Jump to content

Near

Magos Expertos
  • Mensajes

    1.341
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    4

Todo lo publicado por Near

  1. - Señorita black, si cree que unos temblores son algo extraño en este lugar, le aseguro que le queda mucho por descbrir de los Yaxley - no pude evitar sonreir ante aquella declaracion, a decir verdad, ni siquiera yo conocia del todo los limites de las locuras que sucedian en aquel lugar. Seria tal vez por que casi nunca me encontraba alli. - en cuanto a mi padre.... nunca se encuentra bien, no deberia preocuparse demasia.... - un nuevo estruendo resono n la manor y comprendi a que temblores se referia Goshi. Sin dejarme continuar, un nuevo grupo de personajes decidieron, por algun motivo, invadir los terrenos de la familia. Las cosas siempre pasaban rapido en aquel lugar, antes de que pudiera darme cuenta tenia a 3 desconocidos, a mi primo sosteniendo a mi madre desmayada y a un supuesta medimago atendiendola. Levante una ceja. - Quien eres... y quien te dio permiso para tocar a mi madre? - estaba a punto de empezar a disparar maldiciones para todos lados. - Podria al menos ver tu licencia de medimago? - De verdad aun te preocupa que orion este bien? - mire a goshi mientras señalaba a mi padre, subiendo tranquilo por la escalera pidiendo algo para tomar mientras Gatiux seguia el suelo.
  2. "por que nunca hay nadie cuando aparezco?" Al parecer siempre decidiaregresar a mi hogar cuando todos estaban de aventuras por ahi. Luego de aparecer en mi habitacion y no escuchar ruidos alrededor supe que estaba mas solo que mi padre en su busqueda de adeptos para reestablecer el dominio de la marca tenbrosa. Mire hacia la ventana, tentado de satar a los terreos como antes pero al final me decidi a tomar el camino largo. Baje por las escaleras mirando mi brazo izquierdo, la marca se veia apagada, casi borroneada. No habia pasado un minuto de esos meses en los qu no hubiera estado pensando en el fin de la guerra. La disolucion de aquella organizacion que perseguia mis mismos intereses. Negue con frustracion, si tenia que erradicar la plaga muggle del mundo solo, asi lo haria. Aguce el oido al bajar, un sonido particular venia desde la ventana, golpes que parecian demasiado ritmicos como para ser una rama dandole al vidrio. Me acerque rapidamente para comprobar si toda mi famlia habia quedado fuera de la manor por culpa de alguna maldicion o peor, si yo habria quedado atrapado por culpa de algun experimento de Orion. Para mi sorpresa la puerta se abrio sin problemas al tirar del picaporte. "Maldita sea, visitas... o peor.... alguna revision de aurores" ahora que la marca no tenia el poder de proteger a las familias del ministerio, las revisiones de aurores habian incrementado casi de manera exponencial. Mire a la bruja con cara de "largate" - En que puedo ayudarla? -
  3. - ... Kedavra! - el fogonazo verde iluminó la habitación por última vez. Desmemorizar magos siempre había sido ineficiente y después de perder la paciencia con aquellos extranjeros ilegales, había decidido que mi compañero de trabajo tendría un accidente. El trabajo en cooperación mágica solía ser sumamente aburrido y salir en busca de inmigrantes ilegales, con algún problema detrás, siempre era preferible a la tonelada de permisos que había que sellar y firmar. Aquella tarde no había contado con la paciencia suficiente y me había encargado del problema a mi manera -por las malas-, por lo que solo quedaba tapar todo. Transforme un gran mueble en un oso para que se encargara de los cuerpos y salí a la calle. Con una bocanada de aire fresco y un rápido vistazo a la casa simplemente desaparecí del lugar. Sabía que el animal volvería a su estado natural cuando todo pasara, y solo debería explicar por qué mi compañero había ido "solo" detrás de aquellos ilegales. Negué con la cabeza, buena parte de mi falta de tolerancia se debía a las continuas discusiones con Zoe, la muchacha se parecía más a mi de lo que esperaba. Osada, independiente. "Solo le falta mi disciplina" pense maldiciendo por lo bajo. Near siempre influía más de la cuenta después de una de nuestras peleas. Giré sobre mis talones visualizándome en el tejado de la torre de la manor, un estruendo acompañó el movimiento y entonces sentí un fuerte golpe en el pecho, como si algo me impidiese aparecerme. Abrí los ojos de golpe, el viento fuerte casi me cortaba el rostro. Estaba cayendo. De alguna manera no había podido llegar a mi destino en la manor, en vez de eso había aparecido en medio del aire sobre el bosque que rodeaba los terrenos familiares. Aferre mi amuleto de vuelo para frenar la caída unos metros antes de tocar el suelo. Me incorporé como pude, algo sobresaltado por el suceso. Apenas pude captar un brillo turquesa que se deslizaba rápidamente a mi lado y desaparecía a mis espaldas, aunque cuando volteé ya no estaba ahí. "¿un patronus?" tensé los músculos y deje aparecer mi varita en la mano izquierda "lo último que necesito son miembros de la orden merodeando mi hogar". Nada sucedió. Fije la vista en el suelo y cerre los ojos por unos segundos. Solo estaba algo paranoico por lo que acababa de ocurrir. Al volver a abrirlos pude ver el collar de Zoe -que por alguna razón siempre usaba como pulsera- tirado en el suelo. Lo tomé, algo alarmado y volví a intentar aparecer en la manor. Crack Apareci en la entrada del salón principal, todos parecían estar ensimismados con algún tipo de conversación seria. Busque con la mirada sin saludar. Zoella no estaba. - Alguno vio a.. - comencé con tono serio, pero no hizo falta seguir. Mi hija bajó con algo en las manos y se tiro en uno de los sillones. Respire aliviado. - ¿Ese es MI pensadero? - exclame con un falso enojo. Quería remarcar que me molestaba que tomaran mis cosas sin permiso, pero lo que acababa de suceder no dejaba de dar vueltas en mi cabeza. -¡¿... De de que se supone que va esta reunión en torno a mi pensadero?!
  4. Near

    Awkward.

    Era el momento que esperaba. Sabía que su cuerpo no podría aguantar demasiado con el potente veneno de la avispa marina recorriendo sus venas. La hechicera cesó su ataque por completo y le apuntó a una rata (? para transformar una piedra (? en lo único que podría salvarla de una muerte segura. Un bezoar. "Si hubiera llegado a impedirlo esto ya habría terminado.... claro que no habría forma de que me diga su nombre" pensaba lamentándome por no haber tomado ventaja antes de aquella situación. - Morphos! - exclamé por tercera vez, esta vez adelantándome a cualquier contraataque la bruja pretendiese realizar. Inmediatamente despues de su encantamiento transformador, mi propio encantamiento hizo efecto en su otra bota. Trasformándola en una viuda negra prendida a la parte trasera de su tobillo, la cual rápidamente envenenó a mi rival una vez más. - Vamos... ya te estabas acostumbrando a la sensación - Dije con sorna mientras la bruja transformaba otro objeto en un animal listo para atacarme - Deja que Scarlett, te de otro besito de bienvenida - Le apunté al perro que se dirigía hacia mí. - Oppugno! - Esta vez el hechizo afectó directamente la mente del animal, sabía que no iba a ser difícil controlarlo por un buen tiempo, al menos hasta que el hechizo perdiera potencia y la muchacha se decidiera a recuperar el control sobre su perro. El pitbull trastabilló a medio camino y giró para atacar la bruja, a quien intentaba pavonearse en vano. - Ocupate mejor en deshacerte de tu propia creación, luego hablamos sobre que pasará cuando me hayas dicho tu nombre - rasqué mi sien con la mano libre - Nikki... A pesar de su nueva situación, más complicada que hacia solo unos minutos, la mujer estaba dando pelea. Jamás lo admitiría.
  5. Near

    Awkward.

    "Me está desafiando?" pensé al ver como se acercaba y lanzaba su camiseta hacia mi "bueno, ya estamos en un duelo No tendría sentido desafiarme dentro de un desafío" levante una ceja ante el gesto ¿como respondia aquello? Provocarla haciendo una seña para que se acercara ya no me servía, ya estaba cerca. Entonces no podia desafiarla ante su desafío dentro del desafío que ya estaba en curso todo aquello era simplemente Awkward. Retrocedí unos pasos mientras rozaba mi hombro con la varita. Rápidamente mi gabardina comenzó a cambiar de forma. -Morphos! - había exclamado para que esto sucediera. El pesado abrigo se convirtió rápidamente en un halcón que se interpuso entre el rayo desarmador de la hechicera y mi mano. Nada le sucedió, el animal no tenia ningún tipo de arma y aquel rayo no podría herirlo. Casi sin inmutarse giró en su vuelo para dar una vuelta sobre mi. Su única orden era defenderme. "La atacare mientras intenta librarse del veneno" pensé y me preparé para lanzar un rayo contra ella. Para mi sorpresa, la muchacha volvió a atacar. Sin decir palabra, un nuevo rayo salió de su varita, pero mí halcón volvió a interponerse en su camino. "Todos los cuerpos tienen un límite" pensé, sabiendo que no podría forzarse mucho más a resistir el veneno. Un fuerte mareo me recordó mi propia condición. Había estado perdiendo sangre desde que las cuchillas habían atravesado mi torso. Desistí de atacar. "Episkey" pensé entonces, procurando sanar por completo antes de seguir aquel enfrentamiento. Ya no tenía heridas sangrantes y mí halcón seguía vivo. Ahora en el suelo sin poder levantar vuelo por aquel embrujo. La brisa gélida de londres se colaba entre los cortes de ni camiseta con la manzana. - Creo que ya deberías ir pensando en revelar tu nombre real...
  6. Near

    Awkward.

    Además de las palomas, había un par de ratitas recorriendo los rincones del lugar, aunque a ninguno de los dos nos importaba la fauna autóctona del puente. No estaba seguro de como había sucedido; antes de poder atacar a la bruja, ésta se había encargado de amordazarme con una serpiente. Cerré un ojo y tensioné el cuerpo esperando la mordida del animal, pero aquello nunca sucedió. ¿Es que estaba siendo demasiado suave conmigo? Confiarse con un mago que lleva años batallando no era la mejor estrategia. Aunque eso ella no lo sabía... o si. Miterio. Entonces pude ver lo que se esbozaba como un ataque, aunque de su boca no saliera palabra alguna. La mujer me apuntaba con su varita y luego de un rápido movimiento una lluvia de cuchillas salió disparada hacia mi cuerpo. Mi reacción fue rápida, casi instantánea. Con la serpiente apretando mi cuello pero aun en posesión de mi varita hice lo más lógico que se podía hacer en ese momento. Nada. Las doce medialunas impactaron al mismo tiempo, o al menos una buena parte de ella, bañándome en cortes tanto a mi como a la serpiente. Si bien no eran heridas de gran profundidad, el animal no sobrevivió, cayendo al suelo y volviendo a su forma de pañuelo todo rasgado. Sonreí mientras apuntaba a la muchacha y cortaba el aire con la varita. - Morphos! - Mi objetivo era su camiseta de CC. Con mucho pesar convertí la prenda en una gran avispa marina, con sus 60 tentáculos enrollados en el torso de la bruja. Su campera de cuero seguía sobre el animal y lo presionaba contra el cuerpo de Evedhiel. Cada filamento venenoso de aquellos largos tentáculos se clavo en la piel de la bruja para envenenarla. Fuera de su ambiente natural, la avispa marina murió casi al instante, volviendo a transformarse en una camiseta intacta, que cayó al suelo poco después. Mientras eso ocurría, había retirado de un manotazo las cuchillas cortantes que permanecían clavadas en mi cuerpo. Ya tendría tiempo de curar aquella herida luego.
  7. Near

    Awkward.

    - Bien, si no puedo averiguar su nombre por las buenas, tendrá que ser por las malas - susurré con los labios ocultos tras un pañuelo, que cubría mi cuello a modo de bufanda, Hablaba conmigo mismo, al momento de aparecer sobre aquella plataforma en una de las torres del conocido puente londinense. Mi varita se agitaba nerviosa dentro de mi gabardina negra, aguardando en un bolsillo interno el momento de entrar en escena. El abrigo, completamente abotonado cubría una camiseta gris con el dibujo de una manzana mordida. Solo me faltaba la barba tupida y una cámara fotográfica para ser el orgullo de mi padre. El lugar parecía demasiado pequeño como para intentar grandes cosas en aquel enfrentamiento, No podría moverme demasiado si no quería terminar siendo víctima de mi propio equilibrio. Despejé mi frente de un par de mechones blancos pasando la mano sobre mi cabello y tirándolo un poco hacia atrás, sabía que volverían a caer sobre mis ojos en algún momento. La muchacha parecía decidida a enfrentarme sin importar el resultado, era una buena actitud para empezar. - Vamos a darle un toque interesante a esto... - agregué mientras se giraba e incliné mi cabeza para emular una reverencia, una costumbre que jamás perdería - si gano por fin me dirás tu nombre real. Tenía el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos activo, dejando que nuestras voces protegidas contra cualquier visitante del puente. - Protego! - exclamé, provocando que el rayo se perdiera dentro de un escudo mágico justo delante mío. Mi varita había saltado a mi mano justo antes, al parecer estaba aun más ansiosa que yo por iniciar aquel combate. - Si ganas, tu decides - finalicé mientras apuntaba directo a su pecho - Expelliarmus! - Había desviado mi ataque en el ultimo segundo y el rayo iba dirigido a mano con la que sostenía su varita. No quería arruinar aquella imagen de la cantante muggle.
  8. La presencia de los dementores en el lugar me había distraído casi había olvidado que estaba en un combate mano mano con la vampiresa mientras veis acercarse a aquellos seres a nuestra posición. Hayame parecía haberse ocultado en un principio, no sin antes lanzarme al suelo. La caída me devolvió a la realidad. Despejé mis ideas y mientras levantaba mi varita, la muchacha se encargó rápidamente de convertir mi camisa en una pequeña araña. - Orbis bestiarium - Pensé, sacándome el animal de encima para luego levantarme y mirar a mi alrededor. La arañita tenia la orden de perseguir a Hayame, quien se dedicaba a lidiar con el dementor. SE había hecho intangible pero estaba seguro que huir a la habitación de al lado no era la mejor idea. De todas formas haría lo mismo. - Salvaguarda mágica - Hacerse intangible sería lo mejor. Era la solución que habíamos planteado en aquella tarea del profesor. Uno de los dementores se había acercado demasiado a mi posición por lo que no podría escapar hacia ninguna de las paredes. Cerré los ojos y me lancé hacia el suelo, atravesándolo. Crack. La corta caída hacia una de las frías mazmorras subterráneas del castillo me costó una fractura en el tobillo. Si quería salir de allí seria un problema. Utilicé la curación que Keaton nos había enseñado hacía solo unos instantes. El amuleto brillo unos segundos y mi tobillo volvió a su estado normal. Me levanté con pesar para buscar una salida de aquel subsuelo.
  9. Vengo con una nueva duda. Mi rival - ya se que no es 1vs1 pero bueno, por ahora es mi rival - hizo su tercer posteo y simplemente rolea que el dementor la busca. Como que todavía no la vio. ¿Es válido? ¿No hace falta defendernos con magia si o si? Espero la respuesta para saber si sigo peleando con ella o puedo considerarla incapacitada. Gracias por la respuesta anterior
  10. Bien, aquello había resultado más fácil de lo que esperaba. La pelirroja se había encargado de desviar mi segundo ataque, era lógico que no considerara aquellos cortes superficiales tan graves como para desperdiciar sus preciados milisegundos entre mis hechizos para defenderse... o si. De alguna manera Hayame había considerado utilizar la única oportunidad de curarse con aquel amuleto para cerrar aquellas heridas poco profundas. Me había incorporado poco antes de que aquello sucediera y caminaba de lado a lado sonriendo como quien va ganando en una partida de ajedrez. - Oppugno - Había pronunciado justo después de que sus aves aparecieran y les había ordenado atacarla exactamente de la misma manera. Si la seguía lastimando y obligándola a curarse y defenderse, no pasaría demasiado tiempo hasta que Hayame cayera. Rodeé el mueble mientras le apuntaba, asomando a unos metros por el costado de este. Era obvio que el trasto de madera no iba a servirle de protección todo el encuentro. Sin dejar de apuntarle y sonreir volví a pronunciar, casi de manera cantarina. - Sectusempra - El rayo Salió disparado a su muslo, bien a la vista y suficientemente lejos de su cabeza como para no impactar en las aves. El amuleto parecía apagado.- Si, definitivamente hubiera preferido reservar eso para después. Puedo hacer esto todo el día -
  11. Había sido arrancado del seno de aquel nido de dementores por mi profesor. Justo en el momento en el que empezaba a divertirme, toda la emoción volvía a cero. Aquello no duró demasiado. Miré hacia ambos lados en cuanto el Ravenclaw nos daba nuestras nuevas indicaciones, una gran sonrisa había aparecido entre mis labios a pesar de mis intentos de ocultar aquello. Entonces me quedé helado. Un gran temblor me corrió por la espalda mientras Keaton mencionaba la organización de los equipos. Tendría que atacar a Maida y Aaron. Apreté el puño con fuerza y cerré los ojos al mismo tiempo que la sonrisa se desvanecía por completo. "solo es parte de la prueba" me dije con pesar, intentando desligarme por unos instantes de aquel impulso que casi me lleva a argumentar en contra de aquella decisión. Resoplé, ahora lo más esperado de aquella clase sería más un reto que un "premio", como lo había visto inicialmente. De eso se trataba, superar aquel tipo de retos era lo que nos había llevado hasta donde estábamos. Miré el castillo con detenimiento y en cuanto Keaton terminó de contar, me lancé hacia el interior del castillo. Hayame parecía tan emocionada como yo en un principio, claramente no le molestaba enfrentarse a su amigo. Había dejado que mi ropa volviera a ser la de antes, una capa de viaje con una camisa ligera debajo. Solo portaba los anillos y el amuleto además de aquella ropa, ni siquiera llevaba calzado. Habiendo entrado casi todos al mismo tiempo, solo necesitaba encontrar una buena posición. En una de las esquinas del salón principal, lejos de puertas y ventanas, con un buen angulo de visión, me preparé para atacar. Entonces la pelirroja se adelantó a mis movimientos silenciándome ¿Había dudado mucho? Si, lo había hecho, solo debía relajarme y dejar salir aquello por lo que siempre había vivido. Levanté la varita mirando a Hayame con una mueca socarrona y sin previo aviso salieron disparadas hacia ella 12 medialunas plateadas, sumamente afiladas. Para esto solo había necesitado pensar "seccionatus" mientras le apuntaba. Nos encontrábamos a menos de 7 metros por lo que el grupo de medialunas no se dispersaría demasiado antes de impactar, como mucho algunas romperían la ventana detrás de la vampiresa. El efecto del silencius había pasado y mi voz había vuelto a la normalidad. Mi varita cortó el aire en un nuevo movimiento casi tan rápido como el anterior, apuntando una vez más al pecho de Hayame. Debería ser rápida si pensaba defenderse de dos ataques juntos. - ¡Sectusempra! - Exclamé lanzando un rayo plateado hacia su torso. De impactar, este le provocaría una herida mortal que requeriría tratamiento urgente. Necesitaba reducir el número de rivales al mínimo y Hayame había sido la primera en llamar mi atención - Nada personal, lo juro - agregué en voz baja.
  12. Hola!.. pensé que no iba a necesitar postear aquí porque todo en la clase me venia quedando bastante claro. Pero bueno. Dado que no me pensas dar pelota prestar atención en Whatsapp voy a dejar algunas consultas acá: 1) tu regla dice: Pasadas 12 horas, si su rival no responde, pueden crear una bestia mediante Morphos para atacarle. De esto se puede deducir que si tenemos un "rival" es porque ya lo hemos atacado. Si pasan las 12 horas sin que este responda veo que podemos volver a atacarlo "solo con morphos". Pero ¿aquello a lo que no respondió se considera igualmente ya impactado? 2) otra de las reglas dice En el tercer posteo de cada uno, van a ser atacados por un dementor. NO pueden usar el Expecto Patronum. ¿Que pasa si en vez de defendernos decidimos que dicho ataque impacte? ¿Que efecto genera el ataque del dementor? ¿muerte instantánea?¿perdida de acciones?¿herida? 3) Siendo que actuamos como neutrales ¿puedo usar disparo de flechas// seccionatus de manera indiscriminada? ¿o debo respetar la contraparte de mi bando?
  13. La respuesta de la pelirroja no me había sorprendido. Me imaginaba que teníamos la misma afición por la destrucción masiva en cuanto la escuché hablar, aun así nuestro principal oponente no podía destruirse - en teoría -. Había comenzado a preguntarme hasta que punto los dementores serían inmunes a la muerte. Claramente eran tangibles, por lo que estaban compuesto de alguna clase de materia y no existía nada en el mundo que no pudiera ser consumido por el fuego maldito. - Lástima que el fuego maldito no esté entre nuestras opciones - solté cavilando sobre las opciones que teníamos aparte del tan conocido Patronus. Si bien podría utilizarlo debido a mi estudio intensivo de la magia oscura, impartido por mis antiguos maestros mortífagos, no debía exponerme como tal. Negué con la cabeza, no estaba seguro de cuan conocedora fuera mi compañera sobre aquel tipo de magia, si bien no pertenecía a la Marca tenebrosa, aquello no le impedía tener ciertos conocimientos de magia negra. Me giré de golpe y pude verla allí sentada en una roca. La vampiresa era silenciosa cuando quería, a pesar del escándalo que había armado con el profesor hacía solo unos instantes. Parecía estar sumida en pensamientos no muy felices, seguramente la atmosfera empezaba a llenarse de la negatividad típica que sigue a aquellos seres oscuros, me encantaban. Hayame se jactaba de no tener alma, pero si podía discutir con tanta pasión ante el Rvenclaw, claramente podía sentir todo tipo de emociones. No era momento de ponerme a analizar las fortalezas y debilidades de la hechicera, comencé a caminar directo hacia la cueva. Chasqueé mis dedos sin hacer demasiado ruido. - Tienes razón - dije en voz alta, desde lejos, usando el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos para que solo Hayame me escuchara. Las avalanchas aun eran un riesgo - Entramos, hacemos todo el daño posible a la cueva... los golpeamos con algunos animales brillantes - "¿cual será el patronus de un vampiro?" pensé "¿tendrán recuerdos felices?¿su primera mordida en un cuello?" reí entre dientes -... y nos vamos- finalicé tras la breve pausa. Una vez más no la esperé. Ella me había dicho que dirigiera la marcha y se notaba que no esperaba, ni necesitaba, ningún tipo de caballerosidad. Mejor para mi, no me gustaba andar con contratiempos y detalles. Con mi varita en mano ingresé a la cueva. Rápidamente iluminé el lugar con una gran bola de luz flotante. El nido de verdad era pequeño - ¿es que keaton nos estaba protegiendo?-, solo un par de dementores se giraron rápidamente y se abalanzaron en dirección a la entrada de la cueva. - ¡Expecto patronum! - exclamé justo después de anular la protección del anillo, quería que mi exclamación resonara por todos lados. Un gran águila se formó delante mío y embistió a uno y otro sin parar mientras me encargaba de lanzar rayos en todas direcciones. Confringos y deprimos salían disparados de mi varita intentando generar el derrumbe más grande posible.
  14. No estaba seguro si debía intervenir en aquella discusión interminable. No estaba de acuerdo con aquellos que buscaban discutir con cualquier profesor, sea como fuere, el veredicto final siempre estaría del lado del educador. La actitud de Hayame no me había gustado pero intentar frenar aquello sería una falta de respeto para con el Ravenclaw. El sabía lo que hacía. Bufé justo antes de que la acalorada conversación terminara. Acomodé mi cabello, despeinado por la fuerte y gélida ventisca que azotaba la montaña, y volví a cruzarme de brazos, esta vez con la varita en una de mis manos. Levanté una ceja ante el comentario de mi compañera de equipo. No recordaba haberla mirado mal, a pesar de no estar de acuerdo con su actitud superada ante la autoridad, en este caso nuestro profesor. Incluso estaba seguro de haber sonreído al rechazar aquel sandwich, por muy descolocado que fuera el ofrecimiento. - Seguro fue el horario - musité casi interrumpiendo aquel comentario sobre las malas miradas -no suelo mirar mal, prefiero discutir de una forma totalmente distinta. No querrías llegar a eso. Hice girar la varita entre mis dedos dejando el resto del mensaje al propio entendimiento de mi compañera. Aquello de no tener alma no me terminaba de convencer pero estaba seguro de que ningún dementor nos haría daño. - Muy bien... no creo que necesitemos gran organización para esto - atiné a colocarme el Anillo Detector de Enemigos y esperé que Hayame hiciera lo mismo - Con esto, solo necesitamos ir al sur y esperar a sentir a los dementores. Miraba con atención, no sabía si la bruja se colocaría el anillo en la mano o no. Por lo que había escuchado del Ravenclaw podría esperar cualquier tipo de uso. "Como sea con el mío bastará" pensé divertido. Me volví hacia Maida y Aaron, ellos irían a un supuesto nido "grande" de dementores, no estaba seguro de como me sentía al respecto. - Tengan cuidado chicos - Toqué luego el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos pensando en que solo Maida y Aaron pudieran escucharme. - En todo caso, en ambos grupos tenemos una carnada. Comencé entonces a caminar hacia el sur de nuestra posición sobre una gran cresta nevada, era más que probable que Keaton nos hubiera dado la ubicación correcta, su principal objetivo era que nos topemos con esas criaturas. Asumí que Hayame me seguía bien de cerca, ella mismo había dicho que me encargara de liderar la marcha contra aquellos seres. Solo quería terminar rápido con la misión y pasar a la prueba final. Un escozor de adueño de mi brazo, sabía que estábamos cerca. Me giré solo para comprobar que la vampiresa no estuviera apuntándome en ese momento, nada me aseguraba que él enemigo no fuese ella. Entonces los ví, nos habíamos pasado unos metros, pero al parecer una pequeña cueva detrás nuestro albergaba aquel nido de Dementores. - Es lo bueno de verlos antes que ellos a nosotros - Estaba listo para atacarlos con magia pero se perdería toda la diversión si no usaba mis nuevos poderes - No creo que vaya a influir, pero ¿que te parece entrar allí completamente intangibles, ponernos en medio del nido y destruir absolutamente todo? - Nada me indicaba que la pelirroja fuera a hacerlo pero yo definitivamente lo haría, con o sin ella.
  15. Escuché hablar al profesor. Al parecer llevábamos la misma ideología sobre la Magia. Asentí al escuchar el comentario sobre sus expectativas para el final de la prueba, estaba dispuesto a demostrar que podía dominar cada objeto y hechizo contenido en el libro. Solo restaba ir conociéndolos uno a uno. Me giré para mirar a mi primo Aaron, al parecer había quedado algo rezagado, maldije por lo bajo por no haberlo notado. Estaría más atento desde aquel momento en adelante. Un pequeño cambio en el curso de la clase no se hizo esperar. Ahora el protagonismo lo tenían aquellos anillos en los cuales no había reparado lo suficiente, al parecer eran más útiles de lo que parecían a primera vista. Me crucé de brazos y, mientras escuchaba la explicación, empecé a suponer que Keaton había escuchado cada susurro de sus alumnos en la clase. Aquellos pequeños comentarios en voz baja entre nosotros y los de aquella hechicera, que parecía poco predispuesta a caerle en gracia al profesor, hacia su amigo. Negué con la cabeza, al fin y al cabo no había dicho nada impertinente desde que había llegado. Aun así tendría más cuidado. Una vez más el ave se acercó a nosotros, tenía ya mis anillos colocados - uno en cada mano - y era hora de enfrentarme a una pequeña prueba. Cerré los ojos al ver el destello que nos transportó a distintos lugares en la montaña. Un segundo después estaba solo. Mi primer impulso fue buscar al resto de mi familia. Use el anillo de escucha, tocándolo y pensando en encontrar las voces de mis primos. Nada. Entonces comencé a prestarle atención a los consejos del Ravenclaw. "Heridos... muggles" Una mueca de asco se formó en mi rostro, tieso por el frío. Era parte de la prueba, debía acceder a eso por mucho que me disgustara. Una vez más me concentré al tocar el anillo de escucha, esta vez pensaba en encontrar voces humanas en las cercanías. Pronto detecté unos quejidos y un intento vano por usar un radio - un aparato muggle que intentaba imitar nuestros encantamientos comunicadores - para pedir auxilio. Avancé con rapidez hacia el sitio. No me preocupaba caer, tenía puesto el amuleto volador del libro del aprendiz. Luego de avanzar unos metros, me topé con una pareja muggle. La mujer estaba herida, pronta a perder el conocimiento, refugiada de la ventisca por una pequeña hendidura en la roca helada de la montaña, su compañero era quien intentaba usar aquel aparato. Sobre ellos, una gran pendiente cubierta de nieve parecía perderse camino a la cima. Mantuve la distancia. Intentaría ayudarlos sin que me detectaran, tampoco podía violar el estatuto si no quería problemas con el ministerio -Tenía planes mucho mas importantes que llevar a cabo primero -. Era momento de emplear el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos. Noté que la mujer yacía inconciente y me acerqué. - Imperius! - exclamé a viva voz probando el poder del anillo. Nada ni nadie me escuchó. La maldición imperdonable afectó al hombre, a quien obligué a dejar el radio para intentar hacer una precaria fogata con algunas ramas semi-congeladas. No serviría, pero no necesitaba que sirviera, aun bajo el efecto de la maldición lo obligué a cerrar sus ojos mientras forzaba las ramas unas contra otras. - Incendio - dije intentando controlar la llama que salía de mi varita. La madera se prendió de una vez. Aun fuera de la vista del hombre. Miraba con nerviosismo la pendiente cubierta de nieve. Al parecer, mis hechizos no provocarían un desprendimiento. Esperaba que el Muggle no fuera lo suficientemente tonto como para gritar. - Ennervate - Grité una vez más. Para devolverle la conciencia a la mujer y luego curar sus heridas pensando en un episkey. Sabía que no podía usar la curación del libro. Keaton nos lo había prohibido de momento. Me mantuve lejos,para que la mujer no me viera al despertar y liberé al muchacho de la maldición. No estaba seguro si los había ayudado lo suficiente. Aun así, estaba listo para aparecer como si fuera otro escalador, si llegaba a ser necesario. Solo quería sacarme a esos Muggles de encima. Mis pensamientos viraron a Maida y Aaron. Esperaba que ninguno estuviera en problemas.
  16. Maida y Aaron no habían tardado en aparecer por lo que entramos casi juntos al Coliseo. El lugar parecía ideal para una buena tanda de batallas mágicas. Recordaba con un poco de nostalgia aquella época donde mi vida se basaba en ir de batalla en batalla, Ottery se encontraba tan pacífico, tan sumiso, que hasta esperaba que la Orden del Fénix se animara a salir de nuevo a las calles. Jamás emitiría aquel pensamiento en voz alta. Una victoria, debía mantenerse como tal. Un pinchazo en las costillas me arrancó de mis pensamientos. La Bambina bromeaba acerca de Aaron, sin notar que venía justo detrás. - No creo que haga falta - le sonreí, mientras veía a mi primo apoyar su frente en el hombro de Maida. Asentí a modo de saludo. Era demasiado temprano para desatar cualquier tipo de verborragia. - No llegué a escuchar cuando se presentaron - afirmé mirando al semi-dormido Aaron, el horario lo justifcaba - así que será cuestión de averiguarlo durante la clase... o no. Rechacé el sandwich con un gesto de la mano y una media sonrisa. La tensión en la mirada del profesor era notoria, no entendía como la hechicera no había reaccionado antes a aquel lenguaje corporal. Tal vez simplemente no le importaba. Como era de esperarse, el Profesor interrumpió toda conversación con su presentación y dejó bien en claro que la actitud informal de la bruja no le gustaba. Negué con la cabeza, esperaba terminar con la clase lo antes posible, no quería estancarse en uno de los primeros libros. Puse una mano en el hombro de Maida y otra en el de Aaron en cuanto el lazo de Seda nos rodeo. No había terminado de deducir lo que pasaría cuando una agitada desaparición nos trasladó al Everest. - Lástima, me gustaba el coliseo - dije conteniendo los temblores. Mi pesada capa de viaje era muy útil en aquellas situaciones, solo restaba engrosar la tela de mi pantalón. Un movimiento de varita lo solucionó. Me ayudé además con el "Casco Burbuja" para no perder el aliento en aquel lugar tal y como lo había recomendado el Ravenclaw.. Miré a mis primos, solo para asegurarme de que ambos habían hecho algo similar. Levanté una ceja al escuchar a la muchacha de los sandwiches. Menospreciar la magia, solo por no parecer compleja y entrincada era el error más enorme que podría cometer cualquiera que decidiera entrar en una batalla. Había derrotado a cientos de magos durante la guerra de bandos usando hechizos tan simples como un expelliarmus o un sectusempra, y Había visto Fenixianos lo hacer nada con un Cyclone Máximus en su mayor expresión. - No sabes lo que dices - susurré dejando que solo mis primos me escucharan, justo antes de levantar la voz y dirigirme al Ravenclaw - La salvaguarda mágica es el único hechizo del libro que llama mi atención. Parece magia más avanzada que todo el resto de los hechizos que figuran allí. La única que manipula la materia de una forma que no había visto antes. Hice una pausa, no pretendía revelar más información de la necesaria en cuanto al uso que podría darle. - Supongo que ser intangible, más allá de poder evitar ciertos ataques - carraspeé - no es que en Ottery se ataque demasiado a nadie en estos días, resultaría útil en muchísimas áreas de investigación mágica. En especial cuando se debe acceder a lugares completamente sellados, donde no podría aparecerme por no conocer su interior. "matarnos entre nosotros" pensé mirando el suelo. Sonaba como suenan los primeros en caer durante una batalla. "Demasiado confiada, son los primeros en cometer un error"
  17. Era la primera vez que recibía un mensaje de un Ave de Trueno. Aquella criatura me parecía fascinante, su forma de anunciarse me había despertado en plena madrugada de una manera sumamente particular. El trueno y el destello me habían arrancado de un sueño ligero con demasiada facilidad. Mi varita ya estaba apuntando en dirección al ave antes de que la criatura se acercara para entregarme la nota; la bajé de inmediato al notar la ausencia de amenaza. "Bien, espero que la clase sea al menos tan espectacular como la notificación" pensé alistándome sumamente rápido. No necesitaba demasiado, tendría que estar en una arena de combate, así que me vestí con un pantalón de tela muy ligera y una pesada capa de viaje, que usualmente transformaba en algún otro tipo de prenda, dependiendo el clima del lugar al que me dirigiera. Guardé una pequeña botellita llena de piedras muy pequeñas en uno de mis bolsillos, tomé el libro de la Fortaleza y salí al pasillo. Golpeé las puertas de Aaron y Maida para asegurarme de que ambos hubieran recibido el mismo mensaje. Volví a mi ventana y, como quien sigue su camino, salté sin dudar. Disfruté solo un segundo de la sensación de ingravidez y desaparecí con un estallido unos centímetros antes de tocar el suelo. Aparecí parado en la entrada del Coliseo de batalla del Ateneo. Esperaba escuchar las apariciones de los otros dos Yaxleys detrás mió mientras me adentraba en el lugar. - Buenos días - Saludé tanto al Profesor como a los otros dos magos que acababan de llegar. Me crucé de brazos y esperé a que el profesor diera inicio con la clase.
  18. No había logrado reaccionar. Tenso y medio inclinado hacia adelante, sostenía mi varita apuntando directo a la cara del elfo; con los labios entreabiertos a punto de pronunciar una maldición. Había aguantado aquel último impulso. Algunas costumbres simplemente no se pierden de un día para el otro, o de un año para el otro. Negué con la cabeza y volví a erguirme. Solté mi varita, como si la fuese a dejar caer al suelo, ésta solo se desmaterializó y volvió a ser aquel tatuaje en forma de brazalete. - Controle a sus empleados, señor Wild - aquel sobresalto repentino me había golpeado más que al resto, aun intentaba evitar aquel tipo de situaciones. Mantuve un tono gélido al hablar - Ese hombre... Ruso. Maida parecía absorta en algún recuerdo. Yo, por otro lado, estaba concentrado en intentar entender lo que sucedía con aquellos dos hombres. El alterado artista ruso no paraba de discutir con un tipo, al que al parecer respetaba, ya que de otra manera podría haberlo partido a la mitad de un solo golpe. Dejé que en la nueva "segunda hoja" de mi libreta volviera a formarse la lista que le había entregado a Adrian y la miré detenidamente. - Señor Wild, si no estoy equivocado, dos de estas personas se encuentran en el listado que acabo de facilitarle - Mi tono de voz volvía a la normalidad, aun así evitaba mirar la discusión de fondo - En cuanto logre detener este disturbio, me gustaría hablar con estas personas, por separado... Volví a mirar la lista - ... con todos, si es que a usted no le molesta. Retrocedí unos pasos y busqué la mirada de mi compañera. - Espero que no tengas problema con ayudarme a entrevistarlos.
  19. Aun sostenía la carta en la mano, Zoella por fin había llegado a Ottery. Por mi parte, había regresado a la Yaxley Manor hacía muy poco, aquello de vivir de viaje me mantenía alejado de la familia por mucho tiempo. A pesar de mis costumbres de investigador mágico, no había perdido contacto con mi hija mayor. Zoella había llegado a mi casi por sorpresa y había decidido hacerme cargo de su tutela con gusto desde pequeña. Llevaba años sin verla, probablemente ni siquiera recordara la apariencia de su padre ya que casi todo lo que sabia de mi venia de las cartas que intercambiábamos. Yo tampoco conocía su apariencia en aquel momento, no estaba seguro de que esperar. Era momento de ir a buscarla. Me había encargado de preparar una habitación en la Manor para que Zoe tuviera un lugar propio. Por primera vez desde que nos habíamos mudado a aquel edificio extrañé la presencia de elfos domésticos. Algo en la Manor simplemente no los dejaba habitarla. Negué con la cabeza bajando las escaleras de mi hogar y saliendo al gélido clima de Inglaterra. Crack. Aparecer en Londres era una costumbre, apenas necesitaba visualizar el lugar para aparecer allí. Miré la carta un par de veces, tenía una lista de los lugares que pensaba visitar durante su estadía en el lugar. Algunos de los negocios listados estaban cerrados, aquello me ayudaría a reducir la búsqueda. No había respondido su carta y esperaba sorprenderla en alguno de los lugares que mencionaba. Si bien no conocía su apariencia, sabía que la reconocería al verla, algo me indicaba que simplemente sabría quien era. Además probablemente llevaría consigo el collar que le había enviado desde uno de mis viajes. Cuando quedaban solo un par de lugares que revisar, decidí entrar a Bratvá. Jamás había entrado a aquel restaurante, pero la muchacha sentada en una de las mesas mas cercanas a la fachada me había llamado la atención. Revisé que mi ropa fuera la adecuada: mi típica camisa negra de seda y un pantalón de vestir del mismo color. Había dejado mi capa de mago en la Manor, no quería parecer tan formal. Entré y me dirigí directo a su mesa. Zoe - ¿era zoe? estaba casi seguro que si - leía un libro y ni siquiera levantó la mirada. Me senté frente a ella y apoyé los codos sobrela mesa. - ¿Zoe? - pregunté, aunque casi había sonado como una afirmación.
  20. Hola chicos, necesito Hacer unos cambios en mi bóveda. Gracias de antemano. Saludos
  21. Maida volvió a centrarse, Ya había visto ese tipo de reacción antes, algunas cosas podían descolocarla pero siempre volvía al asunto en cuanto lo asimilaba. Con los brazos cruzados, hice sonar algunos de mis dedos, presionándolos con el pulgar. - Bien, entonces esto puede ser mucho más difícil - Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, pero en otro ambiente. - Si conoce las reglas, muy probablemente conozca la mejor forma de violarlas. No conocía al propietario del negocio, aunque Maida parecía algo consternada aun, por lo que no me preocupaba formular aquel tipo de insinuaciones. Tal vez por eso mi prima me había enviado a investigar el lugar, podría ver el asunto de una formas mas objetiva. - No, es el único propietario según los registros públicos - llevaba una pequeña libreta con anotaciones en la primera página que cambiaban según lo que necesitaba leer. Entramos decididos, aun miraba mi libreta por si encontraba alguna información útil entre mis anotaciones que me hubiese olvidado de mencionar. Wild Tardó un poco en aparecer. Ver a mi prima en su papel de Jefa era algo inusual, salvo cuando estaba dándome ordenes, lo que siempre me había parecido divertido. Me había limitado a permanecer con los brazos cruzados dos pasos detrás de la Yaxley, aquello cambió cuando Adrian me tendió la mano. Me acerqué para saludarlo y sostuve el apretón con mas firmeza de la necesaria. - Señor Wild - Asentí - Elliot Yaxley, aunque puede llamarme Near. Solté al mago y sin retroceder volví a sacar la libreta. No estaba seguro sobre dejar que Maida abordara el tema, necesitaba ser un poco más directo. -Tenemos entendido que trabaja con artistas de diversas nacionalidades - recorrí el lugar con la mirada - Pero, estos nombres, no aparecen en nuestros registros y ciertamente no suenan ingleses. ¿Le molestaría si hablásemos con estos artistas? Arranqué la segunda pagina de mi libreta y le tendí una lista con varios nombres en ella. Un ruido me alertó, giré de golpe pero solo alcance a ver un par de folletos caerse del mostrador. No había nada allí.
  22. En cuanto atravesé la puerta cambié el ritmo al que avanzaba, aquel paso apresurado se transformo en zancadas cada vez más grande. Giré hacia la trampilla que estaba detrás del a fuente casi corriendo. Tenía que encontrar al peliazul y encontrar una forma de volver a nuestra época. Jamás había viajado en el tiempo, ni siquiera había utilizado uno de esos giratiempos que el Ministerio no había legado a destruir. La trampilla no estaba. Al parecer esa parte de la Manor aun no había sido agregada en 1914. Me frené en seco y miré en todas direcciones ¿donde se había metido el mesero? Volví a la puerta principal buscando con la mirada. - ¡Yaxley! - me giré de golpe, la exclamación de la pelirroja me distrajo de la búsqueda por un instante. Entrecerré los ojos, seguía dudando sobre la procedencia de la mujer. - Debemos volver al presente - Entonces si era era de mi época. ¿Como había llegado hasta 1914? yo estaba casi seguro que el tonto reloj de Apolo nos había traído hasta aquel año por accidente. Un accidente causado por mi impulsivo primo, y por el cual aun le debía un puñetazo. - Primero necesito encontrar a Apolo - le dije casi confirmándole que ambos pertenecíamos al mismo plano temporal. Tenía demasiada información en la cabeza como para intentar ocultarle información a aquella casi desconocida. Señalé el punto donde habíamos aparecido, aquel pequeño charco de agua donde la varita del mesero había caído al llegar. Algo pequeño brillaba en el agua. Con un suave, pero firme, tirón en su antebrazo le indiqué que me siguiera para luego adelantarme unos cuantos pasos hacía donde estaba el reloj. Aquel aparatejo infernal aun tenía la cuenta regresiva activa, sea o que fuere, probablemente tenía que ver con nuestra estadía allí. Me giré al escuchar que la puerta volvía abrirse, Wirt y Adelaide habían asomado quizás para ver si de verdad nos estábamos retirando del lugar. Volví la vista hacia el Reloj y carraspeé, la cuenta casi llegaba a cero y no había rastros de Apolo. Negué con la cabeza, no había demasiado que hacer. Reposando una mano en el hombro de la falsa agente de MACUSA, esperé el fuerte resplandor que probablemente nos llevaría de regreso. - ¡Deja mi reloj! idi°ta! - El grito vino desde atrás al tiempo que sentía el impacto de alguien que me tacleaba. Una vez más el destello blanco nos envolvió. **** Caímos hacia un lado, los tres salimos disparados en diferentes direcciones. Aturdido y con muchísima dificultad para incorporarme, lleve una de mis manos hacia mi ojos para intentar aliviar el ardor en los ojos. Apenas recordaba lo que había sucedido en los últimos minutos, todo era como un mal sueño, de esos que cuanto más intentas recordar, menos recuerdas. Un fuerte mareo me llevó a apoyarme de la única cosa sólida a mi alcance, un enorme bloque de hielo.
  23. **posteando desde el celu para no perder la oportunidad** Vamos, jamás podría negarme a semejante oferta Juv! Me encanta la idea asi que por mi, aceptadisima como hija adoptiva. Ahora toca esperar a papá Orión para wue te agregue. No te olvides de poner la fanilia y la boveda en tu ficha y ya no se que mas decir para que esto no sea Spam. Es terrible postear desde el celu. Besos!
  24. No hacia mucho que habia llegado al Departamento de Cooperación Mágica internacional y mi prima ya se había encargado de mandonearme. De todas formas acepté de buena gana, si algo me gustaba de mi trabajo eran las investigaciones a negocios. Éstas solían terminar desenrollando algo mucho más grande cada vez que un rumor nos llevaba a una prueba. Sin contar la cantidad de cosas que los dueños podían ofrecer cuando no querian que mis reportes fueran completamente verídicos. Al llegar al lugar no me costo nada reconocer el tipo de actividades que se llevaban acabo alí. Shows de todo tipo arte, circo, actuaciòn, musica. Me llevè ambas manos hacia las sienes, si era lo que yo esperaba, la mayor parte de los artistas serian inmigrantes y mas de uno estaría "flojo de papeles". "Lo menos costoso siempre tiene algún sello faltante" pensé mientras refregaba mis manos. Una breve charla con algunas personas que entraban y saían habian sido mas que sificentes para asegurarme de que los artistas definitivamente no eran locales. Maida apareció justo cuando decidía desaparecer rumbo al departamento. La bambina parecía poder sentir cada vez que tenía algo interesante para contarle. - ¡Maida espera! - mi prima se frenó en seco ¿la había asustado? Su comentario burlón no se hizo esperar. - Creeme, ya habría renunciado si presenciara una cosa asi en la oficina - reí con ella - No, en realidad venia a avisarte algo sobre este local. Lo investigué como pediste y muchos de los artistas no coinciden con ninguno de los inmigrantes registrados. Extrañado observé el cambio en la expresión de la Yaxley. Estaba conflictuada de alguna manera. Tenía algo que ver con algunos de los dueños? Me habría mandado a revisar ese local por eso? - Oye, si quieres puedo continuar el caso solo, no hace falta que...- me frené en seco cuando me miró. Parecía algo mas decidida que antes.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.