Jump to content

Marcellus Allan

Programadores
  • Mensajes

    2.583
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    11

Mensajes publicados por Marcellus Allan

  1. Acostumbrarme al castillo no había sido tan terrible como esperaba. Algunos años atrás, habría tenido serios problemas para estar dentro del hogar Evans McGonagall sin caer en una repentina depresión. La muerte de mi padre me había afectado por mucho, mucho tiempo, más de lo que debería tal vez. No obstante, ahí estaba, en uno de los salones de estudio, rodeado de bibliotecas y con un gran escritorio frente a mí. Lo había llenado de papeles y libros abiertos, mientras avanzaba en una investigación sobre las propiedades de una extraña magia antigua.

     

    El atardecer se colaba en silencio por las ventanas verticales. Todo parecía estar bajo un filtro rojizo, incluso mi túnica ligera y blanca. Fueron dos golpecitos en el marco de la puerta abierta lo que me hicieron levantar la cabeza. Mi pupila, Yve, estaba ahí parada, sonriéndome con sus ropas extrañas (pero que, de alguna manera, sólo le quedaban bien a ella).

     

    — ¿No tenías un compromiso hoy? — preguntó, mientras mordía una manzana.

     

    Me quedé unos segundos mirándola, intentando hacer memoria.

     

    — Si, vendrá un viejo a compañero a entrenar. Tendremos un duelo acá, en el patio del castillo.

     

    Ella corrió hasta estar a un par de sillas de distancia de mi cuerpo apoyado sobre la mesa. Sus ojos brillaban.

     

    — ¿Puedo presenciarlo?

     

    Suspiré.

     

    — Eh, claro, lo que vos quieras.

     

    Yve dio un salto en el lugar y tiró los restos de manzana al suelo. Un movimiento rápido de mi mano bastó para que los mismos volaran del suelo y la golpearan ligeramente en la nuca.

     

    — Levantá eso. Y si querés ver el duelo, apurate. Fined ya debería estar por llegar.

     

    Aparecí en el patio del castillo. Había preparado un espacio para tener duelos; no me podía sentir como en casa sin mi propio lugar de entrenamiento. Era un campo de duelos muy clásico, prácticamente a la antigua. Una larga alfombra con círculos mágicos dibujados se extendía por al menos doce metros. Alrededor no había animales, pero sí algunas mesas de madera con bancos del mismo material. Y árboles, bastantes árboles.

     

    <<Al menos no hay estatuas — pensé riendo solo, detalle que siempre parecía estar presente en los escenarios de duelos.>>

     

    Mi compañero de la Orden apareció al rato.

     

    Buenas tardes, Fined. Gracias por aceptar mi invitación. Espero que podamos ponernos al día después de tanto tiempo sin vernos. Pero primero, pongamos en práctica nuestras capacidades una vez más.

     

    Yve se había ubicado a lo lejos, con unos binoculares mágicos en sus ojos. Le había pedido que no se acerque ni interrumpa bajo ningún concepto.

     

    Preparé mi varita, presentándola frente a mi rostro, para luego hacer una pronunciada reverencia.

     

    Titempos.

     

    Agrippa soltó un brillo arcoíris. Alrededor de Fined aparecieron decenas de números romanos, de todos los colores, que levantaron una cúpula de cinco metros a la redonda. Las partículas de polvo quedaron suspendidas a su alrededor, al igual que una hoja de eucalipto que estaba siendo empujada por el viento.

     

     

    @Undefined

  2. Esperé el ramo de flores, pero nunca salió. Mi animal había logrado atacarla múltiples veces, siempre en las piernas. A pesar de estos ataques, ella había logrado, con mucha destreza, deshacerse de la avispa y aguantar el dolor de los picotazos. Por mi experiencia, supe que no se trataba de una humana común y corriente. Me jugué a que la licantropía corría por sus venas. Su varita brilló de pronto, mientras ella apuntaba a su muslo. La sangre corría en hilos dispares, desde los distintos agujeros que el diricawl estaba haciendo. Mientras ella se curaba, el animal había vuelto a atacar.

     

    Esperá, te falta otro ahí. Episkey.

     

    Un segundo brillo se proyectó sobre tu pierna, curando casi del todo las heridas que tenía. Aún le quedaba otra más. El diricawl se dio la vuelta y se me quedó mirando.

     

    ¿Qué? Fuiste un poco cruel con ella. No estamos tratando de matarnos — reproché, intentando ocultar mi sonrisa.

     

    El animal, a pesar de ser una invocación mágica de luz, dio saltitos en el lugar, notablemente frustrado. No parecían criaturas demasiado pacientes. Sin perder tiempo, mi compañera de la Orden del Fénix rodeó su cuerpo con una capa fin de agua, lo que hizo retroceder al diricawl. La última herida que le quedaba había sido curada también. No obstante, tenía que asegurar mi victoria.

     

    Floreus.

     

    Su siguiente hechizo estaría anulado otra vez. El veneno del avispón estaba a punto de hacerla desmayar. Pero me daría el tiempo suficiente para salvarla. A menos que, claro, ella logre evitarlo. Los licántropos podían hacer maravillas. El diricawl soltó un grito de furia antes de desaparecer entre volutas de magia blanca que se perdieron en el cielo nublado.

     

    @

  3. El sillón no me había permitido ver que Elvis ya se había corrido lo suficiente como para que la anguila no pueda tocarlo. Sentí el veneno recorrer mi pierna al tiempo que me apuraba a pisar esa asquerosa araña que tenía en el tobillo. Otra vez estaba envenenada. Como si no fuera poco, el sillón había mutado rápidamente y sentí el aliento de un enorme felino a pocos centímetros de mi rostro. Las intenciones del animal no eran pacíficas.

     

    — ¡Oppugno!

     

    A ese grito le siguió otro. El animal cayó a un costado, sin lastimarme. Sabía que con ese veneno encima las cosas estaban completamente en contra mío. Ya no había mucho que pudiera hacer al respecto. Sucia, parcialmente desvestida, y con un creciente malestar en mi organismo, decidí que eso ya había sido suficiente entrenamiento para un día.

     

    — Perdona, Elvis, no puedo seguir más. Creo que ya tuve suficiente.

     

    Me dejé caer al suelo. El animal se sentó detrás mío y apoyé la cabeza contra su pelaje. Las gotas de sudor caían por mi mejilla. Levanté la mano pidiendo un momento, mientras concentraba la magia en un pequeño objeto que tenía al lado de mi pierna.

     

    Morphos.

     

    Una piedrita que estaba en el suelo se transformó en un bezoar, que consumí rápidamente. Tenía los músculos cansados y la mente agotada. Mi tutor estaba como si no hubiera tenido un duelo.

     

    — Vos ganás. Gracias por enseñarme, aprendí mucho hoy — dije, visiblemente agitada.

     

    No estaba tan decepcionada. Había podido sostener el duelo por una cantidad decente de tiempo. Quizás la próxima vez duraría un poco más... o no.

     

    @

    • Me gusta 1
  4. DExb1.png

    Mi ahora rival no se negó a mi propuesta. Sentí la adrenalina comenzar a correr por mis venas. Aún no me acostumbraba a tener duelos dentro de la Orden del Fénix; menos aún si no sabía las capacidades de mi compañero. Él conjuró rápidamente una llama púrpura que acababa de salir de su varita. La habitación desordenada brilló con ese color por unos instantes.

     

    Corpus Patronus.

     

    Tras pronunciar las palabras, y apuntar hacia adelante, unas estelas blancas rodearon mi cuerpo. Treparon rápidamente mis piernas, se enroscaron en mis brazos y se acumularon en la punta de mi varita, que sostenía con ambas manos. El animal, blanco también, mi ser de luz protector, se manifestó delante mío. Pegó un salto justo entre ambos duelistas, para recibir el impacto de aquel Fuego Púrpura. El tigre bengala adulto quedó unos momentos en el suelo, inconsciente.

     

    Sectusempra.

     

    Aún estaba apuntando hacia el Sr. Graves, justamente a su pecho. Un rayo esmeralda saldría disparado de mi varita. A la vez que conjuraba eso, el tigre había despertado. La orden mental que le di fue atacar a Hobbamock, pero sin interponerse en el camino del Sectusempra. Lo rodearía e intentaría atacar sus piernas por un costado, mientras el rayo le venía de frente.

     

    @

  5. DExb1.png

     

     

    Eli se había librado del alacrán fácilmente, como supuse que lo haría. La vi agitar su varita, dejando caer las flores al suelo frente a ella. No tenía mucho por hacer, más que seguir una conocida (y bastante utilizada) estrategia que me habían enseñado al entrar al bando.

     

    Silencius.

     

    Justo antes de que pudiera terminar de conjurar su siguiente hechizo (que, por la sílaba que llegó a pronunciar, supuse que era un Desmaius), Eli quedó completamente muda por unos instantes. Sabía exactamente lo que tenía que hacer, así que me limite a susurrar:

     

    Floreus.

     

    Nuevamente el mismo conjuro, que me permitiría mantener el control sobre la situación y poder darle fin a ese duelo en breve. Quizás lo mejor era que termináramos ahí; no quería tener que pedir ayuda a otros miembros de la Orden del Fénix. No me consideraba para nada buena atendiendo heridas (menos venenos), así que realmente no estaba segura de cómo hacer para reanimar su cuerpo si ella dejaba que el veneno siga en su cuerpo por un minuto más.

     

     

    @@Elizabeth Tonks

  6. Yve Crescentia

     

    —¿¡Qué...!?

     

    Más animales. No pude ver nada, tenía al águila atacándome los ojos. Cubrí mi rostro con el brazo, pero el mismo comenzó a sangrar por los picotazos. El tigre me seguía atacando el pecho, ya libre de su cárcel. Con la varita apunté al Águila y pensé en un conjuro que dispara flechas, pero sólo salieron Flores de mi varita.

     

    Con el último aliento que tenía, ya en el suelo, levanté mi varita en el aire.

     

    —Compañeros de la Orden del Fénix... auxilio... Expecto Patronum.

     

    La pequeña abejita Patronus saldría de mi varita para alertar a mis compañeros de Bando de que estaba allí al borde la muerte. En ese momento no supe realmente si alguien iba a llegar a rescatarme o no.

  7. Yve Crescentia

     

    Justo luego de haber lanzado mi último hechizo, el auto había desaparecido para dar lugar a un temible tigre. Mi varita vibró, y sabía lo que eso significaba. Me vi obligada a optar nuevamente por la misma defensa. Muy a mi pesar, noté que el tigre estaba demasiado cerca como para evitar que al menos me dañe una vez, pero no tenía otra opción. Esta vez concentrándome en un coche que estaba hacia mi izquierda, también a 5 metros como el anterior, lo proyecté por encima del cuerpo del tigre, con sumo cuidado de que el automóvil no me golpee a mi.

     

    El tigre logró herirme justo antes de que el vehículo lo tumbara al suelo. El empujón había bastado para dejar al tigre debajo del vehículo. Ese auto no era muy bajo, pero tampoco realmente alto, por lo que el fornido cuerpo del animal quedó atorado justo debajo, con todo el peso del coche. No había forma de que pudiera escapar por su cuenta de esa trampa que le había arrojado encima. No tenía el automóvil frente a mí, sino un poco más hacia la derecha, dejando el espacio entre mi rival y yo totalmente despejado.

     

    La herida comenzaba a quemar a la altura de mi estómago, manchando con sangre mi ropa. Pensé en un Episkey para poder cerrarla de una vez y poder continuar con el enfrentamiento.

  8. Flores blancas.

     

    Todo mi plan rápidamente calculado se había reducido a eso. Una vez que había podido seguir los consejos de Marcellus al pie de la letra, no podía efectuar mi conjuro. ¿Cómo sabía Elvis que yo estaba por atacarlo? Seguramente había sido extremadamente obvia al mirar por tanto tiempo esa barra de metal.

     

    <<Supongo que él hubiera observado la barra antes de comenzar el duelo, de reojo, sin ser tan evidente...>>

     

    Tras seguir instruyéndome, Elvis lanzó un nuevo hechizo. Pero ese lo conocía, por suerte. Y también sabía sus limitaciones.

     

    —¡Está bien, está bien, me pongo de pie! ¡Engorgio!

     

    Me había levantado mientras el rayo de Elvis viajaba y conjurado ese último hechizo en el sillón que me estaba protegiendo. El mismo aumentó su tamaño tres veces (quedando a a penas unos centímetros de mi cuerpo) y superando con creces las capacidades de movimiento del Expulso. El sillón medía ahora dos metros de alto y 4 metros de ancho (más casi un metro y medio de profundidad).

     

    Como era de esperarse, el Expulso impactó en el sillón pero no pasó absolutamente nada.

     

    Morphos — susurré.

     

    Intenté no ser tan obvia como la última vez. No se me ocurría qué hacer, así que pensé en la misma barra que colgaba sobre la cabeza de Elvis. Pero esta vez me concentré en la barra en sí, no en la cadena. Con sus 2 metros de largo y de casi 20 kg de peso, se transformó en una anguila eléctrica adulta (Electrophorus electricus). Ese animal mantuvo los dos metros de largo pero su peso era de aproximadamente 15kg.

     

    Sus capacidades eléctricas eran realmente altas, llegando cerca de los 800 volteos; eso bastaría para afectar a Elvis y obligarlo a perder mucho tiempo electrocutado. El animal no viviría para más que caer sobre su cuerpo y electrocutarlo, pero sería también conveniente (para mi) que esos 15kg de animal le lastimen el cuerpo con la caída.

     

    <<Si no puedo hacerle nada, esto no acabará nunca.>>

     

    @

    • Me gusta 1
  9. La búsqueda del mortífago no terminaba.

     

    Esa ciudad abandonada tenía aires muy densos para mi. Todo se veía triste, apagado, roto. Sabía que había otras personas buscando a ese mortífago pero no estaba seguro si estaban ahí específicamente. Caminé por una calle con varios autos a los costados, hasta que vi una figura con una túnica negra. Mi varita Agrippa apareció en mi mano derecha tras varios hilos de luz blanca.

     

    Sin poder siquiera observar a ese hombre que se encontraba a unos 8 metros, él comenzó atacando. No podía sentir en él la magia oscura que caracterizaba a un mortífago pero tampoco iba a bajar los brazos. Me concentré un instante, poniendo toda mi atención en uno de los coches que estaba hacia mi derecha, a unos cinco metros. El coche se movió empujado por una fuerza invisible, hasta quedar justo en frente mío. No estaba tan roto como los demás, sólo un poco viejo.

     

    El Sectusempra impactó en una puerta, rompiendo el vidrio de un lado. Resistiría un rayo más, tras lo cual terminaría de romperse y ya no me serviría como protección. Pero, mientras tanto, tenía un escudo, gracias a esa Proyección Mágica que había conjurado. Mi túnica blanca ligera se movió levemente con una brisa, que anunciaba una posible tormenta. Las nubes estaban volviéndose cada vez más negras por sobre nuestras cabezas.

     

    <<No tengo por qué presentarme. Alguien que ataca de esa forma no tiene intenciones de resolver esto pacíficamente.>>

     

    Limitate. Te hubieras presentado vos antes de atacarme.

     

    Si él no hacía nada al respecto, las capacidades de su arma mágica se verían mermadas considerablemente.

     

    @Arcanus

  10. Ella no tenía intenciones de matarme, claramente. Sentí la vibración de mi varita, que aceptó los efectos de aquel hechizo que conocía. Si ella estaba utilizando hechizos de la Orden del Fénix, yo tenía que haber podido reconocerla. Pero no. Seguía siendo una completa desconocida para mi. Considerando eso, entendí que, a lo mejor, tenía que llevarla al límite. Necesitaba saber si los nuevos miembros que estaban ingresando al Bando tenían lo que se necesitaba para atrapar o, en el peor de los casos, matar mortífagos.

     

    Morphos. No interrumpís, pero ya que estamos formalicemos este Duelo y terminémoslo.

     

    Había fijado mi atención en su túnica oscura con capucha, cuyo grosor era más que suficiente para lo que tenía en mente. La misma se había convertido en un avispón japonés gigante (Vespa Mandarinia) adulto, insecto cuyo veneno era capaz de destruir tejidos y causar la muerte en poco tiempo. La misión del insecto, el cual apareció sobrevolando la espalda de mi rival, era de picar su cuello y espalda alta todas las veces que pudiera. A la vez que conjuraba mi hechizo, el diricawl apareció delante de mi oponente en un instante. Ese animal podía destruir cocos con un sólo picotazo, su principal fuente de alimento, y usaría esa capacidad para generar heridas moderadas en el muslo de aquella maga. No sería nada que necesite atenderse inmediatamente, pero (debido a la zona) si no se hacía nada en pocos minutos podría perder mucha sangre y caer inconsciente.

     

    Sentí cómo el lazo que ataba mis pies me arrojaba al suelo. Bastó con sostenerme con mi mano libre para no lastimarme, solo había ensuciado un poco mi túnica.

     

    Floreus. No te preocupes, sólo estamos entrenando un rato.

     

    Mi intención era limitar las capacidades de mi rival, así como ella había limitado las mías. Si no hacía nada para evitarlo, saldrían flores de su varita. A su vez, en cuanto conjuraba el Floreus, tanto el avispón como el diricawl se preparaban nuevamente para inyectar veneno y generar heridas, respectivamente.

     

     

    @Melrose

  11. Pocas veces las cosas salían como yo lo esperaba y esa vez no había sido una excepción. El rayo que intenté mandarle a Jank quedó conjurado a medias, resultando en la nada misma. Escuché con atención sus palabras, poniéndome aún más en guardia.

     

    <<No tiene caso razonar con él; debe estar en un estado mental muy trastornado para pretender que una completa desconocida no se defienda de una emboscada así — pensé.>>

     

    Bajo ningún punto de vista iba a bajar la guardia. A pesar de que mi agarre de dos manos y mis piernas levemente temblorosas me delataban la falta de fortaleza, iba a mantenerme lo más firme posible para superar ese enfrentamiento. Jank parecía molesto, pero no me importó. Hasta no confirmar que él no era un psicópata no podía dejarle un segundo de ventaja sobre mí.

     

    <<¿Qué está haciendo?>>

     

    Observé a Jank hacer una floritura en el aire, intentando defenderse del perro. Supuse que iba a matarlo, o al menos incapacitarlo, pero nada sucedió. El perro se aferró de su pierna y comenzó a atacarlo. La herida se agravaría más cuando el perro vuelva a morder, si es que Jank volvía a fallar en defenderse. Lo único que se me ocurrió fue que mi rival haya conjurado mal el hechizo; supuse que había intentado conjurar un hechizo verbal solamente con pensamientos. El animal se estaba llenando de sangre la mandíbula.

     

    <<Realmente debe pasarle algo; necesito desarmarlo cuanto antes y llevarlo al Cuartel para que lo atiendan.>>

     

    —Morphos— dije.

     

    La parte superior del uniforme de Jank, una especie de camisa gruesa y oscura, se transformó en un avispón japonés gigante adulto que voló en círculos cerca de su espalda. Su orden inicial fue picar la espalda de Jank, inyectándole el doloroso y letal veneno y, una vez que haya picado, tomar distancia en el aire y volver a picar nuevamente en cuanto yo conjure mi siguiente hechizo. El perro que le estaba mordiendo la pierna se preparó para atacar nuevamente en cuanto conjuré el Morphos. Su misión era seguir mordiendo la zona, agravando la herida aún más.

     

    <<Vámos Jank, sólo ríndete, no me hagas llevarte el borde de la muerte — pensé.>>

     

    —Floreus— susurré.

     

    La varita de Jank aceptaría ese molesto conjuro si él no hacía nada para evitarlo. A su vez, el perro se volvía a preparar para atacar y la avispa seguiría inyectando su veneno en su espalda y sobrevolando luego.

     

     

    • Me gusta 1
  12. Simulacro 13/1/2018

    Comandantes: Marcellus y Ernest

     

    No paso a dejar un análisis porque no me parece necesario. Pero sí me gustaría hacer algunas menciones que me parecen importantes y a tener en cuenta para los próximos simulacros:

     

    — Si se va a jugar OdF vs Mortífagos, procurar que la cantidad de rangos y personas de la OdF sea ampliamente superior. Ya se demostró reiteradas veces que, en las manos indicadas, con a penas un nigromante y algunos MO/Tempestades, los mortífagos pueden mantenerse firmes e incluso controlar a múltiples enemigos de la OdF.

     

    — Pegar una repasada a las reglas antes de comenzar. A veces suena tedioso, pero nunca está de más recordar las intercalaciones, los tiempos de posteo y la cantidad de líneas. Remarco esto último porque no hay que olvidar que si un posteo no cumple con las cinco líneas, se invalidan sus hechizos. Para los que tienen resoluciones muy chicas o muy grandes, cinco líneas de texto son aproximadamente 710 caracteres. Yo haría unos 800 para estar seguros, en todo caso.

     

    Organización de posteos. Es una muy buena idea ir organizando los posteos junto con los compañeros y tener una estrategia concreta. Se demostró varias veces también (y más allá del desbalanceo de las listas, cabe destacar) que el equipo que es organizado y rápido siempre gana la ventaja desde el principio.

     

    Previa del Simulacro. Y acá me quiero detener porque es el punto más importante a pulir. Creo que tenemos que encontrar la forma de que los simulacros arranquen mucho más rápido. En los últimos dos que tuvimos, el tiempo total desde que se tiró la idea de hacer el simulacro hasta el comienzo del mismo fue de aproximadamente dos horas. Es realmente muchísimo tiempo y me gustaría que no sea así. No me gusta dejar gente fuera, pero si se quiere organizar un simulacro express es mejor contar con poca gente que esté disponible en el momento y listo, para no estar tantas horas esperando.

     

    Por otro lado, si se quiere hacer un simulacro multitudinario, se puede acordar fecha y hora concretas, para que la gente ya sepa que a tal hora se empiezan a organizar los equipos y que media hora después comienzan los posteos. Necesitamos eso; diría que es el punto más urgente a pulir.

     

    Creo que no tengo más para decir. Si se me ocurre algo edito.

    • Me gusta 3
  13. FINALIZACIÓN DE SIMULACRO

     

    Decidimos terminarlo. Espero que se hayan divertido. Me voy a pasar por Almas a dejar unas cuantas observaciones para tener en cuenta e ir puliendo de a poco los Simus. Igualmente me pareció que, en líneas generales, todos se desenvolvieron bastante bien. Habrá que mejorar más la organización la próxima para que todos se puedan divertir más.

    La única muerte fue Lestat (que lo resucitamos pero murió de nuevo ¿?). Buen trabajo Lestat y espero que puedas agarrarle la mano a los duelo y te sigas animando a participar de más simulacros o a abrir más duelos ;) .

     

    Si alguno tiene algún comentario o sugerencia que hacer para que podamos mejorar los siguientes simulacros, pueden notificarlo en Almas y entre todos iremos enriqueciendo este sistema que estamos intentando pulir de a poco.

     

     

    Saldos

     

    Equipo Ángeles de la Muerte

     

    - Marcellus Allan

    - Lisa Weasley Delacour

    - Melrose

    - Jank Dayne

     

    Equipo Orden del Fénix

     

    - Elvis F Gryffindor

    - Arcanus

    - Lestat Rambaldi (muerto)

    - Ernest Macnair Wilfred

  14. #Eneas el macho de la cuadra

     

    Edea Fleamont

     

    Mi varita vibró de pronto, aceptando los molestos efectos del Limitate. Sumado a eso, mi Vitae había quedado boca arriba por un Levicorpus. Aquel hombre opresor que me había misgendereado y llamado Eneas, iba a pagarlas caro. Pero Wendy, la hottie mamasa que me acompañaba, ya se estaba encargando de él a su manera. Todo iba a salir bien para nosotras, las chongas más remil hottie del universo entero y más allá.

     

    Expelliarmus! — grité.

     

    No había literal nada entre Elvis y yo, justo luego comenzó a invocar un Gladius pero su varita salía volando por los aires, cuando el rayo que había apuntado hasta su cuerpo impactaba. Para asegurarme de que nadie pueda tomarla, conjuré lo siguiente en voz alta:

     

    Accio varita de Elvis!

     

    <<¿Cómo puede decir que este cuerpazo de mamasa ardiente es un hombre? Este tipo necesita lentes. Mejor le hago lentes de fuego en los ojos en cuanto me libere de estos otros fenixianos molestos — pensé — Sufrirán la furia de las Ángeles, que somos tan originales y auténticas, y poderosas que no le estamos dando un solo respiro.>>

     

    Cambié de posición a una pose épica mientras Hotter Than Hell de Dua Lipa comenzaba a sonar en mi cabeza para aumentar mi insaciable ego.

    • Me gusta 1
  15. Edea Fleamont

     

    Mis ataques hacia Arcanus habían salido sin ser interrumpidos. Mientras él se defendía, cambié de objetivo y me concentré en Elvis. Lo noté conjurando un silencius, era hora de que lo ataque inmediatamente luego.

     

    Silencius! — grité.

     

    Iba a pronunciar algo como Stre-, pero nada más pudo salir de sus labios. La niebla nuevamente me cubría a mí y a Wendy, qué lindo era estar vivos y poder usar esos hechizos mortios tan balanceados que hacían que (hipotéticamente suponiendo estabamos dentro de un juego) todo tan divertido y justo para todos. Era un placer.

     

    Vitae — volví a conjurar en voz alta.

     

    Otra vez uno de esos tantos lobos que había por todos lados (? cobró vida con las mismas características que los anteriores. Esta vez el objetivo principal era Elvis, que estaba colgado boca abajo pero aún mejor: el lobo saltaría para desgarrarle el cuerpo al máximo de sus capacidades.

     

    Todo iba saliendo como planeado, un fenixiano ya había caído al suelo malherido, y Arcanus había intentado destruir el Vitae pero necesitaba un rayo más para hacerlo. El Vitae logró hacerle una herida en el brazo izquierdo, donde estaba su varita.

     

    <<No podrán contra nosotras, las Ángeles de la Muerte. — dije, mientras me acomodaba el pelo re sesi>>

  16. Edea Fleamont

     

    Al fin los miembros de la Orden del Fénix habían atendido a su local destruido. Bueno, o al menos iban a intentar hacer algo al respecto. No eran muchos, pero la noche era larga. Sin importar la cantidad que aparecieran, íbamos a bajarlos uno a uno.

     

    <<Las 4 Ángeles de la Muerte llegaron para reclamar este lugar. No podrán contra nosotras.>>

     

    Sentí el dúlce néctar ¿? de la niebla cubrir mi cuerpo. Quizás no era necesario contar con tantos Vitaes defendiéndome, considerando la defensa que tenía encima. Al tiempo que lanzaba mi primer ataque, mandé un Vitae a Arcanus y el otro a Ernest, para que específicamente ataquen sus brazos, lastimando e imposibilitando

     

    Puse mi atención en mi primera víctima. Se trataba de Arcanus.

     

    — ¡¡Sectusempra!! — dije.

     

    El rayo viajaría hasta su pecho, para impactarle de lleno y causarle esas heridas tan comunes que ya sabíamos lo terribles que eran. Perfecto.

     

    — Absorvere — dije.

     

     

    Su muñeca derecha (la de Arcanus) se quebraría en el acto si no hacía nada para evitar la conjuración.

  17. Edea Fleamont

     

    Las estátuas que precedían a la siguiente sala parecían ser más que perfectas para lo que tenía en mente.

     

    — Vitae y... ¡Vitae!

     

    Los dos hechizos habían hecho cobrar vida a esas estátuas, cuyos dientes y garras se habían afilado más de lo normal, sumado a su aspecto que se había deformado hasta quedar considerablemente demoníaco. Aquellas estatuas animadas tenían la única misión de protegerme y de no ponerse en el medio de mis ataques. Sabía que mi magia era lo suficientemente fuerte como para que sigan esa orden tan poco compleja.

     

    <<Cuando nuestros rivales lleguen no se esperarán semejante emboscada.>>

     

    —¿Están listas, chicas? Los Ángeles de la Muerte llegaron para quedarse. Pobres de aquellos que intenten frenarnos. Y justo que hoy estoy con ganas de ver tripas decorar este asqueroso suelo...

     

    Mis compañeras eran muy hábiles, incluso más que yo. Pero yo siempre había sido la mejor para trazar estrategias y conseguir información. Era gracias a mí que estábamos ahí, en ese horario nocturno, listas para causar todo el caos que nos merecíamos causar. Las cosas iban a hacerse a nuestra manera cueste lo que cueste.

     

    <<Espero poder alcanzar a alguien con un Avada hoy... hace mucho tiempo que no mato un fenixiano.>>

  18. Edea Fleamont

     

    Esa madrugada de Enero las cosas iban a ser distintas. Me había preparado un vestilo de gala, combinado con un extravagante maquillaje, perfectos para la ocasión. Habíamos seguido el rastro e investigado por meses para dar con el paradero de aquel lugar. Me encontraba parada mirando hacia la patética puerta de The Hunters.

     

    — Déee Júnters, bleh.

     

    Lancé algunos conjuntos en el aire para que los pocos que pasaban por ese lugar no pudieran ver lo que estaba por hacer. Me remangué y toqué la Marca Tenebrosa. Ya no ibamos a tener que lidiar con esa molestia tan grande de tener a esos cazadores mediocres ***ién**nos todo el tiempo. Lo mejor sería provocarlos.

     

    Me acerqué hasta la puerta. Acaricié la superficie, haciendo un gesto de desaprobación. Bastó con hacer unas simples florituras para que aquella entrada ceda ante el poder oscuro. La puerta estalló en cientos de astillas que llenaron de polvo el lugar.

     

    Mis compañeras debían estar cerca, prontas por unirse a mí para desatar ese caos. La Marca Tenebrosa apareció en el cielo pocos segundos después. El vestíbulo era muy pulcro y luminoso, al contrario de la puerta.

     

    <<Sería una lástima que todo esto quede reducido a cenizas... o quizás no.>>

     

    Me conformé con patear algunos adornos y desacomodar todo lo que podía. ¿Cuánto tiempo teníamos que pasar destruyendo todo para que los fenixianos aparezcan? Las Ángeles de la Muerte estábamos listas para sacarles la sangre de sus cuerpos, quemarlos, hacer cualquier cosa que sea necesaria para satisfacer nuestra sed de asesinato. Para que aprendan de una vez que con nosotras no se tienen que meter.

  19. Las palabras de Elvis, pensadas amablemente para calmarme, habían tenido el efecto adverso. Para ser honesta, en ese momento cualquier cosa que me dijera me lo tomaría para el lado que mis emociones me dictaran. Porque parecía que todo lo que hacía era una reacción, a diferencia de la teoría que incansablemente indicaba que había que despojarse de toda emoción y actuar con cautela e inteligencia.

     

    Mi ataque había podido efectuarse. Sin embargo, noté un instante luego de conjurar ese Sectusempra que mi túnica negra había desaparecido.

     

    <<¿Qué...?>>

     

    La ropa que tenía debajo era una blusa muy finita de mangas largas con un pantalón cómodo y unas botas, con algunos adornitos de colores. No fue el hecho de sentirme más liviana lo que me hizo reaccionar, sino el dolor intenso que comencé a sentir en mi cuello.

     

    —¡¡KYAAAA!! ¡¡MORPHOS!!

     

    Habían pasado dos cosas al mismo tiempo. Por un lado, con mi mano izquierda, apreté con fuerza aquel "coso" que me estaba caminando en el cuello hasta matarlo. Resulta que era una asquerosa araña, que me había dejado una sustancia horripilante en mi palma. Al segundo, por suerte, esa sustancia se había vuelto mi túnica una vez más, que estaba en ese momento a un costado de mi cuerpo. Y por otro lado, mientras eso sucedía, había apuntado a la cinta que tenía en el pelo.

     

    Mi pelo ondeado y (ese día) verde pastel, cayó hacia un costado. La cinta tenía la masa perfecta para lo que había tenido en mente. El bezoar cayó sobre la mano que tenía la varita y lo consumí lo más rápido que pude. El miedo me corría aún por las venas, pero al menos no tendría que estar pensando en ese veneno.

     

    <<Sus ataques me están haciendo perder la cabeza — pensé.>>

     

    Mi nuevo tutor se había defendido con extrema precisión y gracia. Se mantenía con mucha calma, sin perder el control. Aprovechaba los tiempos de forma que todo encajara perfectamente. La tabla voló partida en dos hacia un costado. Elvis estaba intacto, y yo sucia, en el suelo, despeinada y con la túnica tirada a un costado.

     

    El perro ovejero seguía luchando contra las cuerdas e intentando acercarse a mi. Tanto que a los pocos segundos estuvo delante mío, a medio metro o un poco más, justo entre Elvis y yo, pero no podía hacerme nada ni molestarme en absoluto. Hablando de observar, noté que, entre muchas otras máquinas y pesas para hacer ejercicio distribuidas por la sala, por sobre la cabeza de Elvis, a unos tres metros, había una barra colgada del techo paralela al suelo. Esa barra debía pesar cerca de los 20 kg porque era de las más largas. Estaba agarrada al techo con una cadena que la conectaba a otra estructura metálica más pesada y fuerte. La masa de la cadena no superaba la capacidad del hechizo que tenía en mente.

     

    La cadena desapareció entonces, haciendo que la barra caiga con todo su peso sobre la cabeza de Elvis. No le haría un daño tan grave, pero sí debería atenderla o, en unos minutos, caería inconsciente por la fuerte contusión. Aquel Evanesco había sido lo mejor que se me había ocurrido dadas mis condiciones. En cuanto realicé mi último conjuro, el perro se transformó nuevamente en un largo sillón. Me mantuve en el suelo, aprovechando esa nueva cobertura que tenía frente a mí.

     

    <<Cualquiera ayuda será bienvenida — pensé, un poco aterrada por lo que podría hacerme Elvis en su siguiente movimiento.>>

     

     

    @

     

     

  20. El rayo de Athena me había impactado en el pecho justo luego de haber desarmado a Jank. Me había confiado mucho, una milésima de segundo donde había perdido la concentración habían sido más que suficientes para concluir en ese desenlace tan desafortunado. Era lo que me tocaba aquel día brillante, haber sido una parte pequeña de la batalla. Ya tendría otros grandes enfrentamientos donde demostrar que mi fuerza y conocimiento aún estaban ahí, en algún lugar. Quizás había pasado mucho tiempo, pero me sentía capaz de recuperar toda esa fuerza que había tenido años antes.

     

    Observé cómo Made iba a darle la varita a Jank, prendiéndose fuego al cruzar el Incendia Din <<Esta chica sí que quiere mucho a su compañero — pensé mientras me cag**ba muriendo ¿?¿?>>

     

    Me había servido como práctica ese encuentro e iba a estudiar y analizar todo lo que podría haber hecho mejor. Me enorgullecía ver a mis compañeros de la Orden del Fénix juntos trabajando para mejorar en el área de defensa como un equipo que éramos. Aún estábamos dispuestos a ser los mejores.

    • Me gusta 1
  21. Jank acababa de lanzarle un Silencius a Elvis. Creí que a lo mejor, era hora de darle una mano a mi compañero. Levanté mi varita, apuntando hacia el cuerpo de Jank.

     

    Expelliarmus — dije.

     

    El rayo rojo recorrió la distancia que me separaba con Jank. Él había terminado de conjurar otro Silencius hacia Elvis, y noté que había comenzado a invocar una espada. Mi rayo impactó en su cuerpo justo cuando eso sucedía. Su varita voló unos metros a su derecha. No dudé demasiado:

     

    ¡Accio varita! — grité.

     

    La varita de Jank volaría hasta estar mis manos. Era una estrategia bastante simple y efectiva — desarmar al rival para prácticamente dejarlo sin mucho que hacer. Los miembros de la Orden acostumbrábamos a ejercer esa práctica, antes que disparar maldiciones altamente agresivas. A veces servía la estrategia de desarnar, a veces no era suficiente. Quise creer que, en esas condiciones, era exactamente lo que necesitaba hacer. Por lo menos le daría un respiro al pobre de Elvis, que estaba siendo hostigado completamente por los ataques de Jank sin un poquito de descanso.

  22. Primero observé cómo Kassandra, que estaba cegada, intentaba más o menos apuntar en mi dirección un rayo que había salido para cualquier lado. No me preocupé mucho por eso y mantuve mi vista fija en Athena, quien se había protegido efectivamente de mi Sectusempra. Observé cómo Athena intentaba conjurar un segundo hechizo, pero supuse que no había sentido mi Floreus, por lo que de su varita salieron solo flores.

     

    <<Hay que tener más cuidado. El ritmo de la batalla es constante, fuerte. Apagar todos los sentidos, concentrarse completamente y no tener ninguna distracción, esa es la clave — pensé.>>

     

    — Expelliarmus — dije, apuntando hacia Athena.

     

    El rayo rojo estaba dirigido hacia su cuerpo. Escuché cómo un hipogrifo pasaba volando por el campo, y cada vez había más criaturas en medio del terreno. Las cosas se estaban poniendo un poco más divertidas con cada minuto que pasaba.

     

    — Corpus Patronus— exclamé.

     

    La criatura que planeaba invocar era un toro adulto. Necesitaba un escudo, algo que me salve de cualquier rayo que caiga desde la nada misma hacia mi cuerpo. No siempre era un buen momento para hacer un movimiento como ese, pero supuse que ese lo era — o al menos confié en que fuera a serlo. Con ese animal a mi lado sería un poco más fácil hacer cálculos y determinar quién sería mi siguiente víctima. La batalla avanzaba con cierta lentitud; sólo esperaba que mis acciones valieran la pena.

     

  23. La batalla estaba a pleno. Veía cómo los rayos, las criaturas y los conjuros intercambiaban posiciones en el aire, como si fuera todo un gran circo. Sostuve la mirada unos segundos hasta finalmente encontrar un objetivo para atacar. Se trataba de Athena.

     

    ¡Sectusempra! — grité.

     

    El rayo verde salió disparado hacia ella. Impactaría directamente en su pecho si no hacía nada al respecto. Continué haciendo florituras. La clave era insistir, presionar. No permitir que los rivales tengan tiempo de pensar en algo mejor que lo que yo había ideado para ellos.

     

    Floreus — susurré.

     

    La varita de Athena vibraría aceptando el efecto si todo salía como planeado. Teníamos que seguir presionando, insistir hasta desgastar completamente a nuestros rivales. Sentí esa adrenalina de la batalla recorrer mis venas acorde escuchaba los gritos y las exclamaciones.

     

    No estaba seguro de tener mucho control sobre el flujo de la batalla. Todo había comenzado hacía unos cuantos minutos por lo que me era imposible siquiera decidir si estábamos ganando o perdiendo. Pero yo haría todo lo posible en mis capacidades, así de oxidado como estaba, para impedir a toda costa que el resultado sea ese último.

     

    <<No puedo permitirlo.>>

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.