Al ver que quien se dirigía hacia ella era efectivamente su madre, se quedó quieta, pero no por miedo o impresión, tenía muchos sentimientos en ese momento y trataba de ponerlos en orden para así concentrar todos sus sentidos en ese momento, su madre se acercó a ella y le quitó la capucha para descubrir su bello rostro, inmediatamente su cabello pelirrojo salió a la vista y sus ojos azules brillaron al encontrarse con los de su madre quien le dio un recibimiento frío y con altivez, aunque sin duda alguna parecía feliz de ver a la pelirroja, ya que sus ojos la delataban, mientras tanto la pelirroja tenía una lucha interna ya que toda la situación le causaba cierta diversión.
La rubia se dio la vuelta sin voltear a ver si su hija la seguía o no, sin duda alguna la pelirroja marcho atrás de su madre, callada, no sabía por dónde iniciar, no esperaba que su madre comprendiera los motivos por los que se había marchado, pues ella no podía quedarse quieta en un solo lugar durante su adolescencia, eso le había causado algunos roces con su madre, ella quería viajar, conocer el mundo, otras costumbres, pero ahora que ya era un poco mayor quería arreglar todas esas situaciones que dejó pendientes y estar con su familia, pasar tiempo con su madre como cuando su niñez, continuar sus estudios y llegar a formar parte del bando en el que había puesto sus creencias: los mortífagos.
Llegamos a una bella habitación, un poco desarreglada, pero bella, lugar donde la pelirroja se refugiaba cuando era pequeña –No voy a darte una justificación a mi partida madre, no la tengo- hizo una pausa mientras acomodaba sus ideas, no iba a mostrar debilidad, puesto que ella no era así, pero con la única persona con quien sacaba su parte tierna y sensible hasta el momento sólo era con ella, con su madre. –Yo sólo quería conocer un poco más del mundo, aprender cosas nuevas, sabes que en ese tiempo no podía quedarme quieta.- Respiró hondo, sin querer se estaba justificando, la frialdad de su madre estaba teniendo efecto en la pelirroja, pero seguía con una expresión firme y pese al sentimentalismo que la delataba en los ojos azules anegados en lágrimas se mantuvo firme, esperaba alguna respuesta de su madre, la pelirroja sabía que en algún momento llegarían los reclamos, pero con ellos notaría los sentimientos de su madre.
@@Bea Haughton G.