¿El último encuentro?

[Mei Black Delacour]

–Tsk.

 

El único sonido que había emitido se trataba de un chasquido producido con su lengua al darse cuenta que llegaba tarde al llamado que uno de los suyos había hecho. Diez minutos, ¡diez largos y tediosos minutos! No había podido sacarse de encima al funcionario del Ministerio que la había interceptado mientras caminaba por el Atrio en busca de la chimenea más cercana para poder salir ya de aquel lugar burocrático.

 

Por fin había salido, y ahora iba en dirección al callejón Diagon, en busca de aquel bendito negocio donde se estaba llevando a cabo la emboscada hecha por los mortífagos a sus chicos. Corría lo más rápido que sus piernas le dejaban, ayudada por el vestido que llevaba puesto, no tenía problema en avanzar rápido, a fin de cuentas era corto, y aunque llevaba tacos y una capa de viaje ondeando por detrás, no se había tropezado en ningún momento. Estaba tan acostumbrada a aquel vestuario que no le resultaba un problema.

 

Aukan, su varita desde que tenía once años, ya se hallaba en su diestra y en su rostro se hallaba una luz tenue que imposibilitaba a cualquiera ver sus facciones y reconocerla. Avanzaba a toda velocidad y decidió pasar por un callejón angosto que resultaba como atajo hacia su destino, pero mientras lo atravesaba fue que sintió una nueva presencia, haciendo que girara apenas su cabeza hacia la derecha y viera cómo un rayo viajaba a toda velocidad hacia ella, pero el mismo impactó en la pared, justo detrás de ella antes de que se detuviera repentinamente.

 

–Linda sorpresa, aunque es obvio que le atinaste a fallar al hechizo – dijo, intentando reconocer a la persona que se hallaba oculta entre las sombras, a una distancia de siete metros de ella –. Supongo que debo agradecértelo, ¿o no aceptarías tal trato?

 

Frunció las cejas en cuanto pudo verlo al fin. Se hallaba ni más ni menos que de uno de los mortífagos más peligrosos que hubiese conocido, que si bien no conocía su nombre ni su rostro, podía reconocerlo incluso a kilómetros gracias al poder de Uther the Ligthbringer que corría por sus venas. Lejos de tratarse de uno más, Near era alguien a quien la Delacour siempre había respetado a la hora de las batallas, por lo que sabía que no podría librarse fácilmente de aquella situación, aunque en parte, tampoco lo deseaba. Aquello ya le hacía correr más adrenalina de lo normal, su corazón bombeaba sangre y su sonrisa decían todo acerca de ella. Un duelo a vida o muerte, sin intervenciones, solo ellos dos.

 

Lejos de comenzar a atacar, la castaña hizo algo que sólo había realizado con una persona anteriormente, y que ahora se le sumaba otro: colocó su brazo izquierdo pegado a su cuerpo, su derecha por delante de ella y se inclinó en una evidente reverencia de respeto.

 

–Lealtad y Sacrificio – murmuró más para sí misma, sin quitar la sonrisa de su rostro y colocarse en posición para comenzar con el duelo –. ¡Sectumsempra!

 

De inmediato, un rayo salió en dirección a Near, el cual tenía la clara intensión de herirlo gravemente, aunque estaba segura de que eso no sería suficiente para que el mago cayera.

 

Un rápido vistazo bastó para tener un mayor panorama de la situación: el ancho del callejón no era mayor a ocho metros, y cada uno se hallaba de espaldas a una pared. A su alrededor, botes de basuras y algunas cajas con contenidos desconocidos que le llegaban a las rodillas a Mei; más precisamente, había un enorme contenedor de basura justo a la izquierda de la castaña, a unos tres metros, y unas tres cajas a su derecha; mientras que, del lado de Near, una montaña de cajas apiladas una arriba de la otra a dos metros del mortífago, y dos contenedores de basura al otro lado de él. ¿Usarlos en su beneficio? Podría hacerlo, siempre y cuando la situación se lo permitiera.

[Near]

"¿Podría ser posible?"

 

Aquella era la primera vez que no me cruzaba con un alto rango de la Orden del Fenix en un ataque. Mis compañeros, de menor jerarquía dentro de la organización, se podían arreglar perfectamente con un puñado de legionarios de la orden, por lo que me había limitado a mirar como se desenvolvían sin mi ayuda. Solo intervendría si alguno corría riesgo de muerte... o tal vez no.

 

De un segundo a otro sentí la llegada de alguien más. Una presencia mágica que estaba esperando desde el momento en que decidí emboscar a ese grupo de fenixianos. Me alejé de la batalla, mis mortífagos deberían defenderse solos mientras yo prevenía una catástrofe.

 

Me alejé, tanto como pude, en dirección al origen de aquella aparición y antes de llegar me adentré en un callejón oscuro. Mantener al recién llegado lejos de la acción daría una oportunidad a los míos de ganar su batalla sin mi ayuda.

 

Un estallido de ladrillos cerca de la fenixiana la alertó de mi presencia y detuvo su marcha, había mordido el anzuelo. Ahora solo debía mantenerla allí conmigo durante el resto de la batalla.

 

- Aceptaría cualquier agradecimiento, incluyendo el de un traidor a la sangre - Dije pensativo, casi para mi mismo -... pero esta vez no será necesario.

 

Pronto un rayo plateado salió disparado hacia mi cuerpo, precedido por el famoso lema de la orden: "lealtad y sacrificio".

 

- ¡Vitae! - atiné a exclamar, justo a tiempo para detener el rayo con una criatura creada a partir de las cajas de grueso cartón cercanas a mi - Tomaré eso del sacrificio como tu agradecimiento... - dije con una sonrisa.

 

Un gran cisne de cartón había levantado vuelo justo antes de que aquel sectusempra impactara, interponiéndose ante el rayo y recibiendo solo un gran corte en su pecho, el cual obviamente no sangraba. Sabía que no resistiría un nuevo rayo pero aun así mi orden inicial había sido seguir con su vuelo directamente hacia el cuerpo de Mei.

 

El ataque sería simple, no letal pero efectivo, como el cartón no podría causar heridas graves en el cuerpo de mi hábil rival, mi interés se había enfocado en limitarlo tanto como fuera posible. Con un gran cuello de cartón trenzado y fuertemente unido por la magia del vitae, el cisne enrollaría su cuello alrededor de la cabeza de Mei, tapando su boca y sujetándose fuertemente a mi rival. Con esto evitaría que cualquier otro hechizo verbal saliera de su boca, al menos por un tiempo.

 

Pronto el ave de cartón terminaría su recorrido de 7 metros hasta el cuerpo de mi rival, por lo que, para cerrar mi primer contraataque, levanté mi varita, me moví unos pasos a la derecha y exclamé.

 

- Sectusempra! - El rayo salió disparado hacia Mei con la misma furia que el suyo. De un amenazador color plateado, su finalidad de desangrar a la mujer era evidente a plena vista. Mi rival no podría defenderse efectivamente de ambos ataques. El rayo no podría impactar al ave, el cual mantenía un vuelo curvo por el flanco izquierdo, por lo que la fenixiana debería decidir entre sacrificar su sangre o su voz.

 

- Veamos que tan bien se te da esto del sacrificio - susurré sabiendo que sería escuchado.

 

 

[Mei Black Delacour]

De forma inteligente, el mortífago había usado aquel hechizo que no solo podía aprovecharlo como defensa, sino que también podía usarlo como ataque si llegaba a resistir lo suficiente. Y había resistido el impacto del sectumsempra, aunque ya había quedado algo maltrecho aquel cisne hecho enteramente de cartón grueso y trenzado, pero aún así aún no se había destruido del otro. Otro rayo más y el vitae quedaría hecho trizas.

 

Pero evidentemente Near tenía otro plan para su creación, pues inmediatamente se había dirigido a ella mientras el hombre se disponía a atacar nuevamente luego de moverse unos pasos a un lado. Tendría dos ataques encima, algo que no era ni por asomo una opción dejarse maniatar tan fácilmente.

 

Antes de que pudiese lanzar su segundo hechizos, Mei ya concentraba todas sus energías en un solo punto, su mano izquierda, la que tenía libre, y en cuanto estuvo lista justo antes de que el otro verbalizara su hechizo, la movió de tal forma como si le hubiese aplicado un empujón a algo. Acto seguido, la dirección que el vitae llevaba se desvió, interponiéndose justo a tiempo en la trayectoria de Near cuando éste comenzaba a lanzar su hechizo. Un sectumsempra que fue directamente interceptado por el cisne de cartón, el cual logró proteger a la castaña del rayo y a su vez, el vitae quedó hecho trizas al completo, pasando a ser sencillamente cartón destruido y ya sin forma.

 

Esta vez, una sonrisa de lado se dibujó en su rostro, pensando ya en el hechizo a usar a continuación. No podía darse el lujo de equivocarse, por lo que debía ir con precaución.

 

–El sacrificio se me da bien, aunque pocas veces llego a ello – respondió, agitando la misma mano que había movido antes, pero esta vez nada sucedía –. Tengo confianza en mi fuerza, ¿tú puedes decir lo mismo? – agregó, apuntándolo nuevamente con la varita – Corpus Patronus.

 

Justo frente a ella comenzaron a salir y unirse los hilos color plata que había invocado, hasta rápidamente tomar la forma de un animal real y, al cabo de un segundo, volverse totalmente corpóreo. Se trataba de un gorila de espalda plateada de un metro setenta de alto y lo bastante ancho como para terminar de cubrir por completo a la castaña. Inmediatamente el animal se dirigió a toda prisa a Near, dispuesto a atacarlo, aunque sin darle margen ni espacio como para que pudiese atacar directamente a su creadora.

[Monica Malfoy Haughton]

Duelo re-abierto a petición de uno de los duelistas.