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Sagitas E. Potter Blue

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Todo lo publicado por Sagitas E. Potter Blue

  1. ¿Eres Lavender? Recuerdo una chica con ese nombre hace como mil años. Si lo eres, ésto es igual que aquellos foros, pero en grande, así que disfruta del nuevo foro y sólo tienes que preguntar. Tienes mi lechuza para cualquier tipo de ayuda que precises. Espero que tu vuelta sea definitiva y disfrutes con nosotros como lo hiciste entonces, que esto sea un nuevo inicio en el foro. Re-bienvenida.
  2. ⬆️ RANKING DE JUEGOS Darla Potter Black 17000 G Llave escolar Ludwig Malfoy 13000 G Adrian Wild 10000 G Amit Lockhart 10000 G Ada Camille Dumbledore 1000 G Ky. 2000 G Malum Luxure 2000 G noe_snape 6000 G Xell Vladimir Potter Black 3000 G
  3. Aquella idea del Primer Ministro me provocaba ideas encontradas. Aunque a la mayoría de los miembros del bando les había parecido muy buena, desde que se había anunciado, yo seguía teniendo mis dudas. La verdad, la primera y ante todo, era que, como miembros de La Marca, no necesitábamos ningún permiso de nadie para hacer "nuestras cosillas", como las llamaba yo. Es decir, que atacábamos en cualquier momento, sin necesidad de inmunidad por nuestros actos. En ningún momento, aquel @ Ludwig Malfoy se iba a convertir en nuestro "perdona-crímenes" por orden ministerial ni reducir a un día al semestre, dos veces al año, nuestras ganas de mostrar lo que valíamos, pensábamos o, simplemente, deseábamos hacer. Vamos, que no se iba a convertir en el salvador del pueblo ni con los de un lado ni con los del otro. Su medida no había sido tomada bien por nadie, creo, por lo que había llegado a mis oídos (que tengo orejas por todas partes y me llegan informes de lugares inverosímiles para muchos), pero él había insistido en llevarlo al hecho y el día se acercó antes de que nos diéramos cuenta. Yo seguía con mis dudas: por supuesto, el bando tenía carta blanca para actuar, pero a mí me interesaba más otra cosa: el porqué de todo aquello. Algo tenía el Primer Ministro en mente para que una de sus primeras medidas nada más entrar fuera el decretar una Purga Mágica. Tenía que ser algo que le resultara beneficioso en demasía para poder controlar a los que estuvieran en contra. Así que el "porqué" se había convertido en una obsesión para mí. ¿Cómo conseguir averiguarlo? Por supuesto, mi primera baza era @ Mica Gryffindor , la secretaria del Primer Ministro quien, desde su cargo, tendría acceso a información que aún no nos era conocida. Confiaba en que ella nos trajera de primera mano un testimonio importante. Sin embargo, mis dedos habían ido más allá. A raíz del Anuncio del Presidente del MACUSA, en su nombre, donde se anunciaba que todos los americanos de nuestro país podrían resguardecerse en la Embajada de los EEUU, al igual que en otras embajadas europeas. Me había hecho gracia que aquel hombre se declarara abiertamente miembro de la Orden del Fénix y pronunciado que este grupillo patrullaría para evitar esos actos que consideraba en contra de los derechos humanos y blablabla... Lo que más me había interesado era una de sus últimas frases: " Ludwig Malfoy y todo su gabinete, todos quienes lo siguen apoyando son personas no gratas para la Orden del Fénix." -- Huy, qué miedo, persona non grata para la Orden del Fénix. Como si eso significara algo. Si aún hubiera dicho para América, para los EEUU, o para los intereses mundiales de algún organismo importante... -- Eché una risotada en mi cómodo silloncito, tras una mesa llena de memorandums de todo tipo, en lo alto de la Alta Torre Oscura [casi como la Rapuntzel esa de los cuentos, pero en pelo violeta]. Tomé un sorbo de un café que se quedaba frío y busqué una información que me rondaba por la cabeza. Se acercaba la hora y quería gente de la mía rondando ahí fuera que me pudiera informar de todo lo que sucedía. Se abría una veda muy interesante, pero yo iba a ocupar el tiempo en otra cosa. Y es que, si de algo estaba segura, además de los enemigos que se había creado el señor Malfoy con tal medida que parecía aún peor que mis propios edictos, es que el día de hoy sería aprovechado por el llamado Derhorm, el maldito viejales Nigromante que había secuestrado de la Potter Black a los dos niños. Apreté los dientes con rabia hasta que rechinaron. Aunque hubiera sido en el día de hoy, aunque hubiera tenido libertad por la Purga, yo no perdonaría nunca a ese malévolo ser que intentara adueñarse de todo usando a mis hijo y nieto como escudo. Ese hombre estaría haciendo uso de la inmunidad de este día y yo sabía que @ Matt Blackner , mi hijo, pensando igual que yo, no se quedaría en casa escondido, sino que saldría a buscarle. Lo mismo tenía yo en mente cuando le dije al poltergeist @ Sean -Ojo Loco- Linmer que me esperara en la mansión, que nos íbamos de caza. Él conocía a ese hombre y, aunque había perdido la memoria, estaba segura que algo recordaría si circulábamos por los bajos fondos y se encontraba con los vasallos que él tenía como confidentes. -- ¿Aún no ha llegado @ taison logan greyback ? -- Pregunté a uno de los vigilantes de la Torre. -- En cuanto llegué, que suba a la sala, que pronto será la hora. Tal como lo dije, la Radio Mágica hizo un ruido de chasquidos e interrumpió un pesado anuncio de venta de moquetas a mitad de precio, en la sala de gangas del Magic Mall. Era la hora. Se iniciaba La Purga. Ésta no es una prueba, éste es el sistema de transmisiones de emergencia anunciando el inicio de la depuración semestral, implementada por el Ministerio de Magia Británico. Se autoriza el uso de todo tipo de maldiciones incluyendo las imperdonables durante la depuración. Se restringe el uso de criaturas mágicas. [...]
  4. Vuelta a casa: -- ¡Grrrr! Sí, como siempre, entré en la mansión gruñendo, seguida de mi hijo @ Matt Blackner . Ni idea de si @ Xell Vladimir Potter Black nos seguía, pero yo cerré la puerta dando un tremendo golpe. Sentí como varios elfos corrían a refugiarse, no sé porqué. Ni que yo fuera un monstruo. -- No, Matt, no, no sigo con el síndrome del perro-chocolatina. Es que sigo enfadada con Xell por lo que nos hizo con la gala de Halloween. La verdad es que el salir me había sentado bien, aunque eso no lo confesaría nunca. En el fondo, me había divertido estar un par de días fuera de cosa, pero como se dice comúnmente: "Hogar, dulce hogar". Como estar en casa, en ninguna parte. Eso me recordó el tema de los niños y bajé la mirada hacia mis pies, cerrando un momento los ojos para tomar aire. Después, elevé la mirada y grité: -- ¿Cómo es qué no está la chimenea encendidaaaaa? ¡Hace un frío de muerte! Espero que mi cuarto esté calentito, que me quiero dar un baño. Me vendría bien estar sumergida como mil horas para quitarme el olor a gato. Sonreí. Aquel gaznápiro de poltergeist había intentado salvarme la vida en varias ocasiones en esta gala. ¿Eso era lo sorprendente? No, lo sorprendente es que yo le dejara volver a casa en vez de aprovechar para dejarlo tirado en un país lejano, lejano, sin dinero para volver a casa. -- ¿Y dónde estará @ Sean -Ojo Loco- Linmer ? ¿Se habrá quedado con los americanos? ¿O se habrá ido a charlar con el Ghoul del desván? -- le pregunté a Matt. Me quité los zapatos, quedándome sólo con el disfraz usado de toda la semana de gala, y me rasqué la cabeza. Tenía el pelo pringoso. Ciertamente necesitaba ese baño. Harpo se acercó a mí y me saludó, a lo que contesté con cariño. Creo que era el único que entendía el paso que había dado, ese antes y después que tan pocos entendían. -- Bienvenida a casa, Ama Sagitas. ¿Todo bien? -- No, no encontramos a los niños -- confesé, a mi pesar. En ese momento, sonó el timbre de la puerta. Uno de los elfos corrió hacia la puerta y miró por la gatera. Sí, no llegan a la mirilla, qué le vamos a hacer... -- Es una mujer. Di una patada en el suelo. ¡Qué Halloween ya había acabado! Se iba a enterar. Le iba a dar una chocolatina de las que robé en el Macusa, que transforman en animales muggles. Me ajusté el disfraz de nuevo y abrí la puerta, a grito pelado. -- ¿Truco o trato? Al instante, la reconocí, aunque después del susto. Me quité la careta con cierta vergüenza, pues no esperaba recibir así a mi sobrina después de tanto tiempo. -- ¿ @ Sunar PBT ? ¿Eres tú?
  5. Bueno, no sé hacer sopas de letras, pero yo me animo.
  6. Ficha actualizada a petición del usuario aquí. Próximos cambios, en un mes, 07/12/2022.
  7. ¡Ay, los besitos de frutas, cuánto los echaba de menos! Mañana busco en el árbol si encuentro información sobre Sunar, para que no partamos de cero. El árbol estaba en los últimos posteos, creo que Matt, o tal vez yo, los pusimos para subirlo y aún no lo he hecho, puff... Ahora que has entrado, puedes cambiar tu correo y ponerlo al que más uses. ¿Tantos emails tenías sin leer? Te pareces a mí, pero eso es de forma diaria, que yo cada día voy eliminando, kk de spam, jajaja... Sí, el rol de la "Isla" es de una peli o un libro o algo parecido. Me lo contó en su momento y se me olvidó que tenía que apuntarme, pero ya mañana, que aquí son las dos de la madrugada. ¡Qué feliz me siento! Te voy a enviar un regalito para que lo pongas en tu perfil.
  8. Ficha de reporte: Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): Por cada 10 roles en el Tópic Principal de Rol Resultado del dado: 5, 6, 6, 1, 5, 1 = 24 Premio obtenido: 2000 Galeones
  9. ¡¡Bienvenida seas, mi prima Sunar!! Veo que con mis indicaciones, has podido entrar de nuevo. Soy feliz de verte. Ya sabes dónde me tienes y dónde puedes pedir ayuda para adaptarte al nuevo foro. Siento gran alegría de tenerte aquí con nosotros.

    1. Sunar PBT

      Sunar PBT

      ¿Somos primas? después de tantos años no sabía jaja 

      Pero si, preguntaré primero cuando no entienda algo y te agradezco de todo corazón por la ayuda y aún tenerme en cuenta en tu corazoncito Sagis. *abracito*

  10. Me detuvo en mi avance la voz lastimera de Xell, quien me había llamado bruta y se quejaba del estado de su vestido. Por un instante, mis ojos humanos valoraron los desperfectos y sentí cierta pena. Pero aquella Sagitas mojigata que se preocupaba por los demás y que hacían buenas obras hacía años que había desaparecido en los pliegues de mi memoria y no pensaba dejarla salir de nuevo. ¡Así me había ido en este mundo, siendo buena persona y defendiendo los ideales del bien común! Ahora no era así, ahora pensaba en lo que convenía a mi familia y había desdeñado el sentir piedad por los que me habían tirado pedradas. Ahora era mortia y líder de bando. No sentía piedad por los desgraciados. ¿Y ésto a qué venía? Ah, sí, que la pena que sentía por el vestido de Xell y sus sentimientos desaparecieron en un instante. Retorcí el cuello en un ángulo que sólo los perros y los gatos pueden hacer y le ladré, literalmente, que se aguantara, que no me viniera con milongas sobre su vestido, que ya le compraría otro. Aunque también agradezco que no supiera lo que le decía o acabaría odiándome. Ya me sentía bastante sola en el mundo como para perder el cariño de mis familiares. -- Anda, tápate un poco que se te ven las... enaguas. -- Creo que ésto tampoco lo entendió, así que moví la cola de un lado al otro, pero no feliz, sino lo contrario. Aggg, con todos los libros que he leído en mi vida de criaturas mágicas y nunca me preocupé de comprar uno para entender lo que significaban los movimientos de los perros muggles. Esto me pasaba por ser zoóloga del mundo de los hechiceros y no de los mundanos. En fin, que esperaba que se diera cuenta o mañana en The Daily American Prophet saldría en una foto con paños menores. De repente, un retorcijón de tripas, un deseo de comerme un solomillo de ternera bien jugoso y bien crudo y un dolor de uña del dedo gordo del pie... Lo entendí al instante, en cuanto me caí al suelo del susto y olí a meados de gatos. ¡Eran los efectos de la desaparición del hechizo de la chocolatina! No, el orín de gatos era orín de gatos. ¡Maldito Sean! Se había meado en algún sitio y había apestado la recepción del Macusa. La gente, a saber si pensó que había un arma química muggle allá dentro, empezó a salir corriendo. Yo pasé varias veces la mano por delante de la nariz. -- ¡Leñes, Sean, bien podías haber usado un baño! ¡¡Qué peste!!
  11. -- ¡Maldito gato! ¡Ven aquí! ¡No te escondas! Sé saltar muy rápido y, si es preciso, trepar a los árboles para atraparte, so gusano gatuno. -- Me estaba peleando de forma muy poco ortodoxa para los americanos normalitos que estuvieran dentro del Hall del Macusa, pero me importaba un pepino, o dos. Ahora, mi única preocupación era atrapar a aquel gato insultante que me había traído por la calle de la amargura desde antes de llegar a este continente. Lo bueno era que, al menos que entendieran el lenguaje perruno, nadie sabría los insultos que le estaba lanzando a mi ex-yerno de la forma más hiriente posible. Mucho tiempo llevaba aguantando a Sean para que él ahora se burlase desde el aire y se restregara contra Xell para dejar su impronta gatuna sobre su hombro. -- ¡No huyas, cobarde! Juro que te bajaré del árbol aunque tenga que talarlo. -- Espera, Sagitas... ¿No es tu sobrina? -- Aunque tenga que desnudar a Xell. Pero a ti te arranco los ojos para que no la mires. Sí, muy dramática y agresiva, he de reconocerlo. Menos mal que, de los presentes, nadie conocía quien era yo. ¿O sí? Vamos, hombre, sólo faltaba que mi fama también hubiera llegado a este lugar. No soy tan... Bueno, si lo era, así me conocían mejor. ¡Qué supiera el maldito MACUSA lo mala que era Sagitas y lo poco que le importaba la fama! --¿Te atreves a llamarme saco de pulgas? ¿Tú, deshecho de plasma con pelos? ¡Ven aquí! ¡No te escondas, que te voy a dar unas cuantas dentelladas de cariño, del cariño que te tengo, quiero decir! Volví a saltar al aire, toda enfadada con Xell porque le había dado mimos a él y a mí no. Vamos, que en el espíritu animalesco que sentía, mi lomo también se merecía que le acariciaran. Menos mal, ella se apartó y no la alcancé, porque iba con los caninos por delante, para dejar la huella. Sean se escapó por un milímetro, si es que sé medir con los ojos de perro. ¡Casi le había rozado! Después hizo algo horrible y asqueroso, pareció que escupía una bola de pelo. Y sin hacer caso a tan deshonroso acto, se fue volando hacia la fuente del Hall, de la que salían chocolatinas. ¡Ojalá se comiera una y se convirtiera en un gusano que yo pudiera patear y espachurrar!
  12. Juré una y mil veces que odiaba a los americanos. No volvía a poner los pies en el MACUSA en lo que me quedara de vida que, espero y ruego a los Dioses, que quede aún mucho tiempo. Y Sagitas es fiel a sus promesas (bueno, al menos que se olvide, que eso puede pasar). Pues eso, que los maldecí, a los americanos, a los que trabajaban en el Macusa y al mísmísimo Ministro Americano, por tener unas ideas tan malvadas y propias de... ¡Huy, de mí! Yo estoy segura que hubiera hecho eso, incluso creo recordar que había unos caramelitos en Zonkos, aquel lugar tan antiguo que solo los más antiguos de los vecinos de Ottery lo recordarían, que hacían algo parecido. Pero al menos avisábamos; todos sabíamos que si te tomaban una golosina de aquellas, podrían quedarte piando como una cotorra durante unas horas. Esta chocolatina no tenía ningún aviso y, además, era de arroz. ¡Malditos americanos! A lo que iba, con todos los animales chulos que hay en el mundo, yo ladrando como un perro. ¡Y encima aguantar a ese Sean diciéndole a Matt que me pusiera un bozal! -- ¡Maldito seas, Sean! ¿A qué te pego un mordisco lleno de rabia? ¡No levites y baja, traidor, baja del aire, si tienes lo que hay que tener! -- Por supuesto, todo eso salió en una serie de ladridos malhumorados que supongo que cada cual interpretaría a su manera, pero con mala leche, seguro. Ay, espera, ¿qué es eso...? ¿Qué tengo en el cu... pompis? Me puse a lanzar gruñiditos y a perseguirme el trasero como si llevara una cola por detrás. ¿Eso es instintivo en los perros? Pues eso parece. Matt se atrevió a decir que si traía a Fenrir para traducir mis ladridos y a punto estuve de probar con él la dentellada, aunque... Su idea era buena, yo hablaba a Fenrir, éste con Matt y Matt, si se atrevía a decirlo en voz alta, que expresara mi malestar con lo sucedido y a dónde les iba a meter a todos salvas partes como se siguieran riendo de mis desgracias. De repente, gruñí, y sí, ese gruñido era más parecido a Sagitas que la de la Perra Sagitas. Sentí un "miau" y mi olfato detectó el olor de los meados de un gato. Bufé y gruñí y me giré: Allá arriba, Sean se había comido una chocolatina y maullaba. -- ¡Ja, ja, ja! Justicia divina, caballerito arlequín. Ahora sí que te vas a enterar -- le dije, aunque creo que nadie más que él entendería mis ladridos. Un perro y un gato, ¡épico!, eso sólo sucede en los comics malditos. Y pegué un salto hacia el hombro de Xell, ¡a ver si esconderse en un árbol le iba a servir para librarse de mí!

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