Adriel Macnair

— ¿Estas loco?, ¿Cómo puedes amar a la Viceministra de tu nación y a tu querida Escocesa?—casi escupía la ginebra. Dejando el vaso sobre la mesa, escuchaba con atención el relato de su mejor amigo. Jamás le había visto tan embelesado con un par de damas y eso que solo conocía a la que era intima amiga de ambos. Si bien era cierto, poco o nada era de su conocimiento sobre la mujer llamada Juv, solamente lo que acababa de ser revelado por el castaño. Aún así tenia sus reservas respecto a una joven tan especial, no creía posible que la misma existiera y mucho menos que fuera la octava maravilla del mundo. — Pensé que tenías otros planes o eso fue lo que comentaste en tu última carta. Kyle, ¿Qué está pasando realmente en tu mente y corazón?—la mirada del Escocés buscaba dar con el misterio que era el hombre que estaba sentado frente a él— Imposible que reconozca a mi viejo amigo, parece que ha sido devorado por dos encantadoras hechiceras. Aunque el termino adecuado seria sirenas, creo que pega con el sitio en el que me has invitado a quedarme—bromeaba para romper la tensión del ambiente— Realmente deseas que la conozca, no te da miedo que caiga rendida a mis pies y te robe a tu amada, Macnair—torció una mueca en sus labios al notar la mirada fulminante del Holandés. — Suena a broma, pero no lo es. Tu puedes tener a cualquier mujer que quieras o anheles, pero yo no puedo darme ese mismo lujo—luchaba por destacar como lo hacia su amigo. Lastimosamente para su desgracia, jamás pudo concretar del todo una relación seria o al menos un noviazgo a corto plazo— Sabes que detestó las apuestas, no jugaría de ese modo con una dama como ella. Pero te aseguro que haré que pase un rato inolvidable en mis brazos, prometo que será algo mágico entre ambos—le advertía notando como la molestia aumentaba en su acompañante. — Lo siento, amigo. Seamos justos con ambas mujeres, no puedes tenerlas solo para ti y lo sabes bien. ¿Qué clase de amor le darás a cada una?, cuenta gotas o pasatiempo. Cuando te aburras de la primera, correrás a los brazos de la segunda. Son personas y sienten, aunque compartan nuestra misma naturaleza vampírica, recuerda a Joanna—golpeó la mesa con el puño— Ella te amaba y jamás le diste alas, murió sufriendo porque creyó que en algún momento posarías tus ojos en ella—le reñía sin calentar demasiado los ánimos. Ante todo era su mejor amigo, el hermano que la vida le negó, pero que el destino colocó en su andar. @ Juv Macnair

Se lo había prometido tiempo atrás, abandonar las presiones del trabajo e ir a visitarlo luego de pasar años sin verlo. Adriel conocía al viejo Kyle, aquel joven que se perdía entre las nubes volando con su escoba hasta altas horas de la noche. A diferencia de él, jamás pudo tomarle de todo el gusto, aquel deporte tan famoso dentro del mundo que habitaba su viejo amigo. El Escoses prefería vivir cómodamente lejos de la tentación de perder el control y lanzar las maldiciones que aprendió en sus años de estudiante, artes oscuras fue el fuerte del castaño. — Agradezco que me dejará llevar el apellido de su familia, porque la mía jamás ha existido en mi vida—masculló acomodando el cuello de su chamarra de piel. Obsequió que le diera el Primer Ministro de Holanda, tras decidir abandonar por un considerable espacio de tiempo, el país que le diera infinitos sin sabores. Entendía a medias las razones del vampiro, apartarse de los malos recuerdos y ante todo de la imagen que le marcó de forma definitiva parte de su niñez. El local donde le había citado era espectacular, sacado de una película de gente rica y pudiente sin duda alguna. El vivía de forma ostentosa dentro de Escocia, pero aquello era un insulto descarado a la elegancia y el buen gusto— Vaya que su amiga Juv es igual de rica que él, quien me lo iba a decir—tosió para captar la atención de uno de los recepcionistas, sintiendo la mirada de una joven sobre su persona evitando poner los ojos en blanco— Macnair, Adriel—se presentaba depositando en el mostrador la membresía que le enviarán hace un mes— El señor Macnair me espera o eso me han dicho mis asistentes, aunque puede que este en un error—reculaba sin sacarse la mueca de los labios. Ser inoportuno, no era una de sus tantas cualidades. Justamente por eso tomo previsiones antes de viajar a Londres, siempre iba aun paso adelante de todo. Pero con Kyle, nunca era sensato dar las cosas por sentadas, no luego de que perdiera la pista de la mujer que era de la misma nacionalidad que el ojiverde— Te ha pegado como lo hace un tren y no resististe el encontronazo—notó que la recepcionista volvía a revisar la lista de personas que debían registrarse esa tarde— ¿Algún problema, bella dama?—guiñándole un ojo recorría con lentitud su labio superior— Puedo irme a otro hotel, no es necesario poner el mundo patas arriba—elevaba sus manos sobre su cabeza restándole importancia a todo el desaguisado—Déjelo así, no importa. Ya será para la próxima—encaminándose hacia la salida echaba una última ojeada a ese recinto que le gustaría tener como propiedad en un futuro. @ Juv Macnair