Aine Malfoy
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Cass, es culpa de la vagancia del mimo. Estoy en la primera generación pero no lo dejó claro en todos los árboles ññ Pero como estoy aburrida, llenaré el formulario (?)
Nombre del personaje: Leis Black Lestrange
Ficha de personaje: Ficha
Bóveda en Gringotts: nº 91615
Imagen del personaje: Imagen
Posible padre/madre: protegida de jocker (?) (y futura dueña de su fortuna XDDD)
Nombre Real: Leisby
Fecha de cumpleaños: 22 Mar
País: Venezuela, pero vivo en España o.o' XD
Msn: privado xD
Creo que eso es todo D: *huyo*
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¡Holiiiiiiiiiiiiii!
Yo vengo a quejarme porque no salgo en todos los árboles u.u (?) Y como el mimo no me hace caso en el msn, me envió para acá u_U Cass, sé buena y agrégame, sí? *o*
Leis Black Lestrange
Cumple: Marzo 22
También quiero una chapita de esas *o* A quién tengo que matar? xDDD
Bueno, pues eso u.u Ya no sé qué más postear pa que no me reten u.u
Ta luego x)
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La paciencia no era una de las virtudes de Leis y ésta había estado a prueba al tener que someterse a tanto trámite burocrático. Mucho había tenido que esperar para poder presentar sus exámenes y ya el cansancio podía observarse en su rostro, era tangible. Por fin, el encargado del examen le comunicó de que podía pasar a la sala para realizar su evaluación y así obtener su licencia. ¿La usaría? Posiblemente no, pero aún así quería tenerla. Accedió de un salón a otro, donde se llevaba a cabo el examen, siguiendo al mago que le indicaba hacia dónde dirigirse.
Leis había aprendido a volar, muy pequeña y luego había ocupado el cargo más alto en la gestión del deporte mágico por excelencia, lo que le otorgaba una maestría en el vuelo comparada a la del más veterano jugador de quidditch.
Pero hacían muchos soles desde la última vez que había maniobrado una. La visita por la reserva junto a Maxmus, no contaba como una, ya que no era ella la que conducía. Asintió al recibir las instrucciones del funcionario ministerial y traspasó el humbral señalado y tras ella, el joven que decidiría si aprobaba o nó.
El lugar destinado para presentar el examen era una habitación que a simple vista parecía más grande de lo que era, producto de algún hechizo agrandador. Un encantamiento muy efectivo, pensó. Al cabo de unos segundos sus ojos se acostumbraron al nuevo espacio y visualizó árboles que rodeaban el perímetro de la zona.
Habían acebos en la zona más próxima a la entrada y al adentrarse en la explanada habían secuoyas que superan los 100 mts. Leis no sabía cuántas habrían pero si se dejaba engañar por la vista, podrían alcanzar el centenar y estaban muy próximos unos a otros, lo que le daban la aparicienca voluminosa que notaba la semidiosa.
El examinador le señaló la hilera de escobas que esperaban por ser utilizadas. Caminó hacia ellas y tomó la más próxima, tomó el ruedo de su túnica y se posicionó de la madera más comoda que encontró; la escoba parecía notar lo inminente y se elevó del suelo dejando que Leis sólo rozase el suelo con la punta de su zapato. Se sujetó de la parte superior del mango de la escoba y la inclinó hacia arriba; ayudándose de su pié izquierdo se impulsó hacia el techo abovedado.
No sabía que hora podía ser, pero dentro de la sala era de noche y muchas estrellas resaltaban en el manto oscuro. Podía sentir la brisa en su rostro, primero un vuelo lento, como encontrándose con un viejo conocido que había dejado de ver hacía mucho tiempo y poco a poco fue ganando velocidad pasando por los copos de los árboles más bajos.
Podía escuchar el ulular de algunas aves si se acercaba mucho a aquellos gigantes. En uno de esos giros, las plumíferas salieron asustadas de sus nidos, atravesándose en la trayectoria de vuelo, lo que hizo que Leis volcara todo su peso hacia un lado para no chocar con alguna de ellas ni perder el control de la escoba; una caída desde esa distancia sí que podía ser dolorosa. Recordó que estaba en un examen e imaginó el rostro que podía tener su examinador al momento del percance y sonrió. Descendió un poco y viró hacia la derecha para regresar sobre sus pasos. Los bucles de su tocado chocaban con su rostro a consecuencia del viento y sus ojos le escocieron. Aquella era la sensación que se vivía cuando surcabas el cielo en una escoba. Se reprendió por haber perdido el hábito. Volar en una de ellas no era elegante, pero sin duda era muy gratificante. Volvías a ser un niño travieso en busca de problemas.
La sacerdotisa deslizó sus manos hacia el extremo del mango y puso todo su peso hacia la izquierda. Era momento de regresar con el examinador. Disminuyó la velocidad y fue descenciendó a la par. Al tocar el suelo, la escoba volvió a ser un objeto inanimado. Casi igual a los que usan los muggles para la limpieza. La regresó a su lugar y caminó hacía dónde estaba el examinador esperándole.
- Espero haber tenido suerte -dijo y caminó hacia el pasillo de la planta.
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Mucho tiempo había estado esperando la semidiosa en las instancias del departamento ministerial, para poder sacar la su permiso de vuelo. Había oído las instrucciones de la joven encargada del área, que le explicaba debía tener paciencia y entrar con el grupo siguiente de magos que iban a buscar lo mismo que ella.
Leis quería salir de ese contratiempo lo mejos posible y se aventuró a ser la primera en presentar el examen. El resultado sería el mismo, independientemente del orden en que presentara.
Le indicó a la examinadora su deseo y ella le explicó las intrucciones. Debía pasar a la sala, ubicarse en uno de los círculos y aparecer en el otro. Mientras estuvo esperando para realizar el examen, pudo escuchar en los pasillos, el efecto que producía aquella zona. Algunos habían salido victoriosos en su primer encuentro, otros no corrieron con tanta suerte. Pero en lo que sí estaban de acuerdo todos era en que la primera vez que se entraba a esa sala, era dificil de olvidar; el recuerdo era algo con lo que se vivía. La sensación era similar a lo que siente un muggle la primera vez que sube a un avión.
Nathaly, como se hacía llamar la examinadora le dijo a la sacerdotisa que ya podía ingresar. Leis inspiro profundamente y cruzó el umbral del salón destinado para la evaluación. La luz le cegó al instante y luego de algunos segundos, fue recuperando la visión. Ocupó uno de los círculos que le habían indicado y cerró sus ojos. Se concentró en pensar en algún lugar agradable a la vista y poco a poco la sala fue tomando copia fiel de lo que la bruja visualizaba.
Al abrir los ojos, la brisa acariciaba su rostro. Estaba allí, en la isla de las hadas o como mayormente se le conocía, Avalón. Tierra de sus orígenes. El lugar de la eterna primavera, donde la tierra es pródiga de frutos y donde cualquiera encuentra la paz y el sosiego. La ubicación de la isla, sólo la conocían las sacerdotisas; guardianas y celadoras.
Una densa bruma protegía el entorno para que sólo quien pertenezca a ella, pueda ubicarla. Leis se sentía tranquila y se obligó a seguir su cometido y no perderse en la magia de Avalón: aparecer en el círculo contiguo sin escindirse.
- Destino, determinación y deliberación -se decía la bruja para sí y ponía mucho énfasis en las palabras. Debía creerlo para poder lograrlo y poner toda su concentración para que lograse su cometido.
Aún no sentía cambio alguno y vació su mente complentamente, para que sólo esas palabras claves y la firme convicción de lograrlo, la inundara. El gesto ceñudo en su rostro desvelaba el esfuerzo que hacía la mujer para lograr aparecer a la orilla del lago, donde la Dama reposaba.
-... Deliberación -giró sobre sí misma y una tensión que nació en su estómago la arranco del lugar cual garfio y en milésimas de segundos ocupó el espacio vacío del circulo contrario. Afianzó sus pies dentro de él y respiró. El esfuerzo la había dejado agotada. No sabía si esa era la sensación que provocaba el examen en todos, pero deseó no tener que repetirlo.
Nathaly le indicó que el examen había terminado y Leis abandonó la sala en espera de un resultado.
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- No eres el único que quiere, pero sólo yo lo lograré. Jocker no es muy paternal, como para que tu parentesco haga mella en él -le confió la semidiosa, mientras se sujetaba del cuerpo del mago-.
Quizá, no era del todo cierto sus palabras, pero para ella no había mejor forma de sacarle información al joven Black. Siempre le gustaba saber el terreno que pisaba. La suerte era para otros; Leis prefería ir sobre seguro. El silencio duró poco y cada uno aprovechó la tregua para estudiar al otro.
- Aunque es muy tentadora tu oferta. Tendrás que darme muy... buenas... razones para que me decida a apoyarte -y cada palabra salió de sus labios, acompañado de un brillo en sus celestes ojos.
Mientras aquella singular conversación se llevaba a cabo, la escoba de Maxmus aterrizo, maestramente, sobre la primera cueva que debía visitar el funcionario.
- Parece que nadie ha venido por estos lados -dijo Maxmus.
- Pensaba que el cuidado de estas criaturas era prioridad en el departamento que trabajas. Los dragones me parecen fascinantes, pero no todo el mundo puede controlar su temperamento. Me imagino que esa es una de las razones por la que habiten este terreno-.
Uno de los especímenes que Maxmus había ido a supervisar descansaba apaciblemente y no notó la presencia de los dos magos. Leis veía como Maxmus se adentraba un poco, realizando algunos conjuros, o eso intuía la semidios; mientras ella esperaba junto a la escoba.
- Creo que te he robado mucho tiempo. Debes tener más ocupaciones de las que encargarte.
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Un caluroso de día de verano fue el escenario decidido para la final de quidditch de ese año. Leis surcaba el cielo en su escoba. Vestía una capa de arbitraje y su cabello recogido en una coleta alta. Aunque había sido un campeonato reñido, ese día sólo había felicidad en su rostro; le tocaba cerrar un ciclo. Primero debía encargarse de declarar un campeón y como directora, era su deber arbitrar la final.
La semidiosa hizo sonar el silbato que llevaba sujeto en una cadena alrededor de su cuello para así llamar a posición a los equipos. Siete pares de escobas hicieron coro del llamado y ocuparon sus lugares. Las reglas estaban dichas y había un campeón que declarar. Tras sortear los turnos, se dio comienzo a la disputa.
::::::
- Vaya, qué pregunta... hace muchísimo tiempo que no vuelo en escoba. Pero puedo decirte que miedo no tengo. Algún día te contaré mi pasado. Pero si jugaste quidditch de seguro oíste hablar de mi. Y por favor, Maxmus, no me trates tan formal. Sólo hazlo el día que me veas con un bastón- bromeó Leis.
La sacerdotisa ocupó un lugar en la escoba del Black Lestrange y deseó que el chico hubiese aprendido muy bien sus lecciones. En muy poco tiempo, comenzaron a tomar altura y observaban cómo los árboles disminuían o esa la percepción que recibía. Con las limitaciones de un permiso de vuelo sin emitir, éstas eran actividades que no se le permitían a la bruja y el disfrutar de este paseo dónde estaban a merced del viento le emocionaba; se prometió repetirlo más a menudo.
- Oh, ¿qué será? Quizás un colacuerno o un bola de fuego chino?- se aventuró a nombrar la bruja. Con suerte acertaba la respuesta-. Dime, Maxmus. ¿Tánto gana un funcionario ministerial de tu rango para darse la vida que tiene? o es que vives a expensas de tu abuelo, como pienso hacer yo. -
La reserva era, sin duda alguna, un lugar donde los relojes se detenían. Con el poco tiempo que la sacerdotisa tenía ahí, ya podía sentirlo. El cordón montañoso que bordeaba la isla la impregnaba de un hermetismo mágico, casi parecía inconcebible que la extensión que llegaba más allá de lo que la vista permitía, estuviera tan cerca de Londres.
Mientras Maxmus le hablaba, el rostro de la semidiosa se nublo por un instante al pensar lo que podían hacer los muggles si descubrían ese maravilloso secreto que era la reserva, pero el malestar duró lo suficiente para que el joven Black Lestrange no lo notase y la semidiosa recobrase su semblante. Por su condición de sacerdotisa, Leis tenía un punto de vista muy diferente a la de un mago corriente. Ya había regresado a la vida a su madre, en un oportunidad y aunque no fué la única, sí fue la más dolorosa, por el parentesco. Retomando la conversación, se dirigió a su interlocutor.
- Confiaré en la seguridad de tus palabras, aunque la experiencia me diga todo lo contrario. Veamos, entonces, qué tánto sabes de dragones.- dijo la mujer, repasando mentalmente lo que recordaba de ellos. Esperaba que la memoria no le jugase una mala pasada.
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- Disculpe, no pude evitar escuchar que pedía informes sobre el señor Black Lestrange. Esta en el área de los dragones. Con permiso.
El mago se había dirigido a la sacerdotisa, informándole sobre la ubicación de la persona que buscaba. En verdad había pasado mucho tiempo pero no el necesario para olvidar el rostro de un medio hermano. Aunque Leis ya no ocupaba las instalaciones de los Potter Black, el linaje no era una cosa que se borrara; compartía la mísma madre con el chico que le había saludado, pero él parecía no recordarlo. Leis fijó sus ojos sobre su interlocutor y respondió cortésmente, pasando por alto el descuido de su familiar.
- Muchas gracias por la información.- sólo atinó a responder; porque al término de sus palabras el mago ya había desaparecido, junto a su escoba y ya Maxmus se encontraba cerca de ella.
–Pensé que se trataba del dueño del Hipogrifo—dijo el ojiazul al momento de ver la figura de Leis ante él.
- Algo de sangre compartimos, pero la diferencia física es notoria y por mucho. Creo que te hacen falta gafas, pequeño.- sentenció la semidiosa.
– ¿Un paseo por las montañas de los dragones?– Preguntó Maxmus.
- Pues, no me parece mala idea. Creo que fuí un poco descortez en la mansión, así que vine a enmendar mi error. No quiero que te dejes llevar por las apariencias.- confesó, haciendo énfasis en sus palabras.
- Y ... en parte, porque estoy un poco aburrida.- concluyó riendo y una melodiosa risa se dejó escuchar.
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Ya instalada en la morada de los Black Lestrange, Leis dedicaba la mayor parte del tiempo a pasearse por la ciudad. Aún no había podido resolver la limitación de desplazamiento y por ello se valía del elfo que Jocker había puesto a disposición para ir y venir a su antojo. Asturión cumplía a cabalidad todas las órdenes de la sacerdotisa.
De antemano, conocía que el más pequeño de los Black Lestrange ocupaba un cargo en el Ministerio de Magia. Incluso, ella mísma había postulado para uno, en otro departamento y en esa visita al organismo, había escuchado el nombre del nieto del patriarca, en alguna conversación entre funcionarios. Éso fue lo que le empujó a conocer más de él. Mucho se hablaba en los pasillos y aunque sabía que no todo lo que se dice es verdad, siempre tiene su pequeña cuota de veracidad.
Apareció junto al elfo en los alrededores de la reserva y fijó sus ojos celestes en él:
- Puedes regresar a la casa. Te llamaré si te necesito. Pasaré un rato acá.- dijo la joven y al término de sus palabras, el elfo desapareció, como había llegado.
Variopintas criaturas ocupaban los espacios en la reserva. Un lugar fascinante a ojos de la semidiosa. Caminó hasta la entrada del lugar y se dirigió a los encargados de la entrada.
- Busco a Maxmus Black L. Me dijeron que se encuentra acá.- el funcionario bajó la cabeza en señal de saludo y le informó a la joven de que la persona que buscaba estaba dentro. y le invitó a pasar, señalandole el camino que debía seguir para encontrar a Maxmus.
Se desplazó hasta el punto indicado, sin detenerse a mirar a las criaturas. Corría el riesgo de encariñarse con alguno y eso no era bueno. Se detuvo en el aviso, un poco intimidatorio, a ojos de la sacerdotiza que alertaba sobre el peligro de cruzar los límites. Tras la señal, a pocos metros, se encontraba Maxmus. Leis alzó su mano, a modo de saludo y esperó a que el chico se dirigiese hacia ella.
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Datos Personales:
Nombre del Personaje: Ainé Malfoy.
Sexo: Femenino.
Edad: Adulto.
Nacionalidad: Inglesa.
Familia(s):
* Malfoy
* Potter Black
Padre(s) Sanguíneo:
Crazy Malfoy
Antara Potter Black
Padre(s) Adoptivos:
--
Trabajo: --Poderes Mágicos:
Rango Social: Orden de la Cruz Dorada
Bando: Orden del Fénix
Rango dentro del Bando: Sin rango por inactividad
Hechizos adicionales:
Criaturas controlables en asaltos y duelos:
Habilidades Mágicas: --
Conocimientos Especiales:
* Pociones
* Herbología
* Defensa Contra las Artes Oscuras
* Artes Oscuras
* Encantamientos
* Conocimiento de Maldiciones
* Adivinación
* Transformaciones
Medallas:- Encantamientos Eliminado: 4000 puntos
- Conocimiento en Maldiciones Eliminado: 4000 puntos
- Transformaciones Eliminado: 4000 puntos
- Primeros Auxilios Eliminado: 4000 puntos
- Compensación por habilidad de Animagia retirada: 12000 puntos
- Experiencia Pack de Bienvenida: 30000 puntos
Total Experiencia en medallas: 58000 puntos
Perfil del Personaje:
Raza: Sacerdotisa.
Aspecto Físico:
Bruja de 1,67 cm de estatura. De contextura delgada, cabello azulado y ojos de igual color. De rasgos delicados y brazos torneados. Posee mirada melancólica, aunque no tenga conexión con su estado de ánimo. Lleva, la mayoría del tiempo, su cabellera recogida en un tocado que enmarca su rostro, antes, angelical. Al llevar los brazos descubiertos se deja ver un tatuaje en el izquierdo en forma de cruz. Ya sea por el contraste por su cabello y ojos, su piel luce un tono blanquecino que recuerda más a los seres sin vida, nada parecido a su buena salud física. Luego de corromper su esencia de sacerdotisa, sus facciones se fueron endureciendo con el paso del tiempo dejando a un lado la candidez que otrora tenía.
Cualidades Psicológicas:
Puede llegar a ser impulsiva, lo que le trae muchos problemas, al no meditar antes de actuar. Pero también es muy leal con los suyos, fiel a sus ideas y de carácter muy fuerte. Perseverante, soberbia, orgullosa y egoísta. No suele medirse en sus actos y cree que todo debe conseguirse a cualquier precio y sin importar los daños. Dura a la hora de cobrar deudas y feroz cuando tiene que tomar posición contra los que considera enemigos. Su falsa condición de semidiosa le ha quitado el miedo a la muerte (aunque sea susceptible a ella) y lo considera sólo una transición a algo más. No teme su llegada, aunque se puede deber a que no la espera.
Un verbo mordaz y sin complejos. Puede medirse con cualquiera sin temor a perder un asalto.
Historia:
Hija de Antara Black y Crazy Malfoy. Nació en Escocia. Producto de una aventura cuando sus padres se enfrentaban en bandos contrarios. Antara guardó silencio sobre el origen de la niña y le hizo creer que tenía su mismo condición de semidiosa al ser concebida en una ceremonia, pero la realidad era otra. Al casarse Antara con Alexandre, éste decide tomar a Ainé como su hija adoptiva.
Siguió bajo el seno de su progenitora, absorbiendo todas sus enseñanzas y tradiciones para formarse a su imagen y semejanza hasta que a los once años, ella decide enviarla a Hogwarts, quedando seleccionada en la casa de Ravenclaw por el sombrero seleccionador y donde recibió todos los conocimientos necesarios que un mago o bruja debe conocer.
Cuando llegaban las vacaciones, Ainé era enviada a la casa Malfoy a vacacionar sin que su madre le explicara mucho más. Así conoció a Mackenzie y congenió muy bien con ella. Eran compañeras inseparables y Ainé seguía a su nueva amiga en todo plan que trazaba, sin saber que les unían lazos más fuertes que la amistad.
En su estadía en el colegio de magia aprendió a jugar quidditch, desempeñándose como cazadora del equipo de su casa, trayéndole muchas alegrías. Tras terminar sus estudios en Hogwarts, regresó de nuevo a Avalón, dónde siguió al lado de su madre, para terminar de formarse como sacerdotisa. Responsabilidad que siempre la acompañaba al ser su primogénita. Cuando Antara sintió que su hija estaba preparada le habló sobre su origen y desvelándole su verdadera naturaleza. Para Ainé fue el regalo más grande que pudo haber recibido y esa información marcó un antes y un después en ella.
Sonaban vientos de guerra y era deber de todo hombre o mujer en condiciones de lucha, tomar partido y Ainé tuvo que cambiar la comodidad de Avalón por el bando auror, convirtiéndose en la pupila de su madre para así ofrecer sus dones y combatir el mal del mundo mágico. Llegó a convertirse en corto tiempo en Demon Hunter de la Orden, rango que ostentó, hasta su salida de la misma, en busca de algo más.
En esa ausencia, regresó a practicar el deporte mágico en varios equipos hasta subir a la Direccion de la Villa de Quidditch dónde instauró La Liga de Verano y revivió la Liga general, para disfrute de los jugadores.
En su vida amorosa resalta la única relación que Ainé consideró como tal: la que tuvo con Elaryan Dumbledore. Cuando lo conoció, él, bajo otra identidad, se encontraba prestando servicios en el bando mortífago como espía de la orden. Pasó mucho tiempo, para que pudiesen fijar el uno en el otro. Cosa que aconteció cuando Elaryan culminó su misión y regreso a las fila del Fenix.
Tras un corto noviazgo, contrajo nupcias con él, ceremonia que ofició la líder auror y madre, Antara Black. Tras haber perdido su rango al desertar, en su regreso, volvió como base, para ascender después a Warrior y Knight.
Acompañó a su madre en varias ceremonias de resucitación en la pirámide sacerdotal de la Orden, dónde adquirió experiencia. Esa misma experiencia que luego le permitió oficiar una donde tenía que devolverle la vida a la misma Antara Black.
Se desempeñó como profesora de La Academia de Neutrales, impartiendo la clase de iniciación para luego ascender al máximo cargo de la institución donde trabajó incansablemente hasta su salida.
Tiene dos hijos nacidos del primer matrimonio de Ainé con Elaryan, el gran amor de su vida: Niko y Ginn.
No se le conoce pareja formal, pero se le ha visto más de una vez del brazo de Jocker Black Lestrange y cuando se le pregunta, no niega ni afirma nada. Así como tampoco se mide si tiene que marcar lo que considera suyo.
En ese regreso, Antara se atrevió a contar a su primogénita la verdad sobre su origen. Crazy había estado acercándose a la joven al conocer su origen y exigía que ella supiera quién era su progenitor. Para Ainé, el quitar el velo a esa parte de vida le marcó mucho, recuperando la relación con Mackenzie.Pertenencias:
Objeto Mágico Legendario:
Elfos:
* Lyon
* ThessieLicencias, Tasas, Registros:
Licencia de Aparición: Obtenida.
Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida
Registro de Elfos:
- Thessie y Lion.
Registro de Criaturas:
- Viserion.Otros Datos:
Otros datos:
* El zorro gris oscuro, que siempre le acompaña, fue un regalo de Jocker.
* Suele masajear mucho sus manos cuando está abstraída.
* Cuando habla, le gusta que le presten absoluta atención y se molesta si no lo hacen.
Cronología de cargos:
* Moderadora Global de HarryLatino.org.
* Directora de HLradio.
* Directora de la Academia de Magia y Hechicería (antigua Academia de Neutrales).
* Directora de la Villa Quidditchera.
* Demon Hunter de La Orden del Fenix.
* Suma Sacerdotisa de la Orden de Ávalon.
Premios y reconocimientos:
Julieta en Gala de San Valentín 2008
Mejor Entrevista HLawards 2010
Reconocimiento Adviento 2012
El mejor personaje de un rol (femenino): Dra. Klein (Chilton Asylum):
El mejor villano de un rol: Dra Klein (Chilton Asylum):
Seamus 2013:Seamus 2014:
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Mejor Mago Oscuro
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Más Emprendedora
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La Más Activa
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Mejor Escuadrón: Guardianes
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Mejor Proyecto: Vox Mortia
Links de Interés Referentes al Personaje:
Link al Perfil de Comprador MM: 37
Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 91615
Link a Bóveda Trastera: Bóveda nº 32661
Link a Bóveda de Negocio: Bóveda nº91607 - Foulardbleu Théâtre (cerrado) - Bóveda 101133 Negocio Witch's Secret (cerrado) - Bóveda 101951 Negocio Stonehall (ya no es socia) -Bóveda N° 107473 Negocio Oasis (cerrado)
Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Malfoy.
Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Potter Black.-
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Gracias cariño
xDVeo que ya se repartieron todo. Ojalá todo quede muy bien *-*
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Y si, el hashtag puede ser #GalaAwards o #HLAwards porque otra cosa quedaría muy largo xD
Sólo paso a decir que en el diseño del repro se puso #HLAwards. Así que usen ese para no liarnos ;O;
*huye* xD
xD
Ficha de Ainé
en RPM - Registro Público Mágico
Publicado · Editado por Leis
¡Hooola!
Deberían tener un sólo posteo con las fechas de las ediciones, listadas y editarlo cuando sea conveniente *huye*
Vengo a poner unos cambios *O*
Que quede constancia del dolor de cabeza que me provocó editar esta ficha u______u