Segundo turno de buscador
El quidditch era un juego alucinante: el vértigo, la emoción, la velocidad, la fuerza, estar alerta. La adrenalina cruzaba mi cuerpo como corriente eléctrica y me hacia esta alerta, la snitch era veloz y mi rival también lo era pero no me dejaría intimidar. Los Tornados eran buenos competidores, no en valde habían ganado su duelo anterior y eso hacía que fueran un equipo muy respetado. Los Tornados se habían ido adelante con el puntaje, uno de sus cazadores había anotado los primeros diez puntos y ahora debíamos remontar ese marcador para lograr ganar y con la unión de equipo que habíamos logrado consolidar nos hacia confiar los unos en los otros, me alegraba tener a mis compañeros con los que poder defender la localidad de nuestro equipo.
El intercambio de la quaffle había sido ida y vuelta, los cazadores de ambas escuadras se atacaban sin compasión para lograr obtener la oportunidad de lanzar a los aros y anotar puntos. Todos tenían gran capacidad de anotar, pero exactamente por esa capacidad no permitían que de uno y otro lado avanzarán con facilidad. Los golpeadores también evitaban los avances y en varias ocasiones habían atinado a algunos cazadores, por el momento nos había visto bien librado los dos buscadores. Esperaba seguir contando con tal suerte.
La snitch había sido esquiva para nosotros, siempre estábamos uno junto al otro no muy lejanos, mientras competíamos el equipo contrario anotó dos veces más, íbamos 30 a 0 abajo. No se podía negar que su cazadora era una chica impecable y con gran puntería, porque conocía las habilidades de nuestro guardián y era excelente, así que ella debía tener gran habilidad. Su golpeador lanzó hacía a mi, era mi momento de evadir y no perder de la vista a la snitch. El no logro evadir a nuestra golpeador a, pero por andar riéndome de él, me dio a mi también la bludger. Ambos habíamos sido retrasados en nuestra finalidad de atrapar la esfera dorada.