Jump to content

Perseus Myrddin

Magos
  • Mensajes

    197
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    2

Mensajes publicados por Perseus Myrddin

  1. Tras la luz, llegó la oscuridad. Pero no una oscuridad cualquiera, se trataba de una oscuridad capaz de provocar una ceguera total a todos los sentidos del cuerpo. Ninguna luz, ningún olor, ningún sabor, ninguna sensación en la piel. Se imaginó perdido y suspendido en la nada. Al principio, la confusión y el temor que le invadió anclaron la mente del Myrddin a la certeza de que seguía aún con vida. El demonio no podía saber a que ***ido lugar había caído, y la incertidumbre comenzaba a exasperarlo; le disgustaba sentirse de tal forma, sin control alguno sobre su alrededor. Pero, ¿cómo reconocer un lugar que no puedes ver?

     

    Sus pies de pronto sintieron tocar la superficie, y fue consciente de cómo sus músculos se tensaban para lograr mantener en pie su cuerpo de nuevo. Escuchaba sonidos amortiguados a lo lejos, como si estuviese por debajo del agua y fuera de ella se llevara a cabo alguna discusión. Sus pulmones sintieron la necesidad de respirar, pero al inhalar la primera bocanada de aire, deseó no haberlo hecho. La garganta le ardió al instante y tuvo la sensación interna de arder en llamas y desintegrarse sus pulmones por efecto de algún tipo de ácido. Por lo visto, el ambiente allí era tóxico, esto al menos para la parte de la condición humana que aún mantenía. Por el contrario, para su parte demoníaca, resultaba sumamente familiar.

     

    -!Ese maldito traidor! !El trato era que cruzáramos todos! -Las voces fueron haciéndose más claras; la acaba de escuchar era grave, como el sonido de dos grandes rocas golpeándose entre sí, y sonaba claramente irritada. No provenía de alguien a quien el Irlandés conociera pero era claro que se trataba de otro demonio. Al tener nuevamente despiertos todos sus sentidos, pudo constatar tal hecho. Había allí cuatro auras, infernales, como la suya, rodeándolo completamente. Todas ellas enfurecidas, haciendo el ambiente tan cargado que en cualquier momento podría estallar.

     

    Fue hasta que escuchó la agonía del inefable cuando se acordó de él. El ambiente de allí era demasiado para su cuerpo, y ante ello el demonio no podía hacer nada para ayudarlo a sobrevivir. Había sido una suerte que el Myrddin se percatara de lo que estaba sucediendo en el momento en que el portal dimensional se había activado, aprovechando así el limitado tiempo para reaccionar y asesinar a quienes se habían quedado atrapados en aquélla extraña sala del departamento de misterios, junto con él, antes de ser obligados a atravesar la brecha. No había sido ningún acto piadoso de su parte, simplemente un movimiento estratégico. Era simple: el numero de personas que salía, era el mismo número que entraba.

     

    Desafortunadamente, el inefable había logrado cruzar con vida, de tal forma que dos entes debían haberse infiltrado al departamento dejando atrás a los cuatro demonios que allí discutían y se sentían traicionados. El Myrddin, al haber dado muerte a los demás, había frustrado sus planes de entrar en el plano terrenal. Por supuesto, aquéllo le produjo al demonio un placer especial. Y mientras la vida del inefable lentamente se apagaba, ahogándose con aquél aire irrespirable, escuchaba las injurias que lanzaban a quien, al parecer, les había prometido cruzar y los había dejado atrás en el último instante.

     

    De la garganta del Myrddin brotó una risa resonante como un trueno, haciendo callar la discusión de forma instantánea; su cuerpo adoptó su condición infernal en toda su plenitud, por fin, liberando de esta manera toda su aura. La sensación de liberación le fue indescriptible, y su poder incalculable. Su visión se aclaró, y entonces pudo ver a los cuatro entes que le acompañaban. Reconoció a uno de ellos, pero a pesar de no haber tratado jamás con los otros tres, supo al instante quiénes eran: sus hermanos. Su risa aumentó, percatándose de lo que realmente había frustrado; ellos le miraban, claramente sorprendidos al verle.

     

    -Por la cara que ponen, es claro que no se esperaban que me colara a la reunión que planeaban -la voz del Myrddin era una clara tormenta trópica; sus ojos eran dos llamas azules fundiendo acero celestial -. Una fiesta por demás especial, cabe resaltar, tomando en cuenta de que me encuentro ante la presencia de cuatro príncipes geniudos, haciendo berrinche porque fueron excluidos de su propia fiesta...

    • Me gusta 1
  2. El demonio deseó que aquélla fuera una noche solitaria y con poco movimiento, no tenía humor para lidiar con las masas de magos y brujas que gustaban trasnochar los fines de semana en los centros nocturnos y bares del callejón mágico. Pero desde su perspectiva empresarial, la verdad que no le convenía en nada la escasez de clientela; tan solo esperaba no tener que reemplazar a ninguno de sus empleados aquélla noche... si se enteraba de que alguien había faltado a trabajar, o si le llegaba a escuchar a alguno que necesitaba apoyo para servir las bebidas, debían estar seguros de que correría sangre aquélla noche.

    Al llegar al bar entro por una puerta de acceso restringido por la parte trasera del edificio, sin deseos de esperar traspasar el tumulto de gente que vio acumulada en la entrada queriendo ingresar. En el fondo le alegraba que el negocio rindiese frutos y que en menos de un año hubiese alcanzado posicionarse dentro de los más populares en su ámbito, aunque aquéllos eran los resultados que se habían esperado desde su apertura; nada de lo que habían de impresionarse.


    Toda la gente estaba bajando hacia los pisos inferiores, donde estaba programado un concierto que daría una famosa banda de punk rock que se había contratado para esa noche, dejando el área del bar un tanto vacía a excepción de un par de mesas ocupadas por magos y brujas inmersos en conversaciones que al Myrddin no le interesaban en absoluto. Sin saludar a Atticus, el barman, se metió detrás de la barra dirigiéndose directamente hasta el frigorífico para tomar una cubeta con hielo y llevarse varias cervezas con él hacia su oficina.


    Sabe, jefe —escuchó a su empleado apenas abrió la puerta detrás de la barra por donde podía subir al estudio usado solo por los dueños. El Myrddin le lanzó una mirada asesina que amedrentó al mago tan solo por unos segundos, tras los cuales siguió dirigiéndose hacia el demonio con total naturalidad —allá arriba hemos dispuesto un frigobar abastecido de bebidas... digo, para que no tenga necesidad de bajar.


    Ah. Era cierto.


    Te llamaré si requiero de algo, Atticus, por lo demás no quiero que se me moleste esta noche —le advirtió sin ningún tipo de expresión en su voz, y sin esperar respuesta subió las escaleras hasta la oficina, donde se metió y cerró la puerta tras de si.

  3. Perseus Myrddin

    Absorvido hacia otra dimensión, primera parte (?

     

    Los oscuros ojos del demonio barrieron aquélla sala tan peculiar a la que no tenía idea de cómo había llegado. Por supuesto, era obvio que se había enfrascado tanto en la batalla que ni siquiera se había fijado a donde se metía. El Myrddin deseó que hubiese alcanzado el tiempo en su primer día de trabajo para un recorrido por el departamento con el que hubiese podido hacerse un mapa mental, aunque fuese uno breve, habría sido suficiente; sin embargo, los invasores no habían mostrado ningún signo de condescendencia... misma que no recibieron al enfrentarse con todos los inefables, quienes habían respondido al ataque sin piedad alguna.

    Las garras del demonio liberaron su tensión de quien había sido su última víctima, dejando caer el cuerpo inerte y desmembrado al suelo como si fuese cualquier basura. El suelo lo cubría una densa capa de sangre, allí donde no lo ocupaba algún cuerpo; en cuanto a él se refería, se había encargado de no dejar heridos de entre toda la masa de magos y brujas que habían tenido la osadía de enfrentarle. Al verse rápidamente disminuidos en número, los pocos que quedaban vivos comenzaron a replegarse contra las paredes tratando de buscar una salida que no parecía acudir a sus ruegos, aterrados por la idea de haber quedados presos en compañía del imponente demonio.
    Sentía el Myrddin un poco de escozor en su costado derecho, aparte de ello se sentía intacto; la sangre que le cubría estaba seguro que no era suya y verse bañado por ella le provocó mucho desagrado. Estaba sucio e impregnado del fétido olor de troll, y además sus prendas hechas jirones. Casi le daban ganas de asesinar al pobre incauto que tenía más próximo de pura rabieta, pero solo le miró de soslayo. Temblaba de miedo mientras con una mano aferraba lo que parecía ser lo que había quedado de su varita, rota por la mitad, de la misma manera que había pasado con el brazo del inefable que se había librado y por efecto de algún maleficio mostraba signos de locura. Dos magos más se hallaban agazapados, pendientes de todo los movimientos que el demonio hacía, y una mujer que lloriqueaba mientras rezaba algo de forma desquiciada.
    Cállate — de la garganta del Myrddin salió un gruñido que causó el silencio de la bruja y un estremecimiento general. Había estado disfrutando de todo aquél poder liberado por la alineación astral, desatando incluso algunos dones que hacía algunas vidas no había logrado volver a usar; sobre todo, su capacidad nata para torturar mentes tan débiles como aquéllas, de la forma en como se le viniese en gana. Podía hacer que viesen, sentir, oler, y escuchar todo lo que el quisiera. Ver dentro de sus mentes y hacer realidad sus más grandes temores. Había llevado a la locura a muchos muggles, magos y otras criaturas de aquélla manera en épocas ya lejanas, poder que había estado perdiendo por causa de negar su naturaleza por tanto tiempo.
    No obstante, tenía otras preocupaciones como para seguir jugando con la mente de aquélla bruja. No le había agradado la forma en como le habían separado de Ethiane, hecho que por un instante, incluso, le había parecido que lo habían hecho con un propósito evidente que aún no lograba descifrar. ¿Dónde estaba la maldita puerta? Quizás era mera paranoia suya, y aún así seguía sintiendo que algo iba mal. Quería salir de allí pero sus ojos no daban con la salida, y a pesar de que trataba de materializarle de la misma manera que en la sala circular sin éxito alguno, trató de no mostrarse ansioso. De alguna forma aquélla sala estaba completamente aislada de las demás pues ni siquiera podía sentir la presencia de su esposa en el departamento. No lograba sentir a nadie.
    Siguió inspeccionando el lugar. Era una sala circular, similar a la que salvaguardaba todas las puertas de la oficina de investigaciones alternas con una única diferencia: incrustadas en la pared se hallaban cinco piedras de distinta tonalidad de color que equidistaban unas de otras a la misma altura. El demonio identificó que se trataban de cuarzos rutilados... y como si el pensamiento del demonio hubiese activado algún mecanismo mágico estas empezaron a brillar de forma intensa. La energía que producían en segundos llenó la habitación mientras un haz de luz se desprendía de cada una de ellas, conectándose entre sí.
    mier** —pronunció el demonio, percatándose de inmediato en el problema en que estaba por meterse cuando se vio encerrado, en el centro de un pentagrama, junto con aquéllos del grupo de invasores quienes aún seguían vivos, y el inefable. En un último intento por librarse, el Myrddin agitó su propia varita en dirección de una de los cuarzos, con la finalidad de destruirle y romper la conexión pero ya era demasiado tarde. Al ver que eso no funcionaría optó por hacer un último esfuerzo el cuál no evitaría lo que el portal se abriera, pero sí resumiría los daños. La sala se llenó de luz, y bajo sus pies sentía el suelo convertirse en un vórtice que comenzó a absorberles con fuerza, en medio del cuál el demonio asesinó a todos quienes iban con él, menos uno...
    • Me gusta 1

  4. Perseus Myrddin

    Defendiendo las salas



    El demonio se relamió los labios mientras contemplaba la metamorfosis de la Slytherin; sin importar lo que estuviese pasando alrededor, y así fuese esto una batalla en la que debían proteger no solo sus vidas, para el Myrddin siempre había tiempo para admirar la belleza y fiereza de su esposa, e incluso fantasear con sus bien definidas curvas. Le devolvió la sonrisa, y le observó encaminarse hacia la salida de la sala, deleitando sus celestes orbes con la fantástica vista trasera de la lycan, sintiendo cierta pena por los pobres imbéciles que se le cruzaran en el camino.


    Pero el demonio también pensaba seguir divirtiéndose aquélla tarde, no quedándose atrás en la defensa del departamento. De pronto volvió a sentir el ligero peso y textura de su varita que aferraba aún en su mano izquierda. Rápidamente se deshizo de la chaqueta, ahora estropeada por culpa de su transformación, habiéndose ganado dos ranuras por la espalda a la hora de hacer emerger sus alas; por suerte su elfo Nefume siempre lograba reparar aquéllos daños en sus prendas favoritas. La colocó sobre un anaquel, y se arremangó las mangas de su camisa hasta los codos. También se hallaba maltrecha, pero no le estorbaba.


    Era extraña esa descarga de poder que sentía correr por sus venas, algo que no era usual en condiciones normales, refiriéndose con esto específicamente a su condición humana. Trató de hacer memoria de las ocasiones anteriores en que le había pasado, tratando de conectar con algún común denominador, mientras verificaba que nadie se hubiese infiltrado a la sala y se encaminaba hacia la puerta para defender el acceso desde afuera. El ruido, las explosiones y los lamentos se escuchaban cada vez más cerca, era hora de volver a la acción.


    Al salir se encontró de frente con un incauto que al parecer planeaba infiltrarse en la sala de profecías sin impedimento alguno; los ojos oscuros ojos del mago expresaron sorpresa al ver encontrarse con el Myrddin, alentándose a reaccionar antes de poder evitar que el demonio lo cortara en dos con un simple hechizo. Volvió a transformarse, dejando que sus alas emergieran nuevamente de su espalda, sus extremidades crecieran en tamaño, los dedos de sus manos se afilaran, y su agilidad incrementara a un nivel que pocas veces dejaba florecer.


    Por un instante que duró tan solo un par de segundos, el Myrddin notó como todos los que trataban de abrirse paso entre inefables hacia las puertas de las salas se paralizaban al verle transformado, con un gesto de incredulidad en sus rostros. Parecían confundidos y uno que otro lanzaba algún tipo de injuriosa recliminación hacia alguien que allí no estaba presente; el demonio acertó en pensar que alguien les había embaucado al decirles que tendrían que enfrentarse a rivales fáciles de esquivar y derrotar. Pero ello era evidente, o ¿porqué otra razón osarían penetrar en el departamento tan campantemente?


    !Sectusempra! —exclamó, levantando su varita de nuevo, sin darles oportunidad de más. El rayo impactó en un hombre de oscura piel, dejándolo desangrar en el suelo mientras se hundía sus garras en el pecho de otro, levantándolo del suelo a medio grito de agonía y le expulsaba varios metros con un hechizo directo de su varita. Escuchó como el primero tosía y se ahogaba con su propia sangre, habiéndole provocado el demonio cortes en su cuerpo que lo dejaron incapaz de mejorar su estado, pero el Myrddin le ignoró y se abalanzó sobre otro invasor que se regodeaba por haber ganado una pelea con un inefable caído —!Avada Kedavra!


    El hombre cayó inerte al instante en que el rayo de color verde impactara en él. Los labios del demonio se curvaron y mostraron un rictus que dejó paralizado a su siguiente víctima, que cayó de bruces al suelo un segundo después. Poco a poco el número de invasores disminuía, pero no muy lejos el Myrddin escuchó el eco de unos pasos pesados, nada comunes y regulares; al parecer, y por el olor, los atacantes del departamento habían traído consigo a invitados más grandes, y apestosos, a los que estaría haciéndoles frente de un momento a otro.


    ¿Que sería? Las posibilidades de gigantes eran absolutamente improbables, pero era evidente que se trataba de un familiar de aquéllas descomunales criaturas. Pero ya se acercaban, y el demonio ya no era el único que les escuchaba. La tensión en los infiltrados se relajó un tanto, ganando confianza al escuchar acercarse a aquéllas pisadas que hacian vibrar las baldosas del suelo, creyendo que con eso obtendrían el acceso a las puertas. Pero fuera lo que fuera el Myrddin les creyó idi***s por pensar que tendrían la posibilidad; aún no habían visto nada de lo que era capaz de hacer...

    • Me gusta 3

  5. Perseus Myrddin

    OCIA


    El Myrddin salió del despacho de la mano de su esposa, y en compañía de Joa y Otto hacia la sala de reuniones. La información con la que contaba su ahora jefa y compañero, acerca de la inusitada alineación de los planetas, era casi nula y por consiguiente de reducida ayuda; podía comprender la frustración de su mujer, que al igual que él gustaba de tener las cosas bajo control; pero ante tales circunstancias lo único que podían hacer era aquéllo por lo que se habían comprometido al enlistarse en la nómina del departamento de misterios: su trabajo. Usar todos los recursos que el noveno piso del ministerio de magia les proveía para investigar los sucesos actuales y dar con todas las respuestas.


    Al menos, esa era la idea que el castaño tenía de su nuevo empleo. A lo largo de su existencia, vida tras vida, el demonio había recolectado mucha información acerca del enigmático departamento que componía el ministerio de magia Londinense a través de innumerables aseveraciones, rumores, mitos, leyendas, y más por parte de magos y criaturas de todo tipo -entre los que destacaban los de su propia raza- interesados en los secretos y misterios que guardaba el departamento con gran recelo, pero que hasta entonces jamás habían despertado el interés y la curiosidad del Irlandés. Cualquier cosa que misterios guardaba dentro de sus pasillos, paredes y salas, al demonio no le incumbía. Hasta ahora.


    El juramento recién recitado por el demonio aún hacia eco en su mente. Sabía dentro de sí que al hacerlo se había comprometido con el departamento y sus inefables no solo a guardar silencio de cualquier cosa que viese, oyese y entendiese dentro del mismo, sino también a proteger todos sus secretos con su propia vida. Pero lo que no esperaba el Myrddin, mientras atravesaban la sala circular hacia la de reuniones escuchando el intercambio de palabras entre su mujer y la Macnair, era que estaba a tan solo segundos de dar la primera prueba de su lealtad. Sus celestes orbes se enfocaban en la puerta que Joa había golpeado con los nudillos cuando se percató del ligero tambaleo que manifestó la Macnair, como si estuviese perdiendo el equilibrio.


    Su propia mano se tensó alrededor de la muñeca de su esposa cuando sintió los vellos de la nuca y sus antebrazos erizarse ante el acecho del peligro; le lanzó una mirada de advertencia a la lycan justo a tiempo para ver como Joa levantaba su varita y de ella salía expulsado un rayo. La varita del Myrddin se deslizó desde su compartimento bajo la manga de su chaqueta hacia su mano en milésimas de segundo, aferrando con rapidez el mango color escarlata que contrarrestaba con la blancura de su piel —!Sectusempra! —pronunció, apuntando hacia el primer mago que su visión alcanzó al girarse sobre sus talones, escuchando a la Macnair ordenar la defensa de las salas, habiendo sido declarada la invasión al departamento de misterios.


    !Desmaius! —volvió a lanzar un rayo, lanzando al suelo a otro de los invasores —!Protego! —una luz violácea se estrelló contra su escudo mientras se disponía a seguir a Ethiane por un pasillo contiguo. Inmediatamente el demonio sintió como la adrenalina comenzaba a correr por sus venas, aunque lo hacía de forma extraña y diferente a otras ocasiones. Pareciera que le habían inyectado a su cuerpo algún tipo de poción que aumentaba sus sentidos, su agilidad y habilidades. Podía sentir el poder de su aura infernal incrementarse con cada palpitación de su corazón; comenzaba a sentirse eufórico, mientras despedía a sus atacantes a diestra y siniestra conforme se abrían paso hacia donde se hallaban las salas.


    El contraste del calor que despedía su cuerpo y el gélida ambiente de la sala a la que llegaron provocaron al demonio un ligero escalofrío que recorrió su espina dorsal; al elevarse sus ojos al techo observó a una "bandada" de dementores que se cernían sobre ambos al mismo tiempo que se avalanzaban sobre sí dos hombres. La euforia le hizo reír, mientras de su espalda se desplegaban un par de alas de membranas del mismo azul oscuro del que se coloreaba el aura que coloreaba todo su cuerpo —!Expecto Patronum! —pronunció, despidiendo una masa de energía que tomó la silueta de un cuervo contra los dementores, mientras se lanzaba hacia sus atacantes por en medio de ellos, haciendo que las extremidades de los huesos dorsales que conforman sus alas se hundieran y atravesaran sus pechos como afiladas espadas, quitándoles la vida al instante.


    Entornó sus orbes, buscando a Ethiane tras perderle de vista apenas un par de segundos en medio de los enfrentamientos, notando como su esposa también parecía disfrutar de aquélla invasión. Sin embargo, no todo podía ser diversión, pues tenían que hacerse cargo de sus responsabilidades. El Myrddin cogió con sus manos fuertes a otros dos magos que se disponían a atacar, lanzando a uno con fuerza en el aire y estrellándolo mortalmente contra la pared, y rompiéndole el cuello al otro con sus propias manos. Por extraño que pareciera a ojos de muchos, pocos entendían el placer que sentía el demonio al usar sus propios manos para luchar, dejando unas cuantas veces de lado el uso de su varita para hacerlo y pese al gran orgullo que profesaba por ser un mago de raza pura. Pero sus tácticas de pelea, y su gusto por ensuciarse las manos estaban lejos de incumbir a los demás.


    Mejor que nunca ¿así son todas las bienvenidas? —respondió a la Slytherin con una sonrisa, una vez que se adentró junto con ella por una puerta que debían custodiar, percatándose segundos más tarde de que se trataba de la sala de profecías. Plegó sus alas dentro de su cuerpo, haciéndolas desaparecer ¿Y tú? preguntó, revisándola de pies a cabeza mientras ella confirmaba su propio diagnóstico. Al encontrarse con sus verdes ojos centelleantes, pudo leer toda intención en ellos y comprender lo que su mujer estaba tramando. Con toda la adrenalina haciendo hervir la sangre dentro de sus venas, la tomó por la cintura y con un movimiento brusco la estrechó contra su cuerpo mientras depositaba en sus labios un apasionado beso, que no hizo mas que incendiarlo más. Al separarse de ella sonrió, y asintió con la cabeza —Haz lo que tengas que hacer, mi amor, yo seguiré defendiendo las puertas —exclamó, confiando completamente en las capacidades y habilidades de la Lycan.

    • Me gusta 3
  6. Perseus Myrddin
    OCIA
    El demonio no era el único que se hallaba ansioso por realizar el juramento y terminar con dicha ceremonia de una vez por todas para poder pasar a la siguiente tarea. Joa no perdió más tiempo y les invitó a los tres a pasar por la puerta tras su espalda, la cual daba acceso a su oficina, según pudo concluir el Myrddin al pasar el umbral y descubrir aquélla habitación. Dio una ojeada a su alrededor, registrando en su memoria todo detalle que pudiese retener, como siempre hacía el castaño, ávido siempre en conocer el lugar en donde se hallaba y por qué cosas se rodeaba. Un ritual que no le tomaba más de dos segundos, y que se daba en automático.
    La joven bruja que ahora sería su jefa, comenzó a rebuscar en algunos cajones intercambiando algunas palabras con la Slytherin. El demonio desvió la mirada hacia su esposa, acariciando la mano que tenía tomada en la suya; talvez, y por breves instantes en el transcurso de la mañana, el Myrddin meditaba en la situación a la que su mujer se enfrentaría al regresar al departamento después de un breve tiempo de ausencia y con un rango menor en la jerarquía de empleados, concluyendo en el apoyo moral que necesitaría y la que él mismo podía ofrecerle... sin embargo, y como casi siempre sucedía, Ethiane parecía tener todo bajo control. Era fuerte, era inteligente y poseía un orgullo como ningún otro; algo que a veces podía dejarlo fuera del juego; y resultaba algo curioso para el irlandés, pues no sabía si sentirse aliviado o defraudado por ello.
    Su atención se dirigió a Joa de nuevo cuando la bruja pronunció su nombre, atraídos sus celestes ojos hacia la daga que sostenía en las manos. Le tomó menos de un segundo averiguar que era para él, y que el ritual del juramento estaba por iniciar. Asintió con la cabeza hacia la bruja sin titubeos, en respuesta a su pregunta, y sonrió por causa de las imágenes que las palabras de su esposa, susurradas en su oído, le trajeron a la mente en aquél instante. Siguió con la mirada a la Slytherin hasta el sillón en el que se acomodó y, tras guiñarle un ojo, se volvió hacia Joa y dio un par de pasos seguros para acercarse a ella.
    Joa le pidió su brazo, y el Myrddin al instante se arremangó la manga de la chaqueta que dejó su brazo desnudo. Una recién adquirida cicatriz recorría su piel, y el verla atrajo a la mente del demonio una escena más que sus recuerdos albergaban, haciéndola a un lado de inmediato para concentrarse en lo que estaba por suceder. Ella hizo un corte y la sangre comenzó a fluir fuera de sus venas. El demonio frunció el ceño ante lo raro que le parecía ver su propia sangre, y tomando la pluma que Joa hizo aparecer, comenzó a escribir en el pergamino azul las palabras que sus labios comenzaron a citar:
    Juro solemnemente, por mi vida y por mi honor, que nada de lo aquí trabajado será divulgado por mí a nadie que no sean mis compañeros de trabajo, la Directora del departamento, o el ministro mismo —firmando al final con su nombre "Enrick Perseus Myrddin" en tinta de sangre.
    La sangre había dejado de fluir de su herida, y dado que su cuerpo tenía la útil capacidad de regenerarse por sí solo con rapidez, le restó importancia a la advertencia de su ahora jefa sobre que no debía curarse. Mientras se bajaba la manga de la chaqueta, ocultando bajo ella nuevamente la cicatriz de su antebrazo, Joa y Otto comenzaron a ponerles al día con lo que estaba sucediendo en el departamento; lo que seguiría entonces, en el itinerario de los inefables, era ir a la sala de reuniones y descubrir lo que sucedía con aquélla extraña alineación planetaria que extrañamente no estaba prevista. Algo casi imposible de creer.
    Entonces vamos a allá —respondió, enseguida de que Otto finalizara de hablar. Observó a su esposa colocarse de nuevo a su lado, y realizó un ademán con la mano hacia la puerta —Después de ustedes...

     


  7. Pasaron un par de minutos antes de que el demonio dedujera que nadie se hallaba tras aquélla puerta; la ansiedad de su esposa era creciente, y la imagino abriendo la puerta ella misma si nadie atendía pronto. El Myrddin comenzó a jugar con un mechón de su cabello, enredándolo en su índice y soltándolo para que le cayera en rizo; colocandolo bajo nariz en forma de un elegante bigote castaño que por alguna extraña razón le pareció sexy. Estaba ya a medio camino de terminar de trenzarlo cuando la Slytherin mencionó un tour gratuito por el departamento y el protocolo por el que tendría que pasar antes de comenzar a trabajar.


    Perseus tenía el conocimiento del juramento inquebrantable que debía realizar, y estaba más que dispuesto a efectuarlo puesto que su interés en el departamento era personal y sin ninguna intención de compartir información con alguien más —Eso también será interesante —respondió, guiñando un ojo a su bella esposa, depositando un beso en su frente. En ese momento fue que escucharon que un par de personas se acercaban, haciendo que el castaño terminara de juguetear con el cabello de su mujer.


    -Buenos días -saludó el demonio tras la presentación que Ethiane le hizo favor de hacer. Su voz cordial, grave y juvenil, sin atisbo de inseguridad, envolvió el espacio que le separaba de ambos jóvenes, mientras alzaba su mano izquierda hacia el mago para estrechar la de él, teniendo aún ocupada la otra alrededor de la cintura de la Slytherin. Cuando la tenía cerca, esa era toda la distancia que le gustaba permitir—Es un placer, Joa, a tus órdenes; y un gusto, Otto, tu rostro me parece vagamente conocido, espero recordar dónde nos hemos visto. Espero que podamos colaborar todos muy bien —agregó, medio sonriendo.


    Mago y bruja parecían contrariados, y aunque debían haber esperado la asistencia del matrimonio Myrddin-Slytherin en el departamento ese día, por alguna razón el demonio intuyó que encontrarles allí había sido una sorpresa. Joa no alcanzó a responder la pregunta de la Lycan rápidamente, como si estuviese su mente en otro lado. El Myrddin se preguntó si algo estaría pasando pero su esposa le ganó a formular la pregunta.


    Espero que lo que sea que suceda no sea tan grave —interrumpió —. Desde luego mi esposa y yo estamos listos para trabajar y ayudar a resolver cualquier situación; para eso estamos aquí. Si pudiésemos realizar el protocolo de mi juramento inquebrantable puedo asegurar que seré de gran ayuda en el departamento y perderían menos tiempo. —sugirió, no deseando hacer perder el tiempo a nadie y deseoso de empezar a trabajar.

    • Me gusta 1
  8. El agua caía sobre su nuca y los hombros, fría como un arroyo de la pradera por la mañana, tan relajante y vigorizante como al Myrddin le gustaban. Se había levantado de muy buen ánimo, pese a que se decía por dentro que aquél era su primer día de un largo vasallaje ministerial. Irónico. Él, un príncipe del averno, y descendiente directo de Merlín... un empleado. Si alguien se lo hubiese dicho una vida anterior a esa, o tan solo unos años atrás, habría soltado una carcajada después de haber dado una paliza a aquel insolente. Pero allí estaba, disfrutando de la ducha previo a su primer día de trabajo, y no obstante, le divertía la idea.

    Alzó el rostro y dejó que el último chorro agua refrescara su cara mientras cerraba el grifo. Sacudió la cabeza para quitarse de encima el agua excedente, salpicando las paredes de la bañera, y sacó el brazo para tomar la toalla. Se la pasó por el cuerpo y se envolvió en ella, saliendo de cuarto de baño hacia la habitación donde el delicioso aroma del café golpeó sus sentidos; allí frente a la ventana, estaba su diosa, ofreciéndole el elixir de la inmortalidad que gustaba tomar todas sus mañanas... y para nada se refería al café.


    La rodeó con un brazo y la besó durante un largo minuto. La mantuvo estrechada contra sí mientras tomaba un sorbo de su bebida favorita, saboreando el sabor y sintiendo con placer cómo se deslizaba por su garganta y calentaba su pecho. -Gracias amor -expresó, cruzando la mirada de la Slytherin con la suya, sonriendo con picardía ante su pregunta. Se separó de ella, y caminó hasta la mesilla próxima para dejar allí la taza de café —Por supuesto que estoy listo... vamos ya —le guiñó el ojo, girándose hacia la puerta aún envuelto en la toalla —Creo que hasta impondré moda...




    ***




    El Myrddin subió al elevador tras su esposa. Su celeste mirada enfocó a un extraño mago que vestía un faldón escoces y largas calcetas rojas, y le lanzó una mirada divertida a su mujer —Y tú no me dejaste venir en toalla... me haces quedar mal —bromeó, ajustándose la chaqueta de corte militar en color negro que se ajustaba perfecto a su fornido torso. Bajo ella una camisa en vino y Jeans oscuros, ajustados por un cinturón de cuero sencillo del que pendía una cadena plateada que terminaba en el interior de uno de sus bolsillos. La varita en un compartimento secreto de la manga izquierda de su chaqueta, y como demás accesorios su anillo de bodas y su reloj favorito alrededor de su muñeca.


    El demonio mantuvo su brazo alrededor de la cintura de la Slytherin durante el trayecto hacia el departamento de misterios; no sentía nervio alguno, por muy extraño que fuera, pese a que aquél empleo le creaba grandes expectativas. La ambición por obtener un lugar entre los inefables no era un mero impulso del patriarca Myrddin, tampoco un capricho o una necesidad lucrativa... nada de lo que el Myrddin hacía carecía de propósito, y aquél trabajo no era la excepción. Sin duda que Ethiane regresara al departamento era un plus muy valioso para el castaño, pues le prometía grandes resultados saber que trabajaría al lado de personas sumamente competentes como lo era su esposa.


    La Slytherin parecía incluso mas nerviosa que él, y el demonio solo atinaba a besarla a cada oportunidad y sonreirle con complicidad. Dejó que ella lo guiara a través del curioso piso del departamento de misterios. Había tenido la oportunidad de estar allí en varias ocasiones, aunque en su actual vida sólo había sucedido una vez, pero no por ello dejaba de observar con suma curiosidad aquéllas puertas que aparecían y desaparecían, giraban y escondían tras de sí los más curiosos lugares y objetos. Ethiane llamó a la puerta, y sus ojos se volvieron hacia él, hipnotizándole como siempre lo hacía.


    No podría estar más listo. Esto será interesante... y divertido —respondió, y la besó.

  9. Hola Nats, perdón la demora .-. pensé que estaba siguiendo el tema y me confié de que me llegarían las alertas u.ú pero ya vine (? :lol: y con gusto apruebo tu solicitud de afiliación, esperando que cumplas tu promesa para con este trío de dueños vagos que el negocio tiene (?... y de esta manera nosotros llenar tu bóveda de galeones (o al menos subir la cuenta un poquito xD)

     

    En un rato me paso a agregarte como afiliada al primer post *-* por ser la primera te vamos a dar un premio... luego nos lo reclamas ;) Después hablamos de tu puesto como empleada para agregarte en el tópic del bar

  10. El mago se quitó la chaqueta al entrar al bar, saludando con la cabeza a algunos clientes que de inmediato supieron reconocer a uno de los dueños del lugar. Las entradas estaban agotadas aquélla noche, pero siempre se podría buscar espacio para más gente; la música no se le debía negar a nadie. El Myrddin fue tras la barra donde Atticus servía las bebidas que iban a solicitar, ayudando al mago con el trabajo pues la fila se estaba acumulando. Su empleado apenas alcanzó a dirigir al demonio una mirada de agradecimiento, ocupado en llenar varias copas de whiskey a un cliente impaciente.

     

    Es un gusto verlo por aquí tan temprano, jefe —exclamó Atticus, por encima del tumulto de voces y la música que llenaba la estancia; sus manos no dejaban de ocuparse. Entre los dos, poco a poco la barra quedó vacía, y ambos jóvenes pudieron darse un descanso.

     

    ¿Ya está aquí mi hermano? —preguntó entonces el Myrddin, interesado en poder consultar algunos asuntos con el Crowley. En los ojos marrones del barman Perseus pudo obtener su respuesta. Atticus no tenía idea, y comprendió que sería darse cuenta con tantas personas que atender —Lo buscaré en lo que bajo al stage, voy a verificar que tal va todo allá abajo.

     

    El Myrddin salió detrás de la barra y abriéndose paso bajó a los pisos inferiores. Fokker no se veía por ningún lado, por lo que quizás no había llegado aún; al demonio se le ocurrió que quizás estaría encargándose de sus asuntos en Doyle's. La canción que en el escenario tocaban le produjo al demonio un gesto de incredulidad ¿quién había contratado a ese tipo? Por suerte su presentación daba a su fin, y Percy se determinó en revisar con mas detenimiento a los cantantes y las bandas que solicitaban tocar en el open mic. La siguiente banda subió a la tarima, ajustaron los instrumentos y comenzaron a tocar, reviviendo a toda la audiencia...

     

    http://www.youtube.com/watch?v=kPBzTxZQG5Q&list=PL770C1594685184D9&feature=share&index=4

    • Me gusta 1

  11. Perseus Myrddin

    5ta. Planta, con Mekare ALTA



    Poco a poco el Myrddin cobró conciencia de lo sucedido durante aquélla noche. La sensación que le dejaba ver el lugar donde había terminado le era amarga, muy a pesar de que lo había disfrutado como hace mucho tiempo no lo hacía; y no sería la última vez, eso lo podía saber de antemano. Miró a la sanadora por el rabillo del ojo mientras se tomaba la poción del frasco que acababa de poner en su mano, tal vez esperando que le hiciese preguntas acerca de cómo había conseguido terminar en tal estado; sin embargo no hizo ninguna y parecía no tener la intención de hacerlo. Era mejor.


    Aquél líquido le hizo sentirse mejor. La falta de sangre en el cuerpo era lo que le había estado haciéndole sentir mareado, entullido y sin fuerzas, de modo que el efecto fue completamente satisfactorio al momento de volver a intentar moverse y desentumir los músculos Gracias respondió con su natural elegancia y con cortesía , tomaré mis precauciones... de eso puede estar segura su aterciopelada voz acarició la idea que cubrieron sus palabras, pensando en la próxima vez que tuviera el placer de ser requerido.


    La bruja le extendió enseguida un pergamino con el que daba de alta al demonio, tomándolo éste entre sus manos. Notó entonces el Myrddin que la mujer mostraba un poco de inquietud y, con un gesto que el castaño sabía distinguir e interpretar bien, agudizaba el oído como si esperase escuchar algo proveniente de lo que sea que estuviese fuera de la habitación. Algo que a él, por supuesto, no le incumbía Te agradezco la atención, ya me siento mejor. Si me disculpa... quisiera vestirme.


    El Myrddin no tenía ninguna duda de que las probabilidades de haber sido visto completamente desnudo eran muy elevadas, y no le importaba vestirse frente a ella o quien estuviera, pero era el mejor pretexto para quedar a solas un momento, y darle a ella la oportunidad de ir a ver lo que le causaba tanta curiosidad afuera. Bajó los pies de la cama, y se acercó a donde había visto su maltrecha capa. Estaba llena de cortes, y manchada de sangre... nada apropiado para salir fuera. De tal modo tuvo que hacer empleo de su varita, materializándo en su mano con un solo movimiento, y con ella hizo quedar su capa como nueva, colocándosela encima para poder marcharse de allí.

  12. Perseus Myrddin


    5ta. Planta, con Mekare - Segundo Rol



    El demonio se removió en la angosta cama, emitiendo sus labios un casi imperceptible gruñido al volver a la conciencia. Sentía su cuerpo pesado, y en algunas partes le invadía un escozor muy extraño y entullecido, algo que no fue mucho de su agrado. Tardó por lo menos un minuto en hacer que sus extremidades respondieran ante sus órdenes, de igual forma en que pudo abrir sus párpados. La luz tenue del techo fue suficiente para encandilar sus pupilas, las cuales le dieron una visión borrosa los primeros segundos.


    Al lograr enfocar la vista frunció el ceño, preguntándose donde se encontraba; no era común para él abrir los ojos bajo un techo tan austero. Bajó la mirada hacia sus lados, notando las cortinas que le flanqueaban y una mujer se hallaba parada a su lado, mirándolo con atención como si estuviese esperando algo. Trató de pensar en los últimos eventos que recordaba, pero el solo intento le hizo marearse un poco, de modo que usó sus fuerzas para reincorporarse, sentándose en la cama donde su cuerpo reposaba. Al hacerlo la sábana que le cubría calló, mostrando su pecho desnudo. Fue entonces cuando pudo discernir, atando cabos sueltos, del lugar en el que se encontraba.


    Solo dígame que ya puedo salir de aquí... —masculló, hacia la sanadora conforme se dedicaba a desentumecer sus extremidades, sus articulaciones y sus músculos. No sabía si debía esperar a algún sanador, aquélla era su primera experiencia allí, como un paciente; por supuesto que ello le dejaba un mal sabor de boca. Sus celestes ojos recorrieron el lugar en busca de su ropa


  13. Perseus Myrddin

    5ta. Planta, Heridos y resurrecciones de neutrales - Primer Rol


    El hospital mágico había ganado un nuevo paciente ese día, cuando en una camilla apareció el cuerpo cercenado del mago. Sus ropas oscuras disimulaban el color carmín de toda la sangre ya derramada, y no obstante se le pegaba la tela a su fornida figura como si se hubiese visto atrapado bajo la lluvia antes de aparecer en la quinta planta para ser resucitado. Los rizos de su cabello castaño pegados al cráneo por causa del frío sudor, enmarcando aún más la palidez de su piel. El rostro del Myrddin lucía intacto, mostrando una expresión poco inusitada en un hombre sin vida, y la satisfacción de la batalla librada impresa en una sonrisa que jamás dejaron de sostener sus labios.


    ¿Y porqué no habrían de hacerlo si no se había sentido de aquélla manera desde hacía mucho tiempo? Perseus Myrddin había probado la libertad por unos instantes, tras la euforia que le causaba el derramamiento de sangre. Aunque bien, el demonio tendría que asegurarse la próxima vez de que no fuera la suya la que fuese derramada también. Esperaba tan solo, do quiera que se hallaba su alma en aquél instante, que algún sanador se encargara de su cuerpo y le volviese a la vida...

    • Me gusta 1

  14. El demonio dejó clara su invitación, y pronto uno de ellos envió a su mascota a atacarlo -¿en serio? -ironizó el Myrddin, apuntando rápidamente su varita hacia el enorme oso que ya casi tenía encima, con las fauces abiertas y listo para dar la mordida -Sectusempra - Si, el demonio se volvía repetitivo, pero su ánimo decaía ante lo ataques fenixianos, que parecían un grupo de artistas de circo: animales "adiestrados", juego de luces y trucos de magia. El rayo impactó en el oso, a menos de un metro de distancia, y cayó al suelo también, herido de gravedad y en poco, muerto... tal como el hipogrifo.


    El osado fenixiano envió un rayo hacia el demonio, dándoles a sus pequeños gorriones un motivo para cumplir con su destino. Las 12 avecillas que el castaño había invocado, se interpusieron recibiendo el rayo por él; el Myrddin suspiró profundo, y bostezo con fastidio -Embrujo punzante -masculló, solo para romper la monotonía de sus hechizos. El rayo salió despedido, directo a Vrael, impactando y produciéndole el conocido dolor agudo que le causaba el hechizo conforme se desconfiguraba su rostro...


  15. Una cegadora luz interrumpió la visión del Myrddin <<Estos chicos y sus truquitos resplandecientes>> murmuró, dirigiendo la punta de su varita hacia su propio rostro que había sido impactado por ambos hechizos (Hank y Mei) -Episkey -pronunció y con despotismo avanzó dos pasos, a pesar de que aún no recuperaba su visión del todo.


    -!Episkey! -exclamó.Su mirada cobró la intensidad característica en aquél celeste que los pintaba, aferrándo el mango de su varita con una furia perfectamente disimulada tras ese aire de comodidad que le seguía a todos lados -¿Seguirán con sus truquitos y bajo sus burbujitas? -se rió, abriendo los brazos un segundo en una clara invitación -Venga!


  16. Su visión captó al hipogrifo venírsele encima. No hubo tiempo de pensar en otra estrategia de modo que levantó su varita y la atacó a la bestia -Sectusempra! - el rayo le impactó de lleno, tirándolo al suelo con graves heridas por las cuales se desangró y quedó inutilizado. Se apartó unos pasos del hipogrifo, que en poco volvió a ser lo que era: nada por lo que preocuparse. El demonio ignoró la desagradable sensación que le allanó, aunque aquélla criatura no fuese real, odiaba matarlos. No así los humanos; derramar sangre de ellos no le proyectaba culpa alguna.


    -Sectusempra! -volvió a mascullar, localizando a la bruja que le había ordenado a aquél hipogrifo atacarle. El hechizo fue efectivo, pronunciado por sus finos labios que se curvaban en una sonrisa de satisfacción por debajo de la máscara; el rayo se dirigió hacia la mujer (Bínfeyd), para causarle el mismo destino que la bestia a la que había invocado...

    • Me gusta 1
  17. Los celestes ojos del Myrddin, oscurecidos bajo su máscara, abarcaron todo el campo de batalla. Algunos de sus compañeros ya estaban ocupados con los invasores. La mirada del demonio se centró en uno de ellos (Hank) y haciendo una floritura con la varita, sin perder en ningún momento la elegancia y discreción, murmuró suavemente un hechizo en su dirección -Sectusempra - de la punta salió disparado el rayo para causarle graves heridas al mago, que de una u otra forma se debía proteger.

    -Avis -pronunció de nuevo el Myrddín, evocando 12 gorriones pequeños que le defenderian de cualquier ataque a su persona, interponiéndose para recibir el impacto. Nuevamente, el castaño sondeó la zona sin perder detalle de lo que sucedía. Atacar, defenderse o ayudar a sus compañeros... tenía que pensar en todo y la mejor manera de actuar para sacar a los traidores a la sangre de ese lugar.

    • Me gusta 1
  18. El castaño frunció el ceño. De haber ganado su marca no tendría porqué enterarse de de los eventos en los que era requerido de aquélla forma tan absurda; pero solo era cuestión de tiempo. De una u otra manera tenía que demostrar su lealtad, y defender aquéllo que debía ser defendido de los insulsos "restauradores de la paz". Las comisuras de sus labios se curvaron en una inescrutable sonrisa ¿satisfacción o ironía? Quizás algo de ambas. Por la mente del demonio pasaban demasiadas cosas.

    Salió inmediatamente del castillo, usando el medio más rápido que sus medios pudieron ofrecerle: su velocidad -!ca***o! -masculló para sí el Myrddin, pensando en las dos veces que había interrumpido sus exámenes de aparición por tonterías. Tendría que considerar cerrar aquél ciclo.


    Su capa ondeó con el aire, ésta le cubría de pies a hombros, y una capucha su cabeza; conforme se acercaba al castillo Crowley cubrió su rostro con una máscara negra que solo él podría retirarse. Pronto estuvo en los terrenos, y salió listo de entre los árboles, sin haber visto nadie la forma ni el momento en que había llegado; descubrió a la bandada de fenixianos cerca de allí, y se unió a sus compañeros. La varita lista en su diestra, a buena distancia del enemigo se puso en guardia...

    • Me gusta 2
  19. El demonio se acercó hasta la fachada del negocio, sin prisas, con su acostumbrado andar elegante y erguido, y de tan buen humor que por poco se pone a silbar. Las manos escondidas en los bolsillos de sus vaqueros oscuros, que lucían tan impecables; una ceñida camisa azul, del mismo color de sus orbes, cubría su torso con las mangas dobladas hasta los codos y primeros botones del cuello desabrochados. El clima era espléndido para el Myrddin: no había mucho sol pese a que pocas nubes cubrían el cielo, y una brisa fresca se escurría por aquélla parte del callejón Diagón; toda la mañana y gran parte de la tarde había ido de aquélla forma.

    Entró en el local con tal seguridad propia de uno de los dueños de negocio, el cual prosperaba y se cobraba fama por toda la comunidad mágica. Tenía tiempo, y aunque se había propuesto acudir ya entrada la noche, se dio el lujo de llegar más temprano para atender algunos asuntos pendientes en la administración. Al instante, las melodías de la buena música le recibieron con los brazos abiertos; le apeteció inmediatamente una bebida y se dijo ir a la barra más tarde para darse aquél gusto; pronto, uno de los elfos le informó que su hermano, y socio, se encontraba en el lugar con compañía. Eso le agradó al Myrddin.

    No cabía duda para el demonio que asociarse con Fokker había sido una de sus mejores ideas; contaba con la experiencia de su hermano para los negocios, dado que aquélla era la primera vez que el castaño se incursionaba en aquél mundo tan empresarial y no habría podido hacerse cargo de todo, aunque hasta ese momento todo había ido muy bien; estaba confiado, pues desde el inicio el proyecto había sido prometedor y hasta ese momento no se sentía decepcionado. Ahora, con algunos asuntos personales ya resueltos -en los que el principal era la mejora que Ethiane presentaba en su salud- podría encargarse con más esmero de todo lo que había que realizar por allí.

     

    http://www.youtube.com/watch?v=LK69zlAA4K0

    Mientras reconocía aquélla canción de Hendrix, se dispuso en camino hacia su estudio: una habitación espaciosa que estaba destinada para los dueños que podían usar para cualquier cosa en la que convergieran asuntos de administración, juntas con los empleados y asuntos personales. Estaría allí, revisando algunos papeles, pues deseaba realizar algunos trámites para el negocio en el ministerio de magia que resultarían favorables; debía proyectarlos, presentárselos a Fokker y a Ethiane, para que dieran su visto bueno, y ponerlo en marcha lo más pronto posible.

  20. El Myrddin atajó las palabras de la recepcionista mientras esta le pasaba de largo y se dirigía con prisa hacia los ascensores, desapareciendo de su vista antes de que pudiese decir o debatir algo. Miró por un largo segundo, con el ceño fruncido, hacia donde se había escabullido aquélla extraña mujer. Ni siquiera había mencionado cuánto tiempo podría tardarse la directora en atenderle si decidía esperar, y eso tanto podría ser dentro de segundos, minutos o quizás horas.

     

    Resopló, fastidiado, volviéndose hacia el mostrador de recepción. Le disgustaba dejar las cosas así, pero tampoco tenía todo el tiempo del mundo; sin embargo, sabía que aquélla impaciencia que mostraba en las últimas semanas también era impropio de su persona. Miró la hora en el elegante reloj que rodeaba su muñeca derecha y calculó, rápidamente, el tiempo que le tomaría cada opción. Podría, si esperaba a ser atendido nuevamente, acabar con todo aquéllo a tiempo para llegar a sus citas en su negocio del callejón Diagón, eso si utilizaba la red flú.

     

    No obstante, si dejaba los formularios en la recepción en ese momento, podría con toda tranquilidad dirigirse al castillo Slytherin y alcanzar a tomar el almuerzo con su esposa y sus pequeños, no sin antes pasar por una de las tiendas de Londres para comprarle algo a su mujer. El joven Myrddin no perdía oportunidad para provocar hasta la menor sonrisa en aquéllos labios que tanto amaba, no después de haber pasado a su lado un largo periodo de recuperación desde el día en que sus mellizos habían nacido.

     

    No lo dudó, pues ya no había nada que pensar. Extendió ambos pergaminos sobre la mesa de la señora Higgins, asegurándose de que ella los viese al volver y de que no los levantara cualquier brisa que por allí pasara; giró sobre sus pies, y salió de allí.

     

    Servicios ministeriales para Celebraciones
    El departamento de Servicios Administrativos del Wizengamot, por medio de Perseus Myrddin H. pide al Departamento de Transportes Mágicos la conexión de servicios ministeriales temporales para:.
    Tipo de celebración: Aniversario de Boda
    en las fechas: 26 de enero 2014 al 15 de Febrero 2014
    siendo los responsables: Ethiane Slytherin B.L. & Perseus Myrddin H.
    para el lugar: Templo Taima Nakano Bo, Japón
    para la cantidad (aprox). de asistentes: 50
    Servicios ministeriales requeridos
    -Red Flú.
    Puntos de unión:
    -Castillo Slytherin
    -Castillo Myrddin
    -Trasladadores.
    Cantidad de trasladadores requeridos: Dos
    Ubicación y especificación del trasladador:
    - Castillo Slytherin: Figura de Origami
    - Castillo Myrddin: Figura de Origami
    Punto de llegada del trasladador:

    Atrio principal del Templo Taima Nakano Bo, Prefectura de Nara, Japón.

    -Hechizo antiaparición: Si [X] No []
    Firma de responsables: Ethiane Slytherin B.L. y Perseus Myrddin H.
    Roxanne Rambaldi
    Directora del Departamento de Transportes Mágicos

     

    Formulario de Cooperación Internacional:
    Lugar a visitar (especificar fronteras): Templo Taima Nakano Bo, Prefectura de Nara, Japón. A las fronteras con prefecturas de Osaka, Otsu y Tsu
    Periodo de tiempo a pasar en el lugar: Dos semanas
    Actividad a realizar: Aniversario de Bodas
    Número de asistentes: 50
    Pasaportes: individual [] Colectivo [X]
    http://i.imgur.com/05vIo.png

     

    • Me gusta 1

  21. Conforme el ascensor subía, el Myrddin podía notar que poco a poco se sentía más liviano. Al ser consiente de que todo aquél trámite estaba por terminar, todos sus pensamientos se volcaban hacia ese evento que planeaba y que poco a poco se hacía mas tangible; aún no decidía si saldría del ministerio corriendo hacia el castillo para informarle de todo aquéllo a su mujer, o bien guardar el secreto hasta darle la sorpresa a tiempo para que pudiesen ir juntos. Aunque bien, seguía preguntándose si sería posible guardar tanto tiempo algún secreto a la Slytherin.


    Bajó del ascensor de nuevo en la segunda planta, y con paso seguro se adentró en el departamento. Sus ojos buscaron a la señora Higgins en su puesto de la recepción, pero no estaba allí la mujer. Siguió acercándose hasta llegar al mostrador, disponiéndose a aguardar allí, recargando un codo sobre la superficie mientras examinaba los dos pergaminos que sus manos llevaban, ya con sus respectivos sellos en cada uno de ellos.


    Hacía poco más de una hora que había salido de allí, tras una entrevista con la directora Rosier, rumbo a los departamentos de transportes y cooperación mágica internacional para poder concretar los servicios que requería para que pudiese celebrar su aniversario de bodas fuera del país, en el mismo lugar en donde se había celebrado su boda hacía un año atrás. El Myrddin apenas podía creer que ya hubiese pasado tanto tiempo, aquél año se le había ido como un pestañeo y no obstante él y su esposa habían pasado por tantos obstáculos.


    El sonido de algunos pasos que se acercaban sacó al castaño de sus pensamientos, quien al entornar la mirada notó que la señora Higgins salía del despacho de la directora del departamento. El demonio se enderezó, y espero a que la mujer se acercara a la recepción, donde ya era probable que le hubiese visto. Solo necesitaba que le indicara si podía volver a entrar a la oficina de la Rosier, si debía esperar, o bien podría dejarle a ella los formularios sellados.

    • Me gusta 1
  22. Despacho de Dirección, con Roxanne y Claudia

     

    El Myrddin se acomodó mejor en su asiento, sin dejar de mantener aquélla postura recta y elegante que siempre le caracterizaba, recargando uno de sus antebrazos sobre la rodilla quedado un poco inclinado hacia el escritorio de Roxanne. El comentario de la Rambaldi le provocó una sonrisa elocuente al demonio, sintiendo satisfacción al ver que habían muchos que compartían consigo aquél sentimiento, aunque dudaba seriamente que alguien estuviese más emocionado que él; probablemente su mujer, pero aún así lo dudaba.
    Por cierto, Roxie —el Myrddin rompió el silencio que de pronto los había envuelto mientras la bruja examinaba cada apartado del formulario; inmerso en los recuerdos de su propia boda hacía un año, el demonio recordó que hacía menos del mes que ella y su primo Franko habían contraído nupcias —, lamento mucho no haber estado presente en tu boda y no quiero perder oportunidad para felicitarte —podía notarse en el tono su voz su abatimiento al haber faltado, pero Ethiane había estado tan delicada aún de salud que hasta hacía unos días que había podido apartarse de su lado —. Les deseo lo mejor a los dos
    Esperó a que la Rambaldi terminase de firmar el documento, y lo tomó en su mano cuando le regresó al Myrddin el original; el castaño asintió ante las instrucciones de su vieja amiga y contempló por unos segundos la pulcra caligrafía de la bruja. Suspiró de forma imperceptible, consiente de que ya solo le quedaba llevar aquéllos pergaminos a las oficinas del SAW. Entonces evantó la mirada hacia Roxanne e hizo una negación con la cabeza.
    Ninguna duda, y creo que por el momento es todo, Roxie, muchas gracias —se levantó de su asiento, disponiéndose a salir de la oficina pues sabía que había interrumpido a ambas brujas —Avisaré en el castillo que estarás allí para... todo eso que haces con estas cosas —dijo, sonriendo ante el hecho de no saber nada acerca del tema —, aunque realmente no es necesario —agregó, consiente de su prima tenía total acceso al castillo siempre que quisiera — Por mi parte, os haré llegar la invitación pronto.
    El Myrddin se inclino en forma de despedida ante ambas chicas, y salió de la oficina presto a terminar de una vez por todas todo aquél barullo de trámites ministeriales.

  23. El joven castaño cambió de postura, recargando todo el peso de su cuerpo hacia su lado derecho. Permitió en silencio que la bruja leyera el formulario para que le examinara aunque ello no le llevó mucho tiempo; aquél había sido el formulario mas corto de los tres que había respondido aquélla mañana, pero ello no significaba que tuviese menos importancia. Siguió atentamente los movimientos de la pelirroja, quien de pronto alargaba su brazo para tomar algo que había en su escritorio y golpear el pergamino con él hacia un extremo.


    Tomó de nuevo el pergamino entre sus manos cuando la secretaria se lo extendió. El Myrddin arqueó las cejas, girando el documento para poder ver el sello representativo del departamento impreso en el formulario. Exhaló, y hasta ese momento se había dado cuenta que había estado conteniendo el aliento; aquéllo significaba que estaba un paso mas cerca de tener todo listo, y ese simple pensamiento era suficiente para que el demonio esbozara una sincera sonrisa.


    Levantó sus celestes ojos hacia la pelirroja, sin borrar la sonrisa de sus labios —Por ahora, eso será todo señorita Le Blanc —indicó, de pronto recordando que tenía asuntos pendientes que debía tratar en ese mismo departamento, sin embargo tendría que volver otro día para hacerse cargo de ellos —, le agradezco su ayuda.


    Hizo una leve inclinación de cabeza y se retiró de allí

  24. Aticcus - Empleado

     

    La velada transcurría con éxito, la música era apropiada para que toda la clientela demorara el momento de su partida hasta el último instante. A pesar y después de una larga jornada atendiendo los pedidos en la barra (que cada vez se volvían mas raros) y mantener a raya a alguno que otro borracho que intentaba pasarse de listo me hallaba con suficientes energías para seguir trabajando hasta el alba. Mis jefes habían desaparecido de mi vista desde hacía ya buen rato, e incluso los conciertos habían finalizado ya, por lo que ahora debía atender las exigencias alcohólicas de un grupo de fantasmas rockeros.

     

    Al principio me había encontrado en un lío pues, ¿que bebida se le daba a un fantasma? Había intentado con whisky de fuego, pero creo que la idea les desagradó y uno se enfureció hasta el punto de explotar en mil partículas. ¿Qué malditos trolles les iba a dar?... ¿bebidas de plasma? Regresé hasta la barra con la presión de tener que ingeniármelas, mientras tanto me daría el tiempo de buscar a alguno de mis jefes pues se llegaba la hora de despedir a los grupos....

  25. La recepcionista se dispuso a atender al joven Myrddin, quien a su vez comenzó a explicarle brevemente el motivo que le había llevado allí. La bruja comprendió al instante y le guió hasta una de las oficinas repartidas por todo aquél piso, a través de un pasillo que el castaño consideró apropiadamente espacioso. Al llegar a la puerta, el Myrddin se mantuvo al margen de lo que ocurría dentro del despacho hasta que la recepcionista le anunció su llegada a quienes conversaban animosamente en el interior.

     

    Perseus dio un paso al frente, adentrándose en la oficina y encontrando en ella a Roxanne y Claudia. Frunció el ceño al ver que había olvidado que la Rambaldi trabajaba allí, pero supo disimular perfectamente aquél detalle y saludó a su prima como si incluso hubiese esperado verla. Hizo una leve inclinación hacia Claudia con cortesía, y se volvió a la recepcionista para agradecerle por haberlo guiado hasta allí. Tras ello le extendió el papel que traía del SAW a Roxanne.

     

    Solo una pequeña reunión por motivo de mi aniversario de bodas —le anunció el Myrddin mientras tomaba asiento en un lugar vacío; no pretendía quedarse mucho tiempo, pero no aceptar la invitación de la Rambaldi para sentarse podría considerarse impropio de su parte —. Será en el mismo lugar donde se efectuó el año pasado... como podrás ver — añadió, recordando que su prima había sido precisamente quien le había sellado el mismo documento un año anterior para la boda, aunque bien, no esperaba que ella recordara ese detalle.

     

    Servicios ministeriales para Celebraciones
    El departamento de Servicios Administrativos del Wizengamot, por medio de Perseus Myrddin H. pide al Departamento de Transportes Mágicos la conexión de servicios ministeriales temporales para:.
    Tipo de celebración: Aniversario de Boda
    en las fechas: 26 de enero 2014 al 15 de Febrero 2014
    siendo los responsables: Ethiane Slytherin B.L. & Perseus Myrddin H.
    para el lugar: Templo Taima Nakano Bo, Japón
    para la cantidad (aprox). de asistentes: 50
    Servicios ministeriales requeridos
    -Red Flú.
    Puntos de unión:
    -Castillo Slytherin
    -Castillo Myrddin
    -Trasladadores.
    Cantidad de trasladadores requeridos: Dos
    Ubicación y especificación del trasladador:
    - Castillo Slytherin: Figura de Origami
    - Castillo Myrddin: Figura de Origami
    Punto de llegada del trasladador:

    Atrio principal del Templo Taima Nakano Bo, Prefectura de Nara, Japón.

    -Hechizo antiaparición: Si [X] No []
    Firma de responsables: Ethiane Slytherin B.L. y Perseus Myrddin H.

     

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.