alivió al ver que el paciente tenía la ropa puesta.

-¡Qué bueno que ya despertastes!-esbozó una gran sonrisa, -¿No han visto a la otra aprendiz?

Se preguntaba de que estarían hablando, pero para noser grosera se calló la boca, y se pusó a divaguar, cosa que la relajaba y le daban ganas de tomar u hacha y cortar aquello que dividía la realidad de la ficción.

La pelinegra miró el espejo y dio un respingo, lo conocía. Ese espejo mostraba mucho de sí misma, demasiado. No quería acercarse a él, quería mentir como siempre lo hacía, pero con ese espejo jamás podría mentir. El espejo la conocía, hurgaría en su pasado, desvelando aquellos detalles que lograban hacer de su existencia un desastre. Mostraba su lado más cobarde.

-No me acercaré a ese espejo, no y no. - susurró la joven, mientras veía los recuerdos de su maestra. La fenixiana había pasado por mucho. Al igual que la mini-mortífaga Lili. Pero no estaba de acuerdo sobre su elección. Quién era ella para decir que los mortífagos no tenían libertad. Por poco y no grita para decirle todo lo que había sufrido, a manos de los fenixianos.

Decidió mostrarles todo, no le importaba que supieran su pasado, todo para aquella profesora se callara y se diera cuenta de lo que de verdad, era no tener libertad. Entonces vio que su compañera, una banshee, se acercaba al espejo y le susurraba palabras. La joven de aspecto tan duro, mostró que su pasado era tan horrible como el suyo.

-No te compadezco Luna, fuiste fuerte. No esperó que llores, pero tienes que sonreír, para demostrar que no importa cuánto te hieran, siempre serás feliz. Yo te prometo que te ayudaré a cumplir tu venganza.- prometió con sinceridad la vampira. Entonces sonrió malévolamente y dejó ir su lado salvaje.

Se acercó como una lince al espejo, tan bellamente decorado, sus uñas eran cortas pero habían sido limadas para cortar la piel, paranoia de la Ravenclaw sobre los secuestros. Rayó ligeramente la superficie del espejo, susurrando aquellas palabras que posiblemente marcarían un trauma para algunos de sus compañeros.

-Muéstrame mi pasado, aquel que no quiero ver - sonrió al notar que en el espejo se formaban remolinos, se mostraba una imagen. Una niña, llorando. Lili lloraba por su tío, aquel mortífago que era hermano de una fenixiana. Susurraba hechizos que había leído en un libro muggle para traer la buena suerte, pero estos fallaban.

Se llevaban a su tío a la prisión, fenixianos que desde el punto de una niña pequeña, parecían hombres malos, se llevaban a su tío por matar a un hombre malo. No veía que tenía de malo eso, a los malos se les mataba según el tío y sus hermanas. Pero según su madre, había que respetar toda forma de vida.

-Respetar toda forma de vida… - susurraba mientras jugaba con algunos elfos domésticos.

Entonces notó que unos muggles mataban a una gallina, la desplumaban y… el recuerdo se vio borroso, es que era ATP (?) la niña cerró los ojos y no se escuchó más que un cacaraqueo lastimero. Abrió los ojos y el muggle se había ido, sólo quedaban plumas. No respetaron una forma de vida.

La imagen cambió, una pequeña niña agarraba un machete, sus ojos estaban marcados por profundas ojeras. Su bata blanca se mancharía con la sangre de aquel pobre campesino. Para ella los humanos eran el verdadero peligro, vio fuego en el bosque, vio criaturas quemadas. Vio magos, tenían una marca de una serpiente en el brazo. La exhibían con orgullo.

Corrió al bosque con los pies desnudos, su bata manchada por sangre no asustó a los mortífagos, es más se alegraron por ver a una niña para practicar con ella. Pero Lili no sabía eso, cuando intentaron tocarla se dejó. Les preguntó que hacían. Ellos dijeron que perseguir a los fenixianos que habían causado el incendio del bosque. Cambio de nuevo la imagen. Una niña llorando de nuevo. S mamá regañándola. Fenixianos llevándose a sus hermanas, todo era confuso. Todo era corrupción. Se escapó de casa.

Está vez, la imagen se transformó en una calle oscura, donde cajas de cartón formaban un pequeño refugio para la vampira. Sus cabellos negros estaban sucios. Su cara estaba amachada con tierra, tenía 14 años o eso aparentaba. Nadie quería acercarse a aquella vagabunda, hasta las ratas se asqueaban de su compañía.

Entonces una minina de pelo blanco se le acercó y le maulló, con pocas fuerzas acarició su blanco pelaje, sonrió levemente. Entonces la gatita corrió lejos de ella, la sonrisa desapareció mientras la gata se desaparecía en las oscuras callejuelas de la ciudad. Apareció, tiempo después, una dama de posiblemente treinta y tantos años apareció con pan y queso para que comiera la niña.

La chica los aceptó con recelo, para luego devorarlos, sin decir palabra se paró junto a la que posiblemente la había salvado, la siguió a su casa. Ahí terminó el recuerdo. Con el brazo de la dama que la había salvado, con la mortífaga que la había salvado. Miró a sus compañeros a los ojos, al igual que a sus profesores. Nadie hablaba y no esperaba que lo hicieran, levantó su voz y les habló sobre ella.

-Los fenixianos me arrebataron todo, y los mortífagos me lo devolvieron. Sonreiré. Pero mi corazón desea matarlos. - eso fue todo. Nada de discursos cursis ni emotivos. Excepto… - Quiero ser sanadora para devolver aquello que a muchos le quitaron.

Se le rompió al voz al decir eso y temió que fuera llorar, así que sonrió para calmar esa ansiedad, funcionó; ligeramente pero funciono. Dio una atrás y le susurró palabras al lindo espejito. El rayón que le había hecho había desaparecido.

Quinta Planta

Sonrió al ver que la otra parendiz logró hacer el trabajo. Ella al ser nueva no quería matar a su primer paciente. Posiblemente moriría y se iía hasta no poder irse más. Allá donde fuera... se sentó y volvió a pensar. había sido atacado por un mortifago, por poco y no se ríe del gusto. Quizás por eso no ayudó. Si alguien se enteraría de que había ayudado a un mini-poshito su reputación estaría en riesgo.

Posiblemente si le ayudara terminaría con uno de esos abrazos que les dio a la sanadora y a la aprendiz. Ser tocada por un hijo de muggles sería suficiente para llevarla a la planta de psicología.

-¿Creen que llegue otro paciente pronto?-preguntó la pelinegra, sobresaltando a las chicas. -Soy Lili, mucho gusto.

Notó que había una familiaridad entre las dos mortifagas por lo que permaneció callada, buscó con la mirada a Hades, le parecía bastante familiar. Posiblemente alguien contra el cuál había luchado, o hablado. Entonces las dejó solas, no interrumpió en la conversación, si interumpía seguramente diría algo como ¡Prestenmé atención!, aquelllo sería muy infantil. Sonrió cuando vio la infantilidad de Valentine.

Empezó a tatarear una canción, nadie me quiere, todos me odian. Lalalalala. Frunció los labios, no recordaba como terminaba aquella extraña cancioncita. Suspiró y volvió a meditar sobre la vida, estaban solas, posiblemente morirían si atacaran. ¿Qué rango era Koa? Uno con buenos hechizos, uno con buenos hechizos. Vio la sala, vacia. Miró por una ventana, nadie. Suspiró y siguió escuchando la extraña conversación de las peliraras.

Susurraba con dulzura aun pajarito que pasaba por ahí, le susurraba cosas hermosas también, canciones de amor y odio, de gusanos que se negaban en morir cuando ellal les mordía la cabeza...Suspiró con las fascinantes historias de la pajarita. De repente recordó su misión. Suspiró y se despidió de la pajarita.

Corrió hacia la Mansión Ragna, eso, eso. Qué nombre más extraño. Mansiones mortifagas y nombres de franceses-latinoamericanos con cruza de españoles... Silbó una canción mientras volvía a leer la extraña carta que le había mandado su guardiana. su letra gusanesca lograba darle dolor de cabeza a Lili, que con su elegante letra no podía evitar despreciar a la guardiana por su letra infantil.

Miró una cabellera verde y supuso que su guardiana sería esa. Por poco y suelta una carcajada pero vio una varita, no quería terminar herida, de nuevo. Suspiró y vio uñas rojas, nada bueno salía cuando alguien utilizaba uñas rojas. Sus uñas iban naturales, no como sus labios que tenían el mismo color que una cereza. La saludó. No dijho nada pues no creía que fuera necesario.

Quinta Planta.

Se sentía muy solitaria, aburrida, no había nadie, ni para curar ni para platicar, suspiró. Buscó con la mirada auna de las sanadoras, ninguna estaba ahí. Qué verguenza, oh que verguenza. Pensó en llamar a su elfo para divertirse un rato torturandolo, pero pensó que esto asustaría a los niños en el hospital. Frunció los labios, apenas llegaba aquí y ya estaba sola. Nada interesante, aburrición total. Volvió a sus pirar mientras observaba el pasillo desierto, no se podía ir, seguramente llegaría un paciente nada más se fuera...

Morir y revivir en está sala sería algo interesante, meditaba la pelinegra, ¿cuántos se habían salvado de la muerte gracias a la ayuda de estás sanadoras y sanadores? No lo sabía, y se guramente la suma era grande, miró a lo lejo, en un punto indefinido, buscando se ñales de sangre.

El sol estaba apareciendo en el horizonte, los gallos que habían sobrevivido a la cena cantaban con salvajismo, alguna persona en el castillo le tiró almohadas pero no se calló, era la alarma personal de Lili y todos lo sabían. Nadie quería ese sistema de alarma pero concordaban que el grito de un animal era lo único que despertaba a la pelinegra, eso y tirarle agua fría en la cara. Pero ya se habían ganado algunos hechizos por parte de ella al hacer eso. La ojiverde se despertó al fin, sentándose al borde de la cama, restregando sus ojos para ver su familiar habitación. Sus libros donde tenían que estar, su ropa tirada donde debía estar, sus botas favoritas en el lugar de siempre. Una alfombra de colores oscuros y rosados entremezclados seguía ahí. Nada cambiaba desde hace unos meses; pronto tendría que redecorar su habitación, no hoy pero sí en un futuro cercano.

Sin dejar de pensar en las remodelaciones, caminó hacia la blanca puerta del año para sumergirse en la bañera antigua, se acomodó y abrió la llave de agua caliente con los dedos de sus pies, suspiró al sentir el agua casi hirviendo tocas sus piernas y acariciar sus brazos. No tenía coloridas burbujas ni cosas extraordinarias, sólo algunos aceites aromáticos creados por ella misma, pues se negaba comprar cosas de muggles.

Cerró la llave de agua caliente y se sumergió en el agua, sin necesidad de respirar podía estar más tiempo debajo del agua. Otro de los beneficios de ser vampira, más tiempo debajo del agua. Sin embargo salió del agua para tomar una cereza y morderla suavemente, dejando salir el jugo de está, la cereza explotó en su boca, cuando se fue dejó un sabor a gloria.

Terminado el largo baño, se secó su cabello oscuro para no mojar su ropa. Sin embargo su cabello era un animal salvaje y quería permanecer mojado, suspiró por tercera vez en el día y se resignó a sólo peinarlo; era lo mínimo que podía hacer.

Poniéndose una capa de un color rojo vino sobre su blusa y sus pantalones de mezclilla podría pasar ligeramente desapercibida entre los estudiantes. Para su sorpresa, llegó antes que la mayoría, poniéndola nerviosa. Mientras llegaban los demás los profesores fueron presentándose. Elliot, es decir, profesor Croft, le pareció muy interesante, principalmente por sus ojos violetas. Color que anteriormente había tenido la pelinegra.

Era mortífago, era un Ángel Caído al parecer. Por poco y no le brinda una reverencia, símbolo de respeto, pero eso habría revelado a qué lado apoyaba y no dejaría que eso pasara. Suspiró al recordar que tenía que mantener su actitud suave y relajada hasta que se sintiera cómoda. Frunció los labios al oír las presentaciones de sus compañeras. Qué nombres más raros.

-Mi nombre es Lili, soy de la familia Ravenclaw -también era de la Ryddleturn, pero si revelaba que provenía de esa familia sería obvio que era una mortífaga en potencia. Siguió con su presentación al no notar cambios en las caras de sus compañeros. -No me encanta la Academia, pero la soporto pues quiero ser sanadora- omitió la parte de que quería trabajar en las Mazmorras de San Mungo. Notó la indiferencia de los compañeros y sus piró de alivio, pasaría desapercibida.

Off:

Si, mi off todo feo Hola, soy Lili, no Lily, por favor. Espero que me conozcan por que si me presento les daré un saborcito agridulce. Adios o.o.

Lili oía con solemnidad el discurso que el estaba dando la sanadora a su aprendiz. Notó que la paciente que estaba atendiendo se recuperaba de su encuentro con la muerte, pese a estar embarazada, no había sufrido tanto daño como para ser enviada a urgencias. Siguió escuchando el discurso cuando una alarma sonó, indicando que otro muerto llegaba a la planta, suspiró la pelinegra mientras caminaba junto a la sanadora. Miró con curiosidad como veía al paciente, como si le fuera familiar. Sin llorar la sanadora llevó el cuerpo hacia la sala de recuperación.

Insegura de cómo podría ayudar la vampira se quedo alejada de la sangre hasta que las heridas sangrantes desaparecieron, sólo faltaban algunas quemaduras por lo que la joven podría acercarse sin procuparse de morder a su paciente salvajemente. El chico abría los ojos mientras la pelinegra le pasaba algunas mantas para que no resfriara. Jessie estaba preparando pociones sanadoras que se las pasó a Lili para que se las pasara al herido. Según tenía entendido era un Hector, fuera lo que fuese esa criatura.

Siguió parada, viendo con curiosidad al chico. Desvió su vista cuando vio a un ratoncito pasar, supuso que era más interesante que un Hector.

Se oyó un sonoro crack en los blancos pasillos del edificio, un elfo había entrado junto con su ama Lili la cuál estab un poco insegura de poder estar aquí, generalmente nunca pensaría en ayudar a otros pero le gustaba ver cosas interesantes en los cuerpos de la personas, el aroma a sangre seguramente la tentaría sin embargo resistiría de tomar sangre derramada en el suelo... Roja y hermosa...

Se le hacia agua a la boca de sólo pensarlo e intentó no pensar en la sangre que corría por las venas de cada persona que estaba aquí, el control que poseía se pondría a puerba durante su estadía en San Mungo. Suspirando intentó recordar porque estaba aquí. Ayudar a otros no era lo suyo. La experiencia en el trabajo posiblemente era lo que más le interesaba, para luego avanzar hacia otros campos. Quizás.

O quizás quería ayudar a los demás, pero está última opción era tan probable como que un dragón se volviera vegetariano. Posible pero a la vez imposible. Su elfo la miró preocupado de que se detuviera en seco. Mirando con lentitud a los pacientes. Sus ojos verdes tenían un ligero color rojo, respiraba fuertemente, el elfo domestico estaba preocupado de que se echara encima a los pacientes. Jaló su blusa como un niño pequeño, distrayendo a la pelinegra de sus sangrientos pensamientos. La chica volvió a respirar normalmente y le sonrió a su elfo.

-Eragon estoy bien, vete.-la última palabra tenía un tono brusco caracterisco de ella cuando hablaba con su sirviente. El elfo suspiró y desapareció dejando a su ama sola, la cual con nerviosidad, pensando en gatitos. Llegó a la sala tocando la puerta, con ligereza, sonrió y se presentó.

-Mucho gusto, soy la nueva aprendiz, Lili.-no supo que más decir pues veía que estaba en plena operación.

Sólo hay que presentarse *OOO*

Bueno algunos de aquí ya me conocen y saben que no me gusta que me digan Lili Luna. Ni Lily, (esto es causado debido a que en mi niñez escribían mi nombre mal al igula que mis apellidos) ¿Se imaginan tener un diploma con tu nombre escrito mal? :nono:

Bueno como ven xD estoy ligeramente trastornada. Como casi todos en el foro xD. No me encanta duelo pero me parece interesante, la verdad no sé como aporbé DB xDDD

Bien mi pj, es Lili, al igual que yo está ligeramente trastornada. Cuando está en el Duelo suele cambiar bastante volviendose más... ¿Sanguinaria? Digamos competitiva. Ella quiere entrar a la Marca. Es de la Ravenclaw y de La Ryddleturn Es LRR *O* Tiene miedo a las cosas que muerden y las tiene vigiladas... a no esa soy yo xD Bueno aunque su madre es de la Orden a ella no le importa y la quiere.

Quiere ser animaga y convertirse en una cruza de murcielago-gato-lobo (?) No pregunten xD

Creo que es es todo, sepan diferenciar entre el OFF y el ON, porque conmigo la linea que lo marca es delgada...

Que sueño sentía la pelinegra... había dormido mucho en esas visperas navideñas, pero notaba que había acción en la sala de las sirenas, sin embargo decidió quedarse en su piyama de dos piezas, bostezando, con su cabello oscuro todo despeinado. Al parecer una extraña de otra casa se quedó quieta, observando a la chica dragón. Fuego, la casa del fuego, una chic ade esa casa en la casa del agua. Qué ironico.

Pero al parecer la Navidad era una época de paz, amor, tolerancia...

Por lo que decidió no acercarse a ella, pero tampoco la obligaría a irse, no hablaría con ella. No es que no quisiera hacer nuevos amigos, sòlo que su orgullo todavía le dolía. lanzó una mirada a Emery, su hija estaba en su casa, lo que la poní muy orgullosa.

La recibida de Emery fue cálida, como la suya. Pero casi nunca salía de su habitación, por lo que no diría que conociera a muchas personas. No importaba tanto, sólo que se sentía sola, no lo iba a admitir, pero aburría estar leyendo libros todo el día. Se unió a la pequeña recibida con disimulo sin llamar mucho la atención.