Ashley Atkins – La despedida
Aquellos ojos verdes desalmados miraban con detenimiento el frote de sus dedos índice y pulgar que experimentaban la sensación de una textura viscosa, mientras su boca la saboreaba y su expresión denotaba cierta curiosidad, aunque también algo de disgusto.
Hacía menos de un minuto que la imponente figura de la rubia se había hecho presente en el local Honeydukes del Callejón Diagon. Poco le gustaban esos lugares que siempre se poblaban de niños y niñas con sus respectivas familias, algunos jóvenes con ganas de realizar alguna travesura y, en su mayoría, gente alegre. Ese tipo de personas que, en cualquier otro momento de su vida, la Atkins habría matado sin pensarlo un solo segundo.
Sin embargo, allí se encontraba, rodeada de magos y hechiceros deseosos de llevar a sus bocas azúcares, colores, formas diversas. La razón por la cual se había acercado a aquel lugar se lo reservaría para ella misma.
Luego de que el dulce se hubiera desvanecido de su boca dejando un ligero gusto amargo en sus pulcros dientes, sacó un pañuelo de tela blanco con bordes de encaje y se limpió sus dedos en él. Lo volvió a guardar en su túnica negra con detalles en morado y levantó la vista. Esclareció su garganta y observó su alrededor. Nadie se detenía a mirarla demasiado, quizás por temor o simplemente por mera ignorancia, mas no le importaba a la vampiro, sólo quería cerrar un ciclo.
Los tacos altos de sus zapatos golpeteaban el suelo con fuerza a medida que avanzaba con lentitud. Parecía como si estuviera a la espera de algo o de alguien, ya que tenía una actitud desinteresada hacia el negocio, aunque su mirada se fijara con detenimiento en cada detalle de allí y de lo que los demás hacían.
@@Akiza Ravenclaw H.