La Niña de las Tinieblas

Centro Examinador de Aparición.

(Rol con Wonderfairytale)

Enrollé con cuidado los rugosos y amarillentos pergaminos, antes de permitir que un lazo negro serpenteara sobre ellos, dejando tras sus perezosos pasos, un perfecto moño. Debía de entregar aquellos papeles, en algún momento, pero al alzar la mirada y tropezarme con la joven que había recibido antes, me volví hacia ella, sabiendo que era lo que esperaba.

-Parece estar todo en orden…-comenté mientras lanzaba una rápida mirada al formulario- Arya, ¿verdad? Acompáñame, por favor.

Alcé una mano, en dirección a la pared redondeada que destacaba de forma extraña, dentro de la Oficina. Invité a la joven bruja a enfrentarse al Espejo enmarcado de forma majestuosa, que descansaba sobre la pared. Una vez que su silueta se reflejó sobre la placida superficie, proseguí con voz calma.

-El Espejo te examinará y elegirá el escenario en dónde realizarás tu Examen de Aparición. Una vez dentro, procura recordar con claridad las 3D’s. Espero que te vaya bien- añadí con una ligera sonrisa.

Me aparté unos pasos, para dejar a la muchacha, tomarse el tiempo necesario antes de enfrentar a la Sala Cambiante. Mis oscuros orbes la abandonaron por unos instantes, para posarse sobre el Espejo, que se movía pesadamente, para dejar al descubierto una puerta de madera. Debería atravesarla, para poder acceder al escenario seleccionado. Mientras tanto, desde fuera, nosotras la examinaríamos.

-Off-

VRAEL, lo lamento, pero para acceder al Examen de Aparición, debes ser graduado de la Academia. Por cierto, aunque presentaste el formulario de Aparición, una de tus líneas dice que traes el de vuelo- no sé si en realidad, era ése el examen que querías realizar.

WONDER, tu escenario será el Río Amazonas. No te olvides, por favor, de leer el primer topic. Mucha suerte ^^

Centro Examinador de Aparición.

(Rol con Eliot, Nico y Wonderfairytale)

Al percatarme de que Galedra se aseguraba de que los formularios que sostenía entre sus manos estaban completos, me di un pequeño envión para bajarme del escritorio y dejar los papeles que estaba revisando. Acomodé mi falda negra y reduje rápidamente la distancia que me separaba con los magos que esperaban la aprobación para poder realizar su Examen de Aparición.

-Caballeros, por favor…-invité, extendiendo una mano en dirección a la pared redondeada que estaba en el otro lado de la habitación.

Una vez que estuvimos frente a ella, señalé el enorme Espejo de cuerpo entero que descansaba sobre la pared. A mí, aquél objeto me permitiría observar su despeño frente al escenario en el que tendrían que poner a prueba sus conocimientos sobre la aparición. A ellos, algo más.

-Una vez que se coloquen frente a él, el Espejo los examinará y seleccionará un escenario para ustedes. Una vez que lo haga, se correrá para dejar lugar a la Puerta que los enviará a la Sala Cambiante- clavé mis oscuros orbes en ellos y encarné una ceja, sonriendo levemente- ¿Y bien? ¿Quién será el primero? No se olviden de las 3D’s, chicos.

Una vez que el primero de los jóvenes hubo cruzado la puerta, y tras haber invitado al otro a tomar asiento, me excusé con mi Jefa, al recordar que tenía que acordar unas cosas con la Recepcionista. Crucé el pasillo hasta llegar a la Recepción y me detuve junto a una bruja de cabellos castaños.

-Buenos días, soy C’Nedra, empleada del Centro Examinador de Aparición- comenté mientras extendía una mano en la que había ido a caer perezosamente el formulario que la joven debía de llenar- Primero, debes hacer completar este pergamino por algún responsable. Si todo está bien, cuando vuelvas, mi Jefa o yo, te ayudaremos con el resto del trámite. Cualquier consulta que tengas, no dudes en hacérnoslo saber.

Consentimiento Informado:

 

La aparición/desaparición es un conjuro avanzado que permite al que lo dice desaparecer de un sitio y reaparecer en otro instantáneamente. Para lograrlo se debe pasar por un entrenamiento exhaustivo y poseer un gran dominio de las 3 D's: Destino, Determinación y Deliberación.

 

Como todo hechizo realizado por un mago novato tiene su riesgo, puesto que si el mago no se concentra bien en las 3 D’s podrían ocurrirle terribles consecuencias que lo mandaría directo a San Mungo. Por este motivo el Departamento de Transportes Mágicos no se responsabiliza por las posibles lesiones con las que pueda quedar su hijo, ya que sólo depende de los examinados el dominio y la correcta realización del conjuro.

 

Cabe destacar que el aprobar el examen de aparición es vital dentro de la vida de todo mago, es por este motivo que es tan importante que los alumnos se preparen bien para que rindan un buen examen.

 

Yo, nombre del responsable del examinado, parentesco con el examinado, de nombre del examinado, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi parentesco con el examinado corre al realizar el examen de aparición y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

 

Firma del responsable

Link de la ficha del responsable.

-Off-

Nico, tu escenario será El Desierto del Sahara; y a vos, Eliot, te toca el Océano Pacífico. Mucha suerte ^^

Centro Examinador de Aparición

(Rol con Demona)

El zarandeo del elevador se detuvo unos instantes; justo los necesarios para permitirme la posibilidad de huir de aquella asfixiante cabina. Acomodé rápidamente los oscuros y rebeldes mechones de cabello oscuros que caían sobre mi espalda y me deshice de la chaqueta de cuero que llevaba encima. Crucé el hall rápidamente y me dirigí a la Oficina mientras intentaba recordar el papeleo que debía de hacer hoy.

-Permíteme ayudarte- intervine, al notar a la bruja que estaba en la Departamento, hablando tras Galedra- Buenos días, soy C’Nedra Malfoy, empleada del Centro. Déjame que te dé el formulario que debe completar algún responsable.

Saludé a mi Jefa al pasar a su lado, y al resto de los presentes, antes de dejar el bolso y la chaqueta sobre el escritorio y buscar entre los papeles, el formulario indicado. Rescaté uno de esos pergaminos y me giré nuevamente hacia la joven, para entregárselo.

Consentimiento Informado:

 

La aparición/desaparición es un conjuro avanzado que permite al que lo dice desaparecer de un sitio y reaparecer en otro instantáneamente. Para lograrlo se debe pasar por un entrenamiento exhaustivo y poseer un gran dominio de las 3 D's: Destino, Determinación y Deliberación.

 

Como todo hechizo realizado por un mago novato tiene su riesgo, puesto que si el mago no se concentra bien en las 3 D’s podrían ocurrirle terribles consecuencias que lo mandaría directo a San Mungo. Por este motivo el Departamento de Transportes Mágicos no se responsabiliza por las posibles lesiones con las que pueda quedar su hijo, ya que sólo depende de los examinados el dominio y la correcta realización del conjuro.

 

Cabe destacar que el aprobar el examen de aparición es vital dentro de la vida de todo mago, es por este motivo que es tan importante que los alumnos se preparen bien para que rindan un buen examen.

 

Yo, nombre del responsable del examinado, parentesco con el examinado, de nombre del examinado, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi parentesco con el examinado corre al realizar el examen de aparición y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

 

Firma del responsable

Link de la ficha del responsable.

-¿Recién graduada, verdad? Entonces, sólo te llevarás este formulario. En cuanto esté completo, te indicaremos los pasos a seguir- una leve sonrisa acompañó mis palabras, antes de seguir- Y cualquier duda que tengas, por favor, consulta sin problema.

Licencia de Aparición.

 

Yo, C'Nedra Malfoy, certifico que Esmeralda Slytherin Ravenclaw, presentó el Examen de Aparición y lo Aprobó satisfactoriamente; por lo que por medio del presente memorándum solicito la edición de su ficha.

 

http://i1152.photobucket.com/albums/p491/fer993/Firma1_zps9594adf0.png

Empleada Centro Examinador de Aparición.

Departamento de Transportes Mágicos.

Ministerio de Magia.

Resultado Examen de Aparición

(Esme2016)

Al atisbar como la joven bruja desaparecía tras la Puerta que se ocultaba detrás de un panel corredizo, enfrenté mi silueta nuevamente al Espejo que volvía a tomar su posición original. El paisaje seleccionado se deslizó sobre su superficie y la silueta de Esme quedo enmarcada entre un sinfín de arboles y alborotadas aguas. Recordaba claramente aquel trozo de ilusión ya que había sido el escenario en dónde había realizado mi propio examen.

Observé en silencio, con mis orbes grisáceos fijos en los rasgos de la muchacha, atenta a su modo de encarar aquella efímera e imperiosa travesía. Cuando la vi aparecerse en la otra roca, su silueta dentro del opaco círculo rojo, asentí ligeramente, con cierto aire ausente, mientras me preparaba para aparecer a su lado. Aunque parecía que ella se encontraba bien, debía de comprobarlo por mí misma.

-Vamos, salgamos de acá, antes de que esto se ponga peor…- comenté tras asegurarme de que ella no había sufrido ningún daño.

Volvimos a aparecer en la Oficina y le dejé unos instantes para que recobrara el aliento. Fugazmente, recordé que tenía que poner al tanto a mi Jefa sobre aquello, pero antes, debía de darle las noticias a la bruja que esperaba la resolución de su examen. Con una ligera sonrisa, me volví hacia la joven.

-Todo ha salido perfecto, Esme, no te preocupes. Felicidades, ya que has Aprobado tu Examen de Aparición: ya tienes tu Licencia. Pronto avisaré a los Altos Mandos, descuida.

Centro Examinador de Aparición

(Rol con Atria y Esme)

Apreté el montón de pergaminos contra mi pecho mientras con un gesto desdeñoso apartaba los oscuros cabellos que se arremolinaban sobre mi hombro. Sacudí los hombros, ligeramente irritada, antes de voltear y dirigirme al lobby de la Planta, en busca de la recepción. Al distinguir un par de siluetas en el hall, me acerqué, dibujando una ligera sonrisa en mi rostro. Apoyé los papeles sobre la recepción y me volví hacia las jóvenes apoyando mi cadera sobre el escritorio.

-Buenos días, soy C’Nedra Malfoy, empleada del Centro Examinador de Aparición. ¿En que la puedo ayudar, señorita…?-pregunté primero a la joven de cabellos negros; al escuchar su nombre, bajé mis oscuros orbes, para buscar entre el montón de papeles que llevaba conmigo- Lo lamento, pero al Examen de Aparición, sólo pueden postularse los Graduados de la Academia. Espero volver a verla pronto, y disculpe las molestias.

Entonces, me volví hacia la bruja de tez morena, que recordaba a ver visto anteriormente en el Departamento. Fruncí ligeramente el ceño, tratando de recordar su nombre, ya que era mi Jefa quien la había atendido previamente.

-¿Esmeralda, verdad? Si no recuerdo mal, tus papeles ya están acá, y sólo te resta dar el examen. Si me sigues, vamos hasta la Oficina, que es donde realizarás tu examen.

Volví a tomar el fajo de papeles y me encamine por el pasillo hasta llegar a la Oficina. Una vez dentro, hice señas a la joven, en dirección a la pared redondeada que estaba a un costado. Sobre ésta, un Espejo de cuerpo entero, se reposaba imponente, a la espera de alguna silueta que se reflejara en su superficie.

-Tendrás que pararte frente al Espejo; éste te examinará y elegirá el escenario en donde realizarás tu evaluación-explique, invitándola a pararse frente del espejo-Luego, el Espejo se deslizará y aparecerá una puerta. Mucha suerte, y no te olvides de las 3D’s.

Off

Esme, tu escenario será el Río Amazonas. Leé el primer post, para comprender bien lo que tenés que hacer. Mucha suerte ^^

Centro Examinador de Aparición.

-No te preocupes, enseguida lo archivo. De paso, controlo que no se haya producido ninguna catástrofe allí dentro- comenté mientras recibía la Ficha del joven, antes de ver a Galedra desaparecer tras las puertas del ascensor.

Incliné ligeramente la cabeza para despedirme de los allí presentes, antes de voltearme y dirigir mis pasos hacia el final del pasillo, dónde esperaba la Oficina. Al entrar en la Sala, golpeé distraídamente el formulario que llevaba en la mano contra mi pierna, mientras mi mirada, absorta, se perdía en el escenario que estaba enfrentado. Me obligué a reaccionar, acudiendo a retazos de mi voluntad, para echar un vistazo a mi alrededor y comprobar que todo estaba en orden.

Coloqué la Ficha en el lugar indicado, antes de volver a tomar asiento, tarareando alguna vieja melodía. Si no recordaba mal, ya eran dos los candidatos que se presentarían en la próxima tanda para realizar su examen de aparición. Con un gesto cansino, obligué a un montón de papeles descender hasta mi escritorio. Tras echarle una mirada lastimosa a la pluma que descansaba a un costado, suspiré, resignada ante el papeleo al que me tenía que enfrentar.

Lancé una mirada al bolso que descansaba a mis espaldas. Una sonrisa torcida apareció en mis labios, cuando comencé a explorara mi cartera; sabía que debía de tener un poco de azúcar allí escondida. Al descubrir la pequeña caja de grageas, fruncí sutilmente el ceño. Aquello no era precisamente lo que tenía en mente, pero por ahora, debería de servir. Tal vez, podría acudir a mi elfo, si aquello no funcionaba…

Centro Examinador de Aparición.

Deslicé el pañuelo azulado alrededor de mi garganta azulada y alcé las manos para realizar un perfecto nudo, que dejó los extremos de aquella seda colgando sobre mi pecho y ocultando la pequeña alianza que descansaba sobre mi piel. Empezaba a tener frío, pero no tenía tiempo para preocuparme por aquello, ya que debía de terminar de rellenar aquellos formularios que aun descansaban sobre la superficie abarrotada de papeles que tenía frente a mí.

El pergamino poroso absorbió rápidamente la oscura tinta que serpenteaba sobre él antes de que mis dedos acalambrados los enrollaran. Al levantar la mirada y notar que estaba sola en la Oficina me puse en pie tomando los papeles, hasta que mis pasos me llevaron hasta el otro escritorio que reposaba en la sala. Dejé allí las notas para mi jefa.

Me volteé y fruncí ligeramente el ceño. Tal vez, Galedra se hallara en la zona de la Recepción; suponía que no perdía nada yendo a comprobarlo, me aseguré, sacudiendo ligeramente mis hombros. Me aparecí en el extremo del pasillo justo en el mismo instante en que una escoba se escabullía insolentemente dentro de unos de los ascensores. Una oscura ceja se arqueó delicadamente, con un dejo de sorpresa, al ver la escena y la muchedumbre allí asomada.

-¿Qué diant…? ¿Está todo en orden?

Meneé el rostro, alejando la imagen de la cabeza, antes de dirigirme a la mujer de reluciente cabellera que se encontraba en el hall de la Planta. Reposé mi silueta contra el filo de la pared que unía el lobby con el pasillo mientras jugaba distraídamente con los extremos del pañuelo que caían mas allá de mi cintura.

-Te he dejado en tu escritorio, los formularios que me pediste. Espero que esté todo en orden, ¿algo más que pueda hacer por hoy?

Licencia de Aparición.

 

Yo, C'Nedra Malfoy , certifico que Rose V. Walker, presentó el Examen de Aparición y lo Aprobó satisfactoriamente; por lo que por medio del presente memorándum solicito la edición de su ficha.

 

 

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Empleada Centro Examinador de Aparición.

Departamento de Transportes Mágicos.

Ministerio de Magia.

Resultado Examen de Aparición

(Rose)

La silueta de Rose se había delineado sobre la superficie del Espejo y su escenario pronto tomó forma a su alrededor. Fruncí el ceño. Esa cosa muggle siempre me había dado impresión. Casi podía sentir la adrenalina recorrer mis venas al ver la urgencia que aquella imagen expresaba con tanto detalle. Al ver a la joven bruja divisar el círculo rojo donde debía aparecerse, me adelanté unos pasos, lista para interrumpir en el escenario.

Cuando Rose se apareció sin mayores complicaciones, aparecí junto a ella de inmediato. El avión se detuvo tras un murmullo, antes de voltearme para comprobar el estado de la muchacha. Una vez segura de que todo estaba en orden, volvimos a aparecer en la Oficina. Le dediqué una amable sonrisa, para distenderla e hice una breve seña para darle a entender que todo estaba en orden.

-Felicidades, Rose. Has aprobado tu Examen de Aparición. Yo me encargaré de comunicárselo a quien correspondas, no te preocupes. Espero que tengas un buen día.

Centro Examinador de Aparición

(Rol con Rose)

Mis pasos resonaron por el pasillo hasta llegar a la Recepción, dónde una joven hablaba con la recepcionista. Al escuchar para que se había acercado hasta la planta, apresuré mi andar y obligué a mi rostro a simular una agradable sonrisa. Quité los desordenados mechones de mi rostro y la saludé amablemente antes de tomar su formulario para comprobar que todo estuviera correcto.

-Buenos día, Rose, soy C’Nedra. Ya que todo está en orden, puedes realizar tu Examen de Aparición. Si eres tan amable, podemos ir hasta la Sala dónde realizarás tu demostración.

Acompañé a la muchacha de vuelta hasta la Oficina y la guié hasta que su silueta enfrentó al Espejo que descansaba sobre la pared redondeada que estaba a un costado. Le di un ligero toque al marco que envolvía la placida superficie y le dediqué a la joven una sonrisa de ánimo, antes de volver a hablar, para explicarle que era lo que debía hacer ahora para poder realizar su examen.

-El Espejo te examinará y escogerá un escenario en dónde realizarás tu ejercicio de aparición. Recuerda hacer especial énfasis en las 3D’s y ten mucha suerte, Rose.

Antes de darle espacio a la joven para que se preparase, observé como el Espejo se deslizaba para dejar lugar a la Puerta que ella debía atravesar para poder enfrentar el escenario seleccionado. Ladeé ligeramente la cabeza cuando la vi atravesar aquél umbral antes de volver a enfrentar el Espejo para poder examinar su desempeño. Tironeé ansiosa de un oscuro bucle que caía sobre mi hombro desnudo y volví a reposarme contra el escritorio.

Off

Rose, tu escenario será Un Avión, lee el primer post para entender que debes rolear. Mucha suerte ^^

Licencia de Aparición.

 

Yo, C'Nedra Malfoy, certifico que Pink Ryddleturn, presentó el Examen de Aparición y lo Aprobó satisfactoriamente; por lo que por medio del presente memorándum solicito la edición de su ficha.

 

 

http://i1152.photobucket.com/albums/p491/fer993/Firma1_zps9594adf0.png

Empleada Centro Examinador de Aparición.

Departamento de Transportes Mágicos.

Ministerio de Magia.

 

Resultado Examen de Aparición

(PinK*)

La superficie del Espejo pareció ondear suevamente por unos instantes, antes de volver a quedar petrificada. Sutilmente, una imagen comenzó a tomar forma y divisé con total nitidez el paisaje árido y desierto, en dónde la figura de la joven destacaba furiosamente. Crucé los brazos sobre mi pecho y me dediqué en silencio a observar el desempeño de Pink en aquél teatro que le permitiría acceder a la Licencia de Aparición.

La vi intentar ubicarse con rapidez en el escenario que le había tocado y murmurar en medio de aquella tormenta de arena. Por unos instantes, contuve el aliento, junto a ella. Era la primera vez que me tocaba examinar a alguien, y deseaba que todo saliera bien. Cuando divisé como la silueta de la joven desaparecía del primer círculo, para aparecer en el siguiente, una pequeña sonrisa afloró en mis labios y dando un pequeño salto, bajé del escritorio, para aparecer junto a Pink.

-Tranquila, todo ha salido bien. Respira…- la animé mientras comprobaba que se encontraba sana y salva.

Volvimos a aparecer en la Oficina del Departamento, para poder dejar libre acceso a la próxima joven que iba a realizar el examen. Lancé una rápida mirada a mi Jefa, para comprobar que todo estuviera en orden y que podía darle la noticia a Pink, antes de volverme hacia la joven que esperaba aún mis palabras. Volví a apoyarse contra mi escritorio y entrecrucé mis dedos sobre mi regazo.

-Yo, C’Nedra Malfoy, apruebo tu Examen de Aparición. Nosotras nos encargaremos de avisar a quien corresponda de lo satisfactorio de tu examen. Felicitaciones, Pink. Un placer.

Centro Examinador de Aparición

Asentí ligeramente a las indicaciones de Galedra mientras depositaba mi bebida sobre el escritorio. Mis manos, con gestos energéticos, barrieron mi silueta para comprobar que nada estropeaba la vestimenta antes de voltearme y encontrarme con que Pink ya se acercaba hasta la Oficina. Le dediqué una pequeña sonrisa a modo de saludo y me acerqué rápidamente a la joven.

-Bien, ya que todo está en orden, podés realizar el examen ya mismo. Si me lo permites, te explicaré que debes hacer.

Invité a la muchacha a que me siguiera hasta la pared redondeada que sostenía en su centro, al ostentoso Espejo. Hice una seña a Pink para que se colocara frente a él mientras yo me colocaba a su lado. Cuando la pared empezó a deslizarse, ocultando el Espejo y dejando al descubierto una antigua puerta de madera labrada, volví a dirigirme a la joven bruja para revelarle que acababa de suceder.

-El Espejo te ha examinado y la Sala Cambiante se ha modificado, preparando el escenario dónde realizarás tu examen. En cuanto atravieses la puerta, te encontrarás en medio del paisaje seleccionado. Mucha Suerte y no te olvides de las 3D’s.

Una vez que Pink hubo desaparecido me alejé unos pasos hasta chocar contra mi escritorio. Me apoyé contra él mientras cruzaba mis tobillos y me ceño se fruncía levemente. Mis pupilas se mantuvieron sobre el Espejo que volvía a reaparecer, con un dejo de ansia y preocupación. Alargué una mano hasta mi chocolate caliente y tomé unos sorbos lentamente, dejando que aquél líquido quemara mi garganta. Esperaba, en silencio, que todo saliera bien.

Off

Pink, tu escenario será El Desierto de Sahara, lee el primer post para saber que debes hacer. Mucha suerte ^^

Lancé una mirada un tanto escéptica a aquella pared redondeada que se imponía silenciosamente ante mi silueta. Era tiempo de abrir nuevamente esa Sala, para permitir a los nuevos graduados poder realizar el examen de aparición. Recordaba vagamente mi examen, varios meses atrás; no era una prueba difícil, pero sabía que los inconvenientes siempre estaban presentes. Esperaba que estos candidatos no tuvieran ninguna complicación…

Llevé mis manos entrelazadas hasta mi espalda y obligué a mi cuerpo a enfrentarse al marco dorado que encerraba al peculiar espejo. Vi mi silueta reflejarse en la fría superficie y mis grisáceos orbes, sin poder evitarlo, se deslizaron por ella de forma curiosa. Sin poder permitirme perder más tiempo, murmuré aquellas ceremoniosas palabras que permitiría acceder a los jóvenes al interior de la Sala Cambiante.

-Yo, C’Nedra Malfoy, doy por comenzada la nueva etapa de Exámenes de Aparición.

Centro Examinador de Aparición

La reluciente pluma rasgó rápidamente la superficie porosa del pergamino, antes de volver a caer dentro del tintero. Mis pupilas recorrieron rápidamente las finas curvas oscuras que llenaban el papel antes de alzar la mirada para recorrer el resto de los documentos que descansaban en la sala, a la espera de ser atendidos. Mordí mi labio inferior, indecisa, antes de volverme hacia la mujer pelirroja que estaba al otro lado.

-Creo que necesito salir en busca de un poco de chocolate caliente; sólo será un instante. ¿Puedo traerte algo?

Esperé unos instantes a su respuesta y luego asentí ligeramente. Mientras abandonaba la oficina, mis manos se alzaron para recoger mis oscuros cabellos, que cayeron eternamente sobre mi espalda. Al doblar en el pasillo, divisé a una joven de peculiar cabellos que pedía asistencia para poder presentarse al examen de aparición. Mis dedos descendieron hasta mi varita y realicé un correcto ademán con ella.

-Buenos días- saludé a la joven, con una media sonrisa- Soy C’Nedra Malfoy, empleada del Centro Examinador de Aparición. Éste es el formulario que debes llenar para poder dar el examen. Cualquier inconveniente que tengas, por favor, no dudes en preguntar- añadí mientras le tendía el pergamino que había llegado a mis manos, instantes atrás.

Formulario para el Examen de Aparición

 

Consentimiento Informado:

 

La aparición/desaparición es un conjuro avanzado que permite al que lo dice desaparecer de un sitio y reaparecer en otro instantáneamente. Para lograrlo se debe pasar por un entrenamiento exhaustivo y poseer un gran dominio de las 3 D's: Destino, Determinación y Deliberación.

 

Como todo hechizo realizado por un mago novato tiene su riesgo, puesto que si el mago no se concentra bien en las 3 D’s podrían ocurrirle terribles consecuencias que lo mandaría directo a San Mungo. Por este motivo el Departamento de Transportes Mágicos no se responsabiliza por las posibles lesiones con las que pueda quedar su hijo, ya que sólo depende de los examinados el dominio y la correcta realización del conjuro.

 

Cabe destacar que el aprobar el examen de aparición es vital dentro de la vida de todo mago, es por este motivo que es tan importante que los alumnos se preparen bien para que rindan un buen examen.

 

Yo, nombre del responsable del examinado, parentesco con el examinado, de nombre del examinado, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi parentesco con el examinado corre al realizar el examen de aparición y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

 

Firma del responsable

Link de la ficha del responsable.

-Cuando termines de rellenarlo, puedes acercarte hasta la Oficina, al final del pasillo. Si está todo en orden, podrás realizar el examen.

Volví a sonreír, a modo de disculpa, mientras me apresuraba a abandonar la planta. Rápidamente fui en busca de mi bebida caliente y algunas otras cosas; no quería desaparecer demasiado tiempo de mi puesto y sabía que el rellenar ese pergamino, me daría tiempo suficiente. Con paso apresurado volví a mi piso, mientras bebía con cuidado aquél líquido oscuro. Mis orbes grisáceos barrieron con rapidez los pasillos, antes de volver a ingresar a la Oficina.

Centro Examinador de Aparición

-Oh…- murmuré al escuchar que había llegado antes de lo previsto- La verdad es que estaba bastante ansiosa por empezar. No sabía que…- hice un ademán con la mano, acompañado por una sonrisa de disculpa, que intentaba explicar que no era consciente de que debía de esperar su lechuza para presentarme.

Mis pupilas se deslizaron por la sala, desde los tapizados carmesí hasta la curiosa pared que estaba a un costado; para detenerse sobre el curioso espejo, enmarcado en oro, mientras escuchaba las palabras de la mujer a mi lado. Fruncí ligeramente el ceño mientras recordaba el examen que había realizado, varios meses atrás. Antes de que fuera capaz de perderme en mis pensamientos, me obligué a volver a la realidad y asentí ligeramente mientras obligaba a mi cuerpo a dar unos pasos al costado, hasta una de las paredes que estaba despejada.

-Me parece que este sitio será perfecto- comenté abriendo ligeramente los brazos, para abarcar el pequeño lugar- Pero, por favor, no te molestes- sonreí mientras mis dedos jugueteaban con la oscura varita.

Con una ligera mímica, se materializó un oscuro escritorio de delgadas patas y madera sutilmente labrada, para que no desentonara con la decoración de resto de la habitación. Un juego de sillas hizo acto de presencia luego y volví a ocultar la varita. Ya agregaría, mas tarde, lo que hiciera falta; por ahora, suponía que eso iba a alcanzar. Volví a alzar la mirada hasta mi jefa, con cierta duda.

-¿Crees está bien así? Puedo…- repiqueteé mis uñas sobre el escritorio y encogí ligeramente mis hombros- ¿Con que puedo ayudarte, mientras tanto? ¿Necesitas que arregle algunos papeles o lo que sea?

Centro Examinador de Aparición

Apretada en un rincón del ascensor, respiré profundamente, controlando mis nervios. Mis dedos revolotearon apresurados por mis oscuros cabellos y descendieron hasta la camisa negra, intentando hacer desparecer a las inexistentes arrugas que podrían arruinar la tela. Tironeé del dobladillo de la falda para asegurarme que no tuviera un largo escandaloso y, al final, mi mano desistió y se reposó contra mi pecho, aferrando la pequeña alianza que descansaba contra mi piel.

Al llegar al sexto piso, mi cuerpo se escabulló de aquél pequeño cubículo lleno de gente, rozado otras siluetas y escapando de una mano que había atrapado mi cintura. Mis pupilas recorrieron la recepción y el pasillo de la derecha, con cierto anhelo y nerviosismo. Hacía bastante tiempo que no trabajaba e ingresar a una nueva rutina, resultaba un tanto confuso. Arrastré mis pasos hasta el final del corredor hasta llegar al lugar indicado.

La puerta estaba abierta y tras golpear suavemente mis nudillos pálidos contra el marco. Una leve sonrisa surcó mis labios al distinguir a la mujer que estaba detrás del escritorio, que en esos momentos le entregaba a un joven un formulario. Entre a la oficina, colocando mis manos detrás de mi espalda, para esconder mis dedos entrelazados y las uñas que se clavaban en la pálida carne de mis palmas.

-Buenos días- saludé, manteniendo la sonrisa, a Galedra y al muchacho de cabellos oscuros.

Me mantuve en silencio unos instantes, mientras la pareja terminaba aquél interludio, y una vez segura de que estaba todo en orden, volví a adelantarme en dirección a la jefa de aquella sección. Quité con brusquedad unos mechones rizados que caían sobre mi rostro, antes de volver a hablar.

-Soy C’Nedra, su nueva empleada- comenté mientras ladeaba ligeramente mi rostro y mis orbes grisáceos brillaban de expectación- Estoy un poco perdida, a decir verdad, pero si usted me dice que debo hacer, ya me voy a ir acomodando.

Con una rápida fluorita con la varita, hice levitar uno de las sillas hasta posarse sobre el pupitre más cercano. Di unos pequeños toquecitos con mis nudillos sobre la superficie para asegurarme de que no se moviera y volví a alzar mi varita para transformar el asiento. Era un ave lo que necesitaba para demostrar el nuevo encantamiento y ese asiento iba a ser mi víctima. Un nuevo ademán hizo girar mi muñeca y un susurro rompió el silencio.

Al ver el diminuto y azulado loro sobre la mesa, con sus oscuros ojos clavados en mí, erguí mi cuerpo, tensando cada uno de mis músculos. Aquél era un pajarraco horrible, pero lo necesitaba para mi demostración. Di unos pasos hacia atrás y apunté el extremo más fino de la varita en su dirección. Sólo esperaba que eso funcionara, porque era la primera vez que lo intentaba.

-¡Psittacus Canticum “18 Till I Die”!

El ave tembló ligeramente y extendió sus asombrosas alas. Se alzó ágilmente y surcó los aires con cierta gracia. Y solo una vez que estuvo en lo más alto de la sala, mientras mis pupilas se clavaban en cada uno de sus movimientos, su pico se abrió y la canción comenzó. A pesar del tono chillón, se podía escuchar bastante bien las palabras que surgían de su pecho. Meneé mi cabeza, bastante sorprendida de que aquello funcionara de una. Pero aun me faltaba por probar dos hechizos más.

-Wanna be young - the rest of my life. Never say no - try anything twice. Till the angels come - and ask me to fly. Gonna be 18 till I die - 18 till I die. Can't live forever - that's wishful thinkin'. Whoever said that - must of bin' drinkin'. Don't wanna grow up - I don't see why I couldn't care less if time flies by.

Olvidándome por unos instantes de la melodía que sonaba sobre nuestras cabezas, bajé la mirada hasta tropezar con las puntas de mis botas. A pesar de que eran por mera decoración, allí estaban los cordones negros que serpenteaban sobre el cuero. Los quité rápidamente y los coloqué sobre la punta del zapato. Había obligado a mi cuerpo a encogerse y estaba sentada sobre uno de mis talones mientras mantenía la otra pierna extendida.

-¡Sasiet saites!- dije con voz clara y un ligero quiebre de muñeca, pero sin atreverme a moverme más de lo necesario.

Los dos cordones se retorcieron sobre sí mismos y lentamente comenzaron su recorrido. Con movimientos sinuosos fueron recorriendo el camino correspondiente, entrelazándose y separándose. Y solo cuando un perfecto moño cubrió la parte alta de la bota, cayeron inertes sobre el cuero, como si jamás hubieran cobrado vida. Tironeé el lazo para comprobar que todo estuviera en orden y volví a alzarme para enfrentar al último encantamiento.

Volví a hechizar uno de los pupitres que esperaban contra una de las paredes, para convertirlo en una enorme calabaza. Una sonrisa macabra estaba tallada en la parte más baja, acompañada de otros cortes, que representaban los ojos y la nariz. Aquella tradicional decoración usada en fiestas paganas, iba a ser el nuevo objeto de prueba.

-¡Risus Macabre!

Un retorcido rayo se estrelló contra el zapallo, haciéndolo rodar levemente. Al detenerse sólo a un par de centímetros de donde se encontraba la profesora, una estrepitosa y maligna risa hizo eco en la habitación. Una leve sonrisa cubrió mis labios, y la sensación de rigidez desapareció de mi cuerpo, por fin.

Al correrse la cortina y dejar al descubierto aquél antiguo y soberbio armario, alcé ligeramente una ceja, sin poder evitar sentirme un tanto perdida. Y cuando la explicación llegó hasta mis oídos, la sensación de confusión no abandonó mi piel. Solo atiné a voltear levemente mi rostro y seguir con la mirada a la mujer y al joven de cabellos oscuros dirigirse al otro extremo de la habitación. Mordiendo mi labio inferior, me giré nuevamente para enfrentarme al reflejo de mi silueta descansando sobre el mueble.

Hice girar la oscura varita entre mis dedos antes de sujetarla con fuerza y alzarla, apuntando contra la unión de aquellas delicadas puertas. Al no distinguir una abertura desde dónde poder abrir esas mamparas, recurrí a aquél encantamiento que me permitiría descubrir si el armario había sido sellado mágicamente.

-¡Alohomora!- murmuré antes de observar con cierta satisfacción como un ruido sordo era precedido por la brusca apertura de las puertas, que parecían haber sido selladas anteriormente con el hechizo “Colloportus”.

Pero antes de que pudiese reaccionar, un nuevo hechizo hizo acto de presencia, haciéndome brincar hacia atrás, sorprendida. Aparté mi cabello de mi rostro e hice una mueca de irritación al escuchar aquél aullido que había sido provocado al aplicar un encantamiento sobre el mueble. Un encantamiento “Anti- Intrusos o un Hechizo de Alarma”, había sido el responsable de semejante sobresalto. Pero solo duró unos segundos antes de que el silencio volviera a reinar sobre la sala. Lancé una rápida mirada al dúo que estaba allí antes de continuar.

-¡Avis!- susurré dirigiendo mi varita al interior del armario para ver aparecer una bandada de pequeños pájaros dirigirse al interior del mismo.

Una sonrisa apareció en mi pálido rostro al detectar que había momentos en que no podía distinguir el vuelo de los pájaros allí dentro. Parecía que las aves eran capaces de surcar un espacio que yo no era capaz de vislumbrar. El “Encantamiento de Extensión Indetectable” había sido utilizado para expandirlo.

-¡Accio!

El Encantamiento de Convocación brotó de mis labios de forma enérgica y solo tuve unos segundos para reaccionar y obligar a mi cuerpo a moverse antes de que aquél enorme trozo de madera labrada me golpeara. Y en vez de chocar brutalmente contra mí, lo hizo contra una de las paredes. Por un instante temí que solo quedara poco más que inservibles astillas, pero ni un rasguño parecía haber quedado sobre la lustrosa superficie. <<Encantamiento Irrompible>> pensé antes de observar atónita como un nuevo armario idéntico al original, había tomado forma junto a éste.

No me atreví a moverme y solo osé a pedir que nada mas tocara aquella estructura. Si no me equivocaba, solo la persona que había puesto aquél "Gemino" era capaz de revertirlo.

La suave carne de mis dedos rozaba la fría y áspera pared empedrada, a medida que mis pasos avanzaban por los oscuros corredores de la Academia. Sólo mi respiración levemente agitada rompía con la soledad que me perseguía mientras que mis oscuros orbes brillaban expectantes ante la idea de volver a perderme en la piel de una ansiosa estudiante. Volver a transitar esos pasillos, traía consigo añoranzas y sensaciones que, sin embargo, no estaba dispuesta a dejar que me arrancaran de la realidad.

Al ingresar al salón en donde se impartiría la clase, incliné levemente la cabeza hacia la joven bruja de mirada verdosa que se erguía en el centro de la sala. Antes de que mis pupilas alcanzaran a recorrer el modificado entorno, mi mirada volvió a posarse sobre la profesora al escuchar las primeras palabras que amenazaron con despertar mi curiosidad. Inconscientemente, mientras la escuchaba, mis dedos jugaban con los botones de la camisa azulada que se adhería a mi torso, y con la delicada cadena que rodeaba mi garganta desnuda.

-Soy C’Nedra Malfoy- comencé sin poder dejar de jugar con el dije que reposaba contra mi pecho-Mi varita está tallada en ébano y mide 28 centímetros. Y su núcleo es de Fibra de corazón de Dragón.

Aparté mis orbes grisáceos de la mujer de cabellos rojizos para posarlos sobre la varita oscura y delicada, y bastante rígida, que ahora descansaba enredada entre mis pálidos dedos. Recordaba vagamente, como jirones de un cuento fantástico, el momento en que encerrada en esa diminuta tienda, mi mano rozaba por primera vez aquella estilizada pieza. Pero al igual que en el resto de mis recuerdos ligados a mi infancia, todo era nebuloso y oscuro. Ni siquiera podía estar segura de si esa sensación de éxtasis que ligaba a ese recuerdo, no era solo una ilusión.

-Según tengo entendido el ébano se… ¿ajusta? mejor a aquella personas individualistas, con creencias e ideales imposibles de ser derrocados. Independientes de las presiones externas.

Acompañe mis palabras de un ligero encogimiento de hombros mientras apartaba de mi rostro traviesos mechones de cabellos oscuros. Ladeé mi rostro levemente hacia el pupitre en donde descansaba la Pluma Blanca y fruncí levemente el ceño, permitiéndome unos segundos antes de acatar el último pedido de la profesora.

-Incendio- murmuré apuntando con mi varita a la pluma.

Observé en silencio como las llamas se alzaban y retorcían sobre la nívea pluma; marchitándose un poco más a cada instante mientras las cenizas comenzaban a adornar el lustroso pupitre. Sólo cuando el amargo olor a quemado hizo fruncir mi rostro, alcé mis orbes en busca de la mirada de mi tutora.

~OFF~

Buenas ^^

Me llamo Flor (porque Florencia no me gusta xD), y tengo 20 años. Vivo en Buenos Aires, Argentina; y estoy estudiando Relaciones Laborales, éste en mi tercer año- si le pusiera la mitad de ganas que a los cursos en la Academia, ya tendría mi título xD Y como mi pj, estoy ansiosa por volver a la Academia! Saludos

-Te ves ridícula.

-Por supuesto que no.

-Parece que vas a un entierro, pequeña ama.

Encarné una ceja mientras terminaba de abrochar la hilera de botones de la camisa negra que se adhería a mi torso con un recatado escote dejando al descubierto mi pálida garganta. Me volteé ligeramente antes de alisar la oscura falda que rozaba la parte alta de mis piernas, y tironeé de la puntiaguda oreja de Cassiel. Aunque solo recibí a cambio una mirada de hastío, me hizo sentir bien conmigo misma.

Estaba apurada y aquél gesto era toda la respuesta que podía ofrecerle. Más tarde, ya veríamos… Mi bolso se arrastró tambaleante hasta mí mientras intentaba mantener el equilibrio para poder calzarme. Estaba bastante segura de que mi vestuario estaba completo, pero no me detuve a comprobarlo; no quería llegar tarde y eso era lo único que ocupaba mi mente en esos momentos. Tras guiñarle un ojo a mi elfo, mis labios se tensaron levemente. Abandoné mi habitación en busca de mi nueva clase. Volvía a la Academia.

En cuanto divisé donde se impartiría la clase, inconscientemente aminoré mis pasos. Ansiosa, jugueteé con los bucles oscuros que caían sobre mi hombro al divisar a un solitario hombre. Al llegar hasta él incliné la cabeza levemente a modo de saludo y me detuve a unos pasos mientras observaba como el resto de mis compañeros llegaban justo detrás de mí. Era curioso como aquél lugar era capaz de provocarme sentimientos tan encontrados.

-Soy C’Nedra Malfoy….Y supongo que debería decir que decidí tomar esta clase porque me resulta fascinante y todo eso, pero…-me limité a encogerme de hombros, intentando encontrar las palabras correctas mientras mis pupilas vagaban por el terreno y las siluetas que había junto a mí- A decir verdad, estoy acá por un interés un tanto más…¿básico? ¿práctico? Necesito del conocimiento por una cuestión laboral, y nada más. Aunque debo de admitir que es útil- terminé un tanto a regañadientes.

El profesor había roto el círculo y sus pasos nos rodeaban a medida que llenaba el silencio con sus explicaciones. Mantuve mi cuerpo erguido y tenso, con la vista al frente, escuchándolo atentamente, pero sin seguir con la mirada su paseo. Me crucé de brazos, abrazándome a mi misma antes de volver a hablar.

-¿Solo las diferencias? Bien. Los Encantamientos añaden una nueva cualidad a algo, pero son usualmente cambios bienintencionados… y ahí está la diferencia con las Maldiciones. Éstas últimas, al contrario, tienen connotaciones negativas- resumí brevemente frunciendo levemente el entrecejo- En cuanto a la última pregunta, creo que mis compañeros podrán explicarla mejor que yo- comenté con una media sonrisa dirigida al grupo de jóvenes que estaban allí.

Buenas

Me paso un ratito a molestar para pedir unos cambios en Aspectos Físicos, Psicológicos y en la Historia ya que la narrativa es media feíta xD No estoy segura de como dejarlo para que sea mas fácil de modificar, perdón si hice lío... Desde ya, gracias

La parte de Aspecto Fisico:

 

Su mirada grisácea, surcada de oscuras pestañas, refleja cada pensamiento y deseo que recorre su cuerpo. Sus rasgos seductores se perfilan sobre su nívea piel mientras que su perfil, de un cariz travieso, rompe esa mascarada de mujer orgullosa. Unos delicados y odiados hoyuelos sobre sus mejillas al sonreír le brindan un aspecto pícaro, que contrasta con la seriedad de sus labios carmesí.

 

De cabellos oscuros que rozan su cintura y que se retuercen en pesados bucles. Es una joven alta y curvilínea, de figura estilizada. Lleva tatuado sobre la parte baja de sus caderas la palabra “Enjoy” mientras que dispersas pecas se deslizan sobre su cuerpo. Acostumbra a vestir de forma elegante y sugerente a los ojos de los demás, pero se vuelve más informal y natural al momento de estar a solas.

 

Cualidades Psicologicas:

 

El rápido descubrimiento de la crudeza de la vida, llevó a C’Nedra a convertirse en un alma solitaria. Se volvió introvertida, enterrando sus sentimientos tan profundamente como era capaz, bajo el orgullo y la creencia de que no necesita de nadie para sobrevivir. Su negación a confiar en los demás, esconde el terror a ser herida nuevamente, el volver a ser humillada y olvidada.

 

Está decidida a no otorgarle a nadie ese majestuoso sentimiento que le brinda al otro la capacidad de destruirte. Aunque se niega a dejar que se deslicen por su piel emociones llenas de realidad, ellas atacan sus sueños y su cuerpo con dureza. El pasado la vuelve débil, pero a su vez le permite sacar las fuerzas necesarias para enfrentarse al futuro y sus miedos. Delimitada por la terquedad y la inseguridad que se esconde detrás del orgullo, intenta encontrar la manera de sentirse en paz con ella misma.

 

Atrapada entre la mujer que es y la mujer que debería ser, tienta al destino intentando complacer a la niña que fue y, al mismo tiempo, a esa corrupta oscuridad que se oculta detrás su mirada. Es incapaz de afrontar el hecho de que no es posible encontrar un punto medio, en donde la inocencia y el pecado, el ayer y el hoy, puedan convivir. Esconde detrás de un aura de feminidad y elegancia, sus perversos y secretos anhelos.

Y por ultimo, la Historia:

 

<<Hay una leyenda sobre un pájaro que canta sólo una vez en su vida, y lo hace más dulcemente que cualquier otra criatura sobre la faz de la tierra. Desde el momento en que abandona el nido, busca un árbol espinoso y no descansa hasta encontrarlo. Entonces cantando entre las crueles ramas se clava él mismo en la espina más larga y afilada. Y al morir envuelve su agonía en un canto más bello que el de la alondra y el del ruiseñor. Un canto sublime al precio de la existencia. Pero todo el mundo enmudece para escuchar, y Dios sonríe en el cielo. Pues lo mejor solo se compra con grandes dolores... al menos así lo dice la leyenda>>

 

Aquella voz apagada y débil, susurrada entre la dulce agonía del último adiós y el velo de aceptación que cubría su mirada, me perseguía sin piedad. Ya no podía recordar su pálido rostro y su enredada cabellera rubia, sus ojos grises eran solo una imagen formada por mis palabras; y el recordar su tacto, solo traía escalofríos, al no poder distinguirlo. Ella solo era un difuso fantasma, una nada perfilada vagamente en la oscuridad, rodeada de sentimientos de dolor y venganza.

 

Pero eran sus palabras, las que aun azotaban mis sueños, robándome incluso ese mísero instante de calma. Mi pasaje favorito envuelto entre su tibia sangre y sus jadeos de dolor. Su vida se escapaba de entre mis pequeños e ineptos dedos y ella solo se limitaba a sonreírme con aquella dulzura que solo quien te dio la vida, puede otorgarte. Él la había asesinado y huido, él me la había robado de mi lado. Y cuando creía que aquél era todo el sufrimiento que mi cuerpo podía soportar, mi vida comenzó…

 

Conocí el hambre y el frío, el rechazo y la piedad, siendo solo una niña perdida en busca del calor que sabía que nunca volvería a encontrar. Las calles se convirtieron en mi hogar y la noche en mi aliada. La soledad y la obligada independencia penetraron en mi piel formando un escudo que aun hoy se trasluce en cada gesto, palabra y suspiro que doy. Abandonada en un mundo que no era el mío, de a poco la niña inocente se fue perdiendo y algo más tomó su lugar.

 

Con los años llegaron los nuevos peligros y anhelos. Cada esquina era un tormento que aguardaba escandalosas risas y humillaciones hasta entonces inesperadas. Pronto aprendí a cerrar los ojos e imaginar que no estaba allí, que un nuevo mundo me esperaba, en donde era yo la que acechaba entre las densas nieblas. El pecado y la astucia suavemente se fueron trasformando en algo más que simples mecanismos defensivos. Ellos fueron el camino hacia mi libertad.

 

Después de un tiempo, cuando pude finalmente encontrar aquel mundo que era mío, descubrí que aquél maldito pasaje encerraba algo más que un recuerdo. Si, había sufrido; había sido humillada, maltratada y engañada. Pero ese no era el sufrimiento que me llevaría a mi liberación. Era el deseo de venganza el que me haría atravesar una nueva agonía, mezclada con recuerdos y pasiones. Y solo atravesando ese sendero teñido de dolor, podría, por fin, alcanzar la codiciada redención.

 

Una imponente y oscura puerta se alzaba ante mis pies. Aquel pedazo de madera era lo único que se interponía entre mi nuevo reto y la ansiada sensación de satisfacción al vencerlo. Hacía unos instantes una joven había salido de allí y ahora era mi turno para ingresar a aquella caprichosa habitación. Mis oscuras pestañas formaron pálidas sombras sobre mis mejillas al cerrar los ojos unos instantes antes de fijar el acero de mi mirada sobre los detalles que adornaban la puerta. Alcé una pálida mano y empujé…

Las densas ráfagas de viento me envolvieron con fuerza y oscuros mechones de cabello se arremolinaban frente a mi rostro, impidiéndome ver con claridad. Por un segundo, lo único que percibí fue el ensordecedor murmullo de las aguas al correr y la brisa escurriéndose entre las copas de los arboles. Pero algo desgarró con fuerzas la superficie del río, justo detrás de mí, salpicándome y rompiendo el hechizo que por un instante me había hecho olvidar donde me encontraba.

Intenté girar sobre mí misma, para ver con mayor claridad los gruesos y marchitos troncos que ahora se amontonaban detrás de mi silueta. Pero el roce del taco de mi zapato hizo desprender unos pequeños guijarros, a los que observé con cierto pánico, caer olvidados entre el vaivén del agua. No podía moverme, parada donde estaba, sobre una diminuta saliente rocosa y rodeada por un círculo carmesí que me hizo levantar la cabeza con brusquedad y fijar mis dilatas pupilas en lo descansaba justo frente a mí.

Una fina llovizna comenzó a caer justo en el mismo instante en que grababa con total precisión en mi mente, el dibujo de una pequeña roca y su correspondiente circulo rojizo. Solo tuve un mísero y efímero instante para recordar aquello, porque antes de que pudiera reaccionar, más arboles, con sus robustas cortezas y tupidas copas, cayeron sobre el rio. Ya no podía ver la pequeña roca gracias a las ramas entrecruzadas que estaban a la altura de mi rostro, pero si vislumbré con claridad el alto y esquelético árbol a mi izquierda que amenazaba con caer sobre mí.

<<Presta atención, C’Nedra. No olvides dónde estás. Recuerda>> Aparté con firmeza el pánico que por un momento había empezado a recorrer mis venas y me concentré en aquello que tenia frente a mí. <<Destino>> La órbita roja sobre la áspera roca llenó mi mente y me aferré a ella con toda mi alma. <<Determinación>> Estaba decidida a pasar aquél reto, mi cuerpo entero estaba volcado a aquella tarea y sabía que lo lograría. <<Deliberación>> La última de las 3D’s, aquella que era la reencarnación de la resolución que había tomado; iba a aparecer en ese infernal peñasco.

La esperada y aterradora sensación de ser arrancada con fuerza de aquél lugar, me llenó por completo. Apreté con fuerza mis párpados, levemente azulados, como si con ese gesto pudiese alejar el nudo del estomago y la fría palidez que cubría mi piel. Al sentir de nuevo algo firme bajo mis pies, y clavándome las uñas contra la suave carne de mis palmas, abrí lentamente los ojos. Lo había logrado.

Cuarta Planta, Psiquiatría y Psicología

Las grises calles londinenses, silenciosas y frías, me rodeaban con absoluta indiferencia mientras el taconeo de mis pasos rompía con descaro tanta soledad. Saqué los guantes de cuero negro de mi cartera al notar que mis pálidos dedos comenzaban a enfriarse y un halo de vapor se escapaba de entre mis rojizos labios. Podía sentir como el frío acariciaba cada parte de mi cuerpo y las heladas ráfagas de viento se clavaban filosas contra mi piel.

Dudé unos instantes, pero luego me detuve junto a un pequeño puesto ambulante donde servían café. Aunque no me agradaba aquél liquido oscuro de peculiar fragancia, mi cuerpo necesitaba de algo caliente para afrontar el largo día que me esperaba. Mientras observaba como se formaban pequeñas ondas sobre la superficie del vaso e irritantes gotas de lluvia comenzaban a caer, me dirigí con rapidez hacia el destartalado local.

Al cerrarse las puertas del ascensor mi ceño se frunció levemente. No me agradaba la sensación de hallarme prisionera en aquél reducido espacio. Meneé la cabeza, quitando oscuras imágenes que llenaban mi cabeza mientras intentaba quitar las gotas cristalinas que entorpecían el largo tapado azul que se adhería a mi silueta. Deslicé el pañuelo de seda alrededor de mi desnuda garganta y esperé con impaciencia y cierta aprensión a que las puertas volvieran a abrirse.

La cuarta planta me recibió con su usual y escalofriante silencio. Al alzar el vaso hacia mi boca, oí unas voces que venían de uno de los cuartos que se hallaban allí cerca. Me acerqué con rapidez para descubrir a dos figuras que se alzaban junto a una camilla, en donde reposaba inquieto un joven. Alcé mi mano y mis nudillos golpearon con suavidad el marco de la puerta para anunciar mi presencia. Solo el tintineo de los frascos, el chirrido de las máquinas y las incoherentes palabras que surgían de los agrietados labios del hombre rompían el silencio.

-¿Hay algo pueda hacer?- murmuré a la pareja mientras olvidaba el café sobre un escritorio y alzaba mis níveas manos para recoger mis oscuros cabellos en un moño- Soy C’Nedra Malfoy, aprendiz- continué mientras me acercaba hacia la metálica camilla que amenazaba con derrumbarse ante los furiosos intentos del hombre por deshacerse de las correas que lo sujetaban. Me detuve junto a la cabecera, pero mis manos no amagaron a tocar al hombre, por temor a que aquello reavivara la confusión del joven. Alcé la mirada, esperando alguna orden.