Pensaba que era una chica bastante agradable, simpática y animada según se notaba. Esta lo hacía sentirse algo incómodo con tanta pregunta directa, pero a la vez agradado de poder charlar bien de temas privados sin dejar la simpatía de lado. Y sabía que, aunque se le diera la confianza como se le daba, la charla siempre tenía un límite el cual ella parecía respetar, y hasta no cruzar esa línea, la conversación y día iba muy bien.
Volteó a ver al mesero e hizo un gesto cómico y de confusión a la vez- pero, pero... es su trabajo. No iba a quedarse ahí parado con nuestra orden esperando a que termináramos nuestra conversación. Debía venir a dejarlo, además... tenía hambre -la observó terminar el pastel- bueno, tengo hambre -levantó la mano para llamar al mesero mientras le sonreía- pediré algo más de comer y beber, suelo no llenarme con facilidad, menos cuando no como... -río un poco viendo de reojo el plato- ¿gustas algo más? -volteó a ver si el mesero estaba disponible ya que no había respondido la primera vez. Sonriendole un poco dijo- oye, tienes algo ahí... -señaló unas pequeñas migajas que estaban en su boca. Tomó una servilleta de papel y con cuidado limpió el borde de su labio inferior- ¡Listo! No pasó nada -le hizo un gesto amable y se puso a jugar con la cucharilla que acompañaba su taza mientras se acercaba el mesero.