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Herbología VI


Nate Weasley
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Yu Oonagh

Cissy Macnair

Bodrik


Los pasillos de Hogwarts estaban débilmente iluminados por la luz del sol que entraba por las ventanas; aún era muy temprano en la mañana y, si bien el cielo estaba completamente despejado y se auguraba un sol radiante, el invierno hacía que la salida del sol llegara mucho más tarde que en verano. No obstante, el Weasley sentía cierto placer en caminar por aquellos pasillos otra vez, rememorando sus épocas de estudiante en aquel castillo: tantas aventuras y tantas memorias le provocaban unas fuertes ganas de revivir aquellos momentos.

Aquel día, no obstante, se encontraba allí en plan de educador. Tras haber tenido una corta reunión con el director del colegio, caminó a paso decidido hasta el invernadero cuatro de la disciplina de Herbología, donde dictaría su clase. El sol ya se pronunciaba completo en el horizonte cuando el Weasley entró en dicho salón, que había sido especialmente acomodado para la clase: al frente del salón se encontraba el pupitre del profesor que enfrentaba otros tres escritorios más pequeños, destinados para los alumnos.

Detrás de ellos, en el centro del salón, había unas cuatro mesas dispuestas longitudinalmente donde los alumnos tendrían un primer contacto con la herbología antes de incurrir en experiencias más prácticas que les aportarían un valedero conocimiento en la disciplina. Recorrió con su mirada todo el salón, apreciando el aroma a tierra húmeda y fertilizante fresco, para luego tomar asiento en su escritorio y cerrar momentáneamente los ojos, dejando que sus otros sentidos tomen el papel protagónico.

Sintió a sus alumnas llegar, escuchó sus pasos y el ruido de las sillas arrastrarse con el suelo, más mantuvo sus ojos cerrados. Justo cuando la última de ellas se hubo sentado, Nathan abrió los ojos y se levantó de su asiento. Rodeó su pupitre y se colocó delante de él para lograr estar más cerca de sus alumnas, y así procurar que su introducción a la clase les fuera más interesante y llevadera. Sacó las manos de sus bolsillos y las colocó delante de el, de modo que las yemas de sus dedos se tocaban con las yemas de los dedos de la otra mano.

- Buenos días - saludó luego de una prudente pausa, miró a sus tres alumnas y les dedicó una sonrisa, dos de ellas eran buenas amigas del Weasley, sin embargo en ese día recibirían un trato imparcial. - Me alegra de que hayan recibido mi carta y que se encuentren aquí para aprender... ¿les parece si comenzamos?

Meditó sus palabras unos segundos, tratando de decidir como era mejor proceder; a pesar de haber practicado y ensayado la clase numerosas veces, ahora todo aquello parecía inútil. Era su primera clase como profesor, y tenía la esperanza de que saliera bien y que ellas pudiesen disfrutarla. No obstante, tenía una desafortunada reputación de que las cosas no siempre salieran acorde a lo planeado.

- Esta clase está diseñada para que ustedes se vayan con conocimientos teóricos y prácticos sobre la herbología... primero estaremos aquí un rato, les refrescaré su memoria con algunos conocimientos clave que es necesario tener, luego haremos una experiencia práctica aquí mismo y, más tarde, nos aventuraremos por los jardines de Hogwarts, donde haremos algunas cosas más.

Sin más, sacó su varita del bolsillo y la apuntó a la pizarra que había detrás de el, donde aparecieron escritos dos párrafos en prolija caligrafía:


La herbología es una rama del conocimiento mágico que estudia a las plantas, hongos y especies afines, centrándose no solo en los conocimientos teóricos sobre el aspecto físico y las propiedades de la especie, sino también en su manipulación para la obtención de las propiedades beneficiosas que la hacen de interés al mundo mágico.



Su campo de estudio abarca aquellas plantas dotadas de lo que comúnmente se conoce como magia, esto es, deja fuera de su foco a aquellas plantas muggles que caen bajo el estudio de la botánica y se centra únicamente en aquellas que denotan una característica extraordinaria. Debe aclararse que, en ocasiones, su foco es indeciso dado que existen algunas especies muggles con propiedades mágicas, y por tanto son especies estudiadas tanto por la herbología como la botánica (por ejemplo: ajenjo).


- Muy bien - dijo, tras un plazo de tiempo prudente en lo que el creyó suficiente para que lean una o dos veces aquellos textos - Me gustaría ahora que se presenten, qué me cuenten que las trae por aquí: qué las motiva para aprender esta disciplina y, sobre todo, que imaginen, y me cuenten por supuesto, una situación en la cual una planta pueda suplir la magia que realiza una varita. Editado por Elvis F. Gryffindor

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-Muy bien, muy bien- me dije a mí misma, mientras guardaba los guantes de piel de dragón en el bolso de piel de moke que solía llevar conmigo. Era usual que estuviera lleno de cosas tanto mágicas como no mágicas, en especial cuando tenía que salir de mi casa.

 

En aquella ocasión y como hacía varios meses, me había apuntado a una clase de conocimientos en la Universidad, esperando así poder satisfacer mi ansia de aprendizaje y conocimiento que parecía no tener límite. Las largas noches leyendo en el despacho o las tardes cuando no tenía trabajo en el Mall me habían hecho una ávida e intrépida estudiante que buscaba superarse todo el tiempo. De nuevo, me sentía como cuando había terminado Hogwarts años atrás.

 

Me dirigí desde mi despacho hacia al invernadero cuatro que, según me habían informado unos días antes, sería donde tendría mi clase de Herbología. No me había fijado quién era el profesor, demasiado interesada en los nuevos libros que había adquirido. Daba saltitos mientras avanzaba, ansiosa por comenzar, ya que Herbología era una de las asignaturas que siempre me habían interesado, así como la magizoología. Quizás tendría que haber optado por aquella materia antes, pero no había encontrado el momento adecuado.

 

Dirigí, entonces, mis pasos, hacia la puerta del lugar indicado e ingresé, sonriendo a la persona que se encontraba frente a la clase. Para mi sorpresa, el profesor tenía los ojos cerrados y se encontraba en lo que, aparentemente, parecía ser un estado de relajación profundo. Me quedé sorprendida, sin saber qué hacer. Dudé un instante pero, finalmente, tomé asiento en uno de los pupitres, habiendo notado que, detrás de ellos, había cuatro mesas largas con diferentes especímenes de plantas. Me alegraba de que aquello no fuera sólo algo teórico.

 

Detrás de mi, otras dos compañeras llegaron e hicieron lo mismo que yo, esperando a que el profesor "despertara". Como había estado más concentrada en su aparente estado de somnolencia que en su apariencia, no me di cuenta sino hasta que se hubo enderezado y comenzado a hablar, de que se trataba de Nathan Weasley, quien había trabajado conmigo en el Concilio de Mercaderes años atrás. Mi rostro se iluminó tanto por la sorpresa como por la felicidad de volver a verlo, pues él había "desaparecido" un tiempo de Londres. No sabía si me recordaba, porque no había hecho amague de poner sus ojos en mi ni un momento.

 

Esperé a que terminase de hablar, repasando con la mirada lo que había aparecido en el pizarrón. Luego, nos pidió que nos presentásemos.

 

-Bueno.. buenos días. Soy Cissy Macnair. En principio me había apuntado a la clase de Astronomía porque tiene más que ver con mis estudios de la rama de Adivinación, pero al no tener profesor, decidí apuntarme a Herbología. Las plantas mágicas son de mi interés, así que no quería perderme la oportunidad de estudiarlas, además de que tenía una botica hasta hace algunos meses y el conocimiento de las hierbas mágicas es esencial para poder hacer pociones- hice una pausa para ver si el profesor comentaba algo y luego proseguí-. Con respecto a una planta que pueda suplir la magia de una varita, está el caso de las branquialgas. Si bien existen formas de utilizar la magia de una varita para poder "respirar" bajo el agua, las branquialgas son unas de las pocas plantas que le permiten a uno... estar bajo el agua sin necesidad de usar un casco-burbuja o algo así.

 

Esperaba que mi respuesta fuera correcta, aunque no sabía si Nathan esperaba que le respondiésemos sólo de plantas que podían ser usadas cuando las varitas no surtían efecto.

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“A veces el silencio es nuestro grito más fuerte” esta frase se había cumplido con creses en la vida de la Lockhart que pese a su decisión de guardar silencio, para no cometer nuevamente el error que le había alejado de la mansión Felagound-Evanik y lo más importante, alejarse de su familia materna, había casi consumido su alma, y su cuerpo ahora pagaba las consecuencias de su silencio.

 

Rápidamente se deshizo de aquella ropa ensangrentada, y en cuento la elfina ingresó de nuevo a la habitación, para llevar las especias y agregarlas a la bañera que puso a llenar. La pelinegra se metió dentro cerrando los ojos, en busca de dormir un poco. La tibia agua hacia el efecto relajante –gracias Heyda-fue lo único que logro decir, mientras sonreía a medias y dejaba que la vieja elfina vertiera sobre el agua algunas pociones curativas.

 

Sobre el piso yacían los harapos que antes constituían el vestuario de la adolescente. Con tantas quemaduras y maldiciones, su vestimenta se había desecho convirtiéndose en tela frágil y delegada, del mismo modo en que el cuerpo de la muchacha había comenzado a deteriorarse hasta convertirse en aquello que reposaba sobre la bañera de su habitación.

 

¿Por qué razón continuaba realizando cursos de conocimientos en la universidad mágica? Se había esa pregunta cada vez que recibía un nuevo mensaje de la institución mágica informándole que su nuevo curso estaba abierto. Es posible que deseara mantener su tiempo ocupado en ese tipo de coas y así evitar tener mucho tiempo libre. Deseaba evitar sentirse tan sola.

 

Al día siguiente comenzaría su nuevo curso de Herbologia y la joven pelinegra esperaba que las plantas medicinales y diferentes pociones que había usado para terminar de curar sus heridas hubiesen funcionado y ella luciera un poco más decente.

 

Terminó de vestirse y por suerte aún era bastante temprano, usaría unos leguins negros y una blusa rosa pues era su favorita, le importaba poco si la usaba mucho con ella se sentía cómoda y eso bastaba, también llevaría sus habituales tenis negros y el cabello suelto. Después de desayunar se dirigió hacia el jardín del castillo Lockhart desde donde desapareció con rumbo a los terrenos de la universidad.

 

El sol acaba de salir cuando la jovencita llegó a los terrenos de la universidad mágica y de inmediato se encaminó hacia los invernaderos donde se dictaría la materia pues allí tanto maestro como alunas disfrutarían de una clase teórico-práctica y como este era el último conocimiento relacionado con la ciencia y la medicina que le faltaba, ella planeaba disfrutar y aprender al mismo tiempo, Además a ella siempre le habían interesados las plantas.

 

Al entrar en el salón estaba un poco nerviosa, pero decidió tomar la mesa del extremo izquierdo dejando las otra libre para la compañera que aún no llegaba, y después de esperar unos minutos su nuevo profesor abrió los ojos para observarlas. Se trataba de Nathan Weasley quien durante años se había convertido en su mejor amigo junto con Gitax y que por razón que aun desconocía desapareció sin despedirse de ella.

 

Después de una breve pausa el Weasley saco su varita del bolsillo e hizo aparecer algunas definiciones importantes en el pizarrón, obviamente después de haber comenzado con las explicaciones verbales y de inmediato Bodrik saco su pluma y pergamino para comenzar a anotar. Una de las coas que no recordaba era que los hongos también hacían parte del estudio de la Herbología. Terminó de escribir casi al mismo tiempo que Nathan comenzaba a hacer preguntas.

 

-Buenos días , Mi nombre es Bodrik Lockhart- Era tan raro decirle a tu nombre a tu mejor amigo, aunque claro había una chica dentro de la clase que ella no conocía anteriormente-desde niña siempre me ha apasionado todo lo relacionado con plantas y mi abuelo solía mostrarme fotografías, por eso siempre quise aprender mucho más sobre ellas. – Hizo una pausa -Me inscribí en diciembre porque quería realizar el curso en enero, pero en ese momento no me fue aceptado un nuevo curso, pero para este mes si me recibieron y estoy feliz – se refría a poder tener al Wesley como maestro. – Utilizando una gran cantidad de plantas se pueden crear diversa pociones y antídotos, por ejemplo el zumo de Mandrágora sirve para revivir a los que han sido petrificados- explicó.

 

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- Es un placer tenerlas como alumnas. - le dijo a Cissy y a Bodrik, ambas muy amigas del Weasley - Creo que su compañera y mi tercera alumna llegará muy pronto, de todas formas creo que todavía tiene un poco de tiempo para unírsenos. Tengo que darles un par de conceptos teóricos más y luego vamos a lo divertido, que es la experiencia práctica en sí. - y con esto, agitó su varita en dirección al pizarrón, donde apareció escrito:

 

- Usos de las Plantas Mágicas:

 

Curativos: Varias especies herbológicas tienen propiedades mágicas que luchan algunos males o enfermedades. Dos ejemplos son el díctamo y la raíz de mandrágora.

Ingredientes de Pociones: las raíces de bubotubérculo, así como su pus, constituyen ejemplos de ingredientes frecuentemente usados para realizar brebajes mágicos.

Cocina: hay quienes utilizan algunas especies herbológicas como ingredientes para algunos platos, por ejemplo el ajenjo.

Protección: algunas plantas, como los puffapods, la tentácula venenosa y el lazo del diablo, pueden resultar útiles para resguardar determinados objetos o lugares, y son frecuentemente usados para dichas prácticas.

 

- Elementos Necesarios en la Práctica Herbológica:

 

Orejeras mágicas: Algunas criaturas son capaces de emitir sonidos en frecuencias que resultan dañinas para el oído humano, estas orejeras constituyen aislantes de sonido que protegen al mago de tales sonidos.

Guantes de Piel de Dragón: los extractos o la cubierta de algunas plantas son potencialmente nocivos al tacto, estos guantes actúan como barrera entre la piel y la planta.

Estiércol: de dragón o Mooncalf, utilizados como fertilizantes.

Anteojos: al manipular ciertas plantas, estas pueden expulsar líquidos o sustancias que en contacto con el ojo son altamente nocivas, los anteojos de plástico mágicos, sometidos al hechizo Impervius, son la protección ideal.

 

 

-Síganme. - dijo después de un tiempo, y se dirigió hacia las mesas que estaban ubicadas detrás de los pupitres. Debajo de la primera mesa había una enorme jaula dentro de la cual yacían cuatro plantas de mandrágora. - Ahora bien, esta planta es lo que todos conocemos como mandrágora. Como ya sabemos, son plantas muy delicadas y por ello les pediré que se coloquen los guantes y orejeras mágicas, que no quiero que les pase nada. - agregó, señalando a dichos elementos de seguridad que yacían sobre la mesa.

 

Nathan se colocó los propios elementos, dejando las orejeras colgando de su cuello para poder dar las indicaciones primero, no era necesario que las usen todavía. Sacó las cuatro plantas de mandrágora de la jaula y las colocó a lo largo de toda la mesa, eligió para sí la más cercana a la jaula. Las mandrágoras serían las primeras de las varias especies a las cuales las jóvenes se enfrentarían aquel día.

 

- Empezaremos con algo muy básico, estas mandrágoras ya están maduras por lo cual tendremos que usar las orejeras para evitar su grito letal. Lo que quiero que hagan es lo siguiente, por favor colóquense las orejeras. - el mismo se puso las orejeras, y desenterró a la mandrágora cuya boca se abrió de par en par para emitir un grito que era inaudible para los allí presentes.

 

Rápidamente tomó un cuchillo, y sosteniendo a la mandrágora boca a abajo firmemente contra la mesa, comenzó a cortar sus gruesas raíces una por una hasta obtener un buen manojo. Acto seguido, tomó a la mandrágora que seguía gritando insufriblemente y cuyas raíces ya comenzaban a crecer nuevamente, y la colocó en la maceta nuevamente, tapándola de tierra y acallando su grito.

 

- Ahora... - continuó, habiéndole indicado a sus alumnas que se quitasen las orejeras - Lo más importante es obtener buena materia prima para la poción que revierte la petrificación. En mis muchos intentos con la poción, he encontrado que el mejor efecto lo logra cortar las raíces de la siguiente manera. - dijo, y rápidamente comenzó a cortar las raíces en largas tiras longitudinales, las cuales luego procesó en cortes horizontales, de manera que quedaron trozos cuboides pequeñitos. - En fin, luego les tocará a ustedes, primero quiero hacerles otra demostración y ya vendrá el turno suyo.

 

Se dirigió hacia la segunda mesa, donde yacían cuatro macetas con una planta mucho más común y pequeña. En adición, había un juego de cuchillos, tazones y morteros.

 

- Esto, queridas, es Díctamo. - dijo, señalando los especímenes - Bodrik tu seguro lo conoces mejor que nosotros por sus poderes curativos, pero supongo que para aquellos que no trabajamos en el área de salud, como Cissy y Yo, es bastante útil conocer su apariencia física y el como extraer su tan valiosa esencia. El díctamo como verán es una planta verdosa de tallo bastante largo, y cada cierto intervalo presenta sus flores rosáceas. Lo que nos interesa a nosotros es puramente su tallo, por lo tanto para este experimento descartaremos sus flores y sus raíces.

 

Nathan tomó la planta y la quitó de su maceta, tras cortar las flores y raíces y desecharlas a un lado, tomó el largo tallo el cual seccionó a la mitad longitudinalmente y luego realizó unos cuatro cortes horizontales, de forma que le quedaron ocho pedazos rectangulares del tallo.

 

- Una vez que han hecho esto, quiero que tomen uno de los tazones que aquí tienen. - dijo, señalando los tazones de madera que yacían sobre la mesa - Coloquen uno por uno los pedazos de tallo y hagan lo siguiente. - El Weasley tomó el mortero y tras colocar un pedazo de tallo dentro del tazón, comenzó a machacarlo y este rápidamente comenzó a desprender un jugo amarronado - Ese jugo amarronado que ven ahí, esa es la esencia de díctamo, y es extremadamente útil para curar heridas superficiales. También se puede comer el tallo fresco, y esto curará algunas hemorragias internas pequeñas o males gastrointestinales... pero en fin, que conocer los usos lo da la experiencia.

 

- Oh, y hablando de experiencia, les toca a ustedes. ¡Manos a la obra!

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Después de las presentaciones Nathan les avisó que aun hacía falta un par de conceptos teóricos y puso mano a la obra. Por su parte Bodrik tomó un pergamino y una pluma para comenzar a copiar la información que estaba apareciendo en el tablero. Le encantaba confirmar la cantidad de pociones que se creaban utilizando muchas de las plantas mágicas, pero también se pueden realizar curaciones utilizando algunas plantas sin poderes mágicos.

 

algunn realizar curaciones utilizando algunas plantas sin poderes magicos Lo último que debían tener en cuenta a la hora de manipular ese tipo de plantas, protegerse de toxinas, estructuras y reacciones que podrían afectar a quienes utilizaban, pues muchas plantas como. Era necesario que cada una de las alumnas utilizar Guantes de piel de dragón como barrera contra exudados tóxicos, Orejeras Mágicas para aislarse de sonidos que no fueran aptas para el oído humano, por ultimo anteojos protectores para evitar que cualquier sustancia, liquido o exudado que pudiera caer dentro de los ojos.

 

Dejó todo bien anotado en su pergamino y después de la indicación de su maestro se puso de pie para seguirlo dirigiéndose hacia una mesa que estaban ubicada detrás de su pupitre. Debajo de la primera mesa había una gran jaula dentro de la cual se hallaban cuatro plantas de mandrágora, una para cada uno incluyendo al Profesor.

 

 

El weasley explico cuál debía ser el protocolo a seguir para la manipulación de las mismas, así que Bodrik obedientemente se puso los guantes y se colgó las orejeras de forma similar a como lo hacía Ntahan cuando estaba explicando, pero después de su indicación ella se la coloco en las orejas para protegerse del grito estridente de las mandrágoras maduras.

 

Al tomar el cuchillo comenzó a manipularlas de forma similar a como les había explicado su amigo. Agarro a la mandrágora con fuerza dejando las raíces hacia abajo y colocándolas contra la mesa, intentó cortar sus gruesas raíces una por una hasta obtener un buen manojo siguiendo el protocolo que Nathan les había dado. Después tomó la mandrágora aun gritando y la colocó en la vasija nuevamente, tapándola con tierra para que se callara.

 

A continuación todas comenzaron a quitarse las orejeras en el momento que era más seguro. Rápidamente la pelinegra comenzó a cortar las raíces forma de tiras longitudinales siguiendo las instrucciones del Weasley, luego estas las cortó horizontalmente, para dejarlas en forma de cubos. Después se fue hacia la segunda mesa, donde estaban cuatro recipientes con una planta pequeña de Difamo. Además, varios cuchillos, tazones y morteros.

 

-Sí, lo usamos bastante en el Hospital- afirmó contenta y mientras su amigo explicaba la morfología, siclo de vida y reproductivo de las plantas de díctamo.

 

La Semivampiro tomó la planta y la quitó de su matera, después de cortar las flores y raíces y desecharlas, corto el tallo longitudinalmente a la mitad haciendo cada paso como lo había indicado anteriormente su amigo y después realizó los cortes horizontales hasta formar ocho pedazos rectangulares del tallo.

 

Tomó uno de los tazones de la mesa y con un mortero los empezó a machacar de modo que saliera el jugo de color marrón característico de la esencia de díctamo. Lo hizo las ocho veces, de modo que quedara suficiente sustancia.

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Detrás de mi llegó Bodrik, vieja compañera de la Academia cuando aún existían las casas y éramos las dos jefas en Centauros. Ahora había vuelto a abrir Hogwarts y la Academia se había trasladado allí, pero a pesar de que existían las cuatro casas originales, yo era tutora y no jefa o prefecta, sólo quien guiaba a los niños nuevos en su recorrido por la Academia y el Mundo Mágico. A pesar de todo, mi tiempo compartido con Bodrik había sido divertido y fructífero, había aprendido mucho de ella y me sorprendía tanto verla que le dediqué una sonrisa y un movimiento de mi mano mientras hablaba. Esperaba que ella también me recordara.

 

Por otro lado, aún faltaba una alumna, pero Nate no quería retrasar más la clase y nos hizo acomodarnos en las mesas que había detrás de los pupitres luego de darnos algunos apuntes teóricos más sobre las plantas mágicas. Estaba entusiasmada por demás. Me encantaban las plantas. A pesar de que no era muy dada a las tareas manuales, había dedicado parte de mi tiempo libre en los últimos dos meses a sembrar una pequeña huerta con algunas plantas y hongos legales para la elaboración de pociones. También tenía mis propias semillas de otras tantas ilegales, pero esas no las mantenía en el jardín, sino en el sótano de la mansión, donde había encontrado hacía unos años un pequeño laboratorio de alquimia de un Macnair de hacía doscientos años.

 

Así, como indicaba Nate a quien ahora volvía a prestar atención, me coloqué mi overol de jardinería (antes de nada) y luego mis guantes y las orejeras, pues no quería morir por un grito de mandrágora. Lo observé sacarla del tarro y puse las manos sobre mis oídos tapados, por temor a que se corrieran los protectores, pero nada pasó. Él cortó las raíces y no fue sino hasta que volvió a tapar con tierra a la mandrágora que nos quitamos las orejeras para poder escuchar su explicación sobre cómo cortar las raíces. Aplaudí, encantada, aunque mis aplausos se apagaron por los gruesos guantes.

 

-Oh, es genial. Yo tardaba horas estrujando las raíces para quitarles el jugo, pero ese método es mejor- comenté, pensando por qué no se me había ocurrido cortar todo en cubos pequeños. Quizás porque pensaba que podría quitarle sus propiedades. Corrí deprisa hasta mi pupitre y tomé un anotador y una pluma para poder anotar los datos que nos decía Nathan, antes de volver mi atención una vez más a lo que hacía.

 

Fuimos a la segunda mesa y nos encontramos con plantas de Díctamo. Yo las había visto alguna vez en mis libros de pociones, ilustradas, pero nunca había tenido contacto con ellas porque ya vendía la esencia de díctamos lista, embotellada, sin necesidad de tener que machacar plantas. Pero claro, aquello era herbología y no pociones, así que era útil saber cómo procesarlas para sacarles el jugo. Vi como lo hacía el profesor y luego, cuando nos dio la orden, fui a hacer lo propio.

 

-¿Comenzamos con las mandrágoras?- pregunté, colocándome las orejeras e indicándole a Bodrik que hiciera lo mismo, pues era lo más seguro. Si ella quería empezar con el díctamo estaba bien, pero yo no quería asesinarla por negligencia-. Iré por esa regordeta de allí- gesticulé a mis compañeros, que ya no podían oírme.

 

Volví a la primera mesa y tomé una de las jaulas donde estaba la maceta con la mandrágora, bueno, una de las macetas. Tiré de ella con fuerza hasta que estuvo fuera de la tierra y gritó como una loca. Sonreí, nunca me habían agradado las mandrágoras pero eso no importaba. La sujeté con fuerza sobre la mesa y tomé un cuchillo de jardinería, cortando las raíces como le había visto hacer a Nathan. Luego, volví a poner a la chillona mandrágora en su maceta y la cubrí con tierra fresca, mientras me dedicaba a cortar los tallos en cubos como nos habían enseñado. Me sentí satisfecha con mi trabajo y entonces volví junto a Bodrik, quien estaba machacando Díctamo.

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Su atención se vio desviada hacia el ruido de la puerta del invernadero cerrarse detrás de alguien, al parecer su tercera alumna había decidido abandonar el salón de clases sin intención de aprender algo aquel día. Se preguntó si era por culpa suya... quizás su clase no era muy divertida, o quizás había hecho mal en aburrirlos con las especies básicas al principio. Rápidamente sacó esos pensamientos de su cabeza, y en reemplazo comenzó a tratar de aguantar la ansiedad que le generaba la siguiente actividad que harían.

 

- Excelente trabajo, Bodrik. - dijo, al ver a la sanadora utilizar sus habilidades para manipular el díctamo de manera satisfactoria. Había utilizado casi la misma técnica que el Weasley, más le había agregado unas sutiles variaciones que eran propias de cada aprendiz. Aquello no le molestaba en absoluto, la herbología era una ciencia demasiado imprecisa como para querer confinar todo el comportamiento a una sola manera, incluso estaba seguro de que debía haber métodos mejor que los suyos.

 

Se giró hacia Cissy, quien había optado por manipular a las mandrágoras primero. El Weasley la observó muy de cerca por detrás, sin que ella se diese cuenta. Se sorprendió gratamente por el delicado trabajo manual de la joven al cortar las raíces, quien había sabido replicar su técnica a la perfección. Sonrió por lo bajo y se alejó, notando que ahora ambas jóvenes habían terminado de trabajar.

 

- Excelente trabajo Cissy, yo mismo no lo hubiera hecho mejor. - le concedió con una sonrisa, y rápidamente cambió el foco hacia las dos - Ahora, quiero que embotellen las esencias y las guarden en una de esas botellas de allí. - agregó señalando a un armario - Es su premio por tal magnífica labor, dado que se llevaran esos frascos a casa. Luego, síganme por favor.

 

Minutos después, los tres marchaban por los jardines de Hogwarts en dirección al bosque prohibido. La luz del sol ya golpeaba los castillos, brindando un calor agradable que contrastaba con el frío que hacía en el ambiente. Gran parte de la nieve ya había desaparecido de los terrenos, más todavía podía verse alguno que otro montón. El lago ya se había descongelado y su superficie ya no estaba escarchada... la primavera estaba cada vez más cerca, y eso le agradaba al Weasley.

 

- Muy bien, ahora nos adentraremos en el bosque prohibido. Aquí no solo habitan criaturas peligrosas sino también algunas especies herbológicas que quiero que conozcan. ¿Se animan? - les preguntó, con un pie ya dentro de las inmediaciones del bosque.

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Miré a Bodrik con el Díctamo y comencé a hacer lo mismo, tal como Nathan lo había explicado. Si alguna vez se me hubiera ocurrido ponerme a hacer eso en la botica, probablemente hubiera ahorrado mucho dinero en vez de tener que conseguirme las pociones ya hechas. Me sentí feliz de que Nate nos felicitara, al menos a mi, que no era muy diestra con aquellas cosas pero estaba esforzándome al máximo. Entonces, nos dijo que pusiéramos las esencias obtenidas en botellas y las guardáramos, ya que más tarde nos íbamos a ir con ellas.

 

Hice lo que me pedía y luego, dejando de lado las mesas y el invernadero en sí, nos dirigimos a los terrenos del viejo colegio de magia, Hogwarts. Todavía me sorprendía que tras tantos años lo hubieran podido reconstruír. Era cierto que unos pocos hechizos por aquí y por allá podían reparar la estructura derruida, pero aquellos daños hechos con magia negra habían sido más complicados y, quizás para no poner a los chicos en peligro, habían decidido erigir la vieja Academia de Magia y Hechicería, al menos hasta poder restaurar el castillo original.

 

En todo caso, me di cuenta luego de mis cavilaciones, que estábamos en el borde del Bosque Prohibido.

 

-Las criaturas no me dan miedo, Nath.. profesor. Pero no creo que sea prudente entrar en el bosque- comenté.

 

No quería parecer cobarde, así no era yo, pero sabía que diferentes alimañas se habían instalado allí cuando la Segunda Guerra Mágica había terminado. Incluso cosas que ni los más expertos magos conocían. Al menos me sentía tranquila de poder saber algo de Cuidado de Criaturas Mágicas como para zafar de alguna situación complicada.

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En un principio no había reconocido a Cissy, pues había estado tan ansiosa y nerviosa por su nuevo curso que pasó por alto la compañía de su antigua compañera de jefatura y a quien apreciaba muchísimo después de ese periodo en que ambas coincidieron en la casa de los Centauros. Esperaba que algún día pudiera volver a compartir con ella en algún lugar, aunque sea en el ministerio de Magia, pero sabía que para la Macnair era mejor su trabajo dentro del Magic Mall que uno en San Mungo.

 

Ambas brujas terminaron a tiempo de realiza sus preparaciones, cada uno a su modo, pero tratando de seguir las instrucciones de Nathan que era un experto en la materia. Para Bodrik eran esenciales esas plantas pues ambas servían para realizar algún tipo de curación y cuando recibió la felicitación por parte del Mago, se sonrojo aunque estaba complacida. El Wesley le dio los frasquitos a cada una de ellas explicándoles que podrían llevarlas a casa- Esto es un regalo- dijo emocionada.

 

Después el mismo mago les hizo indicaciones para que ambas brujas le siguieran por los corredores que comunicaban los invernaderos con las afueras del castillo. Bodrik guardo los frasquitos dentro de su ropa y siguió a su profesor haciendo el recorrió un poco inconsciente sin saber hacia dónde las estaba llevando.

 

Primero se percató del sol que a esa hora estaba elevado sobre el cielo y pese al fría que aún se percibía en el ambiente la nieve ya estaba comenzando a descongelarse y el lago había vuelto a ser completamente liquido- ¿Hacia dónde nos llevas?- preguntó pero su respuesta fue contestada cuando llegaron a la entrada del Bosque prohibido- Justo acabo de cursar Cuidado de criaturas y casi muero en el intento-

 

Recordar las criaturas que Bastián había elegido para la materia y los peligros que había atravesado después de llegar al domo maligno que de no elegir usar el mal intentaría matarla y por supuesto la pequeña Lockhart había terminado muy herida y de no ser por la protección que Bastián y su hijo le brindaron en ese momento el Domo la hubiese matado.

 

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Me coloqué más pegada a Nathan. No tenía miedo, ya lo había mencionado, pero no perdería la oportunidad de hacerle ojitos a mi profesor, que estaba bien lindo (XD). Además de eso, sospechaba que Bodrik estaba de acuerdo conmigo y no quería meterse dentro del bosque, sobre todo porque había dicho que casi había muerto en su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Yo apenas recordaba mi clase pero sí que había sido divertida, como todas las que había cursado hasta ese momento. Estaba ansiosa por terminar con Herbología, de hecho, porque aún quería cursar Astronomía. Pero quizás ese no era el mejor momento para pensar en las estrellas.

 

-¿Nos vas a decir qué clases de plantas vamos a ver en esta ocasión? Mira que no me he quitado mis protectores por las dudas de que nos hagas tocar algo venenoso- le comenté.

 

Aún tenía puesto el overol y también los guantes de piel de dragón. Sabía que aunque había una gran cantidad de plantas y hongos mágicos que no eran dañinos, unos pocos podrían causar alergias a las personas comunes... y otra variedad, esa que mejor manipularla con cuidado, podría incluso causar la muerte. La mandrágora, por ejemplo, que la habíamos utilizado antes, bien sabia yo que sin las orejeras era muy probable que hubiera muerto por su llanto. Si no estaban bien maduras pues sólo me desmayaría.

 

Pero yendo más allá de eso, quizás lo que más me incomodaba del bosque era cómo había cambiado el tiempo que Hogwarts había estado cerrado.

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