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alia2

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  1. Enrick me saludó y me hizo ver cuán necesaria era mi presencia. Asentí cuando me asignó mi tarea. Estreché la mano de Mei, y quedé sorprendida. Sorprendida porque empezó a presentarse como DIrectora de la Oficina del MInistro y un segundo después titubeó y dijo que no venía por un asunto ministerial, sino por un robo.

     

    -Soy Alia Hauhgton Lovegood. Bueno, ¿Mei?- procuré sonar formal, aunque mi cansancio y mi mal humor luchaban por impedírmelo. Sólo quería ir a mi despacho, acurrucarme en el sillón y tomar un café. Tal vez, después, me apetecería trabajar.- Verá, ahora mismo sólo puede contar conmigo como miembro de la Oficina de Seguridad, desgraciadamente nos sobran vacantes, así que sólo podría ir yo, de todos modos haré lo que pueda.

     

    Al parecer el anuncio en el Profeta no había tenido demasiado éxito, que yo supiera, sólo habíamos tenido una nueva incorporación. Suspiré, decidiendo que hablaría con el Director del tema más tarde, cuando nos reuniéramos para compartirle mi información. Di un paso hacia atrás, pensando cómo podría organizarme con todo el trabajo que tenía por delante.

     

    -Bueno, deme los datos de su mansión, lugar, patriarcas, objetos que sospechan han podido ser robados o tienen un valor que pudiera hace que alguien tuviera interés en ellos, y cómo han descubierto el robo.

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  2. Con una libreta llena de apuntes en mis manos, taconeaba el suelo del ascensor. Aquello seguro que era un problema de Seguridad Mágica. Me exasperaba que fuera tan lento. Había ido a casa a descansar antes de entregar a Enrick los resultados de mi charla con Darla, pues hacía un par de días que no dormía en condiciones, y había aprovechado para ponerme al día con las noticias. Así pues, leyendo El Profeta, me había enterado de mi ascenso y de un par de casos que tendríamos que resolver en el Escuadrón.

     

    Resoplé cuando al fin las condenadas puertas se abrieron y salí de aquel trasto a grandes zancadas. Entré en el Escuadrón y vi al nuevo secretario, Conan Rush, atendiendo a tres visitantes. Uno de ellos, una mujer, parecía disgustada, o tal vez ansiosa por hablar con el Director. Traté de abrirme paso entre las personas, y, por si acaso el joven Rush (que parecía un niño, en realidad) me decía algo, me apresuré a decirle:

     

    - Soy Jefa de Seguridad Mágica.

     

    Vi cómo Enrick llegaba hasta donde estábamos y aguardé a que terminara de hablar con las dos mujeres y el hombre que lo esperaban, y después me dirigí a él.

     

    -Señor Ryddleturn, tengo lo que me pidió, ¿Necesita ayuda con estas personas?- sonreí, viendo lo ocupado que estaba y tratando de infundirle ánimos por el duro trabajo que teníamos por delante.

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  3. Con @@Darla Potter Black

     

     

    Escuché atentamente a la mujer explicarme lo que sabía, sin decir una sola palabra tomé notas durante un rato. Remarqué los nombres, para que Enrick los viera y pudiéramos acusar definitivamente a los odefos. Medité unos instantes, algo de lo que la Potter Black había dicho me estaba dando de pensar. " Obviamente mis órdenes se quedaron cortas o fueron abiertamente ignoradas por cómplices de los actuantes."

     

    -Entonces, eso significa que hay miembros de la orden del Fénix en el Escuadróno no o/y en el Cuartel General de Aurores. Me parece que se debería abrir una investigación para averiguar quiénes son.

     

    En el fondo yo no hacía esto por mi trabajo, mis ideales me decían que debíamos desenmascar a todos aquellos traidores a la sangre. Ardía en deseos de venganza. Aún así, reprimí aquellos pensamientos y tomé la taza que Darla me ofrecía, haciendo que un café con chocolate apareciera en ella. Pegué un sorbo y esperé.

  4. La caza había durado tiempo. No sabía exactamente cuánto. Lo último que recordaba era haberme despertado en el suelo del bosque, con las ropas hechas un jirones y completamente destrozadas. Sabía que había tratado de incorporarme y que, tras un aullido de dolor gracias a una punzada en el pie derecho, me había desmayado.

     

    Ahora, trataba de levantarme, apoyada en un árbol, y gemí cuando me di cuenta de que me había roto el tobillo. Seguramente de una caída, pero con la adrenalina del momento ni me había enterado. Ahora el dolor era intenso, aunque tolerable, y fui cojeando hasta la puerta del castillo, que afortunadamente, no estaba muy lejos.

     

    Entré a duras penas, casi arrastrándome, y poco a poco me recuperé. Ahora parecía una simple torcedura y me olvidé del dolor cuando vi a Sira salir de su cuarto mientras yo subía las escaleras. Iba con un hermoso bebé castaño entre los brazos. Me senté en un peldaño, esperando a que llegara donde yo estaba, y susurré, para no despertar al niño.

     

    -Hola, ¿Este es mi sobrino?- sabía que no tenía que haberme ido, que el parto de mi cuñada iba a ser muy pronto, y yo me lo había perdido. Sabía que la castaña estaría muy enfadada conmigo por lo que procuré estar seria y esperar a su contestación sin decir nada más.

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  5. Sacudí la cabeza, triste, de verdad trataba de infundir mis ideales a mi hija, pero que ella pensara todo lo contrario me enfurecía. Sonreí con tristeza cuando ella se fue dando un portazo, esperaba que al final tomase la decisión adecuada. Me levanté y cogí la varita, garabateé una nota en una hoja que había suelta por el escritorio y añadí un pequeño dibujo. Lo hechicé para que solo Kendall pudiera verlo.

     

     


     

    Hija, siento mucho que pienses eso de tu historia, yo sólo deseo lo mejor para ti, y considero que eso es compartir conmigo y tu familia nuestra pasión por las artes mágicas y el desprecio a los impuros. Quiero advertirte de que los que no son como nosotros trataran de hacer que caigas en sus redes, pero a partir de ahora, no me entrometeré en tus decisiones, eres lo suficientemente adulta como para darte cuenta de lo que haces. Si tomas la elección equivocada y nuestros caminos chocan, te aseguro que no tendré piedad, aunque seas mi hija.

     

    Te quiere: Alia Hauhgton Lovegood

     

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    Después de aquello me tiré literalmente por la ventana. Con los ojos entrecerrados doble las piernas para amortiguar el golpe unos segundos antes de tocar el suelo. Me senté en el mismo, apoyada contra el muro de piedra. Debía comportarme como una adulta, demonios, ya lo era y si no me gustaba que la gente me tomara por menos de lo que era, debía comportarme. Era hora de un cambio verdaderamente radical en mi personalidad, y para eso lo que necesitaba era algo muy sencillo : cazar y dar rienda suelta a mi ira.

     

    Con un gruñido, desaté todos mis instintos vampíricos, que había estado reprimiendo en presencia de otros seres, y comencé a correr a toda velocidad hacia los bosques del castillo, que eran amplios e impedirían que nadie me viera con los ojos rojos, ansiando sangre, la ropa rota de la caída, la cara más pálida que nunca, y los colmillos que se abrían paso en mi boca, desgarrándome los labios y haciéndome sangrar.

     

    Grité de júbilo y trepé, ágil y veloz a un árbol, de allí salté al siguiente y así en lo sucesivo, hasta que cayó la noche, observando en la oscuridad por animales indefensos.

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  6. Escuché lo que Darla me dijo, ya recordaba de que me sonaba la mujer. Era mortífaga, por supuesto. Así que Adrianie Gryffindor era parte de la Orden del Fénix... Me encargaría de comunicarlo. Y habían atacado a personas. Era algo de lo que no estaba enterada.Vi como la mujer me miraba con curiosidad antes de preguntarme algo de lo que, por supuesto, yo no tenía la menor idea.

     

    -Mis órdenes son recaudar la mayor información posible sobre lo allí acontecido, tal vez piense que usted tiene más información. Me pidió los nombres de los fenixianos descubiertos, de todos, y de cómo se pudieron infiltrar en el Ministerio, bloqueando las salidas y entradas, en fin, lo que sucedió.

     

    Traté de recordar algo más, había otro detalle que se me escurría. Tamborileé con los dedos sobre el reposabrazos de la silla un par de veces hasta que me vino a la mente. <Exacto> fue lo que pensé.

     

    - Cual era su finalidad. Qué pretendían con aquella conferencia.

     

    Mientras la mujer me respondía anoté el nombre que me había dicho, para que no se me olvidara.

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  7. -Entiendo que estés enfadada cariño- miré seriamente a mi hija- Me parece que las preguntas deberías hacerlas tu, yo sólo tengo una ¿Piensas que lo que te hicieron a tu padre requiere de algún tipo de venganza? - sabía que la muchacha pensaba que sí, sabía también cuales eran sus aspiraciones y eso no auguraba nada bueno- Era un traidor, no aportó nada bueno sino todo lo contrario, y aunque yo lo amaba con locura hay que aceptar que cometió un gravísimo error.

     

    Sabía que eso afectaría a Kendall por lo que me aproximé a la ventana para dejarla pensar. No se lo tomaría a bien seguramente, pero debía saber mis motivos, y en la medida de lo posible, compartirlos. Debía saber que si se unía a mis enemigos yo no tendría ningún incoveniente en acabar con ella, mis lazos para con el bando estaban más arraigados en mí que los sanguíneos.

     

    -¿Y bien? ¿Que piensas? Espero que tomes la elección correcta pequeña

     

     

    @Ken-Fur

  8. Mi hija se veía disgustada, le acaricié la cabeza con cariño y decidí que tenía que contárselo todo, ya era lo suficiente mayor como para saber de verdad su historia. Cerré la puerta con suavidad y me tomé la libertad de acercar una silla y sentarme.

     

    -He estado bien, he tenido momentos mejores, pero sin duda peores también. Me parece que estás enfadada conmigo ¿Es por lo de Lucie?-sospechaba que se había enojado por que su hermana fue a su cumpleaños como si nada- Me parece también que debo contarte muchas cosas.

     

    Tomé una gran bocanada de aire, aquello iba a ser muy difícil. Traté de fijar todos los detalles en mi mente y comencé.

     

    - Como sabrás, al año de nacer tú tu padre murió- no me gustaba decir "fue asesinado por mi propio bando al que yo después me uní, aunque nunca entenderías los motivos"- pensé que no querrías crecer sola, por lo que adopté a tu hermana, que tenía diez años entonces. Se os veía felices, pero cinco años después Lucie recibió una carta, se fue a Beauxbatons y dejó de volver al lugar donde había crecido. Me dolió muchísimo aquello, pero te tenía a ti. Tu te escapaste de casa entonces y no pude más con ello. Hace un año volví a encontrarme con Lucie, y hace poco regresaste tu. Me gustaría que quisieses a tu hermana como si fuese tu verdadera familia, pero entiendo que no quieras que sea así. Te aseguro que de pequeñas ella te cuidaba como si fuese tu sangre, cuando yo no estaba. Aunque es lógico que no te acuerdes de nada de eso.

     

    Cuando terminé, un gran alivió se extendió por todo mi cuerpo. Había descargado todos los pensamientos que me remordían la conciencia y ak fin la más pequeña de mis hijas sabía la verdad sobre su historia. Esperé por si quería preguntarme algo.

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  9. Tras unos instantes de espera. Una mujer pelirroja salio del ascensor. Estaba a punto de pedirle que buscara a la Directora pero me preguntó algo. Sonreí y asentí con la cabeza. Iba a presentarme pero la recepcionista, que se había ido a buscar a Darla, apareció y lo hizo por mi. Fruncí el ceño ante aquello pero asentí y añadí <Alia Haughton>. Ahora ya sabía que la mujer recién llegada era a quien estaba buscando. La misma se presentó otra vez y me pidió que fueramos a su oficina.Asentí pero no me moví. Tenía que hacer otra cosa. Me dirigí a la muchacha del pelo azul y le pregunté:

     

    -Perdone...¿Podría avisar a @Desireé Granger Malfoy de que Enrick Ryddleturn la espera en su despacho? Gracias.

     

    Entonces seguí a Darla a su despacho, y entramos. La mujer se sentó y me invitó a hacerlo. Me apresuré en ello y la observé contemplar la habitación, buscando algo. Aguardé y sólo cuando me hubo preguntado comencé a hablar, ansiosa por acabar con mi tarea.

     

    -Como la recepcionista comentó, soy empleada del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica- comencé, buscando las palabras- El Director me envía para hablar con usted acerca de lo ocurrido recientemente en el Atrio y para que me entere de todos los detalles. Al parecer, todo comenzó con una conferencia de prensa ilícita. ¿Me equivoco?- pregunté mientras comenzaba a anotar cosas.

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  10. No tardé mucho en ir a cumplir mi tarea. Con un portafolios y una pluma autorecargable en una mano, esperaba mientras mi planta del pie golpeaba impacientemente el suelo del ascensor en el que iba montada. Varias personas me dirigieron miradas de reojo, esperando que me parara, o a punto de pararme. De verdad no comprendía la lentitud de aquellos aparatos. Al fin llegué a mi destino y cuando las puertas se abrieron respiré aliviada.

     

    Ante mi se veía el Cuartel General de Aurores, una chica peliazul en la recepción que se veía nerviosa al verme. Esbocé una pequeña sonrisa. Claramente, no todo el mundo acostumbraba a tratar con vampiros como yo. Pensaba tomarme en ese momento la botellita de sangre diaria, pero decidí no intimidar más a la pobre muchacha si quería que me sirviera para algo.

     

    Así pues, me acerqué a ella y en un esfuerzo por que no se notaran mis colmillos pregunté:

     

    -Hola ¿Podría ver a mmm...? - revisé un segundo los papeles- ¿A Darla Potter Black? Soy empleada del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica.

     

    Sonreí de oreja a oreja.

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  11. Escuché atentamente la reprimenda de Enrick, él tenía razón. No era justo que entrara de esa manera, sin respetar su privacidad. Esbozando una diminuta sonrisa, lo suficiente para quitarle importancia, incliné la cabeza en símbolo de humildad y arrepentimiento- Tengo que aprender a llamar a la puerta.

     

    Mi sonrisa se hizo más amplia a medida que el Director elogiaba mi trabajo pero desapareció cuando comprendí que no me diría nada acerca de lo que la mujer que se encontraba anteriormente en el despacho le había dicho.

     

    Seguí prestando atención a mi siguiente tarea y tomé nota de dos nombres, dos mujeres con las que debía hablar. Con la primera debía entrevistarme y preguntar todo lo relacionado con lo ocurrido en el Atrio. No había tiempo que perder, así que decliné con la cabeza lo de tomarme un café.

     

    -Perfecto. Tomo nota. Darla Potter y Desireé Granger- me pregunté un instante que eran aquellos "temas personales" de los que quería hablar el Ryddleturn con aquella mujer pero deseché rápidamente la idea de averiguarlo. Por supuesto que no era de mi interés- En nada lo tendrá, y deje la puerta cerrada para que pueda llamar- añadí en broma mientras salía del despacho, dispuesta a buscar el Cuartel de Aurores.

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  12. Golpeaba el pie con impaciencia contra el suelo, esperando a que se abriera la condenada puerta. No entendía por qué esos endemoniados ascensores tardaban tanto en llegar a su destino. Justo ahora que tenía prisa. Había aparecido en el Ministerio con gran estrép.ito y había corrido hacia uno de aquellos elevadores que se suponía me llevarían rápidamente hasta el Escuadrón. Estaba a punto de romper la puerta del aparato y subir por mis propios medios cuando una voz femenina anunció <<Segundo Piso>>. Madre mía, y esa eternidad para solamente subir una planta.

     

     

    Resoplé y me encaminé dando fuertes pisadas al despacho de Enrick. Quería darle la noticia de mi misión cumplida, pero por culpa del maldito ascensor seguramente ya se había enterado por otros medios. Pero que tardanza. Tendría que hablar con alguien del Departamento de Transportes, eran una auténtica perdida de tiempo, sería más fácil poner unas escaleras. Bufé otra vez y al final vi la puerta, por la que salía la Fiscal Mágica que había entrado cuando yo me iba.

     

    La saludé y entré al despacho. Sin demasiada educación vi una butaca y cerrando los ojos me dejé caer en ella, murmurando < Misión cumplida jefe> Debía aprender a no estresarme tanto, o acabaría mal en esto. Respiré profundamente, abriendo los ojos y mirando los dorados del vampiro.

     

    -Bueno- dije levantándome y haciendo un esfuerzo para sonreír a pesar de el cansancio y las ganas de despotricar contra todo.- ¿Qué hago ahora? Y si puedo saberlo... ¿Qué pasa con esa mujer, qué quería?- sabía que quizás era demasiado insolente pero me pudo la curiosidad.

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  13. La periodista me sonrió y me dijo que estaba todo correcto y que en la próxima edición saldría el anuncio. Decidí salir volando a contárselo a Enrick, aunque era una tontería, estaba orgullosa de haber realizado mi primera misión correctamente. Vi que la chica convertía el formulario en un avioncillo de papel y ese se iba, seguramente a la redacción.

     

    Negué con la cabeza cuando me preguntó si necesitaba algo más, y forme una amplia sonrisa, de esas que últimamente me salían poco.

     

    -No hay nada más, gracias... Bueno sólo... Llámeme Alia, por favor- no me gustaba que las personas me trataran de usted, aunque me hacía sentir ligeramente importante, prefería el tú a tú.

     

    Rápidamente salí de la redacción y me desaparecí al ministerio.

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  14. Agradecí con un gesto la entrega del formulario y tomé una pluma autorecargable de mi bolso. Lo observé un momento, mientras escuchaba las instrucciones para rellenarlo mientras asentía con la cabeza.

    -Si no me equivoco, su nombre es Enrick Ryddleturn. Disculpeme, voy a rellenar esto.

    Acerqué el papel hasta mí y comencé a escribir rápidamente, pensando de antemano todo lo que iba a poner. MIs ojos se posaron un momento en la línea en la que me pedía la descripción del lugar. Humm.. Aquello iba a ser difícil, sólo había estado allí una vez. Entorné la mirada, haciendo un esfuerzo para recordar y proseguí.

     

     


     

    Nombre de los Contratantes: Alia Hauhgton Lovegood y Enrick William Ryddleturn

    Negocio o familia a anunciar: En este momento hay vacantes en la dirección de las tres oficinas que componen el Escuadrón, además de empleados y aprendices en las tres. Solamente la oficina del cuerpo de seguridad cuenta con un empleado. En resumen, de los 34 puestos de trabajo que hay, únicamente 2 se encuentran ocupados
    Características resaltantes del lugar: Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica
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  15. Después de estar un rato en el tejado de mi habitación decidí ver a alguien que hacía tiempo que no veía. Nada menos que mi hija Kendall. Sabía más o menos donde estaba su cuarto. Entré por la ventana, agarrada del marco y cerré con suavidad.Agarré una botellita de sangre de la estantería de encima de la cama y la bebí de un trago. Me miré en el espejo. De pronto mi rostro tomó un color más saludable, parecía viva otra vez. En un gesto cansado, pasé la mano por la boca para limpiar las gotas que hubiesen quedado y me alisé el pelo.

     

    Ascendí lentamente al cuarto piso, y busqué con la mirada la puerta de la joven. Anduve hacia ella y la toqué un par de veces con los nudillos, antes de abrirme paso, saludando.

     

    -Hola pequeña ¿Estás por aquí?

  16. -Buenos días- saludé a mi vez. Observé unos instantes a la mujer que me atendió y medité mi respuesta, no había entendido del todo su pregunta. Entrecerré los ojos para recordar todos los detalles y me decidí

     

    -Sí, verá, es un anuncio de vacantes en el Escuadrón Para la Aplicación de la Ley Mágica. Éste cuenta con muy pocos empleados y mi jefe me envió para ver si se podían anunciar las plazas libres en la próxima edición- esperé un segundo para que la información fuese asimilada por la periodista.

     

    -Si quiere le digo el número de vacantes ¿Hay que rellenar algún tipo de formulario?- pregunté mientras sacaba un pequeño folio donde tenía anotados todos los datos necesarios.

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  17. Hola, no se exactamente donde hay que inscirbirse a las tutorías de duelo.. reconozco que se me da fatal y por eso quiero inscribirme y aprender lo que pueda, porque siempre me ganan igual u.u si es aqui... bueno pues que me apunto y si no pues decidme donde es, y cuando empieza y esas cosas por favor

     

    gracias y saludos

  18. Al fin volvía. Había estado ocupada, demasiado trabajo, demasiadas bienvenidas al castillo Lovegood y demasiados eventos sociales con demasiada gente que no conocía. Aquello era lo que necesitaba. Subir corriendo a mi cuarto y cerrar de un portazo, acurrucarme en la cama y dormir un par de días seguidos. Sin embargo, tenía que hacer acto de presencia primero.

     

    En vez de subir por la pared, agarrada de las enredaderas y entrar por las ventanas, como acostumbraba a hacer desde pequeña, en aquella ocasión me abrí paso por la puerta principal. No esperé a que nadie me abriera, y saludé con la mirada a una joven que se encontraba allí. Preguntó por mi cuñada, así que allí me quedé, pues quería verla también.

     

    Me pegué a la pared, y estando todo tan oscuro, ya que estaba amaneciendo y con mi ropa negra, simplemente vaqueros, cazadora de cuero y zapatillas de tela, apenas se me veía en un rincón. Observé a la muchacha, me sonaba de algo, tenía un extraño parecido con alguien a quien no conseguía recordar... Me quité un mechón de pelo oscuro de la cara y llamé:

     

    -¡Lorcan! Dichoso elfo vago, seguro que anda emborrachándose en las cocinas lamentando su suerte-En ese momento apareció, y sin darle tiempo a mediar palabra, le ordené- Prepara mi cuarto, quiero que quede igual que en el otro castillo, date prisa- y sin más, desapareció.

     

    Al instante llegó Sira, saludó a la chica que me sonaba y yo salí de entre las sombras, haciendo notables esfuerzos por instaurar una sonrisa en mi cara malhumorada por el cansancio de no haber dormido en dos días seguidos, sumado a la escasez de sangre con la que me había mantenido las últimas semanas.

     

    -Emm... Hola, siento interrumpiros, simplemente venía a pasarme por aquí y escuché que venías- me dirigí a mi cuñada- Cuando puedas ven a mi cuarto, hace mucho que no hablamos.

     

    Acto seguido subí prácticamente volando las escaleras hasta el segundo piso, plagado de habitaciones, debería pedir a alguien que me permitiera cambiarme al quinto, más vacío. Entré, dando un portazo, como hacía tiempo que deseaba y salí por la ventana al tejadillo desde el cual se veía Ottery y los jardines del castillo.

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  19. Alia Hauhgton Lovegood- Empleada del Escuadrón Para la Aplicación de la Ley Mágica

     

    Cerca de el banco mágico de Gringotts, se encontraban las oficinas de el prestigioso periódico mágico "El Profeta". Había acudido allí con una única misión: hacer un anuncio de parte de mi jefe, el director del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica. Era mi primera misión como empleada allí, y, aunque no fuese gran cosa, debía hacerlo bien, pues de ello dependía el futuro del escuadrón.

     

    Tenía que conseguir que un reportero anunciara en el diario las vacantes en el Escuadrón, ya que los únicos que trabajábamos allí éramos Enrick y yo. Parecía sencillo y sabía qué debía hacer.

     

    Así pues, entré en el lugar, franqueado por una puerta de madera y cristal. Me dirigí al mostrador y esperé a que una de las dos secretarias que allí se encontraban me atendieran.

     

    -Perdone... Querría hacer un anuncio

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  20. -Por supuesto, pertenezco a las familias Haughton y Lovegood, señor. Pues no sabía que no tenía ningún jefe directo, de haberlo sabido habría solicitado esa plaza- escuché atentamente al rubio, mientras asimilaba aquello de las vacantes. Tomé una nota mental de que debía mirar la plantilla, quizá un ascenso…- Me parece perfecto, para ello… Tengo que ir a las oficinas de “El Profeta” ¿Me equivoco? Es una genial idea eso de anunciar las vacantes…

     

    Mis palabras fueron interrumpidas por una serie de fuertes golpes en la puerta del despacho, seguidas de la voz de una mujer que decía ser Fiscal Mágico y que necesitaba urgentemente hablar con Enrick. Asentí levemente cuando el hombre me pidió que abriera y eso hice, haciéndome a un lado para dejar paso a la que el director había llamado “señorita Spinnet”.

     

    -Buenos días- saludé a la mujer cordialmente.

     

    El hombre se presentó a la recién llegada y después hizo lo mismo conmigo <Haughton> dije cuando me di cuenta de que no recordaba mi apellido. Sonreí cuando dijo que era la única empleada aparte de la inútil de la secretaria.

     

    -Enrick…-dije cuando éste preguntó a Alicia qué la traía por allí- Voy a empezar con lo que me mandó hacer- me excusé, me pareció lo mejor dejarlos hablar a solas.

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  21. Estaba esperando a que alguien me diera paso cuando una atronadora voz me gritó que quién era, qué hacía allí, y por qué demonios estaba allí y la recepcionista no me había impedido entrar. Sonreí, divertida ante el mal humor del hombre, que con toda probabilidad era Enrick, el director del Departamento.

     

    -Disculpe señor soy...- pero el Ryddleturn pasó empujándome levemente y después volvió a gritarme que entrara y que si era del Profeta no me haría una entrevista. Me ofreció un trago y negué levemente con la cabeza mientras fruncía el ceño. Sólo podía ser él, nadie más que el Director del Escuadrón para la Aplicación de la ley mágica podría encontrarse tan fuera de sus cabales en ese momento.

     

    -Señor Ryddleturn, mi nombre es Alia y soy empleada de este escuadrón, concretamente del cuerpo de seguridad- conseguí decir, algo turbada, pero a la vez divertida por la situación- Desde luego, yo tampoco dejaría que me hiciesen una entrevista, y menos como están las cosas por aquí. Simplemente venía a preguntarle qué podía hacer para empezar a trabajar, puesto que no vi a nadie más por aquí.

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  22. Apresurada subí las escaleras hasta el Escuadrón. Acababa de pasar por el Atrio, y después de ver la que estaba montada allí, me pareció bien ponerme a trabajar de inmediato. Qué se creían aquellos fenixianos para decir que los mortífagos estaban influyendo en el ministerio, cuando eran ellos los que intentaban monopolizarlo , además, todos aquellos que hablaban, daban a entender por sus palabras que formaban parte de la Orden. Quizá podrían ser más discretos.

     

    Los más gracioso de todo era que acusaban a mortífagos de cometer acciones ilícitas cuando, en muchas ocasiones, eran ellos quienes las cometían. Sacudí la cabeza reprimiendo una sonrisa y toque la puerta de la oficina del director

     

    -¿Se puede?- pregunté- Me parece que hay que hacer algo ahí abajo-murmuré para mis adentros

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  23. Alia Shan- abuela de Álex Shan

     

    La señora se encontraba en su pisito, sentada en un cómodo sillón. Dormitaba, y de pronto se dio cuenta de lo tarde que era. Pensó que su nieto Álex tenía que haber vuelto ya de la selección, al menos a despedirse.

     

    Se asomó por la ventana, su piso estaba muy céntrico, y podía ver la plaza central desde allí. Y justo allí lo vio. A duras penas logró entender lo que pasaba. Su nieto era un rebelde. Sintió una oleada de orgullo. Y al parecer, los dos jóvenes que se abrazaban junto a él lo eran también, sólo que estos fingían no serlo.

     

    Sabía que pronto tendrían que huir, porque los guardias los atacarían. Se puso su vieja ropa negra, y se dispuso a abrir la puerta para que entraran los muchachos en su huida. Al menos aquella pareja de amantes trágicos, que seguramente habían rechazado tomar la pócima para estar juntos, le parecía de lo más conmovedora y quería ayudarlos.

     

    Alia había pasado por algo similar, pero al final aquellos odiosos del gobierno la habían obligado a pasar la prueba. Fue una buena luchadora, y fingió llevarse bien con los altos cargos. Tal vez por eso tenía ahora contactos para ayudar a los tres muchachos.

     

    Vio al chico que no era su nieto darle algo (seguramente, un arma) a la joven que lo acompañaba, y supo que tenían que darse a la fuga pronto. Oyó a su nieto intervenir, y lo maldijo por ser tan estú.pido.

     

    -Vamos chicos- murmuró para sí.

    Se asomó a la puerta, para que los jóvenes la vieran.

     

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  24. Hola, vengoa pedir edición de mi ficha.

     

    Quiero cambiar mi familia, que ya no es la Black Lestrange, osea quitadla. Y la boveda Black Lestrange quitadla también.Mi historia quedaría asi

     

     

    Una infancia difícil marca la vida de la joven Haughton, nacida en el castillo familiar un siete de enero de mil novecientos noventa y cinco. Su nacimiento, algo accidentado, dio a entender a su madre, ya que nadie conoce aún quién es su padre, que la niña no podría seguir entre ellos, por lo que la envió a un orfanato.

    Al principio todo iba bien, hizo amigos, sacaba buenas notas y se la trataba como una alumna más del centro, sin que nadie preguntara jamás por su procedencia, ni siquiera ella misma. Su nombre había sido elegido por su madre, Meri, al entregarle al lugar de acogida. Pero allí, en el orfanato, el lugar donde creció y al que pertenecía, se le dio el nombre de Lune.

    Cuando cumplió los seis años, comenzaron los problemas. Los niños del orfanato que tenían su edad comenzaban a ser adoptados, pronto se quedó sin amigos y sin familia, ya que nadie quería hacerse cargo de ella, por una serie de incidentes que hacían que los muggles pensaran que era un “bicho raro”. Lo que no sabían es que era una maga, y además, vampiresa.

    Pese a sus particularidades, consiguió encontrar un hueco en el corazón de una mujer joven llamada Litah, quien la cuidó como si de su propia hija se tratase, además de introducirla en la familia Black Lestrange, que la educó en sus ideales oscuros.

    La niña creció como una más entre sus hermanas, observándolo todo, atenta y callada. Fue así como descubrió, a los quince años, tras sospecharlo durante mucho tiempo, que aunque, por extraño que fuese, se parecía a Litah, la mujer no era su madre biológica.

    Aquello destrozó su forma de pensar, su pensamiento de que era una más en la familia no existía. Probablemente solo la tenían allí por pena. Ocultó todo lo que sabía, pero la depresión fue en aumento, y un día, sin más, sin avisar a nadie, se fugó.

    Acabó viviendo sola en las calles de Londres, con apenas quince años cumplidos, y fue presa de numerosos agresores de todo tipo, a los que logró combatir gracias a su escaso uso de la magia. Decidió no caer en la tentación de hacer lo que muchas mujeres desamparadas, y juró no vender su cuerpo a nadie. Comenzó desde abajo, trabajando en una empresa de negocios muggles, llegando en pocos meses, gracias a su inteligencia y habilidad, a ser directora de numerosas oficinas, pese a su joven edad, que nadie adivinaría, ya que cuidaba su aspecto para parecer mayor. Cuando hubo reunido el suficiente dinero como para independizarse totalmente, desapareció de nuevo.

    Se compró una pequeña casa en las afueras de Londres, firmada por una identidad falsa, una cuenta bancaria falsa y un rostro falso, creado gracias a su habilidad con las pociones, especialmente la multijugos. Cuando cumplió los dieciséis, decidió adoptar a una niña maga, ya que ahora entendía la labor que había hecho su madre adoptiva, y quería continuarla.

    Buscó hasta debajo de las piedras para encontrar a Lucie, de unos doce años, cuya mirada vagaba de un lado a otro, con la mente perdida, en su propio mundo. La llevó a su pequeña casa y allí vivió con ella cuatro años, en los que la niña se convirtió en adulta y juntas, viviendo prácticamente como hermanas, volvieron al mundo mágico.

    Allí, sus caminos se separaron. Lucie deseaba empezar la escuela mágica, y Alia no era quien para impedírselo. La inscribió en Beauxbatons, pero la chica solo estuvo un año allí, ya que al fin su madre biológica se desveló como Anna Ryddleturn, y esos acontecimientos la hicieron volver.

    Pero durante ese año de semilibertad muchas cosas le ocurrieron a Alia Lune. Tras reencontrarse con Litah y pedirle disculpas por haber tenido un comportamiento que jamás nadie le había inculcado, ingresó en la Academia, donde, por casualidades del destino, conoció a Kritzai, un joven que recordaba, aunque sin saber de qué. Poco después lo averiguó. El muchacho era su hermano, gemelo, apenas unos minutos mayor que ella. Todo esto lo supo gracias a su madre biológica, con quien se encontró por azar, mientras era Aspirante a la Marca Tenebrosa. Terminó sus estudios y se reconcilió con sus dos familias, además de unirse a la Marca, portando con orgullo su tatuaje.

    Poco después, en una fiesta conoció al chico ideal. Adry era perfecto, con sólo una sonrisa la hacía volar hacia las nubes. Pasaron mucho tiempo juntos y, por fin, el muchacho pidió su mano. Ella aceptó, sonriendo como siempre desde que había conocido al Gaunt, que así se apellidaba el muchacho.

    Días antes de la ceremonia Alia tuvo que huir, estaba embarazada y las mezclas de las razas de los jóvenes (vampiresa y licántropo, respectivamente) no eran compatibles, por lo que cayó en una grave enfermedad. Abandonó todo lo conocido, incluyendo a su prometido, y pasó dos meses aislada, sin ver a nadie.

     

    Durante ese tiempo conoció a un joven, Tejo, con el que contrajo una muy buena amistad. Su corazón la engañó, haciéndola creer que estaba enamorada del muchacho, pero era solo un intento para olvidar a Adry. Rechazó todos sus sentimientos por el chico, y el nunca se enteró de ello. Aún así, cuando éste le ofreció reconstruir la familia Lovegood, ésta aceptó de inmediato. Pronto se encargaron de todos los trámites.

     

    Decidió que no se encontraba a gusto con su anterior familia. Estaba muy agradecida con los Black Lestrange, pero había algo irrecuperable. Definitivamente, les dijo adiós.

    Al final regresó, dispuesta a hablar con Adry y arreglarlo todo, volver a estar como antes. Se encontró con que el joven estaba con otra chica, Aura Westrom, por otra maldita casualidad, su sobrina, la hija de Kritzai. Alia volvió a caer en la depresión, pensó en el suicidio incluso, lo daría todo por el Gaunt, pero a él no parecía importarle. Poco a poco volvió a juntarse con sus amigos y familia, pero no era como antes, nunca sería como antes. Y comenzó a beber. Desconsoladamente, en cualquier parte, con cualquiera. Se había convertido justo en la clase de persona que a toda costa quería evitar ser.

    Se encontraba bebiendo en una taberna mortífaga cuando oyó una voz a su espalda. Habló con el hombre a quien aún amaba, él le confesó, después de un beso robado, sus sentimientos, y así volvieron a estar juntos. Decidieron no contárselo por el momento a nadie, salvo a Meri, la madre de Alia, que desafortunadamente era la hermana del chico. Aquello convertía a Adry en su tío, pero no por aquello dejaba de amarle.

    Lucie había vuelto también, era feliz junto a su amado, había vuelto a llevarse bien con su hermano y se había hecho amiga de la prometida de éste, su cuñada Sira. Además, iba a fundar una familia y estaba orgullosa de ser mortífaga.

    La vida no podía ser mejor.

     

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