Mael Blackfyre

— Oye, tú. Si. Creo que es tu turno ¿No crees?

 
La vos gruesa de aquel semigigante era de verdad bastante atemorizante. Había estar cerca de gigantes pero jamás me había cruzado con alguien que tuviera una madre de aquella naturaleza y que pudiera intercambiar palabras tan naturalmente como lo hacían con otras personas. A simple vista parecía alguien brusco y que rompería todo a su paso, pero Hagrid era realmente cariñoso, tranquilo, cuidadoso y muy demostrativo con lo que se refería a los animales. ¿Por qué le interesaban los animales ajenos? Estaba seguro que era para charlas con las personas.

 
—Te puedo llamar Hagrid ¿No? No suelo ser alguien tan confiado pero me caes realmente bien —solo me había costado algunos segundos para entablar conversación con él. Habíamos estado hablando de todo un poco hasta que nos adentrábamos a lo que me había dedicado. No había podido resistirme a explicarme mi trabajo como Auror y las veces que había visto gigantes. Aunque ya hacía muchos años. Eso parecía llamarle la atención—. Solo tengo dos mascotas. No me gustaría tener muchas y no prestarles atención.

 
El Guardabosques sonrió ante el comentario y se puso atento a aquella breve explicación. Muchos se acercaban para preguntarle sobre los cuidados que se necesitaban con sus mascotas o si sabía algunos datos curiosos para poder obtener alguna licencia en especial y conseguir alguna mascota un poco menos común que los animales que estábamos acostumbrados a ver.

 
—Nym es mi gatita siamesa. Ya tiene 8 años. Es bastante desconfiada de las personas aunque conmigo se comporta de lo mejor. Cada vez que pongo un pie en los terrenos de mi mansión puedo verla desde el alfeizar de la ventana o en el umbral de la entrada. Aunque me aparezca a escazos metros ella se escurre como si se tratase de una sombra —pude recordar allí mismo sus patitas blancas que parecían guantes. El resto de su cuerpo era mucho más oscuro, de un color beige. Y tenía manchas negras en sus orejas, nariz, la parte inferior del lomo y toda la cola. Sus ojos azules eran muy llamativos.

 
—En cambio Fwooper, mi lechuza es un poco más orgullosa. Le agrada mucho llevar algunas cartas pero no sé porque razón prefiere hacer encargos o más largos o más pesados. ¿Acaso tiene que ver que sea una Lechuza de Campanario? —esperé algunos segundos por si me explicaba porqué podría ser así. O simplemente era porque mi ave mensajera era así. Realmente la tenía como mascota y la mandaba a hacer pocas cosas. “Y más siendo que puedo convertirme en un búho yo mismo” Aquello no podía saberlo nadie y escuché atento algunas indicaciones que me regalaba Hagrid. Era realmente increíble.