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Tea

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Mensajes publicados por Tea

  1. No pude evitar que una risita tonta saliera de mis labios al notar la torpeza con la que se expresaba Robb. En cierto modo me recordaba a mí, dado que me considero alguien lo suficientemente torpe hasta para hablar. Por esa razón ni siquiera podría ser buena cocinera. Sonreí nuevamente ante esos pensamientos.

     

    - Sería un placer -dije en cuanto el muchacho me invitó a conocer a su familia.

     

    La idea me ponía nerviosa. Apenas nos estábamos conociendo el uno al otro, eramos amigos, compañeros de todas las clases de la Academia, pero ¿eso era suficiente como para que ya quisiera presentarme ante su familia? Decidí pensar en que solo lo había dicho por estar nervioso, al igual que cuando dejé pasar su -quizá- confesión, considerando que lo había sacado totalmente de su órbita.

     

    De vez en cuando chocaba mis labios y los rozaba para que un cosquilleo me recorriera por la zona. Todavía podía sentir el tacto de su piel en ellos y me emocionaba. Por alguna razón no dejaba de tener una sonrisa en mi rostro y las mejillas coloradas. Eran sensaciones nuevas, pero lindas y esperaba que no se acabaran. O por lo menos no tan pronto.

     

    - Cuando quieras -agregué.

     

    Mis ojos iban desde la mesa hasta los ojos claros del Stark una y otra vez. La timidez todavía seguía en mí y no la podía evitar.

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  2. El tacto de sus manos sobre las más eran frías, pero suaves. Me gustaba. Un escalofrío recorrió mi cuerpo haciéndome estremecer y comencé a sentir calor en mis mejillas. Por primera vez me sentía una niña de nuevo, por razones que desconocía, pero me gustaba aquella sensación. Agaché rápidamente la cabeza para que no notara mi rubor, aunque no estaba segura de haberlo logrado.

     

    Sus palabras eran suaves como la brisa que entraba por la ventana y nos acariciaba el cabello a ambos. Me llegaban a los oídos, me llenaban de una extraña ilusión. ¿Acaso ese chico empezaba a gustarme de verdad? Sacudí la cabeza, despejando esas absurdas ideas de lado. Él era mi nuevo amigo, no podía arruinar una amistad. Quizás solo me vea como eso, una amiga.

     

    - Entonces hablemos -dije mientras esbozaba una sonrisa y levantaba la cabeza, dejando de lado que aún seguía con las mejillas con el mismo color de los tomates.

     

    Por un momento vacilé, no sabía si lo que estaba a punto de hacer era lo correcto. Dejando de lado mi timidez, me acerqué con mucha cautela a Robb y planté un beso en su mejilla. Rápidamente me separé, esperando no haberlo puesto incómodo. Una risita se escapó de mis labios y me llevé una mano a mi boca.

     

    - Y ¿qué era lo que me estabas contando, entonces, sobre los Stark? -prefería volver al tema, porque si fuera por mí hubiese salido corriendo de aquel lugar, apenada por lo que acababa de hacer.

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  3. Estaba centrada, mirando a todos pero a nadie al mismo tiempo. Me acomodé sobre el sillón y solté un suspiro profundo y largo, estaba un poco cansada, de qué ni idea. Fue entonces cuando una sonrisa amable apareció en mi campo de visión. Sacudí la cabeza y entonces la reconocí.

     

    - Hola Mía -dije mientras le devolvía la sonrisa y afirmaba ante su pregunta -. Que lindo es verte por acá, pensé que no podría hablar con nadie... Porque ya sabes, no conozco a nadie -mis mejillas se ruborizaron.

     

    Hice un espacio en el sillón donde estaba y lo golpeé tres veces con la palma de mi mano, señalando a Mía que me hiciera un poco de compañía. Apenas la conocía de la Loveless y si ahora era una pariente, estaba interesada en saber más sobre ella. Mis ojos estaban expectantes, siguiendo sus movimientos, demostrando su interés por el querer conocerla.

     

    - ¿Cómo va la organización de la boda? -pregunto para iniciar charla -. Me he perdido mucho, ¿no? -estaba apenada porque me lo estaba perdiendo.

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  4. Mi ceño estaba fruncido. Era tímida y lo sabía, pero que nadie me prestara atención hacia lo que acababa de decir no era algo que me gustara demasiado. Comenzaba a sentir calor en mi rostro y sabía que era la sangre que se colapsaba debido a mi mal humor.

     

    Algunos no daban solución alguna ante la situación desesperante. Una chica, Billie, que estaba lastimada de un tobillo se acercó a Robb y dio una opinión sobre algo que yo no tenía ni idea de lo que podía llegar a significar.

     

    Le guiñó el ojo. Mi corazón se aceleró más. ¿Acaso esa chica estaba coqueteando con el Stark? Mis cejas estaban tan juntas que formaban una arruga en mi frente y, con tanta fuerza, que llegaba a doler. Mis labios fruncidos casi se volvían blancos. ¿Qué me pasa?

     

    Ante la confusión quise apartar la vista, pero entonces Robb me miró con sus ojos claros y penetrantes. Entonces recordé que todavía tenía su rosa en mi mano, la miré ante el comentario y, en seguida, volví la vista hacia él. ¿Debía decirle algo al respecto?

     

    - Huh -una risita histérica fue lo único que pude expresar. Aparté mi mirada de la suya y, simplemente, quedé mirando mi calzado.

     

    Estaba enojada porque nadie me había prestado atención, porque mi único amigo ponía sus ojos sobre otra chica y porque, gracias a mi timidez, nadie parecía percatarse de que anteriormente había abierto la boca y dicho alguna idea. Me giré sobre mis talones y comencé a caminar hacia algún lugar, diciendo inentendibles cosas por lo bajo.

     

    Cuando me quise dar vuelta, me vi tan alejada de ellos que pude respirar por fin. No me había dado cuenta que por el momento de ira había dejado mi timidez atrás, aunque sentía que tenía tantas cosas por decir y sólo las callé. Entonces volví mi vista al frente, mientras negaba con la cabeza, y una gran estructura chocó ante mí.

     

    - Quizá este sea un buen lugar para resguardarnos durante la noche... -me dije a mi misma.

     

    Era una especie de edificio, aunque bastante precario por razones obvias. Tenía puertas dobles, con los cristales rotos. Empujé la puerta con lentitud, por miedo a que algo se cayera arriba de mí, pero todo quedó en su lujar. Un enorme espacio formaba un hall, algunos escombros de techo y paredes y bastante polvo regía en el lugar, pero la escalera seguía intacta, de marmol.

     

    Me pasé varios minutos recorriendo el lugar, asegurándome de que nada estuviera a punto de derrumbarse, pero parecía hecho a propósito especialmente para nosotros. Aún quedaban algunas latas de comida en lo que era la cocina y unas pocas habitaciones eran habitables. Sonreí ante mi logro y decidí retornar al lugar donde se encontraban mis compañeros y profesores.

     

    - Encontré un buen lugar donde podemos quedarnos mientras pensamos cómo volver a la Academia -me dirigí hacia los profesores una vez que estuve junto a ellos - Me fijé que todo estuviera en las condiciones necesarias para que podamos habitar y no hay nada que preocuparse... hasta hay comida enlatada -agregué esbozando una sonrisa. Autosuficiente, me estaba felicitando a mí misma.

     

    Volví la mirada al grupo que seguía hablando. El color rojo volvió a mi cara apenas localicé a Robb. ¿Qué era lo que pasaba? Me sentía confusa, pero por alguna razón mi enojo hacia el grupo no cedía. Quería amigos, no enemigos, así que traté de olvidar y miré a Cillian por última vez, esperando una respuesta.

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  5. Hacía rato que me habían asignado mi casa de la Academia, pero no sé si es que no tenía el valor o si me sentía incómoda de no conocer a nadie como para que nunca hubiese, siquiera, intentado entrar a la sala común con el resto de compañeros Tritones.

     

    Me habían dado indicaciones de cómo llegar hasta allí y desde entonces habían quedado grabadas en mi mente. No es que me considere alguien inteligente, sino alguien que sabe retener información que puede llegar a ser crucial. Así que sólo caminé alrededor del Gran Salón y seguí en dirección al lago.

     

    Algo confundida, me frené a mitad de camino y observé tan increíble estatua que se posicionaba justo enfrente a mi ojos. Pronto, el tridente que antes estaba en dirección vertical, pasó a apuntar entre medio de mis cejas. Mis manos entumecidas y temblorosas no me dejaban pensar correctamente. La figura masculina tomó la palabra diciendo una frase que, gracias a mis nervios, no logré comprender del todo.

     

    - "Nada se parece más a un hombre tenaz que un mentiroso que no conoce su oficio." -dije sin más miramientos. No pretendía seguir mucho más tiempo allí parada observando el porte del tritón.

     

    Mis oídos captaron una melodía hermosa y mis ojos el movimiento del oleaje de piedra debajo del tritón. Me dieron paso a las profundidades del lugar y me mostraron una bella sala común muy bien decorada con los colores típicos y representativos de la casa. Una sonrisa iluminó mi rostro ante todo lo que observaba.

     

    - No entiendo cómo pude dejar pasar el tiempo sin venir aquí -me repliqué a mi misma en forma, quizá, de castigo por ser tan dubitativa con todo.

     

    Comencé a dar vueltas por toda la sala común, sin interrumpir ninguna conversación de los allí presentes, que al parecer ni se habían percatado de mi presencia. Luego solo proseguí a caer sobre uno de los sillones y disfrutar un poco de la vista. Era asombroso cómo podía mantenerse eso bajo el agua.

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  6. Aún ruborizada y con las manos sudorosas, me restregué sobre mis pantalones disimuladamente para que Robb no lo notara. En seguida levanté mi mirada para dar justo con los ojos claros de él y regalarle una sonrisa ante su pequeña broma, pero pronto la conversación se entornó en algo más serio. Quizá no debía haberle preguntado acerca de los Stark.

     

    - Oh -fue todo lo que salió de mis labios con voz tenue y baja.

     

    Dí mi último trago al zumo, dejando el vaso completamente vacío, pero transpirado debido al choque de temperaturas entre el calor del ambiente y el hielo que ya se había disuelto. Tomé el libro que anteriormente había sacado de uno de los estantes y, parándome del asiento, devolví el libro a su lugar dejando atrás al frío muchacho.

     

    Ese chico llamaba mi atención. Sus ojos, su forma de desenvolverse en las conversaciones que llevábamos de vez en cuando. Era misterioso, pero aun así me parecía interesante. Ante esos pensamientos sentí cómo la sangre subía hasta mis mejillas, por lo que llevé mi mano hacia el rostro para refrescarlo, dado que era la que había utilizado para agarrar el vaso.

     

    - ¿Y qué tal te está yendo en la búsqueda? -le pregunté en cuanto me volví hacia él.

     

    Su cabello castaño se apenas se movió debido a una leve brisa que acaba de entrar por la ventana más cercana a nosotros, refrescando un poco más el lugar. Entonces comprendí que no era mi asunto, que me arrepentía de haber seguido con el tema, por lo que rápidamente, y sin dejar tiempo a que me contestara, volví a tomar la palabra.

     

    - Quizá no sea momento de hablar sobre eso... -me pausé. Qué es lo que le diría, si no era el momento - ¿Quieres algo más de beber o prefieres que nos quedemos aquí charlando?

     

    ¿En serio? ¿Es lo mejor que tenía?. Puse mis ojos en blanco ante mis propio pensamientos. Quizás ya había arruinado todo y no tenía ningún sentido el arrepentimiento. Éste chico era difícil de analizar como lo hacía con todas las personas, pero aun así yo seguía allí, sentada a pocos metros de él, o quizás centímetros. Nunca fui buena para las matemáticas y seguramente mucho menos para las distancias.

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  7. El frío del lugar empezaba a afectarme lentamente. Podía sentir mis dedos entumecerse alrededor de mi varita, así que empecé a moverla con disimulo para mantenerlos calientes. La otra mano encontró mi bolsillo más cercano y se internó allí, proporcionándole más protección a mi piel. Habría sido gratificante hacer eso con ambas, pero no confiaba en mis profesores, no desde que uno de elloa nos había atacado.

     

    Y mientras pensaba en ello, éste desapareció ante nuestros ojos y en un pestañeo, una mujer estaba en su lugar. Hank había recibido una carta y nos informó que había surgido algo. Nadie preguntó y yo no sería la excepción. En cierto modo me relajaba que él hubiera abandonado su puesto pero la profesora de reemplazo, Agatha, parecía tener un carácter igual de fuerte. Hank no se veía muy relajado tampoco.

     

    Y entonces, como había previsto, nos atacó. El hechizo de Hank se dividió en... ¿cuántos éramos? No recordaba, pero mi garganta se secó cuando vi el rayo aproximarse a mí. Rápidamente alcé mi varita y pensé velozmente en algo que me defendier. Protección, velocidad... Lo tenía.

     

    - Avis -exclamé con seguridad.

     

    Un grupo de aves pequeñas, palomas, se interpusieron en el Expelliarmus de Hank e impidieron que me dejara sin varita. No todas habían desaparecido, así que seguían volando frene a mí. Sin perder mi postura, giré mi brazo hacia Agatha, quien me había arrojado un Sectusempra. Otro rayo, pero no podía hacer lo mismo, muy poco imaginativo.

     

    - Pro...

     

    Pero no fue necesario. Las aves restantes se lanzaron en mi protección y me protegieron del ataque de mi nueva profesora, eliminando mi invocación ahora por completo. Murmuré otro Avis por si acaso y pestañeé varias veces mirando cómo me había salvado. Sonreí.

     

    - Mucho más veloz, la verdad... -dije y escuché mi voz acelerada por la adrenalina.

     

     

     

    Off:

     

     

    Miré a Agatha lanzarme el Desmaius, sabía que no podía darme o iba a caer inconsciente, algo que me dejaría fuera de combate por el resto del enfrentamiento. Así que antes de que pudiera decir otra cosa y adelantándome a su segundo hechizo, lancé mi protección con un movimiento de muñeca acompañando mis palabras fuertes y claras.

     

    - Protego.

     

    El escudo apareció justo antes de sentir mi garganta cerrarse gracias a un Silencius. El rayo fue tragado por aquella barrera azulada y semi transparente y quedé libre de cualquier riesgo. No podía hablar, pero había algo que podía hacer. Moví la varita mientras sentía mi propia magia correr por mi brazo y ser liberada por mi varita.

     

    - Embrujo punzante -un rayo rojizo salió directo al rostro de Agatha y de impactar... tendría graves problemas, sobre todo para seguir viéndome.

     

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  8. Asentí ante las palabras de mis profesores, tenían razón. Para nosotros era más complicado responder que preguntar y que ellos lo hicieran era totalmente válido, sin contar con el hecho de que podríamos preguntarles lo que quisiéramos en el transcurso de la clase. Lentamente el ambiente se fue volviendo más ameno para todos, ¿las preguntas nos habían unido en cierta forma? Sonreí, pero no precisamente por darme cuenta de ello.

     

    Robb me tendía una rosa de hielo y no pude evitar, por más que traté, ponerme tan roja como un tomate. Sentía el calor correr por mis mejillas cuando tomé su regalo y logré formular un pequeño y bajo "Gracias", dándome la vuelta seguidamente para que no me mirara más de la cuenta. Ahí estaba de nuevo, mi timidez guiando mis acciones. Sin ponerme a pensar en lo que sucedía a mi alrededor, prestar atención a la grieta o a los trasladores, me puse a mirar mi rosa con atención hasta que un rayo de luz me dejó con una ceguera momentánea.

     

    Con una succión superior a mi fuerza, busqué de aferrarme a algo pero tan solo segundos pasaron hasta que choqué contra algo duro. Tras un par de vueltas, me detuve finalmente y alcé la cabeza con los ojos entrecerrados gracias al dolor. No había sido tan grave aunque igual me dolían los músculos. Mi rosa había sobrevivido al impacto porque la había presionado contra mí, evitando que se rompiera, aunque mi mayor preocupación se habìa transformado en el lugar al que habíamos llegado.

     

    - Gracias -me apoyé en Robb para ponerme de pie y cuando lo hice, miré a mi alrededor-. ¿Tienes idea de dónde...?

     

    Pero mis profesores me respondieron antes de que acabara de preguntarle. Londres destruida... No era algo bonito de ver, no para alguien que había visto Londres en su esplendor. Y entonces llegó la peor noticia, la magia. ¿Cómo era que no teníamos magia? Si se suponía que estábamos en un mundo paralelo, éramos como... Muggles. Tragué en seco buscando las mil y un formas de reparar ese problema pero, como era de esperarse, todo terminaba por necesitar de la magia.

     

    - ¿Cómo haremos para volver? Quiero decir... -miré los trasladores y me vino una idea a la cabeza-. Tal vez deberíamos buscar algún edificio que sirva para pasar la noche y esperar a que los trasladores vuelvan a activarse. Si fueron hechos en nuestro mundo... tal vez nos lleven de nuevo a él.

     

    Esperé las respuestas de mis profesores y compañeros en lo que aprovechaba el frío tacto de mi rosa para aliviar un poco un raspón que me había hecho en la mano izquierda. Todo era muy extraño e incómodo, era la primera vez que se me privaba de mi magia y nunca había previsto pasar por una situación similar. Esperaba que todo se arreglara pronto.

     

    OFF:

    Creo que es genial que ustedes estén involucrados en el rol junto con nosotros. Así que no veo el por qué no dejarlos participar, se hace muy ameno el rol, siendo sincera...

     

    Acá les dejo mi ficha:

     

    FICHA DE PERSONAJE

     

     

     

    Datos Personales:

     

     

    Nombre del Personaje: Tea

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: Joven

     

    Nacionalidad: Británica.

     

    Familia:

    *Loveless

     

    *Familia 2

     

    Padres Sanguíneo: Anna T. Ryddleturn

     

    Padres Adoptivos: --

     

    Trabajo: --

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Aprendiz.

     

    Bando: Neutral

     

    Rango dentro del Bando: --

     

    Nivel de Poder Mágico:0

     

    Puntos de poder en objetos: 20

     

     

    Cita

     

    Hechizos adicionales: Los pondrán los moderadores

     

     

     

     

     

     

    Puntos de poder en criaturas: 0

     

     

     

    Cita

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: Los pondrán los moderadores.

     

     

     

    Habilidades Mágicas: --

     

    Conocimientos Especiales: --

     

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Humana.

     

    Aspecto Físico:

    El color de su cabello es de un castaño claro, en sus puntas llegando al rubio y el largo hasta la mitad de la espalda. Sus ojos de un marrón verdoso y brillantes, acompañados por unas pestañas largas y gruesas. Las cejas bien delineadas y sin demasiado volumen. Sus labios carnosos y rojizos, su nariz pequeña, al igual que sus orejas.

     

    Mide aproximadamente 1,67 metros. Su cuerpo es natural, no es perfecto. Algunas cicatrices de quemaduras en los brazos, demostrando su torpeza para la cocina, pocas estrías en las piernas, ocultas. Su peso es regular, no se excede.

     

    Cualidades Psicológicas:

    Es una persona de hablar, extrovertida, para muchas cosas. Se deprime de vez en cuando, pero cuando está sola. No es de demostrar demasiados sentimientos que no sean más que alegres.

     

    Muchas veces sus actitudes son extrañas, por eso es difícil comprenderla. Para los consejos, es una persona de pocas palabras, solo va al punto en cuestión que quiere señalar. Es persistente.

     

    Es noble, leal, fiel, pero también puede ser vengativa y muy odiosa si se lo permiten. Siempre tiene una mirada objetiva de las cosas, trata de ir más allá de lo personal.

     

    Su memoria es igual a la de un pez, la mayor parte del tiempo.

     

    Historia:

    Su historia es tan monótona como una historia de típica familia americana, pero agregándole las tradiciones británicas.

     

    Apenas con sus 20 años puede contar con pocas cosas. Solo se puede decir que Tea sabe de sus poderes mágicos desde pequeña y su familia es de sangre pura, aunque siempre tuvo esa parte "muggle" de la cual viven.

     

    Pertenencias:

     

    Objeto Legendario:

    Válido sólo para Orden de Merlín.

     

    Objetos Mágicos:

     

    *Objeto 1: Varita tipo 2 de madera de Sauce, 25 cm, inflexible. Núcleode cabello de unicornio, mantiene el color de la rama. La llama Levi, por su delicadeza en el trabajo de diseño y ligereza cuando realiza la magia, siguiendo sus órdenes como una extensión de sus pensamientos.

    Clasificación: AA

    Puntos de poder: 20 puntos.

     

    Mascotas y Criaturas:

     

    Criatura 1: Descripción

    Clasificación: Categoría que le corresponde

    Puntos de poder: Puntos que le corresponden

     

    Criaturas en la Reserva:

     

    Criatura 1: Descripción

    Clasificación: Categoríaa que le corresponde

    Puntos de poder: Puntos que le corresponden

     

    Elfos: --

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

    Licencia de Aparición: Se obtiene haciendo el examen en el Ministerio

     

    Licencia de Escoba: Se obtiene haciendo el examen en el Ministerio

     

    Registro de XXX: Se obtienen en los departamentos ministeriales (por ejemplo, registro de criaturas, registro de animagia, etc.)

     

    Otros Datos:

     

    Otros datos:

    *En su dedo anular derecho utiliza un anillo que le regaló su madre. Es de plata, en forma de hoja y con diminutos diamantes que solo se ven cuando se reflejan con la luz.

     

    Cronología de cargos:

     

    Premios y reconocimientos:

     

    Links de Interés Referentes al Personaje

     

    Link al Perfil de Comprador MM:

    Link a Bóveda Personal: Bóveda 104035

    Link a Bóveda Trastera:

    Link a Bóveda de Negocio:

    Link a Bóveda Familiar 1: http://www.harrylati...milia-loveless/

    Link a Bóveda Familiar 2:

     

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  9. - ¿Entiendes de qué va todo esto? le susurré a Robb a lo lejos, y muecas a lo sordomudo, una vez que hubo acabado de responder las preguntas del profesor, le sonreí después-. Hola.

     

    Me había mantenido un poco al margen en lo que terminaban de llegar mis nuevos compañeros de clase, que la verdad eran más de los que recordaba en Generales. Cillian, mi profesor y familiar, se estaba encargando de hacer una serie de preguntas y había visto cómo mi amigo le respondía, tratando de entender la razón de ese interrogatorio. Pero mientras más lo pensaba, menos comprendía. Para mí parecía incluso un poco maleducado, más que todo por las costumbres aprendidas. Recordé cuando nos sentábamos a tomar el té, cada uno en su mundo hasta que los mayores de la sala decidían entablar una conversación y de no incluirte, permanecías callado, debido a que las preguntas directas no eran bien recibidas.

     

    Pero mientras yo pensaba en todo esto, mis compañeras ya estaban respondiendo lo que les habían preguntado y yo, perdida en mi mundo, había escuchado nada más la mitad. Hice una mueca y puse más atención, oyendo sus palabras, tratando de no perder el hilo de la conversación. Una chica llegó un poco tarde, Natasha, pero cuando Cillian se dirigió a ella parecía conocerla. Yo no la recordaba, pero aún así la recibí con una sonrisa en el momento en el que llegó y esperé en silencio a que me dieran alguna indicación, que me dieran un pergamino o algo. Pero no, cuando el profesor me nombró fue para decirme que respondiera yo también.

     

    ¿Responder qué? Me quedé mirando al Ryddleturn, esperando a que me dijera de nuevo las preguntas ¿Era solo la segunda? No, la segunda parte era para Natasha ¿Qué segunda parte? ¿Eran las mismas preguntas de Robb? ¿O las de Alba? Mis ojos se fueron hacia arriba, donde mi mente se debatía fuertemente en qué era lo que quería en realidad aquél hombre. Podría responder lo que él quisiera, claro, si al menos estuviera segura de qué era. Pero no, lo cierto era que entre tantas preguntas e indicaciones, Cillian había logrado confundirme. Sin contar con que no recordaba todas las preguntas, razón por la cual tardé un poco más de lo debido en ubicarme y dar las contestaciones requeridas.

     

    - Em Bueno, no sé si tenga que responder lo mismo, pero bueno me eché hacia atrás un poco, un acto de reflejo que mi propia timidez me impulsaba a realizar y sin querer choqué a Lily, a la cual miré automáticamente-. Uy, lo siento.

     

    Inhalé, exhalé y volví a mi lugar.

     

    - Vivo en el edificio Loveless. No tengo ningún puesto asignado en el Ministerio de Magia, aunque me ha llamado la atención ser Sanadora en el hospital mágico San Mungo, cosa que tal vez ponga en práctica luego. En la Academia soy nueva integrante de los Tritones del río Wye. ¿De mis estudios? miré a Robb y entonces recordé que una de las preguntas se refería a Durmstrang-. Estudié en una escuela privada antes de venir a la Academia. Para animar la clase se me ocurre ¿No hacer tantas preguntas?

     

    Solté una risita nerviosa en lo que trataba de romper el hielo, que tal vez ya estaba roto, pero para mí era necesario. Esperaba haber respondido todo y llegar a lo que sea que quisiera llegar. Ahora que había respondido era más cómodo para mí, así que me fui moviendo hasta que acabé junto a mi amigo Robb y me quedé a su lado esperando a ver qué pasaba a partir de ese momento.

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  10. - ¿Latinoamérica?

     

    En mi vida había salido de Inglaterra, digamos que no era un pasatiempo familiar hacer de turistas y mucho menos a un lugar tan alejado de casa. La idea me encantaba, salir de lo común, conocer algo más que iría a la lista de cosas nuevas que estaba experimentando hacía unos meses, pero sinceramente estaba un poco nerviosa. Estaba dando vueltas por mi habitación de un lado a otro, haciendo ruido con los pies mientras imaginaba lo que sería estar en un duelo real. En las clases que había visto en mis años pasados, cuando había estudiado en esas odiosas escuelas privadas, había visto a los chicos batirse en duelo dentro del club, pero nunca me sentí atraída a la acción.

     

    Tal vez porque estaba más enfocada en estudiar que en poner los hechizos en práctica, pero ahora que iba a la clase de duelo se me hacía un poco complicado evadir lo que tenía que hacer. Me encogí de hombros, ¿qué era lo peor que podría pasar? Si moría, cosa que no veía posible dentro de una clase, lo más seguro era que encontraran la forma de revertirlo por ser una zona educativa, lo mismo si hería a alguien sin querer Empecé a reírme hasta que me di cuenta de que era bastante torpe y que, si no hacía las cosas bien, iba a lastimarme a mí misma. Mi reloj marcó que era la hora de irme y asentí.

     

    Cuando llegué a Ecuador mis ojos se alzaron para admirar el volcán un momento. Era increíble, la primera vez que veía uno en vivo. Era realmente fascinante estar allí y por un segundo, olvidé que iba tarde a clase. Me di un golpecito en la frente y salí al trote en busca de mis profesores, a los que encontré en compañía de una chica que había llegado antes que yo. No la recordaba, a decir verdad, pero igual le sonreí al igual que a mis profesores. Y ahí estaba Hank, mi ex profesor de Generales. Nunca entendí por qué esa clase había terminado tan rápido, pero decidí no decir nada, me agradaba verlo de nuevo.

     

    Radamantys se veía más rudo, aunque cuando iba a sacar conclusiones al respecto, hizo un hechizo que me sorprendió. Con una sola palabra hizo aparecer un puma para cada estudiante que ya había llegado y separé mis labios con sorpresa, soltando un gemido mientras veía al felino correr hacia mí. Mi varita, necesitaba mi varita. Empecé a tantear con nerviosismo mis pantalones hasta que sentí el palito de madera en uno de mis bolsillos y luchando por no romperlo y sin dejar de mirar los ojos amarillos que se acercaban cada vez más, logré hacerme con ella.

     

    Piensa, piensa El puma gruñó con salvajismo, iba a matarme. No, no, no

     

    - ¡Incárcerus! exclamé de pronto, ya había visto sus colmillos y mi mano estaba apuntando milagrosamente a el animal, que estaba a unos metros de mí.

     

    Cuerdas salieron hacia él y lo ataron, haciéndolo caer e impidiéndole que continuara con su cacería. Descubrí que estaba sudando, sentí mi respiración agitada y mi corazón chocar contra mi pecho a una velocidad que solo el temor me había provocado. ¿Cómo es que lo había hecho? Pestañeé varias veces y miré cómo el puma se retorcía malhumorado con la cuerda en la boca, cómo movía sus patas atadas tratando de liberarse. Pero no podría y yo, estaba a salvo.

     

    OFF:

     

    Buenas! Mi nombre es Tula, estudio Guión y Escenografía. Me gusta todo lo que esté relacionado al cine y a la literatura... Por ahora no tengo ninguna duda al respecto, o eso creo xD

     

    Por otra parte esta Tea -se pronuncia como quieran- que es bastante torpe, le gusta analizar mucho a las personas. Está tratando de descubrirse a ella misma. Es tímida ante desconocidos y muy nerviosa. Creo que por ahora eso!

     

    Saludos!

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  11. Mis ojos se abrieron repentinamente. Sentí una especie de impulso sobre mi espalda que me hizo saltar de la cama inmediatamente y caer de rodillas al piso. Claramente me había quedado dormida y la cama me echaba. Apoyé una mano sobre la mesa de luz para que me ayudara a levantar del suelo de la habitación. Tomé mis lentes y, antes de ponerlos en uso, los limpié. Golpeé tres veces el cristal de mi reloj de mano y automáticamente se actualizó la hora.

     

    - Debo comprar otro...

     

    Mis orbes marrones verdosos saltaron de mi cara a ver el horario. Debía cambiarme y salir de allí tan pronto como pudiera. Era el primer día de clases de Rol Básico y yo ya estaba llegando increíblemente tarde. Acomodé mi cabellera castaña con un broche dejando caer las puntas doradas, me coloqué un jean al cuerpo y una camiseta estilo yankee, blanca. Sin que me importara demasiado mi desprolijidad, tomé mi bolso y huí de mi habitación.

     

    Hacía muy poco tiempo había comenzado Generales, donde conocí a mi único compañero así como a la única persona a la que le pude hablar desde mi llegada allí, fuera del ámbito familiar; la clase había sido más corta de lo que yo misma podía imaginar y, no es que no quería que teminara para poder avanzar, pero me hubiese gustado haber podido disfrutarla un poco más, así tanto como poder saber cómo terminaría.

     

    Pertenecía a los Tritones del Río Wye de los que apenas conocía, por no decir nada de nada. Hasta el momento no había ido ni una sola vez por la sala común, aunque tampoco había tenido demasiado tiempo entre una clase y otra. Así, como muchos de éstos nuevos temas de conversación surgían en mi cabeza, mi pasos se dirigían directo hacia la Academia en modo automático.

     

    Siempre fui una persona muy dispersa, pero por el simple hecho de que analizo las situaciones que vivo, los momentos, las personas, absolutamente todo; me gusta saber cuando alguien está mal o bien... Creo que debería trabajar en el hospital... Mi cerebro dejó de lado todo pensamiento para enfocarme en uno solo: el trabajo. Apenas había llegado a la ciudad, recién comenzaba la Academia y apenas conocía a mi familia, así como sólo tenía un amigo -si es que así podía llamarlo-. Quizás la idea de un trabajo no era la apropiada por el momento.

     

    Cuando quise darme cuenta, al despertar del trance, estaba frente a la puerta del salón. La nota que flotaba sobre la superficie de la puerta hizo que mi nerviosismo se exaltara aún más. Debía correr por las escaleras y llegar pronto a la clase si es que no quería perderme de nada, el miedo mayor era mi torpeza en todo sentido ¿qué pasaría si corriendo por las escaleras me caigo y me rompo una pierna? No quise pensar demasiado en esa situación, por lo que simplemente accedí a la única opción que tenía.

     

    Era infinito. Agotador. No puedo más. Seguía corriendo y subía de a dos escalones. Las gotas de sudor aparecían sobre mi frente y mi nariz, mi respiración cada vez más agitada y mis ojos mirando de arriba hacia abajo, de los escalones a lo que me faltaba subir. Cuando estaba en el último tramo, por llegar, me frené de golpe y tomé una respiración profunda, me sequé la transpiración y caminé despacio hasta el salón. Me sentía un poco mareada, por lo que al aparecer frente a los profesores y el alumnado, simplemente me desplomé en uno de los asientos.

     

    Había llegado justo a tiempo, para escuchar las últimas palabras de Cillian. Ya lo conocía, él era algo mío en la Loveless, aunque todavía no tenía en claro qué se suponía que eran. Lo malo es que me quedaría sin saber quién era la profesora que acompañaba al Ryddleturn, sintiéndome así lo suficientemente avergonzada como para que mis mejillas se pusieran más coloradas de lo que ya estaban por el apuro anterior.

     

    Esta clase era más concurrida en comparación a la de Generales. Esperé que mis compañeros se presentaran, así también podía tomar un poco más de aire y calmar mi respiración agitada. Miré a Robb de reojo, parecía más serio de lo que solía estar siempre, pero lo dejé así. Era momento de mi presentación y, por suerte, ya estaba mucho más tranquila, aunque nerviosa ante la reacción de Cillian y Elodia.

     

    - Mi nombre es Tea -dije un poco desconcertada - Primero quisiera pedir disculpas por el retraso -quise agregar antes de recibir algún regaño departe de ambos - Pertenezco a la familia Loveless y sinceramente esperaba esta clases con ansias, aunque mi torpeza e informalidad no lo haga parecer así -apenada por el suceso, preferí tomar asiento y ceder la palabra a otra persona.

     

    OFF:

     

    Buenas, mi nombre es Tula, tengo 21 años. Estudio Guión y Escenografía, del cual espero poder graduarme pronto. No soy de mucho decir, solo que me gusta mucho todo lo que esté relacionado con el cine y la literatura.

     

    Por otra parte Tea, que se puede pronunciar de la manera que ustedes quieran, es una chica bastante tímida en un comienzo. Prefiere conocer primero ella a las personas, antes que las personas a ella. Esta en un proceso en el que trata de definirse, por eso lo dubitativa que es constantemente. Con respecto a bandos, prefiere la neutralidad.

     

    PD: no tengo skype, por lo que me comunicaría vía MP. Muchas gracias! *-*

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  12. - O la chica del té –dije después de reírme-. Puedo ser ambas, depende de mi estado de ánimo, ¿no crees?

    Pero entonces bajé la mirada un poco avergonzada. Usualmente no trato mucho con los extraños y a pesar de que Robb era mi nuevo amigo, se me hacía un poco extraño y se me salía mi lado tímido aún. Sin embargo, alcé mi vaso de zumo al momento en el que él lo hizo y le regresé la sonrisa cuando brindó por mí. Era extraño. Normalmente mis amigos provenían de familias cercanas a la mía y por lo tanto, nos conocíamos desde siempre y manteníamos esa relación formal/casual. Conocer a una persona con la que pudiera charlar tranquilamente era parte de todo lo nuevo que estaba viviendo en Londres.

    - Pues, asistí a una escuela privada en Lancashire hace unos años. Ahora me enfoco en la Academia y… nada más –le expliqué-. Y sí, soy británica, ¿no se nota?

    Nunca me había puesto a pensarlo en sí, pero lo cierto era que mi acento me delata. Eso y mi forma de hablar, que tal vez tenga que mejorar, pero eso sería cosa de otro momento. Robb se había deshecho de la chaqueta de cuero, lo que me parecía genial ya que hasta a mí me empezaba a dar más calor y yo me estaba quedando sin zumo. ¿Sería un verano tan caluroso como parecía? El clima en Londres no era precisamente… agraciado, pero esperaba que hubiera sol, sí, pero no que me sofocara como lo estaba haciendo en ese momento. Miré de nuevo a mi compañero de generales.

    - Dices que quieres conocer a los Stark, ¿no son los patriarcas descendientes de ellos? Y bueno, supongo que ellos habrán fallecido ya… ¿o me equivoco?

    No era complicado para mí saber de las cosas, todo lo había aprendido en la escuela, pero realmente esperaba no tener la razón, pues le estaría matando el sueño al chico.

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  13. - ¡Vaya, me sorprendes! -dije antes de reírme.

     

    Robb tenía sentido del humor o al menos eso me dejaba ver después del comentario del libro. Tenía un aire diferente al usual, algo que resultaba incluso interesante si te detenías a analizarlo bien, pero era un tema que ya luego vería. Ahora me quedé escuchando lo que decía con atención, asintiendo de vez en cuando.

     

    - Claro, comprendo. Los Stark vienen del norte y "Winterfall", lo dice todo -sonreí y me encogí de hombros-. Eres un chico del hielo. ¿Volverás a Durmstrang cuando acabes la Academia?

     

    Esperaba que la pregunta no le molestara, pero la verdad es que me interesaba saber. Desde mi clase de Generales era el primer amigo que tenía y era agradable conversar con él. El calor del verano empezaba a hacerse más presente cada día y era difícil mantener una postura de tranquilidad con el aire cerrado, pero eso no afectaba mi estado de ánimo.

     

    Me imaginé por un momento en Bulgaria o en Rusia, donde las temperaturas bajaban tanto que el invierno duraba más de lo usual y sentí frío. Durmstrang debí ser un lugar imponente, sin duda, pero dudo que lo visitara al menos que fuera necesario. ¿Sería frío como me lo imaginaba todo el año? Luego le preguntaría a Robb, de momento toméi vaso antes de hablarle de nuevo.

     

    - Me gusta el calor a veces... depende del momento -di un trago a mi zumo y luego lo miré a él-. ¿No vas a beber nada? Asumo que te estás cocinando ahí dentro.

     

    Le sonreí nuevamente mientras los dedos de mi mano libre pasaban por el lomo de mi libro.

  14. Cuando sentí la palmada de Hank en mi espalda no pude evitar sentirme reconfortada. Luego recuperaría mis cosas y, por como iban las cosas, todo estaba saliendo mejor de lo que parecía. Seguí al profesor por el camino, mirando mis pies para cuidar mis pasos y así evitar cualquier accidente. Se hacía más largo de lo que en realidad era y mi respiración se aceleraba lentamente, pero entonces la luz empezó a esfumarse. ¿Dónde nos llevaba?

     

    Alcé la mirada y me encontré con una especie de cueva de plantas, como decidí llamarla, la causante de la poca luminosidad del ambiente. Murmuré un Lumos para encender mi varita y al levantar mi brazo, para iluminar el lado contrario a donde apumtaba Hank, miré asombrada lo que había frente a mis ojos. Los escombros parecían recientes, podía percibir un leve olor a quemado y sentía la soledad del ambiente.

     

    Pero poco fue el tiempo en el que pude admirar mi entorno, porque pasado unos segundos me sacudió algo que no podía explicar y apreté mi varita para no dejarla caer, buscando algún punto de apoyo. Cuando dejó de moverse, Hank se estaba haciendo más pequeño... ¿se hacía más pequeño? No, no se encogía, se estaba hundiendo en arena movediza.

     

    Había estado esperando a que algo pasara desde el lazo del diablo, sí, pero no algo así. Miré hacia abajo y palidecí cuando noté que mis pies estaban enterrados en la arena tanto como los del educador. Tal vez por mi peso, tal vez porque me había movido más buscando de no caerme, pero de cualquier forma era bastante perturbador. ¿Cómo iba a salir de ahí? ¿Y cómo se suponía que detendría mi camino hacia abajo?

     

    Un pensamiento me llevó de una cosa a otra e incluso traté de sacar mis piernas por métodos no mágicos, ganándome unos centímetros más dentro de la arena, pero fue solo cuando suspiré con frustración que miré hacia arriba y tuve una idea. Era tan evidente que me golpeé la frente con la palma de la mano libre, que gracias a mi estatura, se había manchado ya de aquella sustancia que nos succionaba.

     

    - Accio liana -exclamé apuntando hacia donde mis ojos miraban.

     

    Desde arriba, el camino de plantas, una soga natural descendió hasta mí. La tomé con fuerza, pero no podía subir yo sola, no tenía suficiente energía como para alzarme en peso sin un poco de ayuda. Ya mis caderas estaban hundidas, tenía que apurarme. Y haciendo uso de mi magia otra vez, tratando de no perder mucho más tiempo, apreté la varita contra la liana mientras me sostenía bien de la liana.

     

    - Ascendio.

     

    Al estar sumergida, el hechizo me dio el impulso necesario como para sacarme de la arena. Trepé lo más rápido que pude, luchando con el peso del barro en mis piernas y entonces quedé colgando cual primitivo en medio de la selva. Agotada, empecé a columpiarme lentamente sobre la cabeza Hank y luego salté hacia donde no había arena, donde estaría a salvo.

     

    No caí muy bien debido a la altura y la torpeza que agregaba estar llena de arena. Mis mamos estaban llenas de raspaduras provenientes del roce de mi piel con la rara textura de la liana y tenía restos de barro en ellas y en mi rostro, pero aún así tenía una sonrisa.

     

    - ¿Alguien necesita ayuda?

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  15. Las últimas palabras del Stark me halagaron, pero no creía que eso fuese suficiente para superar el nerviosismo. Tampoco pude analizar demasiado sus palabras, dado que Rías tomó nuevamente la palabra para guiarnos a nuestro próximo destino. Fruncí los labios y, sin quejas, seguí al resto.

     

    La realidad es que ese lugar no parecía muy amistoso y una vez que me encontré pisando las hojas y ramas secas en el frío suelo de tierra, un frío recorrió mi cuerpo haciéndome temblar. Ya no sabía si era miedo de lo que pudiese pasar allí dentro o si realmente estaba más fresco. Me di vuelta, pero lo único que logré ver fue una imagen demasiado alejada de donde habíamos estado reunidos, entre árboles medio muertos y bastante altos.

     

    La luz proveniente de la magia de los profesores me ayudaron bastante para poder ser precauciosa en saber dónde pisar. La neblina comenzaba a rodearnos cada vez más y la vista se hacía más borrosa. Dudé unos segundos en su buscar mis lentes o no, pero preferí que se mantuvieran sanos en mi bolso. Seguí el paso del resto, sin decir una sola palabra y frotándome los brazos, dado que mientras más entrábamos, más frío hacía.

     

    Cada pas que dábamos, cualquiera de nosotros, hacía tanto ruido como para avisarle a todas las criaturas del bosque que estábamos invadiendo su espacio y eso era lo que más temor me daba. La Academia parecía ser un lugar lleno de cosas exrañas y eso no calmaba mis nervios, lo único que lo hacía era saber que estábamos bajo la custodia de dos profesores que sabían lo suficiente como para salvarnosa cualquiera de lo alumnos ante algún imprevisto.

     

    Robb se acercó nuevamente para calmarme. Ese chico me agradaba. La verdad es que no le pude constestar tan rápido como hubiese querido, no solo porque no quería decirle que estaba aterrada y con frío, sino porque las luces de los profesores se apagaron de repente y mi visión quedó completamente anulada. Mi desesperación aumentó, no estaba acostumbrada a manejarme con el oído y siempre fui pésima al "ponerle la cola al burro", con lo cual eso dicesuficiente de mí.

     

    Comencé a agitarme, como si fuese asmática. Cuando quise girarme para sabe si podía localizar a algún compañero o profesor, un lazo u algo parecido me sujetó de los tobillos haciéndome caer al suelo. Chillé tan fuerte que otro lazo tapó mi boca. Pude sentir la textura con mis labios y era, claramente, una raíz de un árbol. Con desesperación quise tomar mi varita de mi bolso, pero no lograba encontrarlo entre tantas ramas y raíces que trataban de sujetarme con brutal fuerza.

     

    Las palabras del Stark llegaron a mi oídos, no parecía estar muy lejos de donde yo estaba. Suspiré profundo, mi respiración chocó contra la raíz que tapaba mi boca haciendo un efecto rebote y sientiendo el calor de mi mismo cuerpo. Una lágrima recorrió mi mejilla y murió en la misma raíz; me apretaba con tanta fuerza que dolía. No tuve más remedio que relajar mi cuerpo y esperar ser expulsada hacia un próximo lugar desconocido.

     

    Caí justo al lado de Hank muy a mi manera: terriblemente torpe. Me levanté, bastante incómoda por la situación, y traté de quitarme la suciedad de encima, sin resultado alguno, bufé. Agradecía tener un compañero como Robb en ese momento, si no fuese por él los profesores estarían reiéndose de mi, lo que no juzgaría. Antes de que pasara a mayores, decidí sacar mi varita del bolso, pero...

     

    -No, que alguien me diga que es una broma... -mi bolso no colgaba de mi hombro, por lo que había perdido absolutamente todo. Miré a Hank y Rías pensando que me matarían, no lo dudaba.

     

    Di un paso hacia delante y sentí que había pateado algo. Me agaché y toqué el objeto, una sonrisa gigante apareció en mi rostro. Tomé la correa del bolso y la colgué nuevamente en mi hombro, si antes sacar la varita para la próxima actividad extravagante que tuviesemos que hacer. Hasta el momento había olvidado en dónde estaba, como si poco a poco lo hubiese superado, pero no sabría decr si eso sería por mucho tiempo más, todo dependería de lo que siguiese luego del "lazo del diablo". El nombre ya era bastante terrorífico y no muy querido por mí. Esperaba no tener que pasar de nuevo por eso.

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  16. Ya había adelantado el primer capítulo del libro y también terminado mi pastelillo que, por cierto, estaba delicioso. El vaso de zumo de frutos rojos ya estaba por la mitad y pensé que podía llegar a necesitar un poco más para estar acorde al tiempo que me quedaría allí leyendo y disfrutando de estar fresca bajo la sombra de los libros.

     

    Estaba tan abstraída por las palabras del libro que no noté el ruido de las escaleras alarmando que alguien se aproximaba. La voz de un muchacho rompió toda mi concentración, haciendo que me asustara saltando sobre la silla. Llevé una mano a mis labios, tapando una sonrisa inconsciente. Parpadeé un par de veces al ver a Robb, mi compañero de Generales y, con un lazo rojo que tenía el libro, marqué la hoja en la que había abandonado la lectura para poder retomarla más tarde.

     

    -Pues estaba escapando del sol un poco... está bastante fuerte hoy -mi suave voz envolvió el ambiente, aunque cuando me di cuenta que mi voz rompía el silencio absoluto, traté de bajar un poco el volumen -Se nota que se aproxima el verano, y tú ¿qué haces por aquí? No te imaginaba en lugares como éstos -dije refiriéndome a su aspecto frío.

     

    No es que me pareciera un mal chico, pero tampoco parecía muy amigable para el exterior. Si no fuera porque me había hablado en la clase de Generales, pensaría que es una mala persona o algo parecido, aparte de su rareza en relación a su vestimenta. Ya no estábamos en la Era Medieval, pero tampoco podía criticarlo. A pesar de todo aquello, que no tenía relevancia alguna, no podía despreciar lo que podría llegar a ser el comienzo de una amistad.

     

    Mientras hacía a un lado el libro, acercaba mi vaso de zumo. Tomé un sorbo mientras mis ojos seguían clavados en los del Stark. Trataba de analizarlo, como siempre lo hacía con muchas personas, pero todavía no lograba descifrar nada en él, por lo que opté por conocerlo en palabras y no en creencias propias.

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  17. Como era obvio, la primavera parecía más verano. El sol estaba bastante fuerte ese día, por lo que decidí quedarme en un espacio más fresco. Caminé un largo rato por el predio de la Academia, pensando en cuál podría ser el lugar indicado, hasta que me topé con un bello cartel muy bien adornado: "Librería Café 'Hojas de Café'". Media sonrisa iluminó mi rostro, era claro que era mi lugar en el mundo.

     

    Me adentré en la antigüedad del edificio, pero el interior parecía ser un poco más moderno que el exterior. La cantidad de libros, pergaminos, cuadros colgados y personas que había allí dentro hizo que mis orbes marrones verdosos sobresaltaran abriéndolos de par en par. Me acerqué a la barra, sin poder quitar mi mirada perdida entre los libros hasta que los pastelillos llamaron mi atención. Me relamí los carnosos labios y observé con atención a una mujer con un pequeño cartel en el pecho con el nombre de "Madame Lou".

     

    -Buenas tardes -dije con una pequeña sonrisa y con mi típica voz profunda y suave -¿Sería tan amable de darme uno de esos pastelillos con un zumo de frutos rojos? -señalé a un pequeño pastel hermosamente adornado de morado y rosa con una flor azul azucarada.

     

    La mujer asintió amablemente y me entregó lo pedido. Hice una leve reverencia con la cabeza en sentido de agradecimiento mientras agarraba torpemente el vaso y el pastelillo. Al girar para localizar una mesa donde poder sentarme a leer algún libro y disfrutar de la comida, me di cuenta que ningún lugar estaba disponible. Miré a Madame Lou y, ésta muy agradable, me señaló las escaleras que me dirigirían al primer piso.

     

    Una vez arriba, pude situarme en una de las largas mesas que se encontraba completamente vacía. Dejé allí las cosas y arreglé mi camisa azul eléctrico, me giré sobre los talones de mis zapatillas y observé la larga lista de libros. Para mi sorpresa, encontré uno de mis favoritos: Orgullo y prejuicio; bastante muggle, pero una bellísima historia. Lo tomé y rápidamente volví a mi mesa. Abrí en la primera página y sonreí al leer una dedicatoria que tenía escrita, bastante tierna.

     

    -Veamos qué tan bueno está este pastelillo -me dije a mi misma, mientras cogía distraídamente un pedazo de éste.

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  18. Otra persona se sumaba a la lista de presentaciones de los alumnos, haciendo que me distrajera del paisaje que abstraía toda mi atención. De a poco iba perdiendo el temor dentro de mí; esa sensación de timidez y nerviosismo por culpa de las cosas que, mi mente recreaba, deberíamos hacer. Aun así sentía que allí comenzaría un largo camino, lo que generaba una especie de adrenalina que nunca había atravesado.

     

    La realidad es que jamás fui una muchacha aventurera y, con mis veintiún años, ya era hora de "romper las reglas" y enfrentar el verdadero mundo. Como toda chica de familia estricta y británica, todo eso era nuevo para mí, porque si no fuese que ahora me tocaba esta etapa de mi vida, estaría tomando el té y teniendo una charla amena con mis padres. Desde ese momento, afrontaría una vida diferente. ¿Estaba preparada? Había que averiguarlo.

     

    El chico que se situaba cerca mío me resultaba un poco extraño, pero era el único con el que había entablado una conversación hasta el momento. Su siguiente pregunta me hizo dudar bastante. ¿Estaba lista? Comenzar la Academia no era solo pasar las clases, sino definirse uno mismo, encontrar su ser y encontrar el por qué de sus decisiones, o eso suponía. Lo miré con intensidad, a sus ojos claros como el agua, pero sin saber qué responderle.

     

    Una expresión inconsciente apareció en mi rostro: fruncí los labios y arqueé una ceja, quedando casi en forma angular, levanté los hombros en respuesta a su pregunta y un leve movimiento de cabeza negativo. Sí, era un poco preocupante, pero tampoco me iba a negar a las actividades que nos pidieran hacer. La expresión en mi rostro desapareció y, para escapar de esa sensación, le regalé media sonrisa.

     

    -Eso parece, ¿tú?... ¿Estás preparado? -sabía que era una pregunta bastante absurda, observando que se encontraba interesado en aquella ruina antigua, desolada y espeluznante.

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  19. Al instante en el que terminé mi presentación, un muchacho alto y de cabello castaño se aproximó al centro del semicírculo para proseguir con la ronda de presentaciones. Por alguna razón, me sonrió haciéndome sonrojar. Al sentir el calor en mis mejillas, agaché la cabeza y solo me dediqué a escuchar lo que él tenía para decir.

     

    El chico Stark parecía ser una persona interesante aunque, a decir verdad, me llamaba la atención la cantidad de ropa que llevaba puesta. Al momento en que finalizó de hablar, levanté la mirada y la dirigí hacia la profesora Rías. Era bella, sin dudas, aunque su mirada me asustaba un poco.

     

    El castaño se sentó cerca de mi y me dedicó unas breves palabras. Giré la cabeza para observarlo y sonreirle, pero pronto volví mi mirada a los profesores. Tardé unos minutos en contestarle, no quería interrumpir a nadie ni molestar, pero como para ese entonces no tomaron la palabra, contesté casi con un susurro.

     

    -De mi parte lo es... Y parece que ellos también -dije mientras señalaba con la cabeza al resto de los compañeros.

     

    Acomodé una pierna por encima de la otra y, al quedar colgando, la balanceaba de adelante hacia atrás, mientras que mis manos reposaban encimadas una sobre otra en mi regazo. De a poco comenzaba a perder el temor, pero cuando mis orbes marrones verdosos recorrían el lugar, quedaban fijos en la vieja Academia y hacía que un escalofrío recorriera mi cuerpo, erizándome la piel.

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  20. Apenas estaba conociendo el ambiente familiar en el edificio Loveless, cuando una carta llegó. Habiendo leído lo que contenía, mis ojos marrones verdosos se abrieron lo suficiente como para demostrar una expresión de terror mezclada con emoción. Su primer clase en la Academia comenzaba y ya pedían que fuéramos con ropa especialmente para ser manchada, aparte de la varita.

     

    Estaba parada frente al armario, el cual estaba casi vacío, mirando mi ropa y pensando de cuál prenda estaba desligada de sentimientos. A través de mis lentes cuadrados, de marco negro, localicé aquel buzo gris que siempre me había quedado enorme y que en el medio del pecho llevaba el nombre de una ciudad de Gran Bretaña: Cambridge. Cambié mi camisa por una sin mangas, para no morir de calor bajo el sol de la primavera. Unos simples jeans, cortados en las rodillas hacían que pareciera una completa quinceañera, aunque llevaba seis años más encima; recién cumplidos.

     

    Una vez que terminé de atar mis zapatillas negras, me puse en pie y salí del edificio con un una enorme sonrisa y mi pequeño bolso, donde guardé la varita. Observé el pergamino una vez más, mientras caminaba por la acera, quedando perpleja. Una Loveless sería mi profesora, un familiar, pero la pregunta era ¿quién era? Guardé el papel en el bolso y me dirigí a la Academia pensando en lo nerviosa, pero también ansiosa, que estaba por comenzar las clases.

     

    Vagando por los pasillos de la Academia, buscando señalizaciones que me guiaran al jardín, el viento comenzó a soplar revolviendo mi cabello castaño ondulado, por lo que procedí a atarlo con una goma. Supe que estaba cerca del jardín, aquella brisa no parecía ser proveniente de ninguna ventana. Moví la cabeza de izquierda a derecha y, allí estaba. Me adentré y los árboles me sorprendieron por su altura.

     

    -Ho-hola -mi voz entrecortada pero profunda, se dirigió a los profesores que esperaban al resto de la clase.

     

    Me senté en uno de los asientos más cercanos a los profesores y me quedé en silencio, observando a través de los cristales el increíble paisaje que nos rodeaba. Del otro lado del jardín un oscuro lugar me erizó la piel, con su aspecto de abandono con telarañas y ramas secas que eran claras enredaderas tapando toda visión hacia el interior del edificio. Bajé la vista y me quité los lentes, para después guardarlos en mi bolso.

     

    Siempre fui una persona tímida, pero también me caracterizo por mi fortaleza interna. Nunca fui como esas chicas delgadas y hermosas que se ven en las carteleras de modas, aunque siempre me mantuve estable. Mientras esperaba al resto miraba las manchas de quemaduras viejas que tenía en mis brazos gracias a los intentos fallidos de querer cocinar. De a poco llegaban algunos y, la verdad, éramos pocos para cuando los profesores comenzaron a presentarse.

     

    Al momento en que el profesor Hanks comenzó a explicar qué era lo que estaba del otro lado del jardín, varias preguntas surgieron en mi mente, hasta que dijo que allí se encontraba nuestra primera misión. No es que le tuviera miedo a la oscuridad ni nada parecido, pero no me hacía gracia saber que el lugar podía llegar a estar superpoblado por cantidades infinitas de insectos o cualquier tipo de criaturas horrendas.

     

    La profesora Rías me sorprendió con su ironía, o eso esperaba que fuera, haciéndome pensar que quizás no éramos hermanas, dado la increíble diferencia de actitud. Ambos profesores impresionaban con sus respectivas presentaciones, por sus trabajos o su jerarquía. Era interesante poder conocer a magos con gran experiencia, pero llegó mi turno y mi tez empalideció de repente.

     

    -Buenas... tardes. ¡Tardes! -repetí creyendo que estaba diciéndolo mal -Mi nombre es Tea, pertenezco a la familia Loveless -hice una pausa y procuré no mirar a la profesora; quién sabe qué cara me pondría -Soy británica y, lo que espero de la clase es, más que nada, entretenerme mientras aprendo. Soy... un poco tímida.

     

    No entendí por qué hice aquella aclaración frente a mis compañeros y profesores, pero supongo que simplemente esperaba que entendieran mi decisión de no hablar demasiado, sino más bien actuar. Le cedí el habla a la siguiente persona, esperando que me volviese el color al rostro y que las actividades comenzaran rápidamente para poder olvidar el desastre de mi presentación.

     

    OFF:

    Buenas! Mi nombre es Tula, pero me dicen T y por eso mi nick es así... aunque, bueno, no iba a quedar bien una letra, por eso lo relacioné con el té xD Estoy cumpliendo 21 años, estudio en la universidad. Me voy a dedicar a hacer Guión, más que nada por eso entré al foro, aparte de que me gusta mucho HP.

     

    Por otro lado Tea (está bien leerlo tanto Ti, como Tea) es bastante tímida con la gente que no conoce, aún se está tratando de conocer a ella misma, por eso tiene algunos problemas sentimentales internos. Una vez que haga amigos sacará su verdadero "yo" afuera y será super extrovertida. Hasta el momento no tiene una idea clara de qué bando puede llegar a pertenecer, por eso no se mete con nadie, prefiere la neutralidad.

     

    Y creo que eso es todo, así que... gracias!

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  21. 1.- Link al tópico de su ficha de personaje: Ficha de Tea
    2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el personaje: --
    3.- Link del tópico de registro de sus familias:
    Familia N° 1:
    http://www.harrylatino.org/index.php/topic/102575-familia-loveless-mm/
    Familia N° 2: --
    4.- Link a las bóvedas de sus familias:
    Bóveda Familia N° 1:
    Bóveda 102647 familia Loveless
    Bóveda Familia N° 2: --

    Saldo en bóveda previo a la Migración 2021: 3900 G

  22. FICHA DE PERSONAJE

    Datos Personales:


    Nombre del Personaje: Jhodie Aline

    Sexo: Femenino

    Edad: Joven

    Nacionalidad: Británica.

    Familia:
    *Familia 1: --
    *Familia 2: --

    Padres Sanguíneo: --

    Padres Adoptivos: --

    Trabajo: -

    Poderes Mágicos:

    Rango Social: Unicornios de Bronce.

    Bando: Neutral

    Rango dentro del Bando: --

    Nivel de Poder Mágico: 0

    Puntos de poder en objetos: 20

    Hechizos adicionales: Los pondrán los moderadores

     

    Puntos de poder en criaturas: 0

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: Los pondrán los moderadores.

    Habilidades Mágicas: --

    Conocimientos Especiales:
    -Pociones
    -Primeros Auxilios

     

    Perfil del Personaje:

    Raza: Humana.

    Aspecto Físico:

    El color de su cabello es de un castaño claro, en sus puntas llegando al rubio y el largo hasta la mitad de la espalda. Sus ojos de un marrón verdoso y brillantes, acompañados por unas pestañas largas y gruesas. Las cejas bien delineadas y sin demasiado volumen. Sus labios carnosos y rojizos, su nariz pequeña, al igual que sus orejas.

    Mide aproximadamente 1,67 metros. Su cuerpo es natural, no es perfecto. Algunas cicatrices de quemaduras en los brazos, demostrando su torpeza para la cocina, pocas estrías en las piernas, ocultas. Su peso es regular, no se excede.

    Cualidades Psicológicas:

    Es una chica muy nerviosa, por lo general las situaciones extremas le hacen sudar las manos y entumecerlas. Es tímida e introvertida, le cuesta mucho hablar frente a las personas, así como también conocerlas y entablar una conversación estable. Recién una vez que conoce mejor a las personas se suelta un poco más. Siempre se avergüenza cuando habla demás.

    No es aventurera, aunque se adapta rápido a la acción. Se preocupa mucho por las personas, más que nada las heridas dado que tiene una fuerte pasión por la medicina y el impulso de querer ayudar a todo aquel que esté en riesgo. También le gusta psicoanalizar a todo mago o bruja con el que tenga relación, le encantaría poder tener el poder de leer los pensamientos por estos motivos y se empeña por saber todo sobre los que quiere.

    Es reservada, le gusta la tranquilidad. Su rostro casi siempre está rojo, dado que sonríe mucho y es de pocas palabras. Suele vestirse como la típica inglesa aburrida, pero es más de lo que parece. Es fiel, auténtica, sincera y tal vez muy pacífica.

    Historia:

    Aline proviene de una familia británica de alto nivel. Habitan en la zona de Kensington, zona de residencia de muchos de los habitantes más ricos y distinguidos de la capital británica. Al nacer, automáticamente se convirtió en una más de aquellos estirados y estrictos ingleses, con horarios establecidos y clases de etiqueta.

    Nunca pareció cuadrar con su familia en ese aspecto. Desde muy joven le gustaba experimentar, salirse de lo que ya conocía, pero se negaba a hacerlo por desilusionar a sus padres. Era demasiado torpe a veces y esto causaba discusiones, así que no tenía que buscarse más problemas de los que tenía constantemente con los retrasos en sus deberes.

    Fue enviada a un internado para jóvenes magos no calificables para la escuela principal a los cinco años, donde cursó los estudios básicos hasta los once. En ese momento, la enviaron a una de las mejores academias mágicas de Inglaterra luego de Hogwarts. Siempre resaltó por sus calificaciones, ya que su actitud y su timidez nunca le permitieron hacer nada mucho más social. Sin embargo, tenía fieles amigos y cuando acabó sus estudios, dejarlos fue algo que le costó más de lo que hubiera creido.

    Pero debía volver a casa, un lugar que no había pisado más desde su último verano y no tenía ganas de hacerlo. Su meta era convertirse en Sanadora en algún hospital, pero sus padres insistían y seguirían insistiendo hasta que ella decidiera de una vez por todas estudiar leyes y entrar al Ministerio. Toda su linage se había dedicado a estar incertos en las políticas mágicas, así como terminaban siendo muy reconocidos por su arduo y excelente trabajo.

    Poco tiempo después descubrió que su verdadera madre era parte de una familia ubicada en Londres y la esposa de su padre -y su "falsa madre"- simplemente la había tomado como su propia hija a los pocos años de vida de ella. Así que, tomando su primera loca decisión, les hizo saber que se iría a Londres, no solo para estudiar lo que ella quería, sino también para reencontrarse con su verdadera madre.

    Al principio no lo tomaron nada bien y tuvo que lidiar con una serie de peleas familiares, pequeñas y grandes, hasta que dejó su personalidad aplacarse para tomar riendas en su vida y lograr su objetivo más querido. Por primera vez en su vida desobedecía las órdenes de sus padres y sabía que ese sería el momento en que se sumergiría en una osadía. Nerviosa o no, con miedo o sin miedo prefirió enfrentarse a lo incierto que seguir encerrada en la burbuja en la que vivía.

    Pertenencias:

    Objeto Legendario:
    Válido sólo para Orden de Merlín.

    Objetos Mágicos:

    *Objeto 1: Varita tipo 2 de madera de Sauce, 25 cm, inflexible. Núcleode cabello de unicornio, mantiene el color de la rama. La llama Levi, por su delicadeza en el trabajo de diseño y ligereza cuando realiza la magia, siguiendo sus órdenes como una extensión de sus pensamientos.
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20 puntos.

    Mascotas y Criaturas:

    Criatura 1: Descripción
    Clasificación: Categoría que le corresponde
    Puntos de poder: Puntos que le corresponden

    Criaturas en la Reserva:

    Criatura 1: Descripción
    Clasificación: Categoríaa que le corresponde
    Puntos de poder: Puntos que le corresponden

    Elfos: --

    Licencias, Tasas, Registros:

    Licencia de Aparición: Se obtiene haciendo el examen en el Ministerio

    Licencia de Escoba: Se obtiene haciendo el examen en el Ministerio

    Registro de XXX: Se obtienen en los departamentos ministeriales (por ejemplo, registro de criaturas, registro de animagia, etc.)

    Otros Datos:

    Otros datos:
    *En su dedo anular derecho utiliza un anillo que le regaló su madre. Es de plata, en forma de hoja y con diminutos diamantes que solo se ven cuando se reflejan con la luz.

    *Cree en los derechos que se les deben dar a los elfos domésticos y es por ello que no posee ninguno.

    Cronología de cargos:

    *20 de Julio 2014 - Prefecta de Casa, Tritones del Rio Wye

    *8 de Agosto 2014 - Aprendiz, Quinta Planta, Hospital Mágico San Mungo.

    *20 de Agosto 2014 - Graduada

    *27 de Agosto 2014 - Initié

    *7 de Septiempre 2014 - Sanadora, Quinta Planta, Hospital Mágico San Mungo.

    Premios y reconocimientos:

    *Junio 2014: http://i.imgur.com/2EIKxxP.gif

    *Julio 2014: http://i.imgur.com/TTUZyAZ.gif

    Links de Interés Referentes al Personaje

    Link al Perfil de Comprador MM:
    Link a Bóveda Personal: Bóveda 104035
    Link a Bóveda Trastera:
    Link a Bóveda de Negocio:
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