Prueba del Libro del Caos 1

[Jessie Black Lestrange]

Jessie sabía que sus acciones comenzaban a verse mermada desde el momento no qué sintió que su varita vibró de forma rapida anunciándolo de un hechizo que privaría su magia por un tiempo.

 

Suspiró pues sabía que pocas eran sus posibilidades y aún menores teniendo su propia magia en contra. Pues gracias al hechizo de Kaori ahora no era capaz de invocar a ningún señor del Caos.

 

Su hechizo no había logrado ningún efecto sobre su oponente y la resequedad en su garganta, gracias al veneno que Kaori le había arrojado encima.

 

Aferrando su varita con su mano izquierda Término de curar el Cinaede mandado por Kaori pensando en un efectivo episkey, tantos años impartiendo la clase de primeros auxilios le habían dejado demasiada práctica en hechizos curativos.

 

-Cinaede - murmuró apenas de forma audible apuntando en dirección de Kaori sabiendo que el veneno gaseoso extraído de los pétalos del pensamiento atacaría el tracto respiratorio de su contrincante impidiendole la respiración provocándole una trágica muerte.

 

La observó, pues sabía que no debía de ser dura con ella pero también debía de dar lo mejor de sí misma para poder salir de aquella prueba.

[Valky]

1d7

Señor del Caos:

[Valky]

Kaori.



Al parecer ese día estaba de suerte, quizá luego de salir de la prueba fuera en busca de un casino a hacer que sus galeones se multiplicaran. ¿Qué la hacía pensar eso? Fácil, Kaorí había invocado un señor del caos y para sorpresa suya, un enorme e imponente Señor del Caos se había hecho presente, con aquella aura caótica que lo hacía ver más temible de lo que en realidad era.



El poder del Señor del caos empezó a hacer su magia apenas se hizo presente en el lugar, sanando las inexistentes lesiones de la joven bruja. Sabía que el ente influiría en su magia hasta que desapareciera, pero por el momento no tenía de que preocuparse. Así que volvió a centrar su concentración en su oponente, que seguramente estaba aprovechando la distracción para terminar de sanarse.



Si Kaori fuera la misma persona de hace un par de años atrás, no le hubiera temblado la mano y seguramente hubiera dado el golpe de gracia y terminado con ese duelo, pero ya no era así, además de que la mujer a la que se estaba enfrentando era la tía de su novio y si llegaba a lastimarla de gravedad o lo que sería peor, si llegaba a matarla, Aries no se lo perdonaría y eso era algo que no podía permitir.



—Morphos —dijo entonces en dirección a la banca de piedra que estaba a unos cuatro metros de donde Kaori estaba de pie. La Banca de piedra se transformó de inmediato en una pantera adulta que tenía como misión proteger a su creadora. El enorme animal, empezó a caminar hacia ella hasta pararse a dos metros de la bruja



Acto seguido escuchó a la Black Lestrange contraatacar con un Cinaede, mismo que no surtió efecto en Kaori ya que el cantar de eleboro aún estaba haciendo efecto sobre ella. Así, una vez más la pelinegra permaneció ilesa.



—Floreus —Dijo entonces para que dé la varita de Jessie saliera un hermoso ramo de flores cuando conjurara el siguiente hechizo.



Sin bajar la varita, la Delacour permaneció atenta a las siguientes acciones de su oponente. A su lado izquierdo el egocéntrico Señor del Caos permanecía inmóvil, observando todo y a su derecha la enorme pantera no le quitaba la mirada de encima a Jessie.

[Arya Macnair]

1d7

[Arya Macnair]

Mientras sus heridas se curaban dos manos fantasmales la tomaron por las muñecas. Seguía buscando excusas para no mirarlo directamente a los ojos ¿pero cómo podría? se encontraba en medio de un duelo y necesitaba poner atención a su objetivo, Aries. Él hablaba y ella podría jurar que las palabras le dolían incluso mucho más que el ataque anterior, sentía que volvería a sangrar, a desfallecer, no le creía absolutamente nada y eso se notaba en la presión ejercida tanto en el maxilar como en sus nudillos, pálidos por la fuerza, quizás un poco más y partiría el mango de su varita. Por ello, tras el primer lo siento del mago, siendo poco consciente de su poder invocó al señor de caos , no quería causarle daño alguno pero estaba molesta y herida.

 

Un ser demoníaco y temerario surgió de una inmensa voluta de humo negro, energía acumulada del pecho de Macnair. Ésta criatura le miró mientras la mujer buscaba contra qué arremeter, fijaba la vista en la inmensa estatua de la Diosa Uzza, no muy lejos de allí, y musitando un Morphos la volvía un lobo adulto y ágil con fauces desgarradoras que merodeó a Black Lestrange gruñendo, amenazante, segundos antes de que éste le arrebatase la posibilidad de utilizar un absorvere por lo que durase el encuentro.

 

El señor del caos chasqueó su horrenda boca pues la bruja se encontraba sana y, pues, se sintió algo inútil.

 

Pero por mucho que intentó mostrarse indiferente, Aries sabía donde dar la estocada de gracia. Macnair enarcó una ceja, el cinismo desbordó sus ojos verdes ¿qué ganaba él hablándole de su nueva pareja? pronto sus mejillas se humedecieron y sintió aun más rabia por mostrar tamaña debilidad. Lo cierto era que cuando lo conoció no hubo sentido atracción porque fuese hijo de una Líder o hijastro de su peor enemiga y solo buscaba verle reventar. Arya vio en él la dulzura que le hacía falta en su vida, Aries resultaba ser una persona tranquila, temperamental y caprichoso como todo niño, a veces, pero siempre bondadoso con ella, con su hija. Aprendió a amarlo, ese fue el detalle, se permitió enamorarse y de un momento a otro el compromiso se volvió añicos.

 

—Strellatus. Gritó

 

Desgarró su propia garganta y los tímpanos ajenos, se removió, pataleó intentando zafarse de las manos que le apresaban. El señor del caos la observaba con desdén y asco, él debía acompañarle, ser su sombra, pero ella daba lástima como persona. El efecto sería inmediato, su rival se vería cegado por unos instantes que quizás voltearían la situación pero no le harían sentirse mejor, de eso estaba segura. Y de tanto removerse, inquieta, los jirones que alguna vez fueron una camisa dejaron relucir una sortija, algo tan simple y delicado que únicamente quien se la dio podría reconocerla. Ahora efectivamente sentía que podría odiarlo para siempre pero prefirió mentir.

 

—También lo lamento— habló por fin —evidentemente no fui todo lo que creíste que sería... pero eres feliz, ahora mismo, y es todo lo que debería importarte.

[Jessie Black Lestrange]

Observó a Kaori pues sabía que gracias. Su invocación del señor del caos se había visto libre del daño causado por Jessie. Suspiró y desecho esa idea.

 

Mientras ese señor del caos estuviera en el campo de batalla no podría atacarla ya que sus acciones no causarían daño alguno.

 

-Oppugno - murmuró en dirección a la pantera que Kaori había transformado a partir de un morochos -Ataca - ordenó sin miramientos apuntando en dirección a Kaori con su varita.

 

Vio como la pantera se revelaba contra quien la había creado a partir de una banca e iba directo a atacarla. Lanzándose directo a su mano dónde sostenía la varita y aunque estuviera su señor del caos... No evitaría ser lastimada aunque después sería curada por si invocación.

 

-Absorvere- murmuró apuntando a la mano izquierda de Kaori, escuchando cómo está sé rompía en sus huesos debido al hechizo de Jessie mientras veía sonriendo como la pantera seguía mordiendo y desgarrando la mano derecha de Kaori.

[Ky.]

1d10

Rueda del Caos

[Ky.]

La mujer pelirroja, a la cual en algún momento llegó a amarla tanto que le había dolido enterarse que no llevaban ni unos días separados cuando a ella ya se relacionaba de forma afectiva con una de sus tantas exparejas, había quedado sin poder romperle los huesos, y aún tenía el par de manos sujetándola fuertemente sin posibilidad de apuntar directamente, por lo que a su espalda a varios metros de distancia, pero aun así merodeándole escuchó el gruñido de un gran lobo que no había decidido atacar.

—De verdad quiero que tú seas tan feliz como lo soy yo, te amé tanto que me duele tener este duelo contigo. —dijo mientras movía de nueva cuenta su varita apuntándole a la joven, y antes de que ella le atacará volvió al ataque. —Séneca. —pronunció y en seguida la garganta de la mujer frente a él empezó a deshidratarse, permitiéndole soltar un último hechizo verbal que lo había cegado por unos minutos.

Aquella frustración y todas las energías de lo que su cabeza empezaba a creer sobre el hecho de que Arya Macnair le había sido infiel cuando aún eran algo le hizo acumular tal poder que invoco una Rueda del Caos. De esa manera lanzó un nuevo hechizo del cual no necesitaba ver a ninguno de sus rivales. Ya que aún el lobo de la Macnair estaba merodeándole.

—Absorvere. —se escuchó el crujir de los huesos de la mano con la que sostenía la varita la pelirroja pudiendo dejarla caer al suelo y de esa manera ya que seguía sujeta por las manos fantasmales no iba a poder levantarla. Al mismo tiempo se escuchaba el crujir del hueso de la pata delantera del lobo, aquel animal había sido su segunda víctima, de esa manera le impedía que pudiera avanzar con mayor rapidez. Si la demonio no se curaba aquellos huesos rotos los dedos de su mano con la que sostenía la varita quedarían inutilizables.

[Valky]

1d3

[Valky]

Kaori.

Cuando el Señor del Caos que había invocado la libró del veneno del Cinaede que Jessie le había enviado, se alegró de que hubiera aparecido o de lo contrario estaría muerta. El enorme ser la miró con desprecio luego de haberla salvado, como si no mereciera desperdiciar así su magia.

Al ser un ente muy caprichoso el Señor del Caos influyo en la magia de Kaori para que la bruja únicamente pudiera lanzar hechizos del bando mortifago, lo que sin duda limitaba las acciones que podía realizar en contra de Jessie.

Kaori lo apartó la mirada del Señor del Caos justo en el momento en que la Black Lestrange intentaba hacer que la pantera que había creado la atacara, más cuando pronunció el Oppugno, de la varita de Jessie únicamente salió un hermoso ramo de flores, eso gracias al floreus que la pelinegra le había lanzado, para evitar una situación como la que acababa de pasar.

—Absorvere —dijo la Delacour para que el efecto del hechizo rompiera violentamente los huesos de la mano en la cual Jessie estaba sosteniendo la varita, causándole un fuerte dolor que sin duda le complicarían el uso de la misma, si la bruja ignoraba por mucho tiempo el daño, la mano le quedaría inutilizable.

La pantera que había creado anteriormente lucía algo ansiosa por lo que le ordenó —Atácala— el enorme felino no dudó en abalanzarse sobre la mano y brazo que aún estaba ileso de Jessie.

Apenas había mandado a atacar a la pantera cuando sintió que su mano izquierda se rompía, gritó a causa del dolor producido por el absorvere que había impactado sin remedio alguno en su mano. El dolor era muy fuerte, pero podía soportarlo un poco más, por lo que blandió nuevamente su varita y volvió a repetir.

—Absorvere— El fémur de la Black Lestrange se partió violentamente a la mitad, si la bruja no se ocupaba de las heridas corría el peligro de que una enfermedad parecida a la gangrena la afectara.

Ahora su contrincante tenía la mano donde sujetaba la varita, rota, una pantera atándole la otra mano y brazo con sus enormes dientes y el fémur roto. Un cuadro no muy alentador.

Si los huesos de la mano le dolían de esa manera, no quería ni imaginarse por lo que Jessie estaba pasando en ese momento. Bajó la mirada hacia su mano y esta se había hinchado rápidamente, intentando no moverla demasiado, puso su brazo de tal forma que su mano reposaba sobre su pecho.