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Leonardo Myrddin E.

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Mensajes publicados por Leonardo Myrddin E.

  1. -Qué lindo ha quedado- Dijo, mirando los restos de aquél castillo decayente. Definitivamente, aquél lugar había pasado por días mejores. Ahora era tiempo de irse, y para eso necesitaba encontrar a Jessie

     

    -Perfecto, vámonos. Yo ya terminé con mi parte de la remodelación- Respondió el castaño con una sonrisa a la pelirroja que se había acercado a él, y lo tomaba de la mano para irse de aquél lugar. -En serio, tienen que llamarme para la próxima. Tal vez haya que matar un par de pollos- Comento riéndose, mientras el efecto de la poción pasaba, y sus ojos ambarinos recuperaba su color verde esmeralda, a la vez que la cordura regresaba al castaño.

     

    -Hola Alexis- Saludo el joven con una sonrisa a la chica, la cual se les había unido. -Ha pasado un tiempo, no? Te has divertido? Yo si- Preguntó, mientras ambos seguían a la mujer por los terrenos del castillo, directo hacia la salida.

     

    Una vez estuvieron fuera de los terrenos de aquél decadente castillo, Louis giró la cabeza hacia atrás, para ver los restos de aquella construcción. -Deberiamos irnos a tomar algo. Yo iba a hacerlo cuando surgió esto- Les dijo a las dos, justo antes de que Jessie desapareciera, haciendo que los tres desaparecieran en la oscuridad.

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  2. -Como mande, jefa- Respondió con una sonrisa a la mujer que lo acompañaba, mientras ella invocaba un fuego maldito, del cual salió una impresionante ave de rapiña, la cual terminó calcinando la puerta del castillo.

     

    -Quiero divertirme un poco a solas- Dijo el castaño a su acompañante, a la vez que, sin esperar respuesta suya, corría usando su velocidad de vampiro para correr por distintos lugares del castillo. -Es una lastima que no tenga más rango en el bando para esto. Pero bueno... ¿Qué diversión había si usas hechizos que te simplifican todo?- Se dijo a sí mismo, mientras apuntaba a una de las ventanas con su varita. -¡Confringo!- Exclamó emocionado mientras sus ojos tomaban un color ambarino,y veían cómo explotaba una ventana. Sonrió al ver los cristales volando en todas direcciones. -¡Esto... es... genial!- Exclamó, mientras repetía el procedo una y otra vez, en una ventana diferente, y desde puntos diferentes. Aquél alboroto le encantaba, le hacía sentir otra vez como si estuviera en Japón, en las épocas en las que su existencia se basaba en el asesinato de distintos seres.

     

    -Me encanta esta remodelación- Dijo, mirando los efectos de los hechizos de sus compañeros. Si había algún inocente atrapado dentro del lugar, no le importaba. Era cosa del destino decidir si vivían o morían.

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  3. -Bonito lugar- Murmuró, entrando en aquel bar. Tenía pensado beber algo, ya que habían cientos de cosas rondando en su cabeza, y a veces necesitaba algo más que andar saltando de techo en techo para despejarse. Un whisky no le vendría mal.

     

    El castaño avanzó un poco hasta la barra, sumido en sus propios pensamientos, cuando se dio cuenta de que alguien estaba intentando llamar su atención. Louis se giró para verla. La había visto antes. “¿Cuál era su nombre? Ah, Jessie” Pensó para sus adentros, reconociendo a una de sus superiores en la Marca.

     

    -Hola- Respondió al saludo de la pelirroja –Bien, venía aquí a tomar un trago y…- Pero de repente se vio interrumpido por la señal de aquella marca que la mujer llevaba en el Brazo. Era la Marca que sólo llevaban aquellos que habían sido aceptados dentro del bando, y que él algún día llevaría.

     

    -Por supuesto que iré- le respondió con una sonrisa. ¿Por qué perderme algo así?- Vio cómo la mujer se colocaba su capa de viaje, para luego tomarlo de la mano y salir de aquél local, rumbo a algún callejón desértico. El deber llamaba, y ellos tenían que atender.

     

    “Algún día llevaré una máscara así” Pensó el Myrddin, mirando cómo su compañera se colocaba una máscara plateada para ocultar su rostro, y él buscaba en su mochila un frasco de poción multijugos. –Vale. Siempre llevo algún que otro pelo robado de por ahí- Murmuró, rebuscando para sacar un cabello de color rojo. Louis lo colocó en la botella, y ésta al instante cambió su textura y color. No tenía mucho tiempo para ver el cambio en el líquido, así que se la bebió de un trago.

     

    El joven miró a su compañera, ahora exhibiendo unos ojos de color miel, y una cabellera pelirroja, además de tener la cara llena de pecas. Louis tomó su mano otra vez, y ambos desaparecieron, para aparecer cerca al castillo Lockhart.

     

    -Entendido- Respondió el a las indicaciones de su acompañante, mientras la seguía a través de una verja. Se unieron a otros mortífagos que estaban ya allí, y continuaron caminando, siempre guardando distancia para poder moverse con más libertad, hasta que llegaron a los jardines principales de aquél inmenso castillo.

     

    -Sólo espero poder divertirme un poco- Dijo el Myrddin, con la varita en garde, mirando alrededor del lugar para reconocer el terreno.

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  4. -¿Tú qué dices, Eli?- Preguntó el castaño a su hijo, al cual llevaba cargado sobre los hombros -¿Saeta de fuego o Nimbus 3000? Es tan... difícil- Su cabeza y la del niño giraban, pasando de una escoba a otra.

     

    -Esa- lo interrumpió la vocecita del pequeño, el cual señalaba hacia la Nimbus 3000. -Entonces Nimbus 3000 será- Dijo su padre con una sonrisa. Siguió caminando por la primera planta, mientras miraba los objetos que se encontraban a la venta. "Aparte de la escoba, quizás sea conveniente comprar una moto Voladora, sería genial pasear con Eliah en ella" se dijo a sí mismo, mientras miraba la moto, la cual parecía seducirle mientras le decía "cómprame". -Sip, también me llevo la moto- Dijo, chasqueando los dedos, y caminando hacia donde se encontraba el dependiente.

     

    -Hm... buenos días- saludó educadamente mientras entregaba los formularios y su hijo repetía lo mismo que su padre -Quisiera llevarme estos dos objetos-

     

    ID: 116689
    Nivel Mágico: II
    Link a la Bóveda Trastero: --
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda de Leonardo Myrddin E.
    Fecha: 2016-07-18
    Nombre del producto: Nimbus 3000
    Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto
    Catalogación: AA
    Puntos por unidad: 20
    Precio: 1000G
    Nombre del producto: Moto voladora
    Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto
    Catalogación: AAAA
    Puntos por unidad: 80
    Precio: 4000G
    Precio total: 5000G
    Total de Puntos: 100P
  5. -Y me seguirás odiando por el resto de tu vida- Respondió el castaño, bebiendo otro sorbo de su bebida. Miró una vez más a aquella mujer. Estaba sonriendo. Aquella sonrisa se veía de una forma muy diferente a la forma maliciosa que tenía al sonreír. Incluso ella se veía diferente -Ummm... gracias por...qué?- preguntó, volviendo a llevar el vaso a sus labios y mirándola de reojo.

     

    -¿Salvarte? Oh, dudo mucho que puedas salvarte. No existe tal cosa como la salvación. Lo único que puedes hacer es afrontarlo. Contrólalos- Dijo, dejando su vaso en la mesa, y mirándola a los ojos. -Es lo único que podrías hacer- En aquel momento, se puso a recordar a Mekyue, el vampiro que tenía encerrado en su cuerpo desde que era un niño, y aunque fue algo duro al principio, finalmente pudo mantenerlo a raya, evitando que lo perjudicara de alguna forma.

     

    -¿Quieres...bailar?- Preguntó el Myrddin, en el momento en que ella lo tomó de las manos, y lo sacó de sus pensamientos.-Si claro. ¿Por qué no?- Respondió con una sonrisa.

     

    -¿Sabes? Creo que sería mucho mejor si guardaras tu cajita- Dijo, poniendose de pie, y yendo hacia la pista de baile.

     

    @@Alexis Miller

  6. -¿Que quién más puede aguantarte? De eso no estoy nada seguro- Respondió, dándole otro sorbo a su vaso, y volviendo a mirarla a los ojos. Sabía que estaba tentando a la misma muerte al hacerlo, pero no le importaba. Estaba ya demasiado acostumbrado a arriesgar la vida. Aquella chica era como una caja de sorpresas.

     

    -¿Por qué estoy solo, dices? Pues porque dejé a mi hijo en el castillo, y porque hay veces en las que me gusta andar solo- Dijo, mirando su vaso con aparente interés. La situación se había tornado muy extraña. La chica no había respondido a su segunda pregunta y además estaba actuando demasiado raro, incluso para ser ella.

     

    -¿Salir? Pero ¿Por qué hacerlo? La noche es joven pequeña Alexis- Dijo, volviendo a llenar su vaso. -Todo a su tiempo, niña. Todo a su tiempo...- Murmuró distraídamente.

     

    -¿Tu actitud extraña es a causa de esos demonios que llevas?- Preguntó, mirándola de nuevo -No eres la única que lleva otros seres dentro.- Si no tenía cuidado, podría acabar verdaderamente muerto

  7. -Lo tendré en cuenta para cuando salga a la calle- Respondió el Myrddin con aquella misma sonrisa ladeada en el rostro. -Cuanto tiempo sin vernos, Alexis...- Dijo, mientras tomaba la botella de vino que había dejado un asustado cantinero, junto con una copa, y lo servía.

     

    -Supongo que la vida está llena de muchas casualidades- continuó, mirando fijamente a los fascinantes ojos azules de la mujer, y entregandole la copa. -Hm...supongo que no debería preguntar por aquella caja tan curiosa que llevas allí- dijo sintiendo, gracias a sus habilidades de semivampiro, el ligero pero atrayente aroma de la sangre.

     

    Miró fijamente a Alexis por unos minutos. Podía sentirla, su respiración agitada, la forma cómo esta subía y bajaba, y también los latidos de su corazón. Estaba alterada por algo.

     

    -Vamos, está bien que me hayas extrañado, pero no es como para que te pongas nerviosa- bromeó riéndose, mientras la volvía a mirar fijamente con aquellos ojos verde esmeralda que él poseía.

     

    -Bueno, sólo tengo dos preguntas: ¿Qué es lo que te trae por aquí, y a quién has matado ahora?-

  8. -¿The Cawing Crow?- Se preguntó a si mismo el castaño, luego de detenerse ante el curioso letrero, el cual era negro con letras doradas. Se estaba haciendo de noche. Había pasado las tres últimas horas haciendo una de sus actividades favoritas: perderse en el abarrotado y concurrido lugar que era el Callejón Diagon, y caer en algún local nuevo para él. Por todo el lugar hacía tal frío, que a cualquiera le daría ganas de volver a su casa. Pero eso no le importaba, estaba demasiado acostumbrado a este tipo de climas, además de que su propia temperatura corporal era sobrehumanamente baja.

     

    Miró a través de los cristales de la puerta el interior del lugar. Se veía muy confortable. -Quizás no me vendría mal una buena bebida... o dos, quién sabe- murmuró, esbozando aquella sonrisa ladeada que solía hacer en los tiempos en que vivía en Japón asesinando cualquier tipo de criaturas, y entrando.

     

    -Interesante...- fue lo primero que dijo, al ver el lugar completo. Avanzó un poco a través de un pasillo doble, hasta dar con el área del bar. Caminó hacia la barra, y se sentó allí, mientras contemplaba su alrededor. Lo que volvía a aquel lugar tan confortable era la baja iluminación, muy bien complementada con la decoración y los muebles. Se giró hacia el cantinero, el cual se había acercado a él, y dijo -Un escocés en las rocas no estaría mal para empezar- mientras hacía que en el equipo de sonido de la sala sonara una de sus canciones favoritas: Hotel California.

     

    El Myrddin sonrió de lado al recibir el vaso, y contemplándolo por unos minutos antes de beberlo, se perdió en la maraña de pensamientos que rondaban su cabeza. Sintió una segunda presencia cerca a la barra, y se giró para ver de quién se trataba.

     

    -Miren a quién tenemos aquí- murmuró, mientras sus ojos color esmeralda detallaban a la mujer que había llegado, y se dentenían en los ojos ajenos. -Cantinero. uno más para la señorita. Parece que los muertos están regresando- Dijo, bebiendo un sorbo de su trago.

  9. Leonardo Louis Myrddin

     

    -¿Por qué te has puesto nerviosa? Creí que solamente a Emilia le gustaban mis ojos, pero ya veo que no es así- Dijo el castaño, riendo al ver la reacción de la Lockhart, y notando las bolsas de compras que ella tenía a su lado. -Oh. ¿Un obsequio?- Preguntó al oír a la chica, mirando el dije que ella llevaba en su cuello, el cual lo hizo pensar en aquél que él mismo le regaló a su pelirroja. -¿Y de quién será?- Preguntó con una sonrisa maliciosa, apuntando con su varita a su cabello, tornándolo brevemente de color verde, y regresándolo a su habitual color castaño en un instante -En serio, me cuesta adivinar quién es- Continuó, mirando por unos momentos la malteada de la chica, deseando una. Cuando ella le ofreció algo de comer no lo pensó dos veces -Si, me gustaría una malteada de choc...- Pero no pudo terminar su pedido, ya que la joven lo había interrumpido, poniéndose de pie, y disculpándose, para dirigirse a otra persona.

     

    -En fin, ya se lo pediré después- Dijo, mirando de reojo a las bolsas de Bodrik -Sé que no debería, pero... oh qué demonios- y se lanzó a ver lo que la Lockhart había comprado.

     

    -Catalejos, un recibo de una motocicleta, ¿Poción para dormir? ¿Qué es lo que esta chica hace en sus ratos libres?- Murmuró con una ligera risa, imaginándose a su amiga secuestrando personas los fines de semana -Y esto es... ¿Qué rayos?- Se preguntó a sí mismo, cogiendo una poción que se le había hecho familiar -Seducción eterna... esta niña es peligrosa- comentó, algo sorprendido de encontrar una poción así entre las compras de Bo. ¿Para qué querría ella algo así?

     

    -Interesante...- susurró, girándose para ver a la chica hablando con el otro visitante. -Me pregunto qué pasará si...- E instantáneamente, echó el contenido de la botella en la malteada de la joven -No debería hacer esto, pero quizás sea divertido ver sus efectos en alguien como Bo- Soltó una breve y discreta risa, y devolvió las compras de Bodrik a su lugar, fingiendo no haber hecho nada.

     

    -Y, si mi deducción no me falla, creo que lo tenía pensado usar en cierta persona de la cual ella me habló- Se dijo a sí mismo, fingiendo jugar distraídamente con su varita, y esperando a que la chica regresara, para pedirle su malteada.

     

    @Bodrik

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  10. Leonardo Louis Myrddin

     

    La lluvia arreciaba, mientras una figura caminaba tranquilamente por el Callejón Diagon. No llevaba paraguas como las otras personas que por ahí transitaban, él mismo había aplicado a su ropa, y a la mochila que llevaba, un encantamiento de impermeabilidad. Contrario a la mayoría de personas, él adoraba la lluvia. Le recordaba ciertas cosas de su pasado y la vida que antes llevaba entre las sombras, además de que le agradaba la sensación del viento y las gotas de lluvia en su cara.

     

    El rostro del chico exhibía una sonrisa. Era la misma que siempre mostraba para esconder su verdadero yo, pero en este caso, la sonrisa era auténtica. Últimamente se había estado sintiendo muy dichoso. Iba a tener un bebé con la chica a la cual él amaba, y además, parecía que todo a su alrededor encajaba perfectamente. ¿Duraría para siempre? Obviamente no, pero mientras tanto, disfrutaría de su vida tal y como era en aquellos momentos.

     

    Se había pasado el día entero dando vueltas en el callejón, comprando cosas para bebé, las cuales llenaban su mochila mágicamente expandida hasta la mitad. Bien pudo haberle pedido a su elfo que hiciera el trabajo por él, pero prefirió ir él mismo a comprar. Además, su reserva privada de chocolates se estaba agotando, y tenía que ir por más provisiones, las cuales llenaban la otra mitad de su mochila.

     

    De repente, se detuvo en seco, al leer lo que un llamativo letrero anunciaba. ¿The Arabic Place? Si la memoria no le fallaba, era propiedad de su amiga Bodrik. Su estómago hizo un sonido repentino. Había estado tan ocupado viendo las cosas para su niña que no probó bocado alguno en todo el día. -Me pregunto si a Liesse le gusta el Shawarma- se preguntó a si mismo con una sonrisa, mientras abría la puerta e ingresaba al lugar.

     

    Era un bonito y agradable local, con decoración obviamente de temática árabe. Habían varias mesas en fila, y la tenue iluminación de color rojo le recordaron vagamente a un burdel. -Qué lugar tan curioso- murmuró, caminando entre las mesas hasta que, no muy lejos de allí, visualizó a una chica colocándose una especie de collar, para luego de escribir una nota y entregársela a un ave. Se acercó un poco más al ver al ave partir, y se dio con la sorpresa de que se trataba de Bodrik, su amiga de cabello negro a la cual él apreciaba mucho. Se veía feliz.

     

    -Discúlpeme señorita, pero se puede saber el motivo de su alegría? O quizás.. ¿Espera a alguien más?- Preguntó con una sonrisa, tomando asiento al lado de ella.

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  11. Hola. Quisiera hacer un par de cambios en la ficha, los cuales tenía algo olvidados

     

    Primero: Me gustaría solicitar los conocimientos que me corresponden por el TIMO y el EXTASIS, los cuales vendrían a ser Pociones y Artes Oscuras

     

    Segundo: También vine a pedir si podrían cambiar el título de la ficha, en la parte que dice Leonardo P. W. por Leonardo Louis Myrddin. Además, quisiera anexar la siguiente imagen (link) al inicio de mi ficha.

     

    Sin más qué decir me despido, muchas gracias de antemano.

  12. Leonardo Louis Myrddin

     

    En verdad, era una gran sorpresa para él encontrarse a su hijo en aquél lugar, sobretodo porque el niño solo tenía tres años, y era muy raro que él viniera caminando solamente, ya que era demasiado pequeño para aparecerse o usar una escoba, o saber usar un traslador.

     

    -¡Hola pequeño! ¿Cómo has venido hasta acá?- Le preguntó, mientras revolvía sus cabellos.

     

    -Caminando- Respondió el niño, de forma simple y sin rodeos, sin dejar de mirar a la adolescente que estaba al lado de su padre.

     

    Eso era muy raro. Pero bueno, qué se le iba a hacer. El Myrddin miró a su hija por unos momentos. Se veía algo... sorprendida,y feliz a la vez. Eso lo alegraba.

     

    -Oh cierto. Ambos no se conocen- Louis sonrió -Anne, él es Eliah, tu medio hermano- Dijo, mostrándole al niño como si fuera un peluche. -Eliah, ella es Anne. Espero se lleven bien- Le sonrió a los dos, mientras Eliah estiraba una mano hacia Anne y reía -Mana... nueva- Dijo el niño

     

    De repente, se oyeron las puertas del ascensor detrás de ellos, y un dulce aroma llegó hasta el castaño. Se volteó para ver a quién le pertenecía ese aroma, y lo primero que vio fue una hermosa cabellera roja, para luego sentir el suave roce de unos labios contra los suyos.

     

    El Myrddin sonrió y tomó de la cintura a su novia cuando ella hubo terminado de saludar a Eliah y Anne. -¿A qué debo esta sorpresiva visita, señorita Atkins?- Preguntó, devolviéndole el beso que antes había recibido. La sola presencia de aquella pelirroja bastaba para hacerlo olvidar todo lo demás, y llenarlo de una inmensa felicidad.

     

    Miró a sus hijos de nuevo. Anne daba vueltas, y Eliah la seguía detrás. Le parecía algo increíble que, luego de todo lo que había pasado, estuviera ahí con la chica que tanto amaba, y que además, el hecho de que ambos estuvieran formando una familia lo llenara de felicidad. Miró una vez más a su chica y colocó una mano en su vientre. -¿Cómo se encuentra?- Preguntó, refiriéndose a la pequeña niña que se estaba formando dentro de Emilia, y que ellos iban a conocer dentro de poco.

     

    @@Emilia Malraux @@Anne Aren

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  13. Leonardo Louis Myrddin

     

    ¿Dónde estaba? Todo era oscuridad. Resonaban gritos en su cabeza. Él llevaba algo en sus brazos. Una figura humana. Más gritos. Todo se ilumina de repente. Cuando baja la vista para ver a quién estaba cargando, se encuentra con el delicado rostro de una chica pelirroja de ojos azules. Su verde mirada la contempló horrorizado. Sentía a alguien cerca a él.

     

    -¬¬-

     

    ¿Acaso nadie lo iba a dejar dormir? El Myrddin abrió los ojos en el momento en que sintió algo en su cara. Agua. Era agua. Giró la vista, y vio una sombra moviendose rápidamente por los pasillos. -Creo que ya se quién es- Murmuró, mientras se ponia de pie y se iba por una toalla.

     

    Le daría un susto. Aquella niña pagaría por haberlo despertado. Se secó la cara y cogió su katana. -No debe estar muy lejos- Comentó distraídamente, mientras dos golpes en el suelo se escuchaban, originados por su pie izquierdo.

     

    En un instante, él ya no estaba. Estaba corriendo por los pasillos a velocidad de dios, buscando a la que le había echado el agua en la cara. No tardó mucho. Se acercó silenciosa y rápidamente por detras de ella, cubriéndole los ojos, y pasando la parte sin filo de la katana por su cuello -Sabes que cometiste un error mortal- Susurró en su oido, destapándole los ojos, y guardando la katana -¿Cómo has estado peque?- Preguntó a su hija, llamándola de aquella forma que a ella no le gustaba, sólo por haberle echado el agua en la cara. -¿Has venido tu sola, Anne?- Dijo, mientras ambos caminaban de regreso al lugar donde él estaba, justo al lado de la sala de entrenamiento con armas. Hacía poco que Emilia y él se habían enterado que tenían una hija adolescente, y que habían perdido la memoria, y aunque el ya era padre, y Liesse y él ya esperaban otra niña, la sensación se le hacía muy extraña.

     

    Eliah Caesar Myrddin

     

    La diminuta figura caminaba por el Callejón Diagon, mirando las tiendas con mucho interés. Ya antes había salido de su casa a pasear solo, pero nunca había ido a un lugar tal como el Callejón Diagon. Todo estaba lleno de cosas fascinantes, y llenas de magia. Sin embargo, él no estaba para eso.

     

    -Disculpe- Preguntó, jalando la parte baja de su túnica, a un mago alto -¿A-aliento de Dragón?- El mago, algo extrañado al ver al diminuto ser que le preguntaba eso, señaló hacia donde se encontraba el hotel, y volvió a lo suyo. El castaño miró en la dirección que el mago había señalado, y comenzó a caminar hacia el edificio. Ya antes le había preguntado a dos personas más, y se habia perdido entre tanta gente, pero al fin habia encontrado el dichoso lugar. Vaya que le resultaba difícil movilizarse por un lugar tan lleno de gente, y más difícil se hacia si eras un bebé de 3 años.

     

    Luego de unos minutos, llegó al lugar deseado. Era un hotel grande, y de seguro sería difícil encontrar a quien buscaba, pero no imposible.

     

    Entró como si mada, y comenzó a deambular por los pasillos, buscando a un castaño muy parecido a él, pero más alto, hasta que, doblando una esquina en el cuarto piso, lo vio, junto a una chica al parecer adolescente. Comenzó a correr, hasta llegar al castaño, el cual al girarse para verlo, sonrió, y lo abrazó -Papá!- Exclamó el pequeño, girandose para mirar con curiosidad a la chica que acompañaba a Leonardo.

     

    @@Anne Aren

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  14. Ehm, buenas... vengo a solicitar actualizar mi ficha al nuevo formato (si, se que debi haberlo hecho mucho antes u.u)

     

     

    FICHA DE LEONARDO LOUIS MYRDDIN

    Datos Personales:

    Nombre del Personaje: Leonardo Louis Myrddin

    Sexo: Masculino

     

    Edad: Joven, 20 años

     

    Nacionalidad: Británica

     

    Familia(s):

    * Myrddin

    * --

     

     

    Padre(s) Sanguíneo:

    Lestat Myrddin y Laimi Evans

     

    Padre(s) Adoptivos:

    --

     

    Trabajo:

    --

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Unicornios de Bronce

    Bando: Neutral

    Rango dentro del Bando: --

     

    Puntos de poder en objetos: 20

    Cita

    Hechizos adicionales: --

    Puntos de poder en criaturas: 10

    Cita

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

    Habilidades Mágicas:

    * --

     

    Conocimientos Especiales:

    * --

    * --

     

     

     

    Medallas:

    Total Puntos en Medallas: 10000 puntos

    Perfil del Personaje:

    Raza: Humano

    Aspecto Físico:

    1,75 de estatura, cabello castaño, ojos verdes, contextura delgada pero definida.

     

    Cualidades Psicológicas:

    En algunos casos misterioso, su pasado lo ha convertido en un chico con problemas para socializar. No suele confiar mucho en los demás, y oculta su verdadera forma de ser tras una máscara de aparente alegría. A veces puede llegar a ser siniestro

     

    Doble personalidad

     

    Mekyue: Un carpatiano que se introdujo en su cuerpo, tratando de hacerse fuerte y salir de su cuerpo, llegando a controlarlo en algunas ocasiones, volviendose completamente sombrio y con deseos de matar a todo aquél que se cruze en su camino.

     

    Historia:

    Rayos verdes inundaban la habitación donde él se encontraba parado, oculto entre las sombras con una expresión de horror marcada en el rostro. Las cosas de algún modo se habían salido de control pero bueno era de esperarse, no todos los secretos podían ser eternos y menos cuando compartías tu vida con otra persona.

     

    Observo como un rayo impactaba muy cerca de la pelirroja que intentaba defenderse, sintió como su corazón de detenía por breves instantes para luego volver a latir con fuerza mientras sacaba su varita del bolsillo y sin dejar que lo vieran murmuro -Septusempra- el rayo impacto de lleno en la espalda del hombre que poco a poco empezó a desangrarse y saliendo de las sombras pateo lejos la varita que el moribundo tenía en su mano.

     

    Se giró con rapidez para mirar a la joven que en ese momento estaba en shock hecha un manojo de nervios, sus dedos apretaban con fuerza su varita mientras su mirada estaba perdida en algún punto donde sus pensamientos de convertían en lágrimas.

     

    Trato de acercarse a ella pero por instinto está retrocedió, el rechazo hizo que su corazón doliera y su piel de erizara al notar como esos ojos ámbar que tantas noches lo había llenado de felicidad, en ese momento lo miraban con miedo. Debía sacarla de allí no podía dejar que muriera por su culpa, no podía dejar que por sus errores ella dejara de respirar.

     

    -No hay tiempo, debemos irnos- dijo con una repentina urgencia en la voz mientras tomaba la mano de la pelirroja haciendo caso omiso de sus intentos de separarse. Salió corriendo con ella de su mano por las calles, lo seguían podía sentirlos y no estaba dispuesto a dejar que los encontrarán pero... una explosión de hechizos empezó a chocar con los objetos a su lado, maldiciones de muerte eran lanzadas contra ellos mientras corrían como ratones encerrados en un laberinto.

     

    No tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió como la mano de la chica apretaba la suya, se giró justo en el momento exacto en el que el alma de ella salía de su cuerpo con una última frase dedicada con su último aliento para él -Ka... Ji..- Sus ojos perdieron su brillo cuando su voz fue silenciada para siempre, mientras su pulso se detenía y su cuerpo, un cuerpo que rebosaba de vida hacia unos segundos atrás caía inerte hacia el suelo.

     

    La atrapó antes de que cayera pero no pudo retener su alma, no podía evitar que se fuera que lo dejará. Pues ya el alma que había habitado ese cuerpo se había marchado, dejando su propio corazón hecho pedazos. Mientras la observaba con lágrimas en los ojos un flashback llegó a su mente, un recuerdo de todos los hechos que lo habían llevado a ese momento, un momento que habría deseado poder evitar... Pero sabía sería imposible.

     

    (Flashback)

     

    Terminaba de cerrar su mochila, ese día se iría de viaje y no sabía cuándo regresaría, sólo tenía 15 años y toda una vida por delante para ser explorada. El mundo era un lugar muy grande y él tenía el deseo de explorarlo, aunque en ese momento su principal necesidad era aprender a usar esa arma que había descubierto mientras vagaba por el castillo de su familia.

     

    Letal y hermosa descansaba sobre su cama, la observó unos instantes conscientes del sitio al que debía ir. Un excelente maestro sólo podía encontrarse en el lugar de origen de las katanas "Japón " pensó pasando su dedo por el filo del arma creando un leve corte, una gota de sangre rodo por el dorso del mismo mientras el Castaño miraba maravillado el contraste del rojo sobre el brillo plateado del arma y un pensamiento un tanto perturbador transitaba su mente, recreando el momento justo en el que el plateado del arma atravesaba la piel de alguien.

     

    Unas semanas después A penas si se había acostumbrado al estilo de vida japonés. Para un chico que había crecido en la comodidad de un castillo le resultaba algo extenuante hacer las cosas al modo Muggle y a decir verdad lo odiaba. Ese día lo paso buscando a un maestro del cual había escuchado hablar por una persona misteriosa que se acercó a él, al notar como la katana descansaba en su cintura. Pero su búsqueda había sido fallida ya que nadie reconocía el nombre del tan misterioso maestro.

     

    Al llegar la tarde se encontraba sentado en la azotea del edificio donde vivía cuestionándose a sí mismo. Sentía que había viajado tan lejos para nada, Soltó un profundo suspiro mientras contemplaba el filo de la espada brillar de manera atrayente gracias a los rayos de la tarde, cuando una fuerte ventisca lo hizo perder el equilibrio y caer a lo que podía significar una muerte segura.

     

    No podía gritar y mucho menos pensar en sacar su varita, aún era novato en la magia y había olvidado los pocos hechizos que sabía. No quería morir pero al parecer esa vez no podría salir ileso, observó su reflejo en las ventanas del edificio esperando chocar contra el suelo pero como si la vida le diera otra oportunidad unos brazos salieron de una ventana y lo atraparon unos 3 pisos antes de llegar al suelo.

     

    Su corazón latía frenético mientras el anciano lo ayudaba a entrar por la ventana, era muy ágil para ser un anciano de al menos 70 años de edad o bueno, eso aparentaba. Podrías explicarme porque buscabas suicidarte hijo Dijo el hombre sentándose en un sofá mientras observaba el fuego que bailaba de forma ondulada en la chimenea De todo corazón Sr, no buscaba suicidarme. Me temo que resbale de la azotea y de no ser por usted ya estaría muerto, muchas gracias- Dijo inclinando levemente la cabeza en señal de agradecimiento mientras observaba cada movimiento que el anciano hacia al estudiar su expresión que según él debía ser un asco.

    -¿A qué has venido a Japón? Estas muy lejos de casa - Dijo de repente deteniendo su mirada en la suya haciendo que se sintiera desnudo, Los ojos del anciano eran profundos y rebosantes de una sabiduría que con solo mirarle unos segundos ya se notaba. Buscando algo supongo, pero creo que no lo encontrare tan fácil- Dijo mirando por la ventana que lo había salvado.

     

    - Déjame adivinar, tiene que ver con esa Arma que descansa ahora en tu cintura- Dijo el anciano que en un segundo estaba reclinado en la pared al lado del Myrddin que se sobresaltó pues no lo había escuchado llegar sí, pero también buscaba a un maestro el cual parece todos desconocen y ven como un mito. La verdad ya no sé qué creer-Dijo un poco desilusionado mientras volvía a fijar su vista en el paisaje.

     

    - Quizás yo pueda ayudarte, si prometes mantener silencio- susurro el anciano con un brillo algo extraño en sus ojos que incremento cuando el castaño volvió su cara un tanto sorprendido para mirarle haré lo que sea- murmuró con una repentina emoción en la voz mientras observaba al anciano que en pocos segundos le revelo su identidad y daba inicio a su entrenamiento.

     

    (fin del Flashback)

     

    Otra vez regresaba a la realidad, sus ojos seguían clavados en los de la bruja que pocos minutos atrás había perdido la vida, y con ella se llevaba la poca vida que aún quedaba en él, sus brazos se aferraban a ella como si pudieran regresarla a la vida. Algo imposible, un gemido desgarrador salió de su pecho mientras escondía su cara en los desordenados y largos cabellos rojos de ella, mientras llorando recordaba cómo había llegado a su vida.

     

    Como dentro de ese mundo oscuro al que el pertenecía una luz se había encendido y había brillado con tanta potencia que lograba sacarlo de la oscuridad así fuera en breves instantes. Sus sentidos se nublaron mientras su mente volvía a llevarlo a el momento más feliz de su vida creando en él una sensación segadora de odio y deseo de venganza.

     

     

    (Segundo Flashback)

     

    Varios años habían pasado desde que su entrenamiento comenzó, al poco tiempo de iniciar como aprendiz de aquel sabio maestro otro joven se unió al grupo. Un extraño de ojos purpura que con el paso de los días se transformó en su mejor rival, su compañero de armas y su mejor amigo.

     

    Ambos habían obtenido conocimientos que nadie más poseía, y aun cuando el Kendo era muy común, su maestro se había encargado de darles un control que los llevaba a ser mejores y más agiles que el resto. pero Una fatídica noche su tan querido maestro fallece Dejándoles solos.

     

    Ambos decidieron guardar el luto por su tan querido maestro cuando una nota llego al Apartamento que ambos habían compartido con el anciano. Una nota en cuyo interior se encontraba escrita la invitación a una secta temida, una secta que todos tomaban por leyenda urbana pero que en muchas ocasiones se podía comprobar que no eran solo historias de terror.

     

    Una de las peores sectas de asesinos que poblaba Aquel país y cuyo fin era solo uno, Mantener limpia una especie, y prolongar la supervivencia del más fuerte y aun cuando nadie sabía quiénes eran todos sabían que la leyenda no era solo una leyenda.

     

    La nota se quemó en sus manos segundos después de leerla mientras ambos recordaban las indicaciones donde habían sido citados a ir para su ceremonia de iniciación. Para el castaño no era más que una aventura con sentido, ya que aun cuando provenía de una familia que se negaba a admitir que la magia no fuera solo para aquellos magos de sangre pura. El jamás había aceptados aquello y a su parecer era algo ridículo ya que no se podía comparar a quien nacía con el don y en sus venas recaían leyendas, con una persona que jugaba a las varitas mágicas y sacar conejos de sombreros como sucedía con los nacidos en familias muggles. ¿Estaba emocionado? No lo sabía pero lo averiguaría cuando saliera el sol.

     

     

    Algunos meses después

     

     

    Asesinar.

     

    Se había convertido en el pan de cada día desde que había ingresado en la mafia. Su objetivo, sencillo, Todo a aquel que no fuera puro, y entre criaturas y mestizos se hacia la vida. Al fin había podido sentir que era atravesar a alguien con aquella poderosa espada que desde adolescente no se había separado de él y a decir verdad le gustaba.

     

    Ya no era el mismo chico con fantasías en la cabeza, parte de su lado humano se había visto borrado por la sed de sangre que recaía en sus manos cuando portaba en ellas su katana. Ese Mes había regresado de una compleja misión y por ello se le habían otorgado algunos días de descanso en los cuales regreso a su apartamento.

     

    Una tarde movido por alguna extraña necesidad de tomar algo decidió salir a las calles terminando sentando en una de las mesas de la que en algún momento había sido su cafetería favorita. Allí no pidió más que un café a la mesera que lo había atendido, pero mientras contemplaba aquella humeante bebida algo lo había atrapado. En su cabeza los ojos de aquella pelirroja seguían vivos, Alzo su mirada solo para contemplarla apoyada en la barra al lado de la caja con una bolsa de azúcar en las manos.

     

    Por un momento algo extraño se removió en su interior, una repentina emoción que lleno sus mejillas de sangre contrólate Leonardo, no puedes enamorarte pero sabía que ya era muy tarde. Se había perdido en aquella mujer que solo le había servido una taza de café y aunque breve habían compartido una mirada.

     

    Desvió la mirada justo cuando noto que aquella extraña chica lo miraba con curiosidad, termino su café y caminando con calma a la caja se dispuso a pagar cuando unas palabras se cruzaron en su camino. Era ella, Se cuestionó a si mismo si responderle o no pero movido otra vez por aquella extraña sensación correspondió a sus palabras comenzando una conversación que duro horas, llena de risas y parloteos ya que ambos provenían del mismo lugar.

     

    Desde ese día iba con más frecuencia a la cafetería donde ella lo esperaba con una sonrisa y un café. El esperaba paciente a que ella terminara su turno y así pudieran compartir charlas amenas hasta que la dejaba en la entrada de su hogar y el regresaba a su oscura realidad.

     

    Y así las semanas se volvieron meses y en ella, en esa pelirroja había conseguido un hogar apartado de todo el caos que lo rodeaba. Cuando estaba con ella todo encajaba a la perfección Melisa lograba sacarlos de ese mundo de sangre y muerte que llevaba en secreto, y que por la misma seguridad de la mujer que amaba se veía obligado a esconderla en una fachada de normalidad. Pero aun cuando todo parecía perfecto el destino empezó a obrar en su contra.

     

    Una tarde que llego a casa del trabajo se dio cuenta que ella lo había descubierto, el temor en su mirada delataba todo lo que el mas temía, y aun conociendo lo que debía hacer se negó a ello. No podía matarla, la amaba, la amaba más de lo que podía imaginar. Y por alguna extraña lógica del destino ella no lo rechazo aun conociendo toda la verdad.

     

    (Fin del flashback)

     

    Densas lágrimas de dolor, ira, y sed de venganza volvían a nacer en el mientras corría por los oscuros callejones donde segundos antes los habían estado persiguiendo. Llego a su hogar y como si de una siesta se tratara deposito a su amada en la cama que ambos compartían mientras el salía de nuevo en busca de aquellos que pagarían con su vida la vida que habían borrado de la tierra.

     

    Uno a uno acabo con ellos, cada vida que tomaba era un placer para el que otra vez volvía a ser un ser que solo deseaba matar, que oculto de sí mismo cualquier emoción humana que pudiera sentir. Una vez acabada su misión y de haber enterrado a su amor se dio cuenta que ya nada le quedaba en Japón o eso pensaba.

     

     

     

     

     

    3 años después

     

    El tiempo había pasado y con él la mayoría del dolor que cargaba, al regresar a casa de sus padres se dio cuenta que aún seguía manteniendo aquellos ideales no inculcados con los que había crecido, pero algo los reforzaba.

     

    No podía ayudar a nadie cuando nadie lo había ayudado a él y más aún cuando la sola palabra de muggle o mestizo lo repugnaban hasta mas no poder. Si antes no los sentía dignos, después de todo lo que había vivido mucho menos podía considerarlos amigos.

     

     

    Harto de las falsas ideas que sus padres seguían, decidió irse de viaje a un lugar muy diferente del cual venía, una cultura completamente diferente y un paraíso completamente nuevo con el que podría despejarse sin necesidad de socializar con nadie más que el mismo y el vampiro que de niño se había incorporado en su cuerpo y vivía en él.

     

    La caída de agua más Alta del mundo fue el objetivo escogido por el mago que sin siquiera despedirse de su familia emprendió el largo viaje hasta El salto Angel, Venezuela. Había alquilado un pequeño cuarto en una posada para un par de días, y a pesar que vio que los que en aquel lugar hacían grupos, él no se acercó a ninguno, no era su intención hacerlo.

     

    Al día siguiente de su llegada ya tenía planeado que iba a hacer: Escalada. Sentir la adrenalina de subir una cascada, lo hacía sentirse vivo, y por unos momentos olvidaba sus tristezas, sintiéndose feliz.

    Luego del desayuno, cogió su mochila, su katana y su varita, salió a coger la primera lancha que viera por ahí. Se subió en ella silenciosamente, y se sentó en el suelo, en un rincón donde caía la luz del sol, y donde nadie podía verlo (Debido a las habilidades del ser que tenía encerrado dentro), cerrando los ojos con una sonrisa para sentir el viento golpeando su rostro.

     

    De repente, sus instintos reaccionaron. No estaba solo. Había una presencia de más en esa embarcación. Al abrir los ojos para ver de quién se trataba, su mirada se encontró con un extraño brillo azul. Era una chica muy linda. Tenía una piel blanca como la nieve, además de un llamativo cabello de color rojo con unos misteriosos y melancólicos ojos azules Diablos Myrddin, otra vez, no .. no acabo bien la última vez se dijo a si mismo pero por más que lo intentaba no podía desviar su mirada de la de aquella pelirroja que lo miraba con curiosidad.

     

    Ambos se miraron por unos momentos, chocando azul y verde en una misma vez. Aquellos ojos lo habían dejado maravillado por unos momentos. Sintió algo cálido en el rostro, y se llevó una mano a la mejilla. Al darse cuenta que estaba extrañamente cálida, se dio cuenta que debia estar completamente colorado.

     

    Giró la vista, tratando de olvidar la visión de esa hermosa cabellera roja, y esos fascinantes y atrayentes ojos azules. Pero le era imposible. Si el agua que rodeaba la lancha no era del mismo color que aquellos maravillosos zafiros, el cielo se encargaría de recordárselo Tonto, tonto Se repetía a si mismo obligándose a no volver a mirarla.

     

    Al llegar al punto de destino todos empezaron a tomar sus cosas pero para su sorpresa aquella chica se había lanzado de la lancha varios metros antes de llegar a tierra. Nadie más notó que ella al tocar el agua había logrado que los peces se alejaran. Algo muy curioso para una chica con apariencia tan simple como la que ella tenía.

     

    Se dijo a si mismo que no le tomaría importancia, en algunas horas ellos jamás se volverían a ver por lo que Cogió su mochila y bajó de la lancha, juntándose por unos momentos con aquel grupo que se encontraba cerca, Al cual se unió aquella misteriosa chica segundos después que el llegara. Se sentó en un tronco, para escuchar por unos momentos lo que decía el guía de aquel grupo, intentando despejar su mente de aquella melancólica mirada azul que tanto rondaba su cabeza, pero le fue imposible.

     

    Curiosamente, la chica pelirroja se había sentado a su lado, lo cual sonrojó al Myrddin. Su propio corazón se había acelerado con sólo sentir su presencia al lado "Que rayos te está ocurriendo" pensó, intentando escuchar lo que el guía decía, a pesar que no le interesaba mucho. Solo lo hacía para olvidarse de la figura que estaba sentada a su lado.

     

    Luego de varios minutos el guía se dispuso a seguir el recorrido a las paradas que tenían pautadas, pero él no pretendía seguirlos. Caminaría tras ellos y se perdería entre los matorrales rumbo a la caída de agua donde pretendía escalar, se giró para buscar entre la gente a aquella chica cuya mirada lo perseguía como alma en pena, pero para su sorpresa no la vio, aunque tampoco se preocupó mucho en buscarla, no estaba en sus planes enamorarse de nuevo.

     

    Siguió su plan y cuando tuvo la oportunidad se encamino hasta el Salto Angel donde al llegar no pudo más que sorprenderse al ver de uno de los lados de la caída de agua a aquella mujer que creía perdida entre la selva, se detuvo a observarla trepar algunos minutos para luego subir al otro lado de la cascada, tratando de ocultarse de ella. Pero, por alguna razón por más que intentaba huirle más cerca de ella terminaba.

     

     

    Un poco más arriba de la mitad de la montaña un grito ahogado se escuchó, No tuvo que bajar la mirada para darse cuenta que era ella, y para su sorpresa caía a gran velocidad. No lo hagas, es solo una humana se decía a sí mismo, pero no pudo ser fuerte no pudo evitar dejarse caer solo para salvarla de lo que sería una muerte segura para ambos si él no lo impedía.

     

    Un movimiento rápido de su varita impidió que murieran golpeados en el suelo, pero para su gran sorpresa aquella mujer también había usado otro hechizo que al mismo tiempo los había salvado. Es una bruja se dijo a si mismo mientras observaba como ella intentaba limpiárselas heridas formadas en su piel. Como buen caballero la ayudo a curarse y aunque todo el día había estado ignorándola, terminaron por pasar toda la noche conversando.

     

    Al paso de los días ambos se habían hecho amigos y en una noche de copas, bajo la luz de una fogata improvisada, ambos terminaron revelando aquellos secretos que se escondían en el fondo de sí mismos. Aquella chica era tan extraña como atrayente, no parecía temerle cuando le conto sobre su pasado, es más un brillo raro se vio reflejado en sus ojos antes de tomar la palabra solo para hablarle de aquel bando que de niño había escuchado en boca de sus padres y que muy en el fondo apoyaba por sus creencias.

     

    No tuvo que pensárselo mucho para saber qué haría al llegar a Otterys y aun cuando iba en contra de lo que sus familiares pudieran decir, él iba a tomar su camino muy diferente al de ellos. Su decisión estaba tomada y más aún cuando contaba con el apoyo de aquella chica, de Emilia o como él le había empezado a decir Liesse. La noche seguía avanzando y con ella aquel extraño sentimiento que empezaba a formarse en su interior, la empezaba a querer pero no podía decírselo, no tenía el valor para hacerlo más cuando un mundo de posibilidades se abrían ante esa chica. Cosas que el mismo se cuestionaba si podría llegar a darle.

     

    Bajo la luz de esa fogata que se empezaba a extinguir, observo el rostro de la pelirroja que yacía dormida a su lado, No la iba a perder, la quería tanto como para tolerar ser su amigo y jamás confesarle lo que sentía. Se acomodó a su lado y cerrando los ojos dejo a su mente vagar hasta conciliar el sueño, al día siguiente todo terminaba y muchos cambios en su vida se avecinaban.

     

    Tiempo actual

     

    El tiempo había pasado volando y los meses marcaban el final de las estaciones cuando logró lo que deseaba. En esos momentos era Aspirante a la Marca Tenebrosa, bando que gracias a Emilia, aquella chica que había salvado lo había impulsado a seguir. Al fin había conseguido un lugar donde pudiera dejar sus creencias ser libres sin temor a que lo señalaran.

     

    Su relación con aquella pelirroja se había hecho cada vez más fuerte, hasta que un día sin previo aviso, termino siendo la mujer con la que iba a pasar el resto de su eternidad. Ambos eran el uno para el otro y como si la vida los premiara, se habían vuelto un apoyo en los momentos de tristeza, su historia era tan linda como extraña, pero para ellos era perfecta.

     

    Grande fue su alivio al notar como ella y el pequeño Eliah (hijo de aquella relación que hacía años había acabado por infortunios de la vida) se llevaban tan bien. Al fin sentía como poco a poco todo empezaba a cobrar sentido, tanto sus ideales como sus creencias hacia la pureza de la sangre seguían intactas y más para su agrado cuando a su lado tenía a alguien que lo apoyaba en ello.

    Pertenencias:

    Objeto Mágico Legendario:

    --

     

    Objetos Mágicos:

    Objeto: Varita mágica. Pino y nervios de corazón de dragón, 30.25 cm, flexible.

    Clasificación:AA

    Puntos de Poder:20

    Pociones Mágicas:--

    Objeto:--

    Clasificación:--

    Puntos de Poder:--

     

    Criaturas Mágicas:

    Criatura:Lechuza

    Categoría: X y muggles

    Puntos de Poder: 10

     

    Criaturas en la Reserva: --

    Libros de Hechizos: --

    Poderes de Criaturas:--

    Consumibles en Batallas: --

    Elfos:

    * Elfo 1: Ares

    * Elfo 2: Kratos

     

     

    Licencias, Tasas y Registros:

     

    Licencia de Aparición: --

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

     

    Registro de lechuza: Registro de Lechuza

     

    Personajes Secundarios:

    * Personaje 1: Kei Shikura, ex-compañero/mejor amigo

    * Personaje 2

    * Personaje 3

    * Personaje 4

    * Personaje 5

    Otros Datos:

    Otros datos:

    Le gusta pasar tiempo en el castillo, en su habitacion, leyendo libros.

     

    En su cuerpo habita un vampiro carpatiano de nombre Mekyue**.

     

    Posee una katana muggle que se encontró en el castillo Myrddin

     

    Tiene un hijo producto de su primera relación amorosa, hijo del que nunca supo hasta meses después de morir su madre.

    Cronología de cargos:

    --

     

    Premios y reconocimientos:

    --

    Links de Interés Referentes al Personaje:

    Link al Perfil de Comprador MM: --

    Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 99453

    Link a Bóveda Trastero: --

    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda 100430 Negocio Puntos Cardinales | Bóveda N° 107037 Negocio Aliento de Dragón

    Link a Bóveda Familiar 1: Boveda Familia Myrddin

    Link a Bóveda Familiar 2: --

     

     

     

     

    Eso sería todo, muchas gracias

  15. El Myrddin se sobresaltó. ¿Dónde estaba? ¿Qué rayos había pasado? Se había vuelto a dormir, eso era muy raro. Últimamente le estaba ocurriendo con mucha frecuencia, de la nada se desmayaba, y despues de un par de horas regresaba a la vida. Aún no entendía la causa de aquellos repentinos desmayos, y había algo más: Mekyue estaba demasiado callado.

     

    El vampiro que habitaba su interior no había soltado ni un comentario sarcástico, o alguna burla, desde hace días, y eso era demasiado extraño.

     

    -Supongo que... debe ser porque no tiene muchas fuerzas- Murmuró, mirando a su alrededor. La sala en la que se encontraba estaba vacía, y aún no recordaba qué era lo que exactamente estaba haciendo horas antes, justo cuando se había desmayado. El castaño se puso de pie y suspiró -Supongo que... ya no importa- dijo, y cogiendo su katana, abrió la puerta del comedor y salió.

     

    -Creo que pasar la noche con Emilia consume gran parte de mi energía- dijo, mientras caminaba por los pasillos del hotel. Al recordar a su pelirroja, una sonrisa automáticamente apareció en su rostro. Adoraba todo de ella, y los momentos que pasaba a su lado eran los únicos en los que se podia sentir verdaderamente feliz.

     

    Al llegar a la cuarta planta, de la cual era encargado, suspiró y entró a su cuarto. Ni ganas tenía de hacer algo con su katana en la zona de entrenamiento. Éste no era él. Usualmente era muy hiperactivo y animoso, pero ahora... estaba tendido en su cama, sin ganas de hacer nada. En ese momento, recordó su promesa al peliverde -Ahora que recuerdo... le prometí a Antoni que lo ayudaría a entrenar... Ya vendrá cuando quiera. Ahora solamente... tengo sueño- Susurró el joven, cerrando los ojos.

     

    "Estot muriendo" Una voz resonó en su cabeza. Conocía muy bien esa voz: era Mekyue. ¿A qué se refería? ¿Muriendo? Todo aquello se estaba tornando muy extraño. De momento, solo quería despejar su cabeza... y dormir.

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  16. Hola! /0/ y llegué yo a fastidiar!! (eso me pasa por andar de chismoso en las cosas del niño Gaspardo/Sammuel >_> ) y eso, que por primera y no única vez no iré solo!! (yeeei *se pone a festejar el fin de su soledad(?*) y eso, que vine a fastidiar, y no estoy solo XD

     

    Le ficha aqui abajito:

     

    Nombre del equipo: Los trágicos amantes del Distrito 12
    Nicks de los integrantes: Emilia Malraux y Leonardo Myrddin E.
    Skype: Ligia.angel95
    kozuiii
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  17. Leonardo Louis Myrddin Evans

     

    -O.O-

     

    ¿Qué había ocurrido? Hacía unos momentos el Myrddin estaba conversando de lo más alegre con sus amigos, y ahora... se encontraba sentado en una silla, y con la cabeza apoyada en la mesa.

     

    -Ok, creo que me desmayé por unos momentos- Murmuró el joven, sacudiendo la cabeza, y mirando a su alrededor.

     

    Habían llegado más personas al restaurante, cosa que sorprendió al castaño. Miró a Antoni por unos momentos. Se veía muy alegre. Bueno, después de todo... él era el más entusiasta de todos los dueños del hotel, y el hecho de que se encontrara rodeado de sus amigos lo hacía muy feliz al parecer.

     

    Eso hizo que el chico recordara una cosa. Le había prometido al peliverde a ayudarle a entrenar con espadas. No entendía la razón de aquella petición, pero él suponía que aquella respuesta llegaría a su tiempo.

     

    Giró su cabeza, y vio a Bodrik, aquella chica que le había enviado una katana (la cual portaba en aquél momento), y otras cosas que le fueron útiles en aquella prueba tan dura como lo fue el Big Fénix. Ella le despertaba cierta curiosidad.

     

    -Etto, hola... perdón por haberte abandonado antes, no se que me ocurrió, sinceramente, te pido disculpas- Dijo, inclinándose ligeramente a modo de disculpa, luego de haberse acercado a ella. -Siento que no te agradecí lo suficiente por aquellos objetos que me diste, pero de todas formas, muchas gracias- Dijo, sonriendo, y sentándose en una silla. -Me gustaría conocer un poco más sobre tí. Por ejemplo... ¿Cuántos años tienes? Te ves muy joven- Preguntó el Myrddin, mirando a Bodrik.

     

    @Bodrik

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  18. u.u a ver, que yo doy asco en duelos. Intentaré ver esto. Quizas no muera en el intento. Quiero aprender lo más que pueda. En resumidas cuentas: No quiero moriiiir :(

     

     

    Le ficha:

     

    Nick: Leonardo Myrddin E.

    ¿Sabes de duelos? Más o menos

    ¿Que te interesaria aprender o reforzar? Tooooodo (?)

  19. Leonardo Louis Myrddin Evans (I´m back!)

     

    Se encontró con Aaron, otro de sus compañeros de clase al que no veía mucho tiempo. -Oh Aaron, cuanto tiempo, yo ando bien- Le dijo a su excompañero, al cual sonrió. -Pues creo que este hotel ha salido muy bien- Comentó, recorriendo el vestíbulo con la mirada. Después de unos minutos, el elfo le informó de la situación en el cuarto piso. Estaban peleando por Dios sabe qué, pero no era de mucha importancia según él.

     

    Siguió al elfo por varios pasillos, mirando hacia todos lados. Era cierto que él había visto cómo se construía aquél edificio, pero verlo terminado... le daba una sensación inexplicable. Estaba orgulloso de aquello que los 6 habían logrado construir con mucho esfuerzo.

     

    Cuando se dio cuenta, el elfo ya no estaba, y Louis se había perdido en uno de los pasillos. -Supongo que tendré que ubicarme yo mismo- Dijo el Myrddin, cuando sintió un repentino rugido en su estómago. Tenía hambre. -¡Tengo que encontrar el comedor!- Exclamó, dando dos golpes al suelo con el pie izquierdo, y desapareciendo al segundo golpe. Al instante, se hallaba corriendo por todos los pasillos del hotel. Después de unos minutos, llegó a la zona que tanto ansiaba encontrar.

     

    -Al fin...llegué- Suspiró, acomodando su katana en el cinturón y acercándose a una silla cercana. Para sorpresa suya, allí se encontraban Adam, Aaron, Antoni, el mismo Louis, y alguien a quien no conocía. Era una chica de cabello negro a quien nunca había visto, sin embargo, se le hacía conocida.

     

    Una elfina se les acercó y les dijo que podían pedir lo que quisieran. -Uhm, pues... creo que yo pediré el plato que más carne contenga- Dijo a la elfina con una sonrisa. Si había algo que a Leonardo le gustara más que el chocolate, las katanas y su pelirroja, era la carne. -Ah si, para beber me gustaría... no se, lo que me recomiende el chef- Finalizó, y se levantó de su asiento. Aquella chica le producía curiosidad. No sabía por qué, pero se le hacía muy conocida

     

    Caminó un poco, y se le acercó. -Ehm, hola. No se por qué, pero me pareces conocida- Le dijo el castaño. -¿Por si acaso tu nombre es Bodrik Lockhart?-

     

    @Bodrik

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  20. Leonardo Louis Myrddin Evans (Intentando salir del bloqueo >.<)

     

    -Waaaaaaaa voy a llegar tarde!!!-

     

    El castaño corría por las calles del Callejón Diagon con la velocidad de un rayo. Hacía unos días unos amigos suyos habían inaugurado un negocio, del cual él también era propietario, y él había olvidado completamente la fecha de la inauguración. Ahora, varios día después, estaba corriendo para llegar al hotel "Aliento de Dragón". A él le correspondía la cuarta planta del edificio, el área de adiestramiento de lucha. Él mismo había pedido aquél área del edificio, principalmente porque podía usar su katana a gusto, también porque él mismo había diseñado un cuarto de chocolates para él solo.

     

    -A ver...doblando esa esquina debe de estar- El Myrddin giró a la derecha, y se encontró con un majestuoso edificio de cuatro pisos. No se veía espacioso por fuera, pero por dentro era tan grande que podía contener un área como la que estaba a cargo de Louis.

     

    -Aqui es- Dijo el chico, al llegar a la puerta de cristal del hotel, y pasar por ella. -Oh, hola. Siento mucho no haber pasado por aquí antes, pero ya estoy aquí: Leonardo Louis Myrddin Evans, encargado de la cuarta planta de adiestramiento de lucha. ¿Podrías por favor decirme por dónde puedo llegar ahi? Es que me he olvidado del camino- Le dijo al elfo que se encontraba en la recepción. Esperaba que hubieran abierto aquél área sin él, también esperaba que no lo ejecutaran por haber llegado tarde.

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  21. Ficha de inscripción

    Nick: Leonardo P. W.

    Rango: Initié

    País: Perú

    Horarios disponibles: Los fines de semana en la noche :perv:

    ¿Te gustaría más un simu en tiempo real o uno en tiempo pausado?: Los pausaditos son mejores e.e

     

    Ok, se que no he estado muy activo, pero me apunto a eesto n.n *dejo chocos*

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  22. Holo n.n

     

    Vengo a unirme a esta brigada, que ha sido la que más me ha interesado de todas. Adelante!!! envíenme cualquier redada, cateo o simu, que ya saben cuanto ando pidiendo redadaaaaaa o cateoooo. Bueh, ya me entienden (?)

     

    PD: En breve me pasaré por Abaddon, que se ve interesante.

     

    PD2: No entendí muy bien eso de Mortífagos del Fenix

     

    PD3: Adoro poner posdatas (?)

     

    Bueno, ya no se que mas poner para evitar el spam, así que me retiro. Saludos a todos

  23. Leonardo Louis Myrddin Evans


    Luego de que terminase de contar su historia, otra persona apareció. Era Arya, una exprofesora del castaño, la cual se acercó al grupo haciendo una broma sobre lo que Groter acababa de decir. Louis la observó mejor cuando ella estuvo iluminada por el fuego. Se veía igual a como él la recordaba, claro que sin el atuendo griego y los poderes de Artemisa, pero bueno, no había pasado mucho tiempo desde aquella clase.


    Luego de eso, vino otro relato. Aquél ambiente de confianza y compañerismo le gustaba mucho al castaño, el cual seguía mordiendo su choco mientras escuchaba a sus demás compañeros. Cuando Bel le sugirió a Arya que cuente el suyo, un aullido hizo que todos se callaran. El Myrddin trató de ver entre los árboles qué era lo que originaba aquellos sonidos, pero sin mucho éxito. De repente, todo ocurrió en un instante. Una manada de lobos saltó hacia ellos.


    -¿A qué te refieres? ¿A que no los matemos, o a que no nos maten?- Preguntó el joven Evans a su madre, la cual no respondió, debido a que estaba neutralizando a uno de los animales.


    -¡Ja! ¿En serio crees que no soy capaz de defenderme de unos perros sin correa, hermana?- Le dijo el chico a Irina, quien lo colocó cerca a ellas en actitud protectora.


    En ese momento, un lobo se le acercó corriendo, luego de que Irina se alejó un poco para pelear. Aquél lobo no era problema alguno. Una vez la criatura saltó hacia él, Leonardo desenvainó su katana reversa y lo golpeó en medio, mandándolo a volar. La katana, un arma muggle, no lo mataría, para eso tenía el filo invertido.


    Sin que Louis se diera cuenta, otro lobo saltó hacia él por detrás. El castaño reaccionó justo a tiempo, dando una vuelta y exclamando -¡Incárcerus!- Haciendo que tres gruesas cuerdas salieran de su varita, y ataran al lobo blando en cada par de patas, y también en el hocico.


    -Bueno, bueno. Después de todo no eran más que unos perritos asustados- Finalizó, mientras veía cómo los demás se encargaban de sus respectivos problemas.



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  24. Leonardo Louis Myrddin Evans

     

    Irina lo saludó, y Leo sonrió. Era genial encontrar a alguien conocido en aquél lugar, así no se sentiría tan perdido entre tantos desconocidos. Una compañera del bando llamó a ambos para que se integraran al grupo. El castaño se estaba acercando a los demás cuando oyó el estruendo de una motocicleta. Cuando vio quien bajaba de la motocicleta, volvió a sonreír. Ver a Bel en aquél lugar era algo que lo hacía feliz, así que no dudó en lanzarse contra ella cuando abrió los brazos.

     

    -Yo estoy bien. Me alegro que estés aqui. ¿Cómo va todo?- Respondió Louis al saludo de su madre.

     

    Una vez oyó las palabras de Bel, ésta inició diciendo la razón por la que ella estaba en aquél bando. Nunca se lo había preguntado, y ella nunca lo había mencionado antes, así que lo que ella reveló sorprendió mucho al chico. Luego le tocó a la siguiente compañera, y así sucesivamente. Esto más bien parecía una terapia de grupo, lo cual le pareció fascinante al Myrddin, oír todas esas historias era trágico, pero a la vez interesante.

     

    -Ehm... Me llamo Leonardo, y soy adicto al chocolate- Dijo el castaño una vez que llegó su turno. -Bueno...lo mío es más parecido a lo de Bel, pero un tanto más...sangriento- Continuó, y sacó una foto del bolsillo de su jean, la cual mostraba a una chica pelirroja y sonriente, junto a un chico castaño de 17 años. -Ella es Melissa- Dijo, mirando a Irina de reojo. Su hija también se llamaba así, lo cual lo dejó perplejo cuando la conoció. Pasó la foto entre los demás miembros del grupo, justo como Bel hizo.

     

    -Ella era...todo para mí. Yo antes vivía en Japón, y me convertí en asesino a sueldo cuando viví allí. Luego la conocí a ella. Ella me hizo reflexionar sobre lo sucedido, y comencé a dejar aquella vida. Desgraciadamente...la mataron frente a mis ojos. Quedé completamente destrozado por eso, y juré frente a su tumba que no volvería a matar a nadie, y que trataría de erradicar el mal que aqueja a este mundo- Finalizó, mientras recibía la foto de nuevo.

     

    -Bueno, así es como legué a la Orden- Dijo el castaño finalmente, mientras sacaba un chocolate y se lo comía.

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