Santos Malfoy

En seguida tornó la mirada al as de luz que se dirigía con rapidez a su ser y bramó —Protego— y tras la creación de su escudo, el rayo que buscaba impactar en su varita fue absorbida por la invocación.

La aparición de una nueva criatura animal, indicaban las ganes de los profesores Lúcien y Gryffindor por reventar el instinto y habilidades de sus pupilos. Aunque la verdad es que la actividad sería mucho más sencilla de lo que aparentaba, pues al parecer el demonio y sus compañeros de clase tenían experiencia con la varita, por lo que Santos no hallaba disgustación alguna por combatir al feroz animal. Y tras encararlo inmediatamente apuntó con la varita de olmo a su objetivo

—Sectusempra— tras el ligero vibrar de su varita, un rayo color de la luna se desprendió del arma en dirección al rey de la sabana. En el acelerado andar del animal por embestir de una mordida a Malfoy, su estado psicomotríz y vital se vio realmente afectado tras el fuerte impacto recibido en su cuello, el agudizante dolor de la herida abierta provocaron que el león se retorciera de forma grotesca en la tierra, era un gran esfuerzo el que hacía el animal por sobrevivir, pero bastaron unos segundos para que el animal muriera al no ser atendido de urgencia.

Off: edito para colocar la tarea de Dérek.

 

El efecto de las babosas culminó tras el efecto realizado por Lúcien, ahora tendría que enfrentar lo siguiente y al notar que su oponente estaba a punto de conjurar su siguiente hechizo, el también demonio, de adelantó a las palabras de Derek en conveniencia propia.

 

—Incárerus— materializó con rapidez tres cuerdas de aproximadamente cinco centímetros de grosor y una longitud considerable para amarrarse bien a los objetivos. La primera se encargaría de atar al demonio por la boca, impidiéndole de esa manera que pudiese pronunciar hechizo verbal alguno. La segunda iba con intensiones claras de atar sus brazos a los costados, para que no pudiese apuntar con precisión, ni mover sus extremidades; la tercera únicamente ataría al mortífago por los ojos, para quitarle también el sentido de la vista, debido a ese hechizo. No podría ver dónde se encontraba su pupilo, algo realmente favorecedor para Santos.

 

Pero fue muy tarde para el estudiante también, pues la muñeca en la que mantenía firme su varita, fue quebrada a causa el conjuro realizado por el Mago Oscuro, por lo que rápidamente hizo un cambio de posición de la varita para llevarla a la zurda, e inmediatamente pensar en un <<Episkey>> que aunado a su pensamiento, el hueso regresó a la normalidad para así devolverle la utilidad a su mano.

 

Tras las acciones previas realizadas en segundos, regresó la varita a la mano derecha con la que tenía mejor puntería.

Por los gestos trazados en la semblante de Enrick, Santos pudo deducir con inmediación que no tenía ni la menor idea de lo que estaría a punto de decir, aun así el también rubio se mostró interesado y con cortesía escucho el sermón completo del miembro del Escuadrón.

—No es así, tenemos el conocimiento en el Escuadrón de que aquí se realizó antes una denuncia por la misma víctima— agregó mientras volvía a acomodar los archivos regados en el lujoso escritorio del jefe de la oficina —creo que necesitamos aquí la intervención de alguien que tenga un vasto conocimiento respecto a éste tema— sugirió mientras echaba un rápido vistazo a la lista de empleados que conformaban al Cuartel General de Aurores —y creo saber a la perfección alguien que posee ésa información, si no le molesta, solicito aquí la presencia del señor Spectum Crouchs— sentenció Malfoy inquiriendo a que el jefe llamara a un viejo colega de confianza, quien seguramente al ser compañero de trabajo de la victima, tendría razón alguna acerca del caso a debatir.

—La verdad es que no sea esa la causa de la demora respecto a éste trabajo, pese a que el Escuadrón en el pasado trimestre estuvo corto de personal, no pudieron concluir con ésta caso, pero ahora con la intervención de nuevo empleado, buscamos la manera más diplomática posible de proseguir con el asunto— afirmó Santos.

—Eso está más que claro, pero creo que eso sería una imprudencia querido Enrick, mis ganas de ir tras aquél criminal son tan grandes como las tuyas, pero por ahora no podemos proceder y en lo que a mi cabe, no fueron aquellas las indicaciones que me designaron en el cuartel— agregó mientras aceptaba la copa de whisky que el rubio le había ofrecido —gracias— bebió un largo sorbo de aquel semi-amargo líquido y continuó —pero si usted me apoya con dicha información, aceleraremos el proceso para poderlo capturar— finalizó Santos invitándolo a que buscara aquella denuncia.

Las peticiones del demonio fueron acatadas sin necesidad de la recepcionista dejara sus posición, pues un servidor del Cuartel realizó una oportuna aparición en escena para Malfoy. El hombre de rasgos ibéricos, dominaba un espasmo de temperamento enérgico, al parecer era uno de los participantes del embrollo armado en una oficina del departamento. —Gracias al cielo— sollozó tornando su mirada a la de del jefe de la relación de asuntos Ministeriales del Cuartel. Luego del regaño que impuso Ryddleturn a la empleada, ambos hechiceros pactaron compañerismo laboral con un apretón de manos —El gusto es mío Ryddleturn— agregó complacido por lo acomedido y activo que el otro mostraba —Gracias— agradeció tras el ademán que señaló el recibimiento al campo laboral de Enrick. <<¿Un Ryddleturn? Será aún de más ayuda>> pensó refiriéndose al caso que estaría a punto de investigar.

Tomó asiento frente al rubio y tras una breve pausa para acomodar sus ideas, comenzó —Hace unos días recibimos una denuncia en el Escuadrón, el caso Ryddleturn— hizo una pausa asentando su cabeza, deduciendo que el jefe ya estuviera al tanto de dicho caso, y en seguida reposó sobre el escritorio los archivos que llevaba consigo

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Ficha para Denuncias

 

Fecha : 8 de julio.

Denunciante : Pink Ryddleturn S.

Víctima : Lira Katara.

Tipo de ataque (robo, intento de homicidio, homicidio, etc): Secuestro.

Descripción del atacante/s (deberá indicar si es que conoce su identidad o no): Todos los atacantes llevaban cubiertos sus rostros con una mascara de luz, exceptuando uno que logré identificar, era un antiguo compañero de academia Jank Ravenclaw R.

 

—La procedente de la denuncia, es la señorita Pink Ryddleturn quien acusa directamente al ahora presunto culpable Jank Ravenclaw como uno de los atacantes y secuestradores de su abuela, la señora Katara Ryddleturn, pues ha sido el único miembro del bando reconocido por el hecho de no portar protección alguna sobre su semblante— agregó apuntando con el índice a la imagen del hombre por debajo de la frase de “¿Has visto a éste hechicero?”.

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—Por tu nombre, quiero suponer que eres familiar de la denunciante y de la víctima, por lo que quizás exista un sentimiento personal hacia éste caso— inquirió fijando su mirada en la del vampiro intentando ser lo menos expresivo posible y no caer en el sentimentalismo del caso y enfocarse únicamente al ejercicio laboral. Aunque sincerándose Malfoy, con aquel comentario buscaba cierta conveniencia.

- La mención a máscaras de luz nos da la certeza de afirmar que este caso tiene relación con la guerra de bandos que viene asolando Ottery desde hace ya mucho tiempo — agregó siendo lo más específico posible, con la intención de manifestarsu idea de la participación de la Orden en el suceso.

—Bien sabemos que obtener una orden de aprensión hoy en día es muy difícil con las tantas ausencias que presenta el Ministro, pero la colaboración mágica entre departamentos ha resultado siempre una estrategia más eficiente para la imposición de la Ley y la justicia en nuestra comunidad, por lo que el Cuerpo de Seguridad necesita de su contribución aportando toda la información que ha llegado a éste el Cuartel General de Aurores, respecto éste caso, necesitamos denuncias, órdenes de cateo e incluso otras acusaciones que existan sobre el acusado — continuó con segura y neutra tonalidad en sus palabras —Tratamos a través del Winzengamot y la Oficina de Inquisidores averiguar los antecedentes de este joven, pero desde el propio WIZ nos negaron dicha información. Aun estamos tras las razones para ponernos esta traba, pero por lo pronto no podemos quedarnos de brazos cruzados— finalizó exhortando al jefe, la autorización de dicha información.

OFF:

Anexo: denuncia en el Escuadrón

No pasó demasiado tiempo para que Malfoy fuera recibido por una simpática empleada del Departamento, lo cual aliviaron aquellos presagios que tenía acerca de traer contratiempos en aquella oficina. —Malfoy, Santos Malfoy— saludó cortés estrechando con suavidad la mano de la mujer y mantenía sus orbes plateados en dirección a los lentes de la recepcionista.

—Vengo por parte del Escuadrón para la Aplicación de La Ley Mágica, en razón de obtener información acerca de una denuncia en la que también se ha involucrado a nuestro Departamento, ¿será tu puedas ayudarme? o con ¿quién debo dirigirme para informarme?— finalizó cuestionando de manera concreta y escueta al igual que la explicación a su estancia en aquel departamento.

Elizabeth parecía tener mayor interés en el alboroto que era apenas audible en la ubicación en la que se encontraba conversando con el demonio, por lo mismo que Malfoy no pudo contenerse a expresar la urgencia en el asunto, pues necesitaban una orden de aprensión lo más pronto posible y la secretaria no parecía colaborar mucho con es —No quiero parecer grosero Elizabeth, pero necesito con urgencia esos datos ¿serías tan amable de llamar a algun encargado o empleado del departamento?— las verdad es que no quería menospreciar su labor como recepcionista, pero el termino de: empleado, fue utilizado por Santos con el fin de especificar a una persona con mayor influencia dentro del Cuartel.

Mientras los profesores realizaban una escueta demostración del arte del duelo, Santos se mantuvo atento y relativamente inmóvil, sin apartar demasiado la mirada del sitio en donde se batían en duelo, con la finalidad de no perder algun detalle de la pelea. Sin lugar a duda, lo que pretendían con aquella actuación, era fomentar en los pupilos la idea de que la atención es parte esencial del integro rendimiento de un duelo.

Tras haber finalizado la función, Santos se dispuso a no otra cosa más que a redactar su reporte, pero no sin antes elaborar un borrador para después pasar el original en limpio en un retazo de pergamino más formal a comparación del de su boceto. Anotó hasta el más mínimo error que llegó a percatar. Luego de un par de revisiones y de anotar sus datos personales y la fecha al tope del papel, estuvo listo —Perfecto— sentenció sonriente y se acerco al sitio de los profesores para entregárselo a Lúcien.

Entre caricias y miradas traviesas, los jóvenes se aventuraban en una experiencia totalmente descarriada y fuera de la moral de una institución, pero el momento tan jovial lo meritaba. Aún no caía en el por qué había llegado hasta allí aquella noche, y lo que había sido una intencional casualidad, ahora se convertía en una deseosa y efusiva locura.

—Pues bienvenida a mi mundo— finalizó sonriente tras escuchar la aceptación a su sugerencia en cuanto a la diversión que el buscaba ejercer junto a Mía. Abrazo con ambas manos sus caderas y la tan acortada distancia que había entre su cuerpos, permitieron que el demonio depositara un suave beso sobre sus labios, de manera tan discreta que pasó seguramente por desapercibido, ahora esperaba su reacción y no existía mayor anhelo en Santos, del que ella le correspondiera igual.

La gente, el lugar, eran componentes importantes que debían considerar para divertirse, incluso también el ambiente, pero no era algo por lo que ellos ahora se preocuparan, asi que el rubio prolongó un poco más el beso hasta caer en el desenfreno, aferrando aun más con las manos sus afiladas caderas a las de él, con el afán de evitar un pronto separamiento. El delicado contacto de sus lenguas fue de verdad inminente tras haber alargado el tan emotivo beso en que se veían envueltos, por lo que no hizo más que continuar besándola y disfrutar.

—Sígueme— tomó por la mano a su acompañante y danzaron juntos entre las mesas de la taberna, para mezclarse entre la multitud en dirección a la salida, y así juntos salir. Nadie vio nada fuero de lo normal, lo cual fue realmente favorecedor para ambos.

Fueron divididos en dos grupos, el trió previamente formado por Atria, Finnick y Santos, optó por seguir a la matriarca de los Westrong. El demonio no tenía preferencia con ninguna de las profesoras, pero la organización que denotaba Aimé, causaba en Black la sensación de encontrarse en manos de una bruja preparada , con la formalidad y la sabiduría de poder guiar a su equipo por el mejor camino, pero eso lo afirmaría conforme al avance de la trama.

—Andando chicos, que se hace tarde— mencionó gélido interrumpiendo a Finnick y pasó el hombro sobre su cuerpo para adelantarse a atravesar la entrada al inmenso y bien preparado obstác*** que Aghata y Aimé habían planteado a los estudiantes. Posiblemente, esta sería una de las clases mejor realizadas y complejas que cursaría en la Academia, por lo que no dudaría en explotar su potencial para hacerse notar entre los mejores de la clase, el egocentrismo y la fama eran dos grandes aspectos que caracterizaban a su persona.

El brillo de la luna despeinada en estrellas, era la única fuente de luz para los aventureros, no era suficiente, la buena percepción del panorama era escasa. —Lumos— siseó imitando a la fenixiana, manteniendo en alto su varita y una esfera de luz azul en la punta, tan brillante como el satélite natural, produjo un resplandeciente fulgor lo suficientemente potente para iluminar el rededor en el que Malfoy se situaba y que caía sin mesura en las penumbras; seguramente la luminosidad se convertiría después en un factor necesario para la supervivencia a tan peligrosa prueba, por lo que Black prefirió seguir la prevención de su tutora y anticiparse a sus compañeros.

A medida que el grupo se profundizaba por el sendero en busca a la longevidad , los murales formados por enredaderas vegetales parecían comenzar a cobrar vida. El lúgubre y tétrico escenario empujaban a Santos a no tener ningún tipo de distracción, pues siendo ésta la base de su estrategia prefirió guardar silencio durante el trayecto, hasta que su atención en el rumbo fue opacada por una urgente advertencia —¿Qué son?— cuestionó curioso respecto a los tentadores frutos que se le presentaron al grupo, a la bruja de ojos celestinescos que en esos momentos comandaba al grupo. Luego de su respuesta, siguieron avanzando por un largo rato, aun se lograba apreciar un poco de tranquilidad en el ambiente.

Y de un santiamén a otro, los tobillos de Malfoy se vieron envueltos en las garras de las raíces de las enredaderas que brotaban desde las profundidades, con el fin de acaparar el cuerpo de todos los presentes. Muchos se alarmaron, pero el demonio se percató del comportamiento de las cepas, no buscaban otra cosa más que ayudar a la agrupación a pasar de aquella parte del laberinto. No era él el único que pensaba que llevaban rato caminando más que en círculos, así que guardó la calma y se encomendó en las manos de las tentaculas —Tranquilos, no nos hacen daño— indicó en tono neutral antes de que fuese tragado por la hiedra, a los pies de la pared lateral izquierda.

Después de todo, no todas las pruebas debían incluir violencia, sino también un poco de lógica, razonamiento y cordura —¿Pueden escucharme?— gritó con fuerza a los cuatro viento en busca de una respuesta, después de ponerse en pie. Su ubicación, inexacta como hasta hace unos minutos, pero ahora estaba solo y tenía el fuerte presentimiento de que iba por el camino correcto. —¡Estoy bien! Si es que me escuchan, guarden la calma y déjense acaparar, vengan a ver ésto — finalizó sorprendido contemplando una nueva sección del misterioso y encantado laberinto.

De su cuerpo al borde, existía una corta distancia de tres metros, la pequeña extensión de pasto y tierra en la que se encontraba, era la única perceptible en la enorme propagación de agua, algas y otras plantas marinas, como las victoria, que eran los componentes principales que conformaban el camino del enredo, limitado por las paredes de hierba. La única forma de avanzar, sería mediante las balsas que yacían flotando en el agua, en espera de ser usadas para continuar con el avance. Aún tenían mucho que recorrer, pero solo los inteligentes llegarían al final, o al menos eso era lo que él suponía, pues de lo contrario a serlo, llegarían o caerían en el intento, muertos.

Ficha:

—Uy yo que pensaba invitarlos a dar la vuelta por Knockturn a echar unos tragos amargos— comentó divertido. Era evidente que los aurores no estaban acostumbrados a recibir visitas en horas no tan congruentes para su persona, pero qué más podían hacer que inhalar, exhalar y como siempre hacer milagros con la varita. A estas alturas del partido ellos ya tendrían que haber invertido su horario sabiendo que se enfrentan la night people del mundo Mágico <<Y yo que me quería echar un café>> pensó a si mismo dibujando una siniestra sonrisa en su semblante y de repente… sintió sus ojos quemados.

Episkey pensó apuntándose a los ojos y repitió Episkey, de esta manera recuperó la vista y se mantuvo atento a la pelea. Ya quería salir pero el hechizo de una de las grandes de la Órden lo impedía. <<De mejores casa me han corrido>> u.u pensó para si mismo esperando a ver que hacer...

Tras presenciar la caída de algunas defensas, cortesía de Leah y Blackimse, el anciano Santos corrió en dirección a ellas para situarse en la balsa y juntos en bando atravesar el lago, en donde Leah ágilmente tomó una espada para defender al grupo de las flecha que eran lanzadas hacia ellos.

Llegaron sin problemas al muelle y mientras las seguían, lograron presenciar como terminaban de derrumbar las defensas. El demonio materializó su varita en la diestra y atravesó la entrada a Abaddon, situándose como habitualmente ha sido acostumbrado a hacerlo, a diez metros de toda persona u objeto —Buenas—.

—Avis— susurro y una parvada de gorriones comenzaron a danzar a su alrededor con el propósito de defender su ser de cualquier ataque enemigo.

—Avis— volvió a pronunciar y una parvada de aves doradas se situaron volando a su alrededor en conjunción a las otras, con la misma finalidad de protegerlo.

—¿Qué habrá de botana hoy?— cuestionó irónico pero sin perder la atención de cualquier próximo ataque y posicionando su mirada en modo periférica para visualizar con mejor amplitud

Poción multijugos

El repentino aviso de Blackimse había sido escueto y preciso, los necesitaban. Santos, como tenía previsto desde que se convirtió en aspirante, mandarían a algún mortífago para llevarlo a la juerga. Bajo por las escaleras de la mansión Malfoy y se situó justo en la entrada a la espera del encargado de transportarlo, seguramente no tardaría en llegar, al parecer el aviso había tenido un pequeño retraso.

No pasó más de un minuto para que Taurogirl, una chica a la que conoció hace poco en el Callejón Knockturn apareciera a escasos metros del portón principal de la gran casa —Buenas tardes— saludó neutral y la chica rápidamente entregó a Santos un pequeño frasco, él lo destapó y bebió de él líquido transparente , ya sabía lo que tenía que hacer. Por arte de magia los rasgos físicos del demonio mutaron a las de un anciano asiático de aspecto perverso (?), aunque con la resistencia y agilidad física de un niño de diez años, pero de ésta forma nadie lo reconocería en la batalla.

Tras tomar la mano de la moritfago desaparecieron juntos con camino al desértico escenario de Los Medanos de Coro, en Venezuela, en el caluroso estado de Flacón. Las arenas suaves y secas del lugar permitían caminar sin ningún problema. En seguida, Santos se posicionó junto a los demás miembros del bando muy pegado a Leah quien sería su protectora aquella noche. Una densa niebla de gas producida por ella misma, los protegió para avanzar en manada por el sendero con rumbo a la torre, pasando entre los obstáculos sin ningún problema.

Asunto Ministerial

Los pasos apresurados y bien marcados de Malfoy resonaban por los silenciosos pasillos de la segunda planta del Ministerio, las labores del mes daban comienzo por lo que no había demasiado alboroto aún por el edificio. Posiblemente la mayoría de los departamentos aun seguían tratando con la primera reunión del mes y los jefes de las diferente áreas aun daban las indicaciones matutinas.

Tras cruzar el corto sendero que marcan los murales, llegó al Cuartel General de Aurores, que relativamente es contiguo a su departamento. Las indicaciones que recibió en el Escuadrón eran simples, pero debía ser lo más preciso posible y obtener la mayor cantidad de información posible respecto al caso Ryddleturn, del que posiblemente era el más próximo a resolverse.

Atravesó el arco principal que separa los corredores con el departamento del Cuartel y se situó en una banca afuera de la oficina del jefe de la oficina de Asunto Ministeriales, en espera de ser recibido por algún empleado, o alguien con conocimiento respecto al funcionamiento de la oficina o el departamento en general. Llevaba prisa, por lo que le era casi inevitable dejar de mover la pierna izquierda y de mirar el reloj de muñeca repetidas veces.

Bastó dar un paso nada más para que Santos encarara a Evans que estaba al otro lado del escritorio. Sus indicaciones, escueta y concretas, eran un reflejo de lo bien organizada y preparada que era la bruja y eso era realmente favorecedor para el trabajo colaborativo, con una mujer asi al mando, seguro todo marcharía a la perfección.

Tomó los archivos que le fueron confiados para documentar la misión y le echó una rápida ojeada, pero no sin antes mirar con detenimiento las imágenes que proyectaban en movimiento los rostros de los presuntos culpables.

—No lo dudo— agregó tras escuchar la posible intervención de la Orden del Fénix en el secuestro de Ryddleturn; las características que diferencian a un bando de otro no es algo que esté oculto a voces, por lo cual le fue fácil deducirlo. <<Ya se han de estar encargando>> pensó evitando no ser tan obvio con respecto a su reflexión, pues podía encontrarse con algun oclumántico o legeremántico cerca y pondría en evidencia su aspiración a pertenecer al bando oscuro.

—Perfecto— contestó con neutralidad tras estrechar su mano con la de McGonagall y salió volado de la oficina sin nada más que decir. Algo que lo caracterizaba era su eficiencia en los asuntos laborales, por lo que pretendía hacer un trabajo ágil.

Tras haber finalizado las breves presentaciones de sus compañero de área, Bel, la bruja al mando del Cuerpo de Seguridad, tomó la palabra para solicitar la retirada de los miembros de su oficina, pues era evidente, por el número de sus integrantes, que al menos por el mes sería la organización del Escuadrón con mayor actividad.

El trío salió por el marco de madera, con paso firme en dirección a la oficina de Evans, tras haber escuchado las indicaciones que la misma jefa había estipulado. El demonio se mantuvo a la par con ella, hasta que fue interceptada por la Jefa de la Agencia Consultiva de Plagas, según él alcanzó a escuchar. No quería interrumpir, asi que se mantuvo separado a escasos metros de donde ella en silencio.

Se dirigieron a la oficina y ellas comenzaron a conversar, mientras Black esperaba a que finalizaran, para recibir las instrucciones que correspondían a ése día.

La lujuria y la pasión inundaban el ambiente sin mesura, las distancias se habían acortado y el cautivante olor de mujer causaba un deseo inmenso en Malfoy por tenerla entre sus brazos. Probablemente el alcohol los había hecho perder la noción de su estancia, debido a que exhibirse en un lugar público de ésa manera, no era bien visto por aquella comunidad, pero ellos ahora no pensaba en eso.

—Veamoslo como una diversión hedonista permisiva y carnal— aclaró sin apartar la seductora miraba que había dibujado instantes atrás en su afilado rostro.

La intenciones de Santos no podían ser más claras porque el sitio no lo permitía, pero las rebuscadas palabras que utilizaba, daban a entender la esencia en resumen de lo que quería expresar. Lo que había sido una impremeditada visita a la Taberna, se había convertido ahora en una completa locura, pero le gustaba y no se echaría para atrás por ningún motivo.

Las resbaladizas caricias que Santos proporcionaba a las bien definidas curvas de la bruja, atrajeron con movimientos desapercibidos su cuerpo hasta quedar a escasos centímetros de distancia. El tibio aliento que golpeo con suavidad su oreja provocaron un ligero espasmo de placer acompañado de un cosquilleo que recorrió su cuerpo entero y tras la mordida, una explicable sonrisa de fascinación fue trazada por sus labios —Ahora en mente tengo un lugar más privado, ¿qué dices?— sugirió y cuestionó con el mismo tono insinuante.

—Si algo similar— redundó el comentario de Mía, y acorto la distancia de sus cuerpos tras un pequeño pasito que marcó un margen más corto entre sus figuras. El deseo y el placer comenzaban a apoderarse del demonio, lo cual era indicio de que el alcohol había surtido efecto en su organismo y no había vuelta atrás. Pero muy por encima de eso, era eso lo que buscaba desde un principio.

Apenas y podía creerse el mismo lo atrevido que se había mostrado tras lanzar tan espontanea oferta, que posiblemente cualquiera negaría. Pero no fue el caso, y tras recordar los orígenes de la bruja, exceptuó todo tipo de posible negación y afirmó el compartimiento de ideales que había entre los dos tras las buena y denotativa respuesta que ella misma formuló.

—Pues debes saber que soy un fiel ferviente de la diversión hedonista— contestó sonriente, al ritmo en que una de sus manos recorría la distancia entre ambos para comenzar a acariciar sutilmente su cintura, para contiguo a ésto, jalar su ligero torso al suyo y susurrar a su oído —¿te apuntas?— tras separarse, la semblante tan galante de Santos, como su mirada, señalaban a gritos las intenciones que tenía sobre la vampiro.

Seguramente ésta sería una de las muchas más locuras que le esperaban en la Academia. Comenzaba a divertirse y con la compañía de tan hermosa bruja, seguramente sería una velada inolvidable.

-La relación con mi madre es casi nula, hablamos muy poco, pero no dudo que sea una excelente persona- agregó escueto tras haber ingerido un trago más para darle fin a la copa de whisky que sostenía en la diestra. Y así, tomó la elegante botella de cristal que reposaba sobre el pulcro vidrio de la mesa para servir de ella y rellenar su pequeño vaso con escasos hielos.

Ella parecía ser una persona seria, pues su forma de socializar tan fluida indicaba que Santos hablaba con alguien importante y con clase. La falsedad por parte de la chica en sus expresiones era para nada evidente, por lo que Malfoy sentía que tenía ella interés en conocerlo. Que amena actuación, que amena...

—Yo vengo en busca de simple diversión— concretizó a la par en que esbozaba una fingida sonrisa en su semblante, aunque lo suficientemente creíble para que la chica denotara la existencia de cierto interés por parte de Malfoy para seguir conversando, aunque la verdad es que tenía las más oscuras e impuras intenciones con ella (?) xD —Podemos divertirnos juntos si lo deseas— añadió inmovilizando sus platinas orbes, en la verdosa mirada que acaparaba desde un principio su atención.

Ya era hora de aclimatarse al ambiente y dejarse llevar un rato por los efectos del alcohol.

Era un grupo diverso y peculiar para la perspectiva de Malfoy. Posiblemente necesitarían pulir algunos aspectos por el hecho de incluir gente nueva al equipo, pero una vez entrando en acción no habría algo que el trabajo en equipo pudiera no arreglar. Apenas comenzaban a presentarse y a Santos le motivaba el trabajar con personajes experimentados y bien preparados que seguramente sería favorable para su realización dentro del Ministerio.

Tras haber finalizado el acto cívico de las presentaciones de cada uno de los miembros del Escuadrón y de las explicaciones de su jefa y de la directora, no quedaba más que acomedirse a las indicaciones que ambas señalaron y concretizaron, tanto como en las actividades próximas a realizar.

Lejos de absolutizar sus ganas por comenzar a trabajar, al demonio también le impresionaba y entusiasmaba notar, las bien programadas y sistematizadas actividades que organizaban los jefes de oficina. Eventos públicos, privados, servicios para el Wizengamot, eran apenas algunos de la variedad de eventos a los que asistiría en función de planes laborales, pero era uno de ellos quizás el de más importancia por el momento, el Torneo de Duelo, y sería fundamental la presencia del Cuerpo de Seguridad ahí, para lo cuál tenía en mente una buena forma de presenciar tan magno evento.

—Comencemos entonces— agregó recorriendo con la mirada el lugar para presenciar a sus nuevos compañeros de trabajo para luego fijarla en la figura que correspondía a su jefa —Bien Bel, tu dices cómo, dónde y cuándo—.

—Creo que lo que más me ha gustado es su gente, todos son muy amables con los turistas, tienen la cultura de presentarse alegres en todo momento sin importar sus situaciones culturales y socioeconómicas— contestó luego de darle un trago a tan amargo pero ligero líquido.

Tras la respuesta que Mía formulaba, Santos no pudo evitar una media sonrisa de lado, pues el también ya percibía los beneficios que tenían el pertenecer a un linaje tan importante dentro de la comunidad mágica, tal como lo era el Mafloy, y eso era agradable para cualquier miembro de la familia o allego a ella —Vaya que lo sé— dijo luego de reir con ligereza.

—Mi madre es Aiden— contestó tras reposar su vaso en la repisa en la que recargaba su codo para obtener una posición confortable y así no dejar de mirar a su acompañante que yacía tomando una bebida muy similar a la de él.

—Y ¿qué te trae por aquí Mía?— Santos podría resultar muy preguntón, pero lo hacía con la causa de no quedarse callado y socializar un poco más en el entrono en el que ahora estaba destinado a presentarse más.

Tras haber finalizado su acelerado ritual de higiene, Santos bajó las escaleras de los dormitorios gustoso y con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su semblante, pero no sin antes haber tomado la baraja de cartas de su baúl, que sería con la que realizarían la partida de algun juego en el que todos los presentes estuvieran de acuerdo.

—¡Listo chicos! Acérquense— Argumentó el rubio tras pasar de nuevo al escenario tan intimo y relajado que les proporcionaba la calidez de la sala y una tarde templada como el agua del lago por los veranos, Santos indicó con en un ademán que pasaran a la mesa redonda para ocho personas en donde él ya había tomado asiento y su única disposición era revolver las cartas en una serie de trucos que había aprendido tras una de sus muchas estadías en las Vegas.

—¿Les parece si jugamos póquer?— cuestionó el demonio con intriga de organizar y saber las preferencias de los presentes en cuanto a la actividad que estarían a punto de realizar —Quiero suponer que al ser el juego más popular, todos lo conocen y saben jugar— justificó su sugerencia mientras pasaba el montón de cartas entre sus manos generando una buena revoltura de las cartas.

Tras la breve explicación de Anna respecto a los aparatos electrónicos, Santos perdió el seguimiento de la charla, al intentar memorizar el manipulo de el sinfín aplicaciones que tenía tan peculiar dispositivo. Por el escaso conocimiento, apenas reconocía que era un medio de comunicación rápido y sincronizado, pero la Nigromante le había proporcionado unos cuantos tips más a Santos para absolutizar el funcionamiento del mismo en la fiesta.

Fue tanta su distracción que no pudo percatarse del recibimiento de dos mensajes de textos nuevos en la bandeja de entrada de su mensajería. Bastó el deslice de la pestaña principal de la pantalla táctil para mirar en dos ventanillas el resumen de ambos textos, presiono la del más reciente para visualizarlo en una pantalla con el interfaz de un chat.

Repentinamente soltó el celular tras el quebrantamiento del hueso de su muñeca, alguien quería pasarse de listo y eso no le agradaba para nada a Malfoy. Materializó su varita en la zura y tras un apresurado pensamiento <<Episkey>> sanó el hueso roto de la mano que sostenía su teléfono. Miró a todos lados buscando el origen del efectivo ataque, pero los más cercanos a él también curaban sus manos.

—¿Qué ca*ajo pasa aquí?— cuestionó en un tono tan volátil y feroz mirando inmóvil a todos los dañados tras el cobarde ataque. Tomó de nuevo el celular del césped y se acercó a Atria que parecía también buscar al culpable de tan cobarde ataque —¿Te encuentras bien Atria?— preguntó Santos aun con una expresión que presentaba un gran estado de confusión.

—Anna, ¿qué esta pasando?— interceptó a la Ryddleturn antes de que se apartara demasiado del grupo. Ella era una bruja poderosa, pero había estado desde un principio con Santos, por lo que no podía dudar en absoluto de ella.

Era el desvelo o su distracción por encontrar la oficina pero no se había percatado de la presencia de una bruja en el elevador, hasta que interactuó ante la opinión de Black sobre el cachorro que cargaba en manos su compañero de trabajo.

—No lo dudo, pero sería conveniente apoyarnos quizás con una raza canina un tanto más astuta y audaz, en cambio un inofensivo cachorro como éste, considero que no es más que un estorbo y distracción para Finnick— sentenció fijando sus platinos orbes en la ojiazul que exaltó tanto al demonio como a Tonks tras haber interferido tan repentinamente.

Luego de que fueron denominados como “nuevos” —Así es, mi nombre es Santos Malfoy— se presentó extendiendo su mano esperando como respuesta un estrecho con la de la bruja —¿quién eres tu? —.

Luego de las apresuradas presentaciones fueron indicados por la vampiro seguirle a la sala de juntas donde yacía una persona desconocida más y posterior a las indicaciones anteriormente señaladas por Pandora, Malfoy se dignó a presentarse —Mi nombre es Santos Malfoy y sería esplendido que me asesoren y pongan al tanto en cuanto a las actividades que se tienen programadas para éste arranque de mes— concretizó interesado en comenzar a trabajar.

La presencia de un quinto elemento dentro de la sala resaltó captando la atención de todos los presentes en la sala, exceptuando a Malfoy que no tenía siquiera la menor idea de quien se trataba, pero con el debido respeto que todos merecen se animó a demandar —Así mismo, sería muy amable de su parte que también de presentaran para comenzar a identificarlos— finalizó curvando sus labios en una media sonrisa en son de amabilidad.

En su habitual recorrido madrugador por los Jardines Sumaes recibió la lechuza que exhortaba a Malfoy asistir al curso impartido por las profesoras Westrong y Gryffindor de los bandos de la Orden del Fénix y la Marca Tenebrosa respectivamente. Una clase a altas horas de la noche y en las inmediaciones del castillo, prometía ser una actividad misteriosa y entretenida.

Últimamente la Academia era la encargada de poner en riesgo a sus alumnos con la convicción de hacerles explotar sus habilidades y hacerles denotar sus intereses y habilidades para su desarrollo en el mundo mágico. El potencial de cada uno florecía conforme a la diversidad de actividades que planteaban los maestros de la Academia con el firme propósito de formar hechiceros de calidad.

El escrupuloso imperio de las tinieblas, teñía en oscuridad el rojizo cielo que anunciaba una noche estrellada con un clima de lo más elocuente para la situación. El castillo por las noches daba la impresión de una construcción sombría y de lo más tétrica pese a ser un edificio tan obsoleto como la inminente desaparición del brujo Merlín.

Santos yacía sentado en una enorme roca a las orillas del lago esperando no ser sorprendido por un profesor y ser reportado con los directores de la institución por estar solo en el lugar. Los minutos transcurrieron y la presencia del alumnado que bajaba del castillo a los exteriores solo presagiaba una cosa, su reloj de bolsillo notificó la hora indicada en la carta para presentarse a la clase.

Tomó rumbo por el sendero con camino a los Jardines Sumaes, lugar donde darían inicio a la actividad según las clausulas mencionadas en el mensaje que le hizo llegar un ave.

A lo lejos divisó a dos compañeros a quienes no había tratado lo suficiente pero las complicidades eran de mucho apoyo para el dinamismo que generalmente se empleaba en las clases por lo que optó por saludarlos de manera amable y confidencial, no tenía intenciones de relacionarse con alguien más.

—Finnick, Atria buenas noches ¿cómo están?—saludó con cortesía pero sin ninguna entonación de sentimentalismo en sus palabras. Luego de que la chica hiciera su presentación Santos habló con firmeza a la audiencia —Santos Malfoy— enfatizó para captar la atención del grupo y evitar que alguien hurtara su turno —trabajo en el Cuerpo de Seguridad en el Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica— finalizó, no planeaba dar más información, apretando sus labios con indiferencia a las presentaciones de sus demás compañeros exceptuando la de Tonks, que había sido uno de sus más recientes oponentes en duelo. No planeaba mencionar más información en su presentación, siendo miembro de dicha familia, seguramente las especulaciones sobre la misma darían a los presentes una idea del carácter y temperamento del demonio.

Luego de que las indicaciones de las profesoras hayan sido establecidas, Santos volteó a sus compañeros evidenciando sus ganas de organizar una expedición por el laberinto en tercia, a no ser de que los chicos tuvieran uno o dos integrantes más que quisiesen agregar.

—¿Les parece si viajamos juntos?— cuestionó a la paralela en que materializaba su varita de olmo en la diestra, haciendo un ademán con un mano libre para darles el paso a Black y Tonks que posiblemente aceptarían su propuesta.

Luego de haberse postulado para uno de los cinco puestos vacantes, llegó su primer día de trabajo en el Ministerio de Magia. Debía ir a asesorarse y a empaparse de basto conocimiento respecto a las actividades que realiza la oficina a cargo del control y vigilancia del debido uso de la magia y sus propiedades tanto fuera y dentro del mundo mágico.

Como era costumbre para Black, prefirió no usar la magia para trasladarse y tomó el tren en la estación muggle más cercana de Ottery con rumbo a Londres donde usaría el servicio público para entrar al Ministerio.

La estación de King Cross lucía de los más calmada luego de la llegada de Malfoy. Caminar entre muggles no le causaba conflicto a pesar del gran desprecio que les tenía, además los andenes no estaban del todo concurridos y le permitían desplazarse cauteloso y con fluidez por la ciudad hasta encontrar la caseta telefónica que tenía la peculiaridad de ser una de las muchas entradas al mundo mágico en toda Gran Bretaña.

Apareció entre llamas verdes en el hall tras haber depositado un par de monedas en la caseta aparentemente tan común como las demás por fuera pero no por dentro. Avanzó entre la gran multitud de mago y brujas que se dirigían a realizar sus respectivas actividades y así comenzó a adaptarse al entorno social con el que conviviría de ahora en adelante.

No tuvo ningún conflicto para llegar al departamento e inmediatamente se dispuso a buscar la oficina donde había querido ser aceptado por voluntad, la oficina del cuerpo de seguridad. En la entrada alcanzó a mirar una silueta que le resultó ser familiar.

—Buenos días Tonks— saludó Black a Finnick que acababa de golpear la puerta de la oficina —veo que tendremos frecuentes encuentros aquí— sentenció mordiendo los labios mientras contemplaba sin ninguna expresión a la mascota de su nuevo compañero de trabajo —no creo conveniente que traigas a tu perro, no es un spa para mascotas— finalizó volteando su mirada para mirar si alguien los recibía y les daba alguna indicación.

Había pasado el último par de semanas esperando el inicio del curso de las siguientes clases que turnaban a la generación a la que pertenecía. Esto con el fin de no verse envuelto en contratiempos que llegaran a denegar, su participación en la materia o su estancia en la Academia, que era ahora su segundo hogar.

El ruido ensordecedor de su reloj despertador obró resonancia por el dormitorio varonil de los jóvenes Tritones. Como era costumbre de Santos molestar a los demás dicentes presentes en el aula, dejó sonar por un largo rato aquel aparatoso objeto mecánico que era el encargado de despertar a todos los miembros masculinos de la noble casa Wye.

Comenzó con rapidez su diligente ritual de higiene en los sanitarios con el fin de ir bien presentado a la apertura del curso de duelo. Para la ocasión había optado por portar un cómodo pants completo en tono azul náutico, con cierre en la sudadera, la insignia bordada de los Tritones y unas deportivas blancas, el mismo tono de su playera sport. Como ya era costumbre, gracias a su adiestramiento militar en la Institución Durmstrang, demoró no menos de cinco minutos en finalizar.

Como le fue indicado en la carta, salió de los baños tranquilo, en dirección al aula que le habían asignado los profesores y donde se impartiría la materia de duelo. Los anchos y extensos corredores del castillo se encontraban bien iluminados a causa de los grandes ventanales que emanaban luz solar por fuera del cristal, sumergiendo al demonio en un escrúpulo de relajación al tacto que su piel tenía con tan cálida sensación. Teniendo bien organizadas sus actividades, todo resultaba más eficiente.

Llevaba consigo no más que una mochila de piel con correa cruzada de hombro izquierdo a cadera derecha, en donde guardaba no más que unos retazos de pergamino, plumas y un botecillo de tinta negra que seguramente utilizaría con el propósito de apuntar y ponerse al tanto de los últimos cambios realizados en las reglas de duelo.

No le costó ninguna complejidad hallar el aula. Pasó por el gran marco de madera que se encontraba abierto y se percató de la ausencia de los maestros. En la sala no había más que pupitres y encima de éstos, una bola profética que garantizaba a gritos ser poseedora de las propiedades de aparición de un traslador, debido a la imagen que proyectaba la esfera en su interior. Era evidente que algunos ya se habían adelantado puesto que había dos o tres mesas vacías.

Exhaló profundamente antes de tomar el medio de transporte. Y Aquel cosquilleo en su estómago era la señal de que había realizado con éxito su desaparición del castillo. Había dejado ya aquella sensación de mareo y las náuseas quedaron atrás, pues ya poseía cierta experiencia con aquella acción mágica que facilitaba a todo mago el poder trasladarse con rapidez.

El Bosque Prohibido, ése era el ambiente donde impartirían la clase los profesores Lúcien y Gryffindor. Al haber escogido tan singular escenario seguramente buscarían un tipo de actividad interactiva en donde los jóvenes aprendices lograran desempeñar un esfuerzo marcado.

Los alumnos restantes fueron llegando en destiempos no tan prolongados, lo cual pudo presenciar al haber llegado temprano. Era bueno identificar rostros conocidos, entre ellos su más allegada compañera de clase Atria Black, quien posiblemente era la alumna más destacada de su generación.

—Buenos días Black— saludó el rubio fijando con seriedad sus platinos orbes en el bien definido y ovalado rostro de la Haughton que pareciera estar más atenta en la presentación de los profesores que en cualquier otra cosa.

Quizás, y solo quizás, habría extendido su plática con la bruja pero la intervención de una manada de osos pardos animados por un conjuro por parte del maestro odefo , demandaban a los practicantes que salvaguardaran a toda costa su vida.

—Por favor, creen que están con niños de guardería— musitó Santos a la par en que materializaba su varita en la diestra. —¡Incarerus!— bramó y de su vibrante vara brotaron tres cuerdas de aproximadamente siete centímetros de grosor y con el largo suficiente para atarse al cuello de tres osos que se aproximaban con eufórica sed de hambre a él.

<<Seccionatus>> pensó, siseó y doce medias lunas de ónix salieron disparadas con destino a los abdómenes de los úrsidos. Cuatro medias lunas por animal, y así acelero el proceso de matanza a los feroces pardos de los que se defendía la clase entera, en el sombrío contexto de un bosque no tan colorido.

El pulcro y fino reinado de la oscuridad acaparaban hasta con el callejón más escondido de "La Gran Manzana". Pese a la fecha, la ciudad estaba a reventar, la bulla incrementaría conforme al avance de las manecillas del enorme reloj digital de Times Square que era enmarcado por luces neón y que su imagen era intercalada junto con el del video del anuncio de una importante pelea de box, que podría ser presenciada por un sinfín de espectadores en la gran pantalla del edificio.

En las calles más concurridas de Manhattan, tales como la Fifth Avenue, no había más que luces, clubes nocturnos en su máximo apogeo y sobre todo el más fresco glamour jamás antes presenciado por el joven Malfoy, que se encontraba junto a una importante tienda de ropa italiana en donde había adquirido el atuendo que portaba para aquella ocasión. —Creo que la ropa muggle de diseñador, eso lo mio— comentó para si mismo, mirando su reflejo en el vidrio de un enorme aparador de la tienda frontal a la que acaba de salir.

Vestía un saco rosado por encima de su camisa blanca a rayas que hacían buen juego con el pantalón gris oscuro que cubrían sus bien proporcionadas piernas, la corbata carmín resaltaba con sutileza junto con el pequeño botón del mismo tono que yacía prendido en la entrada superior izquierda de su blazer, los zapatos en tono marrón eran el toque final de elgancia en aquella moderna vestimenta.

En la esquina lo esperaba una lujosa limusina que lo trasladaría hasta el lugar de la celebración. El automóvil era chofereado por un viejo de entre unos cuarenta, cincuenta, años de edad aproximadamente. Había sido contratado por el mismo demonio para hacerle un recorrido por la ciudad debido a que su vuelo llegó al aeropuerto internacional desde muy temprano. El idioma no era una dificultad, puesto que era el mismo que usaban en su país.

Santos bajó, no sin antes pagar a su sirviente la cantidad exacta y un tanto más por haber sido tan cortés al esperarlo en cada una de las paradas realizadas. Era un parque inmenso, pero por instinto llegaría sin problemas al lugar de reunión indicado en la Academia.

Se adentró por el bosque, entre una gran multitud de árboles, en su mayoría viejos, nuevos y no tan nuevos olmos. Atravesó puentes, entre una cantidad considerable de senderos hasta que por fin visualizó el punto de recepción al que llegaban personas con comportamiento lo suficientemente sofisticado como para pensar que se trataba de un montón de Otteryanos (?).

Caminó decido a la entrada, en donde la directora le entregó un móvil de pantalla táctil de última generación, comenzaba a acostumbrarse a las fiestas organizadas por los mortifagos lo cual causaba en su mente un enorme escrúpulo de curiosidad por ver de que se trataba esto.

A lo lejos divisó rostros familiares, estaba su más allegada compañera de clases, Atria Black, Anna, una vieja colega a quien quería como una hermana y Anne, su ex-profesora de Generales en la Academia. Santos avanzó con firmeza hasta situarse junto a ellas para saludar —Buenas noches chicas— depositó un suave beso en la mejilla izquierda respectiva a cada bruja —¿Alguna de ustedes sabe a qué se debe todo éste alboroto con los móviles?— preguntó con un gesto lleno perplejidad.