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Suluk Akku

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Todo lo publicado por Suluk Akku

  1. Suluk Akku

    Animagia

    Sorprendida Suluk bebió de su vaso. Era la primera vez que alguien se presentaba en su morada para entablar una conversación tan sensorial, dejando por completo de lado el punto principal, vincularse con la habilidad. Curiosamente aquello le hizo sonreír, a pesar de ser una anciana agradable, solía guardar ciertas expresiones para el final del recorrido y Emmet simplemente acababa de llegar. Lo estudió, entonces, con la mirada, sus ojos eran de un gris pétreo tan cálido que confundía, en nada se parecía al Arcano de Nigromancia y a su vez tenían tanto en común; el poder, el recelo, el ánimo de enseñar y la nula paciencia hacia la ignorancia, la personalidad de cada uno de ellos resultaba apabullante. —Verá joven Gaunt, cada habilidad se alimenta de un sentimiento distinto— Dejó sus manos a la vista del mago —La videncia, por ejemplo, se trabaja con la mente— tocó con el índice su sien izquierda —Así como la Nigromancia trabaja con el alma, pero una faceta del alma que está ligada sutilmente a los terrenos de la muerte, es verdaderamente una magia poco clara, densa, y poderosa. Llevó el vaso de leche a la mesilla que estaba dispuesta entre ambos y se puso de pie dejando en evidencia los centímetros de menos que tenía para con la altura de su pupilo, un hombre fornido. Lo invitó a seguirla, nuevamente hacia el exterior, notando en su pecho una opresión por segunda vez en el día, se sentía fatigada. Quizás los años, se dijo, y continuó hasta la puerta principal. —En cambio, la animagia se alimenta de algo que va mucho más allá. La animagia despierta el espíritu protector de quien porta el don, y ese espíritu tiene forma animal. Fuera el frío resultaba insoportable, los malamutes le habían seguido los pasos pero ésta vez con más calma, Emmet la seguía muy de cerca, quizás tal vez tieso por el clima, más ello no la detuvo. El jardín frontal era lo suficientemente pequeño como para recorrerlo en no más de 3 minutos y así fue, deteniendo el andar al borde de un estanque congelado, dentro podía verse vida. Akku alzó la vista, esperaba haber respondido las dudas de su aprendiz pues tenía claras intenciones de continuar con la clase sin derroche de tiempo, aquel que no perdonaba y pasaba tan rápido. Un segundo más tarde, de entre los pliegues de su ropaje Inuit, extrajo una fina vara de cristal azulado que tras un simple y elegante movimiento de muñeca transformó en un cayado. La vara casi doblaba su estatura y parecía firme. Con ésta partió la gruesa capa de hielo que no permitía admirar la belleza natural del estanque para luego abrir sin más un portal a su izquierda, sin previo aviso, rasgando el aire gélido. —Si ha venido hasta mi es porque está dispuesto a hacer todo lo que yo le diga— Repuso, parecía severa pero dulce a la vez —Quiero que se sumerja en el estanque, joven Gaunt, sin importar nada. Sin objeciones Aguardó. Aguardó a que el vampiro acatase sus palabras sin miramientos. Al principio el agua le podría resultar dolorosa, como cientos de agujas clavándose en su nívea piel, pero una vez consiguiese sumergir hasta la nariz, la calidez embargaría su cuerpo desde fuera hacia dentro, adormecería sus sentidos y lo transportaría a su piel animal. Suluk sabría cuando despertarlo. Y una vez solo fueron ella y el viento, desapareció. Puede sentir el agotamiento de Eileen. Le duele el cuerpo, le pesan los párpados, su corazón cada vez late más y más lento. A veces, con un simple exabrupto recuerda que debe palpitar con rapidez y aquello causa taquicardia en la lechuza que aprecia la escena en pleno bosque. Suluk apareció detrás de Nivi, ésta solo tenía ojos para el cachorro de lobo que temblaba entre sus brazos y la propia Arcano tenía asuntos más importantes que resolver. La mujer volteó, asustada, aprisionando al animal contra su pecho, temiendo que alguien se lo fuese a quitar de un momento a otro pero el ver a su guía espiritual luego de tantos años le tranquilizó. La anciana abrió los brazos tanto como pudo para recibirlos a ambos, acunarlos suavemente. No pudo evitar besar la mollera de Nivi como si se tratase de una niña pequeña, la niña pequeña que ella educó luego de que sus padres muriesen a causa de una horrible helada. Los hijos que siempre quise tener, pensaba, con el alma desgarrada al igual que el pecho de Malik. —Debes ser fuerte, hija mía. Y gobernar— Fueron sus palabras, un simple susurro frío como la propia nieve bajo sus pies. La esposa del Jefe convaleciente asintió, escondió al lobezno bajo sus ropajes, y desapareció. Quizás Moody quisiera saber cómo acababa toda aquella historia, de qué forma se desenlazaba, si para bien o para mal, o siquiera si su participación había servido para algo. Cierto era que su valentía, su pureza y desinterés habían marcado la diferencia, el rostro de Suluk lo demostraba. Solo entonces se sintió libre de alzar la vista hacia una fina rama, allí afianzada, una lechuza lechosa. Nuevamente abrió los brazos, silbó finamente, la llamó, la atrajo hacia sí y la abrazó. Eileen estaba agotada, había pasado su primera prueba con crecer ante ojos de la Arcano y por tanto se merecía descansar. Pronto sería capaz de regresar a su forma humana para embarcarse en la recta final. —Todo va a estar bien, tranquila. Musitó, acariciando su plumaje. El anciano observó partir a su amiga, el silencio se hizo en la tienda mientras bebía pacíficamente su infusión. Desde su arribo el zorro no había perdido de vista a Xell salvo para despedir con un simple parpadeo a Suluk. No le resultó, entonces, que la rubia cuestionase el motivo por el que una criatura salvaje se mostrase tan dócil frente a varios humanos, el hombre sonrió de lado sin enseñar la falta de dientes por el pasar de los años y tosió un poco, debía admitir que ese último tiempo estuvo haciendo mucho frío y quizás su hora estuviese cerca. —Él es mis ojos, jovencita. Ese es el único motivo por el que no se mueve de mi lado, hace años decidió que esa sería su función hasta el final de mis días y no me ha abandonado. Acabó en silencio, nuevamente, el té dejando su taza cerca de su pie. Los huesos de su espalda crujieron cuando se agachó pero fue tan ágil como un adolescente al momento de atrapar con una fuerza curiosa la muñeca de Vladimir con su mano derecha. El pulso no le tembló, se irguió en el asiento y carraspeó. De pronto su voz sonaba seria, dura, cargada de importancia, como si estuviese a punto de orar. Lo último que necesitaba era una mujer limpiando su tienda. —Necesito su ayuda, señorita Vladimir. La ayuda de una Sacerdotisa con el corazón tan puro como el suyo— suavizó el agarre, deslizó la mano hacia la tersa palma de la mano de Xell y le dio unas cortas palmadas, sus propias palmas estaban curtidas por los años y el trabajo arduo en la tribu Inuit —Necesito de su magia, de su compromiso. Todo un pueblo depende de ello ¿sería capaz de ayudarme? Si la respuesta era afirmativa Akku lo sabría, y Xell estaría lista para la prueba final.
  2. Suluk Akku

    Animagia

    El anciano rió, el acogedor iglú pareció iluminarse ante aquel sonido y Suluk estiró una mano para palmear la suya, estaba arrugada, mucho más que las de ella, aquel hombre tendría alrededor de 200 años pero eso Xell no tenía por qué saberlo. En medio de los tres un pequeño fuego, casi del tamaño de un gato adulto y sostenido por dos frágiles y flexibles varas de madera, un caldero. El agua bullía dentro, burbujeaba. El inuit metió una mano en el bolsillo de sus ropajes de pieles, extrajo unas cuantas hojas mezcladas con alguna hierba amarillenta y la lanzó dentro saboreando el aire que rápidamente se impregnada de un aroma a brebaje ártico, no tenía dientes, sus labios se humedecieron de inmediato por ello. —Noto, mi querida amiga, que aun no le has dicho nada a la jovencita— Aun sonreía, entrecerraba los ojos. Un zorro se coló entonces por un agujero detrás del anciano, se subió a su regazó esperando recibir una pronta atención y fijó sus diminutos ojos negros de la Sacerdotisa. La sonrisa del hombre se ensanchó, aclaró su garganta mientras Suluk negaba pues había dado por sentado que su pupila sabría con quién estaba tratando casi de inmediato; los Ingleses tenían una obsesión por controlarlo todo, incluso el misticismo de saber cómo se ve una persona antes de conocerla, arruinando el efecto sorpresa. —No he tenido la oportunidad— Respondió al tiempo de la negación. —Pues déjame decirte, muchacha, que te equivocas si piensas que yo puedo ayudarte. Si deseas interpretar esas ansias de volar debes dirigirte a ella, Suluk Akku. La mencionada ladeó el rostro regordete para contemplar la expresión de la rubia cuando cayese en cuenta de la situación pero se apresuró a sonreír con delicadeza, Xell le agradaba, tenía un alma pura. —Es un placer conocerte, Xell. Ahora dime, en presencia de mi amigo, ¿crees que puedas ayudarnos a resolver un problema de índole mayor y que en cambio yo pueda ayudarte a despertar tu don? La miró fijamente. El zorro le imitaba, aquel animal era los ojos de un anciano ciego, de un cambiapieles. El fuego chisporroteaba y mientras Vladimir sospesaba su respuesta, la Arcano se atrevía a tomar tres tazas de barro, pequeñas, para verter un poco del té que su antiguo compañero había preparado, le tendía una taza a su pupila y una a él mismo. Sorbió, estaba caliente. Luego se puso de pie súbitamente. —Piénsalo bien, te dejaré en su compañía, por ahora te servirá más que la mía. Y salía al frío invernal. El lobezno asomó la nariz entre el montíc.ulo de nieve. Quería olisquear a aquella criatura que se acercaba pero no comprendía por qué, los humanos no hacían eso, las lechuzas no se acercan tanto tampoco, son desconfiadas, astutas. El joven heredero observó entonces sus patas, una vez más, torpes por ser tan joven e intenta ponerse de pie. Saltó de manera exagerada golpeándose un poco con una raíz que sobresalía del suelo dejando escapar un quejido distinto a los de momentos atrás, el golpe le hubo dolido y así lo expresó. Pero por qué no podía hablar, por qué veía su cuerpo cubierto de pelo negro, por qué de repente todo a su alrededor es extremadamente grande y aterrador. El cielo se ve lejano ¿dónde está su madre, y su padre? echaba de menos que Malik le revolviera el cabello, pensar en su padre le produce una gran tristeza en el corazón. Desde la entrada de la carpa principal se pueden oír los aullidos lastimeros del cachorro, o al menos Singajik levanta la mirada al pasar, sospecha. El pequeño arrugó la nariz mucho antes de oír los pasos secos sobre la nieve, alguien se acercaba. El pelaje de su lomo se erizó en consecuencia pero era simplemente un niño, o lo hubo sido antes de que le asesinaran. El miedo lo embargó, enmudeció, le temblaban las cuatro patas y se petrificó con la vista fija en Eileen ¿Qué haría ahora? resultaba imposible que un ave de aquel tamaño pudiese cargar con un can pero si el cazador miraba directamente los ojos de aquel animal sería capaz de comprender que se trataba del espíritu de Yuma o como la mayoría respondía a la traducción "Hijo del Jefe". Sobre sus cabezas, una gaviota grazna. Singajik alza la mirada, el sol le ciega pero puede ver la silueta. Una oleada de pesar y verguenza lo embarga, Suluk tiene la certeza en su corazón de que saber que ella se encuentra ahí le hará recapacitar pero simplemente consigue unos pocos segundos para que Eileen decida qué hacer; puede darle la espalda al lobezno al no saber de quien se trata o bien puede aprovechar la distracción para regresar a su forma humana y ponerle a resguardo. Aquella bruja no solo se estaba jugando la vida en conseguir despertar aquel don dormido con el que pocos nacen, se estaba ganando un lugar privilegiado en el corazón de Akku. Quizás, con un poco de suerte, la tribu completa vería días mejores, gracias a ella. Su silueta animal se perdió entre las altas montañas, cuando se supo a resguardo recuperó su forma humana para poder invocar la delicada vara de cristal que le llevaría de regreso a casa. Algo le decía que su presencia se necesitaba allí además de aquel escozor en la nariz, típica en un Arcano, cuando alguien irrumpía en su morada sin previo consentimiento. Sabía perfectamente que sus colegas eran poco tolerantes con aquello más ella buscó armarse de valor, puesto que la visita de Eileen y Xell le recargaron de una energía tan pura y agradable luego de sus anteriores aprendices, que no querría arruinarlo. Bastó un segundo. Un simple chasquido del tiempo, un parpadeo. La gélida brisa de invierno besó la nuca del vampiro, le hizo tiritar. Suluk, parada detrás de él, carraspeó llamando su atención sin fruncir el ceño. Tres inmensos malamutes salieron a su encuentro, le habían sentido en cuanto puso un pie sobre el jardín, sin reparar en la presencia del mago, tirándolo al suelo sin más. La arcano rió, acarició sus peludas y enormes cabezas para tender la punta de su cayado de madera en dirección a Haughton. —Mis disculpas joven Gaunt. No quieren entender aun que ya no son cachorros ¿se encuentra bien? La puerta se abrió de par en par permitiéndoles el arribo. Allí se respiraba magia, sobre una acogedora mesa, dos vasos de leche caliente y un plato de galletas de canela. Akku señaló las sillas cubiertas por pieles de oso y le invitó a pasar, con formalidad, comprobando así que todos sus huesos estuviesen ilesos.
  3. Suluk Akku

    Animagia

    El panorama ha cambiado, Akku puede sentirlo en el pecho. Reunida con Nanuk, un antiguo chaman, en lo cálido de un Iglú, lleva una mano allí para calmar su corazón. La conexión que los animagos, a través del tiempo, poseen con su Arcano es poderosa pero la mayoría de los pupilos la ignora. Malik jamás requirió entrenamiento o prueba alguna, Suluk le conoció cuando era un niño que corría desnudo por las explanadas gélidas aullando al sol con unos enormes ojos grises. Lo quería, lo quería ciegamente como el hijo que jamás pudo tener luego de que un enorme oso le arrebatase la vida de su amado esposo; en toda la historia había un detalle que no había confiado a Eileen, ella estaba viendo sus raíces. Habían sido un pequeño grupo de cinco niños. Todos hermanos del mismo padre, compartían la vida y las ansias de conocer el mundo. Salik y su hermano menor Malik fueron los primeros en demostrar el don, los dioses le hubieron bendecido permitiendo que su tótem se reflejase mucho antes de la pubertad. En cambio, Ivaaq, Singajik y Qigik envidiaron el proceso hasta que estuvieron listos para la ceremonia que cada joven esquimal realiza acariciado por las luces de una magnífica aurora boreal. Más la vida bifurcó sus caminos, la mayoría en ascendencia. Qigik, adoptando la forma de una gaviota ártica nunca más fue visto tras una expedición en compañía de su mejor amigo, Singajik. Las malas lenguas repetían lo que éste último había dicho aquella vez, el mismo oso temerario se les presentó, eran débiles y se confiaron, cuando despertó, su hermano ya no estaba allí y en consecuencia del ataque había recibido su primer herida en el rostro. Salik corrió con la misma suerte. Ocupó la carpa del Jefe de la tribu por muchos años, comprometido con la hermana de Nivi, Taorana, pues él no compartía las creencias de su padre y rechazó poseer a la esposa de Malik. Fue honesto, confiable, agraciado más la helada le arrebató a su amada y lo volvió un ser frío y despiadado de un momento a otro. Salik tomaba malas decisiones, guiaba a sus guerreros a batallas innecesarias con tribus que en antaño habían sido vecinas y proveedoras de alimentos en intercambio por sus propios servicios. Si no se le ponía un alto acabaría por destruir el pueblo hasta los cimientos. O eso fue lo que Singajik se dijo aquella noche en que todos presenciaron como un lobo desgarraba la garganta del Jefe cuando éste se tambaleaba en dirección al bosque, completamente ebrio, y desaparecía sin más. Nunca pudieron explicar cómo es que la manada completa no había caído sobre ellos sino más bien un simple lobo omega, es decir, solitario. Malik ocupó su lugar, lloró su muerte y concibió un bellísimo niño que algún día seguiría sus pasos propagando el linaje de su hermano fallecido. O era lo que él creía Eileen pudo oírlo, tenía que. Llorisqueaba enterrado en algunas capaz de nieve, temblaba aunque no tuviese frío. Su pelaje no era más que pelusa negruzca. Con unos enormes y vidriosos ojos azules miraba hacia arriba, hacia la rama que sostenía a una elegante lechuza blanca. El cielo era azul y ella una mota que no se movía. Dentro de la carpa de gruesas pieles de animales el Jefe de la tribu desfallecía entre fiebres y delirios, a un lado un chaman emitía vibraciones de un artefacto metálico así como humo y aromas que mareaban a las mujeres que intentaban ponerlo cómodo mientras limpiaban el cuerpo inerte del niño. Fuera un lobezno, asustado, confundido.
  4. Suluk Akku

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    —A las tribus Inuit no le agradan los forasteros. Susurró. Una fuerte ventisca las atrapó de repente obligando a Eileen a cerrar los ojos. Las palabras de Suluk quedarían dando vueltas en su cabeza pues al parpadear ella ya no estaría allí. "Debes ser precavida" agregó antes de desmaterializar su cuerpo entre tanto blanco. A no muchos metros de allí Xell intentaba caminar enterrando sus piernas en metros tiesos de nieve, era el momento de centrar su atención en la rubia permitiendo que Moody ahondara en la situación que el panorama le servía en bandeja cual programa muggle de asesinatos. Al morir su hijo no existiría sucesor a la jefatura una vez Malik corriese con la misma suerte y cualquier podría reclamar el sitio así como a Nivi. La mujer confiaba ciegamente en los hombres que decían protegerla pero entre ellos existía un traidor, alguien que a pesar de entonces tener las manos limpias y curtidas pocas horas atrás las había tenido cubiertas de sangre. —Debes ser precavida— Repitió, en lo alto del cielo gris una gaviota del ártico graznaba. La cuidaría en todo momento, la incitaría batiendo sus alas con ahínco a que copiase su accionar antes de que varios pares de ojos reparasen en su presencia. El color de ojos, el tono de la piel, incluso el cabello, nada cuadraba allí y saltaba a la vista. El avistamiento de la bruja podría servir a quien intentaba comenzar un enfrentamiento entre tribus para hacerse con el poder como la coartada perfecta; allí había una completa desconocida, si alguien dudaba acerca del ataque canino sería ella la siguiente sospechosa. "Vuela Eileen. Vuela y dime... qué ves" Aquella bruja estaba a un paso de su conexión pues aunque temerosa había llegado ante Akku transparente como el agua calma. Con las patas aferradas a una fría roca incrustada entre tanto blanco graznó. Batió sus alas con los pequeños ojos negros cual perlas del océano fijos en la anatomía de una mujer extremadamente abrigada que luchaba contra las violentas ráfagas de viento. Pequeños copos de nieve se atoraban en su cabello rubia como alfileres brillantes y el aire le cortaba la piel de las mejillas pero ella parecía decidida a continuar como si supiera hacia dónde iba. Lo cierto era que el haz de la noche no le llevó en la dirección de Eileen sino todo lo contrario, Xell se encontraba casi en el otro extremo del ártico. Cuando obtuvo la atención de la mujer se separó de su sostén natural alargando demasiado sus alas y su cuello. De pronto comenzó a crecer, sus plumas desaparecieron y pasaron a ser piel, abrigo. Un par de ojos grises, antiguos y sabios le devolvían la mirada a Vladimir con una media sonrisa en labios curtidos por los años. La arcana tenía una anatomía pequeña, regordeta agradable, su cabello estaba colmado de hebras plateadas, batallas ganadas, y su rostro de arrugas, medición del tiempo más quien estuviese en su compañía solo sería capaz de sentir tranquilidad. —Señorita Vladimir, espero que el clima no pueda con usted. Tenemos trabajo que hacer. En la mano derecha un callado de madera, sobre sus hombros las gruesas pieles de un oso polar. Caminaba deprisa, curioso para alguien de su edad y estatura más el cuerpo tenía memoria nativa, allí se hubo criado, aun albergaba la fuerza en su alma. Pronto la condujo hacia un pequeño rejunte de casas redondeadas con bloques de hielo sólido, parecía un pueblo antiguo, inhóspito. El viento susurraba una melodía que posiblemente la bruja no conocía y de un momento a otro las luces de una aurora boreal las rodeó. Un hombre aun más anciano que Suluk salió a su encuentro. Caminaba pausado, tenía los ojos blancos como la nieve y veía por encima de sus hombros, transmitía melancolía, tristeza. Verlo por más tiempo del necesario te provocaba ganas de llorar, un nudo en la garganta más Akku sonrió ampliamente y guió sus manos a las del hombre, estaban tibias a pesar del vendaval. —Mi estimado amigo, cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos— Saludó, su voz estaba ronca. —Pues la última vez veía— Respondió el anciano y echó a reír invitándolas a pasar a su humilde morada. Había mucho de qué hablar.
  5. Suluk Akku

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    Dolor. Una mueca difícil de interpretar afloró a sus labios curtidos, según la personalidad de quien tuviese en frente sería la identificación o importancia que le darían. Lo cierto era que muy a pesar de su mal humor Eileen hubo respondido con completa calma, seguridad y por sobre todas las cosas empatía; cualquiera podría haberle dicho tal cual lo que estaba viendo, o describirle en qué condiciones se encontraba el cuerpo de la víctima pero la muchacha fue directo al sentimiento núcleo, a la clave. Entonces sonrió sintiendo cosquillas en la palma de su mano, alguien estaba tocando la puerta de su hogar, los golpes secos le punzaban los oídos, resonaban en su cabeza pero aun no estaba lista para dejar sola a su primer alumna. —Los lobos no atacan a menos que se invada su territorio— Respondió. En esos momentos en la Universidad una gélida ventisca abriría la puerta de su pequeño hogar frente a las narices de Xell que parecía bastante entusiasmada por conseguir un poco de calor y le invitaría a pasar con un silbido. Los malamutes estarían dormitando frente a una cálida chimenea donde también podría encontrar una taza de té de hierbas árticas y un trozo de chocolate. Del lado contrario de la breve sala estaría abierto el portal, aquel haz de noche que le llevaría directamente al comienzo de una blanca aventura pero sería la rubia quien decidiese. El instinto era primero en los animagos. Suluk no requería de camuflaje allí entre los suyos aunque no se sintiera de pronto como en casa por lo que miró a Moody y le indicó se colocase encima una piel de oso que le tendía al menos para pasar ligeramente desapercibida. Luego echó a andar rumbo al grupo que mantenía una discusión acalorada respecto a dar caza o no a la manada más cercana, lo cierto era que ninguno más que la madre del niño parecía estar sufriendo ni siquiera se les veía enojo en la mirada, más bien ambición. —Su nombre es Nivi— susurró Akku pero fue más bien una brisa, solo Eileen la oiría —Es la esposa del Jefe de la tribu y ese es su hijo. Su único heredero. Se rumorea que en la última cacería Malik fue herido por un oso y se encuentra al borde de la muerte. El futuro de ésta tribu lo tienes a tus pies... destrozado. Con los ojos grises fijos en el pobre niño al que alguien le hubo dictado la muerte no fue capaz de mover un solo músculo. Ella era anciana y por lo tanto sabia, había visto en su vida cosas peores pero allí se respiraba además de frío, traición. Quizás su instinto las llevó hasta el Ártico para buscar una solución y evitar un enfrentamiento entre tribus al tiempo que se ponía a prueba la habilidad de su pupila. —Ahora Eileen, te lo preguntaré otra vez ¿Qué es lo que ves aquí? Ni una sola huella canina.
  6. Suluk Akku

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    Estaba sola y por ende su buen humor había menguado. Con un movimiento de muñeca la vara de cristal rasgó el vendaval abriendo un portal que en espacio geográfico se materializó a centímetros de los nudillos de una bruja que poco comprendería lo que estaba sucediendo. Suluk nunca solía ser tan fría y directa más la llegada de tres magos Ingleses con claras intenciones de hacerle perder el tiempo le hubieron colocado en una situación peliaguda para con ella misma y su pacífico comportamiento usual. Eileen fue absorbida por el haz de noche sin poder oponer resistencia y un instante después se encontraría con las rodillas encalladas en la nieve. El viento soplaba feroz, enredaba los cabellos sueltos convirtiéndolos en una venda para loa sentidos, endurecía los músculos y anulaba el tacto. Allí hacía más frío del que cualquier europeo sería capaz de soportar e incluso la propia Arcano que tenía meses sin pisar el ártico había dejado de temblar desde el arribo. En algún punto una mujer gritaba, lloraba desplomada sobre el cuerpo inerte de un niño que no tendría más de doce años; el pecho destrozado y la ropa vuelta jirones, los hombres murmuraban "Fueron los lobos" y Akku fruncía el ceño clavando su callado de madera en el suelo blanco y pálido. —¿Qué es lo que ves? De repente la silueta de la Inuit se presentó a espaldas de Moody haciendo que ésta diese un pequeño sobresalto posiblemente por encontrarse absorta en la escena desgarradora. Los ojos grises fijos allí mismo, los labios apretados formando una fina línea de disgusto y más pensamientos en mente de los que querría admitir frente a su pupila. La pondría a prueba del minuto cero, quizás si alguno de los alumnos anteriores hubiese tenido la decencia de hacerla sentir valorada como el enlace a su habilidad dormida la situación hubiese sido diferente y ambas mujeres estuviesen tomando leche tibia en su acogedora cabaña de Universidad.
  7. Suluk Akku

    Animagia

    Se abrió un ventanal de golpe. Los cristales temblaron y una ráfaga de viento acarició las paredes para traer hasta la arcano un nuevo aroma, una respiración agitada, magia primitiva y reprimida en lo más profundo de un alma salvaje. Así como con Beltis sentía nuevamente la imperiosa necesidad de ayudar pues era su misión desde el mismísimo día en que la pirámide misma le hubo otorgado su anillo y dominado cada una de las habilidades concernientes que la volvían un ser por demás poderoso y supremo además de la animagia. Aun veía de soslayo al único hombre en la habitación con cierto recelo y se puso de pie cubriendo su cuerpo esbelto con una piel bastante pesada habiendo dejado la taza de porcelana sobre la mesilla de tarde frente a las narices de Malfoy. Fue un breve dejo de espera el que le dio a la mujer delante que se expresase y a la recién llegada que se atreviese con coraje llamar a su puerta para luego reemplazar el callado que llevaba consigo cual fiel compañero por una fina varita que tras un simple movimiento convirtió en una elegante vara de cristal con la misma longitud que el primero pero menos primitivo. Enfiló, entonces, sus pasos en dirección a la puerta que al igual que el ventanal se abrió antes de que Suluk siquiera estuviese cerca, así era la magia de los arcanos, inesperada y eficiente. Los malamutes salieron al trote efusivo casi tumbando a Taurogirl dándole la bienvenida, el semblante de Akku se iluminó, había una extraña conexión entre ambas féminas que le decía a su experiencia y años vividos que aquella sería una clase de lo más interesante si no perdían el tiempo en pequeñeces. —Señorita Malfoy ¿Me acompaña? Torció la cabeza por sobre su hombro peludo y buscó la mirada de su pupila para que esta comprendiese que debía seguirla, juntas irían al encuentro de la Mortífago arribada para abrir un portal geográfico (posiblemente si no había más sorpresas) el cual las conduciría a un punto incierto para todos menos para la propia Inuit quien no había cruzado palabras con Lavigne sino un simple asentir de cabeza con que invitó a seguirle el paso, sabía quién era aunque no la conociera en profundidad y estaba segura de que a medida que las pruebas se fuesen develando sabría todo de ella. Un remolino de viento gélido. Blanco, un blanco cegador. Un segundo después las tres se encontraban en el ártico ¿O solo eran dos siluetas las que se veían? la nieve torrencial les cubrió el cabello, solo Suluk llevaba una gruesa piel que la abrigase.
  8. Suluk Akku

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    —Hasta el final será. Los ojos cansinos de la mujer se posaron sobre el perfil delicado de Beltis y una de sus manos palmeó a la bruja mientras juntas ingresaban a la pequeña cabaña. Todo allí seguramente estaría tal cual lo recordaría su pupila, las pieles regadas por doquier, el aroma a madera, especias y por supuesto animal impregnado en el ambiente así como un calor tibio que se colaba entre cada capa de dermis hasta hacer mella en los huesos de uno, en el alma. Suluk resultaba ser de todos los arcanos la más hogareña por lo que dicha calidez era la pizca de magia que comenzaba a expandirse en el pecho de cada persona que cruzase el umbral de su casa y tuviese dormido en su interior el don de la animagia pues era la guardiana, quien lo fuese a despertar. Cillian aun en completo silencio pasó desapercibido para Akku, quien frunciendo un poco el ceño estaba pensando seriamente en pedirle que se retire. La leche se reía fría sobre la mesa por lo que invitando a Malfoy a tomar asiento donde momentos antes había estado ella misma sentada desapareció rumbo a una pequeña cocina para buscar dos tazas de porcelana decoradas con peces azules y una tetera hirviendo; el té en hebras resultaba ser una nueva adquisición y le parecía compañía idónea para compartirlo y degustar: Frutos del bosque. —Antes de comenzar— Dijo aclarando su garganta y dejando con manos temblorosas una charola delante de la peliblanco —Quisiera saber qué fue lo que te trajo ante mi en ésta ocasión. Qué la hace distinta a las demás... Solo así sabré cómo ayudarte. Y hablaba en serio, las arrugas que se formaban en la comisura de sus labios y en las rasgaduras de sus perlas grises lo dejaban claro. Aquella era la última oportunidad de la bruja y deseaba como su mentora que lograse la conexión pues de no ser así vagaría el resto de su vida con una pequeña sensación de vacío punzante. Tomó asiento y echando las hebras en el agua humeante esperó un instante y vertió la infusión ya formada de manera armónica entre sabor, color y temperatura en ambas tazas. Al joven mudo no le ofreció siquiera un suspiro ya. Arrastró una taza en dirección a Beltis y se dedicó a soplar suavemente la suya para no quemarse la lengua en lo que su interlocutora escogía las palabras adecuadas con las que respondería de manera certera.
  9. Suluk Akku

    Animagia

    Al parecer el frío no solo hubo congelado las manos del Cillian sino también la lengua y sus pensamientos porque por mucho que aguardó en cómodo silencio no consiguió obtener una sola palabra de su boca. Rodando los ojos se puso de pie, acercó el vaso de leche aun tibia y el plato con galletas palmeando su hombro al compás de un "bebe, bebe" pesado, ronco. Estaba claro al comienzo del día que los Ingleses eran débiles ante su parecer más no creía tener un ejemplo tan palpable incluso antes del medio día, si el mago no conseguía reponerse acabaría por perder la oportunidad que Suluk le ofrecía para conectarse con su animal interior, con el espíritu de su totem, la esencia que no todo ser humano poseía, un don tan especial como el de la videncia quizás. Más fue otro sonido el que llamó su atención haciendo que se volviese en dirección a las pequeñas ventanas frontales, los malamutes que aun jugueteaban entre ellos fuera habían comenzado a ladrar y aullar cosa curiosa puesto que cuando sabían que Akku se encontraba en plena intervención solían ser silenciosos. Alzando ambas cejas arrastró sus pequeños pies hacia la puerta principal acomodando la pesada piel sobre sus hombros antes de abrirla y recibir una gélida ráfaga de viento en las mejillas que le hizo sonreír. —Ah ah. La sonrisa se ensanchó. Abrió la puerta aun más y las bestias se alejaron de la bruja corriendo en busca de un poco de calor mientras su protectora iniciaba un trayecto en sentido contrario a éstos. La arcano se detuvo a medio metro de una mujer que parecía querer plasmar su anatomía en el patio frontal nevado, como dejando una marca, una huella a la posteridad que le hizo reír pues no tenía la apariencia de una niña pequeña y no estaban en vísperas de Navidad. —Señorita Beltis ¿Se encuentra bien o prefiere que regrese más tarde? Tenía las manos al descubierto y una expresión divertida en el semblante, no había recibido notificación que de su alumnado se agrandaría más no era la primera vez que tenía el agrado de ver aquel rostro y conversar con tamaña experiencia por lo que esperaba ésta fuese una ocasión —aunque similar en contenido— diferente a las demás. Sus brazos ancianos pero fuertes se extendieron en dirección a su pupila esperando que dejase de jugar o enterrase sus pesadumbres en la fría nieve, pues podía ver su cansancio, para que juntas se uniesen a un Cillian tímido para dar comienzo a la clase.
  10. Akku dormitaba tranquilamente pues gracias a su pequeño artefacto climático la tormenta no le había afectado. En lo breve de su parque caía una suave nieve blancuzca que se asemejaba al azúcar que media hora más tarde echaría dentro de un vaso con leche tibia mientras refregaba un arrugado y cansado párpado esquivando a las enormes bestias que vivían con ella; los malamutes se alegraban tanto al verla aunque durmiesen a los pies de su cama como si no le hubiesen visto en siglos. Las animales resultaban ser siempre los seres más puros del mundo entero, la Arcano los prefería un millón de veces por sobre las personas. Arrastraba los pies rumbo a la sala abarrotada en pieles, las brasas chisporroteaban en la chimenea por lo que tuvo que tomarse un momento, colocar un poco más de leña reseca y atizar el poco calor que emergía hasta que volviese a transformarse en un fuego cálido y ameno. Tomó asiento hundiendo su pequeño cuerpo entre pieles de osos salvajes sorbiendo un poco de leche mientras tarareaba la melodía del silencio, a metros de su cerca el cielo parecía caerse más la paz reinaba de la puerta hacia adentro y aquello era lo que verdaderamente importaba hasta que alguien decidía perturbarla. Nadie había golpeado su puerta, no había ingresado una sola lechuza por el ventanal para traerle el sobre sellado con el lacre de Hogwarts y sus benditos Directores sino que se trató de algo mucho más profundo. Resultaba casi imposible que un Arcano se viese confundido, ahogado o preocupado puesto que ellos eran un cerrado grupo enlazado; cada habilidad en ciertos aspectos se encontraba eslabonada con otra, la conexión era fuerte así que en ese momento no sería la única en sentirse enferma. Con el espíritu de un animal Suluk era sumamente sensible a cualquier cambio por más minúscu.lo que fuese. Poco tardó en ataviar su esbelta figura anciana bajo capas de pieles estilo Inuit ocultando gran parte de su canoso cabello con una gruesa y pesada capucha de oso, enfundando sus pies callosos en botas de montaña y afianzando una mano fuerte y curtida a un callado con terminaciones de fauces caninas, feroces fauces de lobo. Un minuto después cruzaba su jardín nevado hundiendo los pasos sin problema alguno cayendo en cuenta de la breve llovizna que le acompañaría todo el trayecto hacia la presencia de El guardián del lago; un sujeto pétreo que sostenía un jarrón del que manaba agua cristalina y diversas criaturas. Akku disfrutaba pasear por allí aunque tenía tiempo sin pisar aquel húmedo césped puesto que su alma libre descansaba en aquel páramo. —¿Dónde estarán?— Se preguntó alzando sus ojos grises al cielo que lentamente dejaba de llorar. Entonces extendió sus brazos siendo capaz de divisar una estela en el aire, agitándolos suavemente hasta que las pieles se cubrieron con un plumaje blanco como la leche y sus labios carnosos se estiraron hasta tomar la forma de un pico algo dorado, sus ojos se volvieron cuencas negruzcas y pequeñas. La gaviota del ártico era su emblema. Y sobrevoló las cavernas carentes de agua, invadidas por algunos animales mágicos, haciendo eco el batir de sus alas hasta dar con la ubicación de alguno de sus compañeros Arcanos, tomándose el atrevimiento de planear hasta el hombro de Aailyah donde se posó serena aguardando el momento preciso para retomar su forma humana.
  11. Suluk Akku

    Animagia

    Uno de los malamutes cesó el juego dejando un profundo surco en la nieve observando con las orejas hacia atrás al sujeto que gritaba dando pasos lentos. Cillian parecía hundirse en el propio peso de su cuerpo y las palabras se le perdían entre salvajes silbidos del viento. La arcano ya se disponía con una mano sobre la otra calentando su anciana rodilla frente a dos vasos de leche tibia y unas pocas galletas dulces cuando oyó que la llamaban, verdaderamente no creía segundos atrás que su próximo pupilo fuese tan inusual como para gritar de una manera tan alarmante ¿sería que fuera caía ácido? Para Suluk los copos de nieve eran dulce azúcar y el páramo lo que le recordaba su hogar, el único sitio donde se hubo sentido a gusto sin mucho esfuerzo por lo que el joven mago podría alzar la voz todo lo que quisiera ella no saldría a recibirlo. Ingleses. Pensó Aun así bastó un simple movimiento de sus sabias manos para que la puerta se abriese de par en par y una ráfaga gélida como las manos de un muerto empujasen al muchacho los metros restantes —arrastrando los pies— hacia el interior de la pequeña casa en donde debería sacudir sus zapatos si no quería dejar un camino de nieve por detrás. Akku aguardaba, luego de meditarlo un poco, parada junto a un sofá de dos cuerpos con una media sonrisa en el rostro tan dulce como siempre y un brazo escondido sobre el otro dentro de las anchas mangas de su capa de pieles de oso. —Bienvenido joven Cillian ¿Desea repetir su pregunta?— Cuestionó. Tenía los ojos cerrados pero pronto los abrió con la lentitud de una tortuga para enseñar un bello tono gris melancólico. A pesar de sus años tenía una mente increíblemente despierta y no pasó por alto las palabras finales del pupilo ¿cómo se convertiría en un colibrí? saboreó el tono de duda y formuló una nueva pregunta para él, quizás con el entrenamiento adecuado podría responderla o tal vez aquella habilidad después de todo no estuviese adormecida en su interior. Suluk era de los pocos arcanos que confiaban ciegamente en sus alumnos, que creían el hecho de que se presentasen ante ella un mensaje oculto, una señal interna que juntos debían descubrir. El don de la animagia como cualquier otro especial no se ganaba, se adoptaba. El fuego chispeante en la chimenea calentó las manos de Cillian mientras ella volvía a tomar asiento invitándolo a hacer lo mismo justo en un sofá individual frente a su ubicación. Sobre el respaldo había unas pocas pieles de foca que le servirían si aun ahí dentro seguía teniendo frío; la mayoría de los muebles —que eran pocos— en aquella casona estaban cubiertos por pieles abrigadas de animales varios, animales árticos. Acercó un vaso a sus manos arrugadas esperando oír nuevamente la voz de su interlocutor y se hizo con una galleta como un depredador caza su presa alentando al mago a que copiase su accionar, los Ingleses eran débiles ante el frío eso sí lo había notado desde su arribo.
  12. Suluk Akku

    Animagia

    El crepitar de las llamas la tenía adormilada. Había echado sobre sus hombros cansados una gruesa piel de oso pardo y bajo sus pequeños pies dos malamutes respiraban con sorna tal que espabilaban sus propias cavilaciones. Para su edad había tenido más actividad que la tolerada aunque fuese una mujer extremadamente fuerte y capaz, aquello había sido un oleaje de alumnos que le cortaron la respiración entre carreras, esperanzas y tiempo perdido ¡Como odiaba que le hicieran perder el tiempo! Dicha molesta había sido uno de los motivos por los cuales se hubo negado a impartir conocimientos a ningún europeo en general no solo su aspereza la tenía con los Ingleses más de un tiempo a ésta parte cada uno de sus pupilos ablandó su ya dulce corazón haciendo que reconsiderase la idea de marchar de regreso al verdadero sitio donde debería estar la Universidad, El Cairo. Fuera nevaba como de costumbre, tres esferas giraban con elegancia entonando una danza elegante al compás invisible del viento y otras dos maravillosas bestias como las que dormitaban junto a la arcano correteaban hundiendo sus pesadas patas en centímetros de blanca nieve. Para entonces el páramo completo era tan etéreo como la leche y tan radiante como los rayos de sol que arrancaban destellos del hielo que conformaba las paredes de la cabaña que bien podría ser un iglú; la próxima persona que cruzase el reducido muro de barro se llevaría una grata sorpresa y debería de abrigar su cuello si no quería pescar un resfriado antes siquiera de cruzar palabras con Suluk quien consideraba a la mayoría de los aprendices por demás débiles y flojos de espíritu aunque eso no significase que alguno le hubiese hecho beberse sus palabras con té caliente. Una gaviota con la punta de las alas de un marrón casi negro detuvo su vuelo en el alfeizar de una ventana congelada, picoteó la zona crítica de cierre y logró entrar sigilosa aunque Akku ya le había previsto, la sentía y con los ojos cerrados sonrió extendiendo una mano y estirando sus piernas temblorosas por encima de los canes aguardando a que el ave le hiciese llegar la notificación de los Directores pues ellos eran sin lugar a duda las personas que más le fastidiaban la siesta. Extendió ambos brazos hacia arriba y por detrás de la cabeza dejando caer la piel de oso, imitando el ronquido de los malamutes mientras se desperezaba y rascando uno de sus arrugados párpados rasgó el papel del sobre sellado por el distintivo de Hogwarts y leyó por encima el nombre de quien la visitaría pronto, Cillian. Un nombre poco común debió admitir, que con la cantidad de años que cargaba entre las manos jamás hubo oído por lo que saboreándose concluyó en que quizás así como exótico el título lo sería la persona. Se puso de pie, salteó a las bestias y se perdió en una pequeña cocina abarrotada en cachivaches dado que el orden nunca había sido su prioridad donde calentó un poco de leche para aguardar al joven mago.
  13. Tenía los ojos cerrados como la noche que se cernía sobre el suave pelaje de aquel lobo dominante mientras éste andaba con seguridad repiqueteando sobre sus enormes patas caninas en dirección al problema. Aquella gruesa muralla no sería la primera ni la última en llevar a toda una especie al borde de la desesperación, el hombre se creía no solo todo poderoso sino dueño y señor de cada centímetro de tierra y por consiguiente de las criaturas que habitasen en ella; la extinción la expandía el ser humano como una epidémica gripe que acababa con aquellos que no conseguían adaptarse a tiempo. Las manadas que residían allegadas a Asturias no masacraban el ganado del pueblo por placer, no eran bestias sino sobrevivientes y a buen tiempo Luca lo había descubierto. Algo que Suluk no conocía del vampiro era su procedencia real aunque no fuese en absoluto relevante para ella, al parecer lo sería para quienes pidiesen explicaciones la mañana siguiente a la explosión. —¡Boomb! Magnífico De repente abrió sus pequeños ojos con una enorme sonrisa en los labios finos y avejentados poniéndose de pie, el portal pronto le traería visitas y resultaba imperativo que las recibiese como correspondía. Los inmensos canes se corrieron del paso de la mujer pues parecía apurada y temían hacerle caer para recostarse junto a un cálido fuego dentro de una mágica chimenea —puesto que se encontraban en un sitio helado— mientras que ésta se dirigía a la pequeña cocina donde calentó un poco de café colombiano y buscó entre sus alimentos una diminutas galletas de chocolate amargo, las colocó en un platillo de porcelana con gatitos pintados en tonos pastel, obsequio de alguno de sus pupilos, y regresó a la sala en el momento exacto en que Van Halen re aparecía algo confundido. Cuando los pies del hombre tocaron el suelo que la propia Akku pisaba ésta amplió su sonrisa y dejando el tentempié sobre una mesa ratona de cristal se acercó a Luca palmeando con una fuerza increíble para su pequeño tamaño, con ambas manos, sus brazos posiblemente agotados. —Luca Van Halen ¡Sabía que no me equivocaba! JÁ— Rió triunfal y miró a uno de sus perros —¿Yo qué les dije? tú me debes dinero. No, no, ésta vez no aceptaré excusas. En ocasiones podía volverse una persona bastante extraña pero se debía a su enérgico humor. Así, deslizando sus manos hasta las del mago las puso en alza para contemplar la transformación de la sortija e invitarlo a comer algo antes de marchar, estaba deseosa por oír todo acerca de su travesía o más bien de lo que haría al día siguiente para solucionar el problema territorial que hubo descubierto en Asturias.
  14. El ave se sitió sobre un árbol lejos de la pirámide. Allí hacía demasiado calor para su gusto y planear por todo el cielo opaco le resultaba pesado y agotador. Como humana podría recurrir a sus encantamientos climáticos o mismo a sus propios inventos pero las ansias de ver en el interior de su mente así como una pantalla de cine antiguo el ingreso de Luca al portal no le permitió salir del radio sagrado. La animagia era una habilidad magnífica y no lo pensaba así porque llevase casi 400 años abrazándole sino más bien porque significaba la más pura conexión con la esencia oculta, con lo más primitivo de un ser. Acicaló un poco sus alas y como brisa de invierno, fresca y gélida, la presencia de Van Halen se deshizo en aquel espacio terrenal que compartían, ahora se encontraba a merced de magia antigua y solo esperaba que pudiese hacerse uno con ella y no tratar de dominarle. Una vez más batió sus alas blanquecinas mientras sus ojos apreciaban un paisaje completamente diferente, sus ojos eran los de su pupilo y la confianza de Suluk era la de él porque hubo demostrador ser merecedor de ella. Sobrevolando las adversidades que el hombre cruzó para poder reunirse con ella momentos atrás regresó a la seguridad de su hogar, al frío polo o el pequeño trozo de éste que ella poseía para beber una buena taza de té, sentada en un mullido sofá rodeada de sus canes y el amor que éstos le brindaban. Aquella también resultaba ser una especie de manada o comunidad familiar. —Si no te adaptas, te extingues. Pensó Acariciaba una hembra entre las orejas y fruncía el ceño al igual que el dhampir lo hacía al momento de leer a fondo aquel absurdo papel amarillento. Ninguna criatura merecía ser perseguida, cazada y reducida a un efímero recuerdo ¿cómo actuaría entonces Luca y de qué manera sería la habilidad la que le ayudase a superar dicha prueba? La arcana se cruzó de piernas con cierta dificultad por la edad, echó hacia atrás la capucha peluda de su traje abrigado y recostó la cabeza entre las pieles para poder concentrarse mientras la infusión humeaba entre sus experimentadas manos. Aquel hombre había resultado ser una caja de sorpresas, sorteando obstác.ulos pero sabía perfectamente que tanto ella como el portal seguían considerando elemental el hecho de que aprendiese a confiar y no solo a liderar.
  15. ―Ya apostaba yo que no llegarías. Akku sostenía una cálida y amplia sonrisa, era conocida por decir la verdad sin filtro pero aun así sus facciones demostraban lo orgullosa que estaba de Luca. La tormenta no hubo sido impedimento para el hombre así como tampoco la prueba posterior, como cualquier ser humano lo primero a lo que se aspiraba para sobrevivir era el liderato pero —aun siendo factible— dentro del hábitat animal el apoyo y la camaradería resultaban imprescindibles. La arcano enfundada en su abrigado traje esquimal escondía a la altura del pecho un magnífico collar de hielo creado enteramente por aquel par de manos curtidas que entonces se aferraban al callado de cristal con terminación de oso y enormes fauces de lobo, el coronado en esa prueba por parte del Van Halen, su esencia más primitiva. Acariciando con la yema de los dedos la preciada joya hizo nevar o más bien atrajo los diminutos copos que caían sobre ellos en dirección al cuerpo de su pupilo y un segundo después éstos se transformaron en brillantes piedras preciosas que acabaron por curar las heridas a medio tratar que aun persistían en debilitar la anatomía del mismo. —Eres bravo, Luca Van Halen. Eres bravo y valiente pero aun hay algo que debes aprender para poder ser uno con la habilidad. Debes aprender a confiar El portal dentro de la pirámide emitía un débil destello que indicaba no quedaba demasiado tiempo ¿Por qué lo había abierto antes de que llegase su alumno junto a ella? en ocasiones sus bromas acababan por perjudicar indirectamente a alguien más ésta vez había tratado de poner a prueba a alguien que acababa de demostrar ser digno, al menos para ella, la confirmación no estaba en sus manos, aquello pertenecía a una magia mucho más grande y antigua que ella con sus casi 400 años en aquel mundo y muchos otros. Abrigó su cuello, dio un suave golpe al suelo con su vara de cristal y una puerta trampa se abrió frente a los ojos del dhampir, no podía retrasar lo inminente por mucho que le agradase la compañía, con semejante travesía seguramente tendría material para conversar unas dos o tres horas, así que deshizo su sonrisa como se deshacían los copos de nieve al entrar en contacto con su anciana melena. —Aun así será el portal quien juzgue si eres digno de tamaño don, por lo tanto resulta importante que me respondas con honestidad ¿crees que estás preparado para atravesar el portal y dominar su totem? Si no estás preparado, Luca, te pediré por favor que te marches. Por norma se le pedía que la confirmación fuese por partida doble, cosa de Directores que jamás comprendería. La burocracia de los ingleses era algo que no cabía en su cabeza, menos cuando al estar tan conectada con el medio ambiente podía percibir quiénes sí albergaban la magia especial de la animagia. Antes de que el hombre pudiese articular palabra alguna alzó una mano pequeña y arrugada enseñando la palma trabajosa al mismo, abriendo enormemente los ojos esperando que guardase silencio y extendiendo la mano libre para tomar la que portase el anillo de aprendiz concluyó en que el silencio había sido suficiente. —Si estás completamente seguro, adelante. Mediante éste anillo podré saber de ti pero una vez cruces la puerta que te corresponde allí dentro ya no podré ayudarte, te las verás por ti solo. El portal podrá hacer contigo a su antojo, pasado, presente, futuro alterno, nadie nunca sabe exactamente a dónde va a parar. Y tras la confirmación dio un paso al costado abriendo sus brazos y comenzando a aletear de forma curiosa, curiosa para un humano, pero tan pronto como sus ojos se volvieron del tamaño de canicas, sus brazos se vieron cubiertos por un plumaje blanquecino y sus labios hicieron las veces de pico amarillo. Como un ave voló lejos, sobre el firmamento gris, esperando el siguiente movimiento del Van Halen.
  16. - Luca, ten en cuenta que estás demasiado herido para continuar, debes buscar otro camino por el laberinto. Seguir caminando y corriendo sólo desgastará toda tu energía mágica. La tormenta de nieve ya hacía imposible la visión. Ni siquiera se podía distinguir la izquierda, de la derecha, y muy pronto el arriba del abajo. Podía ser que el olor a jazmín que estaba sintiendo eran juegos de una mente perdida entre tanto blanco, entre tanta nada. Capaz no y realmente a los pies de la pirámide había flores que desprendían su fuerte aroma. Pero, ¿con ese clima realmente? Un poco difícil de pensar. Y es que, justamente lo correcto fue someterse a la manada. Intentar imponerse, con un espíritu de lucha que buscaba la imposición constante y la no cooperación sólo podía conducir todo a un fracaso. Y uno, en estas instancias, podía significar la muerte, o peor, la intervención de Suluk. Se frotó las manos y miró hacia atrás, en donde se abriría el portal de la habilidad, si es que Luca podía llegar hasta la pirámide. Por desgracia, Luca estaba sin magia más que la del anillo. En ese paraje desolado. Suluk pensaba que la prueba podía ser tan severa porque era el mismísimo espíritu del gran lobo el que supervisaba la misma. Porque ella sentía que ahí, estaba siendo solo una espectadora más.
  17. - Oh… -suspiró Suluk There was no such a thing as alpha wolves… Luca estaba en problemas. Había movido mal las piezas. Desafiar a una familia tenía sus repercusiones. El primer lobo a la izquierda saltó hacia sus patas traseras, destruyendo sus articulaciones. El de la derecha, se lanzó hacia una de las costillas, intentando cobrarse un pedazo de carne y golpearlo un poco. Por último, el padre de la unidad familiar lanzó un rugido indicando parar el ataque. Los tres comenzaron a girar en círculos ante el caído Luca. Sí, porque el ataque fue sorpresivo y rápido. Tres lobos no podrían contra uno, por más grande y robusto que fuera. Sobre todo, por su falta de práctica de batalla. Eran las primeras veces del Van Halen en su transformación y eso cobraba su precio. Pero, el error más importante de Luca fue seguir la creencia del lobo alpha. Suluk bien sabía que no era más que un conjunto de palabreríos de un científico que quería vender libros y necesitaba un tema que llamara la atención. Nada mejor que la historia de un líder nato, aquel que protegía y dirigía al resto, para llamar la atención de un público variado. Pero no. El estudio se basaba en lobos en cautiverio, cuando, una manada salvaje, no era más que una unidad familiar entre un lobo, una loba y sus cachorros. En ese caso, era un lobo-padre experimentado el que dirigía el ataque. ¿Qué haría Luca ahora que estaba lastimado y perdiendo sangre? Tendría que generar una nueva estrategia si quería llegar a la pirámide de una vez por todas. Los errores, se pagaban con objetivos. Y en una prueba como la de la habilidad, donde se ponía todo a un ojo evaluador, un paso en falso podía significar lo peor.
  18. Un viento se levantaba desde el norte. El cielo estaba completamente nublado. El sol caía tras una película gris, tiñendo la situación de un azul melancólico. A pesar de que estaban en plena primavera y, de camino al verano, las inmediaciones de la pirámide estaban cubiertas de una pulcra capa blanca. Suluk, estaba acostumbrada. Sus alumnos, bueno, no tanto. La tormenta era en ese momento, un participante más. Un testigo de la prueba que Lisa tendría que superar si pretendía vincularse con el anillo de habilidad. Suluk estaba esperando a Lisa dentro de la pirámide. Tenía su vara de cristal en su derecha y una leve sonrisa en su rostro. Golpeó la vara contra el suelo. Una tormenta de nieve comenzaría a formarse mágicamente con el tiempo. En tanto que la alumna avanzara con su prueba, las condiciones climáticas irían empeorando. Como ocasión especial, tras mucho tiempo, el lago estaba completamente congelado. Lisa, tendría que cruzarlo de alguna manera. ¿Cómo hacían los lobos en estos casos? Si cruzaba como humana el mismo hielo se partiría, convirtiéndose en carnada para los monstruos marinos. El bosque se presentaba como la cuna de una manada salvaje de lobos, los cuales se sentirían amenazados por la presencia de una nueva especie y la emboscarían en su momento más vulnerable. Si llegaba a salir con las suficientes fuerzas, se encontraría en el laberinto, cubierto completamente de nieve. La pirámide ya no estaría a la vista y para ese entonces, la tormenta de nieve se desplegaría con toda su intensidad. Era ahí, en esa situación crítica, donde Lisa tendría que demostrar toda su apropiación a la naturaleza de su forma animal. Y es que, en lo que parecía ser una tundra blanca, un espacio vacío sin fin y sin retorno ¿Cómo se daría cuenta cuál era el camino? Sin rastro que tomar Sin dirección qué seguir. Moverse por los costados podía significar una muerte segura. Seguir derecho, girar en círculos ¿Cómo lo resolvería? - Tu puedes hacerlo Lisa. Encontrarás en una pequeña cesta el anillo de aprendiz, te ayudará en la transformación. Te estaré vigilando.
  19. Suluk Akku

    Animagia

    - Tienes mucha razón - Suluk estaba sonriente al notar que su alumno estaba casi listo para realizar la prueba de la Animagia. Quizás lo más difícil de la Animagia era comprender que todo estaba relacionado con la parte emocional de las personas y que todo tenía una conexión - Es cierto que las emociones son la clave y era lo que esperaba que aprendieras - Solo los mejores magos y los más capaces lograban comprender dicha lección. - No necesitas controlarlo. Debes comprender que es algo que vive contigo y que lo hará durante toda la vida, lo que debes aprender es a convivir con esos instintos - No se trataba de controlar como si de dominar una bestia se tratara. Era parte de ella y solo tenía que comprender que debía dejar sus instintos seguir su camino normal sin perder las capacidades humanas. Las capacidades animales debían complementar las humanas y no suplantarlas. - Creo que en la prueba podrás comprender más todo esto que digo - Los retos de Suluk siempre buscaban hacerles entender esto que acababa de hablar y sin pensarlo le acababa de indicar al hombre cuál sería la siguiente etapa. La clase había finalizado y la prueba daría inicio en poco si así lo deseaba su alumno. Las enseñanzas de Suluk habían llegado a su final y ahora tendría que pensar en cómo ponerlas en práctica para demostrar sus capacidades. - Sí, he olvidado preguntarte: ¿Deseas realizar la prueba de la Animagia? - Esperaba recibir una respuesta afirmativa como en todas las otras ocasiones. No deseaba recibir su primer no como respuesta o se sentiría muy decepcionada de sus propios instintos para determinar si los aprendices estaban preparados o no.
  20. Suluk Akku

    Animagia

    - No te esperaba tan pronto de regreso - Su alumno había cumplido con su tarea al parecer y estaba de nuevo en la vivienda de la arcana. Suluk tenía más preguntas que enseñanzas para darle o quizás eran preguntas que buscaban enseñarle solo a los más sabios y capaces de entenderla. La animagia no era fácil de comprender, debía experimentarse y sentirla para entenderla y solo algunos magos eran capaces de lograr dicha tarea. - Lo primero que quiero que me digas es qué has aprendido de esta experiencia - Debía comprender que su forma animal no era una cuestión de la suerte o del azar. Era algo que se basaba en sus características físicas y psicológicas y había una razón para tener dicha forma y no otra. Sin duda solo los magos capaces de entender ello podrían superar las pruebas del portal y salir con vida. Una buena transformación solo se lograba al realizar una conexión adecuada. - Quiero que me expliques qué características del lobo te hacen mejor - No solo había una razón para ser un lobo, también se debía a la capacidad de complementar la forma humana con la animal. La transformación en un animal y el mismo pasaban por un proceso mental y físico en el cual se tenían en cuenta muchas cosas y su alumno tendría que tenerlas claras antes de intentar pasar por la puerta de la Animagia. - Al finalizar de responder mis preguntas podremos continuar con la clase. Excepto si tienes preguntas o dudas sobre lo que ha ocurrido hasta el momento - Suluk lo pondría a pensar con todas las preguntas que acababa de formularle pero probablemente tendría que responder muchas para aclarar la mente del hombre.
  21. - Eso lo puedo ver - Suluk no había entendido el comentario de la alumna pero preferiría no comentarlo. Tampoco tenía muchas ganas de seguir en ese lugar así que se limitó a continuar con sus actividades como arcana y garantizar que la prueba pudiera comenzar. Su Vara de Cristal se encontraba lista en su mano para realizar lo necesario y activar la puerta del portal. - Debes saber que el anillo que traes contigo te permite comunicarte conmigo y será así siempre - Hizo una leve pausa - Claro, solo si logras superar la prueba del portal y salir con vida - Tenía que esforzarse mucho si deseaba tener el privilegio de tener un canal de comunicación directo con la arcana - Te recuerdo que puedes abandonar la prueba en cualquier momento y para ello solo tendrás que tocar el anillo - Era un artefacto bastante especial y no podría perderlo. - Y tiene una función más pero la descubrirás al finalizar la prueba - No quería darle a conocer muchos detalles de lo que pasaría. Además ya quería que ingresara al portal para poder ir a su vivienda y descansar - Debo asegurar una vez más que deseas realizar la prueba, ¿es así? - Tenía que preguntar demasiadas veces lo mismo pero esas eran las reglas y ella como una de las arcanas más viejas tenía que respetarlas. - Si es así, solo debes ingresar al portal - Hizo un leve movimiento con su Vara de Cristal permitiendo que el espíritu guardado en la misma activara la puerta y abriera el camino a una nueva etapa de aprendizaje y la forma de demostrar que podría ser considerada una animaga.
  22. - No, efectivamente no lo podemos aprender todo pero has aprendido lo suficiente como para poder ser un animago - Orión había terminado con los retos impuestos por la arcana y tal como lo esperaba había tenido un gran desempeño en los mismos. Era un buen aprendiz y siempre había escuchado sus enseñanzas así que tenía muy claro cuál sería el resultado de la prueba del portal. - El anillo que te he dejado previamente te permitirá comunicarte conmigo de ahora en adelante si sales exitoso del portal - En el mismo también podría comunicarse con Suluk a través de dicho objeto así que tendría que cuidarlo mucho si deseaba seguir en contacto con la anciana - Si deseas abandonar la prueba con solo tocarlo me lo harás sabes - Tenía tantas funciones dicho objeto que a veces sentía que olvidaba darlas a conocer todas. - Finalmente, su función más agradable es que al finalizar la prueba cambiará de forma para indicar que eres un animago - Antes de ingresar al portal tendría que contestar de nuevo la gran pregunta - ¿Estás seguro de querer realizar la prueba de la Animagia? - Era la última vez que Suluk se lo preguntaría. El espíritu del Gran Lobo de su Vara de Cristal estaba listo para activar la magia del portal si la respuesta era afirmativa. - Bienvenida Anne. Tu prueba ha finalizado - Sentenció la arcana. No tenía nada más que agregar en ese momento. La hora de tomar un descanso había llegado.
  23. Suluk Akku

    Animagia

    - Espero que todo salga bien - La arcana nunca había experimentado con sus alumnos de esa manera. Luca era el primero así que esperaba que todo resultara bien, solo que en ese estado no podía observar nada como siempre le gustaba y tendría que esperar a que el mago despertara para poder conocer todo lo que había visto. El descubrimiento de la forma animal era un hecho muy importante en la vida de los magos y más para un animago así que sabía que no podía interrumpir y debía dejar que todo el proceso se diera. - Interesante pregunta señorita - Era una pregunta demasiado amplia como para ser contestada en poco tiempo y en pocas palabras. Quizás entender la animagia no se podía solo hablando, debía experimentarse y comprender lo que se sentía al transformarse. Sin embargo, la arcana sí podía responder algunas de las preguntas de la mujer en ese momento al menos para darle un poco de idea sobre lo que tendría que vivir. - Es necesario comprender que la forma animal y la forma humano no son muy diferentes. Hay que entender que hay características físicas y emocionales que las unen y que nada es una cuestión del azar. Todo está relacionado y tiene mucho que ver - Sus alumnos generalmente pensaban que sus animales eran cuestión de suerte pero siempre debían comprender que sus propias personalidades, características e historia eran las que ayudaban a determinar esa forma. - Tiene algunas limitaciones pero será mejor que las veamos en la práctica. Es hora de empezar tu aprendizaje - Una de las perlas de nieve del collar de Suluk voló hasta la mujer para hacerla transportar hasta un momento de su vida que pudiera indicarle cuál podría ser su forma animal. Era una especie de auto análisis en el que debía buscar los detalles para descubrir su animal.
  24. - Sí, realmente está sucediendo. No es algo que estés imaginando, es parte de lo que tienes que pasar para llegar hasta la Pirámide - Anne, Orión y Candela habían logrado superar el primer obstáculo sin mayor problema aunque un poco heridos algunos pero podían seguir y todavía estaban vivos. Los siguientes retos no serían más fáciles así que esperaba que estuvieran bien preparados para afrontarlos y salir exitosos de los mismos. Anne siguió pasando uno a uno los retos con la dificultad que cada uno de ellos implicaba pero todo lo estaba haciendo muy bien y Suluk tenía una sonrisa en su cara al verla - Deseo ver las pruebas de cada uno pronto - Sabía que serían muy buenas e interesantes y que cada uno tendría una historia muy diferente en el proceso. La mujer logró superar todo hasta llegar a la entrada de la Pirámide así que volvería a ver a Suluk. - Bienvenida, has hecho un gran trabajo - Suluk sabía que lo que seguía no era más fácil que lo que acababa de vivir pero no deseaba asustarla o hacerla sentir en peligro - El anillo que llevas no te lo puedes quitar en ningún momento. Es el anillo del aprendiz y te ayudará para muchas cosas en la prueba y en el futuro tendrá una función especial - Era uno de los anillos de la estrella de cinco puntas que previamente la arcana les había hecho llegar. - Una de sus funciones es que te permite comunicarte conmigo durante la prueba y en general de ahora en adelante si es que logras convertirte en animaga - La arcana dejó de hablar un momento mientras pensaba en todos los alumnos que había tenido hasta ese momento - También te servirá para abandonar la prueba si deseas hacerlo. Para ello tendrás que tocarlo y eso me indicará que deseas salir del portal, solo recuerda que una vez lo hagas no podrás ingresar nuevamente. - Y en el futuro indicará que eres animaga y que has completado la prueba de la misma. El anillo cambiará de forma al finalizar la prueba para adaptarse a lo que será de ahora en adelante - Suluk hablaba muy segura dado que sabía que Anne podría completar la prueba de la habilidad sin problema. El espíritu del Gran Lobo de su Vara de Cristal hizo activar el portal para dar inicio a la prueba aunque antes tenía que hacerle una última pregunta a la mujer. - Esta será la última vez que haga esta pregunta. ¿En verdad deseas realizar la prueba de la Animagia? Si así lo deseas solo tendrás que cruzar el portal - Anne tenía la última decisión y solo ella podía decidir si ingresaba al portal o si prefería volver en otro momento a realizar la prueba.
  25. A diferencia de lo que había dicho en clase, la Arcana no los esperaba en el río, junto a los botes dispuestos para llegar a la isla y así, llegar a la pirámide. En su lugar, había una criatura dentro de cada bote. De haberse tratado de humanos, habrían sido niños, pero eran crías de los animales que ellos mismos representaban. Estaban dormidos, sumergidos en un plácido sueño que sería interumpido cuando cada uno de ellos subiera al bote y esa sería su primera misión. Cualquier ruido, de la índole que fuera, despertaría a las salvajes bestias del lago que los separaba de la isla y eso significaría su muerte o la de la cría, que sería aún peor. Y aquello debería no ser un problema para magos y brujas como ellos, a menos que hubiera un cartel escrito a mano con una linda caligrafía, acompañado de una cesta levitando, que dijera que por favor dejaran todas sus pertenencias en ella. ¿Cierto? Enfrentarse al lago con crías de su raza, chillando a viva voz, no sería tarea fácil. Deberían hallar la forma de cruzar el lago sin alertar a las bestias y a la vez, calmar a sus crías. De no hacerlo, era imposible que llegaran a la isla juntos o por separado. Ese sería el primer inconveniente de toda la contienda que tendrían que atravesar para llegar a Suluk, quien los estaba observando en silencio y sin intenciones de participar, ya fuera para ayudarlos o para salvarlos de una muerte segura, desde la pirámide. El segundo no era ni menos ni más que el anterior, se podría decir que estaba al mismo nivel. Sus caminos se separarían otra vez entonces, porque descubrirían que para atravesar la isla, llena de peligros inimaginables, debían tomar su forma animal y cargar con sus crías a través de los altos árboles, nido de los predadores, o los arbustos llenos de sorpresas. En el caso de Candela, a través de las cuevas que sólo un animal tan pequeño como ella podría alcanzar. No tenían un tiempo específico para hacerlo, eso era algo que solo sus habilidades precarias como sus animales podía controlar, pero tendrían que hacerlo en su menor tiempo posible, porque el llanto de las crías se debía a nada menos que hambre. ¿Lograrían alimentarlas para hacer su camino más sencillo? Finalmente, llegarían al laberinto y la dificultad del laberinto, por más laberinto que fuera, estaba en que este estaba dividido en tres para sus tres pupilos. De equivocarse de camino, saldrían en el lugar equivocado y lo sabrían porque en cada salida, la madre de la criatura los esperaba. De equivocarse, tendrían que lidiar con una madre enfadada de una especie distintas y las madres, fuera cual fuere el caso, eran todas iguales en cualquier especie: salvajes, cuando se trataba de sus hijos. Y en ellos recaía que la madre no los atacase cuando llegaran a ella. Suluk los esperaba en la sala de los portales y los observaría con atención, antes de permitirles entrar a la última de las pruebas. Para mantener comunicación, aunque fuese unilateral, les había dejado un regalo que encontrarían al cargar a la cría en el bote, cuando se subieran. Un anillo. No era el anillo de habilidad pero los ayudaría a canalizar su energía para que, cuando lo necesitaran, se les hiciera más fácil el proceso de alcanzar su forma animal. @ @@Candela Triviani @Orión Yaxley

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