Leyes Mágica

[Cissy Macnair]

Con la debida citación, los alumnos sabían que debían dirigirse directo al Alto Tribunal Mágico del Ministerio de Magia. Era sabido, quizás por viejos alumnos, que yo había hecho una réplica mediante magia del Tribunal en una de las aulas hacía un tiempo atrás, para mi primera clase. Pero ahora quería que los alumnos pudieran aprender directamente en el lugar donde se fraguaban las leyes de la comunidad inglesa.

 

Me encontraba sentada en uno de los bancos más altos, frente a la silla que normalmente se usaba para sentar al acusado. Cadenas gruesas colgaban de la silla de madera y un círculo notorio a su alrededor de la misma indicaba que desde allí salía la jaula que solía envolver al acusado cuando se trataba de uno peligroso. No se usaba con frecuencia y hacía rato que no había un juicio, al menos desde el que se había hecho a dos personas acusadas de pertenecer a la Orden del Fénix.

 

Había estado pensando sobre la clase que quería dictarles. Algo no tan alocado como tener un problema en el exterior y ser secuestrados por mercenarios asesinos... Y no algo tan aburrido como sentarnos a estudiar leyes en un banco durante horas. No, la idea era poder conocer el sistema desde dentro, probablemente recorriendo el Ministerio y, además, viendo algunos de los recuerdos sobre juicios pasados. Eso no pondría en peligro a mis alumnos.

 

-Bienvenidos- saludé a los chicos cuanto entraron. Quizás les resultara raro encontrarnos en una clase dentro del Ministerio, pero antes, cuando yo cursaba la Academia, los profesores solían darnos un recorrido por allí, así que esperaba ellos recordasen aquellos tiempos que, estaba segura, habían vivido.

[Nate Weasley]

Nunca antes había visitado los tribunales mágicos, y por más que su citación a aquellos lugares por parte de su profesora lo había tomado de sorpresa, la idea de aprender sobre la legislatura del mundo mágico en el mismo lugar donde eran creadas y ejecutadas le hacía sentir un poco de emoción. Solo había escuchado rumores de aquel lugar, dado que años atrás mucha gente lo había visitado cuando dos de sus compañeros fueron acusados de pertenecer a la Orden del Fénix. Como si eso fuera algo malo, esta sociedad de hoy... uno ya no sabe que pensar. >>

 

El Atrio del Ministerio de Magia lo recibió con un poco menos de gente de lo normal, pero siendo que apenas había arrancado la semana y que el clima en Londres estaba un poco más frío de lo común, aquello no le extrañó en absoluto. Atravesó el chequeo de varitas y con diligencia viajó por las inmediaciones ministeriales gracias a aquellos ascensores que vertiginosamente se movían en todas direcciones... se arrepentía de haber tomado su café tan caliente, puesto que ahora hacía mellas revolviéndose en su estómago.

 

- Planta de Tribunales Mágicos - dijo la fémina voz del ascensor mientras la puerta de este se corría a un lado para darle paso.

 

Los Tribunales Mágicos se encontraban en lo más profundo del Ministerio de Magia, por lo cual la temperatura estaba un poco más alta debido a la densa humedad que empaquetaba el ambiente y a que estaban más cerca del núcleo de la tierra. Para los propósitos de aquella clase, visitarían el más importante de todos: el Alto Tribunal Mágico. No sabía exactamente como llegar hasta el mas una serie de carteles indicadores lo guiaron en su travesía, y minutos después atravesó la puerta que daba acceso a la recámara.

 

Soltó un suspiro de asombro ante la magnificencia de la habitación: de forma octagonal, con una serie de bancos dispuestos en forma escalonada descendente desde la pared al centro del salón, donde había un asiento con unas cadenas, un largo escritorio y varias sillas detrás. Nathan alzó la mirada y quedó asombrado por la gran altura del techo, más fue sacado de su ensimismamiento por la voz de Cissy, quien le dio la bienvenida.

 

- Hola Cissy, ¿cómo estás? - la saludó afectuosamente. La Macnair era una gran amiga del Weasley, con la cual no solo compartía el trabajo sino que también, en los últimos días, había tenido la dicha de aventurarse y ser rescatado por ella de las fauces del Lazo del Diablo en pleno Bosque Prohibido... Y así, el alumno supera al maestro. >> recordó el dicho, y se puso una vez más a contemplar la habitación.

[Cissy Macnair]

Sonreí a Nate y me quedé esperando a que Juv apareciera, quien también participaría de la clase, pero al ver que ella no se asomaba decidí comenzar. Ya luego, si aparecía, intentaría ponerla al corriente para que pudiera dar la clase. Me puse en pie y bajé de lo más alto del Tribunal para situarme junto a mi alumno, viejo amigo y compañero de trabajo. Veía cómo miraba asombrado lo alto del techo e, incluso, recordaba lo emocionante que había sido la primera vez que había ido ahí.

 

-¿Listo? Estaba esperando a Juv, pero parece que ella no se presentará a la clase, así que vamos a empezar- con una mano le indiqué que se sentara en la silla con cadenas y sonreí-. No te preocupes, no se activarán puesto que no hay ningún juicio en este momento. Sólo quiero que contemples lo pequeño e insignificante que se siente la persona que se sienta ahí, mientras el resto de los magos y brujas lo miran desde arriba. ¿Sabías que la mitad de los juicios llevados a cabo en el Alto Tribunal Mágico han tenido que ver con la utilización de Artes Oscuras? Me imagino que sí... Los delitos menores se llevan en una audiencia en otra de las salas contiguas, menos... expuestas- comenté, como quien habla del clima.

 

Siempre me había sobrecogido el tamaño de la sala y yo misma me había sentado en la silla con cadenas sólo para ver lo que algunos compañeros de bando podrían haber sentido al encontrarse allí. Recordaba el juicio del pensadero que les había mostrado a mi primer grupo de alumnos de la Universidad, donde la chica había asesinado a su mejor amiga... Ese caso aún me daba calosfríos y no por el asesinato, yo misma había asesinado gente aunque pocos lo supieran. A veces la justicia no era justa para todos, como para esa pobre chica que había sido encerrada por un crimen que no había cometido.

 

-Dime... ¿qué conocimiento tienes sobre las Leyes que se aplican en nuestra comunidad? ¿Cuáles son las más interesantes para tí?- pregunté, caminando a su alrededor.

[Nate Weasley]

- Sabes... muchas veces creo que a varios expertos les hace falta un poco de esto. - dijo al sentarse en la silla que correspondía al acusado. A pesar de que ningún juicio se estaba llevando a cabo y nadie más que Cissy lo estaba observando, no podía dejar de sentirse incomodado por la conformación general de la habitación, y a decir verdad se sentía un poco aletargado - La empatía es un valor que deberíamos cosechar más a menudo, te apuesto a que ninguno de los miembros del tribunal mágico soportaría estar en esta silla y ser cuestionado sin parar.

 

Escuchó atentamente las explicaciones que le daba, y a decir verdad no se sorprendió al escuchar lo duramente litigado que era el obrar mágico oscuro; a pesar de que en los últimos tiempos habían algunas deficiencias, el Ministerio de la Magia siempre se había mostrado implacable respecto de aquellos que osaban utilizar las artes oscuras, y había escuchado por rumores que siempre era el Alto Tribunal Mágico el que procesaba aquellos casos. Si bien no sentía simpatía alguna hacia los responsables de aquellos actos, tampoco estaba seguro de si aquella silla fuese la mejor idea.

 

Tras unos segundos se puso de pie devuelta, incapaz de soportar la perspectiva.

 

- Pues trabajé mucho tiempo en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, así que sé bastante sobre la normativa referente a ellas, los seres, espíritus y demás. También, como sabes, hay gran cantidad de leyes que regulan el comercio tanto a nivel nacional como internacional, y como empleado del Magic Mall hay ocasiones donde tenemos que apelar a ellas para poder proceder... pero sobre qué me resulta más interesante, debo decir que son demasiadas cosas... ¿qué tienes para sorprenderme? ¿Podemos ver algo de Derecho Internacional Mágico? ¡Eso suena genial!

[Cissy Macnair]

Sonreí mientras miraba a Nathan. Estaba de acuerdo con él, si alguno de esos magos que se dedicaban a indagar a los acusados alguna vez debía estar en aquella silla, siendo mostrado al mundo, probablemente no sabría cómo reaccionar. Se sentiría intimidado, vulnerado. Por eso yo tampoco estaba de acuerdo con aquella silla infernal y eso que la jaula no había surgido para aprisionar a Nathan y demostrarle lo terrible de la situación, porque en ese caso yo hubiera soltado un grito o dos, seguro que él también.

 

Lo observé ponerse en pie y asentí, interrumpiéndolo un momento.

 

-He tenido ya varios ex empleados del Departamento de Criaturas- sonreí, él no era el primero y siempre me causaba un poco de gracia cómo la gente prefería aquel departamento a muchos otros en los que podía trabajar en el Ministerio.

 

Nathan terminó de hablar.

 

-Derecho Internacional Mágico, me parece bien- me tomé mis manos a la espalda y me balancee sobre las puntas de los pies un momento, pensativa-. ¿Sabías que no todos los países poseen las mismas leyes sobre inmigración que nosotros? Por ejemplo, nosotros permitimos que magos extranjeros entren en nuestras tierras siempre y cuando reporten por qué han venido al país. Pero hay países que son tan estrictos con esas normas que prácticamente no dejan entrar a nadie... Como Turquía- comencé a caminar hacia la salida del Tribunal Mágico-. Vamos a dar un paseo. No quiero que nos aburramos con una clase común.

 

Salimos hacia un largo corredor oscuro donde había varias puertas y nos encaminamos hacia el ascensor dorado. Allí abajo trabajaba el Departamento de Misterios, pero no íbamos a meternos en su terreno, probablemente a la otra alumna que no se había presentado no le iba a gustar que nos inmiscuyéramos en sus secretos trabajos.

 

-¿Qué crees que sucedería si entramos sin permiso en un país como Turquía, por ejemplo?- pregunté, mirando a mi viejo amigo.

 

Quería ver si podíamos pasarnos por el Departamento de Cooperación Mágica Internacional donde sabía que archivaban viejas leyes no sólo de comercio, sino de búsqueda y captura de criminales y objetos perdidos. Estaba segura de que eso le iba a interesar.

[Kahlan Blackthorn]

─No pienso dejarme encadenar…─sentenció la Malfoy curvándose en sus labios una lóbrega sonrisa. Había estado antes dentro de un juicio presenciando la forma en que un mago o bruja eran sujetos a un intenso interrogatorio, diversa clases de preguntas iban y venían entre el fiscal y el abogado defensor─Lamento la demora, pero no me fue sencillo encontrar el camino…─se excuso mirando fijamente a Cissy. Su compañero de clase no le resultaba interesante en lo mas mínimo, sin embargo no le negaría el saludo─Buenas…-manteniendo aquel gesto en sus labios se centro en escuchar a su profesora.

 

Las leyes mágicas, si que parecían ser un arte sumamente complicado a todas luces sin lugar a dudas. Para ella era un reto mas y no desaprovecharía la oportunidad para sacarle todo el jugo posible al asunto, entre conocer y poder emplear dichas leyes en algún momento de su vida─¿Cuál es la pena máxima que puede ser aplicada por la Ley Magica?...─cuestiono a su profesora sin miramiento alguno─¿Cuáles son los peores crímenes que conoce y nos podría contar sobre ellos?...─sentándose en la solitaria silla, no le temía a las cadenas de pendían de la misma. ¿Por qué temerle a trozos de metal que ella solia emplear en sus torturas.

 

─Oh por cierto…─carraspeó con suavidad─No le temo a las cadenas, yo le aconsejaría otro tipo de método en mi caso…─sus orbes azul oscuro destellaron con un dejo de picardía. Siempre le gustaba sacarle lo mejor a las cosas, obtener la esencia pura de lo que deseaban enseñarle y aprenderla de forma certera. Si la magia era capaz de castigar a los magos que trasgredían sus leyes, si era tan osada como para infringirles daño físico o psicológico, no podría ser denominada como una justicia “benevolente”, no al menos para los que sufrían tales vejaciones.

[Nate Weasley]

Nathan sonrió gratamente al ver que su profesora parecía interesada en dar un paseo por las inmediaciones ministeriales. Honestamente, a pesar de lo atractivo que resultaba visualmente aquella enorme recámara, no le apetecía pasar demasiado tiempo más allí, ya comenzaba a imaginarse cosas que podrían haber pasado en juicios llevados a cabo allí en el pasado. Se levantó y siguió a la par a Cissy hasta la salida de la recámara, internándose en el pasillo que los llevaría devuelta a los ascensores.

 

- Tenía un amigo que trabajaba en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional y un día nos comentó de un problema que había habido entre los diplomáticos mágicos de Reino Unido y Rusia por problemas de inmigración... tal parece que hubo un turista londinense al cual le fue denegada la entrada solo por no apoyar al potencial ministro de magia ruso, según recuerdo, fue un lío. - le dijo a su profesora, para luego meditar profundamente su pregunta - Pues como primer medida, seguro nos deportarían, y en caso de negarnos a ello probablemente nos mandarían a juicio... no sé si lo suficientemente importante como para ser enjuiciados en esas recámaras, pero si tan estricto es el país, supongo que no les gustará ver su inmigración mágica en jaque.

 

En ese momento, a tan solo unos metros del Alto Tribunal Mágico, le llamó la atención un fuerte ruido que provino de la habitación que habían abandonado segundos atrás. Se volvió inmediatamente sobre sus pasos y, dentro de la habitación, se encontró con quien supuso sería su compañera en aquella clase sentada sobre la misma silla en la que el había estado. El ruido había sido producto de las cadenas que se habían precipitado hacia el suelo con un golpe estruendoso.

 

- Buenas - correspondió el Weasley, sin estrechar su mano, como normalmente haría. Algo en el rostro de ella le decía que no le correspondería el gesto, y prefería ahorrarse aquella exposición a la mala educación - Estábamos a punto de irnos de paseo, ¿te molestaría acompañarnos? Quizá nos encontremos con algo peor que las cadenas... - dijo haciendo un gesto con su cabeza hacia la puerta.

[Cissy Macnair]

-Te sorprendería saber lo estrictos que son algunos gobiernos con respecto a los inmigrantes- pero luego cuando necesitaban refugio o inmunidad diplomática corrían a nuestros brazos como niños llorones hacia sus madres.

 

Estábamos abandonando el Alto Tribunal cuando una voz femenina proveniente de la sala nos hizo regresar sobre nuestros pasos y dimos con Juv, sentada en la silla con cadenas y sonriendo con su deje frío y manipulador que ya no llamaba la atención a nadie, por lo menos a los que la conocíamos. La saludé con un asentimiento de cabeza y luego miré a Nathan.

 

-Exactamente lo que dice tu compañero, Juv. Estábamos por dar un paseo por el Ministerio para conocer algunas de las leyes que nos rigen y a otros países- le indiqué con un movimiento de mi mano la salida y de inmediato volví a encaminarme hacia allí-. Dime algo, ¿qué leyes te gustaría conocer más a fondo? ¿Inmigración, exportaciones, enjuiciamiento de criminales... deportación? Justo hablaba con Nathan sobre las leyes que rigen algunos países como Turquía sobre la inmigración y la entrada de extranjeros a su territorio aunque sea por vacaciones. El gobierno muggle no suele ser tan estricto como el mágico, creeme- aclaré, antes de seguir mi marcha.

 

-Hace unos años las leyes dictaban que cuando un criminal extranjero era atrapado en nuestro territorio debíamos deportarlo a su país de origen para ser enjuiciado. Eso sigue vigente, pero ahora se han agregado otros puntos a la ley: si el criminal ha cometido actos vandálicos en el país que está visitanto, se puede enjuiciarlo y condenarlo ahí antes de deportarlo y la pena se sumará a la impuesta por las leyes de su país de residencia- comenté-. No es así, de todos modos, siempre. Si el criminal no ha hecho nada en otros países, entonces simplemente se lo deporta y listo. El Departamento de Cooperación Mágica Internacional poseía una red de espías y seguridad que se encargaba de "cazar" a estos magos... ¿sabían eso? Es muy interesante.

[Nate Weasley]

- Sobre eso, el otro día estaba leyendo un artículo muy interesante del profeta. - le dijo a su profesora mientras el trío se encaminaba hacia los ascensores - Era un artículo escrito por Marilyn Bagshot, la bisnieta de Bathilda, que hablaba sobre unos documentos escritos por su bisabuela, en los que se narraban los hechos de un crimen de una organización internacional que, precisamente por este tipo de leyes que tú dices, fueron enjuiciados simultáneamente por siete países de la Union Europea. Me encantaría leer más sobre el tema, pero no he encontrado nada en ningún registro público.

 

Los pasillos que daban camino hacia el ascensor se encontraban desiertos: parecía que aquella planta del ministerio solo tenía actividad cuando algún litigante estaba tomando un cargo o un juicio se estaba llevando a cabo. Nathan resopló, ansioso de ver las leyes mágicas en acción y pensando que en un día diferente de seguro podía venir a presenciar algún juicio como oyente, después de todo era su derecho como ciudadano presenciarlos dado que eran de carácter público. No obstante, al recordar el juicio que dos de sus colegas de la Orden del Fénix habían atravesado, una especie de espasmo atravesó la totalidad de su columna vertebral.

 

- Cissy, esta pregunta quizá suene un poco rara pero... ¿crees que la ley es perfecta? - inquirió una vez que hubiesen entrado al ascensor, esperando que su profesora marcara el piso correspondiente - Me refiero a que, en ocasiones, la justicia comete errores y acusa, o aún peor, condena a la persona equivocada. Sé que la justicia es imperfecta porque el hombre es imperfecto, pero la ley es una construcción humana, por tanto también podría ser imperfecta pero... ¿qué opinas tú?

[Kahlan Blackthorn]

─Deportar a un mago por los crímenes cometidos en otro país, no me parece del todo un castigo ejemplar…─intervino la Malfoy, mostrándose reacia a responder por sus acciones ante un tribunal ajeno al que debí juzgarla dentro de Londres. Entendía que cada país tenía protocolos que seguir, no por nada las leyes era algo que muchas veces era un arma de doble filo y no siempre se aplicaban de forma justa, al menos no ante los ojos de la rubia─¿Cómo se sabe qué clase de Ley aplicar en cada caso?...─cuestionó directamente a la Macnair.

 

─¿Quién decide qué clase de castigo debe imponerse?, ¿Qué ser es capaz de juzgar a otro sin tener cola que le pisen?...─cada una de sus preguntas tenían un porque, simplemente deseaba mostrar su punto de vista─La Ley no puede ser perfecta, ya que nada dentro del mundo que habitamos lo es…─agregò chasqueando la lengua. El castigar a un puñado de criminales por matar, asesinar, robar o infringir la ley, si que le resultaba cómico a todas luces─Podemos juzgar al resto por sus actos ilícitos, ¿Pero como tener la certeza que estos no han sido cometidos por necesidad o desesperación?…─no se colocaba en el sitio de esas personas, solo intentaba entender el modo en que eran castigadas.

 

─La tortura es una forma de aplicar la ley, el cortar la mano de un ser inocente o azotarlo hasta verlo sangrar. Yo creo que la Ley es algo contradictorio, no puede ser del todo justa o injusta…─no era piadosa, solo intentaba hilar todos los pensamientos que de un momento a otro se agolparon en su mente. Era complicado buscar la justicia, siendo un ser puramente oscuro y despiadado. Esperaba que Cissy entendiera su postura, aunque teniendo a un Fenixiano dentro de la clase, si que estaba aventurándose a jugarse algunas cartas.