Jump to content

Meissa de Orión

Magos
  • Mensajes

    64
  • Ingresó

  • Última visita

Mensajes publicados por Meissa de Orión

  1. Meissa siguió con la mirada al pequeño pajarito mientras éste volvía a su casa... con tan mala suerte que chocó contra un cristal que rondaba por ahí. ¿De donde había salido? eso era algo que poca gente conocía y aun menos intentaba conocer. Tras eso conectó su mirada con la de Eled y no pudo evitar soltar una carcajada al darse cuenta de la cara que había puesto tras ver su intercambio de "palabras" con el pequeño pájaro.

     

    -Se llama Ambrosio - le dijo con una sonrisa en la cara - En fin - siguió cambiando de tema - Como bien has dicho, los primeros tres puntos ya están cumplidos, así que solo queda darnos la bienvenida y... - hizo una parada para mirar la hoja y darse cuanta de que aun quedaban bastantes cosas - ¿He dicho solo? ¡Quería decir aun nos quedan un montón de cosas...! En el lugar dónde pone varios ¿podemos poner: atar al Guardián de Varitas en la fuente que tanto ama? Quedaría perfecto como estatuilla de esas que echan agua por la boca - bromeó

  2. Meissa sonrió disimuladamente al ver entrar a Amya con restos de Donuts en el traje. ¡Menuda jefa le había tocado...! pero igualmente le encantaba, no podía evitar sentir simpatía por aquella chica que, sin vergüenza alguna, se había zampado todos los donuts de la... ¿jefa mayor? Solo el pensamiento hizo que su sonrisa se ampliara unos centímetros.

     

    Después recordó como antes habían mencionado a una tal Babila... ¿o era un tal? Realmente no entendía los nombres humanos, no sabía diferenciar los masculinos de los femeninos, pero de momento no había tenido ningún problema con eso, se limitaba a utilizar adjetivos unisex y que se arreglaran ellos.

     

    En esos pensamientos estaba cuando, por el rabillo del ojo pudo ver a Ambrosio, un pequeño colibrí que había conocido en el Departamento de Transportes, cuando había ido al examen para poder ir con escoba de allí para allá. Ambrosio parecía contento de encontrarla, o al menos eso creyó la elfa que le sonrió al notar como se posaba delante suyo, encima la mesa.

     

    -¡Hola Meissa! - le dijo el pequeño pájaro, y aunque ella lo entendía y podía hablar con él sabía que sus compañeras no podían - Te he estado buscando, perdiste esto en el otro departamento - siguió y tras decir eso soltó de entre sus pequeñas patas una de las pequeñas piedras de luna que en teoría tenía en la frente. Meissa se la tocó entonces, curiosa, y notó como le faltaba una de al lado de la sien.

     

    -Gracias, eres un encanto - le dijo en elfico antiguo mientras se colocaba su joya, tras hacer eso se despidió del pájaro con un movimiento de mano y se centró en la reunión que tenía.

  3. -Ya se que no estamos en mi tribu y que aquí no es que sea una más, sino que soy una simple aprendiz, pero no voy a permitir que mientan sobre lo que yo hago o dejo de hacer - dijo poniéndose seria - Y mucho menos voy a dejar que se metan con los míos cuando estos no tienen culpa de nada - siguió mirándola a los ojos, sin dudar un ápice - En cuanto a lo de sus papeletas... aun me quedan dos como mínimo, ¿no? - dijo con una sonrisita pícara en los labios, perdiendo su seriedad.

     

    Después de decir eso cogió uno de los papeles que Sagitas le había ofrecido y se puso a estudiarlo. Había cosas extrañas, otras aun peor, pero en general todo estaba dentro de la normalidad de su jefa.

     

    -¿Como son esos globos? - preguntó ya que jamás los había visto - ¿Podrías hacer un dibujo o tienen una foto con ellos?

  4. -Perdón jefa - se disculpó sin de verdad sentirlo. Su mirada estaba fulminando la puerta del ascensor por donde aquel hombre se había marchado - Me sulfuro cuando se meten con los míos - admitió con una sonrisa que contrarrestaba con la mirada algo furiosa de Sagitas.

     

    Tras eso se fijó que el suelo no estaba tan inundado como lo había estado minutos antes, pero también se dio cuenta de que no había ninguna fregona por allí así que fue atando cabos poco a poco y se dio cuenta de que podría haberse ahorrado todo ese marrón con un simple movimiento de varita... realmente era extraño eso de ser mago.

     

    Poco después, ya seca, se dirigió a su jefa - Un niñato con complejo de escoba se chocó contra mi y me hizo caer a la fuente - se excusó - Y ese hombre bien que ha venido a quejarse, pero en ese entonces no me ha ayudado para nada.

     

    Tras decir eso vio pasmada como Sagitas se ponía a hiperventilar y era conducida a un sofá. Eso la preocupó un poco, jamás la había visto de aquella manera y realmente era extraño.

     

    -¿Esta usted bien? - le dijo trayéndole un vaso de agua - En cuanto a lo de más sorpresas... no sé, pero miré la parte positiva, contra más movida más clientes -

  5. Meissa escuchó como alguien entraba en el departamento y no pudo evitar salir de la Sala de Reuniones para ver quien era. Sonrió al ver a Xell con el pelo mojado pero sus facciones se endurecieron al escuchar lo que decía el hombre... aunque tuvo que forzarlas un poco al escuchar la excusa de Xell... era tan falsa que le entraron unas ganas de reír brutales.

     

    -Que yo sepa - empezó dirigiéndose al hombre con cara seria - No fue culpa mía que un mago sin sentido común me tirase a la fuente- dijo con desprecio - Estoy segura de que si alguien estuviera haciendo bien su trabajo nada de eso hubiera pasado - siguió acercándose a ellos - En cuanto a Xell... ¿tan poco mundo tiene como para no darse cuenta de su embarazo? Creía que los empleados del ministerio tenían más... ¿sentido común? ¿inteligencia? Elija la que usted quiera - siguió y después con un suspirando burlonamente dijo en voz lo suficientemente alta para que el hombre la escuchase - Hay algunos empleados que son un autentico insulto para el buen funcionamiento de este Ministerio.

     

    Tras decir eso se dio la vuelta y sonrió a sus compañeras.

  6. -Voy a buscar una toalla - le dijo a su jefa mientras se acababa de comer el donut - ¿No tendrá por casualidad una... no? - preguntó pues era cierto que en el ultimo momento en vez de ir a la sal fue en busca de la toalla perdida. Negó con la cabeza al ver que esta entraba en una habitación y la siguió con un charco a sus espaldas, como si fuera el velo de una novia - ¿Como hago desaparecer el agua? - le preguntó a Cari, que por cierto se estaba comiendo otro donut.

     

    Desechó la idea con una mano y se sentó en una de las cómodas sillas que había allí, oyendo un sonido de chapoteo en cuanto se acomodó, aunque no creías que Meissa se avergonzó, no, ¿para que? Le habían pasado cosas más vergonzosas que aquella... aunque ahora que lo pensaba jamás se había disfrazado de fuente, por lo que era una buena oportunidad para empezar.

     

    -Bueno, pues... cuando queráis empezamos - dijo obviando el charco que se estaba formando a sus pies. Como absorben los vestidos elegantes pensó con una sonrisa en la cara.

  7. Meissa entró en el departamento con paso seguro y tranquilo, tanta tranquilidad inundaba su ser que nadie habría adivinado nunca que había llegado por los pelos y corriendo como alma que lleva el diablo. Por otro lado aun no había conseguido secarse en ningún lado por lo que su pelo y sus ropas seguían chorreando agua

     

    -Hola ¿Llego tarde? – preguntó aunque sabía perfectamente que no era así. Después se encaminó a la sala de reuniones ¿cómo sabía donde estaba? Ni idea, pero algo le decía que esa era. Miró a sus compis para ver si alguno tenía una toalla, no tuvo esa suerte por lo que se dirigió a su destino. Por el camino, como no, cogió uno de los Donuts que Sagitas había traído.

     

    Estar mojada le daba hambre.

  8. http://i45.tinypic.com/b55d9z.jpg

     

     

    Meissa bajó del ascensor con una mirada de agobio total. No soportaba aquellas habitaciones enanas en las que tenías que tener cuidado pues un simple descuido podía hacer que murieras pisado por aquella masa de gente. Por no hablar de aquellos aviones de papel que parecían ansiosos por darte en un ojo. Simplente agobiante.

     

    Con la sonrisa ya recuperada empezó a caminar de allí para allá, mirando todo lo visible, admirando a ciertos magos realmente atractivos y asqueándose al ver algún que otro chicle que parecía que iba a criar… ¿caramelos? en fin, que parecían tener vida y eso realmente daba MUCHO asco.

     

    Unos metros más allá pudo ver a Cari, una de sus compañeros de trabajo, y con una sonrisa en la cara se dispuso a ir hacia ella ya que ésta parecía más perdida que un pulpo en el desierto. Justo cuando estaba a punto de llegar a ella pudo notar un golpe en uno de los costados. Un chico acababa de llegar corriendo y se había chocado con ella, haciendo que la elfa cayese en una fuente que había por esos lares.

     

    -¿Eres tonto o pellizcas cristales? – le gritó furiosa mientras salía de aquel, aunque no querido, refrescante baño. El chico simplemente se rió con sorna y se fue antes de que a la Haughton le entrasen ganas de asesinarle.

     

    Caminó con pesadez hacia Cari, notaba como la ropa le pesaba y estaba segura de que estaba haciendo un camino de agua por donde pasaba, pero le daba igual, si se caían que se fastidiaran.

     

    -¿Te has perdido? – preguntó sonriéndole pero de repente entró en una habitación y Meissa, curiosa, la intentó seguir, pero la puerta desapareció. Mosqueada se caminó delante del lugar donde su compi había desaparecido, deseando un lugar donde poder secarse.

     

    Y, de repente la puerta apareció, pero Meissa no pudo entrar ya que, no sabía el porqué, sentía como si su departamento la llamara.

  9. Meissa miró a ambos lados, pero como parecía que aun quedaba un ratito para la reunión decidió dar una vueltecita por el ministerio. Se recogió el pelo en una coleta alta y se echó un encantamiento para acortar su vestido hasta un poco más arriba de las rodillas. Hacía mucha calor.

     

    -Me voy a dar una vuelta - le dijo a sus compañeros con una sonrisa en los labios - ¿Podríais avisarme en cuanto empiece la reunión? - preguntó con medio cuerpo fuera del departamento. Al ver el gesto afirmativo de uno de ellos sonrió y se fue a investigar.

  10. Meissa miró divertida a la gente que la rodeaba, en apenas unos minutos habían aparecido personas de lugares inimaginables, pero la elfa, como buena equilibrista-secretaria-camarera-y-funcionaria supo arreglárselas bien. Es lo bueno de trabajar cara al publico.

     

    -Para los que no me conozcan, que por lo que veo sois pocos – dijo lo ultimo en voz baja, casi imperceptible. A la mayoría los conocía del Callejón Diagon – Me llamo Meissa De Orión Haughton Ryddleturn pero me podéis llamar Meissa o Mei, como prefiráis… tengo muchos apellidos, y eso que no he dicho todos mis nombres – rió de buena gana – en mi cultura es la costumbre ponerle a tus hijos los nombres de la madre o padre tras el suyo, así que tengo unos trescientos treinta y tres nombres, que yo recuerde – volvió a reír, era cierto que tenía tantos nombres pero por supuesto no se sabía ninguno a partir del suyo – Bueno, que me podéis llamar Meissa, Mei, Issa, Meiss o cualquier otro diminutivo que queráis y… bueno, encantada de conoceros y trabajar aquí.

     

    Miró a ambos lados, intentando recordar todas las caras.

     

    -Después del cariño con el que nos ha acogido la jefa, será imposible que nos marchemos – bromeó haciendo referencia a la cara de desanimo que había puesto Sagitas al verla. Después se agachó esquivando un avión de papel.

  11. Meissa sonrió durante un segundo antes de que su rostro se mostrase estoico. Realmente aquella clase, para bien o para mal, la estaba marcando profundamente. A unos metros de ella pudo observar como sus compañeras acababan de contestar las preguntas de su profesora pero, aunque esa era su intención, no pudo llegar a escuchar toda su conversación. Lastima, le hubiera gustado conocer al cien por cien a sus compañeras.

     

    Paso poco tiempo hasta que su profesora mortifaga hizo el siguiente paso. Comenzó a hablar sobre en su opinión uno de los lugares mejor guardados del mundo… y en un principio Meissa creyó que la llevaría al lugar donde tenían la formula de la Coca-Cola, una extraña bebida que le dio una vez a probar una amiga suya, una medio humana. Las palabras que dijo tras eso la quitaron de su ensoñación pero aun así no se decepcionó. Tenía buena pinta aquella “aventura”.

     

    Llegaron poco después, tras traspasar un portal algo siniestro y despedirse de la Stark con un movimiento de mano rápido e infantil (tal y como ella quería). Su boca se abrió ligeramente, era increíblemente precioso y se lo hizo saber a sus acompañantes. Desde hacía bastante tiempo tenía una idea de la belleza un tanto extraña, o eso le decía su madre, pero es que absolutamente todo de aquella fortaleza le llamaba la atención. Tanto que se enfurruñó un poco cuando vio que no iban a entrar.

     

    Al poco su profesora empezó a hablar. Sus palabras sonaban suaves en sus oídos y no podía negar que se le estaban metiendo en la cabeza suavemente, sin molestar ni enfrentarse a ninguno de sus ideales. Las palabras Semper Fidelis se mostraron en su mente en aquel preciso momento y, aunque intuía lo que significaba, no conocía perfectamente su traducción. Bastante que hablo trece idiomas pensó intentando encontrar una escusa para su falta de conocimiento de ese.

     

    -Bueno – empezó a decir en cuanto fue su turno para hablar – hay algunas preguntas que yo tenía y que mis compañeras ya se han encargado de hacer, así que hablaré de cosas mas… mundanas, si no le importa – siguió con una sonrisa en la cara – Cuando aun no había decidido entrar en la Marca empecé a trabajar en un bar del Callejón Diagon, uno en el que sus jefas son Fenixianas. Realmente estoy muy bien allí, no lo puedo evitar, y jamás hemos entrado en términos de ideales – su voz sonó un poco más dudosa en ese momento – ¿Si entro en la marca he de dejar ese local? ¿Las tendré que atacar o podré simplemente pasarle ese trabajo a otros?

     

    Aunque la pregunta parecía un poco tonta tenía un significado velado para ella. Si formaba parte de la marca, ¿tendría que renunciar a sus amigas? O por el contrario ¿tendría libre albedrio?

     

    Meissa se temía más lo ultimo que lo primero.

  12. Mica Pérez

     

    Mica observó la pared que tenía enfrente, todos sus relieves, sus cambios de tonos en algunas zonas, sus pequeñas salpicaduras de tinta negra en otras… un pasatiempo un tanto aburrido para algunos, pero para él, que se estaba casi durmiendo en la clase, era lo más emocionante del mundo. Fue entonces, justo cuando su mirada llegó a un pequeño grumo de pintura, cuando por la puerta entró un hombre.

     

    No era muy atractivo, o al menos eso le pareció al veinteañero, pero parecía ser una buena persona, debajo de aquellas capas de sudor y grasa… Mica retuvo una arcada justo a tiempo, antes de que nadie se fijara en él. Realmente cada vez mi problema con las personas es peor pensó con una sonrisa ladina si no tienen algo perfecto no me caen bien. Y tenía razón, en general la gente le caía bien porque tenía los ojos bonitos, las uñas arregladas o simplemente le gustaba su corbata, aunque en algunos casos especiales un comentario realmente perspicaz también gana su simpatía. Desde pequeño había sido criado con esa mentalidad y ya no había forma de cambiarla.

     

    Se levantó con cuidado justo en el momento en el que sus profesores se lo dijeron y esperó a que todo el mundo estuviera en fila antes de ponerse él. El pensamiento de estar envuelto en una masa de gente, toda tocándole, le daba repulsión, asco, ansiedad, así que intentaba no ponerlo en practica.

     

    Llegó a una escalera de mármol poco después. En ella pudo ver a un hombre de pelo rubio y ojos escalofriantemente azules. Ojos tan azules como los de mi madre biológica pensó mientras recordaba cada segundo de aquel fatídico 31 de octubre, cuando ellos perdieron la vida en un asalto a su mansión. Desechó esos pensamientos moviendo ligeramente la cabeza, ese no era el momento de pensar en ellos y, además, el color de ojos de madre era más azul.

     

    Se acercó con cuidado al cuerpo. No tenía miedo, repulsión o asco, no, tampoco era fascinación o curiosidad lo que mostraban sus orbes castañas. Era más complicado que todo ello junto. Mica se agachó lentamente, sentándose sobre sus talones, y con suavidad cerró los ojos sin vida de aquel hombre y sobre estos puso dos monedas.

     

    -Para que pague al barquero – explicó a nadie en particular, haciendo referencia al mito griego – Paga al barquero para cruzar el rio de las almas en pena, algunos dicen que es el Estigia el que has de traspasar, otros el Aqueronte te harán cruzar. Dos monedas de plata por si te equivocas en tu viaje al más allá, dos monedas para que no vivas cien años como una alma en pena- recitó en voz grave y lenta, como saboreando las palabras de aquel poema que leyó cuando apenas tenía cinco años.

     

    Se levantó entonces con algo de pesadez en el cuerpo, observando a aquella persona. A su lado uno de sus compañeros se acercó peligrosamente, haciendo que él retrocediera. Era todo tan… perfecto. No es que un asesinato fuera perfecto, pero el modo de cometerlo si que lo era. Escalofriante.

     

    -No creo que haya sido un lío de faldas – empezó, recordando lo que había dicho uno de sus compañeros – Si así ha sido, que golpe se ha dado contra el suelo – bromeó aunque no sabía no sabía porqué – En cuanto a lo otro… creo que es un poco difícil juntarlos a todos en una habitación, si te parece bien te ayudo – le dijo a otro de los chicos, el que había dado la idea.

     

    OFF:

     

    Edito la ficha de Mica

     

     

     

     

    FICHA DE PERSONAJE

    Rol Avanzado XXXVIII

     

     

    Nombre del personaje: Mica Pérez.

     

    Edad: 21 años

     

    Características Físicas: pelo castaño oscuro, liso y largo hasta los hombros. Ojos grandes y castaños, con unas pestañas largas y tupidas, y cejas finas, aunque jamás se las ha depilado (porque no le ha hecho falta)

     

    Piel morena y tersa, marcada por diversos tatuajes: un par de pistolas Mágnums en las caderas y un corazón alado tribal formado por dos serpientes negras sobre el suyo propio. Por otro lado, en cada uno de sus brazos, justo por donde estos se juntan con el hombro, las letras NJ (en el derecho) y las DMI (en el zurdo) están escritas dentro de una luna y un sol tribal respectivamente. El significado: Nadine y James eran los nombres de sus padres biológicos, la luna simboliza la distancia, elegancia y fría belleza, mientras Diego, Marta y Isa, sus padres y hermana actuales, están es un sol que da calor y vida.

     

    Normalmente viste camisetas de tirantes oscuras y pantalones largos negros. Collares de pinchos estilo perro y pulseras del mismo estilo no le abandonan.

     

    Características psicológicas: Mica es una persona excéntrica, extrovertida, divertida y con una sonrisa permanente en sus labios, a pesar de su pasado. Aunque actualmente sea una persona desordenada y descuidada, en su día fue criado como el noble que es así que sus modales pueden llegar a ser pulcros y extremadamente educados, aunque poca gente lo ha visto así. La contrapartida de esa crianza es que su subconsciente no le permite aceptar a nadie que no tenga algo en especial. Es decir, tiene que o tener los ojos bonitos, o una nariz perfecta o ser muy inteligente. Es un poco superficial en una primera impresión.

     

    Odia a la gente simple o que “mira pero no observa” frase que adoptó de su ídolo Sherlock Holmes. Es observador nato y pilla las cosas a la primera, aun así la primera impresión es que es alguien un poco tonto y sobretodo nada inteligente. Mica lo sabe pero aun así le gusta sacar ventaja de ese punto.

     

    Es difícil que confíe en los demás, y rehúsa del tacto, pero no al trato, humano, odia que le toquen o invadan su espacio personal, excepto las personas de su total confianza. Quitando eso es un buen conversador y no se calla ni debajo del agua.

     

    Desde pequeño fue criado por Marta, así que aunque respete a sus padres biológicos, ella siempre será su madre y la defenderá de todo.

     

     

     

  13. Meissa miró con algo de curiosidad al hombre que tenía delante y que se presentó como Hugo J. Haughton, el hombre que estaba buscando. Era un poco más bajo que ella, aunque la elfa no utilizaba tacones, y sus ojos eran de un inquietante color claro. Y muy grandes, o al menos eso creía ella, que se esperaba encontrar con un hombre más viejo y con el rostro semejante al de una tortuga milenaria.

     

    -Encantada de conocerla, señor Haughton – dijo con una seriedad que realmente no sabía de donde la había sacado. Se acomodó un poco el vestido rojo que llevaba aquel día y siguió con su presentación – Mi nombre es Meissa de Orión Haughton Ryddletun, pero si no le molesta prefiero que me llame simplemente Meissa.

     

    Tras decir eso siguió a aquel hombre por donde quisiera llevarle. Por suerte aquel día había decidido adecentarse y aunque sus tatuajes, en especial el de la cara, no fuesen muy formales, el vestido color rojo sangre le sentaba bastante bien. Y sobretodo no parecía una indigente con él. Entró entonces a una estancia bastante amplia y se sentó en un asiento bastante cómodo.

     

    -Antes de nada, y porque no estoy segura de si se lo he dicho antes – empezó – soy la secretaria de lady Sagitas – hizo una pausa preguntándose mentalmente como preguntarle a ese hombre de apariencia sería lo que quería saber -. Dicho esto, lady Sagitas me envía para preguntarle si un humano y un fantasma pueden contraer nupcias – soltó de sopetón, sintiéndose un poco incomoda por la pregunta.

  14. Meissa escuchó a su profesora con los ojos cerrados. Si alguien externo a ella preguntase el porque de esa acción, la elfa respondería de inmediato que para que ninguna de las letras dichas por su profesora se escaparan de su mente. Éstas vagaban por su cerebro de aquí para allá, algunas incluso bajaron hasta su corazón, allí donde esas ideas ya estaban arraigadas. Suspiró pesadamente aun sin abrir los ojos, pensando en todas las preguntas que le había hecho Pandora. Algunas eran fáciles de responder, otras las tenía que pensar un poco más, pero creía que podía responderlas todas.

     

    -Si empezamos por el principio – dijo abriendo los ojos y centrando su mirada en su profesora – No culpo a los muggles de la “destrucción” de las criaturas mágicas, sino del… ¿desequilibrio? – dudó un poco en esa palabra, no sabía la traducción precisa de la palabra que quería mostrar así que suponía que aquélla podría servir - que han formado. Se perfectamente que entre nosotros tenemos muchísimas luchas, algunas absurdas, otras aun peor, pero siempre ha sido así y jamás nos hemos exterminado por ello – chasqueó la lengua ligeramente, tratando de dar a entender su punto de vista – Y es cierto que hay muchísimos casos de vampiros, de hombres lobo, de veelas y de… ardillas – no sabía porqué había dicho aquella absurdez de las ardillas, pero no se retractó y siguió – que se habrían salvado con un solo hechizo, pero si desde un principio los humanos no se hubieran metido de por medio, no hubieran necesitado.

     

    Paró unos segundos para respirar, recordar la pregunta que le había hecho su profesora y cederle a ésta unos segundos para procesar su respuesta, realmente se había enrollado en un punto sin pregunta, pero no apetecía que la Stark pensase que tenía una idea del mundo que en realidad no tenía.

     

    -Si entramos en su siguiente punto – siguió sin perder la sonrisa tranquila que había adoptado al principio de su discurso – Entiendo que crea que tengo un ideal errático, es lo más normal del mundo ya que usted es una fenixiana – respiró hondamente antes de seguir – Y, aunque ni me va ni me viene, también entiendo que los ideales que tengan los de La Marca sean del exterminio de los sin magia, los impuros o como quieran que les llamen – suspiró – allí no me meto, puede ser que tenga unos ideales afines a la Marca pero no por ello han de ser iguales. Me uno a la Marca porqué es con ellos con los que tengo una oportunidad de ayudar a que los que verdaderamente me importan – alzó un poco las manos, gesticulando suavemente – Quiero ayudar a los míos, como usted quiere ayudar a los suyos. Simplemente hemos cogido caminos diferentes para un objetivo semejante.

     

    Cayó unos segundos más, esperaba no haber sido muy ruda o haberle faltado el respeto a Pandora diciendo que sus objetivos eran semejantes.

     

    -Lo siguiente que ha dicho – prosiguió – es que solamente han secuestrado a mi tío, que las diosas lo tengan en su seno – oró con los nudillos posados en el corazón – Perdone que le diga que está muy equivocada. En tan solo once años, ciento cincuenta elfos, trescientas sirenas y tritones y quince centauros han sido desaparecidos por “causas científicas” – entrecomilló las palabras con asco impregnado en ellas, aunque le duró poco pues intentó mostrarse serena – Y esas han sido tan solo los… ¿greths? – se lo pensó un poco, tratando de pensar en la traducción a aquella palabra, realmente cuando se enervaba pasaba a su idioma. De repente le vino la palabra a la mente, como si una hoguera ya decrepita hubiera decidido volver a vivir – casos confirmados por mi misma – le surcó un escalofrío por la espalda y sus ojos fueron impregnados de dolor – No sabe usted lo que les hacen, señora, no lo sabe usted – se preparó mentalmente para seguir – Y si al menos sus muertes hubieran servido para algo… en serio ¿qué beneficios les han aportado a los muggles que ellos muriesen, que beneficios? ¿Qué les hemos de decir a sus esposos y esposas, a sus padres y a sus hijos? ¿Qué han muerto con honor? ¿Qué han muerto por los suyos? No queremos mentirles así…

     

    El pesar y la desolación inundaron su ser y salieron por su mirada durante unos segundos, hasta que consiguió devolverlos a dónde habían estado hasta entonces.

     

    -Sutil y directo – suspiró haciendo referencia a la definición del AK que la otra le había dado – Ojalá mis amigos hubieran muerto así – le dijo mirándola a los ojos, intentado que la otra entendiese un solo segundo de su sufrimiento – Cambiando de tema, me has comentado algo sobre Voldemort… se quien es. Es UN mortifago que tenía SU sequito y se dedicó a matar criaturas por SU cuenta y riesgo – dijo, remarcando algunas palabras – Poniendo este ejemplo, está haciendo que toda una sociedad sea representada por un solo individuo – siguió – Un individuo que no sabía mirar más allá de sus… iba a decir narices, pero creo que no tenía muchas que digamos – dijo con una mueca divertida, mientras se le escapaba una risotada -. En fin, una persona que se creía el mejor y nunca entendió que la magia más fuerte y antigua es la que no se hace con varita.

     

    El viento que desde hacía un rato no soplaba volvió ha hacerlo.

     

    -El poder se puede utilizar de muchas formas – dijo intentando serenarse, aunque externamente no se notase su nerviosismo – Y es el individuo el que decide hacer lo que quiera con él. Voldemort decidió exterminar a diestro y siniestro con él. Yo quiero emplearlo para proteger a los míos, para intentar que las posiciones se inviertan, un tiempo al menos. No quiero matar sin razón, tampoco quiero que me maten sin una.

     

    Estiró un poco los brazos, que ya los tenía un poco dormidos de no hacer nada.

     

    -En cuanto a los elfos de Ottery… sé que los matan sin razón, y me da rabia y pena, son de los míos y por tanto intento que estén lo mejor posible, y si no lo consigo ahora, tenlo por seguro que lo haré – suspiró algo cansada – En realidad, da la sensación de que, perdone si la ofendo, peor generaliza en demasía cuando habla de la Marca. Dice que todos matan elfos, que todos exterminan a la gente… o esa es la sensación que tengo yo.

     

    Chasqueó la lengua una ultima vez, le gustaba hacerlo, le producía tranquilidad aquel inusual sonido.

     

    -Las criaturas mágicas son sin dudar alguno más puras en cuanto a magia que los humanos, aunque tampoco es que eso importe mucho – siguió, contentando su ultima pregunta – Básicamente porque podemos jurar y perjurar que nada sin magia es un antepasado nuestro… los humanos pueden mentir, si un elfo, por ejemplo, se juntase con un humano… se le notaría en el aura y las facciones - miró a un árbol durante unos segundos, antes de volver la vista a su profesora - No le marginaríamos, por supuesto, ni les cazaríamos, son de los nuestro y a los nuestros les protegemos. – volvió a suspirar por enésima vez en lo que llevaba de clase – No mataría a la niña, porque ningún ideal te ha de privar a hacer lo que tu crees correcto. Preferiría morir, porque eso quiere decir que me he equivocado… ¿sabe una cosa? No sabré si me he equivocado o no hasta estar delante del problema.

     

    Y finalizó su perorata ahí, con una frase que muchos considerarían horriblemente cursi o sin sentido. Pero que para ella era lo más importante del mundo pues ¿quien alguna vez a ganado sin arriesgarse?

  15. Meissa buscó alguna cara conocida de entre la multitud apabullante que había en el departamento... nótese la ironía. La sala donde ella había entrado estaba desierta, es más, habría jurado bajo los efectos veritusenum o como se llamase aquella poción que te hacía decir la verdad, que había visto caracoles haciendo más ruido.

     

    Suspiró hastiada, la luz estaba apagada, pero aún así (y sin utilizar sus "poderes" elficos ) pudo distinguir la silueta de una escoba a unos metros suyos. Curiosa salió de la sala para mirar en que habitación se había metido y rió de buena gana al darse cuanta de que, no sabía como, se había metido dentro de un armario de limpieza.

     

    Siguió entonces caminando, mirando todas y cada una de las cosas que iban apareciendo en su campo de visión hasta que, tampoco sabía como, llegó al departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes. Se miró en un vidrio que había por ahí, y que servía perfectamente como espejo, y se adecentó un poco el vestido negro que se había puesto aquel día. Estuvo tentada en ponerse alguno de sus "uniformes", aquellos trajes de su tribu, pero decidió dejarlo por el momento. Ya se lo pondría en cuanto cogiera más confianza con sus compañeros.

     

    Entró entonces con una sonrisa radiante en la cara, cualquiera diría que ese día empezaba a trabajar, y se dirigió con un paso confiado a una chica que se estaba quitando los zapatos en aquel preciso momento. Esquivó algún que otro avión de papel haciendo equilibrismo con sus zapatos rojos de tacón hasta llegar allí.

     

    -Me llamo Meissa de Orión Haughton Ryddleturn - le sonrió dándole la mano, sin renuncia - Empiezo hoy, ¿su nombre es? - preguntó con curiosidad mientras admiraba su vestido color verde limón

  16. Meissa miró a ambos lados, perdida. A su alrededor las personas se arremolinaban sin ton ni son y ella ya no sabía a quien preguntar para encontrar al tal Hugo J. Haughton. En su mano llevaba la tarjeta de identificación que le había dado Sagitas, su jefa, con la que se acreditaba como mandada del Buffette Vladimir.

     

    -Perdone - le dijo a un hombre de aspecto imponente, por no decir otra cosa - ¿Sabe usted donde encontrar al señor Hugo Haughton? - se había saltado la letra del medio porque de repente no se acordaba de cual era - He de preguntarle una cosa, me manda Lady Sagitas Potter Blue - le enseñó la targetita.

  17. Meissa chasqueó la lengua en cuanto vio el recuerdo de Kriss. No porque fuese malo, ni penoso, ni cutre, no, esos apelativos habrían sido injustos y a la vez mezquinos. Era porque jamás se le había pasado por la cabeza tener que luchar contra Kriss, la chica que consideraba como amiga, no cercana, pero si con posibilidades de serlo.

     

    Fue en ese entonces cuando vio como una de sus profesoras, Alyssa, le preguntaba unas cosas a Erath, después a ella y finalmente a Kriss. La elfa miró curiosa a sus demás compañeros, éstos no habían enseñado sus recuerdos, ni tampoco tenían interés en hacerlo, o eso le pareció a la catalana que, con una mirada, les invitó a que ellos también hablaran. Tras hacer eso meditó las preguntas de su profesora intentando ser lo más sincera posible.

     

    -Si – respondió rotundamente – Estoy completamente segura de que así sería – siguió intentando poner en orden sus pensamientos – Si dijera lo contrario, sencillamente no sería yo. Me duele ver como razas que no tienen nada que ver con ellos son exterminadas, igual que me dolería también si los humanos muriesen sin razón a mano de otras razas, igual que me duele ver dragones asesinados por su piel – respiró lentamente, sin saber si había dado a entender su punto de vista – Para mi, en mi mente, cada raza parte con un respeto, son ellos mismos los que lo mantienen o no. Si lo mantienen intentaré protegerles ante todo, si no, simplemente los obvio… pero si me hacen algo, no una raza sino una persona… - dejo la frase inconclusa, sabiendo muchos cual era su significado.

     

    Meissa no tenía la mentalidad de una exterminadora de razas, cada individuo era un mundo para ella, por eso no mataba sin razón, simplemente obviaba o ayudaba a los que ella creía correctos.

     

    -En cuanto a tu segunda pregunta, realmente no te puedo responder si sí o si no. Ahora mismo realmente no temo a ninguna criatura, superior o no a mi, pero no se que haría si estuviera criada con otros ideales. Para mi buena o mala suerte, he sido criada como ahora mismo me ves, así que no sabría que contestarte.

     

    Hizo otra pausa, esa última parecía ser la pregunta más difícil de contestar, pero lo hizo sin problemas.

     

    -Sería una real hipócrita si te dijese que no – dijo con una sonrisa resignada, contestando la pregunta que más le había marcado – Por que es lo que ahora mismo estoy haciendo – siguió, mirando a los ojos de su profesora -. Tendría miedo por los míos, como lo estoy sintiendo ahora, pero también me sentiría maravillada por conocer la existencia de unos seres que han conseguido vivir tras unos muros que alguien, hace mucho tiempo, les impuso. Y querría conocerlos, entender porqué jamás han hecho nada a los humanos… querría entender, que me contaran cosas. No sacarlas a la fuerza.

     

    Miró entonces a su otra profesora, la fenixiana, preguntándose que difícil serían sus preguntas.

  18. ¡Hola! Bien, vengo (obviamente, a dejar el rol que me ha tocado realizar... Realmente es complicado... Encuentras fallos donde no hay o pasas por bueno cosas exageradamente incorrectas... En fin xd, no pongo el nick entero sino el primer nombre porque estoy escribiendo por el móvil y resulta algo incomodo.

     

    Diego - Sectusempra. Acción 1. Turno 1

    David - Protego (El rayo impacta contra él y no llega a David) Acción 1. Turno 1

    Diego - Seccionatus /intercalado/. Acción 1. Turno 2

    David - Evanesco ( hace desaparecer las medias lunas) /intercalado/. Acción 1. Turno 2**

    David- Morphos. Acción 1. Turno 2 

    Diego - Incendio. Acción 2. Turno 2

    Diego - Silencius /intercalado/. Acción 1. Turno 3

    David - Sectusempra ( Silenciado, no sale). Acción 2. Turno 2. 

    Diego - Serpensortia. Acción 2. Turno 3

     

    *Bueno, quería hacer una observación sobre esta acción por completo, es decir, desde el principio me ha mosqueado porque ha intercalado no solo el turno de su rival, sino que también su Morphos, el cual había convocado un turno atrás. Por si fuera poco no es que haya descrito mal la acción, es que ni siquiera lo ha hecho.

     

    El duelo no esta terminado, al menos eso da la impresión, a pesar del tiempo que ha pasado, ya que David no ha contestado. En todo caso para mi el ganador es Diego, principalmente por el Evanesco extraño que convocó David.

  19. Meissa oyó como su profesora la llamaba y empezaba a decir cosas sobre su presentación de la forma más educada posible, por eso ella le dejó hablar antes de contestar, solo por eso.

     

    -Antes de nada, siento si me he expresado mal, pero no me refería a que la familia Haughton y la Ryddleturn son familias tenebrosas, sino mi familia dentro de la familia, mi circulo de amigos dentro de ésta – dijo mostrándose lo más respetuosa posible. Hizo una pausa pensando bien lo siguiente que iba a decir. – Por otro lado, yo a mi padre lo respeto y lo quiero muchísimo, demasiado, pero es una broma entre nosotros eso… a lo mejor no desde fuera, pero os puedo asegurar que desde dentro sí.

     

    Tras decir eso, Meissa guardó un silencio solemne. Mientras, sus profesoras se acercaron a una roca de sílex de color negro, preciosa. Ellos, sus alumnos, las siguieron sin dudar y pudieron ver como un remolino se formó alrededor de las varitas que éstas introdujeron. Recuerdos, sangre y explicaciones se intercalaron en la mente de la elfa mientras veía lo que pasaba delante suyo. Recuerdos de sus profesoras, recuerdos dignos y a la vez incomprensibles para alguien que solo mirase lo que quisiera ver. Explicaciones de cómo funcionaba la piedra. Y sangre del recuerdo de una de sus profesoras

     

    Meissa sabía claramente que bando iba a escoger, pero eso no quitaba que le pareciesen dignos los deseos de otros. Fue entonces cuando pudo ver el recuerdo más impresionante, doloroso e increíblemente cruel a manos de una chica pelirroja que, si mal no recordaba, se llamaba Erath… Erath Haughton, como ella. Justo cuando la chica se acercó al grupo, Meissa se levantó del suelo y se acercó a la piedra. Por el camino se encontró con la pelirroja y, posando la mano en su hombro le sonrió. No una sonrisa condescendiente, ni para decirle que lo sentía mucho. No. Era una sonrisa para darle a ver que tenía razón y que siempre contaría con su apoyo.

     

    -Es mi turno – sonrió tristemente mientras metía su varita en la piedra. Había decidido no esperar más para hacerlo, si no seguramente se arrepentiría y no lo haría.

     

     

    · · ·

     

     

    La habitación donde se encontraba estaba pintada de blanco. De un blanco que parecía muerto. De un blanco que dolía a los ojos. De un blanco que hacía que la pequeña Meissa, de apenas unos cuatro años, se estremeciera totalmente.

     

    Ésta vestía un pequeñísimo vestido verde, manchado de barro y un poco de sangre, un atuendo poco típico para alguien que aun no había pegado el estirón élfico, aquel que hace que uno elfo de cinco años parezca de diecinueve. Estaba asustada, y no era para menos pues la pequeña elfa esta encerrada en una jaula extraña. Estaba hecha de cristal pero no se rompía, daba igual los golpes que le diese, ni un solo rasguño se formaba en el cristal.

     

    Fuera de ésta, en la enfermiza habitación blanca, un hombre extraño, que no era ni elfo ni tritón, ni demonio ni vampiro, ni mucho menos centauro o criatura conocida, tenía en su mano un bote de cristal con un líquido plateado. La sangre de la elfa de Orión.

     

    Meissa tenía miedo, muchísimo miedo, aun recordaba como había llegado a ese lugar, hacía apenas unas horas. Estaba jugando en el bosque de su clan cuando una cosa brillante llamó su atención. Se acercó con cuidado y allí pudo ver por primera vez a unas personas que no emitían el fulgor de la magia. Meissa, inocente en aquella edad, se acercó a esos nombres y les preguntó quienes eran. Al parecer no entendían élfico, por lo que la niña se quedó simplemente mirándolos con una sonrisa.

     

    Al poco uno de los hombres tocó suavemente sus orejas puntiagudas, cosa que le hizo cosquillas, y exaltado le comentó algo a sus compañeros en un idioma que no conocía. Éstos la miraron atónitos y cogieron una cuerda larga y fina, acercándose a la niña. Meissa, que aunque inocente, de tonta ni un pelo tenía, echó a correr rápidamente hacia su poblado, buscando ayuda. Se cayó al suelo tras una docena de metros y fue capturada por aquellos extraños hombres.

     

    Aquel hombre se acercó a la jaula con una seriedad sofocante a la jaula y le dijo algo que no pudo entender. – Mira preciosa, necesito que me digas que eres y si hay más como tu. – Meissa rebuscó entre los idiomas que conocía para intentar comprender a aquel hombre, pero eso no se parecía ni al sireno, ni al élfico, ni a ningún dialecto de centauro que conocía.

     

    -Quiero saber dónde está mamá – le dijo temblorosa en un musical élfico – Solo con mamá hablaré, mamá vendrá – hizo una pausa mirando al suelo, sin ver la mirada maravillada de aquel hombre – mamá hará que no le vuelvas a hacer esto a nadie – afirmó sonriendo demoníacamente, tal y como su mejor amigo le había enseñado a hacer – Mamá te matará – siguió mirándole a los ojos, sin ápice de duda en ellos, haciendo que el otro retrocediera unos pasos aun sin entender lo que le decía

     

    El tiempo pasó, apenas unos minutos después pudo oír la puerta abrirse y por ésta entrar una mujer con el pelo castaño, ojos verde brillante y una extraña túnica blanca con botones, idéntica a la que el hombre. Éstos intercambiaron unas palabras antes de que Meissa pudiese reconocer a su madre. Realmente estaba cambiadísima, seguramente se habría bañado con el agua de Llanto de Sirena para pasar desapercibida. Lo ultimo que oyó fue a su madre decir – Nadie toca a mi hija, y menos tú, muggle – escupió las palabras con ira mientras torcía el cuellos del hombre.

     

    Su madre la cogió de inmediato, rompiendo el cristal con apenas un golpe con la mano. Las palabras mamá es muy fuerte revoloteaban en la mente de la pequeña que se acurrucaba en los brazos de su madre. Ésta le acarició suavemente los cabellos mientras salían de aquella extraña y alta casa. Chasqueó los dedos y ésta quedó prendida en llamas.

     

    -Escúchame, mi niña – le dijo entonces – Eso que te has encontrado antes era un humano – Meissa la miró sorprendida, había escuchado algo de ellos, pero ni mucho menos había visto a uno – Hay dos tipos de humanos, los humanos magos y los humanos muggles. Ésos últimos son las criaturas más temibles de todas… ¿sabes por que? – le preguntó a lo que la niña negó con la cabeza – Porque ellos “dominan” el mundo, porque ellos son los que viven a la luz, los que son protegidos por todos, los que hacen que no podamos ir por donde queramos – chasqueó la lengua con hastío – Ese que te has encontrado antes era un científico, investigan a las criaturas mágicas, entre otras cosas, para poder utilizarnos para su beneficio… si no te hubiera encontrado antes habrías quedado igual que el tío Jyrts – la elfita se estremeció al acordarse de su desaparecido tío.

     

    Ambas volvieron a casa en poco tiempo, y ,con la promesa de su madre sobre enseñarle un por de dialectos humanos, Meissa se durmió, pensando en cuantas criaturas habrían muerto por causas muggles.

     

     

    · · ·

     

    El recuerdo finalizó allí, y la Meissa actual retiró la varita de la piedra, le dolía reconocer que desde aquel momento, once años atrás, ciento cincuenta elfos, trescientas sirenas y tritones y quince centauros fueron apresados por científicos muggles. Y ninguno había tenido la suerte que había tenido ella.

     

     

    -Sé, soy consciente, que para vosotros no es nada del otro mundo – reconoció la elfa mirando el suelo – pero esa es mi razón – alzando la vista– Mientras los muggles sean los que “gobiernan” el mundo, las demás especien no podremos vivir en paz nunca. A mi me da igual que los sin magia vivan o mueran, son humanos, y los elfos no nos metemos en los temas humanos. Lo que si creo es que las criaturas y humanos mágicos deberíamos vivir libres, sin temor a ser descubiertos, sin temor a ser usados para experimentos, sin temor a matarlos en defensa propia porque después la culpa será siempre nuestra. – hizo una parada para respirar y tranquilizarse, no quería verse exaltada - Somos más que ellos, pero aun así vivimos recluidos… ¡que sean ellos los que se escondan! – exclamó algo furiosa, sin conseguir controlarse – Si el conocimiento es poder, somos los más poderosos – añadió en un susurro, como si estuviera recitando el más maravilloso de los poemas – Pero aun así hay gente que los ve como la criatura más maravillosa de todas, como si nosotros fuéramos los extraños en éste mundo.

     

    Miró a los arboles con una sonrisa extraña en la boca, una amarga.

     

    -Como si nosotros fuéramos algo prescindible y ellos el pilar de la tierra.

     

    Tras decir eso, fue a sentarse otra vez en el suelo, en el mismo lugar de antes, con un sentimiento de libertad en su interior, pues al fin había sido capaz de soltar lo que pensaba, sin restricciones, sin miedos.

  20. Meissa suspiró teatralmente mientras escuchaba los sermones de su madre biológica. Aun no sabía que oscuro pensamiento la había convencido de informarle sobre sus clases de duelos, pero lo maldecía más que mucho. Tras unas dos horas de monologo continuo por parte de su progenitora, la elfa decidió irse corriendo o no llegaría a tiempo al duelo.

     

    Corrió por las mojadas calles de aquel barrio mago del que nunca recordaba el nombre, con su traje de tribu como única protección contra el mar que caía del cielo. A decir verdad estaba acostumbrada a andar, incluso trasnochar, bajo el lloroso cielo español, por lo que no le molestaban en demasía esas cuatro gotas. Recordó entonces que le tocaría el duelo contra Aureas Orfeo. Para ser sincera, en esos momentos no recordaba la cara de su compañero, pero sabía que si lo veía por la calle lo reconocería fijo. A decir verdad, ya empezaban a aparecer sus facciones en su mente.

     

    Aunque sus facciones estuvieran algo desdibujadas en la mente de la elfa, no olvidaba los comentarios que le habían llegado sobre el, según recordaba, peliazul. Unos comentarios favorecedores para su contrincante pero algo peliagudos para ella. Demasiado bueno pensó con algo de molestia mientras chasqueaba la lengua. Su anterior rival no había sido nada del otro mundo, más que nada porque no habían podido pelear, pero dudaba tener la misma suerte con el Rider.

     

    -Más que nada porque la que llega tarde soy yo – dijo con una voz apenas audible mientras sorteaba la última farola hasta el lugar que su compañero había decidido para el duelo. Un centro muggle abandonado, algo guarro, a decir verdad. La catalana jamás había estado en una tienda muggle de ese estilo, así que miró con curiosidad y algo de repugnancia las ratas que iban campando a sus anchas por ahí. Esperaba que en sus buenos tiempos no fuera así.

     

    Llegó a una tétrica sala minutos después y allí pudo ver a su compañero algo impaciente, pero en cuanto se dispuso a saludarlo el hechizo zancadilla la hizo caerse de c***, teniendo un perfecto ángulo para apuntar igualmente.

     

    -Empezamos fuerte, ¿eh? – dijo amistosa con una gran sonrisa en la cara, ni mucho menos le había molestado la acción y comprendía muy bien el comentario de su amigo. – Morphos – gritó entonces apuntando la prenda camisa blanca que su compañero vestía, haciendo que ésta se convirtiera en una avispa marina que picó la espalda de su contrincante inyectándole un mortífero veneno. Después la avispa murió inevitablemente – Septusembra – gritó sin aun ponerse de pie.

     

    Si el hechizo le impactaba, cosa que no dudaba pues también se tenía que desintoxicar, unos fuertes cortes aparecerían por el cuerpo del Rider, causando, si no se curasen, que su compañero se desangrase.

     

     

    OFF:

     

    Siento no haber comentado antes, pero es que estaba de vacaciones y he vuelto hoy.

  21. Abrió los ojos con pereza y miró el reloj azul que reposaba sobre su mesilla de noche. Eran las siete y media de la mañana, así que no comprendía el jaleo que se había liado en su casa. A un lado de la cama, Isa, su hermana pequeña, lo miraba con una mezcla de diversión, expectación y recochineo puro, pero el joven de veintiún años no lograba averiguar el porqué. 

     

    -Ven aquí, enana - le dijo ahogando un bostezo mientras la cogía de la cintura y la tiraba a la cama, ocasionando las risas de ambos hermanos - Se te ve muy contenta... Algo pasa y no me lo quieres decir... ¿Eh, pillina? - siguió mientras tapaba a su hermana con la sabana azul de su cama, la curiosidad reflejada en sus orbes castaños.

     

    -Pasa - dijo la rubia con una sonrisa - que mamá lleva un buen rato llamándote, y tu no contestabas - rió la pequeña de diez años mientras se acomodaba al lado de su hermano - Me ha dicho que te diga que, cómo llegues tarde, te corta los... - dejo la frase inconclusa, pero señaló cierta parte de la anatomía masculina que el otro conocía muy bien, tanto que puso sus manos sobre ella en un claro gesto de protección - No hagas eso, marrano - dijo poniendo una mueca de asco fingido.

     

    -¿Como? - preguntó incorporándose y mirándola a los ojos, no sabía a que se refería la de ojos azules, pero al parecer esa había sido la intención de la traidora, que intentaba aguantarse una risilla maléfica.

     

    -Que cómo llegues tarde, te corta los... - repitió tras incorporarse ella también, intentando recuperar la seriedad perdida años atrás, y volviendo a señalar esa parte especial - ya sabes, por eso de que si llegas tarde te prohiben la entrada.

     

    - Pero... ¿Tarde a dónde? - insistió con la duda corroyéndole por dentro, que el supiera no había quedado con sus amigos, ni tenía cita en San Mungo... Por no tener, no tenía ni ganas de levantarse... Mucho menos de tener una cita de cualquier tipo.

     

    -¡A clase, tonto! - exclamó levantándose de la cama, con un patoso salto propia de tales horas, y salió de la habitación corriendo, como si hubiese hecho una travesura. Dentro de ésta su hermano puso una cara de terror profundo y se puso de pie con una velocidad equiparable a la de su hermana, es decir, estilo pato mareado. ¡Tenía razón la niña del demonio! Aquel día empezaban sus clases de rol avanzado en la academia, y si no corría dudaba llegar a tiempo.

     

    Dos segundos más tarde se encontraba enfrente de las puestas abiertas de su armario, intentando encontrar ropa limpia en aquel, según su madre, nido de ratas. Al final se decantó por una camiseta de tirantes lisa, color negro, y unos pantalones del mismo color y largos. Que fondo de armario más variado tengo pensó con ironía mientras lo observaba. Todo era oscuro, pero no por pesimismo o falta de limpieza, no, era por el simple hecho de que le gustaba esa gama de colores.

     

    Se calzó rápidamente sus botas de tachuelas preferidas, su puso su collar de perro y sus pulseras a juego, y sacó la mano por la ventana para ver si hacía frío. Al ver que era más bien lo contrario hizo un a bola con su capa y lo lanzó encima de la cama sin hacer. Su madre lo iba a matar aprobase o no.

     

    Salió de casa minutos después, tras prometer a sus padres que se portaría bien y que ordenaría su habitación en cuanto volviese... Realmente dudaba de esa promesa. Llegó a la academia apenas un cuarto de hora después, y se encamino rápidamente a su correspondiente sala. Parezco el conejo de Alicia pensó con humor tras pararse delante de la habitación. Se acomodó su cabello, que le llegaba por los hombros y era de un bonito tono castaño oscuro, se puso bien la camiseta que se le había girado un poco, y entro con u a sonrisa en la habitación.

     

    - Buenos días - dijo tras sentarse en una de las mesas, con otros dos compañeros - supongo que me tengo que presentar - siguió poniendo una sonrisa elegante que no estaba nada acorde con su atuendo - me llamo Michael Middleton, duque mago  de Cambridge... Pero me llaman Mika Pérez - añadió rápidamente - Antes de que haya coñas con el nombre, como más de una vez me ha pasado, mis padres murieron en una contienda hace cinco años, así que la que era mi nana, una chica española con una hija pequeña me adoptó.

     

    Hizo una pequeña pausa para respirar y recordar todo, no sabía porque, pero sentía que debía contarles eso a sus compañeros.

     

    - Como iba diciendo, mi nana, que ahora es mi mama - bromeó suavemente - y su marido me adoptaron, pero la pequeña, que estaba estudiando en un colegio muggle español, ya sabéis, falta de colegios mágicos para niños pequeños, decía que mi nombre estaba mal pronunciado, pues la hache no suena, así que no me llamaba Michael, sino /Micael/... Pero que eso era muy feo por lo que me llamarían Mika... - suspiró recordando - tenía cinco años la renacuaja.

     

    Calló entonces tras soltar su perorata, para escuchar las presentaciones de sus compis.

     

    Off:

     

     

     

    FICHA DE PERSONAJE

    Rol Avanzado XXXVIII

     

     

    Nombre del personaje: Michael Cambridge, Mika Pérez.

     

    Edad: 21 años

     

    Características Físicas: pelo castaño oscuro, liso y largo hasta los hombros. Ojos grandes y castaños, con unas pestañas largas y tupidas, y cejas finas, aunque jamás se las ha depilado (porque no le ha hecho falta)

     

     Piel morena y tersa, marcada por diversos tatuajes: un par de pistolas Magnums en las caderas y un corazón alado tribal formado por dos serpientes negras sobre el suyo propio. Por otro lado, en cada uno de sus brazos, justo por donde estos se juntan con el hombro, las letras NJ (en el derecho) y las DMI (en el zurdo) están escritas dentro de una luna y un sol tribal respectivamente. El significado: Nadine y James eran los nombres de sus padres biológicos, la luna simboliza la distancia, elegancia y fría belleza, mientras Diego, Marta y Isa, sus padres y hermana actuales, están es un sol que da calor y vida.

     

    Normalmente viste camisetas de tirantes oscuras y pantalones largos negros. Collares de pinchos estilo perro y pulseras del mismo estilo no le abandonan.

     

    Características psicológicas: Mika es una persona sencilla, divertida y con una sonrisa permanente en sus labios, a pesar de su pasado. Nació en esl seno de una familia noble, por lo que los buenos modales le fueron inculcados desde pequeño, aunque su estilo de vestir no lo demuestre. 

     

    Es difícil que confíe en los demás, y rehusa del tacto, pero no al trato, humano, odia que le toquen o invadan su espacio personal, excepto las personas de su total confianza. Aun así puedes hablar con él con plena confianza

     

    Desde pequeño fue criado por Marta, así que aunque respete a sus padres biológicos, ella siempre será su madre y la defenderá de todo.

     

     

     

     

     

    Hola, para quien no lo sepa, me llamo Cristina, bueno, Krhis, tengo 15 años y vivo en Barcelona, España.

     

    Siento la mala calidad del rol y todo eso, pero es que estoy de vacaciones y escribiendo por el móvil... En fin, lo siento.

  22. Meissa se levantó esa mañana un poco más tarde de lo habitual, aproximadamente hacia las seis de la mañana, y empezó con su ritual matutino: una buena ducha, tras eso vestirse con su habitual uniforme, aquel que pertenecía a su tribu y del cual no pudo desprenderse, y un expendido desayuno que constaba de pastel de limón con cobertura de merengue y un buen vaso de horchata. Como decían en su tierra, la bella España, un desayuno no precisamente light.

     

    Salió de casa poco después, limpiándose con una servilleta de papel las comisuras de los labios, las cuales notaba más que pegajosas, y se encaminó rápidamente hacia donde se implantaría la clase: un bosque milenario. La elfa sonrió de medio lado en cuanto lo vio, aquellos arboles eran muy parecidos a los de su tierra, al bosque donde ella vivía, pero la sonrisa se le borró del rostro en cuanto pudo notar la presencia humana en aquella tierra mágica.

     

    Empezó a caminar poco a poco entre los arboles, a ella no le hacían falta señales para caminar por el bosque, había crecido en uno más peligroso que ese y había conseguido resistir quince años. La presencia de otras criaturas, de sus profesoras y compañeras le trazaba el camino a seguir, así que no lo desperdició y se dispuso a encontrarlas. Por el camino encontró a una pequeña cría de acromantula, un encanto si se lo preguntáis a ella, que le hizo el camino más llevadero mientras despotricaban contra las criaturas anti naturaleza y parecidos. 

     

    Un rato después, tras maldecir a más de uno, la Haughton tuvo que despedirse de su pequeña amiga, prometiendo volver a hablar más tarde, y se encaminó rápidamente al lugar donde sus profesoras y compis se encontraban presentándose. Meissa conocía a bastantes de ellos, por lo que o prestó mucha atención a sus conversaciones hasta que se encontró con Demona, Jeniil, Kriss y demás, y corrió rápidamente a sentarse junto a ellas.

     

    Un pequeño soplo de aire movió los enmarañados castaños de la catalana mientras ésta se sentaba a los pies de Demona, en el suelo, pues según su opinión aquellos era suelo sagrado y usar aquellas sillas solo significaría deshonrar la memoria de la diosa Saiph, la diosa elfa que luchó por los bosques y que le dio a sus semejantes el don de hablar con el, no con gestos ni palabras, sino con el corazón.

     

    Acarició suavemente la hierva del suelo mientras se sorprendía del choque de culturas que estaba sufriendo, es decir, a ella no le molestaba que los humanos se sentaran en sillas de madera en medio de un bosque, aunque no lo comprendiera, pero estaba segura de que si los demás supieran de sus cazas con cinco años de indignarían.

     

    -Me llamo Meissa de Orion Haughton Ryddleturn - dijo mirando a los ojos de sus compadres - Mi madre biológica es una elfa de la tribu de Orion, como yo - sonrió - aunque eso muchos ya lo sabéis porque mis presentaciones son siempre iguales- río suavemente mientras hacía un gesto con la mano, restando importancia - mi padre es un Haughton y mi madre es una Riddleturn, familias tenebrosas, aunque mi padre es un pollo - siguió divertida - en fin, tengo bastante claras mis ideas, que se asemejan a las que tenía yo en mi tribu, así que ésta clase solo será para solventar dudas. -finalizó con una sonrisa brillante en la cara.

     

    Off: 

     

    Bueno, en realidad mi nombre es Krhis (Cristina) encantada de conocer a quien no conozca :) Soy de España, Barcelona, tengo 15 años y perdonad por las faltas y demás pero es que lo estoy de vacaciones y escribiendo por el móvil...internet pillado de unos vecinos xd

  23. Bueno, pues ahora me toca presentarme a mi :) In fine, me llamo Cristina, pero prefiero que me llamen Krhis, tengo 15 años desde hace un mes (:)) y si digo que es la primera vez que entro al foro mentiría... La verdad es que me registre hacer ya dos años como Krhis Black con una amiga, pero al final acabé utilizandola yo sola xd, bueno, solo estuve unos meses y lo dejé así que se podría decir que soy medio nueva xd... Por si no lo he escrito antes, soy de Barcelona, España, adoro el chocolate :bb: los helados, la luna, Johnny Depp y la música Heavy y parecidos.

     

    En cuanto a Meissa de Orión Haughton Ryddleturn, ella esta criada en una sociedad donde no se andan con remilgos, donde o matas, o te matan. Una sociedad élfica barbara. Hasta hace unos dos meses jamas trató con humanos, ni con muggles ni con magos, aunque conoce algo de los primeros por algunas amigas, por eso su comportamiento es algo extraño en algunas ocasiones. Quitando eso, es alguien en quien puedes confiar, divertida, sociable y exótica.

     

    Y... Creo que ya está :) un placer duelear con vosotros ;)

  24. Meissa recorrió el camino que la separaba de la Sala del Asesinado en pocos segundos. Estaba confusa, aturdida, extrañada, pero sobretodo furiosa consigo misma por no haberse centrado en el "como" desde el principio. Estaba completamente segura de que sus compañeros harían un muy buen trabajo buscando quién y porqué lo habían hecho, pero eso a ella, aunque sonase algo frívolo, le daba más curiosidad que otra cosa. Desde pequeña le habían enseñado a que es mejor asesinar que ser asesinado, así que no estaba muy afectada por ello. Solo esperaba que quien lo hubiera hecho, tuviese una buena razón... Bueno, al manos una razón. No soportaba a los asesinos al azar mataban por el simple placer de hacerlo. Ella necesitaba un motivo.

     

    Cruzó las puertas de la habitación con presteza, no tenía tiempo que perder con conflictos morales, y caminó raudamente hasta el cuerpo del alemán fallecido. Con la mirada empezó a buscar aquel puro que, por narices, se tenía que encontrar cerca del cuerpo del rubio. Al que así no lo encontraría se puso de cuclillas y empezó a remover la ropa para ver si se había enredado con ésta. Tampoco. Fue entonces, mientras volvía a poner bien las prendas de la víctima, cuando notó algo peculiar en los dedos del alemán. El dedo anular de éste estaba algo quemado por la parte de yema, una quemadura peculiar, la reconocía pues una amiga había sufrido de ese tipo tiempo atrás, cuando empezó a fumar. Daba la sensación de que el político no acostumbraba a darle al cigarro, así que se sorprendió de que se fumase un puro.

     

    Alguien debió dárselo pensó algo mosqueada tras ponerse de pie. No encontraba el puro por ningún lado y ahora su teoría se iba haciendo más fuerte. A lo lejos escuchó el ruido de una taza romperse y al girar vio a una Kriss sorprendida y Lady Francesucha algo enfadada. Las palabras está envenenado rondaban por su mente intentando hacer click en alguna parte, pero no sabía ni como ni porque. Otro ruido la hizo sobresaltarse, pero a su alrededor todos estaban tranquilos. El ruido se volvió a repetir y Meissa le puso más atención, liberando totalmente sus poderes demelfos. Era el sonido de un piano lo que la elfa notaba con sus sentidos. Un envolvente y dulce sonido de piano que la invitaba a seguirla.

     

    Meissa, en circunstancias normales no lo hubiera seguido, realmente prefería Iron Maiden a Debussi, pero quería saber que persona, animal o cosa estaba haciendo ese ruido. Caminó lentamente por un camino invisible, que solo se podía sentir, no ver. A bastantes metros de ella sus profesores caminaban aparentemente hacia el mismo destino hubiese lo que hubiese éstos lo verían primero. De repente, justo cuando la Evanik y su compañero entraron en la habitación, el ruido paró. Y con ello los sentidos de la bruja.

     

    La catalana no supo cuando, donde ni porqué, pero de repente se encontraba hablando enfrente de su clase, contando su teoría sobre el veneno en el puro. Pasando, por supuesto, por su encuentro con el camarero Will y sus más recientes descubrimientos.

     

    - Pero entonces - dijo mirando a sus profesores - me a venido la idea a la cabeza de que lo han intentado matar más de una persona, no relacionadas entre ellas... -chasqueó la lengua pues un fuerte estupor empezaba a entrar en su persona, a la vez que volvía a escuchar la melodía del piano - Creo que me han drogado - fue lo ultimo que pudo decir antes de que sus piernas no aguantasen su cuerpo y perdiera la consciencia. Su ultimo pensamiento fue que no les había podido decir que tenía el extraño pensamiento de que alguien los miraba.

     

    --Off--

     

    Siento los errores de tipeo y la falta de extensión, pero es que estoy de vacaciones y escribiendo por el móvil UU' En fin, os paso la pagina de mi rol en el examen de vuelo... Solo hay una pagina, así que espero que no os moleste si en vez de poner los menajes os pongo esta... Es que por el móvil no sé uu'.

    Examen vuelo.

  25. Su mirada se posó en la elegante figura que tenía a su derecha. La sopesó durante unos minutos antes de virar la dirección de sus ojos y observar su otra opción. Ambas eran hermosas, todo había que reconocerlo, pero cada una a su manera. Mientras que la Flecha Plateada tenía un aire maternal que transmitía confianza, la Saeta de Fuego inspiraba un sentimiento de libertad bastante abrumador. Con una sonrisa ladina en la cara se decidió al fin por la salvaje, rebelde y algo agresiva Saeta. Había leído en algún lugar, quien sabe donde, que los llamados jugadores de "Quidich" utilizaban esas escobas, al menos algunos de ellos.

     

    Cogió la escoba con la diestra y una sonrisa confiada en los labios. En su anterior experiencia en el vuelo con escobas unos minutos atrás, había disfrutado mucho y se sentía realizada, en apenas un vuelo había aprendido mucho. O es que la escoba no se ha atrevido a tirarme pensó con algo de malicia. A la escoba que tenía en la mano aun no la había amenazado, y tampoco lo iba ha hacer, ésa era demasiado orgullosa como para dejarse amedrentar por una simple criatura. O al menos eso pensaba Meissa. Iba tan metida en sus pensamientos que no notó que tenía a alguien delante bastaste chocó contra esa persona.

     

    - Perdón - dijo algo sorprendida, pues a la velocidad que iba, un caracol habría sido capaz de esquivarla. - ¡Ah, hola! - exclamó al vera Kriss enfrente suyo - No te había visto, tiendo a evadirme cuando algo me importa - se excusó con una sonrisa antes de irse a hacer su examen. La chica le caía bien, para que negarlo.

     

    Iba a ponerse a hacer el examen cuando se dio cuenta de que no sabía que tenia que hacer. Dirigió su mirada interrogante a su profesora y se fue a preguntarle que tenía que hacer con esa escoba. La otra le respondió al momento y soltó una snich o como se llamasen esas pequeñas bolas con alas. La reacción fue instantánea. Meissa se puso la escoba entre las piernas y tras una fuerte patada contra el suelo, se elevó a unos metros del suelo con escalofriante facilidad.

     

    La realidad en el aire era diferente que en el suelo. Allí las cosas parecían distintas, irreales incluso, simplemente  mágicas si se lo preguntaseis a la elfa. Tristemente la realidad aunque diferente era realidad, y era bastante más difícil volar que caminar, por lo que antes de conseguir equilibrase totalmente se acercó demasiado al suelo, a centímetros de chocar contra él. Gajes del oficio pensó mientras ponía la Saeta completamente en horizontal. No comprendía el porque de su desliz, ya que en la prueba anterior había hecho un, imparcialmente hablando, buen trabajo.

     

    Comenzó a moverse por el aire, buscando con sus sentidos demonios-elfos activados la pelota alada de nombre desconocido. Al fin la vio al cabo de unos segundos, cerca de un árbol, a unos metros de ella. Allí, campando a sus anchas, y ella preocupada y buscándola. Se inclinó ligeramente y con los labios a centímetros del vehículo de madera, le dijo a este algo parecido a ¡vamos chica! Tras eso, con una velocidad más que respetable se dirigió al objeto de su búsqueda.

     

    Como si ésta la hubiera escuchado, la pelotilla empezó a correr, a volar por los aires a una endiablada velocidad. Meissa se pegó totalmente al mango delante responsable de su vuelo y empezó a seguirla. Esquivó un árbol tras otro en la desenfrenada carrera, sin ni un solo de los fallos que había tenido minutos atrás. La mente en blanco, los sentidos al máximo y la adrenalina corriendo por sus venas. Así se sentía ella. Poco a poco, y tras unos virajes un poco extremos, la catalana empezó a acercarse peligrosamente a la dorada pelota. Unos segundos más tarde, después de una bajada en picado que casi hace que sus dientes se quedaran enganchados en el suelo, consiguió su deseado premio. La stich, o snich, o squich... Vamos, la pelota hiperactiva.

     

    Con una habilidad hasta entonces desconocida, la elfa menguó la altura hasta acercarse al suelo, frenando con los pies suavemente, no como en su última travesía. Se dirigió rápidamente a su profesora, preguntándose si había aprobado.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.